Capítulo 3
Cuando el hombre estuvo con Dios en el Paraíso
1. ¿Por cuánto tiempo fue Dios el Único en existencia, y por qué?
¿HEMOS pensado alguna vez en lo que dan a entender las expresiones “el Creador de los cielos,” y también: “Dios, que creó todas las cosas”? Esas expresiones dan a entender que hubo un tiempo en el cual Dios estuvo completamente solo. (Isaías 42:5; Efesios 3:9) No existía creación. Por eso, por un pasado eterno este Dios estuvo absolutamente por sí solo y todavía no había llegado a ser Creador. Por eso el profeta Moisés dijo en oración a Dios: “¡Antes que naciesen las montañas, o tú produjeras la tierra y el mundo, y desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios!” (Salmo 90:2, Versión Moderna) Durante todo ese pasado eterno antes de la creación Dios pudo deleitarse consigo mismo.
2. Con el transcurso del tiempo Dios se propuso hacerse ¿qué? y de ese modo ¿qué responsabilidad se impuso?
2 Llegó el tiempo cuando Dios se propuso hacerse Padre. Esto no quiso decir llegar a ser el Creador de cosas sin vida, cosas desprovistas de inteligencia. Significó dar existencia a inteligencias vivientes, a hijos que tuvieran algún parecido a él como Padre de ellos. Así, se propuso asumir la responsabilidad que encierra el tener una familia de hijos. ¿Qué clase de hijos se propuso producir primero? No hijos humanos, porque en ese caso hubiera tenido que producir primero un globo terráqueo sobre el cual pudieran vivir. Razonablemente, Dios produciría hijos que, como Él mismo, fueran celestiales, espíritus tal como Él es espíritu. Así, serían hijos de la región de los espíritus que podrían verlo a él y tener acceso directo a Su presencia y con los cuales él se podría comunicar directamente.
3. ¿Cómo se nos llama la atención a la existencia de los hijos celestiales de Dios, aun antes de la creación de nuestra Tierra?
3 La existencia de esos hijos de Dios de una región de espíritus no es simple imaginación religiosa. El escritor del libro bíblico de Job, probablemente el profeta Moisés, los menciona en el primer capítulo de ese libro, diciendo: “Ahora bien, llegó a ser el día en que los hijos del Dios verdadero entraban para tomar su puesto delante de Jehová.” (Job 1:6) Una segunda reunión de esos hijos celestiales del Dios verdadero se nos hace notar en Job 2:1. El hecho de que estos hijos de Dios con vida de espíritu existían en los cielos invisibles antes de la creación de nuestra Tierra recibe énfasis cuando Dios le habla al hombre Job desde lo invisible y le pregunta: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? . . . cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?” Evidentemente esos hijos de Dios, que brillaban con gran resplandor como estrellas de la mañana en los cielos, estaban interesados en el propósito que Dios tenía al crear nuestra Tierra y admiraban la manera en que él creó la Tierra, “extendiendo el norte sobre el lugar vacío, colgando la tierra sobre nada” en el espacio.—Job 38:4-7; 26:7.
4. (a) ¿Qué pudiera llamarse correctamente al primer hijo creado de Dios con relación a la creación y la familia de Dios? (b) ¿Cómo habla la “sabiduría” de sí en Proverbios 8:22-31?
4 ¿Quién fue el primer hijo de Dios de la región de los espíritus a quien Él creó? Éste, por razón de su prioridad, correctamente sería llamado el principio de la creación por Dios. Siendo éste el primer miembro de la familia celestial de Dios, también podía ser llamado el primogénito de toda la creación. El que pensemos acerca de esto aquí nos recuerda lo que se dice en el capítulo ocho del libro de Proverbios, donde se representa a la sabiduría divina como una persona que alude a sí misma. Por supuesto, en el texto hebreo original de Proverbios, la palabra “sabiduría” (hhakhmah) está en género femenino y la sabiduría habla de sí como de persona de ese género. (Proverbios 8:1-4) Por supuesto, la sabiduría divina no tiene ninguna existencia separada y aparte de Dios. La sabiduría siempre ha existido en Él y por eso no fue creada. Por esta razón es interesante oír cómo la sabiduría alude a sí como si fuera persona del género femenino, especialmente cuando pasa a decir:
“El Señor [hebreo: JHVH, יהוה] me creó como principio de su camino, la primera de sus obras desde el comienzo. Desde la eternidad fui nombrado jefe, desde el principio, desde los tiempos más tempranos de la tierra. Cuando todavía no había profundidades, fui producida; cuando todavía no había manantiales pesadamente cargados de agua. Antes de que las montañas fueran hundidas, antes de los cerros fui producida: mientras todavía él no había hecho la tierra y los campos abiertos, ni el jefe del polvo del mundo. Cuando preparó los cielos, allí estuve; cuando trazó un círculo sobre la faz de la profundidad; cuando fijó los cielos arriba; cuando los manantiales de las profundidades se hicieron fuertes; cuando asignó al mar su decreto, que las aguas no deberían violar su orden; cuando estableció firmemente los fundamentos de la tierra: entonces estuve cerca de él, como un niño amamantado; y día por día fui sus deleites, jugando delante de él a todo tiempo; jugando [participio femenino] en el mundo, su tierra; y teniendo mis delicias con los hijos de los hombres.”—Proverbios 8:22-31, traduciendo al español de la versión en inglés por el rabino Isaac Leeser, de 1853.
