Los privilegios de la mujer cristiana
1. ¿Qué clase de esposa querrá ser la mujer cristiana casada?
LA DESCRIPCIÓN clásica de la esposa ideal se encuentra en la Biblia en el capítulo 31 de Proverbios. Pero en este mundo de hombres y mujeres imperfectos tal esposa es difícil de hallar. Por eso, el escritor de esta parte de las Escrituras inspiradas se vio impulsado a declarar: “¿Quién puede hallar una esposa capaz? Su valor es mucho mayor que el de los corales. En ella el corazón de su dueño ha depositado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida.” (Vs. 10-12) Esta es la clase de esposa que la mujer cristiana casada querrá ser, una esposa en quien su esposo tenga confianza completa, una esposa que sea una bendición para él mientras los dos vivan.
2. ¿Cómo puede un hogar dar testimonio de la capacidad de la esposa?
2 Hay muchas maneras prácticas en las cuales la mujer puede ser tal bendición para su esposo e hijos, y al efectuar estas maneras ella tiene mucho gozo y satisfacción. Un hogar que se mantiene limpio, nítido y ordenado por lo general es un testimonio del hecho de que allí vive una esposa capaz. Es un testimonio del hecho de que “ella está vigilando los sucesos de su casa, y no come el pan de la ociosidad.” Para la ministra fiel es parte del testimonio que da en su comunidad de ser una sierva dedicada de Jehová Dios.—Pro. 31:27.
3. ¿Qué oportunidades hay para que la esposa muestre sus capacidades cuando su esposo también es un ministro dedicado de Jehová?
3 Cuando su esposo también es un testigo dedicado de Jehová, la mujer cristiana verdaderamente tiene muchas oportunidades de mostrar sus aptitudes como esposa. Puede darle apoyo leal en su actividad ministerial, participando con él en la predicación de casa en casa, haciendo revisitas a las personas interesadas y conduciendo estudios bíblicos de casa. Además de estar afuera en el trabajo todo el día y participar en la actividad de predicación pública en otras ocasiones, el esposo también pudiera ser superintendente o auxiliar ministerial en la congregación, y esto exige más de su tiempo. Aunque es cierto que su primera obligación es para su familia, y él, de hecho, no podría servir correctamente si no atendiera esta obligación, el apoyo fiel y amoroso de su esposa efectúa mucho para ayudarle a atender con buen éxito sus responsabilidades. Ella puede hacer tan conveniente como sea posible el que él prepare sus diversas asignaciones, y ayudar a ahorrar tiempo precioso para él y para ella misma por medio de tener un buen horario en el hogar, teniendo las comidas a tiempo, estando lista para salir prontamente a las reuniones de congregación. Ella querrá cooperar con él en un programa edificativo de estudio de familia. A veces hasta un esposo dedicado necesita estímulo en relación con esto, y una esposa prudente y discreta puede proveer esto bondadosa y teocráticamente, así como Débora la esposa de Lapidot estimuló al juez Barac en la obra que Jehová le asignó hacer.—Jue. 4:8, 9.
4. ¿Cómo, bajo la dirección de su esposo, puede la esposa cristiana ayudar a sus hijos a ir en el camino que le agrada a Jehová?
4 Bajo la dirección de su esposo, la esposa cristiana puede efectuar mucho para educar a los hijos en el camino en que deben ir para agradar a Jehová. Ella debería ayudarles a cultivar un respeto saludable a su padre, jamás haciendo algo que socave su posición como cabeza de la familia. No solo mediante palabras, sino también mediante ejemplo, ella debe colocar a los hijos en los caminos de la conducta correcta. Sin duda ella tendrá más tiempo con los hijos que su esposo, y ella puede usar bien este tiempo para edificar el aprecio de los hijos a la verdad, a la organización de Jehová Dios, a las reuniones, a la predicación de las buenas nuevas, y para ayudarles a participar en las reuniones y en el ministerio al grado que puedan.—1 Tim. 5:10.
5. (a) ¿Por qué clase de ambiente en el hogar trabaja la esposa cristiana, y por qué? (b) ¿Cómo siega ella un rico galardón en conexión con sus hijos? ¿con su esposo?
