Los jóvenes preguntan...
¿Es el concertar citas diversión inocente?
“EL PASO inicial del concertar citas es la invitación que un joven le hace a una joven para que salga con él a algún espectáculo público nocturno, y por lo general él corre con todos los gastos,” escribió Geoffrey Goren, autor estadounidense. “’El hacer que la chica lo pase bien’ es una parte esencial del concertar citas, pero no es su propósito, por lo que al hombre se refiere; el propósito es lograr que la chica pruebe que él es digno de ser amado, y por lo tanto una persona de éxito.”
De manera un tanto humorística este escritor describe una costumbre común en muchos países. No obstante, puede que una pareja “se dé cita” y pase el tiempo disfrutando de alguna actividad social en el hogar de cualquiera de los dos, o salgan juntos como parte de un grupo y luego se aíslen de este. “El concertar citas suele ser el tema de conversación entre amigos y es una parte agradable del crecimiento,” según la escritora Jane Burgess-Kohn. “Hay mucha libertad porque se hace simplemente por diversión.”a Quizás esto sea lo que tú, joven, opinas. No obstante, algunos jóvenes opinan de manera diferente.
¿Diversión inocente?
“Desde mis primeros años de adolescente, concertaba citas frecuentemente. Creía que era importante conversar con los muchachos y establecer una relación estrecha con ellos. Ahora sé que eso puede ser peligroso,” declaró Loretta, de veinte años de edad. “Mientras más nos veíamos, más íntima era nuestra relación. El besarnos pronto perdió la novedad y comenzamos a tocarnos partes íntimas del cuerpo. Tenía los nervios destrozados porque me sentía muy sucia. Además, con el tiempo mi compañero esperaba que yo consintiera en ‘consumar el acto’ y cometiéramos fornicación, aunque esto estaba totalmente en contra de lo que yo quería. Estaba confundida y desconcertada. Pero en lo único que podía pensar era: ‘No quiero perderlo.’ ¡Era tan desdichada!” Sin embargo, la experiencia de Loretta no es excepcional. Se preguntó a varios centenares de adolescentes si había habido ocasiones en que, al salir con alguien del otro sexo, habían tenido relaciones sexuales aun sin desearlo. ¡El 65 por ciento de las muchachas (de quince y dieciséis años de edad) y el 43 por ciento de los muchachos dijeron que Sí!
“Cuando comenzamos a salir, todo lo que hacíamos era completamente moral. Ni siquiera nos tomábamos las manos ni nos besábamos. Yo solo quería disfrutar del placer de la compañía de ella y conversar,” dijo un joven. “No obstante, ella era muy afectuosa y solía sentarse muy cerca de mí. Al pasar el tiempo nos tomábamos las manos y nos besábamos. Esto hizo que el instinto sexual dentro de mí se intensificara aún más. Afectó mi manera de pensar al grado que quería estar con ella, no solo para conversar, sino para abrazarla, tocarla y besarla. ¡Nada parecía satisfacerme! Literalmente estaba volviéndome loco de pasión. A veces me sentía despreciable y avergonzado. No obstante, para mi sorpresa, ella dijo que estaba cansada de mí y rompió las relaciones. Quedé destruido.”
Estos y un sinfín de otros jóvenes han hallado que ‘el concertar citas como forma de diversión produce angustia. Esto está en marcado contraste con lo que dice la Biblia que debe hallar la persona joven en la vida. Eclesiastés 11:9 dice: “Regocíjate, joven, en tu juventud.” No obstante, para obtener este ‘regocijo,’ la Biblia hace esta exhortación en el siguiente versículo: “Quita de tu corazón la vejación, y evita a tu carne la calamidad; pues la juventud y la flor de la vida son vanidad.”—Eclesiastés 11:10.
“Vejación” significa estar profundamente preocupado o sumamente angustiado. “Calamidad” denota una catástrofe personal. Ambas cosas pueden hacer que la vida sea intolerable. Solo imagínate cómo tienen que haberse sentido los dos jóvenes que se mencionaron antes. ¿Has estado alguna vez tan preocupado o preocupada por algún compañero o compañera de citas que no hayas podido dormir? La Biblia muestra que la vida del jovencito o jovencita puede estar llena o de ‘regocijo’ o de ‘vejación y calamidad.’ De ti depende.
“Pero nadie deliberadamente escoge la ‘vejación y calamidad,’” puede que estés pensando. “¿Por qué es que el concertar citas puede resultar en problemas de esa índole?”
Decisiones de mucho peso emocional
En muchos países donde el concertar citas es una costumbre popular, no es raro ver a jóvenes de once y doce años de edad saliendo juntos con regularidad... algunos hasta se besan y se acarician. Los que saborean semejantes relaciones íntimas a tan tierna edad pronto se encaran a ciertas situaciones difíciles en las que entran en juego las emociones.
