Siendo lentos en cuanto a ira
“La ira del hombre no produce la justicia de Dios.”—Sant. 1:20.
1. ¿Por qué no se produce injusticia por la ira de Dios, y cómo pone el ejemplo Jehová?
LA IRA en sí misma no es maldad. La ira de Jehová es la reacción justificable del Dios enteramente justo contra el pecado, la iniquidad y toda forma de injusticia. “Debido a las cosas susodichas la ira de Dios viene sobre los hijos de la desobediencia.” La ira de Dios está completamente bajo el gobierno de sus atributos de justicia, sabiduría, amor y poder. “Jehová es lento en iras”—esto lo afirman los profetas Nahúm, Joel y Jonás. El salmista dice: “Jehová es benigno y misericordioso, lento para airarse.” Y Jehová mismo da esta descripción en Éxodo 34:6: “Jehová fue pasando delante de su rostro [el de Moisés] y declarando: ‘Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benigno, lento para airarse y abundante en bondad amorosa.’” Así Jehová pone el ejemplo respecto a ser lentos en cuanto a ira.—Efe. 5:6; Nah. 1:3; Joel 2:13; Jon. 4:2, Mod; Sal. 145:8.
2. ¿Por qué es importante para los humanos imperfectos el ser lentos en cuanto a ira?
2 Cuán apropiado, entonces, que Dios requiera que nosotros seamos lentos en cuanto a ira. Explicando por qué la lentitud en cuanto a ira es especialmente importante para los humanos imperfectos, el escritor inspirado Santiago dijo: “Porque la ira del hombre no produce la justicia de Dios.” Esto es cierto por muchas razones. La ira del hombre a menudo se excita sin causa suficiente; a menudo trasciende la causa, si alguna causa existe realmente. La ira del hombre tiende a operar sin considerar debidamente las consecuencias; por consiguiente inclina la persona hacia toda clase de injuria. La ira humana a menudo resulta en la pérdida del gobierno de uno mismo—en cóleras turbulentas y violentos “arrebatos de ira,” y esto está clasificado entre las cosas injustas de las cuales dice la Biblia: “Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” No, la ira del hombre no resulta en que viva uno en consonancia con las normas justas establecidas por Dios.—Sant. 1:20; Gál. 5:20, 21.
3. ¿Cuál es el resultado de ser prestos para airarse?
3 El testigo cristiano de Jehová por lo tanto está interesado profundamente en ser lento en cuanto a ira, para que gane la aprobación del justo Dios. “Jehová es justo en todos sus caminos,” y la expresión de su ira es por lo tanto justa. Pero cuando el hombre obra con ira, generalmente no logra justicia divina; en verdad, generalmente hace algo que él mismo lamenta después. La regla divina es cierta: “El estúpido está enfureciéndose y haciéndose confiado en sí mismo. El que es presto para airarse cometerá insensatez.” No se nos ha pasado inadvertido el hecho de que cuando los hombres y las mujeres son prestos para airarse generalmente actúan de manera ridícula. Este hecho debería hacer una impresión honda en nosotros. No sólo el que es presto para airarse tiende a hacerse parecer insensato, sino que el resultado de sus hechos no será más que insensatez. Los que son prestos para airarse generalmente perjudican a otros, ya sea con golpes verbales o físicos. Por lo tanto la ira humana tiende a ser egoísta y perjudicial.—Sal. 145:17; Pro. 14:16, 17.
4. (a) ¿Qué es indignación, y quién ejemplificó el uso correcto de ella? (b) ¿Por qué es prudente el no ser presto en expresar aun indignación?
4 La ira altruísta, justa, se llama indignación. Cuando la conciencia de uno ha sido entrenada según las leyes justas de Dios, reacciona espontáneamente contra lo que es incorrecto o malo a la vista de Dios. La indignación de Jesús resultaba en habla y hechos firmes que lograban la justicia de Dios. (Mar. 3:5; Juan 2:14-17) La ira justa de Cristo Jesús siempre estuvo bajo su gobierno, siempre basada en la razón de la verdad y la justicia. Sin embargo, la indignación de los humanos imperfectos podía llevar a la injusticia, si era impulsada por equivocación y razonamiento falso. Mientras Jesús estuvo en Betania una mujer le derramó aceite perfumado sobre la cabeza. “Al ver esto hubo algunos que expresaron indignación entre sí: ‘¿Por qué ha acontecido este desperdicio del aceite perfumado? ¡Pues este aceite perfumado pudiera haberse vendido por más de trescientos denarios y haberse dado a los pobres!’ Y estaban sintiendo gran desagrado para con ella. Pero Jesús dijo: ‘Déjenla. ¿Por qué tratan de causarle molestia? Ella hizo un bello acto para mí.’” Jesús entonces explicó por qué la indignación a que ellos habían sido provocados no tenía base correcta. Por eso aun cuando se trate de lo que los hombres llaman indignación, es obrar con sabiduría el ser lentos en expresarla, dando oportunidad para que todos los hechos y las circunstancias se entiendan.—Mar. 14:3-9.
