‘¡Juzga, oh Jehová!’
“Jehová juzgará los pueblos: Júzgame, oh Jehová, conforme á mi justicia y conforme á mi integridad.”—Sal. 7:8, Val.
1, 2. ¿Respecto a qué criaturas expresa ahora Jehová su juicio, y por qué?
HOY vivimos en un período de juicio. El gran Juez está dividiendo a los justos de los injustos. (Mal. 3:16-18) Los que retienen solidez o integridad reciben su aprobación. Los que no reconocen a Dios y no obedecen las buenas nuevas concernientes a su Hijo entronizado nuestro Señor Jesús, reciben su juicio adverso. (2 Tes. 1:5-10; 1 Ped. 4:17, NM) Describiendo la falta de integridad entre el pueblo profeso de Dios, su profeta Oseas dijo: “¡Oíd el oráculo de Jehová, oh hijos de Israel! porque Jehová tiene una contienda con los habitantes del país, por cuanto no hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra. ¡No hay más que perjurio, y mala fe, y homicidio, y hurto y adulterio! ¡rompen por todo; y un charco de sangre toca a otro!”—Ose. 4:1, 2.
2 Estas palabras hablan proféticamente acerca de una condición que en nuestro día está aumentando a un grado alarmante. La hipocresía, injusticia, mentira, crimen e inmoralidad se han desenfrenado y esparcido por todo el mundo. Las agencias de beneficencia y las que hacen cumplir la ley, si ellas mismas están libres de corrupción, encuentran que sus problemas se multiplican constantemente. Cierto, en el mundo todavía hay algunas personas honradas, pero muy a menudo los que se encuentran en puestos políticos buscan concusión, sobornos y regalos. La integridad casi se ha olvidado enteramente. También, todavía hay personas en la tierra que aprecian el valor de la integridad. Estas incluyen a personas como el médico que se interesa no sólo en su ganancia, sino en la salud de su paciente; el abogado que lucha no sólo por honorarios elevados, sino por conseguir justicia para su cliente; el empleado o el obrero que se afana no sólo por plata, sino por prestar servicio genuinamente bueno; y la persona que verdaderamente ama la honradez y no simplemente practica el ser honrada porque es algo conveniente. Refrescante como es oír que entre los hombres se mantenga integridad, no obstante hay algo que merece más seria consideración; a saber, el retener integridad con Dios. El que los esclavos de Jehová retengan dicha integridad es digno de encomio y hermoso a los ojos de Él. Él juzgará y al debido tiempo recompensará a los que practican tal integridad.
3, 4. (a) ¿Por qué es esencial ahora el conocimiento acertado de las normas de Jehová? (b) ¿Cómo pueden las criaturas humanas ejercer justamente su libre albedrío?
3 Cuando dejamos de pensar en el derrotero descendente de los hombres y en las normas de comportamiento que ellos mismos se han fijado y en lugar de ello consideramos al Creador infinito, nos asombramos por su santidad, por su perfección. La exactitud de su justicia, la profundidad de la sabiduría de Jehová, su gran paciencia y amor complaciente y su poder irresistible hacen que la criatura de sangre y carne que comprende las cosas se maraville por la revelación de esos atributos de su Creador. Basado en la familiaridad íntima que tenía con su Hacedor, Moisés escribió acerca de él: “¿Quién entre los dioses es semejante a ti, oh Jehová? ¿Quién es semejante a ti, que te pruebas poderoso en santidad? El que ha de ser temido con cantos de alabanza, El que hace maravillas.” (Éxo. 15:11, NM) Él es quien creó al hombre a su propia imagen, con perfecta libertad para ejercer sus propios atributos de justicia, sabiduría, amor y poder conforme lo requiriera la ocasión, pero guiado sabiamente en cuanto al uso correcto de ellos por la declaración que se daba de la ley de Dios. Esa ley divina no se dió para restringir al hombre en el ejercicio correcto de sus libertades, sino sólo para protegerlo contra usar incorrectamente estas facultades, para que no le causara daño a otros ni se causara daño a sí mismo.
