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El pensamiento tras el proverbioLa Atalaya 1962 | 1 de enero
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octubre hasta el principio de diciembre. El norte fresco sopla durante el tiempo de la aradura invernal. Aunque raramente hay una temporada de tiempo verdaderamente frío, de vez en cuando hay días muy fríos, con viento, lluvia y cellisca. Esto no desanimaría al individuo varonil, pero el labrador perezoso pudiera dejar de arar y culpar al tiempo. Sin el arar y sembrar del invierno no podría haber una cosecha. Difícilmente podría esperarse que los vecinos industriosos del que no arara y sembrara le tuviesen compasión. Lo mismo es cierto de los que se asen de las circunstancias desfavorables como excusa para no atender sus oportunidades y deberes. Cosecharán solo lo que siembran y tendrán que aceptar los resultados de su pereza sin reparación.
“El rey sabio está esparciendo a la gente inicua, y hace tornar sobre ellos una rueda.”
En las eras antiguas, para separar el trigo de la cáscara hacían que los bueyes pisaran los manojos o pasaban sobre ellos una rueda con púas. Tal como la rueda desmenuzaba los manojos, echando fuera el grano, así la administración imparcial de la justicia desmenuza a los inicuos, separándolos de los justos. El gobernante sabio toma las medidas necesarias para suprimir los elementos malos con la severidad de la rueda que desmenuza los manojos.
“El techo que gotea y que ahuyenta a uno en día de lluvia constante y la esposa contenciosa pueden compararse.”
En Oriente casi todas las casas, aparte de las habitaciones de piedra de los ricos, tienen techos hechos de ramos de árboles, cañas, palmas y cosas por el estilo, cubiertos de una capa gruesa de tierra. Estos terrados siempre estaban propensos a rajarse y gotear. Imagínese el incesante e irritante sonido de agua goteando durante una lluvia continua, cuando el desdichado morador halla imposible sentarse, estar de pie, trabajar o dormir en comodidad. Tal es la lamentable situación del hombre que se halla obligado a vivir bajo el mismo techo con una esposa contenciosa. Según lo expresa un proverbio árabe: “Tres cosas hacen inhabitable una casa: tak (gotera de lluvia), nak (regaño de mujer) y bak (sabandijas).”
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Nubes de langostasLa Atalaya 1962 | 1 de enero
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Nubes de langostas
Escribiendo en Travels in Arabia Deserta, Carlos M. Doughty describe una invasión de la langosta insectil: “Las nubes de la segunda cría de las langostas. . .torciéndose y titilando como motas en un rayo de sol, volaron sobre nosotros por unos días, con espesor de lluvia, desde cerca del suelo hasta gran altura en la atmósfera. Descienden como pájaros, bajando sus largas patas hacia tierra; éstas invadieron las casetas, y de la misma hambre ciega hasta mordieron nuestras espinillas, mientras estábamos sentados bebiendo café. Van ligeras volando al capricho del viento, como en los Salmos: ‘Soy lanzado arriba y abajo como la langosta.’ . . . Los niños traen langostas que han recogido, espetadas en una ramita, y los nómadas las tuestan sobre las brasas; entonces, arrancándoles las extremidades quemadas, les separan las cabezas del cuerpo, y el cuerpo insectil que queda es buena carne; pero no de estos enjambres tardíos, nacidos en tiempo de las yerbas resecas.”
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