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¿Qué quiso decir el sabio?La Atalaya 1978 | 1 de junio
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Si va a llover, va a llover. Si un árbol va a caer en cierta dirección, allí es donde va a caer. Eso aplica a muchas otras cosas en la vida. La inacción sola no garantiza que esas cosas no sucederán.
Si uno tratara de regular su vida por medio de determinar primero con exactitud lo que pudiera ser que sucediera o no sucediera, no lograría efectuar nada. Como hizo notar Salomón: “El que está vigilando el viento no sembrará [por temor de que el viento se lleve la semilla]; y el que está mirando las nubes no segará [por temor de que si corta el grano se mojará antes de que se le pueda poner en el almacén].”—Ecl. 11:4.
Por lo tanto, tenemos que proseguir con lo que es necesario hacer, comprendiendo que de seguro hay incertidumbres. No hay modo de desentrañar la obra de Dios, es decir, de descubrir alguna regla mediante la cual determinar con exactitud lo que él quizás haga o tolere en el desenvolvimiento de su propósito y luego conducir nuestros asuntos en armonía con tal regla. Salomón indicó que para el hombre la obra de Dios es tan misteriosa como lo es el desarrollo de un infante en el vientre. Escribió: “Tal como no te das cuenta de cuál es el camino del espíritu en los huesos en el vientre de la que está encinta, de igual manera no conoces la obra del Dios verdadero, que hace todas las cosas.”—Ecl. 11:5.
En vista de las incertidumbres de la vida y de que no está dentro del poder del hombre cambiar ciertas leyes fijas, Salomón da este consejo: “Por la mañana siembra tu semilla y hasta el atardecer no dejes descansar tu mano; pues no sabes dónde tendrá éxito esto, ya sea aquí o allí, o si ambos a la par serán buenos.” (Ecl. 11:6) Por lo tanto, el mejor derrotero es proseguir diligentemente con nuestras labores, sin permitir que las incertidumbres nos preocupen a tal grado que estorben nuestra actividad, sea que se trate de esfuerzo por adelanto espiritual, trabajo seglar o actos de generosidad.
Esto puede contribuir a que uno tenga un punto de vista alegre de la vida. Escribió Salomón: “La luz también es dulce, y bueno es para los ojos ver el sol; pues si viviere un hombre aun muchos años, que en todos ellos se regocije.” (Ecl. 11:7, 8) Puesto que solo los que están vivos pueden apreciar la luz y el Sol, aquí Salomón está indicando que es bueno estar vivo y que uno debe disfrutar de la vida. Sin embargo, agrega un pensamiento que estimula a mirar a los asuntos con seriedad: “Que se acuerde de los días de oscuridad, aunque pudieran ser muchos; todo día que ha venido es vanidad.” (Ecl. 11:8) Uno no debe perder de vista el hecho de que puede perder su fuerza y vigor al sobrevenir los “días de oscuridad” o la vejez. Reducido uno a una condición de decrepitud, tal vez descubra que, a medida que la vida se prolonga por años, cada día es vanidad, aparentemente vacío y sin significado. Por eso, mientras pueda, uno debe esforzarse por disfrutar de manera sana de la vida, desplegando buen juicio y buscando la guía de Dios en todo lo que hace.
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Buen uso a la lengua en PanamáLa Atalaya 1978 | 1 de junio
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Buen uso a la lengua en Panamá
A UNA jovencita panameña de doce años de edad, inválida desde el nacimiento, se le hacía imposible usar sus brazos y piernas, que no estaban plenamente desarrollados. Pero ella tiene una mente despierta y su madre le permitió estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. “Me preguntaba cómo se le haría posible pasar las páginas y hallar un texto bíblico,” declaró la Testigo que estudiaba con la joven, “pero ella hace eso fácilmente. Se acuesta boca abajo sobre la cama con sus libros delante y pasa las páginas con su lengua muy eficazmente, de modo que a veces halla el texto antes de que yo lo haga.”
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