Está más cercano de lo que creen
“Aullad, porque cercano está el día de Jehová, viene como destrucción del Poderoso.”—Isa. 13:6, Young (en inglés).
1. ¿Qué significa el día de Jehová a todos los que están implicados? ¿Qué tan cercano está?
JEHOVÁ tiene un día y ese día es el tiempo de la liberación de la humanidad. Viene como día de destrucción para sus enemigos y sus opresores. Es tiempo para que estos enemigos de Dios y de la humanidad aúllen. Pero para todos los que anhelan que triunfe la justicia aquel día será glorioso, a pesar del temor que infundirá. Para ellos es día muy deseado. Los que ahora aprenden a entender el significado bienaventurado del día de Jehová fervientemente oran que venga. Todas las cosas buenas y deseables han de ganarse mediante aquel día, la principal de ellas siendo la vindicación de Jehová como Dios y Soberano Universal, exterminando la poderosa organización que ha dominado a este mundo malo y que ha peleado contra todos los buenos pasos de Jehová para bendecir a la humanidad. Porque quiere decir que él se vengará contra esa inicua organización y toda la injusticia, es el día de Él, el día de Jehová. Las personas que aman y sirven la organización inicua han de perder todo mediante la destrucción que efectuará el día de Jehová y no quieren que venga y que la justicia sea hecha suprema. Cuando se les da la notificación de que vendrá, o no lo creen o lo difieren al futuro distante más allá de los días de ellos. Pero los hechos desde 1914 d. de J. C. han inscrito claramente la escritura de la condenación en la pared de esa organización. Un profeta mayor que Daniel interpreta el significado, y esta interpretación fidedigna manifiesta que el día de Jehová está más cercano de lo que cree cualquiera de ellos.
2. ¿Por qué no es sin fundamento que esperamos la remoción de este mundo pronto?
2 Ciertamente no podríamos esperar que fuera quitada una cosa tan imponente como la organización mundial y que fuera reemplazada con algo perfecto para la humanidad a menos que el Dios de profecía infalible lo hubiera predicho. En consideración él siempre notifica a la humanidad de antemano de sucesos de tal importancia mundial, y él lo ha predicho. Ahora él llama atención a la profecía. La hace comprensible porque el tiempo para su cumplimiento está cercano, sí, más cercano de lo que le gusta creer a la gente que siente el peso de ella. En estos días fatales se hacen esfuerzos tan estrenuos por la ingeniosidad de hombres sesudos para apoyar el edificio mundial que tal vez parezca imposible que sea destruído de repente dentro de esta generación. Tan imposible como cuando hace veinticinco siglos se creía imposible que la gran potencia mundial, el imperio de Babilonia, se desplomara en una sola noche, en 539 a. de J. C. Pero desde su gran altura Babilonia cayó y se rompió. Conmovedora fué su caída, y el que tomó la responsabilidad por su caída fué Jehová, el Dios de una minoría perseguida en Babilonia, los israelitas. Siglo y medio antes de que un resto pequeño de israelitas fueran en cautiverio a Babilonia, Jehová mediante su profeta Isaías les amonestó de antemano de su cautiverio a esa potencia mundial. También los consoló con la promesa de que serían soltados del poder opresivo mediante el derrocamiento terrible de Babilonia. Acudimos a este profeta ahora por la profecía viva sobre la destrucción de la organización mundial que ya está tan cerca. Se halla en el capítulo trece del libro de Isaías.
3. ¿Por qué considerar una profecía contra Babilonia para una predicción ahora?
3 “La ruina de Babilonia, que Isaías hijo de Amoz previó.” Así comienza el capítulo. Nos da a saber instantáneamente contra quién se dirige, y los que son influídos por ella pueden estar acongojados o alegres según les parezca. Pero nosotros vivimos en este día de las Naciones Unidas, veinticinco siglos después de que fué derribada Babilonia antigua. ¿Por qué influye tanto en nosotros esta profecía aun más antigua? ¿Por qué dirigirnos a ella por una predicción sobre este mundo moderno de ciencia atómica? ¿Por qué? Porque Babilonia antigua, que llegó a ser la potencia política dominante en la tierra, fué usada en la profecía de la Biblia como símbolo de la inicua organización mundial de la cual Satanás el Diablo es el dios y gobernante invisible.—Isa. 13:1, Léeser (en inglés); Fenton (en inglés).
4. ¿Qué conexión hay entre la caída de Babilonia y el Reino y la restauración?
4 En tiempos antiguos los israelitas, pueblo escogido de Jehová, pudieron regocijarse por el derrocamiento de Babilonia. Eso quiso decir su liberación de las garras inexorables de esa organización diabólica. Quiso decir su restauración a la adoración libre del Dios vivo y verdadero, Jehová, en la tierra que él les había dado pero de la cual los había desarraigado porque no fueron fieles a su adoración. Es muy significante, pues, que en el libro de Isaías la ruina de Babilonia venga inmediatamente después de la profecía respecto al establecimiento del reino de Dios (capítulo 11) y la restauración del fiel resto de adoradores de Jehová a su patria, su ira habiéndose apartado de su pueblo escogido. “Y dirás en aquel día: Yo te alabaré, oh Jehová, pues aunque te airaste contra mí, ya te vuelves de tu ira, y me das consolación. He aquí que Dios es mi salvación; confiaré y no tendré temor; porque mi fortaleza y mi canción es Yah Jehová; el cual también se ha hecho mi salvación.” (Isa. 12:1, 2) Cuando Jehová establece su reino en manos de su Mesías, Jesucristo, ello implica la destrucción de la organización del Diablo en el cielo y en la tierra y la restauración del resto ungido de Jehová a la plena libertad, sí, también la liberación duradera de toda la gente de buena voluntad de todas las nacionalidades.
5. ¿Quién entregó la profecía, y por qué es significante?
5 En los días de Isaías Babilonia apenas estaba desarrollándose como nación y dirigiéndose a la supremacía en la tierra. No podríamos esperar que un hombre de Babilonia, lleno del soberbio espíritu nacionalista, predijera su ruina. Pero Isaías, testigo de Jehová en el siglo ocho a. de J. C., previó la caída de Babilonia cuando estuviera ella en el cenit de su poder. La predijo con unos doscientos años de anticipación, haciéndolo bajo la inspiración del espíritu del gran Dios para quien las naciones de la tierra son como el polvo fino del platillo de una balanza. En su puesto profético Isaías era un hombre que prefiguraba al Mesías, Jesús. Sus nombres son muy parecidos en significado, puesto que Isaías quiere decir “salvación de Jehová” y Jesús quiere decir “Jehová es la salvación”. Isaías predijo la unión actual de las naciones en una conspiración contra el reino de Dios mediante su Mesías, y luego dijo: “He aquí que yo y los hijos que me ha dado Jehová, somos para señales y para tipos en Israel, de parte de Jehová de los Ejércitos, que habita en el Monte de Sión.” (Isa. 8:18) Este texto profético lo aplicó el inspirado apóstol Pablo a Jesucristo y a sus discípulos, en Hebreos 2:9-17.
6. ¿Quién ya la interpreta, y quiénes ahora la publican al mundo?
6 Resulta que, tal como Isaías fué usado por Jehová para predecir la ruina de la antigua Babilonia, asimismo Jesús, que corresponde a Isaías, sería usado para explicar la profecía de Isaías. El manifestaría de antemano la ruina de lo correspondiente a Babilonia, es decir, este mundo inicuo que es marcado especialmente por la religión falsa. Puesto que Jesucristo ya reina en los cielos invisibles, él haría que la explicación de la profecía se declarara a este mundo mediante sus discípulos, los testigos modernos de Jehová. No podemos esperar que los amantes y sostenedores de este mundo babilónico prevean y predigan su ruina, pero los testigos de Jehová de hoy en día, igual que Isaías en la antigüedad, aclaran a todas las naciones la profecía que notifica a este mundo de su ruina inminente. Denodadamente declaran el “día de la venganza de nuestro Dios”.—Isa. 61:2.
LA SEÑAL ESTABLECIDA Y ENSALZADA
7. ¿A quién se dirige Isaías 13:2, 3, en la antigüedad y al tiempo moderno?
7 Este mundo, la Babilonia moderna, no caerá debido a su propia corrupción, ni debido a su propia condición dividida, ni porque sea arruinada por su invisible dios y gobernante, Satanás el Diablo, que cree en el plan de acción de “regir o arruinar”. Más bien, caerá mientras todavía sea una empresa que funcione, mediante el ataque directo de las fuerzas de la justicia bajo Jehová Dios y su Rey ungido Jesucristo. En el siglo seis a. de J. C. Jehová y Cristo Jesús su Hijo real fueron prefigurados por los ‘reyes de oriente’, el anciano rey Darío medo y su sobrino Ciro persa. Allá en aquel tiempo antiguo el mandato de congregarse y atacar fué dirigido a los reyes Darío y Ciro, mientras que en este siglo veinte d. de J. C. es a los Reyes Mayores, Jehová Dios y Cristo Jesús, que se dirige el mandato vehemente, en Isaías 13:2, 3: “En el cerro pelón levantad una señal, llamadlos a voz en cuello; ¡hacedles señas con la mano para que entren en las puertas de los nobles! Porque yo he dado mandato a mis consagrados, he llamado a mis guerreros, los míos que se regocijan orgullosamente, para ejecutar mi ira.” (Una Tradu. Amer. [en inglés]) Con estas palabras Jehová predijo la acción que él y su Rey Cristo Jesús tomarían en este “tiempo del fin” de este mundo.
8. ¿Cómo, cuándo y dónde se levantó la “señal”?
8 La señal para la asamblea de las tropas para atacar a Babilonia tiene que levantarse en alto, muy alto en un cerro pelón sin nada que impida que sea vista a gran distancia. En este tiempo de ruina inminente para Babilonia moderna, se ha establecido una señal. Es el reino de Jehová Dios en manos de su Rey ungido, Cristo Jesús. En la tierra Jesús fué descendiente de David, hijo de Isaí de la tribu de Judá. El reino en manos de este descendiente de Isaí es la señal brillante para que las fuerzas de la justicia se congreguen para atacar a Babilonia. Este es el hecho que Isaías fué inspirado a predecir. Unos dos capítulos antes de profetizar respecto a la ruina de Babilonia Isaías describió el reino justo del Mesías y dijo: “No dañarán ni destruirán en todo mi santo monte; porque la tierra se habrá llenado del conocimiento del SEÑOR [Jehová], como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel día que la raíz de Isaí, que estará de señal para los pueblos-a él acudirán las naciones, y su descansadero será glorioso. En aquel día el SEÑOR [Jehová] otra vez alzará la mano para recobrar al resto que queda de su pueblo, ... alzará una señal para las naciones, y recogerá a los desterrados de Israel; y a las hijas dispersadas de Judá las congregará.” (Isa. 11:9-12, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Sólo Jehová Dios podría alzar esa señal, y lo hizo a su tiempo designado, en 1914 d. de J. C. Al fin de los “tiempos de los gentiles” en aquel año, él levantó la Señal real estableciendo Su reino, entronizando a su Rey Jesucristo en su altura celestial, simbolizada por el santo monte de Sión.—Sal. 2:6.
9. ¿Qué escogimiento forzó esto sobre todos en el universo?
9 El establecimiento del Reino puso un elemento nuevo en los asuntos de todo el universo. Eso incluyó la tierra, porque es especialmente hacia la tierra que el Reino tiene que ejercer su poder y tiene que tomar medidas especiales para desarraigar la iniquidad y la rebelión. El establecimiento del Reino exigió que toda la creación inteligente decidiera lo que prefería. Desde entonces en adelante, ¿quién estaría de parte del reino de Jehová mediante su Hijo entronizado Jesucristo? La preferencia tenía que ser o para el Reino o para la organización mundial de iniquidad y rebelión, la Babilonia antitípica bajo Satanás el Diablo. Todos los que prefieren el reino de Jehová tienen que congregarse a su Señal real, su Rey reinante en el santo monte de Sión.
10. ¿Cuándo aconteció la congregación antigua en escala pequeña? ¿Dónde?
10 La profecía de Isaías predijo que el resto de israelitas se congregarían a la señal. En 537 a. de J. C., después de que cayó la antigua Babilonia, hubo un cumplimiento en escala pequeña de esta predicción, porque entonces un resto fiel de israelitas que adoraban a Jehová salió de la Babilonia caída y se congregó en el monte de Sión en Jerusalén para renovar su adoración de Jehová Dios allí. Hoy en día vivimos en el tiempo glorioso del cumplimiento de la profecía en escala cabal. El reino verdadero y eterno, el enemigo declarado de la gran Babilonia, ha nacido y ha sido puesto en poder sobre todo el universo. Con ojos de fe dirigidos a la profecía divina y a los sucesos desde 1914 d. de J. C. que cumplen la profecía, el resto de israelitas espirituales ha podido ver el nacimiento del Reino.
GRITAR FUERTE
11. ¿A quiénes más se dirige Isaías 13:2, y de qué modo lo obedecen?
