Capítulo 2
El Gobernador que conoce el fin desde el principio
1. A diferencia de los políticos, ¿a dónde debemos dirigirnos a aprender acerca del futuro?
EN EL transcurso de todas las edades desde los días de la antigua Babilonia hasta ahora, los gobernantes políticos han consultado a astrólogos y clarividentes o médium espiritistas para averiguar lo que el futuro encierra. Han buscado presciencia sobrenatural que los ayude a gobernar a sus pueblos con buen éxito. La historia política hasta la misma última cuarta parte del siglo veinte prueba que toda la información que así adquirieron les ha fallado. Por eso la política mundana se encuentra en condición de embrollo. Los gobernadores de los asuntos humanos no saben qué camino tomar. Las naciones están en angustia y están recurriendo a medidas despóticas, y la gente tiene toda razón para temer lo peor. No pueden volverse a nadie en la Tierra en busca de verdadero remedio. La única dirección de buen éxito en la cual volverse es en retirada de los astrólogos, médium espiritistas y la fuente oculta de su información extraviadora y acudir al Gobernador Supremo de todas las cosas, ¡el Dios Altísimo de quien viene el gobierno mundial entrante!
2. La prueba de deidad tiene como base que se pueda hacer ¿qué, en cuanto a la profecía?
2 Ningún historiador, ninguna persona bien informada, puede negar que desde los tiempos más primitivos las naciones del mundo han tenido sus dioses, visibles e invisibles. Pues, poco después de terminar la II Guerra Mundial en 1945 el emperador del Japón renunció a la alegación de que él era un dios, descendiente de Amaterasu, la diosa japonesa del Sol, y sin embargo, hasta este día, muchos religiosos apegados a la tradición siguen adhiriéndose a la adoración del emperador en la Tierra del Sol Naciente. Estos llamados “dioses” de las naciones han tenido sus profetas en la Tierra. Por ejemplo, en el siglo décimo antes de nuestra era común los profetas del dios Baal eran cuatrocientos cincuenta en la nación de Israel, en el Oriente Medio, durante el reinado del rey Acab y la reina Jezabel, según se informa en el libro de 1 de Reyes, 1Re 18:22 capítulo dieciocho, versículo veintidós. Aquellos profetas hacían predicciones del futuro en el nombre de su dios. Si la profecía que se hacía en el nombre de un dios no se realizaba, aquello probaba que aquel dios era falso, un no-dios. De hecho, ¡la prueba de un dios verdadero estaba en que pudiera cumplir su profecía!
3. ¿En qué respecto deben ser testigos para sus dioses los profetas?
3 Bajo esta prueba crítica de la profecía, ¿quién probó que era el Dios real, el Dios vivo y verdadero? Los profetas de los dioses de las naciones estaban como testigos para presentar los hechos acerca de sus dioses y señalar a las profecías que sus dioses habían hecho que se realizaran. ¿Han hecho cualesquiera de estos dioses nacionales profecías que sean de valor hoy, que se estén realizando en nuestros tiempos modernos? ¿Puede alguien, puede alguna autoridad histórica, ofrecer como evidencia una profecía tal? ¡Nadie hoy puede hacer eso! Y sin embargo hay un solo Dios que se ofrece como quien está dispuesto a someterse voluntariamente a la prueba de la profecía, a probar que él es el único Dios vivo y verdadero que tiene presencia y puede predecir el futuro y cuyas profecías se han realizado desde el principio. Él puede producir sus testigos con prueba histórica en apoyo de que él es un Dios de profecía verdadera. ¿Quién es Él? ¿Qué nombre tiene?
4-6. ¿Qué desafío les presenta a los dioses nacionales Isaías 43:9?
4 Uno de sus profetas que vivió en el siglo octavo antes de nuestra era común fue Isaías el hijo de Amoz, un súbdito del reino de Judá, en el Oriente Medio. El espíritu de inspiración le vino y así fue usado como vocero para expedir el siguiente desafío a todos los dioses de las naciones, diciendo:
5 “Que todas las naciones se junten en un solo lugar, y que los grupos nacionales se reúnan. ¿Quién hay entre ellos [los dioses de las naciones y pueblos] que pueda anunciar esto? ¿O pueden ellos hacernos oír siquiera las cosas primeras? Suministren [como dioses] sus testigos, para que [como dioses] sean declarados justos, o que [las naciones y grupos nacionales] oigan y digan: ‘¡Es la verdad!’”—Isaías 43:9.
6 En esas palabras, a los dioses de las naciones y de los grupos nacionales se les desafía en cuanto a sus poderes proféticos. ¿Quién de entre esos dioses nacionales puede declarar proféticamente lo que se ha predicho en los versículos precedentes de este capítulo de la profecía de Isaías? ