Superintendentes de vida
1. Para asegurar que toda la creación esté en armonía con él, ¿para qué hizo arreglos Jehová, y qué se necesita para tener vida?
JEHOVÁ es el gran Superintendente. El superentiende toda su creación fielmente para asegurarse de que su voluntad sea efectuada y que los que tienen el derecho a la vida anden en el camino apropiado para retenerla. Él es un Dios de propósito y un Dios de orden. Para mantener buena organización, todas las criaturas espíritus y los cuerpos animados e inanimados fueron colocados en sus puestos respectivos, y se establecieron leyes tanto morales como físicas para mantener a toda creación en armonía con él. Aunque se halla a un sinnúmero de kilómetros de algunas de sus creaciones, él todavía puede superentender estrechamente. Comentando sobre el alcance trascendente de Jehová, el salmista David exclamó: “Jehová está en su santo templo. Jehová—en los cielos está su trono. Sus propios ojos contemplan, sus propios ojos brillantes examinan a los hijos de los hombres.” (Sal. 11:4) Siendo el gran Superintendente, él inspecciona, dirige y corrige según se necesita. El que uno se halle en armonía con sus arreglos significa vida, ora que esto haya sido en el pasado distante o en esta generación moderna. El día para su inspección está sobre nosotros.—1 Ped. 2:12.
2. ¿Cuál es el significado de la palabra “superintendente” según se toma del hebreo y griego?
2 Las palabras para “superintendente” en hebreo (pagid) y en griego (epískopos) son tomadas de significados raíces que sugieren a una persona que visita con el propósito de inspeccionar. La visita o inspección pudiera ser amigable u hostil, dependiendo de la condición que se hallara y de lo que se necesitara para corregirla. Para cumplir con sus responsabilidades apropiadamente, el superintendente tendría que saber qué buscar, dónde buscar y cómo administrar los principios del Supremo cuando se enfrentara a cierta situación. Dentro de su mano habría como depósito el poder de conceder bendición y elogio así como castigo y corrección; mas él, también, sería responsable a Jehová con respecto a cómo cumpliera con este depósito.
3. ¿Cómo probó ser el Hijo unigénito un buen superintendente?
3 La primera creación de Jehová, un Hijo unigénito, se probó un superintendente fiel. Trabajando junto con su Padre como Obrero maestro, él hizo “todas las otras cosas . . . en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos o señoríos o gobiernos o autoridades.” (Col. 1:16) A causa de su confiabilidad al cuidar su superintendencia mientras estuvo en la Tierra, mayor gloria y poder se le han dado como el Rey del reino de Jehová, “para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están en la tierra.”—Fili. 2:10.
4. Contraste el derrotero del Hijo unigénito con el del querubín cubriente.
4 El derrotero de vida del Hijo unigénito se halla muy diametralmente opuesto al de otro de los hijos espíritus de Jehová, un querubín, que fue colocado al cargo de ciertas operaciones sobre el planeta Tierra. Esta no era asignación insignificante, aunque nuestro planeta Tierra, en comparación con la inmensa creación del universo, solo es una motita de polvo. Había llegado el tiempo para que Dios creara inteligentes criaturas carnales que pudieran pensar y obrar como Él, como en miniatura. “A la imagen de Dios lo creó.” (Gén. 1:27) No hay indicación de que estas criaturas fueran a estar en alguna otra parte del universo. Habían de multiplicarse, llenar la Tierra y sojuzgarla toda hasta hacerla un paraíso. El superintendente espiritual debería haber estado interesado profundamente en el cumplimiento de la voluntad de Dios en la Tierra y en dirigir toda la alabanza y adoración al Creador de él y las criaturas humanas. Esta no sería ocasión de apoyarse en el propio entendimiento de uno.
5. (a) ¿Cómo mostraron el querubín cubriente y Adán y Eva desatención a la superintendencia de Jehová? (b) ¿Cuál es el peligro de nombrar a un “hombre recientemente convertido” para ser superintendente?
5 Este perfecto y obediente hijo de Dios se volvió contra el Superintendente Principal, Jehová, y llegó a ser un calumniador, opositor, uno corrompido de corazón. Él y el primer hombre y la primera mujer fueron sentenciados a la muerte sin tener más privilegios de superintendencia disponibles para ellos para extender el Paraíso en toda la Tierra. La mujer Eva pasó por alto el arreglo de organización de buscar dirección de parte de su cabeza, Adán. Adán, a la vez, se permitió ser cegado por el egoísmo de modo que fuera dirigido por una criatura inferior a él en lo que toca a organización en vez de por Jehová, quien le había dado instrucciones específicas. Fallaron en la inspección cuando el gran Superintendente, “andando en el jardín durante la parte airosa del día,” llegó para tomar rendición de cuentas. (Gén. 3:8) Años más tarde el apóstol Pablo se refirió a la caída del superintendente espíritu de la Tierra, cuando Pablo daba instrucciones al joven superintendente Timoteo y manifestaba los requisitos para los superintendentes en la congregación cristiana. El superintendente no había de ser “un hombre recientemente convertido, por temor de que se hinche con orgullo y caiga en el juicio pronunciado contra el Diablo. Además, también debe tener excelente testimonio de personas de afuera, para que no caiga en vituperio y en una trampa del Diablo.” (1 Tim. 3:6, 7) El poder dado a un superintendente no es causa para que él se hinche con orgullo, y un hombre recientemente convertido necesitaría mostrar que se le podía confiar sin peligro esta autoridad. Hay vida envuelta en ello.
6. ¿Cómo han mostrado aprecio a su superintendencia los pocos siervos fieles de Jehová, en contraste con los muchos siervos infieles del pasado?
6 Las primeras criaturas humanas escogieron el no ser pastoreadas por Jehová y como resultado ellas así como su prole llegaron a estar bajo la condenación del pecado y de la muerte. Solo muy pocas criaturas humanas a través del curso de la historia humana han optado por buscar el favor de Jehová y han llegado a reconciliarse con él, pero estas pocas criaturas se han alegrado de que los ojos de Jehová las vean. Se han alegrado por lo que él ha hecho a favor de ellas. Al aumentar su número, requiriendo organización, leyes y estatutos, se alegraron de someterse a sus instrucciones. También se alegran de que la historia de la Tierra, las actividades del hombre sobre ella, buenas y malas, y los propósitos de Dios para el futuro, todo haya sido registrado en un Libro, bajo inspiración divina. Considerando esto, vemos cómo Dios ha tratado a los que han escogido servirle y cómo ha recompensado a los que se someten a su dirección.
7. ¿A quiénes de antes del diluvio se menciona favorablemente, y qué condición acarreó el diluvio del día de Noé?
7 Antes del diluvio global, que ocurrió unos mil seiscientos años después de la caída de Adán, solo a muy pocos hombres se les menciona favorablemente en la Biblia. Abel, quien murió como un siervo fiel de Jehová, y Enoc, un profeta fiel de Jehová, fueron prominentes entre éstos. Noé, el bisnieto de Enoc, después de tener quinientos años de edad, llegó a ser padre de Sem, Cam, y Jafet. Jehová hizo un examen escrutador del camino corrompido en que la humanidad se había desarrollado sobre la Tierra para ese tiempo, exactamente antes del gran diluvio, y solo halló ocho excepciones a una condición en que “toda inclinación de los pensamientos de su corazón [el del hombre] siempre era solamente mala.”—Gén. 6:5.
8. ¿Cómo probó Noé ser un buen organizador bajo la dirección de Jehová, y con qué resultado para él y su familia?
8 Noé se sometió a la superintendencia de Jehová, y Jehová lo organizó a él y a su familia para completar el arca para la preservación de ellos mismos vivos, junto con un número representativo de animales, para proveer un fresco principio nuevo sobre la haz de la Tierra. Buena superintendencia sería absolutamente necesaria de parte de Noé para completar el barco antes de que cayeran las aguas del diluvio y para recoger los animales y ver que hubiera suficiente alimento abordo para ellos así como para él mismo y su familia. Nada podía dejarse a la casualidad. Había vida envuelta en ello. Todo tenía que ser verificado, y solo fue cuando todo estuvo en orden que “Jehová cerró la puerta detrás de él.” “Y Noé procedió a hacer según todo lo que Dios le había mandado. Hizo exactamente así.” (Gén. 7:16; 6:22) Esto es lo que hizo a Noé un superintendente de buen éxito.
9. ¿Cómo podemos obtener una advertencia por lo que ocurrió en el día de Noé?
9 Este gran diluvio resultó ser un cuadro de la manera en que Jehová destruirá la iniquidad en los últimos días y preservará vivos a los que desean servirle correctamente para que entren en un nuevo mundo de justicia. Ahora nosotros vivimos en ese día, y hacemos bien en recordar el buen ejemplo de Noé y su familia al responder a la superintendencia de Jehová, el Gran Pastor, y de su organización.—Isa. 26:20, 21; Mat. 24:36-42.
10. ¿Cómo organizó Jehová a la nación de Israel en cumplimiento de su promesa a Abrahán?
10 Unos 426 años después del Diluvio se nos habla de la gran fe de Abrahán, lo cual resultó en el pacto para producir la simiente de bendición para toda la humanidad. Los doce hijos de su nieto Jacob fueron las cabezas de familia de la nación de Israel. El gran Superintendente, Jehová, se probó leal a su promesa a Abrahán; y aunque habían tenido lugar acontecimientos para que estos israelitas entraran en esclavitud en Egipto, Jehová los organizó amorosamente y superentendió su regreso a la tierra de promesa. “Y Jehová iba delante de ellos durante el día en un pilar de nube para conducirlos por el camino, y durante la noche en un pilar de fuego.”—Éxo. 13:21.
11. ¿Cómo organizó Moisés a la nación de Israel en armonía con la sabiduría divina?
11 Piense en mover una caravana de dos o tres millones de personas, con sus posesiones y todas las partes del tabernáculo, sin los medios modernos de transporte que tenemos hoy día. No era una tarea pequeña de organización; pero las setenta cabezas de organización bajo Moisés, los sacerdotes, los jefes de millares, de centenas, de cincuentenas y de decenas, todos conocían bien su trabajo y cooperaban como organización estrechamente enlazada. Cada tribu estaba asignada a su lugar alrededor del tabernáculo y a su lugar en el orden de marcha. Luego había la administración de leyes y principios para zanjar puntos en cuestión y disputas. El trabajo resultó demasiado grande para Moisés solo, y él siguió el consejo de su suegro Jetro, el cual resultó ser sabiduría práctica de Dios, de nombrar a otros que le ayudaran con este trabajo: “Escoge de todo el pueblo hombres capaces, que teman a Dios, hombres confiables, que odien la ganancia injusta; y debes poner a éstos sobre ellos como jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas. Y deben juzgar al pueblo en toda ocasión apropiada; y debe suceder que todo caso grande lo traerán a ti, pero todo caso pequeño ellos mismos lo manejarán como jueces.”—Éxo. 18:21, 22.
12. El someterse a la superintendencia de Jehová, ¿en qué beneficios resultaría para los judíos?
12 La nación había de ser “un reino de sacerdotes y una nación santa” en preparación para la venida del Mesías. Después de recibir las leyes y los mandamientos de Jehová, “Moisés vino y llamó a los hombres de mayor edad del pueblo y expuso delante de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Después de eso todo el pueblo respondió unánimemente y dijo: ‘Todo cuanto Jehová ha dicho estamos dispuestos a hacerlo.’” (Éxo. 19:6-8) La fidelidad a este pacto siempre les traería prosperidad de parte de Jehová, mas la desobediencia les traería su rechazamiento. “Porque Jehová tu Dios está andando en medio de tu campamento para libertarte y para abandonar tus enemigos en manos tuyas; y tu campamento debe resultar santo, para que no vea él cosa indecente en ti y de seguro se aparte de acompañarte.”—Deu. 23:14.
13. En contraste con su promesa, ¿qué muestra la historia bíblica en cuanto a vivir en con conformidad con ella?
13 Para la mayoría su respuesta: “Todo cuanto Jehová ha dicho estamos dispuestos a hacerlo,” resultó ser palabras vacías. La historia de la nación judía es un período turbulento tras otro, marcado con desobediencia, rebelión, queja, apostasía y corrupción. Al llegar a la Tierra Prometida, no estuvieron contentos con Jehová como Rey y con los jueces y los sacerdotes que administraban los asuntos de la nación. Pidieron un rey, solo para ser esclavizados por él. Entre otras cosas detestables, Saúl, el primer rey, presuntuosamente comenzó a ofrecer sacrificio a Jehová sin esperar que llegara el profeta Samuel antes de avanzar las tropas a la batalla. La soberanía real le fue arrebatada y dada a David, un hombre según el propio corazón de Jehová. Jehová usó a David y su reino para representar la soberanía real de su Rey celestial, Cristo Jesús. David no lanzó un golpe de Estado para echar abajo a Saúl prematuramente, sino que esperó hasta que Jehová creyera conveniente remover a este infiel—un buen ejemplo para nosotros hoy día.
14. ¿Cómo organizó Jehová a su pueblo para el restablecimiento de la adoración verdadera en Jerusalén?
