El amor verdadero es práctico
“Amemos, no de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad.”—1 Juan 3:18, NM.
1. ¿Por qué es el amor una prueba de que Dios es?, y por eso, ¿cómo queda probado que la Santa Biblia es Libro de él?
EL AMOR es, porque Dios es. Si no hubiese amor, no hubiera Dios. El hecho de que existe el amor es prueba de que Dios es. Sólo de Dios podría venir el amor. La manera materialista en que los científicos del día moderno tratan de explicar toda la creación deja fuera por completo al amor y nunca podría explicar cómo vino a existir esa cualidad motivadora y alentadora del corazón. Aquello en que resultan sus teorías de la creación es simplemente un universo frío, falto de amor, sin propósito. La ciencia dura, fría, física es su dios, el ídolo que adoran, el cual no hace llamamiento al corazón. No son menos faltos de amor los dioses de los paganos. Son dioses de pasión, pero aun su pasión por lo sexual no es amor verdadero. Un detalle acerca de estos dioses que muestra que están desprovistos de amor es el deleite cruel y sadístico que se dice que ellos derivan de atormentar horriblemente en una vida futura a las criaturas que no complacieron a estos dioses durante la vida actual en este mundo inicuo. ¿Cuál de tales dioses manifiesta el principio de amor como lo hace el único Dios vivo y verdadero en su Palabra, la Sagrada Biblia? De entre todas las religiones que han sido edificadas con esos dioses como su centro, ¿cuál da ejemplos de amor como el de Jehová Dios por medio de su Hijo Jesucristo? ¡Ninguna! No, ni siquiera una de esas religiones y su literatura tiene el espíritu de la verdadera divinidad obrando a través de ella como sucede con la Biblia. Por eso la Biblia tiene que ser el Libro de Dios, porque enseña el amor divino y éste se halla difundido a través de todas sus páginas.
2. ¿Por qué le tenían amor a Dios el primer hombre y la primera mujer, pero qué impidió el crecimiento de su amor a Dios y del uno al otro?
2 ¿Cómo vino a tener esta cualidad de amor el hombre? Porque originalmente fué la dádiva del Creador, la dádiva de Dios. Él dotó al hombre de esta cualidad al tiempo de crearlo. Sin ella el hombre perfecto original no podría haber sido hecho a la imagen y semejanza de Dios. La mujer fué el primero y más íntimo prójimo del hombre, y el hombre estaba hecho de modo que la amara. El primer hombre mostró el cariño que le tenía a su esposa, ilustrando el cariño que en el futuro todos los esposos deberían tenerles a sus esposas, cuando dijo respecto a la hermosa mujer que Dios le había dado: “‘Esto por fin es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque del hombre fué tomada ésta.’ Por esto es que el hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa, y tienen que venir a ser una carne.” (Gén. 2:23, 24, NM) Originalmente Adán y Eva le tuvieron amor a Dios; estaba implantado en ellos. Pero impidieron el crecimiento de su amor a Dios y del uno al otro al dejar que se posesionara de ellos el deseo egoísta por algo que Dios les había prohibido. Contrario a la voluntad y mandato de Dios comieron fruto del árbol prohibido, árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. (Gén. 2:16 a 3:7) Esto llevó a la muerte de su amor a Dios. Eventualmente cuando pagaron la pena por su pecado y volvieron al polvo no pudieron ejercer allá ningún vestigio de dicha cualidad. (Ecl. 9:5, 6, 10) Además, el pecado que cometieron contra su Creador y Padre celestial produjo a un odiador, un asesino, en su primer hijo, Caín.—Gén. 4:1-12.
3. ¿Cómo habla la Biblia del amor desde su primer libro hasta el último de sus libros que fué escrito?
3 El amor a Dios sobre la tierra no pereció con Adán y Eva. De nuevo se manifestó en su segundo hijo, Abel, la aceptación de cuyo sacrificio por Jehová Dios incitó a su hermano Caín a matarlo. (1 Juan 3:12, 13) Unos dos mil años después, el tener más amor a Dios que a su único hijo movió al fiel Abrahán a ofrecer a su amado Isaac en sacrificio a Jehová Dios. El registro de esto se halla en el mismo primer libro de la Biblia, en el capítulo veintidós. Los últimos libros que fueron escritos como parte de la Biblia fueron el relato de la vida de Cristo escrito por el apóstol Juan y también las cartas primera, segunda y tercera de Juan a los cristianos, y estos cuatro libros de la Biblia especialmente hablan de esta cualidad divina y cómo ha de expresarse. Así que la Biblia, desde su primer libro hasta y a través del último libro que fué escrito, nos dice de amor en su forma más pura.
4. ¿Cómo se describe brevemente la expresión más noble del amor, y por qué no fué esta expresión de amor un acto bárbaro?
4 La expresión más noble de esta cualidad es la que describe Jesús en Juan 3:16, 17 (NM) en estas palabras: “Porque Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo unigénito, para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruído sino tenga vida eterna. Porque Dios envió a su Hijo al mundo, no para que él juzgara el mundo, sino para que el mundo fuese salvado por medio de él.” Negar el don y el sacrificio del Hijo unigénito de Dios es negar a Dios, negar la plenitud de su amor, negar que él es capaz de llegar a dar una muestra tan profunda de amor. El don de su Hijo entregado para sacrificio no fué un acto bárbaro, sino una expresión comparada con la cual no pudiera haber mayor cariño altruísta. Los padres que dan a sus hijos para participar en guerras carnales y hacerle frente a los peligros de ser muertos en ellas no creen que ellos son bárbaros por haber dejado ir a sus hijos si son muertos en batalla. Ahogando su dolor, dicen con orgullo patriótico que sus hijos pagaron el sacrificio supremo por su país. ¿Qué hay, pues, de Dios? Él vió la necesidad de un sacrificio humano en el interés de los hombres a quienes les gustaría vivir para siempre en un nuevo mundo, pero Dios no obligó a su Hijo a hacer tal sacrificio. El Hijo de Dios de su propia buena voluntad puso su vida, y lo hizo sin disparar a persona alguna, sin amenazar la vida de persona alguna o hacerle daño a persona alguna, sino únicamente teniendo como objetivo hacerle bien al género humano. Sus enemigos, no su Padre, fueron los bárbaros. A pesar de su inocencia, maliciosamente hicieron que lo mataran.
5. ¿Cómo fué muy práctica esta expresión de amor, y qué quiere decir el negar el sacrificio que Dios hizo de su Hijo como si fuera un acto bárbaro?
5 ¿Se volvió Dios contra todo el género humano porque miembros representativos de éste cometieron dicho acto bárbaro? No. Aceptó el sacrificio voluntario de la vida de su Hijo, para que se usara a favor de los que apreciaran su valor y lo que significaba de parte de Dios y su Hijo. De modo que el amor supremo que manifestó al dar su Hijo no fué en vano. Fué muy práctico. El fiel sacrificio de vida humana también le trajo al Hijo el galardón de privilegios y honores inmortales en los cielos, y su sacrificio se empleó para poner los cimientos de un nuevo mundo limpio y recto. El negar el sacrificio que Dios hizo de su Hijo, como si fuera éste un acto bárbaro, significa que uno no conoce a Dios, que no lo ama verdaderamente, puesto que Dios es amor. Eso quiere decir que el amor está difundido cabalmente en él y que él lo expresa perfectamente. “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor. En esto el amor de Dios fué hecho manifiesto en nuestro caso, porque Dios envió a su Hijo unigénito al mundo para que consiguiésemos la vida por medio de él. El amor consiste en esto, no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio para nuestros pecados.”—1 Juan 4:8-10, NM.
