¿Qué significará para usted el reino de Dios?
“Sigan . . . buscando primero el reino y [la] justicia [de Dios], y todas estas otras cosas les serán añadidas.”—Mat. 6:33.
¿QUÉ significaría para usted el vivir bajo un gobierno controlado y dirigido por el Dios Todopoderoso mismo? ¿Cómo sería la vida ‘si la voluntad de Dios se efectuara sobre la tierra como se efectúa allá en el cielo.’?—Mat. 6:9, 10.
Alguna idea de lo que esto significaría viene de las palabras del salmista que dijo acerca de Dios: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.” (Sal. 145:16) ¡Piense en ello! ¡Se acerca un tiempo en que las necesidades legítimas y los deseos de cada persona se satisfarán, y probablemente mucho mejor de lo que cualquiera de nosotros, los seres humanos imperfectos, podemos imaginarnos ahora!
Para obtener alguna idea en cuanto a ello, pregúntese: Si usted tuviera suficiente poder para cambiar las condiciones que se observan en la Tierra, ¿qué haría usted? ¿Qué clase de sociedad humana formaría usted?
ABUNDANCIA ECONÓMICA
Probablemente una de las cosas principales que usted haría sería la de hacer arreglos para que hubiera un sistema económico que proveyera prosperidad y estabilidad. El ganar lo suficiente para llevar una vida razonablemente holgada es uno de los asuntos de mayor prioridad en cualquier familia hoy día. Pero, en la actualidad, solo lo que es relativamente una minoría disfruta de abundancia.
Sin duda a usted le gustaría eliminar la pobreza y hacer provisiones abundantes para todo el mundo... no solamente para unos cuantos privilegiados. Sin embargo, ningún sistema de gobierno humano ha logrado eso jamás. De hecho, a juzgar por la historia del hombre, el lograr abundancia económica mundial puede haber parecido un ideal imposible. ¡Y lo es... desde el punto de vista humano!
Sin embargo, considere este principio que expresó Jesucristo: “Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todas las cosas son posibles.” (Mat. 19:26) Tenga presente que el Creador del universo tiene una sabiduría y un poder que sobrepasan por mucho, muchísimo, los de cualquier ser humano. El usó estas cualidades para formar un imponente universo de incontables miles de millones de galaxias, cada una con miles de millones de estrellas como nuestro Sol, y todas operando en asombrosa armonía. El también creó todas las formas de vida que hay en la Tierra, que son tan intrincadas y variadas que hasta este mismo día les ha sido vedado a los científicos un entendimiento completo de ellas. Ciertamente no sería gran cosa para tal Creador Todopoderoso el plasmar y regular una sociedad humana que usara esta Tierra y sus recursos para beneficio de todos.
En cuanto a alimento, por ejemplo, note este interesante comentario de Jesús: “Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta.” También, él hizo notar lo siguiente en cuanto al asunto de la ropa: “Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, tampoco hilan; pero les digo que ni aun Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos.”—Mat. 6:26-29.
Esto muestra que el Creador puede proveer con abundancia para su creación terrestre “inferior.” Cuando Su reino gobierne, Dios ciertamente demostrará lo que puede hacer respecto a la humanidad. De hecho, él ha hecho la siguiente promesa: “Y Jehová de los ejércitos ciertamente hará para todos los pueblos, [no solamente para algunos] . . . un banquete de platos con mucho aceite, un banquete de vino mantenido sobre las heces.” (Isa. 25:6) Además, la Biblia dice: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Sal. 72:16) Sí, Dios se ocupará de que bajo la gobernación del Reino ‘la tierra misma ciertamente dé su producto.’—Sal. 67:6.
Esta abundancia tampoco será el producto de trabajo desagradable, agobiador o monótono. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? Bueno, cuando Dios creó al primer hombre y la primera mujer los puso en un paraíso, donde el trabajo era un deleite. (Gén. 2:8, 9, 15; 1:31) Y Jesús prometió que este paraíso perdido sería restaurado bajo la gobernación del reino celestial de Dios. (Luc. 23:43) Por lo tanto, el trabajar cuando esto se efectúe será un placer. Sin duda las destrezas personales, las artes y otras habilidades alcanzarán nuevas alturas o intensidades de expresión, belleza y precisión.
Sin embargo, ¿de qué provecho sería la abundancia económica si las guerras, los disturbios y las revoluciones pudiesen arruinarla después de unos cuantos años, como ha sido el caso bajo la gobernación humana? ¿Cómo podría disfrutarse realmente de las bendiciones materiales si no hubiese seguridad?
VERDADERA SEGURIDAD
Si usted tuviera suficiente poder para eliminar las cosas que causan inseguridad ahora, ¿no lo haría usted? Entonces, ¿esperaría usted que el Dios Todopoderoso hiciera menos que eso cuando estuviera en funciones Su gobernación? No, pues él nos asegura que “está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” (Sal. 46:9) Eso significa que habrá seguridad mundial por primera vez en la historia, a diferencia de hoy día, cuando cualquier paz o seguridad es solo temporánea, pues siempre hay guerras, disturbios, insurrecciones y movimientos semejantes en algún lugar.
El gobierno del reino de Dios no solamente pondrá en vigor la paz mundial. Hará más que eso. Continuará educando a sus súbditos en los caminos de la paz: “El nos instruirá acerca de sus caminos, . . . ni aprenderán más la guerra.” (Isa. 2:3, 4) Con Dios como El Que Impone la Paz y el Instructor, usted puede ver por qué la Biblia dice que bajo la gobernación del Reino la gente ‘verdaderamente hallará su deleite exquisito en la abundancia de paz.’—Sal. 37:11.