11 Estos verdaderos cristianos han visto el papel profético que tienen que desempeñar como testigos de Jehová en medio de la Babilonia moderna. Cristo Jesús el Rey les ilumina los ojos para discernir el establecimiento del reino prometido; y ¿podrían resistir el congregarse a él en pleno apoyo, en lealtad completa? No; sino que se han declarado de parte del Gobernante de Jehová del nuevo mundo e intransigentemente contra la Babilonia antitípica, el mundo del Diablo. Están convencidos del establecimiento del Reino y están congregados a él, y ¿podrían, se atreverían, ahora a quedarse callados y no exaltarlo ante la humanidad? ¡No! De modo que a ellos, también, debido a su devoción a Jehová Dios y a su reino, aplica el mandato: “En un cerro pelón, ¡arriba con la señal! gritadles fuerte, hacedles señas de que entren por las puertas de los soberbios.” (Isa. 13:2, Móffatt [en inglés]) Denodadamente, no avergonzados sino con entusiasmo los del resto fiel de israelitas cristianos hacen esto, sobre todo desde 1919 d. de J. C., publicando el reino de Jehová por todas partes, alzándolo hasta la mayor altura de prominencia, invitando a todas las personas de buena voluntad a congregarse al Reino, jurándole su lealtad eterna. Gritan fuerte y estimulan a los Guías de la justicia, orando sin cesar a Jehová Dios y a Jesucristo su Rey que pronto destruyan la entera organización del Diablo. También gritan declarando en público y de casa en casa las profecías de la ruina de Babilonia. Tales profecías obligan a Jehová Dios y a Cristo Jesús a entrar en “las puertas de los soberbios”. Estas profecías Jehová inspiró mediante su espíritu y las expidió sobre su propio nombre, y tiene que cumplirlas para la vindicación de su palabra y de su nombre. Lo hará.
12. ¿Qué cosa eran las “puertas de los soberbios”? ¿Cómo entraron por ellas?
12 Las “puertas de los soberbios” son las puertas de los nobles o principescos de la organización babilónica, el mundo del Diablo. La antigua ciudad de Babilonia, un cuadro que medía catorce millas de cada lado, con un muro exterior de 344 pies de altura y 86 pies de anchura y con un muro interior y un foso, tenía un sistema poderoso de puertas, 25 puertas de bronce de cada lado. Puesto que la ciudad estaba a ambos lados del río Éufrates, tenía puertas en los muros que estaban a lo largo del río, y estas puertas de bronce daban al desembarcadero a lo largo de la ribera del río. Por estas puertas el rey de Babilonia y sus nobles entraban y salían, con orgullo por la grandeza de su ciudad, que era sin igual en el mundo antiguo. Parecía que Babilonia no podría ser tomada por sus enemigos envidiosos. Sin embargo la Palabra de Jehová declaraba que tenía que venir el tiempo cuando los reyes de oriente tendrían que entrar con triunfo por las puertas de sus nobles soberbios. ¿Cómo podría ser posible eso? Pero lo fué, y Darío medo y su sobrino Ciro persa entraron por ellas y cautivaron el palacio del rey Belsasar y se apoderaron de toda la ciudad. Secaron el lecho del río Éufrates por la ciudad, desviando sus aguas al lago artificial de Ardericca que el rey Nabucodonosor había escarbado para beneficio de la ciudad. Por el lecho vacío del río el torrente de guerreros de Darío y Ciro avanzó por debajo de todos los impedimentos. Entonces los invasores subieron sobre los muelles y a las puertas del río que insensatamente se habían dejado abiertas, proporcionándoles la oportunidad de su vida para correr por ellas y apoderarse de la ciudad que festejaba en su paz y seguridad imaginaria.
13. ¿Cómo se predijo esto acerca del mismo Ciro? ¿Cómo también a Abrahán?