4 El obedecer la ley expresa de Jehová era una prueba de la integridad del hombre. El tenerle aprecio a su Creador debiera haber impedido que el hombre diera algún paso en falso contrario a las instrucciones de Dios, prescindiendo de la causa que lo incitara a ello. Como un inferior a un superior, el hombre le debía obediencia, devoción y lealtad a su Dios soberano, su legislador y juez. Ciertamente la prole del Creador perfecto debe reflejar correctamente la perfección de su Hacedor. El hacer menos sería inconsistente. Aunque está libre para ejercer su voluntad, tan libre como su Hacedor, como expresión de agradecimiento el hombre debe usar su libertad para optar por hacer sólo lo correcto; por consiguiente, para actuar constructivamente y de acuerdo con el trabajo de su Padre. Jehová no destruye maliciosa o perversamente su propia creación buena. Él es Dios, no de desorden, sino de paz. (1 Cor. 14:33, NM) ¿Por qué debería actuar el hombre de manera ruinosa, destructiva? ¿Por qué causar desorden? ¿Por qué traer efectos malos y perjudiciales a la obra perfecta de las manos de su Padre? Tales desgracias vinieron como resultado de no retener el hombre solidez, santidad, integridad—de no prestar atención el hombre al consejo de su Legislador perfecto, el Juez de toda la tierra.—Gén. 18:25, NM.
5. ¿Qué proceder siguen ahora las personas prudentes, y con qué resultado?
5 Jehová mismo nos pone un ejemplo de perfecta solidez o integridad. Él siempre cumple su palabra y siempre puede confiarse en él. En el monte Sinaí su profeta Moisés informó esto a los hijos de Israel al decir: “Bien sabes tú que Jehová tu Dios es el Dios, el Dios fiel, que cumple pacto y bondad amorosa en el caso de los que lo aman y de los que observan sus mandamientos hasta mil generaciones.” (Deu. 7:9, NM) A nosotros que vivimos hoy en la tierra él todavía manifiesta su amor y fidelidad de innumerables maneras. “Jehová es justo en todos sus caminos, y bondadoso en todas sus obras.” (Sal. 145:17) Con otras palabras propias, el profeta David escribió acerca de la confiabilidad de Dios: “En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová: escudo es a todos los que confían en él. Porque ¿quién es Dios sino solo Jehová? ¿ni quién es una Roca sino solo nuestro Dios? el Dios que me ciñe de fortaleza, y despeja perfectamente mi camino.” (Sal. 18:30-32) Es, entonces, sólo el proceder de sabiduría y prudencia el que los hombres presten atención a la instrucción de Dios, porque su palabra es fidedigna y confiable y todos sus mandamientos son fieles. El guardar éstos hará posible que la persona mantenga integridad y por lo tanto sea juzgada digna de recibir la recompensa de vida.
¿QUÉ ES INTEGRIDAD?
6, 7. (a) ¿Qué es integridad? (b) ¿Cuáles son algunas ilustraciones de su grandiosidad?
6 “Integridad” traduce la palabra hebrea tom y su forma femenina tummah, las cuales aparecen en las Escrituras Hebreas. Su significado, como lo da el prof. Jacobo Strong (1890), es “entereza, inocencia (moral)”; y como lo da el prof. Roberto Young (1879), “perfección, integridad, simplicidad.” Estas definiciones significativas hacen recordar las palabras que Jesús le dijo al fariseo que estaba muy versado en la ley: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es éste: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.’” (Mat. 22:37-39, NM) Al joven rico Jesús también dijo: “Si usted quiere ser completo, vaya y venda sus posesiones y dé a los pobres y tendrá tesoro en el cielo, y venga y sea mi seguidor.” (Mat. 19:21, NM) En estos dichos de Jesús percibimos la profundidad del significado que ha de darse a nuestra palabra “integridad”—que generalmente se define como ‘estado o cualidad de estar completo, indiviso, o intacto; solidez moral; rectitud de cualidades; honradez.’ Aunque la palabra “integridad” no aparece en la Versión Autorizada de las Escrituras Cristianas Griegas, las referencias que se han dado muestran que la idea fundamental de ninguna manera falta, y la palabra sí aparece en Tito 2:7 en las versiones Valera, Nácar-Colunga y Bover-Cantera, y se traduce “incorrupción” en las versiones Moderna e Hispano-Americana y en la Traducción del Nuevo Mundo. Cuán importante le era la integridad al sacerdocio real se llama claramente a nuestra atención por el pectoral que usaba sobre el corazón el sumo sacerdote de Israel. En él estaban el urim y tummim, la cual palabra tummim es el plural de tom. Se entiende que la expresión “Urim y Tummim” significa “la luz y la perfección,” dando a entender que los del sacerdocio tienen que ser portadores de luz que retienen integridad.—Éxo. 28:30, NM, margen.
