¿Es difícil de aceptar el consejo suyo?
“Santiago Pérez, ¿sabes lo que te pasa? Que tienes la lengua muy suelta. Nunca escuchas. Eres terco. El consejo que te doy es que cambies de actitud. Te lo he dicho antes y te lo vuelvo a decir: ¡Cambia de actitud! ¡Empieza a mostrar respeto! ¡Crees que lo sabes todo, hablas constantemente, y te vas a meter en dificultades! Y cuando te veas en dificultades, ¡no vengas llorando a mí para que yo te ayude!”
1. ¿Por qué es dar consejo de la manera incorrecta el ejemplo que se cita en la ilustración?
ESE es un modo de aconsejar a alguien para que hable menos y escuche más. Sin embargo, es la manera incorrecta de hacerlo. Viene como ataque y despierta reacciones defensivas. Quizás el consejo mismo sea bueno, pero de él no vendrá bien alguno.
2, 3. (a) ¿Cómo muestran las corporaciones comerciales su interés en el aconsejar apropiado? (b) ¿Qué advertencia en cuanto a dar consejo le dio Pablo a Timoteo, y con qué propósito en mira?
2 Algunas corporaciones pagan miles de dólares para enviar a sus ejecutivos a seminarios donde reciben entrenamiento en cómo dar consejo a otros y manejar confrontaciones o careos. Sin embargo, las técnicas fundamentales que verdaderamente valen la pena se delinearon hace mucho tiempo en la Biblia, y no cuestan nada.
3 “Dando estos consejos a los hermanos,” dijo el apóstol Pablo a Timoteo, “serás excelente ministro de Cristo Jesús.” Le dio instrucciones, no solo sobre qué consejo dar, sino también sobre cómo darlo: “No critiques severamente a un hombre de más edad. Por lo contrario, ínstale como a padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” Dijo instar, no intimidar. El propósito es restaurar, no ahuyentar.—1 Tim. 4:6; 5:1, 2; Sant. 5:19, 20.
4. ¿Por qué tiene que poseer sensibilidad la persona que ofrece consejo?
4 El dar consejo que se ha pedido es un asunto delicado; el darlo sin invitación requiere aún más sensibilidad. El consejo no solicitado tiende a recibirse como crítica, y a nadie le gusta que lo critiquen. Para dar consejo sin ofender se requiere paciencia y habilidad para enseñar, no solo para sermonear a alguien. Por eso Pablo le escribió a Timoteo: “Censura, corrige, exhorta, con toda gran paciencia y arte de enseñar.”—2 Tim. 4:2.
LA ACTITUD DEL CONSEJERO
5. Al copiar a Jesús en dar consejo, ¿con qué aire y actitud aconsejaremos?
5 Cristo Jesús, el Maravilloso Consejero, ejemplificó el dar consejo apaciblemente cuando los apóstoles estuvieron discutiendo en cuanto a cuál era el mayor. Mediante ilustración y contraste mostró que los reyes de las naciones se enseñoreaban de otros, pero “ustedes, sin embargo, no han de ser así.” Jesús era un hombre perfecto, y tenía consejo inspirado que dar; sin embargo fue “apacible y humilde de corazón.” Hacemos bien en copiarlo. “Retengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús.”—Luc. 22:24-27; Mat. 11:29; Fili. 2:5.
6. ¿Qué ejemplos muestran el valor de usar ilustraciones al dar consejo?
6 Es difícil razonar con las personas cuyo genio es acalorado, y los apóstoles estaban discutiendo acaloradamente. Jesús utilizó una ilustración sobre reyes arrogantes que se enseñoreaban de otros, y cuando los apóstoles se vieron a la luz de ésta se calmaron. El profeta Natán también mostró prudencia cuando dio consejo al rey David por haber tomado para sí a la esposa de Urías, Bat-seba. El rico que tenía muchas ovejas y ganado vacuno le quitó a un pobre la única corderita que tenía, para dar de comer a un visitante. David se enfureció y dictó su juicio: “¡El hombre que hizo esto merece morir!” Entonces se enteró de que él era ese hombre. (2 Sam. 12:1-9) Hoy, pudiera ser que se usaran ilustraciones para flanquear las emociones y ayudar a uno a ver las cosas de modo objetivo.
7. ¿Por qué son importantes los sentimientos del que aconseja?
7 Los sentimientos son importantes. La persona que aconseja debe estar consciente de sus propios sentimientos así como de los de la persona a quien está hablando. Si el que aconseja está impelido por un deseo de sentirse superior y farisaico, pudiera apresurarse innecesariamente a sermonear a otros por faltas leves. (Ecl. 3:7) La persona a quien se hable percibirá estos sentimientos y se resentirá por ellos, y si muestra una actitud mala, quizás sea culpa del consejero más que del consejo mismo. Dice Proverbios 15:1: “Una respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero una palabra que causa dolor hace subir la cólera.”