6. ¿Por qué es razonable el que Dios nos mande amarlo a él y amarnos los unos a los otros, y a quién tenemos que abarcar con nuestro amor?
6 Ya que Dios hizo tanto para expresar esta cualidad hacia nosotros, es sólo razonable que él nos mande expresársela a él y expresarla los unos a los otros. De todas las religiones de este mundo, ¿cuál de ellas tiene un dios que nos mande amar en imitación de él? En el tercer libro de la Biblia, en Levítico 19:18 (NM) leemos: “No debes tomar venganza ni tener rencor contra los hijos de tu pueblo; y debes amar a tu compañero como a ti mismo. Yo soy Jehová.” No sólo los hermanos, sino los extraños también deben recibir esta consideración, porque el mandato de Dios a su pueblo fué: “Ejecutando juicio para el muchacho sin padre y la viuda y amando al residente temporario para darle pan y vestido. Ustedes, también, deben amar al residente temporario, puesto que ustedes llegaron a ser residentes temporarios en la tierra de Egipto.” (Deu. 10:18, 19, NM) Dios quiere que se les manifieste hasta a los enemigos que el rendir mal por mal no es el mejor método, puesto que él manda: “Si tu enemigo tuviere hambre, dale pan que comer; y si tuviere sed, dale agua que beber; porque así amontonarás ascuas sobre su cabeza; y Jehová te premiará.” (Pro. 25:21, 22) Aunque el enemigo a quien usted tratara así no sintiera remordimiento ardiente en el corazón y se hiciera amigo suyo, sin embargo Jehová lo premiaría a usted por haber obedecido su mandato.
7. ¿Por qué es tan vehemente la necesidad que tenemos de dichas instrucciones de Dios?
7 Es vehemente la necesidad que tenemos de dichas instrucciones divinas, puesto que no constan parte de las religiones de este mundo, y por herencia tenemos la propensión a ser egoístas, codiciosos, desconsiderados, envidiosos, celosos, odiadores, implacables, vengativos, y el gran Odiador trata de hacernos peores aún. “Dios es amor.” Satanás el Diablo es odio. Él trata de hacernos a su imagen como hijos suyos, tal como hizo con Caín. “Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no practica justicia no origina con Dios, ni el que no ama a su hermano. Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio, que debemos tener amor los unos para con los otros; no como Caín, quien originó con el inicuo y degolló a su hermano. Y ¿por qué causa lo degolló? Porque sus propias obras eran inicuas, pero las de su hermano eran justas.”—1 Juan 3:10-12, NM.
8. ¿Qué ley queda violada cuando se muestra favoritismo en una congregación, y por qué?
8 Caín, aunque era el propio hermano de Abel y por lo tanto un prójimo íntimo de él, llegó a odiarlo. En este mundo no es cosa rara el que una persona no le tenga gran simpatía a su prójimo, aunque éste sea de la misma familia o congregación. El favoritismo para con algunos prójimos y desdén arrogante para con otros puede existir o brotar debido al egoísmo. Esto es contrario a una de las dos leyes más grandes. Recomendando a cristianos laxos que dejaran de violarla por medio del favoritismo, el discípulo Santiago escribió: “Ahora, si practican el cumplir la ley real de acuerdo con las Escrituras, ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo,’ están haciendo bastante bien.” (Sant. 2:1-8, NM) Esto quiere decir amar a los prójimos pobres así como a los ricos, sin demostrar uno favoritismo alguno con la esperanza de ganancia egoísta o con la idea de que los ricos merecen mejor tratamiento. Nosotros no nos amamos a nosotros mismos menos que a los ricos porque seamos pobres. La ley de amar al prójimo como a uno mismo es “real” o “regia.” ¿Qué, pues, será la ley más grande que ésta, la ley de amar a Dios con todo lo que somos y tenemos? Es de estos mandatos que todo lo abarcan que pende la entera Biblia. (Mat. 22:35-40; Rom. 13:8; Gál. 5:14) El resto de la Biblia muestra cómo debemos poner en acción el amor a Dios y el amor al prójimo. “Que todos sus asuntos se efectúen con amor.” (1 Cor. 16:14, NM) El mostrar parcialidad que hace distinción incivil contra el pobre no es obedecer la ley real. No lleva a los mejores resultados, por lo tanto no es práctico.
9. ¿Por qué no nos es posible, mientras estemos violando de esa manera la ley de amor al prójimo, estar amando a Dios de una manera práctica?
9 Dios no quiere que el amor que le tengamos sea algo sentimental o ceremonioso, sino algo práctico que se exprese hacia su pueblo, sus hijos, nuestros hermanos cristianos. “Si alguien hace la declaración: ‘Yo amo a Dios,’ y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto. Y este mandamiento lo tenemos de él: que el que ama a Dios debe estar amando a su hermano también.” (1 Juan 4:20, 21, NM) La parcialidad contra los hermanos pobres no está en armonía con este mandamiento. De modo que no podemos cumplir el mandamiento más grande, el de amar a Dios con todo lo que somos y tenemos, y al mismo tiempo estar violando el mandamiento que le es segundo en grandeza, el mandato regio de amor al prójimo.
“NO DE PALABRA NI CON LA LENGUA”
10. ¿Por qué tenemos que vigilar contra los que expresan su amor hipócritamente de palabra y con la lengua?
10 ¿No hemos de amar de palabra y con la lengua? No; es decir, no de una manera hipócrita, de una manera que desmienta lo que decimos. Hay tanto amor hipócrita que se expresa de palabra y con la lengua. Los que son impulsados a hacer tales expresiones por lo general tienen algún propósito egoísta secreto y buscan adquirir alguna ventaja, aunque resulte en romper la unidad de una congregación. El apóstol Pablo amonesta: “Con palabras melosas y habla lisonjera seducen el corazón de los cándidos.” (Rom. 16:18, NM) Esa es la manera en que los que se han apartado de la organización teocrática generalmente se dirigen a los que se apegan a ella con firmeza. ¡Traicioneras son sus palabras! Con Ahitofel, que abandonó al rey ungido de Jehová para procurar ventaja egoísta con el rebelde Absalón, el rey David tuvo una experiencia en que estuvo envuelta tal clase de palabras. Respecto a este consejero infiel David escribió: “Tú, hombre de mi aprecio, mi compañero y mi íntimo amigo: en dulce confianza comunicábamos nuestros secretos pensamientos; y andábamos de compañía en la Casa de Dios. Los dichos de su boca son más blandos que manteca; pero hay guerra en su corazón: sus palabras son más suaves que el aceite; mas ellas son espadas desenvainadas.” (Sal. 55:13, 14, 21) A menos que veamos detrás de la máscara de una persona, su pretensión de amarnos por sus palabras nos desarma de nuestro temor a él y somos capaces de ser tomados desprevenidos por su habla blanda e hipócrita. Para nuestra seguridad espiritual es preciso que seamos entrenados para percibir a través de la hipocresía y defendernos contra el ser engañados. (Mar. 12:15-17; Luc. 20:20-25) Y así como nosotros no queremos ser engañados, no queremos engañar a otros con expresiones hipócritas de palabra o con la lengua.