5. ¿Por qué se preocupan líderes judíos por la manera en que han sido aplicadas esas palabras de Proverbios en nuestra era común?
5 Líderes judíos se preocupan por la aplicación que se puede dar a los versículos bíblicos que acabamos de citar. En la edición de la Soncino Press de Proverbios, de 1945, leemos en la nota al pie de la página sobre esta sección: “Para los lectores judíos esta interpretación es de mucha importancia en vista del uso cristológico que dieron a esta sección los primitivos Padres de la Iglesia.”a De todos modos, Proverbios 8:22 dice que algo es creado como el principio del camino de Jehová Dios, como “la primera de sus obras desde el comienzo.” ¡Una sabiduría “creada”!
QUERUBINES, ÁNGELES, SERAFINES
6. ¿Qué se dice acerca de los querubines en Génesis y Salmos?
6 Las Santas Escrituras dividen en por lo menos tres clases a estos “hijos de Dios” celestiales. Una primera de estas clases que se menciona es la de los “querubines.” Génesis 3:24 señala que varios querubines fueron situados por Dios al este del Paraíso terrestre para “guardar el camino al árbol de la vida.” Respecto a lo cercano de los querubines a la sede de autoridad ocupada por Dios y el apoyo leal que dan a ésta, el salmista Asaf habla, diciendo: “Oh tú que estás sentado sobre los querubines, resplandece, sí.” (Salmo 80:1 y enc sobrescrito) El Salmo 99:1 llama atención a lo mismo, diciendo: “Jehová mismo ha llegado a ser rey. Agítense los pueblos. Está sentado sobre los querubines. Retiemble la tierra.”
7. ¿Cuándo y cómo asoció el rey Ezequías a los querubines con Dios?
7 Además, el rey Ezequías, quien representaba al Dios Altísimo sobre el trono visible en Jerusalén, asoció los querubines con el trono celestial del Soberano del universo, cuando oró así: “Oh Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel, sentado sobre los querubines, tú solo eres el Dios verdadero de todos los reinos de la tierra. Tú mismo has hecho los cielos y la tierra.” (Isaías 37:16) Así, repetidamente se muestra al gran Creador, el Soberano Universal, entronizado sobre los “hijos de Dios” celestiales conocidos como querubines.
8. ¿Qué, en la vida de Abrahán, Lot y Jacob, comprueba la autenticidad de la existencia de los ángeles?
8 Además de esos querúbicos “hijos de Dios,” hay una clase general de ángeles. No hay razón histórica para dudar de la existencia de estas criaturas invisibles de la región de los espíritus, porque han hecho muchas apariciones de autenticidad comprobada a los hombres. Para el año 1919 a. de la E.C. tres representantes angelicales de Jehová Dios se materializaron en carne y se le aparecieron al patriarca Abrahán mientras éste estaba sentado bajo unos árboles grandes en Mamré en la tierra palestina de Canaán. Poco después de eso, dos de estos ángeles materializados visitaron a Lot el sobrino de Abrahán, en la ciudad de Sodoma cerca del mar Muerto, el día antes de la destrucción de esta ciudad inicua por fuego y azufre lanzados por el aire sobre la ciudad. (Génesis 18:1 a 19:29 inclusive) Más de un siglo después, Jacob el nieto de Abrahán regresaba al sur al lugar donde su abuelo solía acampar, y tuvo la experiencia que se relata en Génesis 32:1, 2: “Y en cuanto a Jacob, él se puso en camino, y ahora se encontraron con él los ángeles de Dios. Inmediatamente dijo Jacob cuando los vio: ‘¡El campamento de Dios es éste!’ Por lo tanto llamó aquel lugar por nombre Mahanaim [que significa: ‘Dos Campamentos’].”
9. (a) ¿Qué significa también la palabra “ángel”? (b) ¿Cómo se utiliza a los ángeles, de modo que los hombres no pueden impedir su labor?
