Estudiando la Palabra de vida
“Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”—Rom. 15:4.
1. ¿Por medio de qué habla Dios, y por qué es prudente escucharle?
A TRAVÉS de las páginas de la Biblia el Creador de usted le habla a usted. Le dice lo que él ha hecho en tiempos pasados y lo que se ha propuesto hacer en el futuro. Le da a usted consejo sano e instrucción sabia para guiarlo en el camino que es mejor para usted. Puesto que es mucho más sabio que cualquier humano, lo que dice es digno de que usted le ponga la atención más cuidadosa. Si usted le escucha, su Palabra escrita puede ser para usted un libro de vida. “Hijo mío, no olvides mi ley, y mis mandamientos observe tu corazón, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos.”—Pro. 3:1, 2.
2. ¿Por qué algunas personas no hallan los tesoros de la Palabra de Dios?
2 Los galardones por estudiar la Palabra de Dios son grandes, pero no pueden tenerse sin esfuerzo. Se necesitan muchas horas de lectura, junto con concentración y meditación profundas. Esto es desagradable para personas inclinadas a la frivolidad cuya lectura nunca es más pesada que revistas gráficas, periódicos y novelas en rústica. Debido a que son renuentes a esforzarse y ahondar en las cosas profundas de la Palabra de Dios dejan de hallar los tesoros de sabiduría que se hallan allí para los que están dispuestos a esforzarse por conseguirlos. “Si, además, clamas por el entendimiento mismo y das tu voz por el discernimiento mismo, si sigues buscándolo como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues buscándolo, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y encontrarás el mismo conocimiento de Dios.” (Pro. 2:3-5) Eso requiere estudio. Lo que puede suceder cuando éste falta y se desatiende la Palabra de Dios se ve en el pueblo de tiempos antiguos que estaba en pacto con Jehová.
3. ¿Qué se requería del rey del pueblo que estaba en pacto con Dios en tiempos antiguos, y por qué era bueno esto?
3 Al rey del pueblo que estaba en pacto con Jehová se le requería que tuviera una copia de la ley de Dios y que la leyera repetidamente a través de su vida. Al seguir su guía él podría conducir a sus súbditos en el camino que sería el mejor para ellos. El estudiar con regularidad la ley de Jehová era en los intereses nacionales así como en los intereses suyos. “Debe suceder que cuando él se siente en el trono de su reino, debe escribir en un libro para sí mismo una copia de esta ley de la que está al cuidado de los sacerdotes, los levitas. Y debe continuar ella con él, y él debe leer en ella todos los días de su vida, a fin de que aprenda a temer a Jehová su Dios para que guarde todas las palabras de esta ley y estos reglamentos por medio de cumplirlos.”—Deu. 17:18, 19.
4. ¿Qué derrotero emprendió la mayor parte de los reyes del pueblo escogido de Dios?
4 La mayor parte de los reyes que gobernaron al pueblo escogido de Jehová pasó por alto este mandato. Dejaron de estudiar la Palabra divina y de seguir la guía de su consejo sabio. Confiando en su propia sabiduría, condujeron al pueblo en el mismísimo camino en que Dios les advirtió que no fueran. Neciamente se apartaron de la senda de obediencia a Dios y se hundieron en el fango hediondo de la idolatría. “Siguieron andando en los estatutos de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos de los reyes de Israel que éstos habían hecho; y los hijos de Israel se pusieron a escudriñar las cosas que no eran correctas para con Jehová su Dios y siguieron edificándose lugares altos en todas sus ciudades, desde la torre de los vigilantes hasta la ciudad fortificada; y siguieron erigiéndose pilares sagrados y palos sagrados sobre toda colina alta y bajo todo árbol frondoso; y allí en todos los lugares altos continuaron produciendo humo sacrificatorio de la misma manera que las naciones a quienes Jehová había desterrado a causa de ellos, y continuaron haciendo cosas malas para ofender a Jehová.—2 Rey. 17:8-11.
5. ¿Qué error cometió el sacerdocio levítico en general, y a qué condujo esto?
5 Al igual que los muchos reyes que no escudriñaron las instrucciones sabias y el consejo protector de las Escrituras, el sacerdocio levítico en general las desatendió. Dejando de alimentar su mente con las verdades espiritualmente nutritivas que Jehová les proveía, se hicieron tontos como los ídolos mudos que adoraban neciamente. No veían nada malo en desempeñar un papel doble como sacerdotes de Jehová y sacerdotes de los ídolos despreciables y los abominables lugares altos. “‘Porque tanto el profeta mismo como el sacerdote mismo se han hecho corruptos. También en mi propia casa he hallado su maldad,’ es la declaración de Jehová.” (Jer. 23:11) Una de las pocas excepciones a esta voluntariedad se manifestó en los días de Josafat.