11. ¿Cómo podemos nosotros, igual que Pablo, recomendarnos a otros, y por qué no hace algo de nosotros el amor cuando es hipócrita?
11 El amor que tenemos que cultivar debe ser “amor de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía.” (1 Tim. 1:5, NM) El mandato es: “Que su amor sea sin hipocresía.” No debemos corromper la pureza de nuestro cariño fraternal: “Ahora que ustedes han purificado sus almas por su obediencia a la verdad con el amor fraternal sin hipocresía como resultado, ámense los unos a los otros intensamente desde el corazón.” (Rom. 12:9; 1 Ped. 1:22, NM) Por medio de pureza y sinceridad respecto a esto nos podemos recomendar a otros, de modo que no tengan temor alguno de que haya motivos malos en nosotros. Así lo hizo Pablo. Él escribió: “Sino de toda manera nos recomendamos como ministros de Dios, . . . por bondad, por espíritu santo, por amor libre de hipocresía, por el habla verídica.” (2 Cor. 6:4, 6, 7, NM) El amor hipócrita hace del que lo posee, no algo, sino una nada. No es la cualidad más grande cuando se pone lado a lado con la fe y la esperanza. Es lo peor, porque es una falsificación de la cosa más grande. Muy apropiadamente los hipócritas reciben el juicio del Gehena. Los de la clase del “esclavo malo” que abusa de sus hermanos son echados por el Señor, para que tengan su parte con los hipócritas.—Mat. 24:48-51; 23:3, 29, 33, NM; 1 Cor. 13:2, 13.
12, 13. Al mismo tiempo que evitamos la hipocresía, ¿qué debemos de tratar de no hacer de palabra y con la lengua, y así cómo puede ser práctica el habla?
12 Pero al mismo tiempo que evitamos la hipocresía de palabra y con la lengua, debemos esforzarnos por evitar lastimar y ofender innecesariamente a otros de palabra y con la lengua por nuestra franqueza misma. Por ejemplo, una congregación invita a un conferenciante de otro lugar a pronunciar un discurso público. Cuando éste llega para cumplir con su cita, el siervo de congregación o el presidente de la reunión se entera de que él tiene su discurso en forma escrita y va a leerlo. Ante esto el siervo o presidente podría decir: “¡Un discurso escrito! Pero si el público de aquí no quiere oír un discurso leído. Quieren oír un discurso pronunciado espontáneamente.” O, podría decir: “Estoy seguro de que usted dedicó mucho tiempo a preparar ese discurso y que será muy bueno. Con gusto esperamos oír la buena lectura que nos presentará, avivando todo el manuscrito con la excelente expresión que usted le dará.”
13 En dichas circunstancias el primer comentario tendería a desanimar al lector público aun antes de que comenzara a leer, apagando el fuego y entusiasmo que había estado sintiendo al solamente pensar en leer el manuscrito que había preparado tan cuidadosamente. Así que resultaría en que lo leyera de una manera tímida, inferior, falta de inspiración, como si se disculpara. El segundo comentario mostraría que se apreciaba la preparación que el hermano había hecho al componer su manuscrito y alistarse para pronunciarlo y esto lo animaría a hacer la mejor presentación que le fuera posible de modo que el auditorio apenas notara que se le estaba leyendo y le sacara pleno provecho y gozara de él tremendamente. Después que la lectura fuese terminada, el siervo o presidente podría expresar su propio aprecio genuino y ofrecer la siguiente sugestión: “Hermano, en alguna otra ocasión nos gustaría oírlo pronunciar un discurso espontáneamente de sus apuntes. Requiere un poco más de valor hacerlo así, pero si se llena hasta rebosar de su material y llega a familiarizarse bien con él sabemos que lo puede hacer. Nos dará mucho gusto el que haga la prueba con nosotros.” La segunda clase de comentario es por lo tanto la práctica y considerada.
14. Ante otros, ¿cómo pudieran emplearse palabras imprudentes y cómo palabras animadoras respecto a una escasa manifestación de voluntarios para el servicio?
14 En otro caso, quizás uno de los siervos de la congregación hable en una reunión de servicio, el jueves o viernes por la noche. Llega a tocar el punto de los arreglos para el servicio en el campo para la semana próxima. Sugiere cierta actividad del servicio en el campo para una noche que la congregación tiene libre. “Bien, ¿cuántos de la congregación participarán en esa actividad esa noche? Tengan la bondad de levantar la mano.” Cuatro manos suben de entre un auditorio de más de cincuenta personas. Pensando avergonzar a la mayoría de ellos y así procurar mayor participación en la actividad, el siervo podría decir: “Así que sólo hay cuatro que le están prestando apoyo a la organización, ¿no?” Tal comentario sería imprudente. De seguro que despertaría resentimiento por su falta de consideración. El apoyo de la organización en su actividad no se mide por una actividad especial que de súbito se le hace conocer a la congregación esa noche. ¿Qué estarán haciendo los otros, aparte de los cuatro que levantaron la mano, durante el resto de la semana en lo que toca a las actividades regulares del campo? Hay que tener eso presente. De modo que el comentario más prudente sería: “Pues, nos da gusto que cuatro puedan desde luego prestar su servicio. Si hay algunos otros que hallan más tarde que les es posible unirse a los cuatro en esta actividad en la noche designada, me dará mucho gusto el que me lo comuniquen. Y que los demás sigamos fielmente llevando a cabo nuestras actividades regulares durante la semana que viene.” Este comentario evitaría el que tropezáramos de palabra y no heriría o lastimaría a ninguno de los oyentes sino que animaría a todos.
15, 16. ¿Cómo debe comentarse acerca de los que tienen más años en la verdad o más años de edad, y cómo trató Pablo con Pedro a causa de su conducta inconsistente?
15 Hay maneras correctas de avergonzar a las personas con el fin de hacer que procedan de la debida manera. (2 Tes. 3:14, 15; Tito 2:8; 1 Ped. 3:16) Pero nunca sea cáustico. Tome en cuenta, también, el número de años que ha estado esa persona en la verdad o su edad física. “No critiques severamente al hombre de mayor edad. Al contrario, ínstale como a un padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de mayor edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad.” (1 Tim. 5:1, 2, NM) Tal vez le parezca a usted que cierta persona que cuenta con más años de edad o en la verdad está aflojando el paso o no está manteniéndose al nivel requerido. No le eche una reprensión a la cara comparándola con algo odioso o una clase religiosa odiosa, pensando que así usted la está corrigiendo o recordándole sus faltas. Al decir cosas como ésas le puede hacer una injusticia y probablemente le lastime profundamente y haga que se sienta dolorosamente ofendida. La actividad animosa de los jóvenes no siempre quiere decir que mucho se está logrando, ni quiere decir el paso de velocidad reducida de los ancianos que poco se está logrando cuando con paciencia y determinación se persiste en el trabajo con regularidad. De modo que no sea severo al hacer sus críticas o comparaciones. Si le parece indispensable hacer su comentario, pruebe usar tacto. Observe con cuánto tacto trató Pablo a Pedro (de más edad en la verdad) al llamar a su atención que su comportamiento no estaba en armonía con su fe iluminada sino que rayaba en ser hipocresía por temor a los judíos incircuncisos.
