Extrayendo ánimo de la Palabra de Dios
“Podemos tener buen ánimo y decir: ‘Jehová es mi ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?’”—Heb. 13:6.
1. ¿Qué circunstancias han llenado de gran temor el corazón de los hombres, y ante ellas quiénes únicamente pueden mostrarse animosos?
¿QUIÉN puede ser de buen ánimo en un mundo como éste—un mundo que está saturado de temor? Nunca antes en la historia del hombre ha habido más fuerzas obrando juntas para infundir temor en el corazón de los hombres. El temor de la guerra ha dado lugar a la más frenética carrera de armas en la historia de la raza humana. Año tras año la proporción de crímenes asciende, aumentando la ansiedad. Con frecuencia alarmante, los terremotos hacen que los hogares de los hombres caigan estrepitosamente sobre ellos, habiendo matado a 180,000 personas de un solo golpe en la China en 1920, a más de 12,000 en Irán en 1962, y matando a millares más cada año en otros lugares. La sequía, las plagas de langostas y las tormentas arruinan siembras, lo cual resulta en graves escaseces de alimento. La enfermedad, también, continúa causando un terrible número de víctimas—no solo enfermedades como el cáncer y el paludismo, sino también las causadas por la codicia de los hombres, la cual resulta, por ejemplo, en el nacimiento de millares de niños deformes debido al uso de drogas perjudiciales. En un mundo tan plagado de causas de temor como éste, ¿quién tiene razones sólidas para tener ánimo? Solo los que pueden decir: “Jehová es mi ayudante.”—Heb. 13:6.
2. ¿Qué otras situaciones a menudo exigen ánimo, y adónde debería dirigirse uno para conseguir guía en tales ocasiones?
2 Debe tenerse presente que las circunstancias que exigen ánimo no son solo las que crean los encabezamientos noticiosos. A veces son las mismísimas tragedias personales de las cuales pocos más que los afectados pueden estar conscientes. Estas cosas a menudo golpean más duro en la vida de la persona envuelta que la amenaza de guerra nuclear. Para enfrentarse a estos problemas animosamente y con buen éxito, la persona tiene que acudir a Dios y dirigirse a su Palabra para conseguir guía.—Sal. 46:1, 2; 119:105-112.
3. ¿Por qué se requiere ánimo en particular de los cristianos?
3 De manera sobresaliente se requiere ánimo de todos los que se esfuerzan por vivir con devoción piadosa como seguidores de Jesucristo. Con firme determinación tienen que rechazar las presiones que absorben al individuo en el remolino del materialismo y la sensualidad que caracteriza a los caminos del mundo. Como imitadores de Cristo, tienen que ser testigos intrépidos de Jehová Dios. No deben temer poner de manifiesto la falsedad y defender la verdad de la Palabra de Dios, sin importar cuán impopular sea ésta. Por su integridad a Dios tal vez se les eche a la cárcel, se les obligue a salir de su empleo o se les deporte del país donde residen. De esto pueden estar seguros: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos.” (2 Tim. 3:12) ¿De dónde proviene el ánimo para hacer frente resueltamente a tal presión? Es posesión de los que tienen fe que está arraigada en la Palabra de Dios.
ÁNIMO POR CONOCER LA GRANDEZA DE DIOS
4. ¿Cómo se define el ánimo cristiano, y sobre qué está fundado?
4 Aunque es cierto que el ánimo es fortaleza interna, el ánimo cristiano no es confianza en uno mismo. No es el resultado de acudir a uno mismo. Más bien, éste resulta de confiar en Dios, y en un conocimiento de él está la clave de esta fortaleza. Por lo tanto, para conseguir ánimo, tenemos que acudir a la Biblia, porque de esta fuente es que aprendemos en cuanto a Jehová y sus cualidades incomparables, y esta Palabra de Dios es la que graba en nuestra mente su grandeza. Al hablarnos de Sus obras ella nos aclara que él es “el Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él.” Al contar Sus hechos en conexión con sus siervos, ella nos muestra que él es “el Altísimo sobre toda la tierra,” que él es “Dios Todopoderoso.” “Jehová es en verdad Dios. Él es el Dios viviente.” El escucha la súplica de sus siervos, y su mano “no se ha acortado demasiado de modo que no pueda salvar, ni su oído se ha hecho demasiado tardo de modo que no pueda escuchar.” Los adoradores de tal Dios tienen toda razón para ser animosos.—Hech. 17:24; Sal. 83:18; Éxo. 6:3; Jer. 10:10; Isa. 59:1.