9 La palabra bíblica para ángel significa también “mensajero,” como en Malaquías 3:1, donde leemos: “¡Miren! Estoy enviando mi mensajero [o ángel], y él tiene que despejar un camino delante de mí.” En muchas ocasiones se ha enviado a ángeles celestiales en misiones de entregar un mensaje o con la comisión de hacer una obra especial. Los hombres no pueden impedir que ellos ejecuten la comisión que han recibido de Dios, porque poseen poder y fortaleza superiores al poder y la fortaleza de los hombres. El salmista reconoció este hecho, y dijo: “Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los mismísimos cielos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la dominación. Bendigan a Jehová, oh ángeles suyos, poderosos en potencia, que llevan a cabo su palabra, escuchando la voz de su palabra. Bendigan a Jehová, todos los ejércitos suyos, ministros suyos, que hacen su voluntad.”—Salmo 103:19-21.
10. (a) ¿Qué actitud tienen los serafines para con la persona de Dios? (b) ¿Qué experiencia tuvo Isaías con serafines, y qué demuestra esto?
10 Una clasificación más de los “hijos de Dios” celestiales es la de los serafines. Estas criaturas de la región espiritual muestran mucha reverencia a la persona de Dios. Esto lo muestra la milagrosa visión que se le dio al profeta Isaías. Notemos la descripción que él da: “El año en que murió el rey Uzías [778/777 a. de la E.C.] yo, sin embargo, conseguí ver a Jehová, sentado en un trono excelso y elevado, y sus faldas llenaban el templo. Serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos se cubría el rostro, y con dos se cubría los pies, y con dos volaba de acá para allá. Y éste clamó a aquél y dijo: ‘Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria.’” El profeta Isaías se sintió obligado a clamar por temor a morir debido a su condición de inmundo. “Ante eso,” dice Isaías, “uno de los serafines voló a mí, y había en su mano una brasa relumbrante que con tenazas había tomado del altar. Y procedió a tocar mi boca y decir: ‘¡Mira! Esto ha tocado tus labios, y tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado.’” (Isaías 6:1-7) En esto vemos demostrado el interés de los serafines en ayudarnos a ser santos como Dios es santo.
11. ¿Cuántos componen la familia de “hijos” celestiales de Dios, y por qué se distinguen en naturaleza de nosotras las criaturas humanas?
11 La cantidad de todos estos celestiales “hijos de Dios,” los querubines, los serafines y los ángeles, llega a millones. El profeta Daniel, en Babilonia, recibió inspiración para escribir acerca de la visión que había tenido de una escena de tribunal celestial: “Seguí contemplando hasta que se colocaron tronos y el Anciano de Días se sentó. . . . Había mil millares que seguían ministrándole, y diez mil veces diez mil [= 100.000.000] que seguían de pie directamente delante de él. El Tribunal tomó asiento, y hubo libros que se abrieron.” (Daniel 7:9, 10) Un número tan tremendo de “hijos de Dios” celestiales despliega la gran productividad creativa por parte del Padre celestial, Jehová Dios el Todopoderoso. Él tiene una maravillosa familia de hijos obedientes en los cielos. Estas no son criaturas de sangre y carne, porque fueron creadas antes que fuera creada nuestra Tierra sobre la cual nosotras, criaturas de sangre y carne, ahora vivimos. De modo que esos “hijos de Dios” celestiales son espíritu, como Dios mismo lo es, y en naturaleza son completamente distintos a nosotras las criaturas humanas terrestres.
12. ¿Por qué no hay ahora entre los “hijos de Dios” celestiales almas humanas que hayan sido trasplantadas a la región invisible de los espíritus?
12 La profecía de Isaías 31:3, mostrando la clara distinción entre Dios y los hombres (como los antiguos egipcios) y entre el espíritu y la carne, desanimó a los israelitas de acudir a los egipcios militarizados en busca de ayuda, diciendo: “Los egipcios, sin embargo, son hombres terrestres, y no Dios; y sus caballos son carne, y no espíritu.” Además, en una declaración directa de que los “hijos de Dios” celestiales son de una naturaleza que se distingue de la del hombre, Salmo 104:1-4 dice: “Bendice a Jehová, oh alma mía. Oh Jehová Dios mío, te has mostrado muy grande. Con dignidad y esplendor te has vestido, envolviéndote de luz como de una prenda de vestir, extendiendo los cielos como una tela para tienda, Aquel . . . que hace a sus ángeles espíritus, a sus ministros un fuego devorador.” Definitivamente las Sagradas Escrituras eliminan la idea religiosa de que entre los ángeles celestiales se incluyen almas humanas que hayan sido trasplantadas de la Tierra a los cielos invisibles de los espíritus. Los “hijos de Dios” de la región de los espíritus eran todos hermanos, pues todos eran hijos del mismo Padre celestial.
LA CREACIÓN DEL HOMBRE
13. ¿Qué actitud muestra un verdadero padre para con una familia que ha sido producida por él?