13 Cuán correctamente en la historia antigua fué cumplida la profecía del Dios Altísimo mediante Isaías: “Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, a quien tengo asido de su mano derecha, para sujetar delante de él naciones, y yo desataré los lomos de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas; y las puertas no estarán cerradas.” (Isa. 45:1) Pero recuérdese que el conquistador Ciro al cautivar a Babilonia y al soltar a los cautivos israelitas fué figura profética del Rey de Jehová, Jesucristo. Mediante su descendencia por medio de David y su padre Isaí, Jesús es la Simiente prometida de Abrahán en quien todas las familias y naciones deben ser bendecidas. Así como Abrahán obedeció el mandato divino que ofreciera a su Hijo amado Isaac en sacrificio humano, Jehová ofreció a su Hijo Jesucristo como el único sacrificio efectivo para la humanidad moribunda, agobiada por el pecado. Al tiempo de manifestar Abrahán su obediencia para hacer el sacrificio de gran valor, el ángel de Dios le dijo a Abrahán al lado del altar: “Tu simiente poseerá la puerta de sus enemigos; y serán bendecidas en tu simiente todas las naciones de la tierra; por cuanto has obedecido mi voz.” (Gén. 22:17, 18) Tomar posesión de la puerta o de las entradas dominantes de los enemigos quiso decir tomar posesión de la organización enemiga y subyugarla. Esto tenía que hacerse para que todas las familias y naciones pudiesen ser bendecidas cabalmente para siempre.
14. ¿Quiénes ahora sobre la tierra llaman haciendo señas con la mano, y cómo y a quiénes?
14 Ahora ha llegado el tiempo para que el Ciro Mayor, el Rey entronizado a la diestra de su Padre, ataque, invada y destruya a la soberbia Babilonia antitípica. Sobre la tierra el resto de los testigos ungidos de Jehová y sus muchos compañeros de buena voluntad ahora hacen señas con la mano a Éstos para que entren por las puertas orgullosas de Babilonia, porque el día de Jehová se ha acercado y Babilonia como organización mundial ha sido pesada en la balanza y ha sido hallada falta, a pesar de toda su religión organizada. Como si estuvieran señalándole a los Conquistadores de Babilonia para que avancen, el resto y sus compañeros de buena voluntad con sinceridad ponen mano a la obra de testimonio de declarar el día de la venganza de Dios contra esa organización soberbia y opresiva, y no hay tiempo que perder. ¡Ya no!
SUS PODEROSOS SANTIFICADOS
15. ¿Quiénes son los santificados y poderosos que Jehová ha llamado?
15 El gran punto en disputa ante toda la creación es la soberanía universal. Es decir, ¿Quién será el Soberano Supremo de todo el universo? Este punto en disputa se ha acentuado por el nacimiento del Reino en 1914 d. de J. C. Todas las criaturas fieles del universo ahora se alinean de parte del Reino, la gran Señal que Jehová ha levantado. Sobre la tierra quizá sea sólo una minoría comparativamente pequeña la que se congrega alrededor de la Señal reconociéndola como la organización capital del universo; pero en el cielo hay huestes y huestes de santos ángeles que se inclinan ante el Reino y que rinden homenaje a Su Rey entronizado. Todos éstos se ofrecen para servicio bajo el Rey contra esa organización inicua que por tanto tiempo ha sido como una mancha sobre el universo, la Babilonia antitípica. Con éstos, el nombre de Dios apropiadamente llega a ser “Jehová de los Ejércitos”. El Apocalipsis 9:16 da el número de por lo menos una división de combate como de “doscientos millones”. Juan oyó “el número de ellos”. Jehová es el Gran Comandante en Jefe de todas estas huestes. El predijo el derrocamiento del poder mundial de Babilonia, y lo reservó para que los ejércitos de Darío el medo y Ciro el persa lo llevaran a cabo, en 537 a. de J. C. De manera que Jehová ha separado y preparado a ciertas huestes celestiales para la “guerra del gran día del Dios Todopoderoso” contra el mundo de Satanás. Estos poderosos son los guerreros a quien se refiere cuando dice: “Yo he mandado a mis santificados, he llamado también a mis poderosos por causa de mi ira, a aquellos que se regocijan en mi alteza.”—Isa. 13:3, Ver. Ingl. Aut.
16. ¿Cómo son ellos los que se “regocijan orgullosamente” y cómo serán usados todavía?