5. Como el salmista, ¿tras qué práctica que fortalece el ánimo debemos seguir?
5 Puesto que el conocimiento acertado de la Palabra de Dios es un factor principal para tener ánimo, nos conviene grabarlo firmemente en nuestro corazón y mente. Haga usted como el salmista que dijo: “Recordaré las prácticas de Jah; pues recordaré tu maravilloso obrar de hace mucho tiempo. Y ciertamente meditaré en toda tu actividad, y en tus tratos me interesaré.” (Sal. 77:11, 12) Emplee algún tiempo cada día leyendo la Biblia, meditando en ella y considerándola con otros. Espáciese en las actividades de Jehová en vez de interesarse principalmente en las contiendas de los gobernantes de este mundo. El dar atención así a la Palabra de Dios, aumentando de esa manera en amor a Dios, disipa el temor a los orgullosos opresores de entre la humanidad, ya sean hombres en el poder que arrogantemente se esfuercen por eliminar la adoración verdadera o naciones que estén almacenando armas para guerra nuclear.—1 Juan 4:18.
6, 7. ¿Por qué no se hacen pusilánimes los testigos de Jehová aun cuando naciones poderosas amenazan exterminarlos?
6 Los que son adoradores dedicados de Jehová no se hacen pusilánimes aun cuando las naciones que están armadas hasta los dientes amenazan exterminarlos. Aunque los cristianos ‘no guerrean según lo que son en la carne’ y ‘las armas de su guerrear no son carnales,’ esto no significa que las naciones tienen libertad de acción para extinguir la vida del pueblo de Dios y poner fin a la adoración correcta. (2 Cor. 10:3, 4) Jehová está con los de su pueblo, y ellos confían en él. Por su Palabra escrita lo conocen como Aquel que en los días del rey Josafat de Judá libró a su pueblo de las fuerzas combinadas de Moab, Ammón y la tierra de Edom. En aquella ocasión él dijo al pueblo de Judá y a los habitantes de Jerusalén: “No se atemoricen ni se aterren a causa de esta grande multitud; porque no es de ustedes la batalla, sino de Dios. . . . No tendrán que pelear en esta ocasión. Tomen su posición, quédense quietos y vean la salvación de Jehová a favor de ustedes.”—2 Cró. 20:15-17; Sal. 34:7.
7 Otra vez, fue en los días de Ezequías que el rey de Asiria, gobernante del más poderoso gobierno entre los hombres en aquel tiempo, después de una campaña próspera a través de partes de Palestina, volvió su máquina bélica contra Jerusalén. Confiado de vencer aquí también, su comandante militar Rabsaces se mofó de Ezequías: “¿Qué es esta confianza en la cual has confiado?” (Isa. 36:4) Ezequías mostró cuál era la confianza en la que confiaban al subir a la casa de Jehová a orar y al avisar al profeta de Jehová, Isaías. El desafío del monarca asirio era, no solo contra Ezequías y su pueblo, sino contra Jehová Dios. Por causa de su propio nombre Dios actuó, y a los ejércitos invasores ni siquiera se les permitió erigir sus terraplenes para sitiar, contra la ciudad, ni disparar una sola flecha allí. En una sola noche el ángel de ejecución enviado por Jehová destruyó a 185,000 de la hueste asiria y envió tambaleando de regreso al rey en derrota hasta Nínive, donde encontró su propia muerte mientras adoraba a su dios ídolo. Así mismo en este siglo veinte, cuando el poderoso gobierno dictatorial de la Alemania nazi amenazó eliminar a los testigos de Jehová, fue frustrado en sus esfuerzos. Jehová, quien en todos estos casos libró a sus siervos, es Aquél concerniente a quien el gobernante mundial Nabucodonosor, humillado por El, se vio él mismo obligado a decir: “Él está haciendo según su propia voluntad entre el ejército de los cielos y los habitantes de la tierra. Y no existe nadie que pueda detenerle la mano ni que pueda decirle: ‘¿Qué has estado haciendo?’” (Dan. 4:35) Pronto en la guerra universal del Armagedón él eliminará completamente a los que se oponen a él y que oprimen a su pueblo, pero aun ahora no permite que ellos frustren su propósito. Los que le adoran tienen buena razón para estar animosos. Morando bajo su cuidado amoroso, pueden decir con el salmista: “Jehová está de parte mía; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre terrestre?”—Sal. 118:6.
