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Luz de los Salmos sobre la calzada de la vidaLa Atalaya 1963 | 1 de febrero
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y no me siento con los inicuos.” “A sus ojos cualquiera despreciable ciertamente es rechazado.” “A cualquiera de ojos altivos y de corazón arrogante, no lo puedo soportar.” “Apártense de mí, malhechores, para que observe los mandamientos de mi Dios.”—26:5; 15:4; 101:5; 119:115.
Los Salmos también esclarecen la calzada de la vida mediante su consejo sabio con respecto a cuál debería ser nuestra actitud cuando vemos que los inicuos prosperan: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y quédense callados. Sacrifiquen los sacrificios de la justicia, y confíen en Jehová.” “No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. Pues los malhechores mismos serán arrasados, pero los que esperan en Jehová son los que poseerán la tierra.”—4:4, 5; 37:1, 9.
También, los Salmos iluminan por medio de mostrar lo que Dios aprueba y lo que desaprueba: “Oh Jehová, ¿quién será un invitado en tu tienda? . . . El que esté andando sin culpa y practicando la justicia y hablando la verdad en su corazón. No ha calumniado con la lengua. A su compañero no le ha hecho nada malo, y no ha levantado oprobio contra su conocido íntimo. . . . No ha tomado un soborno contra el inocente.” (15:1-3, 5) “Salvaguarda tu lengua de lo que es malo, y tus labios de hablar engaño. Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno; esfuérzate por hallar la paz, y sigue tras ella.” “Amadores de Jehová, odien lo que es malo.”—34:13, 14; 97:10.
Tenemos más luz sobre nuestra calzada mediante las mismas cosas por las que ora el salmista: “Los errores—¿quién los puede discernir? De pecados escondidos pronúnciame inocente. También de actos presuntuosos retén a tu siervo; no permitas que me dominen. En ese caso seré completo, y habré permanecido inocente de mucha transgresión. Los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón lleguen a ser agradables delante de ti, oh Jehová.” (19:12-14) “Oh Jehová, mi corazón no ha sido altivo, ni mis ojos han sido orgullosos.” “Pon guardia, sí, oh Jehová, para mi boca; pon vigilancia, sí, sobre la puerta de mis labios. Si el justo me hiriese, sería una bondad amorosa; y si me reprendiese, sería aceite sobre la cabeza, que mi cabeza no querría rechazar.”—131:1; 141:3, 5.
Verdaderamente, hoy día hay necesidad de luz, de luz espiritual para guía en la calzada de la vida. Ciertamente tal luz ha de hallarse en el libro de los Salmos, junto con otros libros de la Biblia, pues los Salmos contienen mucha historia, muchas profecías, doctrina correcta y una abundancia de exhortación excelente además de sus muchas canciones de alabanza a Jehová Dios y expresiones de confianza en Jehová Dios. “Produzcan melodía para Dios, produzcan melodía. Produzcan melodía para nuestro Rey, produzcan melodía. Porque Dios es Rey de toda la tierra; produzcan melodía, obrando con discreción.”—47:6, 7.
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Queja de un ministroLa Atalaya 1963 | 1 de febrero
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Queja de un ministro
● Después de terminar una semana de asistencia a fines de la primavera pasada a una conferencia de la Iglesia Unida del Canadá, el ministro J. A. Davidson escribió una columna en el Globe and Mail de Toronto quejándose acerca de “todas aquellas resoluciones pías.” Había notado por discusiones con amigos anglicanos, bautistas y presbiterianos “que en asambleas de sus iglesias la multiplicidad de las resoluciones pías tienen fuerza similar para atolondrar la mente y el corazón.” Recomendó que “pudiera con provecho dedicarse un día o dos a meditar en el dicho del obispo Esteban Neill: ‘Si ya no fuera cristiano y eclesiástico, creo que la cosa que más que toda otra me detendría de aceptar las responsabilidades de ser miembro de iglesia sería la trivialidad aparentemente irredimible de las iglesias.’”
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