16 Pablo, mostrando cómo usó tacto, dice: “Los demás de los judíos también se unieron a él en hacer esta simulación, de modo que hasta Bernabé fué llevado con ellos en su simulación. Pero cuando vi que no estaban andando rectamente de acuerdo con la verdad de las buenas nuevas, le dije a Cefas delante de todos ellos: ‘Si tú, aunque eres judío, vives como lo hacen las naciones, y no como lo hacen los judíos, ¿cómo es que estás obligando a gente de las naciones a vivir de acuerdo con la práctica judía?’” (Gál. 2:11-14, NM) Pedro entendió lo que se le quiso decir pero no se sintió herido.
17. ¿Cómo podemos evitarle angustia al alma por nuestra manera de proceder en cuanto a palabra y lengua?
17 El proverbio lo expresa sagazmente: “El que guarda su boca y su lengua, guarda a su alma de angustias.” (Pro. 21:23) Eso incluye guardar la boca y la lengua de chismear acerca de otros, especialmente de difamarlos y expresar críticas adversas tocante a asuntos privados ajenos, a menudo juzgando a los otros por las propias normas de medir de uno y no por la mejor interpretación de la Palabra de Dios. Algunos, debido a que la batalla del Armagedón se ha acercado tanto, quizás levanten las cejas y las manos en una oleada de horror al saber que otros hermanos y hermanas se estén casando en estos días o que alguna hermana casada esté en estado de embarazo. Pero, ¿puede decirse que dicho horror abiertamente exhibido y abiertamente expresado esté fundado en el correcto punto de vista y entendimiento de las Escrituras que tienen que ver con estos últimos días con el Armagedón inminente? No. Por lo general el chismeador, el difamador solapado, el criticón precipitado halla que lo que él ha dicho se vuelve en su contra y entonces entra en dificultades, dificultad en explicar, dificultad en disculparse, dificultad en la pena que siente al ver el daño que ha hecho a los que se han quedado sentidos con la verdad de Dios y la organización. Hay una manera práctica de evitar tales dificultades: guarde su boca y lengua y pluma.
18. ¿Cuándo puede el dejar de usar la lengua mostrar falta de amor?
18 Seguramente, entonces, hemos de amar de palabra y con la lengua. Ahora en este tiempo de juicio de las naciones es el tiempo de todos los tiempos en que deberíamos usar palabra y lengua de una manera correcta y cuando el retener las palabras correctas sería desobediencia. ¿No es ahora el tiempo en que Dios nos manda que prediquemos las buenas nuevas del Reino en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones? Jesucristo dice que Sí. (Mat. 24:14, NM) ¿No es éste el tiempo para dar fiel consejo a los que están en peligro de ser destruídos en este día de juicio y en el Armagedón? Sí. ¡Cuánto bien quedaríamos sin hacer si retuviéramos una palabra que pudiera decirse oportuna y apropiadamente cuando nuestra lengua tiene la facultad y la oportunidad de pronunciarla! “¡Cuán buena es la palabra que se dice oportunamente!” “Como manzanas de oro en canastillos de plata, es la palabra que se dice oportunamente.” (Pro.15:23; 25:11) Si llega el tiempo en que tiene que darse una reprensión, entonces para que se diga apropiadamente tiene que darse en amor. El dejar de dar la reprensión a tiempo puede mostrar una falta de amor en cuanto a usar la palabra y la lengua. (Pro. 6:23) “Quien detiene la vara odia a su hijo; mas el que le ama, le corrige con empeño.” “Porque a quien ama Jehová él disciplina.”—Pro. 13:24; Heb. 12:6, NM; Pro. 3:12; 27:5.
19. ¿Nos es preciso, entonces, amar de palabra y con la lengua? Y si es así, ¿cómo?
19 Los miembros de una congregación tienen que hablar la Palabra de Dios los unos a los otros para edificarse espiritualmente, para consolarse e instarse a seguir adelante en el camino correcto. Algo que nos instruye en cuanto a cómo usar la palabra y la lengua correctamente es el siguiente consejo: “Ustedes, amados, edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, manténganse en el amor de Dios.” También, “Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras.” (Judas 20, 21, NM; 1 Tes. 4:18) Los conferenciantes que han sido designados para ello deben predicar la Palabra a las congregaciones, y todo miembro de la congregación tiene que predicar la Palabra a todo habitante de su tierra. No sólo debe manifestarse amor por el mismo acto de hablar sino que debe manifestarse amor por el cuidado con que hagamos nuestra selección de palabras, formas de expresión e ilustraciones. “Que lo que digan siempre sea con gracia, sazonado con sal, para que sepan cómo deben dar una respuesta a cada uno.” (Col. 4:6, NM) Hay que usar la lengua, no como un fuego encendido por Gehena para ocasionarles a nuestros oyentes destrucción eterna en ese lago simbólico de fuego y azufre, sino como la “lengua de los sabios,” que imparte salud mental y espiritual a los oyentes. (Pro. 12:18; Sant. 3:5-8, NM) Que nuestra lengua sea el medio de las palabras de vida; que la página impresa, los sermones impresos, que distribuimos sean palabras de vida, expresadas en el lenguaje de la Biblia y conducentes a la salvación. No puede disputarse: tenemos que amar de palabra y con la lengua, y tenemos que hacerlo para con Dios así como también para con nuestro prójimo.
“EN HECHO Y VERDAD”
20. Entonces, ¿qué quiere decir el apóstol en 1 Juan 3:18?
20 Lo que quiere decir el apóstol al decir: “Amemos, no de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad,” es que no debemos amar únicamente de palabra y de lengua, especialmente cuando es tiempo para hechos, para acción, para poner en ejecución lo que decimos por palabra y con la lengua. (1 Juan 3:18, NM) Es a esa conclusión que llegamos del versículo (17) que viene inmediatamente antes del citado y el cual lee: “Cualquiera que tiene los recursos de este mundo para el sostén de la vida y contempla a su hermano pasando necesidad y sin embargo le cierra la puerta de sus tiernas compasiones, ¿de qué manera permanece el amor de Dios en él?” (1 Juan 3:17, NM) Lo que él diga por palabra o con la lengua no ocultará el hecho de que él le ha faltado en amor a Dios así como también en amor a uno de sus prójimos más íntimos, su hermano cristiano.