7 ¡Cuán hermosa cualidad es la integridad! En Jehová se compara a una gran montaña, inmovible, confiable, inalterable. En los retenedores de integridad humanos de tiempos pasados puede compararse a una roca firme en una costa rodeada de peñascos. Contra ella pueden estrellarse olas de un mar embravecido; aguas agitadas y espuma a veces pueden cubrirla enteramente; suciedad y escoria pueden rodearla; sin embargo allí permanece—incorrupta, inmovible, firmemente arraigada en su propio lugar seguro. Los que tienen integridad son semejantes a vasos de servicio que adornan la mesa suntuosa de una casa noble. En dicho ambiente un simple jarro para agua puede servir un propósito bueno cuando está entero o intacto; pero si el jarro deja escapar el agua, es tan inútil como una persona de integridad dañada. En consecuencia, Pablo exhortó: “Ahora bien, en una casa grande hay vasos no sólo de oro y plata sino también de madera y barro, y algunos para un propósito honroso pero otros para un propósito falto de honra. Si, pues alguien se mantiene separado de éstos, será vaso para propósito honroso, santificado, útil a su dueño, preparado para toda buena obra.”—2 Tim. 2:20, 21, NM.
8, 9. (a) ¿Cómo ha prevalecido el juicio justo de Jehová contra el desafío que Satanás hizo y que ha durado por siglos? (b) ¿Qué excelencias de Jehová podemos copiar provechosamente para conseguir su aprobación?
8 El que nuestros primeros padres humanos se desviaran de la justicia y así perdieran su integridad proporcionó una base para la acusación que hizo el infiel que llegó a ser Satanás—de que todos los adoradores de Jehová le servían sólo por la recompensa o el soborno que él les otorgara, y que, cuando fueran puestos a prueba, todos se volverían contra Jehová. La jactancia de ese rebelde ante los santos ángeles del cielo fué que aun Job, el fiel retenedor de integridad, cuando fuera puesto a prueba, denunciaría a Dios en su cara. (Job 1:8-11) Desde entonces, Satanás ha sido el acusador de los hermanos de Cristo y de todos los demás adoradores verdaderos de Jehová. El Dios verdadero, habiendo tomado la iniciativa por medio de invitar el desafío de Satanás y aceptarlo, ha dado a Satanás bastante tiempo para probar su punto, sabiendo que en este punto en cuestión de integridad puede determinarse la fidelidad e infidelidad de toda criatura. En esta prueba las criaturas leales pueden separarse de los desaforados, y puede revelarse claramente la iniquidad de Satanás. En tiempos antiguos el punto en cuestión fué manifestado claramente. Por medio de desplegar su amor y misericordia, y a gran costo para sí mismo, Jehová se propuso rescatar a algunos de entre los descendientes de Adán maldecidos por el pecado que, apreciando el punto en cuestión implicado, escogieran mantener su integridad. (Apo. 1:4-6, NM) Estos, que no servían a Dios por ganancia egoísta, sino por amor, están de parte de Él en el punto en cuestión. (Pro. 27:11) A causa del bondadoso arreglo de Jehová de bondad inmerecida, con el tiempo él juzga dignos de aprobación a éstos que retienen su integridad.
9 El desafío del rebelde a la soberanía de Jehová y el no retener el hombre su integridad no desconcertaron o perturbaron al Creador en lo más mínimo. En sí mismo él tenía todo el poder necesario para habérselas con cualquier situación. Rápidamente él podía reunir, y efectivamente reunió a su lado, a su organización celestial, su mujer o esposa, como quien le apoyaba. Él se propuso que uno de entre esta organización fuera la simiente o instrumento a quien primero se permitiría a Satanás magullar y que luego, a su vez, magullaría la cabeza de la serpiente. (Gén. 3:15) Él decidió seleccionar de entre los hombres a 144,000 personas que retuvieran su integridad, y quienes, por seguir el ejemplo de esta simiente, Cristo, demostrarían que eran idóneas para ser juzgadas dignas de vivir y reinar con él como su novia, la esposa del Cordero. (Apo. 14:1-4) Estos escogidos forman la organización capital, los nuevos cielos del nuevo mundo, que deshará las obras de Satanás y restaurará la paz sobre la tierra a los hombres de buena voluntad. (Apo. 21:1-3) El seleccionar, probar y finalmente juzgar a estos que han retenido su integridad ha requerido un largo período de tiempo, un período en el cual los justos y los inicuos han vivido lado a lado, estos últimos repetidamente vituperando el nombre de Jehová por palabras y hechos. Por parte de Dios esto requirió gran paciencia y longanimidad; requirió que se abstuviera de destruir inmediatamente a los inicuos. También es cierto eso de los que retienen su integridad y odian el mal, los testigos de Jehová; éstos han permanecido constantes, inmovibles en su devoción a Dios, “siempre con mucho que hacer en la obra del Señor.” (1 Cor. 15:57, 58, NM) Aptamente lo expresó Job: “¡Hasta mi postrer aliento no dejaré que se me quite mi integridad!” (Job 27:5) ¿Juzgará Jehová que usted es como otros del día presente que se aferran a su solidez, que retienen su integridad?
