Construya para el futuro
“En la casa del justo hay un almacén abundante, pero en el producto del inicuo hay lo dificultoso.”—Pro. 15:6.
1. (a) ¿Cuáles son algunos de los logros del hombre en el campo de la construcción? (b) ¿Significa esto que él verdaderamente aprecia sus logros?
¡EL CONSTRUIR es un placer! A través de los siglos el hombre ha progresado mucho en la construcción, y lo que ahora está haciendo en el campo de las cosas nuevas en verdad es asombroso. El hombre ha construido hogares cómodos, fábricas gigantescas, máquinas automáticas, puentes enormes, rascacielos singulares, naves aéreas conocidas como jets, y no obstante esto no satisface. ¡Hay quienes quieren vivir en el espacio sideral! Pero, ¿aprecia el hombre todos estos logros de construcción, o prefiere el hombre ser un destructor? ¿Cuán a menudo ha tomado usted su diario y leído en los encabezamientos—GUERRA? ¿Cuántas películas ha visto usted, cuántos cuentos ha leído usted, cuántos libros de historia ha estudiado usted en cuanto a la guerra? Sí, usted ha visto la destrucción que el hombre ha acarreado sobre su propia obra. Los hombres gastan miles de millones de dólares y un sinnúmero de horas de trabajo construyendo para su propio disfrute. Luego otros hombres, o quizás aun los constructores mismos, ocasionan la destrucción de sus proyectos. ¿Es esto construir para el futuro?
2. Muestre por qué existe gran preocupación por la situación mundial hoy día.
2 En nada más los últimos cuantos años la guerra ha arrasado a muchas grandes ciudades. Hoy nadie sabe si la ciudad en que vive será arrasada mañana. ¿Qué le pasa al hombre, al constructor? ¿No tiene juicio o razón? ¿Se ha vuelto loco todo el mundo? ¿Dónde hay seguridad? ¡Cuán perturbador es observar a los grandes estadistas del mundo, reunidos en las Naciones Unidas, altercando! Ahora éste, luego aquél, compite por el poder y la dominación mundial. Se ve que aun los grandes sistemas religiosos de la cristiandad no pueden obrar de común acuerdo. Las poderosas organizaciones políticas adentro de las diferentes naciones no están enteramente de acuerdo. El negocio en grande escala se esfuerza egoístamente por asirse del poder en todas partes. Cierto, todos construyen, pero ¿están construyendo solo para destruir? ¿Se rigen por la norma: Gobernar o arruinar? ¡Cuán insensato! Salomón escribió sabiamente: “La mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa, pero la insensata la derriba con sus propias manos.”—Pro. 14:1.
3. (a) ¿Qué solución dio Jesús para la paz? (b) ¿Recurre la cristiandad a esa solución?
3 Jesucristo, el Caudillo del cristianismo, dio la correcta y única solución para la paz y la prosperidad y dijo a sus seguidores que buscaran primero el reino de Dios y su justicia. ¿Busca la cristiandad ese reino hoy día? ¡Ciertamente que no! Su gran esperanza es las Naciones Unidas. Jesús, sin embargo, enseñó a los primeros cristianos a orar: “Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad,” pero el clero de la cristiandad ora por las Naciones Unidas como la única esperanza del hombre. Los líderes del gobierno y de la religión son guías ciegos, como dijo Jesús: “Toda planta que mi Padre celestial no plantó será desarraigada. Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Si, pues, un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:13, 14) Es en el hoyo que se hallaran todos los insensatos en la batalla del Armagedón.
4. ¿Qué necesita este mundo para un futuro seguro, y cómo asegura la Palabra de Dios que habrá tal provisión?
4 Lo que este mundo necesita es alguien que pueda construir y continúe construyendo en el futuro. Ninguno de los gobernantes terrestres ha construido nada duradero durante los pasados seis mil años. ¿Dónde están sus reinos ahora? ¡Considere los cambios desde 1914! Los hechos prueban que el hombre necesita un caudillo justo con sabiduría que quiera hacer la voluntad de Dios, no la del hombre. Con la mayoría de la humanidad hambrienta, careciendo de alojamiento adecuado y no bien educada, se ve que debe haber alguien mejor que cualquiera que hayamos tenido que pueda guiar a la gente. La Palabra de Dios dice que lo hay, en estas palabras de invitación: “Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva, y prestamente concluiré con ustedes un pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles. ¡Miren! Lo he dado como testigo a los grupos nacionales, como caudillo y comandante a los grupos nacionales.” (Isa. 55:3, 4) Ese caudillo es Cristo Jesús el Prometido que puede bendecir y que bendecirá a todas las familias de la Tierra.