21. Así que, ¿qué paralelo hay entre el amor y la fe?
21 Esto nos hace recordar la ilustración que hizo Santiago de lo que es la fe viva: “¿De qué provecho es, hermanos míos, el que cierta persona diga que tiene fe pero no tenga obras? Esa fe no puede salvarlo, ¿no es verdad? Si un hermano o una hermana está en estado de desnudez y le falta el alimento suficiente para el día, sin embargo cierta persona de entre ustedes les dice: ‘Vayan en paz, manténganse calientes y bien alimentados,’ pero ustedes no les dan lo necesario para su cuerpo, ¿de qué provecho es? Así, también, la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (Sant. 2:14-17, NM) Esa ilustración aplica igual de bien al amor. El amor vivo tiene que tener obras. Para ser la cosa verdadera, tiene que hacerse patente, no simplemente por palabras de la lengua, que son baratas y no nos cuestan nada más que un movimiento de la boca, sino por obras, por hechos altruístas, por medio de dar a costo nuestro y sin calcular recibir algo en correspondencia.
22. ¿Qué nos impulsará a hacer para con los que nos rinden servicio el amor, y en qué cosa tratará el amor de llevar la delantera?
22 Es sencillo citar textos bíblicos acerca del amor y discursar sobre él ante un auditorio, pero el ponerlo en ejecución cuando le cuesta algo a la carne y sus posesiones es otro asunto. Es una prueba más segura de la veracidad del amor del cual se habla. A veces puede que exija de nosotros el que demos algo de nuestras fuerzas para hacer algo para otros en vez de que ellos nos estén sirviendo siempre. No nos dejará ser altaneros, dándonos ínfulas y, debido a nuestro puesto o educación académica o bienes materiales, esperar que nos sirvan sin siquiera ofrecer ayudar un poco en cambio. Cuando se trata de hacer algo para otros, debemos tratar de ser los primeros en rendir servicio. “En amor fraternal ténganse cariño tierno unos a otros. En mostrarse honor unos a otros lleven la delantera.” (Rom. 12:10, NM) Jesús así lo hizo. No fué palabra vana cuando él dijo: “Quienquiera que desee ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes, y quienquiera que desee ser el primero entre ustedes tiene que ser esclavo de ustedes. Así como el Hijo del hombre vino, no para ser servido, sino para servir y para dar su alma como rescate en cambio por muchos.” (Mat. 20:26-28, NM) El esforzarnos por llevar la delantera en honrarnos unos a otros como siervos de Dios nos protegerá contra el hacernos una carga muerta, de modo que la gente se canse de tenernos como visita durante algún período de tiempo. Debemos tratar de aliviar a la gente de sus cargas para librarla y permitirle tener más tiempo para los asuntos espirituales que ella igual que nosotros necesita.
23, 24. ¿Cómo podemos expresar amor a toda la asociación de hermanos, y por qué puede resultar en desastre el que uno busque la solitud?
23 A veces los hermanos pueden ser una carga para usted, no de una manera monetaria ni de una manera física, sino por su comportamiento, sus debilidades y falta de madurez cristiana. Pero el amor debería poder hacerle frente a esto. “Tengan amor para toda la asociación de hermanos.” (1 Ped. 2:17, NM) Eso quiere decir no sólo orar por todos los hermanos en toda la redondez de la tierra y tratar de ayudarlos en alguna sección donde estén teniendo dificultades. Quiere decir aguantar a los hermanos en nuestra propia congregación a pesar de sus equivocaciones y faltas, y no cansarnos de ello y perder la paciencia. Nuestra asociación estrecha y regular no debe engendrar desdén como resultado de conocer a nuestros socios como a un libro que se ha leído y vuelto a leer. En una exploración antártica de 1939 el que tenía a su mando la expedición expresó el deseo de estar estacionado solo en una avanzada para hacer observaciones científicas durante la larga noche invernal. ¿Por qué? Pues, dijo él, dos hombres pudiesen ser los mejores amigos, pero póngalos juntos en un alojamiento estrecho, oblíguelos a sentarse cara a cara y mirarse en la cara el uno al otro por largo tiempo y por fin se cansarán el uno del otro, se fastidiarán, cada uno sentirá que el otro le es una carga y por fin no podrán soportar la vista o presencia el uno del otro. ¡Así que déjenme ocupar el puesto de observación solo!
24 Esto casi resultó en su destrucción. Casi fué vencido por los vapores de su lámpara, y, al dejarse de recibir mensajes radiotelefónicos de él, se envió un grupo de rescate desde la base de operaciones, y éste halló su choza cubierta de nieve, cavó en la nieve y lo sacó vivo, en el momento crítico. No menos peligroso es el que cristianos emprendan aislamiento voluntario y solitud, cansándose, aburriéndose de la asociación de los hermanos y prefiriendo la solitud o la sociedad de los animales, o peor aún, la sociedad de este mundo. Tal solitud puede, en realidad, conducirnos a locura, locura de una clase espiritual, porque nos aparta de la organización teocrática por medio de la cual viene el alimento, la dirección y la protección procedentes de Jehová, y de este modo nos lleva a la destrucción.
25. ¿Por qué no debe nuestra asociación estrecha engendrar desprecio, y por qué no nos será posible mantenernos aparte si hay amor?
25 En el mundo puede que sea verdad que la asociación estrecha y la familiaridad engendren el desprecio. Pero el mundo no tiene el espíritu de Jehová. Nosotros los de la sociedad del Nuevo Mundo sí lo tenemos. Su fruto es amor de una manera verdadera. Si verdaderamente amamos a toda la asociación de hermanos, hallaremos que nos es imposible aislarnos de ellos. El amor siempre busca al objeto de sus afecciones; no puede quedarse solo. Si un joven le tiene cariño consumidor a una joven, entonces trate usted de la manera que quiera de impedir que él esté con ella. De una manera u otra él llegará a ella y le derramará su afecto. Eso, dice el sabio, era una de las cuatro cosas demasiado maravillosas para que él las entendiera: “el proceder del hombre con una doncella.” (Pro. 30:19) Así es como tenemos que ser para con nuestros hermanos. De nuestra propia voluntad o selección no podemos mantenernos separados de ellos, y no únicamente porque Dios manda que no abandonemos el reunirnos con ellos. Tenemos que asociarnos con ellos, y tenemos que hacerlo con ideas positivas, para hacerles bien a otros, ser útiles, y no simplemente para sacar algún provecho personal, estando únicamente en el lado que siempre recibe. Los misioneros que viven en el mismo hogar misionero o los que trabajan en el mismo grupo deben crecer en cuanto al aprecio que se tienen unos a otros, tolerarse unos a otros en las ocasiones en que resulte ser difícil, y servir de fortaleza los unos para los otros, ya que dos cooperando juntos son mejores que uno solo. (Ecl. 4:9-12) Los misioneros se necesitan unos a otros en la actividad del campo. Deben tratar de protegerse unos a otros de los peligros locales. Todo esto, lo cual tal vez tenga que hacerse a algún costo para sus sentimientos personales, lo deben hacer en el interés de la obra, para edificar una congregación local de testigos nativos de Jehová.
26, 27. ¿De qué manera puede el asistir a una reunión ser simplemente amor por formalismo a Dios, y cómo debemos valernos de las reuniones y el estar juntos?