6. Explique qué cosa sabia hicieron los levitas en el tiempo de Josafat y por qué era bueno esto para la nación.
6 En el tiempo de Josafat los levitas cumplieron con su obligación de estudiar la Palabra de Dios y de instruir a la gente en ella. El rey Josafat se aseguró de que lo hicieran. Por órdenes suyas iban a través del país en circuitos docentes regulares. Esta obra edificativa fortaleció a la gente y la ayudó a andar en el camino de obediencia a Dios. “Comenzaron a enseñar en Judá y con ellos estaba el libro de la ley de Jehová; y ellos continuaron recorriendo todas las ciudades de Judá y enseñando entre la gente.” (2 Cró. 17:9) Si este esfuerzo constructivo para instruir a la gente en la Palabra de Dios hubiera continuado durante los reinados de los reyes que lo sucedieron, la historia de aquella nación hubiera sido muy diferente a lo que resultó ser. Los gobernantes como Josafat fueron demasiado pocos en la línea real de veintitrés gobernantes de Judá.
HALLANDO EL LIBRO DE LA LEY
7, 8. (a) ¿Cuáles fueron algunas de las cosas notables que hizo Josías durante su reinado? (b) ¿Por qué necesitaba reparación el templo?
7 El gobierno de Josías fue uno de los más notables en la historia del reino de Judá. Lo que contribuyó en gran manera a esto fue la Palabra escrita de Dios. Al igual que Josafat, que gobernó más de 250 años antes que él, Josías tuvo respeto profundo a aquella guía divina. Deseando andar en el camino de obediencia a Jehová, instituyó una campaña intensa para extirpar la abominable práctica de la idolatría que había corroído las partes vitales de la nación durante los reinados de su padre y su abuelo, Amón y Manasés. Las imágenes fueron pulverizadas, los huesos de los sacerdotes de Baal fueron quemados en sus altares y los altares fueron derribados. El palo sagrado fue sacado del templo y fue destruido, así como los carros del Sol que habían sido usados en la adoración del Sol. Ya no permitiría que los caballos que estaban dedicados al Sol entraran en el templo y lo contaminaran. Aun el valle de Hinom se inutilizó para prácticas idólatras por medio de convertirlo en un basurero público.—2 Cró. 34:3-7; 2 Rey. 23:6, 10, 11.
8 En el decimoctavo año de su reinado, cuando solo tenía veinticinco años de edad, Josías ordenó que el templo de Jehová fuera reparado. Aparentemente no se habían hecho reparaciones grandes al templo desde los días de Joás, más de 200 años antes de los días de Josías. Durante los cincuenta y cinco años que reinó el abuelo de Josías, Manasés, y los dos años que gobernó su padre, Amón, la conservación del templo no había sido atendida, aunque éste se usó en la práctica de idolatría por gran parte de aquel período. Parece que algunas de las cámaras o edificios exteriores del templo habían sido arruinados por reyes idólatras y necesitaron ser reconstruidos.—2 Cró. 34:8-11.
9. ¿Qué hallazgo importante se hizo durante la obra de reparación al templo, y qué razón posible existe para que se hubiera ocultado originalmente lo que se halló?
9 Durante el curso de la obra de reparación, Helcías, el sumo sacerdote, halló el libro de la Ley que había sido escrito por Moisés. Esta aparentemente había sido la copia original que había sido mantenida junto al arca del pacto en el Santísimo del templo. Pudo haber sido escondida durante el tiempo que el idólatra Manasés, el hijo de Ezequías, estuvo profanando el templo con ídolos y persiguiendo a los siervos de Jehová. Según Josefo, Manasés mató a muchos hombres justos, incluyendo a profetas. Tan intensa fue su campaña inicua que se dice que llenó a Jerusalén de sangre inocente. “Había también sangre inocente que Manasés derramó en una cantidad sumamente grande, hasta que hubo llenado a Jerusalén de cabo a cabo.” (2 Rey. 21:16) En vista de esta persecución fanática, parece razonable concluir que un fiel sumo sacerdote tomó la ley de Dios de su lugar acostumbrado junto al arca del pacto y la escondió para su propia protección.
10, 11. (a) ¿Cómo reaccionó Josías a la lectura del libro? (b) ¿Qué parece haber sido el libro? ¿Por qué?