10. ¿Por qué es la obligación de la persona que se ha dedicado a Jehová la cosa de más seria importancia ahora?
10 Sin integridad es imposible conseguir el juicio de aprobación de Dios. Pero quizás usted pregunte: ¿Cómo puedo llegar a ser un testigo de Jehová que retiene su integridad? Por medio de arrepentirse de su anterior proceder incorrecto, por medio de ejercer fe en el sacrificio de rescate de Cristo y luego por medio de dedicarse a Jehová, para servirle exclusiva y eternamente. Significa el renunciar a usted mismo, poniendo a un lado sus selecciones y preferencias personales y, en cambio, adoptar las de Dios—siguiendo a Cristo continuamente al hacer la voluntad de Dios como se revela en su Palabra escrita. Esto es andar de acuerdo con el nuevo mundo, un camino muy feliz, un camino contrario a este viejo y corrupto sistema de cosas. Al andar de esa manera muchos han experimentado liberación del poder de Satanás por medio del espíritu y organización de Dios en pruebas bajo las cuales la carne y la sangre solas habrían fracasado. Habiendo hecho este voto de dedicación uno tiene que cumplirlo ahora, porque Dios no se complace en insensatos quebrantadores de pactos. “Cuando hicieres voto a Dios, no dilates en cumplirlo; porque él no se complace en los insensatos: cumple pues lo que has prometido. Mejor te será el no hacer votos, que el hacerlos y no cumplirlos.” (Ecl. 5:4, 5) ¿Se asombra usted? ¿Tiende usted a preguntar: “¿Quién, entonces, puede ser salvo?” A una pregunta semejante Jesús respondió: “Con los hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible.” (Mat. 19:26, NM) Jamás podemos dejar que los requisitos de esta obligación se desvanezcan de nuestra mente. No importa qué esfera de actividad emprendamos, qué compromisos aceptemos, qué ambiciones tratemos de satisfacer, la demanda legítima de Jehová, sí, su demanda primera, de que le demos nuestra devoción exclusiva es algo que tenemos que tomar en consideración. Por lo tanto, su demanda primera sobre nosotros tiene que limitar o anular otros compromisos. El retener integridad a su vista, de acuerdo con la manera que él nos juzga como personas exclusivamente dedicadas a él, tiene que ser lo principal y lo primero en nuestra vida.
11. El que Jehová haya aprobado a Cristo Jesús después de la prueba, ¿qué indica en cuanto a los seguidores de Jesús?
11 Para guiarnos en su camino recto y gozoso, por causa de su propio nombre Jehová amorosamente nos exhorta: “¡Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón; así tendré qué responder al que me vitupere!” (Pro. 27:11) La prueba de que la acusación de Satanás es falsa y de que él es un mentiroso puede establecerse sólo por el proceder de retención de integridad por parte de cada uno de nosotros. Sólo entonces puede juzgarnos Jehová como dignos de su aprobación. ¿Se ofrecerá usted gozosamente como prueba por medio de permanecer fiel a Dios? Cristo Jesús nuestro modelo se ofreció; y él hace posible que cada uno de nosotros se ofrezca como él lo hizo. Él amó la justicia; aborreció la iniquidad o lo contrario a ley; por lo tanto Dios lo ungió con el aceite de alegría sobre sus compañeros. (Sal. 45:7) Usted también puede tener alegría por medio de conseguir el juicio de aprobación de Dios ahora mediante el retener integridad. Sin Su aprobación no hay alegría. Al dejar de retener integridad ciertamente no hay alegría, “sino que hay cierta horrenda expectación de juicio.” (Heb. 10:27, NM) Por el gozo que fué puesto delante de él Jesús soportó el madero de tormento, despreció la ignominia, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. (Heb. 12:2, NM) Él alegró el corazón del Padre; el Padre alegró el corazón de Jesús también. Desde el tiempo de su dedicación en adelante, cuando los cielos le fueron abiertos y el espíritu de Dios descendió como una paloma sobre él, fué alegrado por las palabras tranquilizadoras: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.” (Mat. 3:17, NM) Poco después de esto, cuando el Diablo tentó a Jesús para que éste le hiciera un solo acto de adoración, la respuesta de Jesús—“¡Márchese, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solamente que tienes que rendir servicio sagrado.’”—debe haber alegrado mucho el corazón de Jehová. (Mat. 4:10, NM) A través de todo su ministerio Jesús pudo decir a su Padre: “En cuanto a mí, tú me sustentas en mi integridad, y me has hecho estar delante de tu rostro para siempre.”—Sal. 41:12.