26 No nos conviene pasar por alto a nuestros hermanos de la sociedad del Nuevo Mundo. No hay razón ni disculpa para el comportamiento que se describe en la cita siguiente que se ha tomado de una carta dirigida a la Sociedad: “Hay mucho más que podría decir, pero debo apegarme a la razón que me movió a escribir. Tengan la bondad de contestar en La Atalaya. ¿Es posible que uno que es testigo consagrado de Jehová se siente con otros testigos por años en el mismo Salón del Reino, lado a lado en el mismo banco, pasándose uno y otros al andar, no por meses, sino por años, y no hablar ni una sola vez a su hermana o hermano? ¿Ni siquiera decir ‘¿Qué tal?’ u ‘¡Hola!’? ¿Y que cuando se haga un esfuerzo por hablar, la persona mire en la otra dirección sin contestar? ¿Prueba esto amor al prójimo? Jesús amonestó: ‘Ámense los unos a los otros,’ etc. Sin hacer caso de la raza o color, la grande muchedumbre no está dividida.”
27 Tal vez la persona a quien se describe en la carta crea que está mostrando amor a Dios al asistir al Salón del Reino; pero deja de tomar en cuenta que tal amor a Dios es incompleto, es simplemente formalismo, porque está faltando en su amor a él al no guardar el mandamiento de él de que uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo. Debemos prestar nuestro apoyo a las reuniones, no simplemente por medio de asistir a ellas, sino tomando parte en ellas donde hay la oportunidad de hacerlo. Después de la reunión, mézclese con los que están en el salón, dando atención a los que aparentemente han sido pasados por alto. Así usted recibirá felicidad adicional de asistir a la reunión por haber dado a otros mientras estuvo allí. Trate de no llegar tarde, especialmente a los discursos públicos. Si los extraños llegan puntualmente, causa una mala impresión el que ellos vean muchos asientos vacíos y luego observen que los miembros de la congregación llegan con retraso. Los asientos vacíos también pueden ser para ellos un testimonio fuerte de que los miembros de la congregación no asisten a sus propias reuniones. Si se halla obligado a salir solo en el servicio del campo, hágalo. Pero, si es posible, únase al servicio en grupo. Edifique a otros que entonces llegan a ser compañeros suyos, para que desarrollen mayor capacidad para la predicación de puerta en puerta y de tienda en tienda. Que los débiles absorban fuerza y calor de entusiasmo de ustedes los que son más fuertes. Den, y reciban más felicidad.—1 Rey. 1:1-4
DE MENTE TAMBIÉN
28. ¿Contra el que llegue a estar en qué estado nos es preciso vigilar la mente, y qué sirve de antídoto para ese mal?
28 La mente es un elemento dinámico en lo que toca a expresar amor a otros o retenerlo de ellos. Nos es preciso vigilar el estado de nuestra mente, para estar seguros de que no sea negativo, egocéntrico, introverso, estando nosotros enteramente concentrados en nosotros mismos o pensando que somos una molestia a otros; y por eso haciéndonos tener la inclinación de querer estar solos con nuestros pensamientos. El antídoto del apóstol para tal enajenamiento mental es éste: “Vigilando, no con interés personal sobre sólo sus propios asuntos, sino también con interés personal sobre los de los demás. Retengan en sí mismos esta actitud mental que también estaba en Cristo Jesús.” (Fili. 2:4, 5, NM) Si nos valemos de este antídoto, seremos impulsados a obrar altruístamente hacia otros en la sociedad del Nuevo Mundo. Esto no debería ser demasiado difícil. Si el sermón de Cristo en el monte nos mandó a amar hasta a nuestros enemigos y hacerles bien, ¡cuánto más deberíamos preferir amar a los que nos aman, a nuestros hermanos en la familia de Dios! Sea un amoroso extroverso.
29. ¿De qué nos dice 1 Corintios 13:5 (NM) que no debemos llevar cuenta? Al no hacerlo así, ¿qué nos advierte Proverbios 18:19 que puede suceder?
29 Describiendo cómo funciona esta cualidad divina, 1 Corintios 13:5 (NM) dice: “No lleva cuenta del daño.” En otras palabras, no guarde rencor contra un hermano espiritual. Si alguien lo hace testarudamente, puede que llegue a quedar tan irreconciliable como el hermano ofendido que se describe en Proverbios 18:19: “El hermano ofendido es más difícil de ganar que una ciudad fuerte; y tales contiendas son como las rejas de un castillo.” (AN; NC) “El hermano extrañado es peor que una ciudad fuerte, y las contiendas son como la reja de una ciudadela.” (Ro) “Un hermano contra quien se ha transgredido es como una ciudad fuerte, y las contiendas como la reja de un palacio.” (Young) Sí, contrario a lo que pudiera esperarse, un hermano rehusará mostrar afecto familiar y perdonar a su propio hermano de carne y sangre, evidentemente adoptando la actitud de que su hermano no debería haber ofendido o transgredido contra uno tan estrechamente relacionado a él como su propio hermano.
30. ¿Qué ejemplos de esto hallamos en Caín y Esaú?
30 Caín nunca perdonó a su hermano Abel porque éste inocentemente lo eclipsó en lo que tocaba a conseguir el favor de Dios; él indudablemente pensó que su puesto como primogénito había sufrido una indignidad y se sintió ofendido. Esaú meditó asesinar a su hermano Jacob porque éste dió pasos para hacer que Isaac, el padre de ellos, transfiriera a él la primogenitura que él había comprado legalmente, lo cual era de acuerdo con el decreto de Dios. Jacob partió del hogar para dejar que la ira de su hermano se apagara. Al regresar después de una ausencia de veinte años Jacob todavía no estaba seguro de que tenía el perdón de Esaú, sino que le envió regalo tras regalo antes de llegar, con la esperanza de que estos regalos así como también la larga ausencia y el olvido ablandaran a su hermano y lo conquistaran haciéndolo recobrar su juicio. Así resultó, afortunadamente, pero estuvo implicado un tiempo largo, veinte años. ¿Qué hay de sitiar a una ciudad fuerte por tan largo tiempo para conquistar o tomarla?—Gén. 25:20-34; 27:1-45; 31:36-41; 32:3 a 33:11.
31. (a) ¿Qué ejemplos de esto hallamos en Joab y Absalón? (b) Al obrar así, ¿cómo puede uno perder una oportunidad de imitar a Dios, y a quién perjudica?
31 El general Joab abrigó un rencor contra el general Abner, su hermano israelita, por haber matado éste a su hermano Asael en tiempo de guerra civil, y por fin mató a Abner por medio de un ardid. (2 Sam. 2:18-23; 3:26-39) Absalón, el hijo de David, nunca perdonó a su medio hermano Amnón por haber violado a su hermana Tamar, sino que después de dejar pasar dos años esperando el tiempo oportuno tramó una oportunidad e hizo que se le diera muerte a Amnón. (2 Sam. 13:1-29) De modo que los hermanos en la sociedad del Nuevo Mundo tienen que cuidarse de abrigar resentimientos, estar malcontentos, ser melancólicos o malhumorados, o repasar en su mente vez tras vez ofensas verdaderas o imaginadas y simplemente dejarse poner más y más fríos y más amargos contra un hermano a quien se considera como ofensor. Puede que el hermano acusado de la ofensa o culpable de ella proceda de la manera que Jesús explicó en Mateo 18:15-17. Aun así, sigue siendo terco el otro hermano y rehusa dar lugar a una reconciliación; no quiere dejar que el hermano que lo ofendió salga de la dificultad con demasiada facilidad, aunque sea su hermano espiritual. Prefiere hacer las contiendas irrompibles como la puerta de rejas de un castillo. Así pierde la oportunidad de imitar a Dios: “Mas háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose mutuamente así como también Dios mediante Cristo libremente los perdonó a ustedes. Por tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efe. 4:32; 5:1, NM) A quien él perjudica es principalmente a sí mismo.