5. Después que uno consigue un conocimiento de la verdad de Dios, ¿qué clase de cambio tiene que hacer?
5 Antes de conseguir un conocimiento de la voluntad divina, a menudo una persona es presta en cuanto a ira, quizás dada a arrebatos explosivos de genio, que resultan en habla sucia y hechos violentos. “Todos en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, haciendo las cosas que la carne y los pensamientos querían.” Después que uno consigue un conocimiento de la voluntad justa de Jehová, tiene que cambiar. La Palabra de Dios manda a los cristianos: “Ahora en verdad deséchenlas todas de ustedes, ira, enojo, injuria, habla insultante y habla obscena de su boca.” Observe que la injusticia está estrechamente ligada con la ira y el enojo—“injuria, habla insultante y habla obscena.” ¡Cuán vital es hacer este cambio de ser prestos para airarse a ser lentos para airarse!—Efe. 2:3; Col. 3:8.
VISTIÉNDOSE CON LA NUEVA PERSONALIDAD
6. (a) El ser lento en cuanto a ira es parte de ¿qué cambio básico que tiene que hacerse? (b) ¿Por qué no es la nueva personalidad desarrollo de carácter exterior?
6 El ser lentos en cuanto a ira es parte de la marca que identifica lo que la Biblia llama “la nueva personalidad.” Describiendo el cambio que tiene que hacerse por los que buscan aprobación divina, el apóstol escribe: “Deben despojarse de la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior y que está corrompiéndose conforme a sus deseos engañosos; pero que deben ser renovados en la fuerza que impulsa su mente, y deben revestirse de la nueva personalidad que fue creada de acuerdo con la voluntad de Dios.” De modo que es la voluntad de Dios que se haga este cambio. El espíritu de Dios es la fuerza mediante la cual uno rehace su mente, mediante la cual su mente tiene que ser impulsada. El conocimiento acertado de la voluntad divina también desempeña un papel fundamental para efectuar este cambio: “Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas, y vístanse con la nueva personalidad, la cual por medio de conocimiento acertado está siendo renovada de acuerdo con la imagen del que la creó.” La “nueva personalidad” no es alguna clase de máscara de aspecto hermoso que uno se pone sobre “la vieja personalidad.” No, la “nueva personalidad” no es desarrollo de carácter en que uno desarrolla modales exteriormente dulces pero interiormente todavía es la misma “vieja personalidad,” la mente realmente no estando renovada de acuerdo con el espíritu de Dios y la voluntad divina. No se asocia la insinceridad o la hipocresía con la “nueva personalidad.” Es genuina. No es la “vieja personalidad” disfrazada. Verdaderamente muestra evidencia desde lo profundo del corazón de los frutos del espíritu de Dios: “El fruto del espíritu es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.”—Efe. 4:22-24; Col. 3:9, 10; Gál. 5:22, 23.
7. ¿Cómo consideran algunas personas mundanas la nueva personalidad, y por qué es incorrecto su modo de entender esto?
7 No es imposible hacer el cambio que Dios quiere. Algunas personas son escépticas, especialmente las que no se asocian con los testigos de Jehová. Muchas de estas personas que han escrito un ensayo sobre la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová estudian este asunto de conformar la actitud mental de uno de acuerdo con la voluntad de Dios como una simple teoría hermosa. No obtienen el sentido espiritual, la fuerza impelente. No entienden el poder del conocimiento acertado, el poder del espíritu de Dios, el poder de la dedicación a Dios para hacer su voluntad. La verdad en cuanto a la “nueva personalidad” es que no es una teoría; no es cosa hecha por el hombre en absoluto. “La nueva personalidad,” dijo Pablo, “fue creada de acuerdo con la voluntad de Dios.”—Efe. 4:24.