EL APÓSTOL PABLO DA UN EJEMPLO
8. ¿Qué sentimientos tenía Pablo cuando corrigió a los corintios por haber cometido un grave error, y qué resultado tuvo esta corrección?
8 Cuando se ejerce amor fraternal y compasión, esto también se percibe. Pablo tuvo que corregir un grave error que cometió la congregación de Corinto, y le afligió mucho el haber tenido que ser bastante severo en lo que escribió, pues posteriormente dijo: “En medio de mucha tribulación y angustia de corazón les escribí con muchas lágrimas, no para que se entristecieran, sino para que conocieran el amor que más especialmente les tengo a ustedes.” También se dejan ver los intensos sentimientos de preocupación de Pablo unos capítulos después, cuando dice: “Aunque los entristecí con mi carta, no me pesa. . . . Porque la tristeza de manera piadosa obra arrepentimiento para salvación, del cual no hay que tener pesar.”—2 Cor. 2:4; 7:8-10.
9. (a) ¿Qué ejemplos bíblicos muestran lo apropiado que es dar encomio antes de dar consejo? (b) ¿Por qué es valioso el dar encomio a los que sacan provecho del consejo?
9 Por lo tanto, disminuya usted el dolor de la corrección por medio de mostrar empatía y entendimiento. Que otros retengan su dignidad y respeto de sí mismos. Vea lo bueno que hay en otros y muestre aprecio por ello. Dé encomio antes de aconsejar en todo caso que sea posible. (Rev. 2:1-4, 12-14, 18-20) Pablo dio encomio a los corintios por el ahínco que mostraron entonces en ver que se hiciera justicia y por limpiarse de culpa por medio de corregir el mal. (2 Cor. 7:11) Entonces se refirió a los alardes que había hecho a Tito acerca de ellos: “Si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros, no quedé avergonzado; al contrario, como todo os lo hemos hablado con verdad, asimismo nuestro gloriarnos ante Tito resultó verdad.” (2 Cor. 7:14, Versión Hispano-Americana) Todos cometemos errores y necesitamos corrección; por eso, cuando hacemos algo bien una expresión de encomio como la de “Bien hecho” es una ayuda. ¡Nos reaviva el espíritu!—Mat. 25:21, 23.
PROBÁNDONOS
10-12. ¿Por qué debemos aconsejar bondadosamente y con espíritu de apacibilidad?
10 “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe” es una admonición que también pudiéramos aplicar al acto de aconsejar. (2 Cor. 13:5) ¿Pasamos la prueba que presentan los siguientes textos?
11 Efesios 4:32: “Háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos.” ¿Lo somos, cuando aconsejamos?
12 Gálatas 6:1: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, a la vez que tú te vigilas, cada uno, por temor de que tú también seas tentado.” ¿Damos consejo con apacibilidad, considerando nuestras propias debilidades?
13, 14. ¿De qué debemos estar bien informados antes de dar consejo?
13 Colosenses 4:6 (New English Bible): “Estudien cuál sea la mejor manera de hablar con cada persona que encuentren.” ¿Tomamos tiempo para conocer al individuo y luego adaptar nuestra habla de modo que satisfaga las necesidades de éste?
14 Proverbios 18:13: “Cuando alguien está respondiendo a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación.” ¿Nos familiarizamos con todos los aspectos del asunto antes de dar consejo?
15, 16. ¿Qué debemos tener presente en cuanto a nosotros mismos mientras damos consejo a otros?
15 Filipenses 2:3: “No haciendo nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes.” Cuando damos consejo a otros, ¿estamos al tanto de que en otros aspectos pueden ser superiores a nosotros?
16 Romanos 2:21: “Tú, sin embargo, el que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, el que predicas: ‘No hurtes,’ ¿hurtas?” ¿Damos la apariencia de ser hipócritas, de que predicamos lo que no practicamos?
17, 18. ¿Qué restricción y consideración debemos mostrar para con la persona a quien estamos dando consejo?
17 Juan 16:12: “[Yo, Jesús,] tengo muchas cosas que decirles todavía, pero ustedes no las pueden soportar ahora.” ¿Vamos más allá de lo que se necesita en el momento, y empezamos a alistar todas las faltas de la persona que nos vienen al pensamiento, suscitando así su cólera o aplastando su espíritu?
18 Mateo 18:15: “Si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su culpa entre ti y él a solas.” ¿Damos consejo en privado primero, por tomar en cuenta los sentimientos de nuestro hermano?
19. ¿Qué guía sencilla hay para dar consejo, y qué ventajas tiene?
