-
‘Alcen la cabeza’La Atalaya 1979 | 15 de diciembre
-
-
sociedad internacional de personas que servirá de cimientos para la venidera “nueva tierra” de Dios. (2 Ped. 3:13) A diferencia de las naciones de este mundo, estas personas ya han aprendido a “batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas.” Al hacerlo, aun ahora han cumplido la profecía que dice: “No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”—Isa. 2:2-4.
Se ve, pues, que mientras las naciones en independencia de Dios se hunden en cada vez mayor angustia, el propósito de Dios de juntar un pueblo que habrá de heredar la región terrestre que estará bajo el reino de Dios progresa majestuosamente. (Mat. 25:34) Debido a lo que estas personas están aprendiendo respecto al pronto fin de este sistema inicuo y el justo nuevo sistema tan cercano, ya no ven el futuro con desesperanza. Más bien, ‘alzan la cabeza, porque su liberación se acerca.’ (Luc. 21:28) Tienen mucha confianza en el futuro porque saben con toda seguridad que, como dice la Biblia: “El hombre medita muchos planes, pero se cumple el designio de Dios.”—Pro. 19:21, Nueva Biblia Española.
-
-
‘Los que dejan a Jehová perecerán’La Atalaya 1979 | 15 de diciembre
-
-
‘Los que dejan a Jehová perecerán’
Durante el tiempo del profeta Isaías, muchos de los habitantes de Jerusalén y de la tierra de Judá eran infieles a Jehová, el Dios de ellos. Estaban empapados en las prácticas idolátricas. Por lo tanto, fue contra ellos contra quienes Jehová dirigió estas palabras por medio de Isaías: “Los que dejan a Jehová se desharán. Porque ellos se avergonzarán de los poderosos árboles que ustedes desearon, y ustedes quedarán corridos a causa de los jardines que ustedes han escogido.”—Isa. 1:28, 29.
La gente ofrecía sacrificios y quemaba incienso a deidades falsas en los jardines o en arboledas sagrados. (Isa. 65:3; 66:17) “Los poderosos árboles” también desempeñaban un papel en aquella idolatría. Cuando llegara el tiempo para la ejecución de los juicios de Jehová, los árboles y jardines sagrados resultarían ser causa de vergüenza para los idólatras. Las deidades a las cuales habían servido no podrían resguardarlos o protegerlos del día de la ira.
La profecía de Isaías continúa así: “Porque ustedes llegarán a ser como un árbol grande cuyo follaje está marchitándose, y como un jardín que no tiene agua.” (Isa. 1:30) Al transferir así la figura del “árbol grande” y del “jardín” a los idólatras, la profecía mostró que la gente infiel se ‘marchitaría’ por el calor de la cólera de Dios, y se secaría como un jardín en la temporada de sequía. “Y,” pasa a decir el profeta, “el hombre vigoroso [el idólatra] ciertamente llegará a ser estopa [como las partes combustibles sueltas y bastas de la fibra de lino], y el producto de su actividad [el ídolo] una chispa; y ambos [el idólatra y el ídolo] ciertamente se harán llamas al mismo tiempo, sin que haya quien extinga.” (Isa. 1:31) ¡Qué vigorosa advertencia contra la idolatría! Indiscutiblemente, ‘los que dejan a Jehová perecerán.’
-