13 Un verdadero padre produce una familia porque ama a los hijos. No desea hacer de ellos personas malvadas o diablos ni satisfacerse por medio de torturarlos y atormentarlos. Desea lo que sea para los mejores intereses de ellos. Desea complacerse en ellos porque reflejan su imagen y le son una honra y le dan debido respeto y obediencia. Hace mucho tiempo, bajo inspiración divina, un rey, padre de muchos hijos él mismo, dijo: “El hijo sabio es el que regocija a un padre.” “El padre de un justo sin falta estará gozoso; el que llega a ser padre de un sabio también se regocijará en él.”—Proverbios 10:1; 23:24.
14. ¿Cómo se compara a Jehová con un padre humano al tratar con sus hijos?
14 En cuanto a la actitud del Padre celestial para con sus criaturas inteligentes, el salmista David dijo: “Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, acordándose de que somos polvo.” (Salmo 103:13, 14) Lo que Jehová espera de sus hijos, lo indica, diciendo: “Un hijo, por su parte, honra a un padre; y un siervo, a su magnífico amo. Pues si yo soy un padre, ¿dónde está la honra a mí? Y si soy un magnífico amo, ¿dónde está el temor a mí?” (Malaquías 1:6) Jehová el Padre celestial no es inferior a un padre terrestre al mostrar las cualidades correctas para con Sus criaturas, porque dice: “Y ciertamente les mostraré compasión, tal como un hombre le muestra compasión a su hijo que le sirve.”—Malaquías 3:17.
15. ¿Qué motivo tuvo Dios para crear hijos de una naturaleza inferior a la de los hijos celestiales, y qué se desplegaría con eso?
15 Con motivo que no podía ser menos que amoroso, Jehová Dios se propuso llegar a ser padre de hijos de una nueva naturaleza. Esto significaba que no serían de naturaleza de espíritus, que no serían de naturaleza celestial. La naturaleza de ellos sería menos refinada que la naturaleza espiritual y por lo tanto los sometería a limitaciones y restricciones que no tienen los “hijos de Dios” celestiales. No obstante, esto no resultaría en penalidad para ellos y podrían disfrutar de esa naturaleza perfectamente. Su naturaleza sería de carne y sangre, o naturaleza humana. La creación de hijos de esta naturaleza inferior no se debía a que el Padre celestial hubiera dejado de estar satisfecho con su vasta familia de hijos de la región de los espíritus o necesitara algo nuevo y adicional con lo cual suministrarse nuevo entretenimiento. Era, más bien, para seguir desplegando la grandemente diversificada sabiduría de Dios como Creador, y también para extender su amor a más criaturas.
16. (a) Para crear una familia de naturaleza humana, ¿qué tenía que producir primero Dios? (b) ¿Cuál fue Su propósito declarado para la creación de nuestra Tierra?
16 Primero, sin embargo, tenía que suministrar los materiales con los cuales crear a esta familia de la naturaleza humana y también un lugar apropiado en el cual viviera y que ocupara esta familia humana. Con esto como mira, creó la Tierra, un planeta que pertenece al sistema solar que es parte de la gran galaxia de estrellas ahora conocida como la Vía Láctea. En este punto abre la Santa Biblia su maravillosa historia, diciendo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (Génesis 1:1) Con cuidado amoroso él preparó las condiciones y el medio sobre la superficie enfriada y solidificada de la Tierra para sus habitantes humanos. Él menciona su propósito para esta Tierra, diciendo:
“Esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada.”—Isaías 45:18.
17. ¿Cómo previó el Creador las necesidades de su familia humana, y cómo proveyó lo necesario para esas necesidades?
17 Su familia humana tendría cuerpos que necesitarían respirar para sostener la vida, y por eso Él suministró una atmósfera alrededor de la Tierra. Necesitarían agua para beber, y por eso él suministró una abundancia de eso. Necesitaban vida vegetal y vegetación como alimento, y Él les suministró esto. Necesitaban la luz del Sol para salud y para la visión, y él removió cualquier nube de polvo cósmico que hubiera que evitara que los rayos del Sol llegaran a la Tierra y más tarde clarificó la atmósfera para que la luz del Sol, la luz de la Luna y la luz de las estrellas penetraran hasta la superficie de la Tierra. La familia humana necesitaba períodos regulares de descanso y sueño, y el gran Diseñador de la Tierra hizo que ésta diera vueltas de modo que el día y la noche alternaran. Hizo que las aguas enjambraran de peces y otros tipos de vida marina, criaturas volátiles que volaran con alas por el aire y animales de la tierra en gran variedad, para que todas estas creaciones desempeñaran sus papeles en la economía de la vida terrestre. Todo esto lo hizo el sabio y amoroso Creador durante el transcurso de seis períodos de creación, que él mismo llamó días.—Génesis 1:1-25.