16 El Dios Todopoderoso puede confiar de estas tropas a quien él ha puesto bajo el mando de su Rey reinante Jesucristo. Estos sin duda son los ángeles, o incluyen a los ángeles, que lucharon a favor del Reino en la “guerra en el cielo” inmediatamente después que nació el Reino en 1914. Esa guerra expulsó a Satanás el Diablo y a todas sus huestes demoníacas del cielo y los forzó abajo a la tierra, como paso preliminar a su destrucción que pronto acontecerá aquí. (Apo. 12:1-13) Pero esa derrota significante no fué la expresión cabal de Su ira contra la Babilonia antitípica. Fué únicamente una MUESTRA de su ira contra la parte demoníaca invisible de la organización del Diablo. La expresión cabal de su ira todavía ha de venir en la batalla del Armagedón. Espíritus, es decir, ideas, declaraciones y expresiones inspiradas por los poderes ocultos del mal, ahora salen de la boca de las organizaciones dominantes del mundo de Satanás. Están juntando a los gobernantes de la tierra y sus ejércitos a la lucha final en el Armagedón contra el recién entronizado Rey Jesucristo. Sea que venga una guerra mundial tercera o no, una cosa es absolutamente segura: este mundo ahora se enfrenta con la lucha del universo, el Armagedón, “guerra del gran día del Dios Todopoderoso”. En ella la ira de Jehová se expresará cabalmente contra la organización del Diablo, invisible y visible, demoníaca y humana. (Apo. 16:14-16) El Todopoderoso Dios ha llamado a sus poderosos ángeles bajo Cristo Jesús para participar en la expresión de su ira. Ellos se regocijan en Su soberanía universal la cual se manifiesta mediante su reino. Ellos son los que se “regocijan orgullosamente”, orgullosos de estar al lado de él, regocijándose en el servicio de su ejército celestial.—Ver. Mod.
JUNTÁNDOSE PARA LA BATALLA
17. ¿Cómo oímos y vemos a estas huestes congregándose para la batalla?
17 ¡Escuche! ¿Lo oye usted? Ese sonido amenazador de la congregación de las tropas celestiales en contestación a su llamada. ¿Puede oírlo por arriba del ruido espantoso que hacen los gobiernos del “bloc” Oriental y del “bloc” Occidental al juntar sus tropas militares e ideológicas para la guerra atómica del tercer conflicto mundial? Con unos doscientos años de anticipación el profeta Isaías oyó con poderes acústicos inspirados el ruido de la congregación de los ejércitos de los medos y persas. Dirija ahora su oído de fe hacia el cielo entre tanto que el espíritu de Dios, hablando por medio de Isaías, hace resonar en sus oídos lo que está aconteciendo en los cielos: “¡Se oye estruendo de una multitud sobre las montañas, como de gente numerosa! estruendo de tumulto de los reinos de las naciones, que se juntan. ¡Jehová de los Ejércitos pasa revista a sus tropas para la guerra! Vienen de tierra lejana, desde el fin de los cielos; a saber, Jehová y las armas de su indignación, para asolar toda la tierra.” (Isa. 13:4, 5) No se sienta desconcertado porque un babilonio moderno le dice que no puede usted ver a esas huestes celestiales de Jehová que se están juntando para el Armagedón. La Palabra de Dios le sirve de ojos espirituales. Acuérdese cómo, cuando el enemigo cercó al profeta Eliseo en la ciudad de Dotán con su caballería, carros e infantería, Eliseo calmó a su criado joven diciéndole: “No tengas temor; porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” Luego para ayudar al criado joven a percibir ese hecho, “oró Eliseo, diciendo: ¡Jehová, ruégote le abras los ojos, para que pueda ver! Y Jehová abrió los ojos del mozo, y vió; ¡y he aquí que el cerro estaba lleno de caballos y carros de fuego en derredor de Eliseo!”—2 Rey. 6:14-17.
18. ¿Dónde están ellas? ¿Por qué se asemejan a “gente numerosa”, a ‘reinos de naciones’?
18 Por lo tanto es incorrecto que personas con fe en la visión profética de Isaías 13:4, 5 se atemoricen debido a la congregación de las naciones mundanas a la lucha del Armagedón. Para estas naciones el punto en disputa es la dominación de la tierra, sea en la forma de naciones unidas o naciones divididas con un “bloc” ejerciendo la superioridad sobre el otro “bloc”. Pero sea de una manera u otra, todas están contra Jehová Dios y su reino por el Mesías, Jesucristo. Pero si tenemos el reino de nuestra parte tenemos más con nosotros que toda la organización del Diablo que está contra nosotros. Teniendo ahora los ojos y oídos afinados por la profecía que ya se ha hecho clara, estemos al tanto de lo que está aconteciendo detrás de la escena, en las alturas celestiales de Dios que se asemejan a montañas. Él no está dormido; no está inactivo. Nunca dormita ni duerme; está alerta a todos los movimientos de sus enemigos. Las huestes que él está juntando, o a las que “pasa revista”, se asemejan a “gente numerosa” y a “reinos de las naciones”, porque fueron prefiguradas por los ejércitos de Darío y Ciro, en cuyos ejércitos fueron representados muchos reinos y naciones.—Jer. 51:27, 28.