LIBERACIÓN PREDICHA
8. Cuando los israelitas estuvieron cautivos en Babilonia, ¿cómo pudieron extraer ánimo de la Palabra escrita de Dios?
8 No mucho tiempo después de proveer para Jerusalén liberación de las fuerzas militares de Senaquerib, Jehová había registrado en su Palabra ánimo que su pueblo necesitaría en una ocasión posterior. “‘Consuelen, consuelen a mi pueblo,’ dice el Dios de ustedes. ‘Hablen al corazón de Jerusalén y pónganle de manifiesto que su servicio militar ha sido cumplido, que su error ha sido pagado por completo. Pues de la mano de Jehová ha recibido una cantidad plena por todos los pecados de ella.’” (Isa. 40:1, 2) Sí, por hacerse apóstatas y andar en las pisadas de la infiel Samaria, que Jehová entregó en las manos de Asiria, los habitantes de Judá y de Jerusalén fueron llevados al destierro en 607 a. de J.C. para servir bajo amos babilónicos. Pero, ¡qué consuelo fue para ellos cuando en el año septuagésimo de la desolación de Jerusalén aquellos israelitas comprendieron por la Palabra escrita de Dios mediante sus profetas Isaías y Jeremías que el tiempo para la liberación se había acercado! ¡Podían cobrar ánimo!—Dan. 9:1,2.
9. ¿Por qué el largo viaje de regreso a Jerusalén no fue razón para que ellos se desanimaran?
9 Es verdad que les esperaba un largo viaje de regreso a Jerusalén, pero, ¿frustraría esto el cumplimiento de la promesa de su Dios? “¡Escuchen! Alguien está clamando en el desierto: ‘¡Limpien el camino de Jehová! Enderecen la calzada para nuestro Dios a través del llano desértico. Y la gloria de Jehová ciertamente será revelada, y toda carne lo verá juntamente, porque la misma boca de Jehová lo ha hablado.’” (Isa. 40:3, 5) Dios mismo se encargaría de que los obstáculos fueran removidos. Conduciría invisiblemente su regreso, así como los había conducido fuera de Egipto, pues por medio de esta restauración del pueblo de su nombre la gloria de Jehová sería puesta de manifiesto delante de todas las naciones.
10. ¿Qué clase de promesa no habría sido razón sólida para ánimo, pero qué hizo a la esperanza que abrigaban los cautivos judíos una esperanza mejor?
10 Esta no era ninguna promesa vana de algún caudillo nacionalista entre los judíos que esperaban romper el yugo babilónico. No era en tal ardid que podían hallar razón para tener ánimo. Sabían bien que uno de los escritores inspirados de los Salmos los había amonestado contra el acudir a hombres terrestres para su liberación, porque los hombres perecen; se secan exactamente como la hierba. “Pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido.” (Isa. 40:8) “Feliz es el que tiene al Dios de Jacob como ayuda suya, cuya esperanza está en Jehová su Dios.” (Sal. 146:3-10) En cumplimiento de su palabra, como un pastor amoroso junta a sus ovejas, así Jehová juntó a su pueblo en Jerusalén para reconstruir su templo de adoración, en 537 a. de J.C. La confianza que basaron en las promesas de la Palabra escrita de Dios no estuvo mal colocada.
“LEVANTEN LOS OJOS MUY ALTO”
11. Mediante el profeta Isaías, ¿qué hechos en cuanto a sus obras creativas trajo Jehová a la atención de su pueblo, y por qué?
11 Cuando predijo mediante Isaías esta liberación que efectuaría a favor de los de su pueblo, Jehová pasó a llamar la atención de ellos a sus obras creativas. Los instó a observar aquí evidencia de su poder omnipotente y a ver en ello razón para tener confianza en que él sostendría a los que esperaban en él. Aclaró que para él los mares son algo que ha de medirse en el hueco de su mano; los cielos los mide como la distancia entre sus dedos extendidos, y todas las naciones son solo como la película de polvo sobre una báscula. Pero, ¿puede el hombre controlar los poderosos mares? ¿Ha podido siquiera ver los límites de la creación, sin decir nada de medir las distancias hasta los remotos cuerpos celestes con certeza? Entonces, ¿qué razón sólida podría haber para que los que esperan en Jehová teman lo que los hombres puedan hacer? ¡Ninguna en absoluto!—Isa. 40:12-17.
