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¿Qué quiso decir el sabio?La Atalaya 1977 | 15 de junio
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ésta vino a ser mi porción de todo mi duro trabajo.”—Ecl. 2:4-10.
Puesto que ocupaba el puesto de rey, Salomón tenía a su alcance los haberes que le permitían efectuar cualquier cosa que deseara. Sin embargo, no abandonó la sabiduría en la búsqueda de obras apropiadas y cultura... arquitectura, horticultura, embellecimiento de parques y música. Por consiguiente, Salomón no agotó sus recursos financieros, sino que siguió acumulando más oro y plata. Su ‘sabiduría permaneció suya,’ y guió sus numerosas actividades. También derivó cierto placer de lo que pudo efectuar. Pero ¿descubrió realmente Salomón en estas búsquedas variadas lo que era de valor duradero en la vida? Su respuesta fue: “Yo, yo mismo, me volví hacia todas las obras mías que habían hecho mis manos y hacia el duro trabajo que había trabajado duro para lograr, y, ¡mira! todo era vanidad y un esforzarse tras viento, y no había nada que sirviese de ventaja bajo el sol.” (Ecl. 2:11) Sí, hasta en lo que se pudiera considerar empeños que valen la pena, Salomón percibió una sensación de vacío, de vanidad. Se dio cuenta de que la muerte lo alcanzaría y no habría modo de saber qué llegaría a ser de todo su duro trabajo.—Ecl. 2:17-19.
Verdaderamente la búsqueda de placer y cultura en sí no le asegura a uno una vida feliz, contenta. En realidad, con el tiempo el que lleva una vida que tiene como centro esto pudiera llegar a comprender que su vida es muy vacía y que necesita alimento espiritual.
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Bendiciones por no desquitarseLa Atalaya 1977 | 15 de junio
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Bendiciones por no desquitarse
● De Jesús la Biblia nos dice: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar.” (1 Ped. 2:23) Los que imitan a Jesús en no desquitarse han recibido abundantes bendiciones.
Eso fue lo que le sucedió a una joven de Nigeria que participaba por primera vez con los testigos de Jehová en predicar en público. Cuando se le informó que el inquilino de cierta casa se oponía enconadamente a la verdad, ella todavía quiso hablarle. ¿Qué sucedió?
El amo de casa echó mano de un recipiente de aceite de palma y le arrojó el aceite. Este le salpicó en la cara, la ropa y la bolsa. Sin decir una sola palabra, ella se puso a quitarse el aceite de la cara. Pasaron unos minutos. Al observar la actitud apacible de la joven, el hombre se sintió un poco avergonzado. Le pidió que le dijera exactamente por qué visitaba su casa. Esta vez él prestó atención.
Poco tiempo después de eso se inició con él un estudio bíblico. Hoy él, también, participa en predicar en público como testigo bautizado de Jehová.
En el mismo país, un testigo de Jehová estaba ofreciendo literatura a la gente cuando uno que pretendía ser “profeta cristiano” se le acercó. Este hombre le arrebató al Testigo la literatura y la despedazó. El Testigo no dijo nada, sino que se agachó y recogió los pedazos y entonces los echó en su maletín. Un hombre que había observado todo esto le habló entonces al Testigo y dijo: “Yo estuve en la calle observando lo que nuestro profeta le hizo a usted, pero usted no dijo ni una sola palabra de injuria.” Después de darle encomio al Testigo, continuó: “Estoy dispuesto a hacerme uno de ustedes desde hoy en adelante.” Cumplió con su palabra y hoy está compartiendo la verdad bíblica con sus vecinos.
Verdaderamente, el imitar el ejemplo de Jesús y no desquitarse tiene buen efecto en las personas de corazón sincero y honrado.
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