14 La infidelidad continua condujo a la completa caída de la nación y a que fuera llevada a setenta años de cautiverio por Babilonia, el asiento de la adoración falsa. Fiel a su promesa, Jehová causó una liberación, y salieron las instrucciones para reedificar la casa de Jehová en Jerusalén. El trabajo del templo fue organizado bajo el gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Jesúa. Jehová bendijo los esfuerzos de estos fieles superintendentes que inspeccionaron, dirigieron y corrigieron las cosas en conexión con este enorme proyecto. Al completar el trabajo del templo se celebró la inauguración de él. “Y asignaron a los sacerdotes en sus clases y a los levitas en sus divisiones, para el servicio de Dios que está en Jerusalén, según la prescripción del libro de Moisés.”—Esd. 6:18.
15. ¿Cómo mostraron ser buenos superintendentes Esdras y Nehemías?
15 Jehová puso en el corazón del rey Artajerjes I dirigir a Esdras con respecto a organización. “Y tú, Esdras, según la sabiduría de tu Dios que está en tu mano asigna magistrados y jueces para que continuamente juzguen a todo el pueblo que está allende el Río, aun a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y a cualquiera que no las haya conocido ustedes lo instruirán.” (Esd. 7:25) Los muros y el restante trabajo de la ciudad se completaron bajo Nehemías. Al contrario de algunos otros superintendentes del pasado, él no oprimió al pueblo ni demandó favores especiales. “En cuanto a mí, no procedí así por causa del temor de Dios. Y, lo que es más, en el trabajo de este muro participé, y no adquirimos siquiera un campo; y todos mis servidores fueron reunidos allí para el trabajo.” Con una conciencia clara él pudo orar: “Recuerda para mí, oh mi Dios, a favor mío, todo lo que he hecho a favor de este pueblo.”—Neh. 5:15, 16, 19.
16. ¿A qué grado se había deteriorado la adoración verdadera al tiempo de la venida de Cristo, y por qué era ése un tiempo crucial?
16 Hubo un período de unos 450 años hasta la venida de Cristo, y durante este tiempo otras dos potencias mundiales, Grecia y Roma, habían de gobernar sobre Jerusalén e imponer gobierno extranjero de opresión. Hubo una sutil depreciación de la adoración verdadera desde arriba hasta abajo y desde abajo hasta arriba. Las rebeliones subsecuentes de los judíos no trajeron alivio sino que trajeron más opresión por las naciones. En el primer siglo el sistema de cosas judío giraba en torno del Sanedrín y en torno de imponer tradición transmitida en vez de la Palabra pura de Dios. Todavía había un sumo sacerdote y sacerdotes auxiliares para ofrecer sacrificio y administrar en el templo, pero las prácticas y las doctrinas sectarias violaban completamente el espíritu de la ley mosaica. ¡Cuánto necesitaba la gente un caudillo, un superintendente fiel, para que los guiara de vuelta a la adoración verdadera! Su mismísima vida dependía de esto, pues ahora había llegado el tiempo de rendir cuentas.
17. Como superintendente del nuevo sistema de cosas, ¿qué hizo Jesús mientras estuvo en la Tierra?
17 El gobierno romano estaba representado por el gobernador Pilato en Jerusalén cuando Cristo Jesús comenzó su ministerio. Jesús no trató de establecerse como rey sobre Israel ni trató de quitar el puesto a la potencia imperial de Roma. Él solo vino a “buscar y salvar lo que estaba perdido” y a preparar el camino para el nuevo sistema de cosas que efectuaría el cumplimiento de todas las promesas de Dios para eliminar la desobediencia, el pecado, la muerte y todas las consecuencias terribles. Jesús había de ser el superintendente verdadero, y él se describió como siendo el Pastor Excelente. “Las ovejas escuchan su voz, y él llama a sus propias ovejas por nombre y las saca fuera.” “Yo he venido para que ellos tengan vida y la tengan en abundancia. Yo soy el pastor excelente; el pastor excelente entrega su alma a favor de las ovejas.”—Luc. 19:10; Juan 10:3, 10, 11.
18. ¿De qué manera entrenó Jesús a los que respondían a su mensaje, y qué les resultó a los que rechazaron su mensaje?
