La búsqueda de la paz
“Busque la paz y vaya en pos de ella. Porque los ojos de Jehová están sobre los justos y sus oídos atentos a su súplica.”−1 Ped. 3:11, 12.
1. ¿Cómo quiere uno que sea la vida, y cómo pintan los proverbios de Salomón este deseo?
¿QUÉ es la vida sin paz? ¿Quién quiere vida, aun vida eterna, sin paz? No la quieren ni el hombre ni la mujer de término medio. La vida que no tenga tranquilidad o esté libre de perturbaciones irritantes hace que la persona anhele huir. Esto se representó bien en los proverbios del rey Salomón, que se casó muchas veces: “Las contiendas de una esposa son como un techo que gotea que lo ahuyenta a uno.” “Mejor es morar en un rincón de un techo que con una esposa pugnaz, aunque en una casa en común.” (Pro. 19:13; 21:9) Aunque viviese en una casa grande y amplia, la persona preferiría refugiarse en el rincón más remoto de ella para escaparse de quien lo irritara y perturbara.
2. ¿Qué pregunta se suscita tocante al hombre que quiero la vida, y cómo es que tenemos la respuesta inspirada y probada a la pregunta apremiante?
2 Hoy, cuando no hay rincón remoto en esta tierra amplia hacia el cual escaparse de las dificultades, peligros y malos efectos de esta era sideral, de bombas nucleares, ¿quién hay que no quiera la vida con paz, para que vea días buenos? Esta pregunta es antigua, sin duda tan antigua como la existencia de la dificultad y la injusticia en nuestra tierra. Feliz fue el hombre que suscitó la pregunta, no con falta de esperanza ni en desamparo, sino con la habilidad para dar la respuesta comprobada a la pregunta apremiante. Su respuesta fue algo de lo cual cantar con acompañamiento musical, y por eso se incluyó en el inspirado Libro de los Salmos. Ha sido preservada por más de tres mil años para nuestro provecho en este día de dificultad, angustia y temor mundiales de cosas más terribles todavía por venir. Hablando como habla un maestro experimentado a sus discípulos, el salmista David, que fue rey de Jerusalén y padre del rey Salomón, dijo:
3. ¿Cómo planteó la pregunta y la contestó David en un salmo suyo?
3 “Vengan, hijos, escúchenme; el temor de Jehová es lo que les enseñaré. ¿Quién es el hombre que se está deleitando en la vida, que está amando bastantes días para ver lo que es bueno? Salvaguarda tu lengua de lo que es malo, y tus labios de hablar engaño. Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno; esfuérzate por hallar la paz y sigue tras ella. Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda. El rostro de Jehová está contra los que hacen lo que es malo, para arrasar la mención de ellos de la mismísima tierra.”—Sal. 34:11-16.
4, 5. (a) ¿Cómo mostró el apóstol Pedro que las palabras de David constituyeron consejo también para los cristianos? (b) ¿En apoyo de qué exhortación cita Pedro las palabras de David?
4 No piense nadie que este consejo es sólo para judíos. Más de mil años después del rey David, un apóstol cristiano citó las palabras de David y las dirigió a cristianos en diversas partes de Asia. Este fue el apóstol Simón Pedro, que había cambiado su religión del judaísmo corrupto o religión corrupta de los judíos de su día al cristianismo puro como fue establecido originalmente por Jesucristo hace diecinueve siglos. Así el apóstol Pedro hizo que las palabras inspiradas de David constituyeran parte de las Escrituras Cristianas. Mostró que las palabras de David también eran consejo para los cristianos. Pedro imitó a Jesucristo, quien muchas veces citó de los salmos de David y los aplicó al cristianismo. En su primera carta a los cristianos Pedro les dice que sean diferentes de lo que es la cristiandad hoy día, porque el proceder de la cristiandad no ha conducido a las bendiciones de vida eterna con paz y días buenos. Por eso Pedro cita las palabras de David y dice:
5 “Finalmente, todos ustedes sean del mismo ánimo, mostrando compasión mutua, ejerciendo amor fraternal, tiernamente afectuosos, humildes de ánimo, no devolviendo mal con mal ni injuria con injuria, sino, por lo contrario, dando una bendición, porque ustedes fueron llamados a este derrotero, a fin de que hereden una bendición. Pues, [ahora citando las palabras de David] ‘el que quiera amar la vida y ver buenos días, que reprima su lengua de lo que es perjudicial y sus labios de hablar engañosamente, pero que se aparte de lo que es perjudicial y haga lo que es bueno; que busque la paz y vaya en pos de ella. Porque los ojos de Jehová están sobre los justos y sus oídos atentos a su suplica, pero el rostro de Jehová está contra los que hacen cosas perjudiciales.’”—1 Ped. 3:8-12, nota al pie de la página.