CONSTRUYENDO LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
5. ¿Qué trabajo de construcción comenzó Jesús hace 1,900 años?
5 Este, el más sabio de todos los hombres que han pisado esta Tierra dijo: “¿Quién de ustedes que quiera construir una torre no se sienta primero y calcula el gasto, para ver si tiene suficiente para completarla? De otro modo, pudiera colocar los cimientos pero no tener los fondos para terminarla, y todos los espectadores pudieran empezar a ridiculizarlo, diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar pero no tenía los fondos para terminar.’” (Luc. 14:28-30) Jesús comenzó a construir la clase del reino de Dios, la congregación cristiana, hace 1,900 años. (Mat. 16:18) Hoy la está estableciendo en los cielos para gobernar el nuevo mundo junto con él. Para terminar de construir el nuevo mundo de justicia pronto tiene que destruir al Diablo, el dios de este mundo malo, y a su inicuo sistema de cosas en esta Tierra. Entonces vendrá la paradisíaca nueva tierra. Pero ¿qué trabajo de construcción se está haciendo bajo la dirección de Cristo en prueba de esta declaración?
6. (a) ¿Cómo había predicho Moisés la venida de Jesús? (b) Para ayudar a Jesús en su trabajo de construcción, ¿qué hizo Juan el Bautista?
6 Moisés, el profeta de Israel, fue un gran caudillo y el organizador de una nación cuyo Dios fue Jehová. Sin embargo, había uno aun mayor que Moisés. “De hecho, Moisés dijo: ‘Jehová Dios producirá para ustedes de entre sus hermanos un profeta semejante a mí. A él tienen que escuchar conforme a todas las cosas que les hable. Realmente, cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruida de entre el pueblo.’” (Hech. 3:22, 23) Ese fue Cristo Jesús. Moisés había guiado y sacado a una organización de millones de personas de la tierra de Egipto. Dios había preparado a este pueblo y había formado una nación de él y luego asignó a Moisés para ser su caudillo y medianero. Pero cuando Jesús vino a la Tierra tuvo que comenzar a construir una nueva organización. Fue enviado a las ovejas perdidas de Israel. Les predicó que el reino de los cielos se había acercado. Antes de que él comenzara a predicar, su precursor Juan el Bautista había alistado “para Jehová un pueblo preparado.” (Luc. 1:17) Jesucristo había de guiar a este pueblo para comenzar a construir una nueva organización. Cuando comenzó su ministerio cristiano se dirigió a Juan el Bautista. Juan dirigió sus seguidores a Jesús. Jesús tenía que construir algo nuevo, porque lo antiguo solo fue un cuadro o una sombra de lo nuevo. Jesús, había de construir una casa espiritual con los que tenían fe en el Dios verdadero. Tenía una gran tarea. ¿La lograría con buen éxito? El buen éxito significaba vida para los hombres y las mujeres de fe.
7. (a) ¿Qué pasos dio Jesús para congregar gente a su alrededor? (b) ¿Cómo cumplió esto Miqueas 2:12?
7 La vida es interesante y ha de disfrutarse. Es de la vida que el hombre quiere asirse. Sin la vida el hombre no puede hacer nada. Ahora había de abrírsele el camino hacia la vida eterna al género humano por medio de Cristo Jesús, porque Dios dio a su Hijo “para que todo aquel que ejerza fe en él no sea destruido sino tenga vida eterna.” (Juan 3:16) Fue este Hijo de Dios quien dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6) Jesús realmente abrió el camino a la vida para todos los seguidores fieles. Llamó a doce, los instruyó y los envió a predicar exactamente como él predicaba. Congregó a su alrededor a hombres que amaban la verdad y la justicia, y con éstos comenzó a construir una nueva organización. Hubo un número pequeño, o un resto, de los judíos en los días de Jesús, personas amantes de la justicia, que aceptó el camino de Dios para conseguir vida eterna. Mucho antes de eso Miqueas, como vocero de Dios, escribió: “Sin falta recogeré a los que queden de Israel. En unidad los pondré, cual manada en el aprisco, cual hato en medio de su pasto; serán ruidosos a causa de los hombres.” (Miq. 2:12) Jesucristo, un buen pastor, recogió a los hombres de fe y de sabiduría y los reunió “cual manada en el aprisco.” Allí estarían seguros, bajo la guía del Maestro, y especialmente bajo la protección de su Dios, Jehová. Habiéndolos congregado, podía instruirlos aquí y alimentarlos con alimento espiritual, edificándolos para que salieran al mundo y fueran ministros y no obstante estuvieran en unidad o juntos cual hato en un pasto o manada en un aprisco. Siempre serían una sola manada sin importar dónde estuviera cada individuo.