JUZGADOS DIGNOS DE VIVIR
12, 13. (a) ¿Cómo demostraron los testigos precristianos de Jehová que eran dignos de la vida? (b) ¿Qué punto en cuestión estuvo implicado en la prueba que le sobrevino a Abel, y cómo se decidió en su caso ese punto en cuestión?
12 Desde muy temprano en la historia del género humano han vivido hombres que han merecido la aprobación de Jehová a causa de retener la integridad. El que se les probara no se hizo con el propósito de determinar si los hombres dedicados son perfectos en palabra o en hecho o en personalidad o no. Se les probó para determinar si están completa e inmoviblemente dedicados a Jehová y su gobierno teocrático o no. Hombres y mujeres fieles mencionados en el capítulo once de Hebreos mantuvieron integridad cuando fueron puestos a prueba aunque muchos de ellos sufrieron castigo horrible. El mundo no era digno de ellos. En la vida de ellos vemos ejemplos ilustrados de integridad.
13 Hace aproximadamente 6,000 años el primero de éstos, Abel, pasó la prueba con buen éxito, consiguiendo el juicio de aprobación de Dios. En el breve relato registrado de la vida de Abel vemos que el punto en cuestión implicado fué el de la adoración pura. Tanto Caín como Abel trajeron ofrendas a Dios, pero dado que sus ofrendas fueron diferentes, razonablemente podemos deducir que hubo desacuerdo entre los dos hermanos en cuanto a cuál era la manera correcta de adorar. Dios decidió la disputa por medio de aceptar la ofrenda de Abel y rechazar la de Caín. El simple formalismo, la alabanza de dientes para afuera—verdaderamente, cualquier cosa que sea menos que fe verdadera—jamás son aceptables a Dios, e impiden que una persona discierna Sus requisitos justos. Sólo es por medio de reconocer que hay una víctima sacrificatoria en expiación por el pecado, y por ejercer la fe correcta en esa vida sacrificada, que uno puede acercarse a Dios ahora. (Heb. 9:19-22, NM) Abel, inocente de cualquier mal, mantuvo su integridad por medio de la adoración correcta; mientras que su hermano, por medio de la religión falsa, llegó a ser un asesino. Satanás se determinó a hacer de Abel un ejemplo para otros, mostrándoles lo que les esperaba si rehusaban someterse a él. Jehová aprobó a Abel a causa de su adoración pura, y fué a causa de esto que él sufrió la muerte a manos de su enfurecido hermano. “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que Caín, por cual fe se le dió testimonio de que era justo, Dios dando testimonio respecto a sus dádivas, y mediante ésta, aunque murió, todavía habla.” (Heb. 11:4, NM) Porque los antiguos sacrificios animales, tales como el sacrificio de Abel, fueron únicamente tipos de cosas mejores y más grandes que ahora han llegado, Dios no requiere sacrificios animales hoy. En vez de eso, él está bien satisfecho con el “sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública a su nombre.” —Heb. 13:15, NM.
14, 15. (a) Al dar prueba de su integridad, ¿qué comportamiento ejemplar señaló la carrera de Enoc? (b) ¿De Noé?