18. ¿Cuándo y en qué “día” de creación anunció Dios su propósito de hacer la culminación de su creación terrestre?
18 Para el fin del sexto período de creación las cosas habían sido preparadas sobre la Tierra y alrededor de ella y el Padre celestial iba a pasar a dar comienzo a la familia humana. Entonces fue que anunció lo que sería la culminación de su obra de creación terrestre, según leemos en Génesis 1:26: “Y pasó Dios a decir: ‘Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra.’”
19. ¿Cómo podemos probar si Dios estaba hablando consigo mismo en Génesis 1:26?
19 En el texto hebreo de este relato de la creación la palabra para “Dios” es elohim, que es la forma plural de elóah, y la forma plural se usa aquí en Génesis para denotar excelencia y grandeza, y no varios dioses, dos, tres o más. Por eso los verbos que acompañan aquí a Elohim están en el número singular. Y por eso cuando leemos: “Y pasó Dios [Elohim] a decir: ‘Hagamos,’” eso no significa que Dios estaba hablando consigo mismo. Él no es una trinidad, un dios trino y uno, un dios en tres personas, de modo que una persona de él estuviera diciendo a las otras dos personas de él: “Hagamos.” En Génesis 2:4 a este Creador se le llama Jehová Dios, y más tarde el escritor, el profeta Moisés, dijo: “Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un solo Jehová.” No hay dos o tres Jehovás, ¡solo uno! Un llamado dios trino y uno o trinidad es una invención pagana. Es una blasfema falsedad.—Deuteronomio 6:4.
20. Lo más razonable es que las palabras “Hagamos un hombre” hayan sido dirigidas ¿a quién, y por qué?
20 Por consiguiente, cuando Dios (Elohim) dijo: “Hagamos,” estaba hablando a por lo menos una persona más además de sí mismo en los cielos invisibles de los espíritus. Es difícilmente probable que Jehová Dios estuviera aquí hablando a los 100.000.000 ó más de ángeles que le sirven y pidiéndoles su cooperación con él en la creación del hombre. Es más razonable que estuviera hablando con su Hijo celestial primogénito, el primogénito de toda la creación, el principio de la creación por Dios. A éste, como el primogénito de la familia celestial de Dios, sería a quien se daría la preeminencia y el honor de ser invitado a trabajar junto con su Padre celestial en la creación del hombre en la Tierra. Esto simplificaría los asuntos. Puesto que este hijo celestial primogénito llevaba la “imagen” de su Padre celestial y era según Su “semejanza,” Dios propiamente podía decirle: “Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza.” El ser a la imagen de Dios y según su semejanza nunca significaría que uno sería igual a Jehová Dios. ¡Una “imagen” no es la realidad misma!
EL PRIMER HOMBRE EN EL PARAÍSO
21. ¿Dónde dice que el hombre recién creado fue puesto en el Paraíso?
21 El capítulo dos de Génesis entra en detalles en cuanto a la creación del hombre. Descriptivamente, Génesis 2:7, 8 nos dice: “Y procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente. Además, plantó Jehová Dios un jardín en Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había formado.” En la Versión Siríaca antigua de la Biblia la palabra Paraíso se usa en lugar de “jardín”; la Versión de Scío de San Miguel de la Biblia también usa la palabra Paraíso y dice: “Y había plantado el Señor Dios un paraíso de deleite desde el principio: en el que puso al hombre, que había formado.”—Génesis 2:8, Scío.
22. ¿Qué idea religiosa común tratan algunos de leer en lo que Génesis 2:7 realmente dice?
22 Notemos una vez más lo que Génesis 2:7 declara acerca de la creación del hombre. ¿Dice que Jehová Dios puso en el hombre un alma separada y distinta de su cuerpo? Eso es lo que muchas personas religiosas quisieran leer en lo que este texto dice. De hecho, la traducción por F. Torres Amat—S. L. Copello, de 1942 E.C., dice: “Formó, pues, el Señor Dios al hombre del lodo de la tierra, e inspiróle en el rostro un soplo o espíritu de vida, y quedó hecho el hombre viviente con alma racional.” Esto es muy diferente de la versión de Straubinger, católica romana, que dice: “De modo que el hombre vino a ser alma viviente.” También, la versión publicada en inglés por The Jewish Publication Society of America (Sociedad de Publicaciones Judías en los Estados Unidos) dice: “Y el hombre llegó a ser alma viviente.” Para que nuestros lectores vean la lectura literal palabra por palabra (de derecha a izquierda) del texto hebreo presentamos abajo una copia fotostática de esta parte de Génesis 2:7 en The Interlinear Literal Translation of the Hebrew Old Testament (La Traducción Literal Interlinear del Antiguo Testamento Hebreo), por G. R. Berry, derechos 1896-1897:
the LORD God formed man of the dust of the ground, and breathed into his nostrils the breath of life; and man became a living soul. 8 ¶ And the LORD God planted a garden
יְהוָֹה אֱלֹהִים אֶת־הָאָדָם עָפָר מִן־הָאֲדָמָה
,ground the from dust [of out] man (the) God Jehovah
וַיִּפַּח בְּאַפָּיו נִשְׁמַת חַיִּים וַיְהִי הָאָדָם
man (the) became and ;life of breath nostrils his in breathed and
8 לְנֶפֶשׁ חַיָּה וַיִּטַּע יְהוָֹה אֱלֹהִים גַּן בְּעֵדֶן
Eden in garden a God Jehovah planted And living soul a (for)
La lectura, de derecha a izquierda, diría en español: “Jehová Dios (el) hombre [de] polvo de el suelo, y respiró en sus narices aliento de vida; y llegó a ser (el) hombre (para) un alma viviente. Y plantó Jehová Dios un jardín en Edén.”