UNA ORGANIZACIÓN UNIFICADA Y DURADERA
8, 9. (a) ¿Qué preguntas en cuanto al trabajo de construcción de Jesús pudieran surgir debido al hecho de que él murió? (b) ¿Qué le sucedió a su trabajo de construcción?
8 Jesús terminó su trabajo terrestre. Murió en el madero de tormento a manos de los que se opusieron al reino de Dios, tanto los gobernantes religiosos como los políticos. Al tercer día después de su muerte fue levantado de entre los muertos por el poder de Jehová como una criatura celestial inmortal. ¿Qué les sucedería a los de esta nueva organización que él había construido alrededor de él mismo? Se les había invitado a entrar en un nuevo pacto. Serían los primeros de una manada pequeña de la cual Jesús dijo: “No teman, manada pequeña porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32) ¿Permanecerían juntos ahora, por decirlo así, en un aprisco, sintiendo la misma seguridad que sintieron cuando Cristo Jesús estuvo con ellos? ¿Continuarían construyendo lo que Jesús había comenzado?
9 Los hechos muestran que en el Pentecostés estos mismos seguidores fieles de Cristo Jesús todavía estaban juntos, y luego espíritu santo de Dios descendió sobre ellos y “comenzaron a hablar en diferentes lenguas”; y de allí en adelante la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios cobró nuevo ímpetu. En esa ocasión Pedro hablo a una grande muchedumbre de personas, y el historiador dice: “Los que abrazaron su palabra sinceramente fueron bautizados, y en ese día cerca de tres mil almas fueron añadidas.” (Hech. 2:41) Ahora, ¿qué hicieron estos judíos recién convertidos cuando se dedicaron a este camino cristiano de adorar a Dios? “Continuaron dedicándose a la enseñanza de los apóstoles y a asociarse.” (Hech. 2:42) He aquí la congregación de Dios, el nuevo Israel espiritual, siendo edificado y entrenado para trabajo más grande.
10. ¿Cómo mostró Pablo que estaba siguiendo a Jesús en llevar a cabo el trabajo de construcción, y a quién dio crédito por los nuevos agregados a la congregación, al edificio de Dios?
10 Pablo, un agresivo apóstol de Jesucristo, fue un gran constructor también, y un seguidor fiel y verdadero de su Maestro. Juntaba a los que dedicaban su vida al servicio de Jehová y los organizaba en congregaciones. Fue él quien dijo: “Conforme a la bondad inmerecida de Dios que me fue dada, como sabio director de obras coloqué un fundamento, pero algún otro está edificando sobre él. Pero que cada uno siga cuidando cómo está edificando sobre él. Porque nadie puede colocar ningún otro fundamento que no sea el que está colocado, el cual es Jesucristo.” (1 Cor. 3:10, 11) Pablo construyó para el futuro, pero siempre sobre la roca verdadera Jesucristo. Él sabía que estaba edificando cristianos nuevos en la estructura de la organización cristiana, la organización teocrática de Jehová. No estaba tratando de edificar una secta con él mismo como fundamento. Eso causaría división y sería mal ejemplo. Por eso dijo a los corintios: “¿Qué, entonces, es Apolos? Sí, ¿qué es Pablo? Ministros por medio de quienes ustedes llegaron a ser creyentes, así como el Señor concedió a cada uno. Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer. Ahora el que planta y el que riega son uno, pero cada persona recibirá su propia recompensa según su propio trabajo. Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación, el edificio de Dios.”—1 Cor. 3:5-9.
11. ¿Qué responsabilidad vino sobre cada miembro agregado a la congregación?