32. ¿Cuál es la mejor manera de proceder y actuar para con un hermano que uno considera como ofensor, y al hacerlo así a quién es que uno principalmente hace bien? ¿Por qué?
32 Por medio de tal espíritu implacable, irreconciliable, él tiende a hacer débil a su hermano, a estorbarlo espiritualmente. Mejor es perdonarle y acabar con las contiendas y riñas y ayudar al hermano a ser como una ciudad fuerte, la manera en que algunas traducciones modernas prefieren verter Proverbios 18:19: “El hermano ayudado es como ciudad fuerte, pero el reñir es como las rejas de un castillo.” (Rev. Norm.) “Hermano ayudado por un hermano es como una ciudad fortificada; se mantiene firme como la reja de un castillo.” (UTA; BC) Es nuestra responsabilidad y privilegio edificar a nuestro hermano por medio de extenderle perdón, si es necesario, y así ayudar a hacerlo fuerte e imposible de ser tomado por el enemigo, capaz de resistir como la reja de un castillo contra todos los asaltos de este mundo. De esa manera el cristiano se hace bien a sí mismo así como también a su hermano espiritual. “El hombre bondadoso hace bien a su propia alma; pero el cruel atormenta a su misma carne.” (Pro. 11:17) Recuerden que Jesús dijo: “Felices son los misericordiosos, porque a ellos se les mostrará misericordia. Porque si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus transgresiones, tampoco les perdonará su Padre sus transgresiones.” (Mat. 5:7; 6:14, 15, NM) ¿No es el perdón de Dios algo que vale la pena conseguir? Significa vida eterna en el nuevo mundo.
33. ¿De qué manera también podemos escaparnos de mucho dolor interno y pruebas y no dejar que se echen a perder nuestras buenas relaciones con otro hermano?
33 Nos escapamos de mucho dolor interno y pruebas con no ser quisquillosos, sensitivos, personas que se ofenden fácilmente. No se imagine que le están haciendo indirectas a usted cuando otros hablan y que lo están criticando inmerecidamente, y por eso vaya a ofenderse y quedarse sentido. Si está en duda en cuanto a la persona a la que se ha hecho referencia, pregúntele al que habló. No saque conclusiones precipitadas y juzgue al que habló culpable de algo y por esto vaya a tratarlo con frialdad. Si lo que él dijo le aplica a usted, le puede haber aplicado a otros también, y el que habló puede haber estado pensando en otra persona como ilustración. De modo que humildemente saque el provecho que se deriva de lo que dice junto con los demás. ¿Cómo se sentiría usted si la persona que hablara viniera directamente a usted y le dijera: “Usted es el que yo digo”? Eso sería algo cuyo significado no podría entenderse equivocadamente y que usted tendría que aceptar tal como se le dijera, pero, aunque lo lastimara a usted, sería algo que usted tendría que reconocer como verdad o contra lo cual tendría que defenderse probando su falsedad. Un dignatario regio y más alto que usted tuvo que aceptar algo así—el rey David. Sin sentirse nada de ofendido y castigar a su acusador denodado, el profeta Natán, admitió que él era con quien tenía correspondencia la ilustración de Natán, y se arrepintió. El hacer esto le hizo bien y condujo a su reconciliación con Jehová Dios. (2 Sam. 11:1 a 12:15; Pro. 28:13) De modo que humíllese y acepte la reprensión y corrección que merezca y quede agradecido por ello. Pero no impute mal a otro y deje que su imaginación ande desenfrenada y lo induzca a sentirse ofendido y ponerse mórbido. El hacerlo lo desequilibrará, arruinará su paz y felicidad, y echará a perder sus relaciones plácidas y buenas con un hermano que no se da cuenta de que él lo haya herido a usted.
EL VÍNCULO PERFECTO DE UNIDAD AMIGABLE
34. ¿Cómo obró de manera positiva el amor de Dios para con el género humano que se halla separado de él?, y por eso, ¿qué estamos obligados nosotros a hacer en imitación?
34 El amor de Dios mantiene a todo el universo de criaturas santas en unión con él. Su dádiva más amorosa, la de su Hijo unigénito, es un paso amigable hacia el finalmente traer a unidad irrompible con él a los muchos que están separados de él sobre la tierra. Su amor lo indujo a ser positivo y dar el primer paso hacia el unirnos a él, y eso a gran costo para él mismo. Sigamos su ejemplo y seamos positivos, siendo los primeros en actuar y mostrar bondad y perdonar desde el corazón. Eso es amor en práctica. En nuestra obra de testificar en el campo mostramos bondad a nuestros enemigos, nuestros contrarios, y oramos a favor de ellos, trabajando el territorio vez tras vez aunque hayamos sido maltratados por las personas ignorantes y engañadas. ¡Cuán inconsistente, entonces, el que nos hagamos insensibles, nos acoracemos contra nuestros propios hermanos de la congregación por la idea endurecedora de que podemos perdonar al mundo por su ignorancia pero que nuestros hermanos deberían tener mejor entendimiento y hay que tratar con ellos con severidad proporcional para hacer que se den cuenta de ello y lo sientan hasta que les lastime! A la luz del ejemplo de Dios nuestra obligación es amar a nuestros hermanos y así mostrarles un camino mejor y superior. Abrigue buenos pensamientos acerca de los hermanos. Planee para otros únicamente lo que es bueno y ponga en ejecución el plan. Cultive éste, el más grande fruto del espíritu, amor.
35. ¿Por qué tenemos que dejar que se haga fuerte el vínculo de amor en la sociedad del Nuevo Mundo, y por qué tenemos que cambiar nuestra disposición antes del Armagedón?
35 Que el vínculo perfecto de la unidad se haga fuerte dentro de la sociedad del Nuevo Mundo. “Vístanse de los tiernos afectos de la compasión, la bondad, la humildad de mente, la apacibilidad y la longanimidad. Continúen tolerándose y perdonándose mutuamente sin reserva si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová sin reserva los perdonó, así háganlo también ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unidad.” (Col. 3:12-14, NM) Si es un vínculo de unidad tiene que atraernos y mantenernos juntos, no separarnos, no esparcirnos. Ahora en el arca antitípica del nuevo sistema de cosas que atravesará ilesa los mares del Armagedón para entrar en el nuevo mundo tenemos que juntarnos, no evitarnos unos a otros. No debe permitirse que las dificultades continúen por largo tiempo entre los hermanos sino que deben ser allanadas lo más temprano posible en el interés de que todos sean del mismo ánimo en el Señor. (Fili. 2:1-4; 4:2) La creación de Dios permanece unida debido a poder procedente de él, como las “atracciones de Kesil.” (Job 38:31, Young) El nuevo mundo de justicia también permanecerá unido. Está justamente delante de nosotros, de modo que una grande muchedumbre de esta generación actual podrá sobrevivir en el “arca” para entrar en él desde su principio. ¿Qué, entonces? Pues, tenemos que vivir juntos ahora, antes del nuevo mundo. El Armagedón no cambiará milagrosamente nuestra disposición para con nuestros hermanos, haciéndonos amigables de repente. Tenemos que cambiarla ahora. Es verdad que el Armagedón podrá borrar disposiciones, pero las disposiciones que éste borre serán las de aquellos a quienes destruya. Esto es seguro: El amor verdadero sobrevivirá al Armagedón y también sobrevivirán los que lo practican.