14 Tal declaración pública aprobada aun Enoc, “el séptimo hombre en línea desde Adán,” la hizo intrépidamente. Rehusó ser amedrentado mientras seguía su proceder de integridad a pesar del aumento de la adoración falsa en su día. El que él anduvo con el Dios verdadero, Jehová, es el primer caso registrado de tal acción fiel. Del juicio de Jehová que les sobreviene a todos los impíos Enoc profetizó: “¡Miren! Jehová vino con sus santos millares, para ejecutar juicio contra todos y para condenar a todos los impíos concerniente a todas sus obras impías que hicieron de un modo impío y concerniente a todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él.” (Jud. 14, 15, NM) Así se pone de relieve el requisito de declarar la advertencia que da Jehová de que se aproxima un juicio. Porque los inicuos rehúsan prestar atención, les sobreviene la destrucción. Ahora nosotros, igual que Enoc, podemos andar con Jehová por medio de confiar en él, recibir su consejo, cooperar en el logro de su objetivo y alegremente participar en la vindicación de su santo nombre.
15 Igual a Enoc, “Noé andaba con el Dios.” De él está escrito: “Noé era un hombre justo. Él demostró ser sin tacha entre sus contemporáneos.” (Gén. 6:9, NM) Noé marchó de acuerdo con Jehová en la ejecución del propósito de Jehová, sirviendo de testigo, de amigo y compañero fiel de él. A medida que pasó el tiempo la línea de demarcación entre los adoradores falsos y los verdaderos llegó a ser más marcada. Sobresaliente en la carrera de Noé fué el hecho de que por muchos años antes del diluvio él fué un pregonero o predicador de justicia. (2 Ped. 2:5) En medio de una generación de escarnecedores él demostró su fe por medio de su gran trabajo de edificar el arca como Jehová dirigió. Eso suministró salvación de Dios para Noé y su familia. Inmediatamente después del diluvio él estableció adoración verdadera. (Gén. 8:15-20, NM) Noé tal vez se haya expresado frecuentemente con palabras semejantes a las del Salmo 26:11: “Empero yo andaré en mi integridad; ¡redímeme, y ten misericordia de mí!” Jehová juzgó a Noé digno de misericordia por medio de preservarlo a través del diluvio cuando los impíos fueron destruídos.
16, 17. (a) En cuanto a Abrahán, ¿en qué se basó el juicio de Jehová? (b) ¿De qué modo ilustra el alto valor de mantener integridad la vida de Sara?
16 Luego considere de nuevo el juicio de aprobación de Jehová tocante a Abrahán. “Por fe Abrahán, cuando fué probado, puede decirse que ofreció a Isaac, y el hombre que gustosamente había recibido las promesas trató de ofrecer a su hijo unigénito.” (Heb. 11:17, NM) Abrahán jamás titubeó en la obediencia. Obedientemente dejó su propio país y vagó por una tierra extranjera. Obedientemente y de buena gana trató de ofrecer a su propio hijo, por medio de quien todas las promesas de Dios habían de cumplirse. Obedientemente instruyó a su familia en la adoración verdadera.
17 A Sara, la esposa de Abrahán, Jehová también la juzgó como una mujer que había ejercido fe de poder vencedor. Por lo tanto ella también está clasificada entre la “nube tan grande de testigos en nuestro derredor.” (Heb. 12:1, NM) Satanás trató de hacer que fuera profanada para que no pudiese ser usada correctamente para dar a luz una simiente prometida. Estimando fiel a Jehová, que había prometido, ella mantuvo integridad por medio de observar la correcta relación teocrática con su esposo, y con él ella triunfalmente llegó a ser heredera del favor de la vida eterna.
18. ¿Qué lecciones podemos aprender de la paciencia de Job?
18 Al que mejor conocemos como hombre a quien Jehová juzgó con aprobación es Job de la tierra de Uz, cuyo nombre significa “odiado, acosado, perseguido.” Aunque no se encontraba en la línea carnal directa de la simiente prometida, Job temía a Dios y evitaba el mal. Satanás probablemente pensó: ‘Cuando predisponga a la esposa de Job en su contra él se rendirá como lo hizo Adán; de modo que Jehová tendrá que condenar a Job así como condenó a Adán.’ Pero no, Job era diferente. Cuando Satanás por tolerancia de Jehová despojó a Job de toda su rica propiedad terrestre, aun de sus hijos amados, y le causó intenso sufrimiento físico y angustia mental e hizo que lo vituperara su esposa y lo acosaran sus tres amigos, Job todavía retuvo firmemente su integridad. Intrépidamente arrojó de vuelta la acusación falsa a la cara de Satanás, probando que Satanás es un mentiroso. Job permaneció fiel a lo que él creyó que era lo correcto, prescindiendo de las influencias ajenas que se aplicaron contra él. Insistió en su propia inocencia en cuanto a no haber hecho ningún mal voluntariosamente y todavía mantuvo su fe en Jehová su Hacedor y su devoción a él. Jehová recompensó a Job con salud restaurada, con doble riquezas, una familia tan grande como la anterior y la alta estimación de sus críticos y perseguidores anteriores, de quienes Jehová ahora requirió que vinieran a Job para que él intercediera por ellos a fin de obtenerles perdón de parte de Jehová. ¡Qué ejemplo de aguante! Con razón Santiago escribió: “¡Miren! nosotros pronunciamos felices a los que han manifestado aguante.” (Sant. 5:11, NM) Adán, en contraste con Job, había sido el recipiente de todo y no había sido privado de nada cuando Jehová puso a Adán a la prueba de integridad, en la cual fracasó.