23. Cuando el cuerpo humano muere, ¿qué le sucede al alma?
23 Puesto que la Palabra inspirada de Dios dice claramente: “El hombre llegó a ser alma viviente,” el hombre es un alma. ¡La Biblia dice la verdad! Es la autoridad en cuanto a lo que el alma humana es. Los filósofos paganos de la antigüedad, que no tenían la Palabra escrita de Dios, son quienes dicen que el hombre tiene por dentro un alma espiritual invisible que parte hacia la región de los espíritus cuando el cuerpo humano muere. En el texto hebreo la palabra para “alma” es néphesh; en la Versión de los Setenta de las Escrituras Hebreas, en griego, es psykhé. Por eso, lo que le sucede al cuerpo del hombre le sucede al alma humana. No es solo el cuerpo humano lo que muere, sino, como dice Jehová Dios en Ezequiel 18:4: “¡Miren! Todas las almas... a mí me pertenecen. . . . El alma que esté pecando... ella misma morirá.” (También, vea el Eze. 18 versículo 20.)
24. ¿Por qué es un “cuerpo físico” distinto de uno “espiritual”?
24 El hombre no es del espíritu, espiritual. El hombre es de la tierra, terrestre: “Procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo.” (Génesis 2:7) El cuerpo que Dios creó para el hombre estaba compuesto de los elementos tomados de la tierra y de la atmósfera. No era un cuerpo espiritual, y no puede ser espiritualizado de modo que se haga invisible y pueda habitar en la región de los espíritus. Era un cuerpo físico, separado y distinto de un cuerpo espiritual como el que poseen los “hijos de Dios” celestiales. Es como dijo un comentador bíblico del primer siglo E.C.: “Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual.” Las dos clases de cuerpos no deben ser confundidas, y la Biblia no las confunde.—1 Corintios 15:44.
25. ¿Qué sopló Dios en las narices del hombre para hacerlo un “alma viviente,” en contraste con la filosofía griega?
25 El cuerpo humano desnudo que Dios formó del polvo del suelo allí en el Paraíso de Placer era perfecto; ninguna de sus partes necesarias o miembros necesarios faltaba. “Perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia.” (Deuteronomio 32:4) “¡Ve! Esto solo he hallado,” dijo el sabio rey Salomón, “que el Dios verdadero hizo a la humanidad recta.” (Eclesiastés 7:29) Para hacer que aquel primer cuerpo humano estuviera vivo y funcionara a perfección, Dios no tomó del cielo un “alma” (psykhé)b incorpórea que, según la idea pagana griega, hubiera estado revoloteando alrededor como una mariposa, y la sopló o insertó en el cuerpo sin vida. Dios no sopló en el cuerpo una simple corriente de aire que expandiera los pulmones del cuerpo. No fue nada como la revivificación de boca a boca que se efectúa en el caso de una persona que se ha ahogado. Lo que Dios sopló en las narices del cuerpo es llamado “el aliento de vida,” que no solo llenó de aire los pulmones, sino que también impartió al cuerpo la fuerza de vida que se sostiene por medio de la respiración. De esta manera “el hombre vino a ser alma viviente.”
26. ¿Por qué se llamó Adán al primer hombre, y cómo puso Dios verdadero propósito en la vida de éste?