5 La esposa cristiana puede efectuar mucho para crear un ambiente feliz y pacífico en el hogar. Ella aprecia que éste es el mejor clima para el crecimiento de sus hijos hacia la madurez mental y espiritual. Aunque ella siempre apoya la jefatura de su esposo, ella contribuye mucho a modo de ternura y comprensión para el bienestar del círculo de la familia. Ella es prudente y discreta en su modo de hablar, y “la ley de bondad amorosa está en su lengua.” Debido a esto ella siega un rico galardón al ver que sus hijos llegan a la edad de la responsabilidad individual y efectúan su propia dedicación personal para hacer la voluntad de Jehová. Sus hijos, apreciando el papel que ella ha desempeñado en esto, procederán a “pronunciarla feliz,” y su dueño marital también la alabará. Verdaderamente una buena esposa trae honor a su esposo en la comunidad, tanto como ministro cristiano como cabeza de su familia. “Su dueño es alguien conocido en las puertas, cuando se sienta con los hombres de mayor edad del país.”—Pro. 31:26, 28, 23.
PRIVILEGIOS EN LA CONGREGACIÓN
6. ¿Cómo son las ministras fieles una bendición para otros en la congregación, y de qué maneras pueden tales mujeres adelantar en la contribución que pueden hacer para dar adelanto a la obra del Reino?
6 La mismísima presencia de mujeres cristianas fieles en la congregación, el trabajar junto con la congregación como ministras de las buenas nuevas, tiene un efecto edificante en todos los que se asocian con ella. Su regularidad en las reuniones y su apoyo a los arreglos de servicio en el campo a menudo bastan en sí para estimular a otros a actividad semejante, aunque quizás no estemos conscientes de ello. Pero a medida que una mujer dedicada mejora en la eficacia de su ministerio, ella puede asumir privilegios adicionales. Por ejemplo, ella puede satisfacer los requisitos para una asignación de entrenar a otras mujeres en la congregación sobre cómo predicar las buenas nuevas. Ella también puede esforzarse por mejorar su participación en las reuniones y así participar del privilegio de incitar a otros al amor y a las obras correctas. (Heb. 10:23-25) Y si ella puede ensanchar sus privilegios para incluir el servicio de precursor, entonces aun mayores gozos y bendiciones le aguardan.
7. (a) En su asociación con la congregación, ¿qué querrá tener presente la mujer cristiana? (b) ¿Por qué toma en consideración Jehová la distinción de sexos en cuanto a los arreglos de congregación?
7 Pero a todo tiempo la mujer cristiana querrá mantenerse dentro del marco de orden teocrático en el cual Jehová la ha colocado. Ella no querrá ser como María y hablar contra los hermanos o competir con ellos. Sino que en conducta y conversación siempre querrá dar apoyo edificante a la organización, incluyendo a los siervos locales. Jehová es el más grande Organizador. Él sabe cómo hacer que los individuos trabajen juntos en unidad para el gozo y la edificación de todos. Él conoce a las mujeres mucho mejor que cualquier hombre, porque él creó a la primera mujer y conoce las circunstancias que serán más conducentes a la felicidad de una mujer. Él sabe cómo ella puede servirle mejor para su alabanza. Es por estas razones que él toma en consideración la distinción de los sexos en cuanto a los arreglos de servicio en su organización.
8. ¿Qué limitaciones había para las mujeres en la congregación del Israel carnal; no obstante, qué comenta Pablo acerca de los que están en unión con Cristo Jesús?
8 En los días de la nación de Israel los privilegios de las mujeres en conexión con la adoración en el templo de Jehová eran muy limitados. Por ejemplo, ninguna mujer podía servir como sacerdote levita ni asumir deberes en conexión con el servicio del templo. Ninguna mujer había de sentarse en el trono como gobernante en Israel; la única mujer que lo hizo fue la usurpadora Atalia, que murió a causa de su presunción. (Núm. 3:1-10; 2 Rey. 11:1-20) Pero, en conexión con el Israel espiritual, el apóstol Pablo escribió, dirigiendo sus declaraciones igualmente a las mujeres dedicadas así como a los hombres dedicados: “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni macho ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo, realmente son descendencia de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.”—Gál. 3:26, 28, 29.
9. (a) ¿Qué privilegios están disponibles para las mujeres cristianas en cuanto al Reino y el sacerdocio? (b) Como resultado de la operación del espíritu santo, ¿en qué actividad participan ahora las mujeres dedicadas?