El delito y el crimen también echan a perder la seguridad. Hoy día los gobiernos humanos no pueden detener la ola de comportamiento desaforado. Pero cuando la Tierra sea gobernada por un solo gobierno, el de Dios, y rija un conjunto de leyes justas, la delincuencia será eliminada rápidamente. A nadie que desee persistir en violar las leyes justas de Dios se le permitirá estropear la paz de ese nuevo orden. La regla será: “Los malhechores mismos serán cortados, . . . el inicuo ya no será.” (Sal. 37:9, 10) Así que la sociedad humana no tendrá cárceles, ni policía, ni cerraduras en las puertas, ni siquiera miedo. Por lo tanto, la promesa de Dios es que bajo la gobernación de su Reino los vivientes “realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.”—Miq. 4:4.
Sin embargo, ¿no sería una pena el disfrutar de abundancia económica, junto con trabajo deleitable, en condiciones totalmente pacíficas, solo para después enfermar, envejecer y morir?
SALUD Y VIDA RESTAURADAS
Si usted fuera un médico que hubiera descubierto un remedio permanente para toda enfermedad, ¿lo pondría en uso? Se conceden premios Nobel a hombres de la medicina que producen solo una fracción de estos beneficios. Pero sea lo que sea que los médicos puedan hacer para aliviar el dolor, para detener la propagación de la enfermedad, y para añadir unos cuantos años a la posible duración de la vida de uno, permanece en pie el hecho de que inevitable e implacablemente le llega la enfermedad, la vejez y la muerte... a toda persona.
Sin embargo, bajo el reino de Dios no “existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Rev. 21:4; Isa. 33:24) Por medio del poder de Dios se pondrá en contramarcha el entero proceso de enfermar, envejecer y morir, así que habrá una regeneración del cuerpo y la mente. Estas cosas serán restauradas a salud perfecta de tal modo que ‘la carne del hombre se hará más fresca que en su juventud.’ (Job 33:25) Las condiciones serán como las que se describen en Isaías 35:5, 6: “Los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.”
Pero si la gente no enferma, ni envejece, entonces no muere. Y así será. En realidad ninguna persona en sus cabales desea morir. Bajo la gobernación del Reino las personas no tendrán que morir, puesto que la promesa es: “La muerte no será más.” (Rev. 21:4) Por eso “los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”—Sal. 37:29.
Habrá más: Dios, quien creó al hombre de los elementos de la tierra, también puede volver a crearlo. Por esta razón la Biblia dice: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hech. 24:15) De modo que también los muertos a quienes Jehová retenga en su ‘banco de memoria’ (mucho más maravilloso que el de cualquier computadora de hechura humana) serán levantados a la vida de nuevo y recibirán la oportunidad de vivir para siempre en un ambiente de rectitud, en una Tierra paradisíaca. ¡Qué feliz será ese tiempo!
GENTE QUE SE INTERESA
No obstante, aun con todos estos beneficios, la gente no amigable, personas que fueran egoístas y que no se preocuparan por los intereses de uno, podrían echarle a perder la felicidad. Debido a eso la Biblia dice: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y odio junto con él.” (Pro. 15:17) Pero, puesto que Dios hará que las bestias del campo estén en relación amigable con el hombre, ¿hará que haya menos que eso entre los hombres?—Isa. 11:6-9; Eze. 34:25.
La misma educación mundial que enseñará a la gente a ‘no aprender más la guerra’ instruirá a cada uno en ‘amar a su prójimo como a sí mismo.’ (Isa. 2:4; Mat. 22:39) Además, el funcionamiento de la poderosa fuerza activa de Dios, su espíritu santo, en la gente producirá beneficios asombrosos, como sucederá también en el reino animal. El fruto de este espíritu es “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.”—Gál. 5:22, 23.
¡Qué excelente sería que la humanidad tuviera estas cualidades! Y las tendrá, pues el espíritu dominante del Nuevo Orden será el de Dios. Con el funcionamiento de esta fuerza en la gente, y con la eliminación de las pésimas condiciones de hoy día, que hacen de tantas personas individuos rencorosos, entre los seres humanos se desarrollarán relaciones verdaderamente alentadoras y agradables. Entonces, el ambiente social será como se describe a continuación: “¡Miren! ¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos moren juntos en unidad!”—Sal. 133:1.
¿Le atrae la gobernación del Reino? Si le atrae, entonces le aprovechará aprender más acerca de ella. Por ejemplo, ¿precisamente quiénes formarán parte del gobierno celestial de Dios? ¿Qué tiene que hacer cada uno de nosotros para ganar la aprobación de Dios que le permita vivir para siempre en la Tierra? ¿Existe actualmente en la Tierra evidencia de que la gobernación del Reino realmente dé resultados? ¿Ha demostrado alguna vez Dios que él pueda traer a la humanidad beneficios asombrosos como los de curar a los enfermos, resucitar a los muertos o hacer que gente de diferentes razas y nacionalidades puedan estar en verdadera armonía y amor? Y si la gente ha de vivir para siempre bajo el reino de Dios, ¿habrá entonces un problema de exceso de población?
Estas preguntas, y muchas otras, acerca del reino de Dios se contestan en la Biblia. ¿Por qué no pedir a un testigo de Jehová que le ayude a ver dónde comenta la Biblia sobre estos asuntos? Cuando usted haga eso, y aprenda a cabalidad acerca de las grandes bendiciones que le esperan en el futuro, entonces comprenderá por qué Jesús dijo a sus seguidores: “Sigan, pues, buscando primero el reino y [la] justicia [de Dios].”—Mat. 6:33.