26 Jehová Dios llegó a ser el Padre, el Dador de Vida, de esta primera alma humana. Los materiales para formar el cuerpo humano fueron tomados del suelo, que, en hebreo, es llamado adamah, y por eso, apropiadamente, a esta alma viviente se le llamó Adán. (Génesis 5:1, 2) El Padre celestial tuvo un propósito al poner a su hijo terrestre en el Paraíso de Edén, y puso propósito en la vida de Adán. En este sentido leemos, en Génesis 2:15: “Y procedió Jehová Dios a tomar al hombre y establecerlo en el jardín de Edén para que lo cultivase y lo cuidase.” Dios asignó a Adán su trabajo como el de un mantenedor de un Paraíso, un jardinero. Para darnos alguna idea de lo que crecía en aquel Paraíso terrestre, se nos dice: “Plantó Jehová Dios un jardín en Edén, hacia el este, . . . Así Jehová Dios hizo crecer del suelo [adamah] todo árbol deseable a la vista de uno y bueno para alimento y también el árbol de la vida en medio del jardín y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.” (Génesis 2:8, 9) El jardín de Edén, que contenía “todo árbol deseable a la vista de uno,” tiene que haber sido un lugar hermoso. Entre sus árboles ‘buenos para alimento’ estaba la higuera.
27. ¿Cómo se encargó Dios de que Adán no estuviera solo en el Paraíso y que se familiarizara con las cosas?
27 Solo un Dios de amor pudiera haber dado a su hijo terrestre el Paraíso de Placer como hogar para él, lo mejor que la Tierra suministraba. Siendo perfecto, Adán podía tener un aprecio perfecto de este jardín y su belleza. No estaba solo allí. Había peces de varias clases en el río que salía del jardín y que se ramificaba hacia las regiones que se extendían más allá de la frontera del jardín. (Génesis 2:10-14) Había también una variedad de aves, además de animales terrestres, domésticos y salvajes. Dios se encargó de que Adán se familiarizará con estas criaturas terrestres de naturaleza inferior.
“Ahora bien, Jehová Dios estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda criatura volátil de los cielos, y empezó a traérselas al hombre para ver lo que llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada alma [néphesh] viviente, ése era su nombre. De modo que el hombre estaba poniendo nombres a todos los animales domésticos y a las criaturas volátiles de los cielos y a toda bestia salvaje del campo, pero para el hombre no se halló ayudante como complemento de él.”—Génesis 2:19, 20.
28. Al conocer al mono o simio, ¿por qué no sintió Adán ninguna relación de parentesco con éste?
28 A medida que los animales salvajes le fueron presentados a Adán, apareció una criatura peluda de brazos largos. Adán la llamó qoph, que significa “mono” o “simio” para nosotros hoy. (1 Reyes 10:22; 2 Crónicas 9:21) Cuando Adán vio a este mono, no sintió ninguna relación de parentesco con él. No creyó que era descendiente consanguíneo de él. No exclamó con placer: “Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne.” La información que Adán recibió de Dios fue que qoph (el mono o simio) había sido creado antes en el sexto “día” de creación, y que él, Adán, fue creado por separado por Dios sin vínculo carnal alguno con el mono o simio o ninguna otra de las criaturas terrestres inferiores. Adán sabía que hay cuatro clases de carne. Como se declaró hace diecinueve siglos, en armonía con los más recientes descubrimientos de la ciencia: “No toda carne es la misma carne, sino que hay una de la humanidad, y hay otra carne del ganado, y otra carne de las aves, y otra de los peces.” (1 Corintios 15:39) No, aunque la Palabra de Dios llamó al qoph (mono) un “alma viviente,” no se halló que el mono fuera un “complemento” de Adán y adecuado para compañero de él.—Génesis 2:20.
29. ¿Por qué no conversó Adán con la serpiente ni adoró a ningún animal?
29 Mientras Adán observaba todas las bestias salvajes del campo, allá en el suelo o sobre un árbol se deslizaba un largo animal con escamas, sin extremidades. Adán lo llamó nahhash, que para nosotros significa “serpiente” o “culebra.” Este animal no comenzó una conversación con Adán, y éste, por su parte, no habló con él. Era una criatura sin habla, que solo hacía un sonido sibilante. Adán no temía a este animal ni a otros animales salvajes. No adoraba como sagrado a ninguno de ellos, ni siquiera a la vaca. Su Dios los había puesto en sujeción a él, porque él era un hijo terrestre de Dios, hecho a la imagen de Dios y según la semejanza de Dios. Por eso él adoraba solo a su Padre celestial, “el Dios verdadero,” Jehová.
LA POSIBILIDAD DE VIDA ETERNA EN LA TIERRA
30, 31. (a) ¿Por cuánto tiempo se suponía que viviera Adán, y dónde? (b) ¿Qué prueba de obediencia le impuso Dios a Adán, sin que esto fuera injusto?