9 Esto quiso decir que las mujeres ahora podían participar con los hombres de la esperanza maravillosa de llegar a ser coherederos con Cristo Jesús en el reino celestial. Ahora algunas mujeres estaban en línea para llegar a ser reyes y sacerdotes y reinar con Cristo Jesús junto con el resto de los 144,000 asociados del Reino. Esto, sin embargo, no sería como mujeres, sino como gloriosas criaturas espíritus en los cielos. (Rom. 8:16, 17; Rev. 20:6; 14:1) Hasta este día, entre el resto de los 144,000, hay mujeres fieles en la sociedad del nuevo mundo que tienen esta magnífica esperanza. Han sido ungidas con el espíritu santo como miembros del cuerpo de Cristo, y, como tales, han llegado a ser “hijos de Dios” junto con miembros varones ungidos del resto. Así como hubo mujeres presentes cuando el espíritu santo fue derramado en el Pentecostés, de modo que ellas junto con los varones recibieron sus dones milagrosos, así hoy en día mujeres tanto como hombres participan de la repartición del espíritu santo que los guía y vigoriza en el servicio de Jehová, para que ellas también puedan declarar “las cosas magníficas de Dios.”—Joel 2:28, 29; Hech. 1:14; 2:1-11.
LA CONDUCTA DE LA MUJER EN LA CONGREGACIÓN
10. ¿Qué instrucciones en cuanto a la conducta de la mujer en la congregación se encuentran en 1 Timoteo 2:11-13 y 1 Corintios 14:33, 34?
10 Aunque en los días de la congregación cristiana primitiva las mujeres que se dedicaban a Dios y se bautizaban también eran engendradas por espíritu santo como lo eran los hombres, todavía estaban en la carne, y por eso Jehová tomó esto en consideración e hizo que por medio de los apóstoles se dieran instrucciones para la manera correcta y teocrática en que habían de dirigirse las cosas. Por eso, en 1 Timoteo 2:11-13 leemos: “Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el varón, sino que esté en silencio. Porque Adán fue formado primero, luego Eva.” También, 1 Corintios 14:33, 34, dice: “Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las congregaciones de los santos, las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que ellas hablen, sino que estén en sujeción.”
11. (a) ¿Por qué estas instrucciones no podrían significar que las mujeres nunca habrían de hablar en las reuniones de congregación? (b) Por eso, ¿qué significa para ellas el ‘guardar silencio en la congregación’?
11 ¿Significa esto que una mujer nunca puede hablar en una reunión de la congregación? No, no puede significar eso. En aquel entonces tanto las mujeres como los hombres recibían los dones del espíritu, incluyendo los de hablar en lenguas y profetizar, y éstos requerían que ellas hablaran en la congregación. Por eso, ¿en qué sentido habían de ‘guardar silencio en las congregaciones’? Evidentemente en los casos en que el hablar sería mostrar una falta de sujeción. Por eso, no debería hallarse a una hermana debatiendo con los hermanos ni criticándolos públicamente, ya sea en una reunión o con otros miembros de la congregación en otras ocasiones, ni debería ella ejercer autoridad sobre los hermanos como maestra o instructora. Si una mujer tenía una pregunta acerca de lo que un miembro varón dijo en la congregación, entonces ella podía considerar esto con su esposo en casa.—1 Cor. 14:35.
12. ¿Cómo, por ejemplo, pueden las mujeres participar en las sesiones de estudio y no obstante todavía retener su lugar teocrático?
12 Pero esto no significa que ella tiene que permanecer callada totalmente. Por ejemplo, en las reuniones de congregación las mujeres dedicadas pueden dar comentarios sobre las preguntas que se hacen durante las sesiones de estudio y los repasos, y, al hacerlo así, lograr mucho para hacer las reuniones animadas y edificantes para todos los que asisten. Cuando un varón del auditorio ofrece un comentario incorrecto, durante el estudio de La Atalaya, por ejemplo, esto no requiere que una hermana, si se le pide en seguida que dé su comentario, convenga con el pensamiento incorrecto que se ha expresado. Pero tampoco por su comentario ni por su tono de voz debe ella criticar la respuesta del hermano. Discretamente ella puede citar de lo que La Atalaya misma dice sobre el punto, quizás empezando sus declaraciones con una expresión como ésta: “Es interesante observar cómo el párrafo de nuestro estudio comenta sobre esto . . .” Por supuesto, si hay otros hermanos maduros presentes, sería mejor que el conductor, al observar que un hermano ha dado una respuesta incorrecta, pidiera a éstos que clarificaran más el punto para provecho de todos, y así evitar cualquier bochorno posible.
13. ¿Cuál es el deseo de todas las ministras fieles, y no obstante, qué preguntas surgen?