18 Durante tres años y medio su mensaje fue dirigido a los judíos. Además de su propia campaña vigorosa de predicación, él entrenó a sus apóstoles y discípulos a continuar con el trabajo después de regresar al cielo. El amor se demostró en todas sus actividades. Corrección y castiga se necesitaron de vez en cuando, pero él los administró con discernimiento, sabiendo lo que se necesitaba y cómo debería darse. Él fue un caudillo y pidió que sus seguidores vinieran en pos de él. Como nación los judíos lo rechazaron como su superintendente y dador de vida. Por eso él dijo: “¡Cuán a menudo quise recoger a tus hijos de la manera que una gallina recoge a su cría de pollitos bajo sus alas, pero ustedes no lo quisieron! ¡Miren! Su casa se les deja a ustedes.” ¡Qué horrible fue la situación en el año 70 cuando los romanos saquearon la ciudad, todo “porque no discerniste el tiempo de tu inspección”!—Luc. 13:34, 35; 19:44.
19. ¿Cómo se desarrolló la congregación cristiana después de la muerte de Cristo, y con qué resultados?
19 La muerte de Jesús y la persecución que vino sobre sus seguidores después del Pentecostés no detuvieron el trabajo, sino hicieron que se esparcieran las buenas nuevas. En el Pentecostés se recibió el espíritu santo prometido como ayudador. Un cuerpo de hombres de mayor edad, incluyendo a los apóstoles, se hizo cargo del trabajo y envió representantes desde Jerusalén a varias partes del país. “Cuando [Jesús] ascendió a lo alto . . . dio dádivas en hombres . . . algunos como apóstoles, algunos como profetas, algunos como evangelizadores, algunos como pastores y maestros, teniendo como mira el entrenamiento de los santos para la obra ministerial.” (Efe. 4:8, 11, 12) Congregaciones de santos fueron organizadas. Superintendentes fueron asignados a ellas. Instrucciones fueron enviadas desde el cuerpo gobernante en Jerusalén para fortalecer y confirmar su fe. Un edicto notable de parte del cuerpo gobernante fue el que se describe en el capítulo 15 de Hechos 15. Adhiriéndose estrechamente a la Palabra de Dios y respondiendo a la dirección del espíritu santo, su decisión fue de acuerdo con principios pero no indebidamente restrictiva. El adherirse fielmente a esta dirección de parte de la organización terrestre de Jehová en aquel tiempo resultó en que las congregaciones continuaran “siendo hechas firmes en la fe y aumentando en número de día en día.”—Hech. 16:5.
20. ¿Con qué propósito dejó Pablo a Tito en Creta, y qué buscaba al considerar superintendentes en perspectiva?
20 A medida que Pablo, Bernabé y otros representantes fieles del cuerpo gobernante visitaban las congregaciones, leían esta decisión y servían bien como superintendentes. En un viaje misional el apóstol Pablo dejó a Tito en Creta. Fue autorizado a ‘corregir las cosas que estaban defectivas’ y para ‘hacer nombramientos de hombres de mayor edad en ciudad tras ciudad, según las órdenes que te di.’ (Tito 1:5-9) Instrucciones semejantes fueron dadas al joven superintendente Timoteo. (1 Tim. 3:1-7) El superintendente debe ser irreprensible en todo respecto. Su hogar debe estar en orden, y debe estar produciendo el fruto del espíritu y “adhiriéndose firmemente a la palabra fiel en lo que toca a su arte de enseñanza, para que pueda exhortar por la enseñanza que es sana y también reprender a los que contradicen.”
21. Además de ser un hombre moralmente respetable, ¿qué más se requiere de un superintendente?
21 El superintendente en la congregación cristiana verdaderamente debe ser un hombre irreprensible, pero debe ser más que un hombre moralmente limpio y uno que tenga un buen informe de dentro y fuera de la congregación. Debe ser un hombre lleno de obras buenas y debe tener interés amoroso en todos los que quedan bajo su superintendencia. Debe proteger al rebaño como un pastor protege a las ovejas bajo su cuidado. El apóstol Pablo, en un viaje por barco a Jerusalén, arribó a Mileto, y el relato en el capítulo 20 de Hechos nos informa que mandó llamar a los hombres de mayor edad de la congregación de Efeso. Les notificó que estaba limpio de la sangre de todos los hombres, porque no se había retraído de decirles todo el consejo de Dios, y luego agregó: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre quienes el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear a la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo... Les he exhibido en todo que por medio de trabajar así ustedes deben ayudar a los que son débiles y deben tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.’”—Hech. 20:27-35.
22. (a) ¿Cómo fue el apóstol Juan un buen superintendente para las congregaciones en la parte posterior de su ministerio? (b) Apocalipsis, Rev. capítulo 1, representa a Cristo como haciendo ¿qué, indicando que es un superintendente completo?