19 Una guía sencilla para dar consejo, pero una guía que tendemos a olvidar a veces, es ésta: “Siempre traten con los demás como quisieran que ellos trataran con ustedes.” (Mat. 7:12, NE) Nos gusta que se nos comprenda; por eso, tenemos que ser comprensivos. Nos gusta poder decir lo que pensamos; por eso, tenemos que dejar que otros digan lo que piensan. Si tenemos aversión a que se nos regañe o sermonee, ¿nos abstenemos de sermonear a otros? El dar consejo envuelve el escuchar, y de esta manera no solo mostramos lo razonables que somos, sino que también obtenemos discernimiento con relación al problema de la persona y nos damos cuenta de sus sentimientos. El consejo que se administra así se transmite como parte de la conversación y no se presenta como sermoneo o un discurso que se estuviera pronunciando.
¿ES DE CALIDAD SU CONSEJO?
20, 21. ¿Cuándo se hace de valor dudoso nuestro consejo, y cómo podemos hacerlo completamente confiable?
20 Dijo el profeta Jeremías: “No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.” Si no puede dirigir sus propios pasos, ¿cuán competente es para dirigir los pasos ajenos? Entonces Jeremías oró: “Corrígeme, o Jehová.” Estamos tan al tanto de las faltas que todos tenemos que se nos hace difícil el aceptar corrección de cualquiera de nosotros... ¡a menos que la corrección que recibamos sea la corrección que proviene de Dios! La calidad de nuestro consejo depende de lo estrechamente que se apegue a la Palabra de Dios.—Jer. 10:23, 24.
21 “No ir más allá de las cosas que están escritas” es buen consejo. (1 Cor. 4:6) Hemos salido de sistemas donde reinan las reglas humanas, con resultados trágicos. Ya no queremos estar sujetos a reglas humanas que la Palabra de Dios no requiere, pues obedecemos “no con actos de servir al ojo, como quienes procuran agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, con temor de Jehová,” y seguimos el consejo de Pablo: “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (Col. 3:22, 23) Las reglas de los fariseos agobiaban a la gente y anulaban la Palabra de Dios.—Mat. 23:4; 15:3.
22, 23. ¿Qué actitud arrogante adoptaron los fariseos, pero cómo manifestó Pablo una actitud contraria a aquélla?
22 Los fariseos hicieron uso de la tiranía de la autoridad cuando los oficiales que habían sido enviados para arrestar a Jesús regresaron sin él porque quedaron impresionados por la enseñanza de Jesús: “Ustedes no se han dejado extraviar también, ¿verdad?” preguntaron los fariseos. “Ni uno de los gobernantes o de los fariseos ha puesto fe en él, ¿verdad? Mas esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos.” Los fariseos no estaban usando la razón, sino que declaraban que la gente sabia rechazaba a Jesús y solo los estúpidos le prestaban atención.—Juan 7:45-49.
23 Cuando damos consejo a otros debemos usar la razón y textos, sin exigir que haya acatamiento debido a una posición o puesto que ocupemos. (Fili. 4:5) Debemos ser como Pablo, que no usó su puesto de apóstol para presionar a la gente. En vez de eso, les daba encomio por el examen que hacían para ver si la enseñanza de él tenía fundamento en la Biblia. “Recibieron la palabra con suma prontitud de ánimo, examinando con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas eran así. Por lo tanto muchos de ellos se hicieron creyentes.”—Hech. 17:11, 12.
24, 25. (a) ¿Qué contraste hubo entre la manera en que Satanás usó las Escrituras y el modo en que las usó Jesús? (b) ¿Qué ejemplo muestra que el contexto debe limitar la aplicación de las Escrituras?
24 El Diablo usó las Escrituras cuando tentó a Jesús en el desierto, y Jesús usó textos bíblicos para refutarlo. Ambos usaron textos, pero con esta diferencia: Satanás los aplicó mal, pero Jesús los usó apropiadamente. (Mat. 4:1-10) Jamás debemos torcer textos y valernos de ellos así para nuestro propio propósito, como Satanás lo hizo. ¡Asegurémonos de que Dios dice lo que nosotros decimos que dice!
25 Por ejemplo, en el capítulo 14 de Romanos se nos previene para que no causemos tropiezo a los individuos débiles con relación al alimento o la bebida o cualquier otra cosa. ¿Significa esto que si en una familia grande un miembro alega que le causa tropiezo el que se sirva café, no se debe servir café? ¿O significa que uno tenga que ponerse zapatos negros porque alguien ‘tropieza’ cuando ve a otros con zapatos de color marrón? ¿No hay algún factor limitativo que gobierne la aplicación de este consejo? El contexto se relaciona con asuntos de la fe, con días que algunos consideraban santos, con carnes que algunos pensaban que estaban contaminadas. El consejo tiene que ver con asuntos de conciencia, y en este terreno debemos hacer concesiones que sean provechosas a otros. Pero no es una instrucción incondicional con el fin de complacer todo antojo personal que no tenga relación con la fe.
