Preguntas de los lectores
● ¿Fue la paloma que descendió sobre Jesús al tiempo de su bautismo una representación materializada o solo fue un espejismo o una calma que llenó el lugar? Y ¿por qué se escogió una paloma, en vista de que en las religiones paganas se le usa?—F. C., EE. UU.
Al tiempo del bautismo de Jesús un ave materializada, una paloma, descendió verdaderamente del cielo y descansó sobre Jesús. Que algo material se observó lo manifiestan las palabras de Juan el Bautista según se registran en Juan 1:32-34: “Vi el espíritu descendiendo del cielo como una paloma, y permaneció sobre él. Ni siquiera yo lo conocía, pero El mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: ‘Quienquiera que sea sobre quien tú veas descendiendo el espíritu y permaneciendo, éste es el que bautiza en espíritu santo.’ Y lo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”
El propósito de que esta paloma materializada descendiera fue convencer a Juan el Bautista de que Jesús verdaderamente era el Mesías, el Hijo de Dios, y eso por medio de su sentido de la vista. Por lo tanto, ésta tuvo que ser exactamente tan real a sus ojos Como lo fueron las palabras: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado,” a su sentido del oído, a sus oídos.—Mat. 3:17.
Esta representación del espíritu santo como una paloma hace recordar la manifestación del espíritu santo en el Pentecostés, según se registra en Hechos 2:1-4. En esa ocasión asumió la forma de “lenguas como si fueran de fuego” que se hicieron visibles y se posaron sobre cada una de las 120 personas que había en aquel cuarto superior en Jerusalén. Por supuesto, éstas no fueron llamas ardientes, sino “lenguas como si fueran de fuego,” de otra manera habrían quemado a aquellos sobre quienes se posaron. No obstante, fueron algo que verdaderamente se pudo observar; así como lo fueron las llamas que Moisés vio en la zarza cuando Jehová lo llamó y lo comisionó para librar a su pueblo del cautiverio.—Éxo. 3:2.
En cuanto a escoger una paloma como símbolo, esto está en armonía con el uso de la paloma en las Escrituras. Fue una paloma la que Noé envió y regresó con una hoja de olivo mostrando que las aguas del diluvio finalmente se habían escurrido. (Gén. 8:8-12) Y los amantes del Cantar de Cantares se mencionaron uno al otro como palomas. (Cant. 2:14; 5:12) También, Jesús les dijo a sus seguidores que fueran “inocentes como palomas.”—Mat. 10:16.
Sabemos que Babilonia, tanto la antigua como la moderna, ha falseado las verdades de la Palabra de Dios, y sus tratos con sus siervos fieles. Por lo tanto, no debe sorprender mucho que Babilonia haya falseado también a la paloma como un símbolo religioso, sin duda basándolo en el uso de la paloma por Noé después del diluvio.
● La declaración de Efesios 3:10, ¿significa que Dios enseña a los gobiernos y autoridades celestiales, los ángeles, por medio de los miembros de la congregación cristiana mientras todavía están sobre la Tierra?—B. F.
No, el apóstol no aludió a eso. Examine el contexto y note que lo que está bajo consideración no es un conocimiento de todos los propósitos de Dios, sino su propósito de tomar de entre los hombres un grupo para ser coherederos con Cristo en la gloria celestial.
Comenzando con el versículo 5, leemos: “En otras generaciones este secreto no fue dado a conocer a los hijos de los hombres como se ha revelado ahora a sus santos apóstoles y profetas por espíritu, a saber, que personas de las naciones deberían ser coherederos y miembros compañeros del cuerpo y participantes con nosotros de la promesa en unión con Cristo Jesús por medio de las buenas nuevas. . . . A mí, hombre que soy menos que el menor de todos los santos, me fue dada esta bondad inmerecida, para que declarara a las naciones las buenas nuevas acerca de las riquezas insondables del Cristo e hiciera que los hombres vieran cómo es administrado el sagrado secreto que desde el pasado indefinido ha estado escondido en Dios, que creó todas las cosas. Esto era con el fin de que ahora a los gobiernos y autoridades en los lugares celestiales se diera a conocer mediante la congregación la grandemente diversificada sabiduría de Dios, de acuerdo con el propósito eterno que él formó en conexión con el Cristo, Jesús nuestro Señor.”—Efe. 3:5-11.