6. ¿Por qué parece difícil de contestarse hoy en día la pregunta acerca de amar la vida, pero cómo dijo Jesús que reaccionaran los cristianos a los sucesos y condiciones desde 1914 d. de J.C.?
6 ¿Nos deleitamos en vivir? ¿Amamos la vida? Tal pregunta quizás parezca difícil de contestarse ahora cuando nuestro vivir en el futuro puede significar el arriesgarnos a arrostrar la peor dificultad, los peores días que la humanidad haya experimentado desde su creación, con escasa esperanza de sobrevivir. Cierto, la batalla del Armagedón, la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” se acerca rápidamente. (Apo. 16:14, 16) Pero el gran Profeta de Dios, quien predijo tanto esa guerra universal como todos los terribles sucesos que la precederían desde 1914 d. de J.C. en adelante, dijo a sus seguidores verdaderos que vieran estos mismísimos sucesos y condiciones desde un punto de vista optimista: “Pero al empezar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se está acercando. . . . Noten la higuera y todos los otros árboles: Cuando ya brotan, observándolo, ustedes saben por ustedes mismos que ahora el verano se acerca. De este modo ustedes también, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca. Verdaderamente les digo: Esta generación de ninguna manera pasara hasta que sucedan todas las cosas.”—Luc. 21:26, 28-32.
7. ¿Por qué, entonces, debemos correctamente estar “amando bastantes días para ver lo que es bueno”?
7 Días buenos, los mejores días hasta ahora, se hallan delante de nosotros, y hay algo, sí, todo, por lo cual vivir. Debemos deleitarnos en la vida, debemos amar la vida, porque sin la vida jamás podríamos gozar de estos días buenos bajo el reino establecido de Dios. Correctamente, entonces, como dijo el salmista David, debemos ‘amar bastantes días para ver lo que es bueno.’
PAZ ¿CON QUIÉNES?
8. Para hacer que nuestro deleite y amor a la vida se cumplan, ¿qué dijeron David y Pedro que tenemos que buscar, y eso con quiénes?
8 Sin embargo, si queremos que se cumpla nuestro deleite en la vida, nuestro amor a ella, tanto David como el apóstol Pedro dicen que tenemos que buscar la paz y hallarla, primero. Apropiadamente surge la pregunta: Paz ¿con quiénes? ¿Paz con el hombre, con nuestros semejantes humanos? Sí. Pero no es posible hacerlo salvo que alcancemos la paz con algún otro primero. Se debe a que la cristiandad no ha alcanzado la paz con este necesarísimo que no haya paz aun entre las naciones, tribus y familias de la cristiandad. ¿Quién, entonces, es ese importantísimo? Exactamente quién es ése lo indicó correctamente el famoso estadista inglés del siglo dieciocho, Guillermo Pitt, el conde de Chatham, cuando dijo a su sobrino: “Si no estás bien con Dios, jamás puedes estarlo con el hombre; y esto es cierto por siempre, acéptenlo o no los inteligentes y libertinos.”
9. (a) Para estar verdaderamente en paz con el hombre, ¿qué se requiere, y cómo dijeron David y Pedro más que el estadista Guillermo Pitt sobre esto? (b) Con ese fin, ¿qué aceptaremos, y por qué no desearemos que Su rostro esté contra nosotros?