8. ¿Por qué no es imposible el cambio a la nueva personalidad, y exceptúa Dios a los que heredan una disposición que es presta para airarse?
8 Entonces, la Palabra de Dios no está escrita con la idea de que no puede hacerse un cambio. Está escrita con la idea de que puede hacerse un cambio y que tiene que hacerse. Dios no acepta la excusa del que afirma ser cristiano y que dice: “Si yo siempre he tenido un mal genio; es mi disposición; no puedo cambiar ahora.” Al declarar la voluntad de Dios en Efesios 4:31, el apóstol no exceptúa a aquellos cuya disposición los hace propensos a ser prestos en cuanto a ira. Enfáticamente él declara la voluntad de Dios: “Quítense de ustedes toda amargura maliciosa e ira y cólera y gritería y habla injuriosa junto con todo lo perjudicial.” Por eso la creencia común de que el genio malo y explosivo es un rasgo heredado y que no puede restringirse o cambiarse es falso. Hay abundante evidencia de que puede hacerse el cambio. Millares de personas de la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová en un tiempo tuvieron mal genio; hoy son ‘lentos en cuanto a ira.’ Verdaderamente se han vestido con la “nueva personalidad,” sabiendo que la Biblia está escrita con la idea, no de que no podemos cambiar, sino de que ¡podemos cambiar!
9. ¿Cómo hace uno el cambio a la nueva personalidad?
9 ¿Qué tiene que hacer uno para cambiar? Uno tiene que buscar conocimiento acertado de la Palabra de Dios. Esto requiere estudio privado de la Biblia. Requiere asociación con los que están haciendo la voluntad divina y que se han vestido con la “nueva personalidad.” Al concurrir a las reuniones de congregación de los testigos de Jehová, uno es continuamente edificado en lo espiritual, lo que hace posible que logre progreso constante en vestirse con la “nueva personalidad.” Es verdad que se necesita tiempo para llegar a ser una nueva personalidad, pero, dedicando la mente a hacer los cambios necesarios, uno obtiene la aprobación y ayuda de Dios. Ore para que el espíritu de Dios impulse su mente.
10. ¿Cómo afecta el mal genio la paz y la unidad, y por qué les es vital a los que se asocian con la sociedad del nuevo mundo el que se vistan con la nueva personalidad?
10 Recuerde, también, que “el hombre encolerizado suscita contienda.” Por otra parte, “el que es lento para airarse calma la contienda.” (Pro. 15:18) Puesto que la paz y la unidad tienen que reinar en la organización de Jehová no hay lugar para los que dejan que su mal genio suscite dificultad y contienda entre el pueblo de Dios. Si una persona que se asocia con la sociedad del nuevo mundo persiste en dejar que su genio sin freno suscite contienda, los ángeles de Jehová actuarán contra tal ofensor y lo quitarán de la organización de Dios. Es un asunto serio el resistir la voluntad y el espíritu de Dios por medio de rehusar vestirse con la “nueva personalidad.”
LA IRA DEL HOMBRE PRODUCE INJUSTICIA
11, 12. ¿Por qué proscribe la Palabra de Dios el ser presto en cuanto a ira, y cómo muestran la sabiduría de la ley divina los ejemplos en la Biblia y en los diarios?
11 Al prohibir el ser prontos para airarse, la Palabra de Dios arranca de raíz la causa de tanto perjuicio. Por medio de aun un vistazo ocasional a los diarios, observamos que la ira humana se asocia prestamente con el deseo de perjudicar a otros o de infligirles dolor. Puesto que generalmente hay una pérdida de gobierno de uno mismo al mismo tiempo, ¡qué monstruosa violencia puede resultar de un mal genio! Los diarios a menudo hablan de peleas y asesinatos causados por el ser prestos en cuanto a ira. Un diario recientemente habló de un muchacho joven que mató a su madre “en un arrebato de ira” porque ésta no le dejó usar el teléfono. ¡Cuántos asesinatos se han cometido en un arrebato de ira! Son incontables. Aun esposos y esposas, revelan los diarios, no contadas veces se matan unos a otros, porque alguien ha perdido el gobierno de sí mismo en un arrebato de ira. La Biblia dice que “Caín se acaloró con grande ira.” El resultado fue el asesinato de su hermano. El rey Saúl arrojó una lanza a su propio hijo Jonatán. “La ira de Saúl se acaloró contra Jonatán. . . . Entonces Saúl se puso a arrojarle la lanza a él para pegarle.” Con razón la Biblia proscribe el mal genio y los arrebatos de ira y dice a los cristianos que se quiten de ellos toda ira y cólera con todo lo perjudicial.—Gén. 4:5; 1 Sam. 20:30, 33.