Dios creó al hombre un poco menor que a los semejantes a Dios o ángeles, por eso no parece razonable que los ángeles tendrían que esperar recibir instrucción de los hombres. Al contrario, Jehová Dios repetidas veces ha usado a ángeles para enseñar al hombre terrestre, y en particular para ministrar a los que son miembros de la congregación cristiana con una llamada celestial.—Dan. 10:10-14; Heb. 1:14.
Entonces, ¿cómo es que Dios da a conocer por medio de la congregación su grandemente diversificada sabiduría? En que lo que Dios hace mediante, para y con esta congregación sirve de ilustración de la grandemente diversificada sabiduría de Dios. Este secreto sagrado es algo que los ángeles ven con admiración y asombro, y por eso puede decirse que por medio de ello estas criaturas angelicales llegan a ver la grandemente diversificada sabiduría de Dios como no la habían conocido antes.
¿Qué hay de 1 Pedro 1:12? Dice: “Les fue revelado que, no a sí mismos, sino a ustedes, estaban ministrando las cosas que ahora han sido anunciadas a ustedes por medio de aquellos que han declarado las buenas nuevas a ustedes con espíritu santo enviado desde el cielo. Dentro de estas mismas cosas los ángeles están deseando atisbar.” Este texto alude a la misma cosa que Efesios 3:10. Los ángeles deseaban entender las cosas que los profetas de la antigüedad escribieron acerca de la congregación cristiana, pero su entendimiento aguardaba al desarrollo de los propósitos de Dios por El, como en el Pentecostés, y no a ser enseñados por los miembros terrestres de la congregación cristiana.
El punto expuesto por Efesios 3:10 pudiera ilustrarse de esta manera: Al observar los cielos estrellados somos impresionados por los atributos de Dios y por eso puede decirse que por medio de estas galaxias, cuerpos celestiales inanimados, Dios nos enseña sus cualidades. No significa que estos cuerpos saben algo que el hombre no sabe, porque no saben nada, sino que por su mismísima existencia nos enseñan. Y así sucede con respecto a los ángeles y los miembros terrestres de la congregación cristiana. Por medio de lo que Dios ha hecho a favor de la congregación y todavía hará a favor de ella Él está dando a conocer a los gobiernos y autoridades celestiales, las huestes angelicales, su grandemente diversificada sabiduría.
● ¿Cuántos milagros ejecutó el profeta Eliseo, y cuáles son?—K. B., Inglaterra.
Al profeta Eliseo se le acreditan dieciséis milagros; quince durante su vida y uno después de su muerte. Su primer milagro fue el de hacer que las aguas del Jordán se dividieran inmediatamente después que Elías le había sido quitado. (2 Rey. 2:14) Su segundo milagro fue el de sanar el abastecimiento de agua de la ciudad de Jericó que había estado malo y causando abortos. (2 Rey. 2:19-22) El hacer que le sobreviniera el mal a una pandilla de delincuentes juveniles, lo cual resultó en que cuarenta y dos de ellos fueran despedazados por dos osas, fue su tercer milagro. (2 Rey. 2:23, 24) El cuarto milagro de Eliseo fue el suministrar agua a los ejércitos hambrientos de Judá e Israel, el cual milagro resultó una contribución a la derrota de los ejércitos moabitas.—2 Rey. 3:16-26.
El quinto milagro de Eliseo constó de proveer aceite comestible a una viuda para que pudiera pagar a su acreedor, impidiéndole así que se llevara a sus hijos como esclavos. (2 Rey. 4:1-7) Mediante su sexto milagro Eliseo recompensó la excelente hospitalidad de cierta mujer sunamita haciendo que ella tuviera un hijo, y su séptimo milagro fue el levantar a ese hijo de entre los muertos. (2 Rey. 4:8-37) El hacer que un potaje venenoso llegara a ser saludable agregándole harina fue el octavo milagro de Eliseo. (2 Rey. 4:38-41) Su noveno milagro resultó en la alimentación de cien hombres y tener sobrantes de solo veinte panes de cebada.—2 Rey. 4:42-44.