9 Es igualmente cierto que, si uno no está en paz con Dios, realmente no puede estar en paz con el hombre, la criatura de Dios. Tanto el salmista David como el apóstol Pedro dijeron esto, aunque estuvieron separados por más de mil años. De hecho, ellos dijeron más que Guillermo Pitt, porque ellos nombraron o identificaron al Dios con quien necesitamos estar en paz primero. Probando que es absolutamente necesario hallar paz con Dios primero, David reforzó su consejo de esforzarse por hallar la paz y seguir tras ella diciendo en los mismísimos versículos siguientes: “Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda. El rostro de Jehová está contra los que hacen lo que es malo, para arrasar la mención de ellos de la mismísima tierra.” El apóstol Pedro cita los versículos del salmo de David en el mismo orden. Además, el consejo de David sobre disfrutar de días buenos sigue a la exhortación que él dirige a los que aman la vida: “Vengan, hijos, escúchenme; el temor de Jehová es lo que les enseñaré.” Si tenemos temor inteligente de Dios, cuyo nombre es Jehová, ante todo desearemos buscar la paz con él y por consiguiente aceptaremos la enseñanza que necesitamos. No desearemos que el rostro de Jehová, esté contra nosotros, porque eso querría decir la mismísima pérdida de la vida, el arrasar toda mención de nosotros de la misma tierra, el borrar nuestro mismísimo nombre.
10 ¿Significa Lucas 2:14 que todo el género humano está en paz con Dios y que tiene su buena voluntad, y cómo sabemos si esto es así?
10 Pero, ¿por qué es con Jehová Dios que tenemos que buscar la paz? ¿No es verdad que, al nacer su Hijo celestial Jesús en Belén, una multitud de ángeles dijo las palabras que la cristiandad canta por el tiempo de la Navidad: “¡Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad!”? ¡Sí! Pero las palabras según las cantaron los ángeles no significan que todo el género humano se halla en paz con Dios y tiene Su buena voluntad. (Luc. 2:14, Mod) Tanto la Versión Revisada Inglesa de 1881 como la Versión Americana Normal de 1901 vierten las palabras angelicales: “¡Gloria a Dios en lo más alto, y en la tierra paz entre hombres en quienes él se complace bien!” Una Traducción Americana lee: “¡Paz a los hombres que él favorece!” La versión católica romana del monseñor R. A. Knox lee: “Paz en la tierra a los hombres que son amigos de Dios.” La Versión Hispano-Americana lee: “Paz entre los hombres, que son de su agrado.” El margen de la Traducción del Nuevo Mundo dice: “En la tierra paz entre los hombres a quienes él aprueba.” Sólo es con los hombres a quienes Jehová Dios favorece y aprueba y que por lo tanto son sus amigos que él está en paz. Sólo es en ellos que sus ojos se fijan favorablemente. Sólo al clamor por ayuda de parte de ellos tiene Él abiertos los oídos.
11. ¿Por qué debería ser esto así, aunque el primer hombre fue creación directa de Dios?
11 ¿Por qué debería ser esto así? ¿No es el hombre la creación directa de Dios? Sí, el hombre perfecto Adán fue creación directa de Dios. Por consiguiente Lucas 3:23-38, cuando determina la línea humana de ascendencia de Jesucristo remontándose hasta el primer hombre sobre la tierra, termina diciendo “el hijo de Adán, el hijo de Dios.” Sin embargo, todos somos descendientes de Adán después de que él hubo pecado contra su Creador y hubo perdido su perfección humana. El rey más sabio de tiempos antiguos, Salomón, dijo: “No hay hombre que no peque.” (1 Rey. 8:46) También el rey David dijo: “Todos se han desviado, todos a una son corruptos, no hay nadie que haga el bien, ni siquiera uno.” (Sal. 14:3) Mil años después el apóstol cristiano Pablo dijo: “No hay distinción. Porque todos han pecado y están lejos de la gloria de Dios, . . . por medio de un solo hombre[Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” (Rom. 3:22, 23; 5:12) Todos, seamos judíos naturales o no judíos, hemos descendido del pecador Adán. Por lo tanto todos nosotros venimos bajo la regla del pecado, y todos nosotros nos encaramos con el salario que paga el pecado a sus siervos, lo cual es muerte. “Por la transgresión del un hombre la muerte gobernó como rey por medio de ése . . . Porque el salario que paga el pecado es muerte.” (Rom. 5:17; 6:23) El mismo hecho de que todos los hombres mueren demuestra que todos son pecadores contra Jehová Dios, quien pronunció la condenación de la muerte.