12 Los legisladores mundanos hacen leyes contra el asesinato, pero no hacen leyes contra los “arrebatos de ira.” No legislan contra el ser prestos en cuanto a ira. Pero la ley de Dios prohíbe precisamente estas cosas. De modo que la ley divina penetra directamente en la causa básica de tanto perjuicio.
13. ¿Cómo abarca más la ley que Cristo Jesús dio que la Ley de Moisés, y qué peligro surge si uno continúa airado con su hermano?
13 La Ley de Moisés proscribió el asesinar, pero la ley que Cristo Jesús dio es mucho más trascendente: “Ustedes oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia.’ Sin embargo, yo les digo a ustedes que todo el que continúa airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia.” (Mat. 5:21, 22) Uno pudiera tener buena razón para airarse, pero si continúa airado con su hermano puede pecar, puesto que la ira prolongada por mucho tiempo tiende a hacerse vengativa. Por eso la Palabra de Dios manda: “Enójense, y no obstante no pequen; no se ponga el sol mientras estén ustedes en un estado irritado, ni dejen espacio para el Diablo.” Al dormir con ira, la abrigamos y la mantenemos caliente—esto le da al Diablo una oportunidad, por decirlo así, y tal vez le demos entrada, porque “la ira del hombre no produce la justicia de Dios.” De modo que no sólo el mal genio produce injusticia sino también el que abriga su ira, dejando que hierva a fuego lento y se convierta en venganza. “No devuelvan mal por mal a nadie,” dice la Palabra de Dios. “No se venguen a ustedes mismos, amados, sino den lugar a la ira.”—Efe. 4:26, 27; Sant. 1:20; Rom. 12:17, 19.
CREENCIAS ERRÓNEAS
14. ¿Qué creencia falsa existe en cuanto al mal genio, y por qué es falsa esta creencia?
14 Muchas son las creencias erróneas en cuanto a la ira del hombre. El ceder a un genio airado, por ejemplo, a veces se cree que es una prueba de la fuerza de la personalidad. Por lo tanto algunas personas quizás crean que un genio explosivo es prueba de fuerza. ¡Cuán insensato! Cuando una persona monta en cólera, decimos que ha perdido la calma. Realmente ha perdido el gobierno de sí misma. ¿Cómo pudiera haber fuerza verdadera alguna estando ausente el gobierno de uno mismo? Oh, hay fuerza pero es destructora, desastrosa, mortífera. Un poderoso conquistador pudiera capturar una ciudad, pero sin gobierno de sí mismo podría arruinar esa ciudad por medio de algún arrebato de genio insensato. Por eso ¿cuál es la verdadera fuerza y poder? La Palabra de Dios responde: “El que es lento para airarse es mejor que un hombre poderoso, y el que está dominando su espíritu que el que captura una ciudad.” El ser lentos en cuanto a ira es fuerza—fuerza mayor que la de un poderoso conquistador. La persona que domina su genio es la persona fuerte, no la que pierde la calma. Los arrebatos de ira no sólo desplazan a la razón y al gobierno de uno mismo, sino que los echan fuera de casa y les cierran la puerta con cerrojo. Los arrebatos de ira y un furor airado no deben considerarse como fuerza o indignación.—Pro. 16:32.
15. ¿Por qué tiene su lugar la indignación, y está más indignada la persona que se encoleriza rápidamente que la que es lenta para airarse?
15 Tiene, por supuesto, su lugar la indignación y la acción firme basada en ella, como la que Jesús adoptó en el caso de los cambistas en el templo. (Juan 2:13-17) Hay ocasiones en que el no estar indignado sería incorrecto y mostraría simpatía para con el mal o un temor perezoso del resultado de oponerse a ello. Pero simplemente el que una persona tenga arrebatos de ira no significa que está más indignada que los que son lentos para airarse. La persona con gobierno de sí misma tal vez sienta lo doble, pero dirige lo que siente, como las explosiones del cilindro de un motor de gasolina, a resultados justos.