Por medio de su décimo milagro Eliseo curó a Naamán, oficial del ejército sirio, de lepra, y el hacer que esa lepra le pasara a su siervo Giezi a causa de mercantilizar con las facultades milagrosas de su amo Eliseo fue el milagro número once de Eliseo. (2 Rey. 5:1-27) El hacer que la cabeza de un hacha que se había caído al agua flotara fue su milagro número doce. (2 Rey. 6:5-7) El milagro número trece de Eliseo fue abrir los ojos de su siervo para que pudiera ver que la región montañosa a su alrededor estaba llena de caballos y carros ígneos, probando de veras que ‘más están con nosotros que con ellos.’ (2 Rey. 6:15-17) Los milagros números catorce y quince de Eliseo fueron el herir con ceguera mental al ejército sirio que vino para llevárselo para que no lo pudiera reconocer y luego hacer que su vista mental fuese restaurada.—2 Rey. 6:18-23.
En cuanto al milagro número dieciséis de Eliseo, éste tuvo lugar años después que los anteriores milagros habían sido ejecutados por él, y se le acredita a él aunque tuvo lugar después que había muerto. Sucedió que ciertos israelitas estaban enterrando el cadáver de un hombre cuando llegó una banda de merodeadores moabitas. De modo que los israelitas apresuradamente tomaron el cadáver y lo arrojaron dentro del lugar de entierro de Eliseo y se fueron. Cuando, el cuerpo del muerto tocó “los huesos de Eliseo, inmediatamente volvió a la vida y se puso en pie.”—2 Rey. 13:20, 21.
Es de interés y una ayuda a la memoria el que en el registro bíblico aparece, para Eliseo, el doble del número de milagros que se atribuyen a Elías, cuyos milagros fueron, en breve: (1) Cerrar el cielo para que no lloviera; (2) mantener renovado el abastecimiento de harina y aceite de la viuda de Sarepta; (3) resucitar al hijo de la viuda; (4) hacer que cayera fuego del cielo en respuesta a oración por ello; (5) hacer que lloviera, poniendo fin a la sequía en respuesta a oración por ello; (6) hacer que bajara fuego sobre el capitán del rey Ocozías y sus cincuenta hombres; (7) hacer que bajara fuego sobre un segundo capitán y sus cincuenta; (8) dividir el río Jordán golpeándolo con su prenda de vestir oficial, exactamente antes de ser llevado en el carro ígneo.
● ¿Por qué los discípulos de Juan el Bautista lo llamaban Rabí, siendo que Jesús claramente dijo: “Ustedes, no se llamen Rabí”?—C. W., EE. UU.
No solo los discípulos de Juan lo llamaron “Rabí,” como se muestra en Juan 3:26, sino que los discípulos de Jesús también llamaron a Jesús “Rabí,” como se muestra en la pregunta registrada en Juan 1:38, que dice: “Ellos le dijeron: ‘Rabí, (que significa, cuando se traduce, Maestro,) ¿dónde te alojas?’” Es claro por este texto que Rabí significa maestro. Juan, que había sido comisionado por Jehová como profeta para preparar los caminos de Jehová y dar conocimiento de salvación a Su pueblo, fue un maestro de esa clase, y sus discípulos reconocieron ese hecho.—Luc. 1:76-79.
Por supuesto, cuando Juan murió, cesó de ser maestro, y fue después que Juan había muerto que Jesús aclaró a sus discípulos que él ahora era su maestro y que no habían de hacer distinciones entre ellos mismos por medio de designar a ciertos individuos con el título Rabí. “No se llamen Rabí, porque uno solo es su maestro, entre tanto que todos ustedes son hermanos.”—Mat. 23:8.