10 Helcías reconoció el rollo como la ley de Dios y consideró su hallazgo de tan gran importancia que hizo que Safán, el secretario de la casa de Jehová, llevara el manuscrito al rey. Lo que Josías oyó cuando Safán le leyó el libro sagrado lo dejó sacudido y atemorizado. “Sucedió que tan pronto como el rey oyó las palabras del libro de la ley, inmediatamente rasgó sus prendas de vestir.”—2 Rey. 22:8-11.
11 El rollo probablemente era el libro de Deuteronomio, porque ese libro contiene advertencias horrendas de lo que le sucedería al pueblo en pacto con Dios si no obedecía la ley de Dios. Las advertencias se hallan en detalle tan notable que fácilmente pudieran haber sacudido al buen rey Josías, especialmente cuando él estaba bien al tanto del derrotero de idolatría que la nación había emprendido. El desastre nacional era una perspectiva aterradora.
12-14. Dé una explicación posible de por qué Josías obró como si lo que había oído le hubiese sido leído por primera vez, aunque se suponía que el rey debería guardar una copia de la Palabra de Dios y debería leerla.
12 Puesto que la ley de Dios requería que el rey leyera la Palabra de Dios, usted quizás se pregunte por qué Josías se sacudió al leer las advertencias de este libro sagrado como si las estuviera leyendo por primera vez. Es muy posible que fuera la primera vez. Tal vez no haya tenido una copia de la Palabra de Dios para leerla. En vista del gran número de gobernantes de Judá que habían sido idólatras, algunos tan fanáticamente, como Acaz, Atalia y Manasés, bien es posible que los reyes hubieran dejado la práctica de tener una copia personal de la ley de Dios para lectura regular. Lo que Josías sabía acerca de la ley de Dios probablemente le llegó por instrucción oral de parte de los levitas, que sin duda tenían copias en su posesión. Cuando a la edad de quince años “comenzó a buscar al Dios de David su antepasado,” él debe haberse dirigido a los levitas fieles para instrucción acerca del Dios de David. No es probable que los que habían estado cerca de su padre idólatra, Amón, en la corte real pudieran haberle enseñado.—2 Cró. 34:3.
13 El que varias copias de la Palabra de Dios sí existían entre los levitas en una ocasión lo indica el hecho de que en los días de Josafat los levitas llevaban copias de la Ley consigo cuando recorrían el país en sus circuitos para enseñar. Es sumamente improbable que los reyes inicuos hubieran tenido éxito en destruir todas las copias existentes. El mismísimo hecho de que Helcías reconoció el libro que halló como la ley de Dios indica que estaba versado en la Palabra de Dios, y esto sin duda se debía a que los levitas de su día poseían una copia. Lo que hizo al hallazgo de Helcías tan digno de atención en su mente muy probablemente fue que el manuscrito era el libro original escrito por mano de Moisés.
14 Puesto que el conocimiento de Josías de la Palabra de Dios tal vez no haya venido de estudio personal de la ley de Dios sino de lo que le fue enseñado por los levitas, es posible que lo que Safán le leyó lo oyó por primera vez. Las espantosas maldiciones mencionadas en el capítulo veintiocho de Deuteronomio, aunadas al hecho de que fueron leídas del manuscrito original, ciertamente impresionarían a Josías con su importancia. Al rasgar sus prendas de vestir reveló a qué grado lo sacudió lo que oyó.
15. ¿Cómo confirmó Josías lo que le fue leído de la Palabra de Dios?
15 Josías comprendió que la ira de Jehová era grande contra la nación por haber pasado por alto a la Palabra divina y por desobedientemente hacer todo lo que Dios le había dicho que no hiciera. Mostrando su gran interés, rápidamente despachó una delegación de cinco personas para inquirir de Jehová por medio de la profetisa Hulda. “Vayan, inquieran de Jehová a mi propio favor y a favor del pueblo y a favor de todo Judá en cuanto a las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha sido encendida contra nosotros por el hecho de que nuestros antepasados no escucharon las palabras de este libro por medio de obrar según todo lo que está escrito concerniente a nosotros.” (2 Rey. 22:13) Por medio de la profetisa, Jehová confirmó todo lo que estaba escrito en el libro. “Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Aquí estoy trayendo calamidad sobre este lugar y sobre sus habitantes, aun todas las palabras del libro que el rey de Judá ha leído.’”—2 Rey. 22:16.
16. (a) Describa cómo se cumplieron las maldiciones del libro. (b) ¿Por qué le vinieron al pueblo que estaba en pacto con Dios?