16. ¿Por qué tienen que ser lentos en cuanto a ira los superintendentes?
16 Puesto que la ira del hombre no produce fruto que sea aceptable a Dios, los superintendentes del pueblo de Dios tienen que poner el ejemplo correcto. Tienen que ser lentos en cuanto a ira, lentos para ofenderse. El mal genio es una señal de debilidad. Es la clase de debilidad que descalifica a uno de los privilegios de superintendente en la congregación de Dios. Difícilmente podría confiársele a alguien el puesto de superintendente del rebaño de Jehová si no hubiese aprendido a dominar su genio. “El superintendente tiene que ser libre de acusación como administrador de Dios, no debe ser obstinado, ni propenso a la ira, . . . [sino] teniendo gobierno de sí mismo.” (Tito 1:7, 8) Si el superintendente fuese propenso a la ira, pudiera acarrearle dificultad y discordia a la congregación, aun ruina. Por eso la Palabra de Dios descalifica a estas personas que son prestas en cuanto a ira; ¡son demasiado débiles para ser superintendentes!
17, 18. ¿Qué creencia existe en cuanto a airadas explosiones de genio, y por qué es falsa, tanto desde el punto de vista espiritual como físico?
17 Hay la creencia de que el desahogar plenamente la ira de uno es una buena manera de deshacerse de algo malo, una buena manera de descargar emociones reprimidas. Esto es falso. ¿Qué hay si algunos psiquiatras mundanos creen que puede ser bueno desfogarse de esta manera? Los cristianos deben dejar que la Palabra de Dios dirija su conducta, no las teorías de los hombres. La Palabra de Dios no dice nada bueno en cuanto a los que desahogan plenamente la ira, tampoco dice que el obrar de tal modo efectúe bien alguno.
18 Aun considerándolo desde el punto de vista físico, no surge nada bueno de los arrebatos de ira. El Creador del hombre dice: “El corazón que está gozoso hace bien como sanador, pero el espíritu que está herido hace secar los huesos.” (Pro. 17:22) La persona herida por las emociones de la ira y el resentimiento y la venganza sólo se está perjudicando a sí misma. Más y más doctores están aprendiendo de este perjuicio. En Your Body and Your Mind el Dr. Frank G. Slaughter escribe: “Estudios por los Dres. B. Mittelman y H. G. Wolff mostraron que en los pacientes con úlceras, el resentimiento y la ira causaron aumentada secreción de jugo gástrico sumamente ácido, señalado aumento en contracciones estomacales, y un aumento generalizado en la corriente de sangre a través del forro membranoso mucoso del estómago y el duodeno. . . . Puesto que estos cambios generalmente están asociados con un ascenso de síntomas de la úlcera, el resentimiento por lo tanto realmente causó dolor agudo. . . . la membrana mucosa del estómago es delicada y se daña fácilmente, y normalmente está cubierta con una capa protectora de mucosidad, impidiendo que el forro del estómago sea digerido por el ácido hidroclórico que lo baña continuamente. En estudios del estómago normal, se vio que se eliminaba mucha de la capa de mucosidad cuando acontecía aumentada secreción de ácido por causas emocionales. También pequeñas hemorragias y verdaderas roturas en el forro membranoso mucoso del estómago y el duodeno eran comunes. Entonces, tenemos aquí todos los factores necesarios para causar ulceración; si se repiten suficientes veces sin duda hacen exactamente eso.”
19. ¿Qué sabiduría han hallado los expertos en el mandato bíblico: “Deja sola la ira y deja la cólera”?