CUANDO LO NECESITA, ¿PUEDE ACEPTARLO?
26. Cuando nos parece difícil aceptar la disciplina, ¿qué recordatorio nos da Hebreos 12:11?
26 Si se nos ofrece consejo amorosa y bíblicamente, ¿podemos aceptarlo con mansedumbre? No es fácil, pero es provechoso. “Ninguna disciplina parece por el presente ser cosa de gozo, sino penosa; sin embargo después, a los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.” (Heb. 12:11) Anteriormente se nos pidió que nos probáramos en cuanto a nuestra actitud al dar consejo. Ahora probémonos en cuanto a si estamos dispuestos a recibirlo.
27-31. ¿Qué textos y qué preguntas enfatizan la necesidad de escuchar calladamente cuando se nos está dando consejo?
27 Proverbios 17:27: “Cualquiera que retiene sus dichos posee conocimiento, y un hombre de discernimiento es sereno de espíritu.” ¿Prestamos atención, y permanecemos serenos?
28 Proverbios 12:15: “El camino del tonto es recto a sus propios ojos, pero el que escucha el consejo es sabio.” ¿Nos parece que lo sabemos todo, o prestamos atención?
29 Proverbios 29:20: “¿Has contemplado a un hombre que es apresurado con sus palabras? Hay más esperanza para alguien estúpido que para él.” ¿Tratamos inmediatamente de refutar el consejo que se nos da?
30 Eclesiastés 7:9: “No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.” ¿Somos sensitivos en demasía y nos ofendemos con facilidad?
31 Santiago 1:19, 20: “Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” ¿Podemos escuchar la corrección sin encolerizarnos?
32. ¿Cómo muestran algunos que buscan consejo que en realidad desean justificarse a sí mismos?
32 A veces alguien ha decidido proceder de determinada manera y va de un supuesto consejero a otro hasta que encuentra a alguien que concuerde con él. En el Israel de la antigüedad el rey Roboam fue a hombres de mayor edad en busca de consejo, pero no le agradó el consejo que le dieron. Fue a hombres más jóvenes, que le dijeron lo que deseaba oír. Los resultados fueron desastrosos: ¡Diez tribus se sublevaron contra él y formaron su propio reino! (1 Rey. 12:1-20) El apóstol Pablo habló de un tiempo en que la gente estaría buscando hasta hallar consejeros que le dijeran exactamente lo que deseaban oír: “Acumularán para sí mismos maestros para que les regalen los oídos.”—2 Tim. 4:3.
33. ¿Qué ejemplos muestran la manera apropiada de recibir el consejo?
33 Sin embargo, nosotros debemos aceptar el consejo que tiene el apoyo de la Palabra de Dios. Cuando el profeta Natán reprendió a David, éste respondió: “He pecado contra Jehová.” (2 Sam. 12:13) La congregación de Corinto aceptó el consejo de Pablo y se limpió de toda culpa. Jesús ilustró un derrotero apropiado cuando describió a un padre que tenía dos hijos, a quienes les dijo que fueran a trabajar a su viña. Uno estuvo de acuerdo en hacerlo, pero no fue. El otro rehusó, pero más tarde fue, y obtuvo la aprobación aunque al principio respondió con lentitud. (Mat. 21:28-31) Las personas que dan consejo deben ejercer paciencia y dar tiempo a que la persona que ha sido censurada evalúe el consejo.
34. ¿Qué pregunta escrutadora plantea Salmo 16:7 para los que dan consejo?
34 “Bendeciré a Jehová, que me ha dado consejos.” (Sal. 16:7) ¿Podrán bendecirnos por ello las personas a quienes damos consejo?
35. ¿Qué contraste hay entre el consejo que se presenta aquí y el que se dio en la primera ilustración de este artículo?
35 “Santiaguito, gracias por reunirte conmigo. Vas logrando buen progreso en la congregación ahora. Sin embargo, quiero volver a mencionarte el problema de hablar a veces con falta de prudencia. Por supuesto, todos somos culpables de eso; como dijo Santiago, si no usamos incorrectamente la lengua somos perfectos. ¡Pablo aconsejó a los ancianos de Éfeso día y noche, por tres años! Por eso espero que no creas que al volver a mencionarte esto lo hago por molestarte. Estás progresando, de modo que sigue trabajando en ello. Como sugerencia, podrías volver a leer el capítulo 3 de Santiago. Si te puedo ayudar, no vaciles en venir a verme.”