12. En cuanto a la relación del hombre con Dios ¿qué fue lo que el pecado destruyó, y qué textos bíblicos muestran a quién está obedeciendo el género humano?
12 Fue el pecado lo que destruyó la paz del hombre con Dios, la situación o condición aprobada del hombre ante Dios. El género humano llegó a ser siervo del pecado y del espíritu inicuo que principió el pecado a través del universo, Satanás el Diablo, el principal adversario de Jehová Dios. A los hombres que son pagados de su propia rectitud quizás no les guste que se les diga que son siervos del autor del pecado, pero dejan ver a quién sirven al obedecer a ese individuo. La Palabra de Dios dice: “¿No saben que si siguen presentándose a cualquiera como esclavos para obedecerlo, ustedes son esclavos de él porque le obedecen, ya sea del pecado con muerte en perspectiva o de la obediencia [a Dios] con justicia en perspectiva?” (Rom. 6:16) Uno de los últimos libros de la Biblia que se escribieron dice, arrolladoramente: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19) Aun a los cristianos se escribió: “Estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu [Satanás] que ahora opera en los hijos de la desobediencia. Sí, entre ellos todos en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, haciendo las cosas que la carne y los pensamientos querían, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás.” (Efe. 2:1-3) “En verdad, ustedes que en otro tiempo estaban alejados y eran enemigos porque su mente estaba en las obras que eran inicuas, él ahora los ha reconciliado otra vez.”—Col. 1:21.
13. ¿Qué necesitan todos los hombres en cuanto a sus relaciones con Dios, en armonía con lo que rogaron Pablo y Timoteo como embajadores?
13 Si hombres que son cristianos no sólo de nombre sino también en su modo de vivir estuvieron alejados de Dios en otro tiempo y eran enemigos de Él a causa de su mente y obras, ciertamente, entonces, todos los hombres que no han llegado a ser cristianos verdaderos han de estar alejados y han de ser enemigos para con Jehová Dios. Necesitan reconciliarse o hacerse amigos de Dios, si anhelan el cesar de ser “hijos de la ira” sujetos a la destrucción durante la guerra que se acerca, la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” Necesitan hacer lo que el apóstol Pablo y su compañero misional Timoteo rogaron que hicieran: “Todas las cosas vienen de Dios, el cual nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo. . . . y él encargó el mensaje de la reconciliación a nosotros. Somos por lo tanto embajadores substituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica mediante nosotros. Como substitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’”—2 Cor. 5:18-20.
14. En la antigüedad, ¿qué significaba el enviar embajadores, por qué son extraordinarias las condiciones fijadas por el que envió a Pablo y Timoteo?
14 En los días de Pablo y Timoteo, cuando se enviaban embajadores, quería decir, no relaciones pacíficas entre los países o los gobiernos, sino hostilidades. Los embajadores se enviaban a los que eran hostiles para tratar de establecer relaciones pacíficas entre los que se hallaban en enemistad. En el caso de Pablo y Timoteo, sin embargo, no es la parte más débil de las partes hostiles la que envía los embajadores. Es el Dios Todopoderoso Jehová quien los envía. Muestra su misericordia al enviarlos, a fin de salvar a tantos como sea posible de la destrucción al reconciliarse con él. Siendo por mucho la más fuerte de las dos partes, Jehová Dios es El que hace posible la paz consigo mismo. Por eso, en Isaías 45:7, él dice: “Haciendo paz y creando calamidad, yo, Jehová estoy haciendo todas estas cosas.” El por lo tanto dicta las condiciones para la paz. No somos nosotros los que establecemos las condiciones para la paz. No obstante sus condiciones no son duras, sino misericordiosas y viables; y sirve nuestros mejores intereses el aceptarlas agradecidamente.