16 Porque Josías había manifestado una buena condición de corazón para con Jehová y había hecho todo lo posible por seguir la buena guía de la Palabra de Jehová, las maldiciones del libro no vinieron en su día. Fue más de veinte años después de su muerte cuando llegaron a ser una realidad para aquella nación obstinada. Los ejércitos babilonios marcharon a través de la tierra de Judá saqueando y destruyendo. El hermoso templo que Salomón había construido y la ciudad de Jerusalén fueron demolidos, quedando convertidos en un montón de ruinas. A la mayor parte de la gente que sobrevivió se le hizo marchar a la distante Babilonia como cautivos, como predijo el libro de Deuteronomio: “Jehová te hará marchar a ti y a tu rey a quien constituirás sobre ti a una nación que no has conocido, ni tú ni tus antepasados.” (Deu. 28:36) Todo esto vino sobre ellos porque habían dejado de estudiar la Palabra de Dios y de seguir sus instrucciones.
EN LOS DÍAS DE LOS APÓSTOLES
17. ¿Qué actitud tuvieron los apóstoles para con las Escrituras?
17 Los apóstoles cristianos apreciaron profundamente cuán vitalmente necesario es el estudio de la Palabra de Dios para el bienestar humano. En ninguna ocasión arrojaron duda sobre su confiabilidad y así contribuyeron a socavar la confianza del público en ella, como algunos caudillos religiosos han hecho en el siglo veinte. Siempre manifestaron profundo respeto para ella, haciendo todo lo posible por edificar fe en ella y aprecio por ella. Cuando los judíos de la ciudad de Berea, en Macedonia, consultaron las Escrituras para ver si las enseñanzas de Pablo confrontaban con ellas, Pablo no los condenó. No instituyó una inquisición contra ellos como la Iglesia Católica Romana lo ha hecho a veces contra los que buscaron medir sus enseñanzas con la Biblia. En vez de eso, habló encarecidamente de aquellos judíos, diciendo que eran de disposición noble. Aprobó el deseo de ellos de estudiar las Escrituras y usarlas como vara de medir de la fe y la verdad.—Hech. 17:11.
18. ¿Por qué puede considerarse el que los israelitas no estudiaran las Escrituras como una advertencia?
18 Si la nación de Israel hubiera mostrado la anuencia de los de Berea para estudiar la Palabra de Dios y ser guiados por ella, no hubiese sufrido las maldiciones predichas en el libro de Deuteronomio. El registro de lo que les sucedió subsiste como advertencia para otras generaciones. Es una advertencia para los que desatienden el estudio de las Escrituras hoy en día. Lo que el apóstol Pablo dijo en cuanto a los israelitas desobedientes en el desierto puede aplicarse a sus descendientes desobedientes bajo el gobierno de los reyes de la nación. “Pues bien, estas cosas,” dijo Pablo, “siguieron aconteciéndoles como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” (1 Cor. 10:11) Por medio de observar lo que esas personas hicieron mal y lo que dejaron de hacer, hoy podemos evitar la desaprobación divina que vino sobre ellas con sus consecuencias desastrosas.
19. ¿Cómo recalcó Pablo el valor del estudio de la Biblia, y a qué conclusión hemos de llegar cuando consideramos sus palabras?
19 En su carta a Timoteo, el apóstol Pablo recalcó el valor del estudio de la Biblia diciendo: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16, 17) ¿Cómo puede la Biblia enseñarle a usted si usted pasa por alto su instrucción? ¿Cómo puede ella censurarlo a usted si usted no le da oídos? ¿Cómo puede rectificar las cosas para usted en cuanto a creencias verdaderas si usted no la sigue como guía? ¿Cómo puede disciplinarlo a usted en justicia si usted jamás la estudia? No sea como los israelitas infelices que dejaron de sacar provecho de las Escrituras porque dejaron de estudiarlas y aplicar lo que está escrito en ellas. “¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”—Luc. 11:28.
HAGA DEL ESTUDIO BÍBLICO PARTE DE SU VIDA
20. ¿Por qué necesitamos la Biblia hoy en día?
20 Así como la Palabra de Dios fue esencial para el bienestar de los israelitas, así es esencial para el bienestar de usted. En este tiempo cuando la locura en masa está conduciendo a las naciones hacia un holocausto nuclear, usted necesita la influencia tranquilizadora de la Biblia. Usted necesita su sabiduría para pensar bien. Usted necesita sus profecías que inspiran esperanza para darle a usted un sentido de seguridad. Usted necesita hacer del estudio de la Biblia una parte de su vida.