22 Los apóstoles, hasta el último de ellos, el apóstol Juan, todos estuvieron profundamente interesados en las congregaciones. Además de viajar a éstas y dar estimulo instrucción y corrección personales, se escribían cartas a las congregaciones, las cuales cartas se ponían en circulación general y nos da gusto tenerlas hoy como parte de la Santa Biblia. No obstante, según la profecía, el “hombre del desafuero,” los caudillos apóstatas de los que afirmaban ser cristianos, había de ejercer una influencia más y más fuerte en la congregación cristiana. El anciano apóstol Juan pronto iba a fallecer, alrededor de 100 d. de J.C., y así el último de los que obraban como restricción contra esta intrusión ya no estorbaría. (2 Tes. 2:1-12) Había necesidad de que consejo fuerte y a la misma vez alentador fuera dado por Jehová Dios mediante su Hijo, Cristo, y a su vez a Juan, para que él lo distribuyera a los superintendentes de las congregaciones. Las siete congregaciones en el Asia Menor representaron a todas las congregaciones de entonces, pero principalmente a todas las congregaciones de los engendrados por espíritu que están en la Tierra hoy día, dado que Juan, por inspiración, llegó a estar en “el día del Señor” cuando recibió la visión. Vio siete candeleros, los cuales representan a todas las congregaciones de los engendrados por espíritu. Andando entre los candeleros estaba Cristo Jesús, el fiel superintendente, examinando, instruyendo y corrigiendo las cosas que estorbaban a la adoración verdadera y al progreso teocrático. Había un superintendente para cada congregación, representado por una estrella. Los siete (un número completo) se hallaban en la diestra de Cristo para dirigirlos. Ellos deben seguir la dirección de él y recordar siempre que están en el puesto por espíritu santo que opera por medio de Cristo y que ellos le son responsables a él. Así como la luz de las estrellas es más fuerte que la luz de una lámpara, ellos deben brillar fuertemente mediante buenas obras, buena conducta y ejemplo.
23. ¿De qué manera fueron elogiadas algunas de las congregaciones, y cómo eran deficientes algunas?
23 Las condiciones en las siete congregaciones de aquel entonces representan lo que puede existir en las congregaciones hoy día, y, al obedecer el consejo dado, los superintendentes sabrán tratar las condiciones. Algunas de las congregaciones fueron elogiadas por su trabajo duro y aguante, pero habían llegado a ser descuidadas en el servicio y en la concurrencia a las reuniones. Algunas estaban espiritualmente muertas a causa de dejar de ejecutar todos los rasgos del servicio de Dios, y había necesidad de despertar, de ser diligentes en el estudio particular, en la asistencia a las reuniones y en la actividad ministerial. El superintendente debía tomar la delantera para dirigir a la congregación de regreso a su amor anterior. Algunas fueron elogiadas por no acceder a las influencias materialistas, pero había el peligro de caer víctimas del espíritu de nacionalismo y de sectas religiosas. El superintendente debía tener cuidado de no mercantilizar su puesto ni caer víctima de inmoralidad sexual ni permitir que la congregación se corrompiera con ella. Las hermanas debían guardar su lugar dentro de la congregación y cooperar, con un espíritu calmado y apacible, el cual es propio de las mujeres cristianas. No hay lugar para tibieza. Uno debe estar cabalmente de parte de Jehová y apreciar las riquezas espirituales, las cuales vienen al rendir devoción exclusiva a Jehová.—Apo., Rev. capítulos 1 al 3.
24. ¿Qué debe protegerse en la congregación, y cómo fueron despachadas las instrucciones a las congregaciones?
24 El consejo dado a los superintendentes en las siete congregaciones en Asia había de aplicarse cabalmente, para que las congregaciones pudieran prosperar y no tener ninguna condición dentro de ellas que impidiera la corriente cabal del espíritu santo de Jehová. Es digno de atención aquí que las instrucciones fueron dadas primero a Juan en la Tierra y luego habían de ser transmitidas a los superintendentes de las congregaciones para que obraran de acuerdo con ellas. Jehová siempre ha trabajado por medio de su instrumento de organización para efectuar su voluntad. Él es el Dios de orden, el Dios de propósito y el Dios de principio. El estar en armonía con su organización y el estar trabajando en armonía con sus superintendentes, sin importar en qué tiempo haya vivido un siervo de él, ha significado bendición y prosperidad. La vida eterna es la recompensa de los que responden a la amorosa superintendencia de Jehová.