CÓMO BUSCAR
15, 16. (a) Al buscar la paz con Él, ¿cómo mostramos fe y sinceridad, y por medio de quién se halla el camino a la paz? (b) ¿Cómo habían estado buscando los judíos naturales una situación o condición aprobada con Dios, pero qué necesitaban para sus pecados?
15 ¿Cuáles, entonces, son sus condiciones? ¿Cómo podemos nosotros como “hijos de la ira” buscar y hallar la paz con Jehová Dios? Sus condiciones para la paz se expresan plenamente en su Palabra escrita, las Santas Escrituras, la sagrada Biblia. Al buscar la paz con Dios emprendemos el derrotero correcto, y mostramos nuestra fe y nuestra sinceridad al estudiar toda la Biblia, no sólo las antiguas Escrituras Hebreas que tuvieron Jesús y sus apóstoles, sino también las Escrituras Cristianas Griegas. La Palabra de Dios declara directamente que sólo hay una manera mediante la cual podemos reconciliarnos o hacernos amigos con Él. Esa manera es por medio de su amado Hijo celestial Jesucristo. Jehová Dios envió a este Hijo desde el cielo a la tierra, a la nación de Israel. De consiguiente, este Hijo nació milagrosamente de una virgen judía y por eso nació como judío, israelita. Durante tres años y medio, de 29 a 33 d. de J.C., predicó el reino de Dios exclusivamente a los israelitas, tanto pública como privadamente. Los israelitas o judíos pecaminosos por mucho tiempo habían tratado de salirse de debajo de la condenación a la muerte esforzándose por cumplir la Ley que Dios había dado exclusivamente a la nación judía; pero debido a la perfección de la Ley los judíos no pudieron cumplirla.
16 La ley que Dios dio por medio del profeta Moisés sólo hizo más manifiesto lo pecaminoso que eran. Condenaba explícitamente a los judíos como pecadores. Eso explica por qué tenían que ofrecer sacrificios animales año tras año a fin de obtener un limpiamiento pictórico del pecado y seguir en su relación pactada con Jehová Dios. Necesitaban un sacrificio mejor que víctimas animales. Necesitaban un sacrificio humano perfecto que fuese ofrecido por ellos y por todo el género humano.
17. ¿Cómo se proveyó el sacrificio necesario, cómo se les informó a los israelitas, y cómo reaccionaron a la información?
17 Ningún hombre aun en la nación de Israel era perfecto de cuerpo y mente y capaz de ofrecerse como sacrificio humano acepto. Por eso Dios tuvo que enviar a su Hijo celestial, dejar que naciera como niño humano perfecto con un Padre celestial, dejar que creciera hasta el estado de hombre perfecto como el de Adán en el jardín de Edén y luego dejar que él mismo se ofreciera como el sacrificio humano perfecto que se necesitaba. Antes de morir como sacrificio por los pecados de todo el género humano, Jesucristo y sus doce apóstoles y otros setenta evangelizadores predicaron a los israelitas de Palestina. Por lo tanto a los israelitas o judíos no se les dejó ignorantes en cuanto a cuál era la manera de entrar ellos en una paz duradera con Dios. Está escrito: “Él envió la palabra a los hijos de Israel para declararles las buenas nuevas de paz por medio de Jesucristo: Este es Señor de todos los demás.” (Hech. 10:36) De los millones de judíos bajo la ley de Dios por medio de Moisés, sólo un resto aceptó las buenas nuevas y entró en la paz con Dios por medio de Jesucristo. Los demás de la nación judía trataron de crear su propio estado de aprobación o justificación con relación a Dios al continuar tratando orgullosa pero infructuosamente de cumplir la ley que Dios dio por medio de Moisés con sus ineficaces sacrificios animales, sacrificios subhumanos.
18. ¿Cómo mostró Dios que él es el que provee las condiciones o medios para tener paz con él, y por lo tanto cómo se le llama?
