¿Por qué adoptar un punto de vista negativo?
CUÁL muro inescalable, un punto de vista negativo puede a menudo interponerse entre usted y el éxito de una empresa. Puede causar fracaso en algo que usted tiene la habilidad de hacer. Puede haber factores que hagan que sea difícil que usted tenga éxito en una tarea, pero el principal factor en su contra puede ser usted mismo si permite que lo desanime un punto de vista negativo. Es natural tener algunas dudas acerca de que usted pueda hacer cierta cosa, pero constituye un error grave el permitir que esas dudas se apoderen de uno de modo que no emplee sus mejores esfuerzos. La influencia de una actitud negativa es tan fuerte que hasta el desempeño físico puede ser afectado adversamente por ella.
Un atleta levantador de pesas, por ejemplo, en una ocasión quizás logre levantar sobre la cabeza una pesa que es para él un record, pero en otra ocasión quizás no logre alzarla a causa de acercarse a ello con dudas. Sus fuerzas parecen menguar, haciendo que la pesa parezca demasiado pesada. En la ocasión anterior él tenía una actitud confiada, con el resultado de que parecía estar imbuido de fuerza, y la pesa parecía liviana.
El atleta que compite en el salto de altura puede experimentar el mismo efecto enervante de una actitud negativa. Esta puede debilitarlo de modo que sea incapaz de saltar sobre la vara, cuando ésta esté colocada a una altura record o casi record para él. Tales atletas producen su mejor ejecución física cuando tienen una actitud confiada, un sentimiento de que pueden alcanzar la marca hacia la cual se esfuerzan. ¿No puede esto ser cierto también en el caso suyo con las cosas que usted se esfuerza por hacer?
¿Cuál es su actitud cuando su patrón le da una nueva asignación de trabajo o un puesto de mayor responsabilidad? ¿Es su reacción la de pensar que el puesto “le queda grande”? ¿Le asaltan dudas respecto a que pueda habérselas con la asignación hasta el grado de sentirse inclinado a decirle a su patrón que usted no está capacitado para la tarea? ¿Permite usted que una actitud negativa lo descorazone tanto que ni siquiera esté dispuesto a tratar de hacerla?
No sorprende el que surjan dudas acerca de lo que puede hacer cuando se le ofrece un nuevo puesto de responsabilidad, pero es un error permitir que éstas lo anonaden. Aunque usted quizás se sienta incapaz de “meterse en los zapatos” del que tenía el puesto antes que usted, debido a la habilidad de él, su experiencia y agudeza mental, usted no debe permitir que ese sentimiento llegue a ser una barrera. Su patrón no espera de usted que sea como aquél, sino que quiere que usted haga lo mejor que pueda. Él no le hubiera ofrecido el puesto si no hubiese pensado que usted podía desempeñarse en él. No piense en las faltas suyas comparando su habilidad y experiencia con las del otro hombre; considere los haberes suyos que lo capacitan para la tarea. Abórdela con una actitud positiva y con determinación a hacer un esfuerzo de todo corazón.
Si usted es una persona que participa en actividad que implica los intereses del Ser Supremo, puede vencer el efecto descorazonador del modo negativo de pensar por medio de tener presente que el espíritu de Jehová le fortalecerá y le ayudará a hacer lo que usted tal vez se sienta incapaz de hacer por sus propias fuerzas. Fije su mente en Sus promesas de que él estará con usted y lo fortalecerá. Lo que él dijo a los israelitas puede considerarse como una seguridad a usted. “No tengas miedo, porque yo estoy contigo. No mires en derredor, porque yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré. Yo verdaderamente te ayudaré. Yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi mano derecha de justicia.” (Isa. 41:10) Con fe en Jehová, usted puede abordar sus asignaciones con vigor y confianza. La confianza en él puede ayudarle a vencer una actitud derrotista. ¿No dijo Jesús: “Esa expresión: ‘¡Si puedes!’ ¡Si todas las cosas pueden ser para uno si tiene fe!”? —Mar. 9:23.
Su actitud hacia una asignación influye mucho en su éxito en ella. Supongámonos que se le haya dado una asignación de presentar un discurso ante un auditorio, algo que usted quizás jamás haya hecho antes. Su primera reacción tal vez sería negativa. Quizás se imagine que no puede hacerlo, que estaría sin habla. Esa es la actitud errónea. Considere los hechos. Usted tiene lengua; sabe hablar el idioma; y sabe algo acerca del tema, de otro modo no se le hubiera pedido que hablara. ¿Qué impide que usted hable en público sino su actitud negativa? No permita usted que sentimientos negativos lo traguen y maten todo deseo de intentarlo. Escale ese muro del pensar negativo y haga un esfuerzo sincero por hablar públicamente y por mejorar su habilidad por medio de buscar entrenamiento en el hablar en público. Resuélvase, diciéndose que, si otros pueden hacerlo, usted lo puede hacer. En vez de decir: “No puedo,” o, “Es demasiado para mí,” diga: “Haré un esfuerzo y haré lo mejor que pueda.”
Cuando al profeta Jeremías se le dio una asignación, de pronunciar una amonestación al reino de Judá, él reaccionó con un punto de vista negativo, imaginándose que la tarea era demasiado grande para él. Dijo: “¡Ay, oh Señor Jehová! He aquí que realmente no sé hablar, pues solo soy muchacho.” La asignación le parecía una barrera insuperable. Él se sintió derrotado aun antes de siquiera haber comenzado a cumplirla. Pero Dios lo reprendió por su actitud negativa, diciendo: “No digas: ‘Solo soy muchacho.’ Sino que a todos aquellos a quienes te envíe, deberías ir; y todo lo que te mande, deberías hablarlo. No temas a causa de sus rostros, porque ‘Contigo estoy yo para librarte,’ es la declaración de Jehová.” (Jer. 1:6-8) Jeremías puso su confianza en Jehová y, con el espíritu de Jehová operando en él, pudo hacer lo que él al principio no creía poder hacer.
Cuando usted esté confrontado con obstáculos aparentemente insuperables, abórdelos con confianza en Dios y con la determinación de hacer un esfuerzo sincero por vencerlos. Al hacerlo así, usted estará mejor capacitado para cuidar de responsabilidades, para lograr metas, para vencer contratiempos desanimadores y para ser más útil a otros. Tenga presente lo que dijo el apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.”—Fili. 4:13.