12, 13. ¿Cómo nos impresiona una comparación de las obras creativas de Dios con los logros de los hombres?
12 Vea los cuerpos celestes y considere lo que significa su existencia: “Levanten los ojos muy alto y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es Aquel que está produciendo el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre. Debido a la abundancia de energía dinámica, él también siendo vigoroso en poder, ninguna de ellas falta.” (Isa. 40:26) Es bueno tener presente esto en este tiempo cuando los hombres están haciendo alarde de sus logros científicos. Se jactan de haber puesto en órbita alrededor de la Tierra naves espaciales tripuladas. Están orgullosos de haber enviado vehículos espaciales de investigación hacia el Sol, la Luna y los planetas Venus y Marte. Pero, ¿significan estas proezas que al hombre es ahora al que tenemos que acudir para conservación? ¡Seguramente que no!
13 La Luna ha estado en órbita desde mucho antes que los hombres principiaran sus programas espaciales, y no es la clase de satélite que se quema después de unos cuantos meses. Pero, ella solo es uno de estos cuerpos celestes, ninguno de los cuales fue puesto allí por los hombres. Pues, la Tierra misma es una nave espacial, y una nave con carga viviente. En vez de solo un pasajero humano, tiene tres mil millones y un sinnúmero de animales, y no están todos envueltos en trajes espaciales para sobrevivir. Prescindiendo de cuán grandes parezcan las obras de los hombres a la vista de los hombres, llegan a ser completamente patéticas cuando se consideran junto a la obra de las manos de Dios. Los hombres quizás tengan bombas de hidrógeno y proyectiles en sus arsenales, pero Jehová Dios puede soltar terremotos equivalentes a miles de bombas de hidrógeno, y desatar tormentas de granizo que ellos no pueden contrarrestar. Aun con una nevada suave él puede inmovilizar sus operaciones. (Jos. 10:11; Job 38:22, 23) Los logros científicos de las naciones no los capacitarán a evitar el ser llamados a cuentas por la sangre que han derramado sobre esta Tierra. A causa de eso todos los amadores de la justicia pueden cobrar ánimo.—Amós 9:1-3; Eze. 38:22.
14. Aunque Jehová es todopoderoso, ¿por qué no es fácil el que un individuo sea contado entre Sus adoradores en este tiempo?
14 No obstante, el hecho de que Jehová es todopoderoso no significa que las cosas son fáciles para los que le adoran como cristianos verdaderos. Como Jesús dijo a sus seguidores: “Les echarán mano a ustedes y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y prisiones, siendo llevados ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. . . . Además, serán entregados hasta por padres y hermanos y parientes y amigos, y a algunos de ustedes los harán morir; y serán objetos de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre.” (Luc. 21:12-17) No obstante, esta perspectiva no hace que los que han cifrado su confianza en Dios se desanimen. ¿Por qué no?
15. Ante la persecución oficial, ¿cómo ayudan las Escrituras a los cristianos a mantener ánimo?
15 Extraen ánimo de las Escrituras, las cuales los ayudan a considerar el asunto en la perspectiva apropiada, asegurándoles: “Hay Uno que mora por encima del círculo de la tierra, los moradores de la cual son como saltamontes, Aquel que está extendiendo los cielos exactamente como una gasa fina, que los despliega como una tienda en la cual morar, Aquel que está reduciendo a nada a los funcionarios encumbrados, que ha hecho a los mismísimos jueces de la tierra como una simple irrealidad.” (Isa. 40:22, 23) De modo que quizás ciertos gobernantes sí proscriban la adoración verdadera. Tal vez declaren que es contra la ley el predicar a personas de otra religión. Tal vez se apoderen de los hijos de padres cristianos y les den una transfusión de sangre porque esos padres rehúsan aprobar una violación de la ley de Dios, y tal vez no den oídos a las súplicas de aquellos padres por justicia. Pero Jehová Dios tiene un punto de vista diferente sobre ello. A él no se le escapa de la atención lo que sucede, y él revocará los decretos injustos de estos hombres que abusan de su autoridad. Entonces aquellos a quienes el mundo ha juzgado incompetentes Dios los escogerá para que sean los que vivan para siempre en su nuevo mundo, porque ellos esperaron en él.