18 El hecho de que Dios es Aquel que crea las condiciones o medios para la paz consigo mismo se revela por el hecho de que él proveyó a su Hijo unigénito desde el cielo como perfecto sacrificio humano. “Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna.” (Juan 3:16) Dios no sólo envió su Hijo a la tierra y dejó que muriera a manos de los enemigos de Dios como sacrificio humano perfecto, inmaculado, sino que también hizo posible que el valor de este sacrificio fuese presentado a Él en el cielo a favor de los hombres que quieren paz con Dios. ¿Cómo hizo esto Dios? Dios mediante su omnipotencia levantó a Jesucristo de entre los muertos como hijo celestial o espíritu otra vez y lo hizo volver al cielo. Así, con el valor de la sangre vital de su sacrificio, Jesús pudo entrar en la presencia de Dios a fin de que se hiciera un nuevo pacto de paz. Al hacer tal provisión para la paz con la humanidad Jehová es el Dios de la paz. En este respecto especial él se llama el “Dios de paz, el cual hizo subir de entre los muertos al gran pastor de las ovejas con la sangre de un pacto eterno, nuestro Señor Jesús.”—Heb. 13:20.
19. Al buscar la paz, ¿qué necesitamos obtener para guía completa?
19 Por lo tanto podemos apreciar por qué, al esforzarnos por hallar la paz, necesitamos obtener conocimiento, conocimiento acertado, no sólo de Jehová Dios, sino también de su Hijo Jesucristo sacrificado amorosamente. Por medio de sus treinta y nueve libros en hebreo de la Santa Biblia los judíos a lo más sólo pueden conseguir conocimiento parcial. Eso no basta. El conocimiento adicional de los veintisiete libros de las Escrituras Cristianas Griegas escritos por inspirados seguidores judíos de Jesucristo también se necesita para completar nuestro conocimiento y entendimiento y para hacer acertado nuestro conocimiento. Si no tenemos el conocimiento acertado, que abarca el conocimiento no sólo de Dios sino también de Jesús, no podemos obtener la paz que deseamos. Por eso el inspirado escritor bíblico Pedro, al expresar su oración a favor de los buscadores de la paz a quienes escribió su primera carta, dijo: “Que la bondad inmerecida y la paz les sean aumentadas a ustedes [¿cómo?] mediante un conocimiento acertado [¿de qué?] de Dios y de Jesús nuestro Señor, por cuanto su poder divino nos ha dado abundantemente todas las cosas que atañen a la vida y a la devoción piadosa, por medio del conocimiento acertado de aquel que nos llamó por medio de gloria y virtud.”—2 Ped. 1:2, 3.
20. Por eso, para disfrutar de paz con Dios, ¿qué tenemos que aceptar con fe?
20 Por más que busquemos, jamás hallaremos paz con Dios si no obtenemos conocimiento acertado tocante a Jesucristo y aceptamos el sacrificio por los pecados que Dios proveyó en su Hijo. Los judíos, a causa de conocimiento parcial, tratan de establecer su propio estado de aprobación con relación a Dios sin el limpiamiento del pecado que la sangre del sacrificio de Jesús provee para nosotros. En vez de confiar en nuestras propias obras de justicia según la Ley dada a los judíos por medio de Moisés, tenemos que cifrar la fe plena en el sacrificio de Jesucristo que quita el pecado. De otro modo no podemos disfrutar de ninguna paz con Dios.
21. (a) Debido a ser declarados justos, ¿de qué disfrutan los cristianos? (b) ¿Cómo predijo Isaías la falta que hacía el sacrificio de Jesús, y en qué resulta el que cifremos nuestra esperanza en Jesús?