11 Pablo tuvo la perspectiva correcta de lo que significaba ser cristiano en la congregación de Dios. La entera congregación de israelitas espirituales era de Dios. La gran obra de recogimiento que se efectuaría después de morir Jesús en el madero de tormento había de ser para gloria de Dios. Los israelitas espirituales fueron admitidos en el nuevo pacto y comisionados a predicar el reino de Dios por todas partes. Por lo tanto, hicieron discípulos de gente de todas las naciones, y estas personas de todos los grupos nacionales se estaban bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo. En otro tiempo Jesús había sido embajador especial de Jehová aquí sobre la Tierra, pero ahora todos estos cristianos recién dedicados tenían que ser embajadores. Por eso Pablo enfáticamente dijo a los corintios: “Somos por lo tanto embajadores sustituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo suplica mediante nosotros. Como sustitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’” (2 Cor. 5:20) ¡La obra de reconciliación tenía que proseguir! En vez de que Cristo predicara, todos sus seguidores fieles tenían que ministrar, cada uno siendo un embajador sustituyendo por Cristo. No solo los superintendentes nombrados de las muchas congregaciones, sino todos los otros asociados con los apóstoles y siervos ministeriales eran tales sustitutos.
12. ¿Quiénes constituyen la casa espiritual de Dios, y cómo siguen siendo parte del edificio de Dios?
12 Pedro convino con Pablo en cuanto a la organización. Solo podía haber una organización y ésa tenía que estar edificada sobre Cristo y ser “edificio de Dios.” Cada individuo creyente engendrado por espíritu santo de Dios entra en la organización de Jehová como una piedra viva. Cada uno llega a ser parte de la “casa espiritual” de Dios. Pablo la llamó “edificio de Dios.” Cristo Jesús, por supuesto, fue la primera “piedra viva” verdadera de este nuevo edificio o “casa espiritual.” Pedro dijo: “Viniendo a él como a una piedra viva, desechada, es verdad, por los hombres, pero escogida, preciosa, para con Dios, ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para servir el propósito de un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios mediante Jesucristo.” (1 Ped. 2:4, 5) Pedro, Pablo y todos los otros apóstoles, junto con millares de otros que constituyeron la iglesia cristiana del primer siglo, predicaron para “ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios,” y realmente probaron ser piedras vivas en el edificio de Dios, su una sola congregación. Todos estos cristianos juntos constituyen el edificio de Dios, y ellos siguieron construyendo para el futuro. Su determinación fue permanecer en esta “casa espiritual” y nunca ser rechazados. Solo hay una manera de permanecer en ella: Ser fiel en hacer la voluntad de Jehová. Una manera de probarse fiel es seguir la admonición de Jesús: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, . . . enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:19, 20.
13. ¿Qué siempre ha mantenido unido al edificio de Dios?
13 La iglesia primitiva se mantuvo en unidad porque cada uno tenía el espíritu de Jehová, y cifraba su confianza en la Palabra escrita de Dios. El espíritu de Dios y Su Palabra hicieron de esta congregación cristiana, una unidad sólida, el “edificio de Dios” o “casa espiritual.” Pedro, cuando se dirigió a los cristianos, mostró la importancia de las Santas Escrituras. Él dijo: “Si alguno habla, hable como si fueran las declaraciones formales sagradas de Dios; si alguno ministra, ministre como dependiendo de la fuerza que Dios suple; para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo.” (1 Ped. 4:11) Desde ese día hasta éste la admonición bíblica es igual: use las Santas Escrituras; hable las “declaraciones formales sagradas de Dios.” El recogimiento final de los que constituyen la “casa espiritual” de Dios está efectuándose ahora en estos últimos días. Las Escrituras muestran que todavía hay un resto de esta “casa espiritual” en la Tierra y que todavía está haciendo la gran obra que Cristo Jesús comenzó. Está en unidad. Como en los días de Jesús, así hoy Jehová dice por medio de su profeta: “En unidad los pondré, cual manada en el aprisco, cual hato en medio de su pasto; serán ruidosos a causa de los hombres.” (Miq. 2:12) Los testigos de Jehová pueden ser oídos en todo el mundo, en todas las naciones, sin embargo se oyen como una sola voz, declarando las buenas nuevas del reino de Dios.
CONSTRUYENDO CON LA CONGREGACIÓN CRISTIANA
14. ¿Quiénes se están uniendo en grandes números ahora al edificio espiritual de Dios, y por qué?