ESCUCHANDO A DIOS
16. ¿Qué clase de personas son las que encuentran causa para ánimo cuando estudian la Palabra de Dios?
16 Ciertamente, entonces, les conviene a todos los hombres escuchar lo que Dios dice. No podemos esperar que él apruebe nuestro derrotero si no damos oídos a su consejo; él no se complace tampoco con aquellos cuyos labios afirman amor a Dios pero cuyo corazón está alejado de él. Las Escrituras no ofrecen razón para ánimo a personas de esa clase. Los que hallan causa para ánimo cuando estudian la Palabra de Dios son aquellos cuya actitud es semejante a la del salmista que escribió: “Instrúyeme, oh Jehová, en el camino de tus reglamentos, para que lo observe hasta el último. Hazme entender, para que observe tu ley y para que pueda guardarla con todo el corazón. Hazme andar en la senda de tus mandamientos, pues en ella me he deleitado.” (Sal. 119:33-35) Los que así son impulsados por amor a Dios y sus caminos justos son los que tienen razones sólidas para estar animosos. No solo son animosos ante la oposición, sino que tienen el ánimo necesario para poner en orden su vida en armonía con las elevadas normas morales promulgadas por Dios.
17. ¿De qué manera se necesita ánimo para permanecer limpio moralmente, y cómo puede fortalecerse ese ánimo?
17 Se necesita ánimo para hacer eso, porque aun cuando el individuo ejerza cuidado para evitar asociaciones malas, todavía tiene que tratar con gente inmoral. Quizás sean personas con quienes esté empleado seglarmente, vecinos o condiscípulos en la escuela. No es fácil el rehusar acompañar a la muchedumbre. Pero Jesús dijo que sus seguidores no son parte del mundo. (Juan 17:11-14) Deben estar alerta. No se atreven a bajar su guardia o descuidar su vigilancia por medio de alimentar su mente con literatura inmoral y entretenimiento lascivo de este mundo enloquecido por el sexo. Animosamente deben mostrar su odio a lo que es malo y su amor a lo que es correcto. El deleitarse en los mandamientos de Jehová, haciéndolos nuestra meditación, nos fortalece contra la conducta inmoral del mundo; y el mantener presente siempre que “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” fortalece más esa determinación de hacer lo que es correcto.—Heb. 4:13.
18. ¿Cuál es el derrotero cristiano ante las prácticas comerciales faltas de honradez?
18 Por supuesto, hay hombres que carecen de tal conocimiento agudo de su responsabilidad para con Dios y que, no obstante, tienen cierto sentido de decencia. Viven lo que consideran ser vidas morales, pero cuando el adherirse a las elevadas normas morales parece ponerlos en desventaja a menudo les falta el ánimo para hacer lo que ellos saben que es correcto. Por ejemplo, cuando hallan su seguridad económica amenazada por prácticas faltas de honradez de los competidores comerciales mundanos, quizás crean que la única manera de manejar la situación es adoptando los métodos de éstos, a pesar de que les tienen aversión. O quizás concluyan que, si su patrón exige que ellos traten con falta de honradez a sus clientes, no les queda más remedio que hacerlo. No sucede así con el cristiano verdadero. Él no se deja vencer por las prácticas malas del mundo. No se hace envidioso de los que hacen injusticia. El cree como creyó David, que temía a Dios: “Mejor es lo poco del justo que la abundancia de los muchos inicuos. Pues los mismísimo brazos de los inicuos serán rotos, pero Jehová estará sosteniendo a los justos. Jehová está consciente de los días de los intachables, y la mismísima herencia de ellos continuará aun hasta tiempo indefinido.” (Sal. 37:16-18; 119:36) A causa de fe fuerte en Dios, son animosos. No se hacen pusilánimes a causa de ansiedad por lo que comerán o beberán o por la ropa que se pondrán. Saben que si siguen buscando primero el reino de Dios y su justicia, Jehová Dios se encargará de que las otras cosas sean añadidas. Extraen ánimo de la Palabra de Dios.—Sal. 37:1-4, 27, 34; Mat. 6:31-33.
19, 20. ¿Cómo es que el conocimiento de la Palabra de Dios lo capacita a uno a evitar el transigir en cuanto a su fe cristiana aun cuando se enfrente a la amenaza de muerte?
