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No desprecie al hombre de escasos recursosLa Atalaya 1977 | 1 de octubre
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A todos se les dio la oportunidad de oír y responder a las buenas nuevas, y Jesús les enseñó a amar a su prójimo como a sí mismos.—Mat. 22:39.
Puesto que la mayoría de los acaudalados pasó por alto a Jesús, los pobres y los de condición humilde se beneficiaron más de su tiempo y atención. Él condenó a los escribas y fariseos hipócritas porque codiciosamente exigían lo mejor para sí. (Mat. 23:2-7) Además, no toleraba ningún esfuerzo de alguno de sus discípulos por conseguir prominencia sobre los demás.
MOSTRÁNDOSE HONOR UNOS A OTROS
Si queremos que Jehová Dios nos juzgue favorablemente, tenemos que tratar a los demás equitativa e imparcialmente. “El que está haciendo escarnio de la persona de escasos recursos ha vituperado a su Hacedor,” mientras que “el que le muestra favor al pobre Lo está glorificando.” (Pro. 17:5; 14:31) Jehová remunera a los que muestran consideración a otros que están necesitados, y “el que le está dando al de escasos recursos no tendrá carencia.” (Pro. 28:27) Nuestra adoración puede tener poco significado si hacemos “distinciones por parcialidad” que denigran a otros.—Sant. 3:17.
Por consiguiente, los cristianos se complacen en compartir las buenas nuevas del reino de Dios con todos los que estén dispuestos a escuchar. Están tan dispuestos a visitar hogares humildes en el vecindario más pobre como lo están a ir a las residencias imponentes de los acaudalados. A cada individuo se le considera uno entre los muchos por los cuales Jesús dio su vida. (Mat. 20:28) Todos los que demuestren que son como ovejas tienen derecho a todas las provisiones espirituales que hace la congregación cristiana.
Dentro de la congregación, no hay lugar para actos de favoritismo. En el primer siglo E.C., los que mostraban favoritismo a los ricos fueron denunciados firmemente como personas que estaban practicando algo pecaminoso. (Sant. 2:1-9) Tanto los de condición humilde como los ricos deben recibir atención y cuidado espiritual sin parcialidad.—Lev. 19:15.
Los de escasos recursos son parte integrante de la congregación. Por lo tanto, no se les debe hacer sentir que están ‘excluidos’ debido a la existencia de alguna asociación exclusivista entre ciertos individuos. Los “pobres” estuvieron entre aquellos a quienes Jesús recomendó invitar a un banquete como demostración de hospitalidad genuina. (Luc. 14:12-14) Y, naturalmente, si algunos cristianos han adquirido cosas materiales que ciertos compañeros creyentes no pueden darse el lujo de tener, los opulentos no harán ‘una exhibición ostentosa de sus medios de vida.’—1 Juan 2:16.
Por eso, ¿cómo estima usted lo que vale un hombre? Considere cuidadosamente lo que es y no lo que tiene. Mídalo por el éxito que haya logrado en cultivar cualidades cristianas. ¿Es un hombre que teme a Jehová? (Sal. 111:10) ¿Tiene fe fuerte? (Heb. 10:38, 39) ¿Es hospitalario? (Rom. 12:13) ¿Muestra bondad y disposición de perdonar a otros? (Efe. 4:32) ¿Se le conoce por habla veraz, saludable? (Efe. 4:29; Tito 2:6-8) ¿Despliega esa persona el amor que habría de identificar a los discípulos de Cristo? (Juan 13:35) ¡Sin duda, un individuo como éste es el que usted debe querer como amigo suyo!
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¿Por qué tan caro?La Atalaya 1977 | 1 de octubre
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¿Por qué tan caro?
● El “nardo genuino” que María la hermana de Lázaro derramó sobre la cabeza y los pies de Jesucristo tenía un valor de 300 denarios. (Mar. 14:3-9; Juan 12:3-8) Esto equivalía a aproximadamente el salario de un año. (Mat. 20:2) Por lo general se cree que el producto que María usó vino de la pequeña planta aromática del espicanardo (Nardostachys jatamansi) que se encuentra en los montes del Himalaya. El hecho de que el “nardo genuino” viniera de un lugar tan lejano, además de su rareza, explicaría por qué era tan caro.
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