19. ¿Cómo se mostró fidelidad sin transigencia en la vida de Moisés?
19 Finalmente, para nuestro estudio presente, el juicio de Jehová tocante a Moisés exige la consideración más estrecha. La filosofía de Satanás es que todo hombre tiene su precio. Pero las riquezas de Egipto no pudieron comprar a Moisés. Cuando creció, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, optando por ser maltratado con el pueblo de Dios en vez de tener el disfrute temporal del pecado. “Por fe dejó a Egipto, pero sin temer la ira del rey, porque él continuó firme como si viera al que es invisible.” (Heb. 11:24-27, NM) El demostrar fidelidad en el servicio, al arriesgar la vida misma ante Faraón y al conducir durante cuarenta años y en medio de muchas provocaciones a un pueblo obstinado que no tenía fe, le consiguió a Moisés la aprobación de Jehová, en estas palabras: “Mi siervo Moisés. . . a él se le está encargando toda mi casa. . . . ¿Por qué, entonces, no temieron hablar contra mi siervo, contra Moisés?” “El que construyó todas las cosas es Dios. Y Moisés, como sirviente, fué fiel en toda la casa de aquél como testimonio de las cosas que se habían de hablar después. (Núm. 12:7, 8; Heb. 3:4, 5, NM) Hoy, también, la fidelidad en el servicio sin transigir se encuentra entre los elementos de la devoción exclusiva que Jehová, el Juez de toda la tierra, exige legítimamente de todo siervo dedicado suyo.
20. ¿Qué siete cualidades deseables se exhibieron perfectamente en qué única persona?
20 Ahora al resumir estas cualidades deseables, a saber, el practicar adoración pura, el andar con el Dios verdadero, el servir como testigo de Jehová, el obedecer sus instrucciones, el ejercer fe de poder vencedor, el mostrar aguante bajo tensión y fidelidad sin transigir, pensamos correctamente que todas ellas se manifiestan perfectamente en una sola persona, Cristo Jesús. No hay quién pueda compararse a él entre las criaturas de Jehová. El suministrar el sacrificio de rescate para los humanos obedientes no requería en sí mismo que Jesús sufriera oprobio y persecución y finalmente terminara esta vida con ignominia como si fuera un criminal condenado, un sedicioso y blasfemador. Esa parte de la poción en la copa fué echada en ella por el Padre para probar hasta el límite la integridad de este Hijo de Dios y dejar probado que el Diablo es un mentiroso en la acusación que hizo contra el Hijo de Dios y para mostrar el apoyo inmutable que Jesús le da a la soberanía universal de su Padre.
21. ¿Cómo y por qué pasaron con éxito la prueba de integridad los antiguos seguidores de Cristo Jesús?
21 Los fieles apóstoles de Cristo Jesús y otros cristianos antiguos siguieron en sus pisadas. Ellos también probaron a Jehová que eran confiables. Estuvieron expuestos a oprobios, tribulaciones, encarcelación y pillaje, pero no olvidaron que tenían una posesión permanente en el nuevo mundo de Jehová. La perseverancia en retener integridad producirá recompensa dentro de poco tiempo a todos los que actualmente forman parte de la sociedad del nuevo mundo.
JUZGADOS DIGNOS DE MORIR
22. ¿Qué ejemplos amonestadores provee la deslealtad del principal enemigo de Jehová y sus asociados espirituales?