21 Por consiguiente a los cristianos a quienes se les había imputado justicia por medio de la fe en el Hijo de Dios, el apóstol Pablo escribió: “Por esto, ahora que hemos sido declarados justos como resultado de la fe, gocemos de paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Mucho más, pues, dado que hemos sido declarados justos ahora por su sangre, seremos salvados mediante él de la ira.” (Rom. 5:1, 9) El sacrificio de Jesucristo es absolutamente necesario para hacer nuestra paz con Dios y escaparnos de su ira. Mucho tiempo antes el profeta Isaías había predicho tocante al sacrificio de Jesús: “Se le estaba traspasando por nuestra transgresión; se le estaba aplastando por nuestros errores. El castigo que era para nuestra paz estuvo sobre él, y debido a sus heridas ha habido una curación para nosotros.” (Isa. 53:5) La paz con Dios trae gozo, pero no podemos contar con que Dios nos llene de tal paz a menos que creamos en el Hijo a quien él castigó para que pudiésemos conseguir paz. Está escrito: “‘En él cifrarán las naciones su esperanza.’ Que el Dios que da esperanza los llene de todo gozo y paz mediante el creer ustedes, para que abunden en esperanza con poder de espíritu santo. Que el Dios que da paz esté con todos ustedes.” (Rom. 15:12, 13, 33) Si Dios está con nosotros, en verdad conoceremos la plenitud de la paz.
22. ¿Por qué es en vano que hasta este día los judíos naturales confíen en su circuncisión de la carne?
22 Los judíos naturales continúan confiando en que su prepucio sea circuncidado como demostración de justicia. Procediendo así, jamás gozarán de la paz con Jehová, que en otro tiempo fue el Dios del Israel natural. La circuncisión carnal no es lo que vale ahora con el que en un tiempo fue su Dios. Lo que vale es que caminemos o nos comportemos según los principios o reglas de una nueva personalidad cristiana, una nueva creación espiritual sobre la cual Jesucristo es la cabeza. Eso es lo que resultará en paz con el Dios del Israel espiritual. Nuestro corazón tiene que ser circuncidado o purificado para la justicia. El converso judío Pablo desistió de su confianza orgullosa en su circuncisión carnal como judío natural y escribió a los que creían en Jesucristo: “Porque ni la circuncisión es algo ni la incircuncisión, sino la nueva creación es algo. Y todos los que andarán ordenadamente por esta regla de conducta, sobre ellos sea la paz y la misericordia, aun sobre el Israel de Dios.”—Gál. 6:15, 16; Fili. 4:9; Gál. 5:25; 2 Cor. 5:17.
LA “GRANDE MUCHEDUMBRE” DE BUSCADORES DE LA PAZ
23. De acuerdo con Isaías 27:1-5, ¿cómo han hecho la paz con Dios los israelitas espirituales de hoy día, pero particularmente desde 1935 quiénes los han seguido en este derrotero?
23 En este día cuando Jehová Dios matará al gran Leviatán simbólico (la organización visible del Diablo) pero cuando salvaguardará constantemente su viñedo espiritual (su propia organización visible sobre la tierra), el consejo amistoso de Jehová a todo el que quiera disfrutar de protección y preservación es: “Que se afiance él de mi fortaleza, que haga la paz conmigo; que la paz haga conmigo.” (Isa. 27:1-5) Los creyentes que componen el viñedo espiritual de Jehová, el Israel espiritual de Dios, han hecho la paz con él al salir de debajo de la organización leviatánica del Diablo. Sin embargo, en años recientes, particularmente desde 1935, ha habido centenares de miles de personas que no son miembros del Israel espiritual de Dios que han oído y obrado en armonía con el consejo de Jehová Dios. Han seguido al resto del Israel espiritual de Dios saliendo del mar de la humanidad en el cual opera el inicuo Leviatán, y han hecho la paz con Jehová Dios por medio de la sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios. En Apocalipsis 7:9, 10 se representan como una grande muchedumbre, de entre todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas y atribuyen su condición de salvos a Dios y a su Hijo Jesucristo, diciendo: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero.”
24. ¿Cómo describe Apocalipsis 7:14-17 la manera en que entraron en su condición pacífica?
24 Debido a que los que se hallan en esta grande muchedumbre innumerable buscan la paz con Dios y consiguen una condición limpia o correcta con relación a él por medio de la fe en la sangre limpiadora de Jesucristo, Apocalipsis 7:14-17 describe cómo entran en su condición pacífica, diciendo: “Han lavado sus mantos y los han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le rinden servicio sagrado día y noche en su templo, y el que está sentado en el trono [Dios] extenderá su tienda sobre ellos. Ellos ya no tendrán más hambre ni tendrán más sed, ni los agobiará el sol ni cualquier otro calor abrasador, porque el Cordero [Jesucristo] que está en medio del trono los pastoreara, y los conducirá a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de sus ojos.”