Por ejemplo, un joven dijo respecto a su dilema: ‘Al principio me gustaba mucho Kathy. Bueno, confieso que la persuadí a que hiciera algunas cosas que ella no consideraba correctas. Ahora me siento despreciable porque he perdido el interés en ella. ¿Cómo puedo abandonar a Kathy sin herir sus sentimientos?’ ¡A qué situación complicada tenía que enfrentarse! ¿Cómo te sentirías tú si fueras Kathy?
“Comencé a salir con chicos en mis primeros años de adolescencia, y gradualmente el tomarnos las manos y el besarnos llevó a la inmoralidad sexual,” confesó Ann. “Quedé embarazada a la edad de 15 años.” Repentinamente, ella tuvo que enfrentarse a ciertas decisiones terribles. ¿Debería provocarse un aborto o dar el bebé en adopción? ¿Debería tratar de cuidar a la criatura ella misma sin la ayuda de un esposo? ¿Cómo se las arreglaría? “Cuando di a luz comprendí lo que puede resultar de unos cuantos momentos románticos. ¡Durante los nueve meses estuve enferma a causa de una infección y finalmente pasé catorce angustiosas horas con los dolores del parto!,” dijo Ann.
La Biblia francamente reconoce que los jóvenes ‘andan en los caminos de su corazón.’ Sin embargo, muy a menudo los “caminos” en los cuales parece haber tanta diversión y que son atractivos al corazón, terminan por causar ‘vejación al corazón’ y “calamidad.” Por supuesto, el concertar citas no siempre resulta en preñeces ilegítimas, pero el asociarse con regularidad con alguien del otro sexo, un amiguito o amiguita con quien siempre se sale, pone en operación sentimientos que pueden resultar en que tengan relaciones sexuales. Así es como estamos hechos. El tratar con estos impulsos que, una vez que se despiertan, están entre los impulsos más intensos de nuestro cuerpo, puede resultar en verdadera angustia y vejación.—Eclesiastés 11:9, 10.
No obstante, hay algunas personas que están en condiciones de casarse y así pueden satisfacer de manera honrosa los deseos sexuales. Tal vez deseen llegar a conocerse mejor por medio de concertar citas. Si tienen cuidado con sus circunstancias y expresiones de cariño, quizás hallen que el concertar citas sea una experiencia positiva. Pero el concertar citas solo como forma de ‘diversión’ puede resultar —y a menudo resulta— en relaciones íntimas. En una encuesta en la que se entrevistó a centenares de adolescentes se halló que el 87 por ciento de las muchachas y el 95 por ciento de los muchachos dijeron que las relaciones sexuales eran o “de importancia moderada o muy importantes” cuando salían con una persona del otro sexo.
Cuando las relaciones íntimas se hacen comunes durante la adolescencia, a menudo la pareja contrae matrimonio a temprana edad. Sin embargo, el Negociado de Estadísticas Demográficas de los Estados Unidos informa que la proporción de divorcios entre esposas adolescentes es cuatro veces mayor que la de mujeres que se casan cuando tienen más edad. La proporción de divorcios entre esposos adolescentes es tres veces mayor que la de la población en general. Aunque muchos de estos matrimonios entre jóvenes sí se mantienen unidos, a menudo el ajuste al matrimonio es extremadamente doloroso. Una desposada de 18 años de edad admitió: “Estoy cambiando pañales, limpiando la casa, cocinando y planchando porque comencé a salir como compañera constante del joven con quien me casé cuando tenía 16 años de edad. No me siento orgullosa de esto. Fui una de las miles de adolescentes que pensaban que esto no podía sucederme a mí.”
La juventud es el tiempo en que debe adquirirse conocimiento, experiencia y fortaleza para más tarde enfrentarse a los desafíos físicos y de mucha presión emocional propios de los adultos. Si estas cargas pesadas, especialmente las que tienen que ver con los sentimientos, vienen durante la juventud, el efecto puede ser desastroso.
Varios estudios han vinculado “una pelea con la novia” o una “desilusión amorosa” con las situaciones responsables de muchos de los suicidios entre jóvenes. El hecho de que en algunos países el suicidio es la segunda causa más alta de muertes entre jóvenes, y de que alrededor de un 50 a un 75 por ciento de las camas en los hospitales de siquiatría las ocupan jóvenes con problemas emocionales, indica que la mente y el corazón de los jóvenes son delicados. La mayor parte de las personas concordarían con los sentimientos del patriarca bíblico Jacob, algunos de cuyos hijos sin duda eran adolescentes en aquel entonces. El dijo: “Los niños son delicados.” Esto no solo es cierto en sentido físico, sino también emocional.—Génesis 33:13
Así que el concertar citas ciertamente no es una diversión inocente. Puede traer vejación a la vida del joven. ¿Qué puede ayudarte a decidir si debes concertar citas o no? Un número futuro de ¡Despertad! dará algunas respuestas a esta pregunta.
[Nota a pie de página]
a El noviazgo formal con el fin de contraer matrimonio se considerará en un artículo futuro.
[Comentario en la página 18]
Según la Biblia, el joven puede hallar o ‘regocijo’ o “vejación” en la vida. ¿Puede resultar en “vejación” el concertar citas ‘por diversión’?