22 Ninguna persona que entiende las cosas desea romper su vínculo de amistad con su Creador. Pero algunos lo han hecho, acarreándose desastrosas consecuencias. El principal rebelde del cielo con su proceder desleal de tanto tiempo es sobresaliente. Él abandonó su honorable puesto asignado de alabar al Altísimo y escogió en cambio el vituperar a Jehová y conducir al hombre a la rebelión y a la destrucción. En el papel que este rebelde principal escogió desempeñar no hay amor, gozo o paz, Él ambicionó ensalzarse por encima de sus asociados, pero dentro de breve será humillado en el abismo—inactividad total y semejante a la muerte por mil años—“las profundidades del abismo.” (Isa. 14:15, NC; Apo. 20:1-3, NM) Sus pasos desleales fueron seguidos por la primera pareja humana. Los actos sin fe de Eva, seguidos por el acto voluntarioso de Adán, les acarrearon a los dos desilusión, sufrimiento y muerte, y otras aflicciones a su prole. Los quebrantadores de integridad tienen su precio, y éste puede ser un precio tan bajo como darse uno un poco de gusto a sí mismo. Recordando los días antes del Diluvio, encontramos que algunos de los santos ángeles de Jehová se materializaron en forma humana, deseando tener relaciones sexuales con carne humana, contrario a la ley de Dios. Aquí se produjo el golpe magistral de Satanás. Ahora tendría superhombres producidos por “los hijos de Dios.” Estos ángeles materializados se casaron con las hijas de los hombres y a ellos éstas les dieron a luz hijos llamados nefilim o gigantes. Esta prole híbrida hizo mucho para llenar la tierra de violencia en el tiempo de Noé. Esa generación no retuvo su integridad. Contra ella se expresó el juicio adverso de Jehová. Allí Satanás vió que su magnífico plan quedó frustrado cuando las compuertas del cielo se abrieron y la civilización que tenía sobre la tierra fué exterminada.
23, 24. ¿Qué otros ejemplos de no haber retenido integridad contrastan agudamente con los ejemplos de otros que mantuvieron integridad?
23 Casi trece siglos más tarde Saúl el hijo de Cis se encontró en línea para muchos privilegios cuando Dios lo escogió para gobernar como primer rey de Israel. En ese tiempo Saúl se consideraba bastante indigno, porque él dijo que había venido de la tribu más pequeña y su familia era la menor de todas las familias de Benjamín. Él debió haber recordado las palabras que el varón de Dios dirigió a la casa infiel de Elí: “A los que me honran honraré, y los que me desprecian serán de poca monta.” (1 Sam. 2:30, NM) Pero el rey Saúl desobedeció las instrucciones y no retuvo su integridad; recurrió en cambio al demonismo. Perdió su reino y su vida. Uno de los doce apóstoles originales de Jesús abandonó todo para seguir al Señor. Pero aunque Judas Iscariote tuvo muchos privilegios, permitió que Satanás entrara en su corazón, se rindió a la iniquidad y se convirtió en traidor. Por no retener su integridad perdió su gozo y se quitó su propia vida.
24 “Los hombres rectos son guiados por su honradez; pero los hombres sin fe son arruinados por su perversidad.” (Pro. 11:3, UTA) En vista de esto, considere: ¿Vale la pena el que Jehová juzgue a uno como a quien ha retenido la integridad? Todos los que no han retenido integridad han llegado a un fin triste. Usted no quiere que se le juzgue como quien ha seguido en los pasos de éstos, ¿no es verdad? Contraste, entonces, los ejemplos que se han mencionado de personas que retuvieron su integridad con estos ejemplos de personas que no la retuvieron. Abel, quien murió por la causa de la adoración pura, será resucitado; pero Satanás, quien originó la adoración falsa, será destruído. Enoc por fe anduvo con Dios; pero Adán, quien oyó la voz de Dios, abandonó el camino de Jehová. Abrahán fué obediente bajo una gran prueba; pero el rey Saúl fué desobediente aun en una cosa pequeña. Sara ejerció fe vencedora, pero Eva no manifestó ninguna. Job se aferró a su integridad a pesar de la pérdida de todas las cosas, pero Judas descartó la integridad por ganancia egoísta. Moisés rechazó las concupiscencias de Egipto y sirvió en medio de penalidades; pero los rebeldes “hijos de Dios” espirituales cedieron a deseos contranaturales y abandonaron su asignación celestial. No llegue ninguno de nosotros a ser una persona a quien Jehová pueda censurar por no retener su integridad y reciba su pena de muerte para los quebrantadores de pactos. Más bien retengamos como cosa preciada el glorioso tesoro de servicio, recordando siempre que Jehová juzga, como David dijo: “conforme a mi justicia; y conforme a mi integridad.”—Sal. 7:8.