13 Es el deseo de todas las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo el comportarse en armonía con el principio de Jehová de la jefatura teocrática. Verdaderamente, su apoyo leal en este asunto, tan opuesto al camino de muchas mujeres del mundo, es una bendición para la sociedad del nuevo mundo y contribuye en gran manera a la unidad y armonía maravillosas dentro de ella. Pero, de vez en cuando, surgen preguntas sobre este asunto de jefatura, tales como: ¿Exactamente cuándo se requiere que una hermana se cubra la cabeza? ¿Cuándo puede una mujer ofrecer oración cuando otros están presentes, y, si lo hace, tendría ella que cubrirse la cabeza siempre?
PRINCIPIOS BÍBLICOS SOBRE CUBRIRSE LA CABEZA
14. ¿En conexión con qué principio considera Pablo la cuestión de que la mujer se cubra la cabeza, y qué dice sobre esto en 1 Corintios 11:4-7?
14 Las Escrituras muestran claramente que en ciertas ocasiones se exige de la mujer que se cubra la cabeza como señal de sujeción. Después de expresar el principio de jefatura en 1 Corintios 11:3, el apóstol pasa a aplicar el principio a la dirección de los asuntos en la congregación. Tenga presente que cuando se dio este consejo también se estaba considerando la reglamentación de los dones milagrosos del espíritu. Sin embargo, básicamente lo que se dice acerca de cubrirse la cabeza continúa aplicando a la congregación hoy en día. Observe, entonces, lo que sigue en 1 Corintios 11:4-7: “Todo varón que ora o profetiza con algo sobre la cabeza avergüenza al que es su cabeza; mas toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta avergüenza al que es su cabeza, porque es una y la misma cosa como si fuera mujer con la cabeza rapada. Porque si la mujer no se cubre, que también se trasquile; pero si le es vergonzoso a la mujer ser trasquilada o rapada, que se cubra. Porque el varón no debe tener cubierta la cabeza, puesto que es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del varón.”
15. (a) ¿Por qué no sería correcto el que el hombre se cubriera la cabeza mientras orara o presidiera en la congregación? (b) ¿Por qué, en las mismas circunstancias, debería cubrirse la cabeza la mujer? (c) ¿Por qué asemejó Pablo una mujer que orara sin cubrirse la cabeza en la congregación a una mujer que tuviera la cabeza trasquilada?
15 Como imagen y gloria de Dios, el varón fue creado para obrar como representante de Dios para con su esposa y familia y él había de aceptar la responsabilidad de la jefatura que este arreglo le otorgaba. Además, en la congregación él también obraba como representante de Cristo, la cabeza de la congregación. Por eso, cuando oraba o presidía en una reunión de la congregación, no era correcto que usara una señal de sujeción sobre su cabeza como si fuera por respeto a otros que estuvieran presentes visiblemente. El hacerlo, por decirlo así, sería cubrirse su jefatura, y obrar como si ésta no fuera la asignación normal para él. En esto no obraría como representante correcto de Cristo a la congregación, y así deshonraría a su cabeza, Cristo. La mujer, por otra parte, había de cubrirse la cabeza cuando orara o profetizara en la congregación por respeto al principio teocrático de que ésta normalmente era la función del hombre, para no aparecer como si ella estuviera tratando de desempeñar el papel del hombre, de usurpar la posición del hombre. Esto sería deshonroso, no solo para los miembros varones de la congregación, sino también para su cabeza, su esposo, como si ella no pensara que hubiera necesidad de estar en sujeción a él tampoco. Por eso, Pablo arguye, si una mujer fuese a obrar de esa manera de una vez debería hacerlo de modo completo y hacer que su pelo le fuera cortado exactamente como el del hombre o como el de una esclava. Pero esto sería vergonzoso, ¿no es verdad? Ciertamente lo era en el día de Pablo, porque el que una mujer se rapara la cabeza, o se cortara el pelo corto, comúnmente era una señal de ser esclava, o peor, de ser una mujer atrapada en inmoralidad o adulterio y trasquilada como señal de oprobio público.
16. ¿Qué principio se halla en cuestión en el asunto de cubrirse la cabeza, y en conexión con esto, qué indicación da la naturaleza misma?