19. ¿Quiénes son las ‘armas de la indignación’ de Jehová, para destruir qué cosa?
19 El cielo de la presencia de Jehová es la “tierra lejana” a donde Jesús ascendió de nuestra tierra para recibir un reino para sí. Pero la expresión “fin [o, término] de los cielos” también se usa para representar el Oriente. Media y Persia estaban situadas al oriente de Jerusalén, y Darío y Ciro, representando a Jehová Dios y Jesucristo, eran los “reyes que vienen del oriente”, delante de quienes se tenía que preparar el camino a Babilonia secando el río Éufrates. (Apo. 16:12) Los ejércitos de Darío y Ciro fueron las armas de la indignación de Jehová que él usó en su ira para destruir el poder de la antigua Babilonia. Pero sus armas para ejecutar su indignación e ira en la batalla del Armagedón son sus huestes angelicales bajo su Ciro Mayor, Jesucristo. “Vienen de tierra lejana,” del cielo mismo. “Toda la tierra” que será destruída es la antitípica Babilonia, la organización añosa de Satanás visible e invisible. El Rey Jesucristo dijo a sus discípulos: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones; (y las regirá con vara de hierro; como vasos de alfarero serán desmenuzados;) así como yo también la he recibido de mi Padre.” (Apo. 2:26, 27) Entonces, sin duda se incluye entre las armas de la indignación de Jehová contra la antitípica Babilonia a los consagrados y ungidos seguidores de Jesucristo que probaron su fidelidad hasta la muerte y a quienes él ahora ha resucitado de la muerte a la vida como espíritus inmortales en los cielos, para reinar con él en su reino allá arriba.—Apo. 20:4, 6.
20. ¿Qué parte desempeñan sus testigos sobre la tierra en esta conexión?
20 Pero el resto fiel de los seguidores ungidos de Jesús que sobreviva sobre la tierra aun hasta la batalla del Armagedón no tendrá parte alguna en ninguna oposición violenta contra las naciones políticas ni en la destrucción de éstas. Ellos son la gente más pacífica de entre todas las naciones terrenales. Obedecen el mandato de Jehová y solamente amonestan a la gente acerca de la destrucción que vendrá sobre las naciones en el Armagedón.
AULLANDO DEBIDO A SU PROXIMIDAD
21. ¿Aúllan las naciones en obediencia a Isaías 13:6? o ¿por qué?
21 Aun al tiempo presente la condición de los guías del mundo en la política, el comercio y la religión es como si estuviesen obedeciendo el mandato de Dios dirigido a ellos, en Isaías 13:6-8: “Aullad, porque cercano está el día de Jehová, viene como destrucción del Poderoso. Por tanto, todas las manos desfallecen, y todo corazón de hombre se derrite. Y se han perturbado, angustias y dolores se apoderan de ellos, se angustian como mujer que está de parto, el hombre mira a su amigo y se pasman, ¡tienen apariencia de llamas sus caras!” (Young [en inglés]) Pero esta angustia que ya ha venido sobre las naciones desde 1914 d. de J. C. no es obra de Jehová. Desde 1914 ha habido una sucesión de guerras, hambres, pestilencias, terremotos, horrores, desastres, trastornos políticos, dictaduras, persecución de grupos de la minoría, miserias económicas y angustia incesante de las naciones. Pero Jehová Dios no es responsable por estas condiciones y desarrollos que quitan la paz y proporcionan la muerte. Él no está castigando a la humanidad mediante estas cosas porque ésta rehusa persistentemente ponerse de parte de su Reino y ceder su soberanía y lealtad a Su instalado Rey Jesucristo por ser el legítimo Gobernante de la tierra. Si le hubieran prestado atención, ellos habrían escapado estas cosas. Y si ahora verdaderamente le rogaran a Jehová, ellos aceptarían a su Rey como el Gobernante legítimo del globo, y no a las Naciones Unidas o algún otro recurso humano. ¡Pero no! Y por eso Jehová permite que la gente rebelde le ruegue por su salvación a aquellos a quienes consideran ser sus dioses o poderosos. Sus dioses están engañándoles y de hecho están oprimiendo a la gente en vez de ayudarle.
22. ¿Quién es el responsable por los ayes de las naciones? ¿Cuál es su plan de acción?
