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¿Qué quiso decir el sabio?La Atalaya 1977 | 1 de julio
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prole como resultado de haber usado sabiamente sus recursos? Esto, también, es algo de lo que nadie puede estar seguro. Comenta Salomón: “Odié la vida, porque el trabajo que se ha hecho bajo el sol era calamitoso desde mi punto de vista, porque todo era vanidad y un esforzarse tras viento. Y yo, yo mismo, odié todo mi trabajo duro en que estaba trabajando duro bajo el sol, que dejaría atrás para el hombre que llegaría a ser después de mí. ¿Y quién hay que sepa si resultará ser sabio o tonto? Sin embargo él asumirá el control de todo mi trabajo duro en que trabajé duro y en el que mostré sabiduría bajo el sol. Esto también es vanidad. Y yo mismo me volví para hacer desesperar mi corazón por todo el duro trabajo en que yo había trabajado duro bajo el sol. Porque existe el hombre cuyo duro trabajo ha sido con sabiduría y con conocimiento y con pericia sobresaliente, pero a un hombre que no ha trabajado duro en tal cosa se le dará la porción de aquél. Esto también es vanidad y una calamidad grande.”—Ecl. 2:17-21.
En realidad no hay manera de saber exactamente qué le sucederá a la herencia que uno deje. Los que reciban la herencia, por no haber trabajado duro por ella, quizás no aprecien su valor y pronto lo malgasten todo. ¿De qué provecho, entonces, sería todo el trabajo duro que se dedicó a la adquisición de posesiones? Peor todavía es la situación si el que trabajó duro sufrió mucho dolor y vejación y no pudo ni siquiera obtener un buen descanso durante la noche debido a todas sus preocupaciones e inquietudes. Salomón lo expresó de la manera siguiente: “Pues ¿qué llega a tener un hombre por todo su duro trabajo y por el esfuerzo de su corazón con que está trabajando duro bajo el sol? Porque todos sus días su ocupación significa dolores y vejación, también durante la noche su corazón simplemente no se acuesta. Esto también es mera vanidad.”—Ecl. 2:22, 23.
Tomando en cuenta esta situación, ¿qué se puede hacer? Contesta Salomón: “En cuanto al hombre no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero. Pues ¿quién come y quién bebe mejor que yo?” (Ecl. 2:24, 25) Uno debe disfrutar de los frutos de su trabajo durante su vida. Por supuesto, es natural que los padres también piensen en sus hijos. Escribió el apóstol cristiano Pablo: “Los hijos no deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.” (2 Cor. 12:14) Sin embargo, esto no significa que los padres deben acumular posesiones materiales para sus hijos al grado de privarse ellos mismos de las cosas necesarias de la vida o hacer innecesariamente austera su vida. Es necesario que los padres tengan presente que, prescindiendo de lo buenos o sabios que sean sus hijos, todavía las posesiones materiales son cosas que se pueden perder, que pueden ser hurtadas, de las cuales se puede abusar, o que pueden ser destruidas. De modo que verdaderamente es mejor disfrutar de las cosas buenas de manera sana mientras uno puede, en vez de exagerar en cuanto a acumular posesiones para los hijos sin obtener algún provecho verdadero de estas posesiones durante la propia vida de uno.
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La “sinagoga de los Libertos”La Atalaya 1977 | 1 de julio
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La “sinagoga de los Libertos”
■ Entre los que disputaron con Esteban estuvieron hombres de la “llamada sinagoga de los Libertos.” (Hech. 6:9) ¿Quiénes pudieran haber sido estos hombres? Un liberto era un esclavo emancipado. Por consiguiente, es posible que los que se asociaban con la “sinagoga de los Libertos” hayan sido esclavos libertos que se hubieran hecho prosélitos judíos, o judíos que hubieran sido tomado cautivos por los romanos pero que posteriormente hubieran sido puestos en libertad.
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