14 Siendo congregada con esta “manada pequeña” hoy hallamos una grande muchedumbre de personas cristianas que están haciendo el mismo trabajo gozoso. ¿A qué se debe esto? A que hoy centenares de miles de personas están hallando la verdad en la Palabra de Dios y están dedicando su vida al servicio de Dios. Entran en la organización de Dios con el resto de la “manada pequeña” para hallar un lugar de seguridad, “cual manada en el aprisco.” Ahí hallan paz y seguridad de todo lo que las ha perturbado afuera. Al estudiar las Escrituras, disciernen que estarán a salvo de la ira de Jehová si buscan a Jehová y se colocan bajo el gobierno del Reino. Han escuchado las palabras de Jehová: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la Tierra, que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen la justicia, busquen la mansedumbre. Probablemente sean escondidos en el día de la ira de Jehová.” (Sof. 2:3) Los de esta grande muchedumbre creen esto y ya se sienten seguros en la fuerte organización cristiana; y eso satisface mucho. Se complacen en asociarse con la congregación de testigos de Jehová, porque han entrado en la congregación de Dios.
15. ¿Qué hacen tanto la “manada pequeña del edificio de Dios como la “grande muchedumbre” para mantenerse cerca de Jehová y para seguir edificando sobre el fundamento correcto?
15 En las más de 20,000 congregaciones del pueblo de Dios a través del mundo vemos al resto de la “manada pequeña” y a esta grande muchedumbre demostrar que creen plenamente las palabras de Pablo en cuanto a las reuniones de congregación cuando dijo: “Considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras correctas, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto mas al ver que el día se acerca.” (Heb. 10:24, 25) Estos cristianos saben que las reuniones de congregación son edificantes. Aquí el cristiano es fortalecido. Ve a la organización y ve cómo funciona. Ve cómo se mantiene unida mediante el amor, el amor a Jehová Dios y el amor a sus hermanos. Además, cada individuo en la congregación de Dios tiene la oportunidad de expresarse para incitar a otros al amor y a las obras correctas. Sí, cada uno puede mantenerse ocupado predicando las buenas nuevas del Reino. Este espíritu de proclamar las buenas nuevas está difundido en la entera organización. Todo junto este gran cuerpo de testigos de Jehová construye para el futuro. En su vida diaria muestran que buscan la mansedumbre y la justicia, y al permanecer juntos en la organización cristiana serán escondidos en el día de la ira de Jehová durante la batalla del gran día de Dios el Todopoderoso.
16. Muestre el significado de Isaías 2:2-4 en nuestro día.
16 Los de la “grande muchedumbre” se ven a sí mismos en la profecía de Isaías: “Debe suceder en la parte final de los días . . . la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será levantada por encima de los collados, y a ella deben fluir todas las naciones. Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob, y él nos instruirá acerca de sus caminos y nosotros andaremos en sus senderos.’ Porque de Sión saldrá la ley, y la palabra de Jehová de Jerusalén. Y él ciertamente hará juicio entre las naciones y corregirá los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”—Isa. 2:2-4.
17, 18. ¿Cómo mantiene su seguridad todo el que está conectado con el edificio de Dios?
17 Los que ‘suben a la montaña de Jehová’ tienen que apartarse de este viejo mundo y de su injusticia y venir a la casa de Jehová y vivir juntos en unidad, “cual manada en el aprisco.” Ahora se regocijarán porque han desechado la “ira, enojo, injuria, habla insultante y habla obscena,” de su boca. (Col. 3:8, 9) Habiendo construido para el futuro serán instruidos en Sus caminos y andarán en Sus senderos, y así disfrutarán de seguridad.
18 ¿Cómo puede uno mantener esta seguridad? ¿Simplemente estando asociado con la organización de los testigos de Jehová? No, cada individuo tiene que construir de una manera específica. La fuerza de la organización viene en conformidad con la fuerza de cada cristiano dedicado. La congregación permanece fuerte y dedicada a su trabajo en conformidad con los individuos que constituyen esa organización o estructura. La congregación cristiana de Dios se desmoronaría si no hubiese unidad de pensamiento y acción por parte de todos los miembros. Individualmente cada persona en la congregación de Jehová tiene que poner cuidadosa atención a sí misma y construir de la manera correcta. Tiene que prestar atención a las palabras de Pablo cuando dijo: “El fruto del espíritu es amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Como cristiano, ¿le interesa a usted poseer estas cualidades? En tal caso, no solo es menester que como individuo permanezca usted en asociación con la congregación de Jehová Dios, sino que tiene que efectuarse edificación en su propio corazón y mente. Le es absolutamente necesario producir estas cualidades o frutos además de ser usted parte de la congregación de Dios. Pruebe que usted es cristiano produciendo el fruto del espíritu.