19 Esa Palabra escrita puede quitar los temores supersticiosos y de ignorancia que han hecho que muchos hombres caigan en cautiverio calamitoso. De sus páginas la persona puede aprender el origen de la vida y el significado de la muerte. Pero, ¡cuántas personas, porque no han escuchado la Palabra de Dios y no saben lo que él dice acerca de la muerte y la vida futura, demuestran ellas mismas ser de la clase que el Diablo describió cuando dijo a Dios: “Piel a favor de piel, y todo lo que el hombre tenga lo dará a favor de su alma. . . . extiende tu mano, por favor, y toca hasta su hueso y su carne y ve si no te maldice en tu mismísima cara”! (Job 2:4, 5) Job no fue de esa clase de personas, pero muchos lo son. Lo dan todo en cambio por su vida. Pierden la virtud, la honradez y una conciencia limpia a fin de impedir la muerte. Están dispuestos a vivir una mentira, afirmando sostener ideologías que odian y haciendo actos viles en contra de su voluntad, a fin de apaciguar a los que están en el poder. Por temor de la muerte están en esclavitud durante toda su vida.—Heb. 2:15.
20 Pero los que tienen un conocimiento acertado de la Palabra de Dios no viven en tal temor. Aquel a quien sirven es la Fuente de la vida, y le han escuchado a él. Saben que él ha hecho provisión para libertar del sepulcro. Tienen confianza en su promesa de resurrección de entre los muertos, de modo que no se resisten a demostrarse fieles a Dios, aun hasta la muerte si fuera necesario. (2 Cor. 4:13, 14; Rev. 2:10) El conocimiento de la Palabra de Dios los hace animosos. Este fortaleció a Jesús para retener integridad ante una muerte ignominiosa. Le dio a Esteban el ánimo para hablar la verdad sin transigencia ante el tribunal que lo estaba enjuiciando por su vida. Así mismo en este siglo veinte ha impartido ánimo a millares de testigos cristianos de Jehová para permanecer firmes a favor de la adoración verdadera.—Heb. 12:2; Hechos, cap. 7.
21. ¿Qué es lo que capacita al cristiano a ser animoso ante los tiempos críticos a que se enfrentan ahora todos los hombres?
21 Es esa misma Palabra de Dios la que fortalece a uno a obrar animosamente ante amenazas de guerra, escaseces de alimento, terremotos aterradores y crímenes feroces, todo lo cual está tan generalizado en el mundo hoy día. Estas circunstancias conciernen a la vida de los cristianos así como al resto del mundo. Ellos también pueden ser echados de sus hogares por agresores en tiempo de guerra, perder sus posesiones en un terremoto, enfrentarse a racionamiento de alimento, y tienen que ejercer precaución aumentada a causa del predominio del crimen. No obstante, su perspectiva es diferente a la del mundo a su alrededor. Fortalecidos con un conocimiento de las Escrituras, pueden hacer como Jesús dijo: “Mas al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28) Reconocen en estas cosas una evidencia del fin cercano de este inicuo viejo mundo y la llegada del justo nuevo mundo de Dios. Este conocimiento les da ánimo, no solo para enfrentarse a las penalidades de que todas las personas participan en común, sino para hablar claro como defensores intrépidos del reino de Dios.
22. ¿Qué confianza pueden tener los del pueblo de Jehová en cuanto a su relación con su Dios, y cómo mantienen ellos fuerte esta confianza?
22 Habiendo escuchado a Dios, saben que él los cuida. Saben que pueden invocarlo en oración y que él los escuchará. (Sal. 145:18) Amorosamente los vigila, como un pastor cuida su rebaño. Sin importar cuáles sean las circunstancias a las que se enfrenten, confían en que mientras continúen escuchando a Dios y respondiendo a su consejo amoroso, no hay nada que ‘pueda separarlos del amor de Dios que está en Cristo Jesús.’ (Rom. 8:31-39) Sabiamente, por lo tanto, continúan alimentando su mente y corazón con la Palabra de Dios por medio de estudiar y meditar en sus preceptos cada día de su vida. Porque lo hacen así con fe pueden “tener buen ánimo y decir: ‘Jehová es mi ayudante; no tendré miedo.’”—Heb. 13:6.
[Ilustración de la página 75]
“¿Qué es esta confianza en la cual has confiado?”