19 Pero los efectos de la ira y la cólera pueden ser mucho más serios que el daño que se le haga al estómago de uno. “Un corazón tranquilo es la vida del organismo de carne,” dice la Biblia. (Pro. 14:30) Recientemente siete expertos del corazón ofrecieron consejo en cuanto a cómo evitar los repentinos ataques del corazón. Aconsejaron el tener el corazón calmado, el evitar la ira y la cólera. Uno de los doctores, el Dr. Harry Gold, profesor de Farmacología Clínica del Colegio Médico de la Universidad Cornell, dijo, según informó el Times de Nueva York del 1 de diciembre de 1955: “Tenemos que convencer a nuestros pacientes que en cólera e ira, cuando están esforzándose por matar a otro, realmente están efectuando exactamente lo contrario—están matándose ellos mismos.” Estos expertos del corazón que amonestaron contra la ira y la cólera tal vez hayan tenido en mientes el caso del famoso cirujano escocés, Juan Hunter. Él tuvo un ataque del corazón que casi lo mató. Dado que era doctor, sabía que las emociones desempeñan un papel importante por la manera en que afectan al corazón. Cuando recobró la salud, dijo: “¡Mi vida está en manos de cualquier pícaro que opte por incomodarme y embromarme!” No pudo mantener dominado su genio, sin embargo, y un día perdió la calma irrumpiendo en un arrebato de ira cuando otro doctor le contradijo; tuvo un ataque del corazón que lo mató. ¡Cuán prudente es seguir el consejo del Creador del hombre: “Deja sola la ira y deja la cólera; no te muestres acalorado sólo para hacer mal”!—Sal. 37:8.
20. ¿Cómo describe la Palabra de Dios al hombre que da pleno desahogo a su enojo, y qué peligro hay en asociarse con personas que hacen eso?
20 ¡Qué insensatez pensar que el perder el gobierno de uno mismo en un arrebato de ira es buen modo de deshacerse de las emociones reprimidas! “Como una ciudad en que se ha hecho irrupción, que no tiene muro, es el hombre que no tiene freno para su espíritu.” (Pro. 25:28) De modo que la Palabra de Dios no está de acuerdo con esas creencias de que un mal genio a veces puede ser prueba de la fuerza de personalidad y que puede ser bueno el descargar emociones reprimidas en un arrebato de genio airado. Las explosiones de mal genio no limpian la atmósfera; la envenenan. El veneno puede contaminar a otros, de modo que Jehová advierte: “No tengas compañerismo con nadie dado a la ira, y con el hombre que tiene arrebatos de cólera no debes entrar, para que no te familiarices con sus senderos y ciertamente tomes un lazo para tu alma.”—Pro. 22:24, 25.
21. ¿Cuál es la principal razón para que el cristiano se haga lento en cuanto a ira, y cómo muestran las Escrituras que ésta es la manera sabia de proceder?
21 No simplemente es para evitar el perjudicarse su propia salud que el cristiano evita el ser presto en cuanto a ira. Principalmente él está interesado en hacer la voluntad divina, viviendo en consonancia con los principios justos que se hallan en las Santas Escrituras. Aunque algunas personas tal vez no se avergüencen de su mal genio y hasta quizás estén bastante orgullosas de él, el cristiano verdadero emprende el proceder de la sabiduría y se hace lento en cuanto a ira: “El hombre de discernimiento es de espíritu sereno.” “Todo su espíritu es lo que el estúpido deja salir, pero el que es sabio lo mantiene calmado hasta lo último.” “El que es lento para airarse abunda en discernimiento, pero el que es impaciente está exaltando la insensatez.”—Pro. 17:27; 29:11; 14:29.
22, 23. (a) El ser lento en cuanto a ira protege contra ¿qué tendencia? (b) ¿Qué se necesita para curar un mal genio?
22 El ser lentos en cuanto a ira también significa ser lentos en cuanto a ofenderse. Esto protege contra la displicencia—sensibilidad indebida a las pequeñeces, el molestarse por ellas mucho más allá de lo que su verdadero significado justifica. La nueva personalidad no posee ni puede poseer un espíritu excesivamente sensitivo, un espíritu que está listo para montar en cólera por afrentas imaginarias o verdaderas. No, la nueva personalidad, creada de acuerdo con la voluntad de Dios, no se ofende fácilmente: “No te apresures en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.” (Ecl. 7:9) Si verdaderamente sucede que se nos trate de una manera dura, aun entonces somos culpables a la vista de Dios si somos prestos para ofendernos, prestos para airarnos: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su ira, y es una belleza de su parte el pasar por alto la transgresión.”—Pro. 19:11.
23 ¿Qué, entonces, es el remedio para el mal genio? Es el mismo remedio que para el oído que no es presto para escuchar y la lengua que no es lenta en cuanto a hablar. Es éste: El firme deseo de hacer la voluntad de Dios y recibir su aprobación. El que es movido por ese deseo se vestirá con la nueva personalidad y hará ‘todo lo posible para que sea encontrado por él al fin sin mancha e inmaculado y en paz.’—2 Ped. 3:14.