36. ¿Por qué cualidad que manifestamos se halla el mundo obligado a reconocer que somos seguidores de Cristo, y cómo describe el Salmo 133 la unidad que la misma produce?
36 Seamos amigos. El que tiene amigos tiene que hacer algo: tiene que ser amigable. (Pro. 18:24, Val) “El amigo ama en todo tiempo, y el hermano es nacido para la adversidad.” (Pro. 17:17) Por tal amistad permanente queda manifiesto a este mundo que nosotros somos los discípulos de Cristo, verdaderos cristianos. (Juan 13:34, 35) El amor hace posible tal amistad permanente. “El amor cubre toda suerte de ofensas.” (Pro. 10:12) El amor es un lazo indisoluble, si es la cosa verdadera. La unidad en que mantiene a los hermanos estrechamente enlazados se representa encantadoramente en el Salmo 133:1-3: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos igualmente en uno! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y que baja hasta el borde de sus vestiduras; como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión: porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.”—Val.
37. ¿De qué manera es esa unidad como el aceite sobre la cabeza de Aarón?
37 El aceite con el cual Aarón, hermano de Moisés, fué ungido y consagrado como sumo sacerdote de Israel no sólo era suave sino muy fragante, uno que emitía un perfume agradable a todo lo que estaba en las cercanías y que hacía grato el estar en la vecindad del sumo sacerdote. Era un olor que ningún otro ungüento tenía, porque Dios no dejaba que nadie más hiciera un aceite de unción de la composición de éste. De la misma manera la fragancia de la unidad de la sociedad del Nuevo Mundo nos hace agradablemente conscientes de una atmósfera de amor tal cual ninguna organización de este mundo exhala. Nosotros nos regocijamos de estar en esa atmósfera; nos hace bien. Procede de Dios por su gran Sumo Sacerdote Jesucristo. Es el aliento de Su espíritu.—Éxo. 30:22-33; Hech. 10:38.
38. ¿Con qué otra cosa compara el Salmo 133 la unidad fraternal, y por qué era ése un factor importante en la región que rodea a los montes de Sión?
38 El morar como hermanos en unidad en la sociedad del Nuevo Mundo también nos refresca, nos revivifica, como el rocío del monte Hermón de la elevada cordillera de Líbano. La cima de Hermón, perpetuamente rayada de nieve, hacía que los vapores nocturnos se condensaran sobre los montes de Sión, a gran distancia al sur, donde Jehová había colocado su nombre. El rocío que caía a causa de esto era un elemento salvador para la vegetación de la Tierra Prometida durante la estación caliente y sin lluvia desde mayo hasta septiembre. ¿Cómo era eso? Recientemente se ha descubiertoa que cuando las plantas se marchitaban debido al calor seco se recobraban de la marchitez más rápidamente cuando se formaba rocío en sus hojas durante la noche que cuando se regaba el terreno, y que absorbían tanto rocío que las plantas funcionaban normalmente durante el día siguiente sin que se regara el terreno. No se había sospechado cuán grande era la cantidad de agua que se absorbía del rocío y más tarde se despedía por las raíces al terreno y allí se almacenaba sin pérdida por evaporación. Se descubrió que la cantidad de agua acumulada así por la planta en estos depósitos subterráneos podía medirse en mililitros aun en el caso de plantas pequeñas y que a veces era igual al peso entero de la planta misma. Indudablemente ésta era la manera en que se regaba la mayor parte de la vegetación de la tierra desde el tercer día creativo hasta el diluvio del día de Noé, cuando Dios todavía no había hecho llover sobre la tierra sino que un vapor subía continuamente desde la tierra y éste regaba toda la superficie del suelo. (Gén. 2:5, 6, NM) Así que el rocío que la cima nevada del monte Hermón hacía caer sobre los montes sagrados de Sión era semejante a esa humedad refrigerante, sostenedora de vida, manteniendo todo verde, atractivo.—Jue. 6:36-40.
39. ¿Cómo puede compararse el morar nosotros en unidad con ese rocío, y por qué desciende sobre nosotros desde lo alto?
39 Tal como era con la Sión típica de Palestina, así es con la Sión antitípica, el reino de Dios. Porque Dios ha mandado que allí, en el Reino, debe hallarse la bendición para nosotros, aun la vida para siempre jamás, él hizo que la Sión típica de la antigüedad fuera bañada diariamente con rocío durante la estación caliente y marchitadora, como cuadro profético. El morar nosotros como hermanos en unidad amigable es semejante a ese rocío abundante, algo que refresca en medio del calor de la persecución procedente de este mundo y nos lleva a la vida para siempre jamás en el nuevo mundo de Dios. Esto se debe a que el morar así nosotros gana el favor del Rey reinante Jesucristo: “Como rugido de león es la ira del rey: mas como el rocío sobre la hierba, su favor.” (Pro. 19:12) A este Israel espiritual restaurado Jehová Dios ha prometido: “Yo seré como el rocío a Israel”; y él hace que su palabra gotee sobre ellos como rocío para su refrigerio constante.—Ose. 14:4, 5; Deu. 32:2, NM.
40. ¿Para que podamos ser como qué cosa entre la gente de buena voluntad nos es preciso tener este refrigerio, y qué nos es indispensablemente esencial si ha de ser así?
40 Si abandonáramos el congregarnos y dejáramos de mantenernos unidos como sociedad del Nuevo Mundo nos privaríamos de este rocío sostenedor de vida. ¿Podemos nosotros estar sin este refrigerio que es tan necesario en medio de este viejo mundo hostil? ¡No! Lo necesitamos para estar siempre frescos para la obra que se predijo que haríamos entre la gente de buena voluntad; como está escrito: “Y el residuo de Jacob [Israel espiritual] estará entre muchas naciones, como el rocío enviado de Jehová, como los aguaceros sobre la hierba; cosas que no aguardan al hombre, ni esperan a los hijos de Adam.” (Miq. 5:7) No estaremos capacitados para ser como el rocío para con la gente que se está abrasando de sed, a menos que nosotros mismos tengamos este refrigerio espiritual primero. El mantenernos unificados como sociedad del Nuevo Mundo nos lo suministrará, manteniéndonos frescos y en calma y de vista agradable tanto a los ojos de Dios como a los de su propio pueblo. Lo que nos es indispensablemente esencial para mantenernos unidos así es ese fruto del espíritu divino, el amor. Es un amor, no simplemente de palabra y de lengua, sino en hechos y verdad, porque el amor verdadero es práctico.
[Notas]
a En el Earhart Plant Research Laboratory del California Institute of Technology de Pasadena, California, E. U. A.—Vea el Times de Nueva York, página E 11, 17 de mayo de 1953.