22 De modo que Satanás el Diablo, el “dios de este siglo”, es la causa principal de los ayes acrecentados de la gente, pues él está airado debido a que el Reino nació en 1914 d. de J. C. y él y sus ángeles demoníacos desde entonces han sido arrojados fuera del cielo. Cuando acontecieron estos eventos que hicieron temblar al mundo la voz desde el cielo declaró: “¡Ahora han venido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la soberanía de su Cristo! ... Por tanto ¡regocijaos, oh cielos, y los que habitáis en ellos! ¡Mas ay de la tierra y del mar; porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene ya muy poco tiempo!” (Apo. 12:10-12) Mediante este proceder que ha sido tan destructivo a la paz, prosperidad, salud y felicidad humanas desde que fueron arrojados del cielo, Satanás el Diablo y sus demonios manifiestan que están unidos en el plan de acción de “regir o arruinar” en lo que concierne a la tierra y sus pueblos. Si ellos no pueden tenerlo todo, su deseo es que Dios y Cristo no tengan cosa alguna.
23. ¿Por qué vendrá esa destrucción súbitamente? ¿Cómo la apresuramos?
23 El Diablo y sus demonios bien saben que su tiempo es corto. No obstante, ellos tratan de hacer que los hombres piensen que el día de Jehová para la destrucción de este mundo no está tan cercano como los eventos mundiales desde 1914 hacen que los hombres de fe crean a la luz de la profecía bíblica. Por consiguiente el día de Jehová vendrá sobre ellos súbitamente como ladrón en la noche. Los testigos de Jehová no son ni serán responsables por la llegada súbita de ese día de destrucción. Como atalayas nombrados por Jehová que serán responsables por la sangre de la gente si no le amonestan de la destrucción mundial venidera, Sus testigos han subido a los terrados y han amonestado en alta voz, cumpliendo su unción de declarar “el día de la venganza de nuestro Dios”. Desafiando denodadamente el modo de pensar tan popular cuyo deseo es que no esté cercano, los testigos de Jehová continúan con la proclamación de que Su día para la destrucción del mundo está cercano, más cercano de lo que ellos creen. De este modo los testigos prestan atención a la admonición del apóstol Pedro con respecto al fin de este mundo, “esperando y apresurando la venida del día de Dios, por cuya causa los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo abrasados, se fundirán.” (2 Ped. 3:11, 12, Ver. Hisp.-Am.) Ahora no es tiempo para engañar a la gente dejando que difiera ese evento en su mente. Como nunca antes ahora es tiempo para animar a la gente de buena voluntad para que participe en la actividad que salvará su vida, lo cual se hace enseñándole de la Biblia y los acontecimientos mundiales qué tan cercano está el día de Jehová Dios.
24. ¿Contra quiénes aúllan ahora, pero cómo aullarán por fin?
24 Para este mundo no es un mensaje agradable de optimismo, este mensaje del “día de la venganza de nuestro Dios”. Es mensaje que pone de manifiesto el estado sin esperanza de este mundo y la inutilidad de todos los esfuerzos desesperados que ahora se hacen para salvarlo. Por esta causa los apoyadores de este mundo aúllan en protesta e insisten que nuestro mensaje es sedicioso y que debilita la confianza de la gente en los gobernantes del mundo. Si ellos aúllan y claman ahora simplemente por causa de la profecía, ¡cómo aullarán cuando el día los sobrecoja corno ladrón y todas sus esperanzas e instituciones mundanas y las medidas que han tomado como remedio caigan en derredor de ellos para desilusionarlos amargamente! “¡Ea ahora, oh ricos! ¡llorad y aullad a causa de las miserias que están para venir sobre vosotros!” (Sant. 5:1) Sus manos, febrilmente ocupadas en sus esfuerzos, caerán en parálisis. Sus corazones que en un tiempo eran fuertes por causa de la confianza propia y en desafío de Dios ahora se fundirán en temor. Hombres fuertes serán como mujeres que están de parto; sus lomos que en un tiempo eran tan firmes como bandas de acero templado de repente serán atravesados por dolores agudos que harán retorcer sus cuerpos en dolor. No pudiendo entender por qué fracasan sus esfuerzos, por qué ningún remedio ofrecido por los hombres tiene éxito, por qué sus ídolos y dioses rehusan o no pueden contestar sus peticiones por socorro y alivio, se mirarán los unos a los otros pasmados, sus caras encendidas con excitación y pavor. Esto no constituye una descripción exagerada. Aconteció de una manera local en Babilonia hace veinticinco siglos, y acontecerá en escala mundial en el futuro cercano, en la batalla del Armagedón. ¡Jehová lo previó y lo predijo!