21, 22. (a) Explique lo que Josué quiso decir por lo que dijo a los israelitas en cuanto a la Palabra de Dios. (b) ¿Cómo puede usted tener las palabras de Dios en su boca?
21 Lo que Jehová le dijo a Josué antes de que los israelitas cruzaran el río Jordán y entraran en la Tierra Prometida es consejo que usted haría bien en seguir hoy. “Este libro de la ley no debería apartarse de tu boca, y debes leerlo en tono de voz bajo día y noche, a fin de que cuides de hacer de acuerdo con todo lo que está escrito en él; porque entonces harás próspero tu camino y entonces actuarás sabiamente.” (Jos. 1:8) El estudiarlo día y noche no significa literalmente leerlo continuamente. La expresión está recalcando el punto de que el estudio de la Palabra de Dios debe ser una cosa regular a través de su vida y no algo que se comienza y luego se desatiende.
22 Si usted mantiene presentes las verdades y principios de las Escrituras por medio de repasarlos continuamente por medio del estudio, éstos no se apartarán de usted. Cuando usted hable éstos influirán en su lengua de modo que lo que usted diga será edificante a otros. Las palabras de usted reflejarán la sabiduría de las Escrituras y las acciones de usted reflejarán sus buenos principios. Cuando usted habla acerca de las cosas que están en la Palabra de Dios, usted tiene Sus palabras en su boca. Son limpias y dulces, y hacen su habla edificativa y sana. “¡Cuán suaves a mi paladar han sido tus dichos, más todavía que la miel a mi boca!” (Sal. 119:103) El desatender el estudio regular de la Biblia puede hacer que la Palabra de Dios se aparte de su boca de modo que sus verdades ya no sean las cosas acerca de las cuales usted hable.
23. ¿Qué se sugiere por leer la Biblia en un tono de voz bajo?
23 El leer la Biblia en tono de voz bajo significa meditar mientras usted lee. El decir cada palabra disminuye la velocidad de su lectura, pero permite que el contenido de pensamiento se ahonde para que usted pueda meditar en ello, al dar vueltas y vueltas el pensamiento en su mente. La Biblia es diferente a muchos libros que están llenos de palabras pero vacíos de pensamiento. No tiene palabras superfluas. En las partes que no son narraciones históricas, las oraciones con significado requieren que usted disminuya la velocidad en su lectura y medite.
24. ¿Cómo es la Biblia una luz orientadora para nosotros hoy en día?
24 Al obedecer lo que está escrito en la Biblia, esto obrará como una luz orientadora que lo conducirá a usted a lo largo de la senda de la vida a la vida eterna. En medio de la confusión y perplejidad internacionales, cuando la gente atemorizada del mundo no sabe qué camino tomar, usted puede andar tranquilamente a lo largo de la senda recta revelada por la Palabra de Dios. Usted puede saber adónde se dirige, y usted puede estar seguro de llegar a ese lugar. Es por medio de estudiarla y obedecerla que usted puede hacer próspero su camino y puede actuar sabiamente.—Sal. 119:105; Mat. 7:13, 14.
25. ¿Cuánto esfuerzo debe hacerse para aprender lo que está en las Escrituras?
25 Así como la persona que busca plata preciosa u otros tesoros materiales dedica mucho tiempo y energía para hallarlos, así la sabiduría y conocimiento en la Palabra de Dios debe buscarse con diligencia. El hallarlos es de mucho mayor importancia a su felicidad y bienestar eterno que cualquier cantidad de tesoros materiales. “Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento, porque el tenerla como ganancia es mejor que tener plata como ganancia y tenerla como producto que el oro mismo. Es árbol de vida a los que echan mano de ella, y los que se mantienen bien afianzados de ella han de ser llamados felices.”—Pro. 3:13, 14, 18.
26. ¿Qué hará usted si aprecia la Palabra de Dios?
26 Si usted aprecia lo que Dios hizo que fuera escrito en su Palabra, usted no cometerá el error que cometieron los israelitas al desatenderla. Apréciela y estúdiela. Como Josías, tenga interés profundo en las leyes de Dios y un deseo intenso de obrar según todo lo que ha sido escrito en las Escrituras. Que ellas lo instruyan y lo guíen a usted en el camino a la vida como lo hicieron a los apóstoles. Estímelas, manteniendo sus verdades frescas en la mente por medio de estudio regular. Comprenda que “todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que por medio de nuestra perseverancia y por medio del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.”—Rom. 15:4.
[Ilustración de la página 42]
El rey Josías escuchando la Palabra de Dios