16 Era costumbre de las mujeres en los días de los cristianos primitivos el cubrirse la cabeza siempre que salían en público; pues a una mujer que no tuviera cubierta la cabeza en público se le consideraba como una mujer libertina y fácil, como una mujer que no reconocía la jefatura de su padre o de su esposo. Sin embargo, éste no era el punto en cuestión básico. Era asunto de reconocer el principio divino de la jefatura, y Pablo presenta en los versículos 13 al 15 el argumento de cómo la naturaleza misma indica esto: “Juzguen por ustedes mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta? ¿No les enseña la naturaleza misma a ustedes que si el varón tiene cabello largo, es para él una deshonra; pero si la mujer tiene cabello largo, es para ella gloria? Porque se le da el cabello en lugar de mantilla.” Esto no quiere decir que su pelo largo fuera suficiente cubierta para la cabeza cuando oraba o profetizaba en la congregación; de otra manera el versículo seis no sería lógico. Más bien, en tales ocasiones su pelo largo le sería un recordatorio de que era necesario cubrirse la cabeza como señal de sujeción.
17. La mujer humilde, ¿qué asignación reconoce que tiene?
17 Ciertamente una mujer con la cabeza rapada no sería muy atractiva, ¿no es verdad? Igualmente, si una mujer no mostraba respeto al orden teocrático, tal como el profetizar sin cubrirse la cabeza en la congregación primitiva, sería sumamente inatractiva a Jehová y a los otros miembros de la congregación, debido a su falta de humildad. Una mujer fiel reconoce su asignación en el arreglo de Jehová. Como Pablo escribe en los versículos 8 al 10: “Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; y, más aún, el varón no fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. Por eso la mujer debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles.”
18. ¿Qué tenía presente evidentemente Pablo al decir que la mujer “debe tener una señal de autoridad sobre la cabeza debido a los ángeles”?
18 ¿Por qué “debido a los ángeles”? Esto no podría ser con el fin de mostrarles sujeción a ellos. En 1 Corintios 11:3, Pablo no menciona a ángeles como teniendo jefatura sobre las mujeres en la Tierra. A los ángeles no se les ha asignado para llevar la delantera en la congregación cristiana ni para predicar las buenas nuevas del Reino. Por eso no hay duda en cuanto a que la mujer tenga que cubrirse la cabeza por respeto a algún ángel a quien ella pudiera estar sustituyendo. Pero tanto los hombres como las mujeres dedicados son “un espectáculo teatral al mundo, tanto a los ángeles como a los hombres.” (1 Cor. 4:9) Por ejemplo, una mujer fiel puede poner un excelente ejemplo a los ángeles. Al conformarse lealmente al patrón teocrático de Jehová de sujeción a su cabeza marital y también al mostrar ella respeto a los miembros varones de la congregación, ella pone un ejemplo correcto a los ángeles en el cielo en su continua sujeción fiel a Jehová y a su Rey reinante, Jesucristo.
19. ¿Qué aprecio de la relación del hombre y la mujer ilustra Pablo en 1 Corintios 11:11, 12, y qué mantendrá humildes tanto al hombre como a la mujer en el arreglo de Jehová?
19 Sin embargo, para que el hombre no obtenga la impresión incorrecta de lo que él escribió, como si el hombre fuera la criatura importantísima y la mujer insignificante, Pablo pasa a decir, en los versículos 11 y 12 del capítulo 11 de 1 Corintios: “Además, en lo relacionado con el Señor ni es la mujer sin el varón ni el varón sin la mujer. Porque así como la mujer procede del varón, así también el varón es por medio de la mujer; pero todas las cosas proceden de Dios.” Sí, esto es lo que debe tenerse presente—que el arreglo de las cosas en cuanto a la jefatura, en cuanto a la relación del hombre y la mujer, en cuanto a la conducta y el orden en la congregación, procede de Dios y no del hombre. El tener este punto de vista nos mantiene equilibrados y humildes y apreciando las bendiciones de Jehová, ora que seamos hombres o mujeres.
20. ¿Con qué propósito se considera ahora la cuestión de cubrirse la cabeza?
20 Aparentemente había alguna disputa sobre esta cuestión del lugar de la mujer en la congregación en Corinto, y por eso el apóstol Pablo empleó tiempo en manifestar los principios para que todos entendieran, y luego concluyó: “No obstante, si algún hombre parece disputar en pro de otra costumbre, nosotros no tenemos otra, ni tampoco las congregaciones de Dios.” (1 Cor. 11:16) Aunque quizás éste no sea asunto de disputa entre los testigos de Jehová en estos días, no obstante parece bien en este tiempo el considerar el tema algo detalladamente en cuanto a su aplicación práctica para la congregación cristiana hoy en día. Por eso, en el siguiente número de La Atalaya, consideraremos algunas de las circunstancias en que pudiera surgir la cuestión de cubrirse la cabeza, para que las ministras fieles de la sociedad del nuevo mundo sepan cómo obrar correctamente en armonía con las Escrituras y con una buena conciencia cristiana.