“Felices son los de genio apacible”
¡CUÁNTO hay en que meditar en las “bienaventuranzas” o “felicidades” que Jesucristo pronunció en su Sermón del Monte! Podemos estudiarlas y meditar en ellas con mucho provecho para la mente y el corazón, pues están literalmente impregnadas de sabiduría divina, profecía inspirada y principios justos. Todo esto aplica, por ejemplo, a la tercera de estas felicidades, “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.”—Mat. 5:5.
¿Qué quiere decir ser de genio apacible, y quiénes son los de genio apacible que heredarán la tierra? El ser de genio apacible significa ser amable en conducta o acción, no siendo áspero ni insensible. La palabra griega que aquí se vierte “de genio apacible” es praús. Tiene el significado de amabilidad junto con poder; fuerza bajo dominio. Es una palabra que también se usa para describir a un animal salvaje que ha sido amansado.
¿Quiénes son los de genio apacible que heredarán la tierra? Ciertamente incluirían a Jesucristo mismo, pues, entre todos los hombres que han vivido en esta Tierra, él fue sin igual en genio apacible. Como él mismo dijo: “Vengan a mí, . . . porque soy de genio apacible.” Concerniente a él y su entrada triunfal a Jerusalén, está escrito: “¡Mira! Tu Rey viene a ti, de genio apacible.”—Mat. 11:28, 29; 21:5.
El que Jesucristo, como el preeminente entre los de genio apacible, heredará la Tierra lo afirman otros textos. Jehová Dios lo ha nombrado para ser el “heredero de todas las cosas,” entre ellas esta Tierra. De hecho, ‘las naciones han de ser su herencia, y los cabos de la tierra su posesión.’—Heb. 1:2; Sal. 2:7, 8.
Jesucristo comparte esta herencia, como también lo hace con el dominio del Reino, con sus seguidores ungidos, pues ellos han de ser “herederos por cierto de Dios, mas coherederos con Cristo.” Estos son los que el apóstol Juan vio en visión de pie sobre el monte Sion celestial y cuyo número ascendía a 144.000.—Rom. 8:17; Rev. 14:1.
Por lo tanto, aunque la declaración “felices son los de genio apacible” aplica específica y primariamente a Jesucristo y a sus asociados en su Reino, no obstante, expone un principio que tiene una aplicación más amplia. Como escribió el salmista David: “Solo un poco más de tiempo, y ya no existirá el inicuo; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no estará. Pero los mansos mismos poseerán la tierra.”—Sal. 37:10, 11.
Sí, en el predicho nuevo orden venidero, después que Dios el Todopoderoso haya desarraigado toda la iniquidad de la Tierra, solamente quedarán los de genio apacible o mansos. Estos la “poseerán,” por cuanto la tendrán a su cargo por Jesucristo y sus asociados en el Reino. Entonces hasta los animales inferiores serán todos de genio apacible, pues entonces no habrán más bestias salvajes rencorosas y voraces: “No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas están cubriendo el mismísimo mar.”—Isa. 11:6-9.
Aún hay más significado en las palabras de Jesús, pues declaran un principio general, a saber, que los que son de genio apacible serán felices. ¿Cómo es esto? Entre otras cosas, les es más fácil aceptar instrucción. Es por eso que el discípulo Santiago escribió que el cristiano debería ser “presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” y que todos “acepten con apacibilidad la implantación de la palabra que puede salvar sus almas.”—Sant. 1:19-21.
La persona de genio apacible permanece tranquila bajo provocación, lo cual da lugar a mejores relaciones con otros y que, a su vez, conduce a hacerla feliz. Está propensa a la paz, que es un estado feliz, tal como puede apreciarse del consejo a los cristianos de que “no hablen perjudicialmente de nadie, que no sean belicosos, que sean razonables, desplegando toda apacibilidad para con todos los hombres.”—Tito 3:2.
El ser de genio apacible también brinda felicidad por cuanto es lo diametralmente opuesto a ser de genio acalorado. La persona de genio iracundo es la que no puede dominarse bajo provocación, con el resultado de que dice y hace cosas que después lamentará profundamente, haciéndola muy infeliz. Como lo expresa el proverbio inspirado: “La respuesta, cuando es apacible, aleja la cólera, pero la palabra que causa dolor hace surgir la cólera.” ¡Cuán cierto! Por eso es que se aconseja a los cristianos maduros en posiciones responsables a tratar apaciblemente con los que yerran, para poder hacer el mayor bien posible.—Pro. 15:1; Gál. 6:1.
¿Qué le ayudará a estar entre los felices que son de genio apacible? El conocimiento de la Palabra de Dios y el tener Su espíritu. (Gál. 5:22, 23) Principalmente la humildad le ayudará a ser de genio apacible, pues las dos cualidades parecen ir juntas. Es por eso que Jesús dijo: “Soy de genio apacible y humilde de corazón,” y el apóstol Pablo aconsejó: “Anden de una manera digna . . . , con completa humildad de mente y apacibilidad.” “Vístanse de . . . bondad, humildad de mente, apacibilidad.”—Mat. 11:29; Efe. 4:1, 2; Col. 3:12.
La persona modesta, que no piensa más de sí misma de lo que debiera pensar, la persona humilde, que es de mente humilde, no estará tan propensa a ofenderse, no se enojará tan fácilmente por cosas irritantes como la persona altiva u orgullosa, y, por lo tanto, no estará tan propensa a cometer un error por dar expresión al genio iracundo. Cuando uno toma tiempo para reflexionar no puede menos que apreciar y entender que el dar expresión a palabras o acciones con ira significa de hecho castigar a otro, ya sea intencionalmente o no. Evidentemente, la persona humilde y modesta está menos propensa a presumir hacer esto que la persona orgullosa. El arcángel Miguel nos puso un buen ejemplo en lo que a esto se refiere, pues al contender con Satanás el Diablo acerca de cierto asunto, no usó habla abusiva, iracunda, acalorada, sino que permaneció tranquilo, apacible, diciendo sencillamente: “Que Jehová te reprenda.”—Jud. 9.
Verdaderamente hay mucho en que meditar en las palabras de Jesús: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.” Constituyen profecía inspirada, contienen sabiduría divina y declaran un principio justo para que todos lo sigan.—Mat. 5:5.