30 ¿Por cuánto tiempo se suponía que viviera Adán, y dónde? No era el pensamiento de Dios que Adán muriera y dejara el Paraíso de Edén descuidado. La Tierra no había de ser dejada sin ser habitada por la humanidad. Dios puso delante de Adán la oportunidad de adquirir vida eterna en la Tierra en el Paraíso de Edén. Esto, sin embargo, dependía de la obediencia eterna de Adán a su Creador y Dios. Dios no puso inclinaciones a la desobediencia, inclinaciones pecaminosas, en Adán. Dios dotó a su hijo terrestre de las cualidades que lo asemejaban a Dios, justicia, sabiduría, poder y amor, con un perfecto sentido moral. No obstante, en reconocimiento de Su propia soberanía sobre todo el universo, era propio para Dios, sin que eso quisiera decir sospechas en cuanto a Adán, el que sometiera a prueba a este hijo terrestre Suyo. La prueba que impuso a Adán fue una muy pequeña limitación de su libertad. Leemos:
31 “Y también le impuso Jehová Dios este mandato al hombre: ‘De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.’”—Génesis 2:16, 17.
32. ¿Le era indispensable a Adán comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo para disfrutar de vida eterna?
32 Aquí el gran Dador de Vida puso delante de su hijo Adán la expectativa de o vida eterna o muerte eterna. La desobediencia a su Padre celestial divino positivamente resultaría en muerte por toda la eternidad para Adán. La obediencia amorosa como de un hijo a un padre resultaría en vida eterna. La recompensa por la obediencia continua no significaría que se transferiría a Adán al cielo, porque Adán no fue hecho para vivir en el cielo con los ángeles, sino que se suponía que viviera eternamente en el Paraíso de Placer terrestre. “En cuanto a los cielos, a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra se la ha dado a los hijos de los hombres.” (Salmo 115:16) Para que Adán viviera eternamente no era indispensable que comiera del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, pero sí era indispensable que comiera del “árbol de la vida en medio del jardín.”—Génesis 3:22.
33. Evidentemente, ¿qué quiso decir Dios con la expresión “en el día que comas,” y por qué?
33 Sin embargo, ¿cómo entendería Adán aquella expresión de “en el día que comas de él”? No tenía razón o base para pensar en términos de un día de mil años, según la declaración de mucho más tarde que hizo el profeta Moisés, dirigiéndola a Jehová Dios: “Mil años son a tus ojos solo como el día de ayer.” (Salmo 90:4 y enc sobrescrito) Él de seguro no pensó: ‘Bueno, si desobedezco y tengo que morir, puede que tenga mucho o la mayor parte del día de mil años durante el cual vivir; y eso no será tan malo.’ Adán no tenía base para razonar de esa manera. Él tiene que haber entendido que el uso que Dios dio a la palabra “día” significaba un día de veinticuatro horas. Puesto que evidentemente Dios habló según lo que su hijo terrestre podía entender, entonces, consistentemente, Dios tiene que haber querido decir un día de veinticuatro horas. No quiso decir: ‘En el día de mil años en que comas del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo morirás.’ Un significado tal restaría vigor a la advertencia de Dios.
34. ¿Cómo obtuvo Adán el mandato acerca del árbol prohibido, y por cuánto tiempo pudiera Adán haber disfrutado de comunión con Dios?
34 Adán obtuvo esta vigorosa advertencia directamente de Dios, aunque es posible que Dios le hablara a Adán por medio de un ángel invisible. Era la palabra de Dios, el mensaje de Dios. Dios le habló a Adán desde lo invisible. No usó a ninguna creación animal inferior, como una culebra, por medio de la cual comunicar su mandato a Adán su hijo terrestre. Si Dios hubiera hecho tal cosa, pudiera haberse usado desde entonces en adelante a esta creación animal como símbolo de Dios y pudiera habérsele tratado como sagrada, con debida deferencia. El Dios verdadero no quiere que se le adore por medio de una creación animal. Adán en el Paraíso de Placer adoraba a Dios directamente. Si amorosamente continuaba haciendo aquello por toda la eternidad, indudablemente aquella comunicación con Dios continuaría por toda la eternidad. ¡Qué privilegio sería para Adán estar así en el Paraíso terrestre con Dios para siempre!
[Notas]
a Against Praxeas (Contra Praxeas) por Tertuliano. Allí, en el Capítulo 7, él dice: “El Hijo igualmente reconoce al Padre, hablando en su propia persona, bajo el nombre de Sabiduría: ‘El SEÑOR me formó en el principio de sus caminos.’” Vea también comentarios sobre Proverbios 8:22 por Justino Mártir Ireneo, Atenágoras, Teófilo de Antioquía, Clemente de Alejandría, Cipriano (Los Tratados de), “De Principiis” de Orígenes, Dionisio y Lactancio.
b Uno de los significados de la palabra griega psykhé es “mariposa o polilla.”—Vea Greek-English Lexicon de Liddell y Scott, tomo 2, página 2027, columna 2, VI. En la mitología greco-romana, Psique o Psiquis era una hermosa doncella que personificaba el alma y que fue amada por el dios Eros.