25. ¿Por quién en la antigua ciudad de Jericó fue representada esta “grande muchedumbre,” y en qué respectos?
25 Esta “grande muchedumbre” fue representada antiguamente por la cananea llamada Rahab en los días de Josué, el sucesor de Moisés. La ciudad de Rahab en Canaán era Jericó y esta ciudad fue condenada a la destrucción con todos sus habitantes. Rahab y su familia se escaparon de la destrucción cuando Jehová Dios derribó los muros de Jericó con gran sacudimiento y los hombres de Israel, que habían marchado alrededor de Jericó durante siete días, entraron en la ciudad falta de protección y mataron a sus habitantes inicuos. ¿Cómo fue posible eso? Porque ella hizo la paz con el Dios de Israel. Ella no entregó a los dos espías a quienes Josué envió a la ciudad y los cuales hallaron albergue en la posada de Rahab. (Jos. 2:1-21; 6:1-25) Sobre esto las Escrituras Cristianas Griegas dicen: “Por fe los muros de Jericó cayeron después que se había andado alrededor de ellos por siete días. Por fe Rahab la ramera no pereció con los que obraron desobedientemente, porque ella recibió a los espías de manera pacífica.”—Heb. 11:30, 31.
26. ¿Por los hombres de qué ciudad de Canaán fueron prefigurados los de la “grande muchedumbre” de sobrevivientes y procediendo de qué manera?
26 Esta misma “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” también fue prefigurada por los hombres de la ciudad de Gabaón. Esta ciudad de Canaán también estaba condenada para ser destruida por los ejércitos israelitas de Jehová que estaban bajo Josué. El nombre Josué se pronunciaba Jesús por los griegos; y, en realidad, Josué representó proféticamente a Jesucristo, que ha llegado a ser el Oficial de Dios para ejecutar juicio divino. (Hech. 7:45; Heb. 4:8) Extraño como parezca, la ciudad de Gabaón y tres ciudades vecinas se escaparon de la destrucción que Josué ejecutó sobre las otras ciudades de Canaán. ¿A qué se debió esto? Otra vez fue un caso de hacer la paz con Jehová Dios antes de que llegara su ejecutor. Días antes de que Josué y sus fuerzas se acercaran, los gabaonitas enviaron a sus embajadores bajo un disfraz al campamento de Josué y pidieron la paz con Jehová Dios y su pueblo. Ofrecieron una rendición completa de ellos mismos a Él por medio de Josué.
27. Semejante a lo que les resultó a esos hombres antiguos, ¿qué le resultará a la “grande muchedumbre” de buscadores de la paz?
27 ¿Cuál fue el resultado? El registro contesta: “Y Josué se puso a hacer paz con ellos y a concluir un pacto con ellos para dejarles vivir, de modo que los príncipes de la asamblea [de Israel] les juraron.” (Jos. 9:15) Semejante a aquellos antiguos gabaonitas no israelitas, la “grande muchedumbre” de buscadores de la paz de hoy día se rinde en dedicación completa a Jehová Dios por medio de Jesucristo ahora antes de que estalle el Armagedón. Por lo tanto el Josué Mayor, Jesucristo, los salva de la destrucción en esa guerra universal. Semejantes al resto de israelitas espirituales, los de esa grande muchedumbre aman la vida. Desean ver una eternidad de días buenos bajo el reino de Dios. Por eso hoy siguen el consejo de David y de Pedro en cuanto a la paz.
[Nota]
Como se muestra en la nota al pie de la página sobre 1 Pedro 3:8-12 de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Cristianas Griegas (en inglés) nueve diferentes traducciones hebreas de las Escrituras Cristianas Griegas tienen “Jehová” o “Yahweh” aquí porque el apóstol Pedro está citando de las palabras de David en hebreo, donde se halla este nombre del Dios Todopoderoso.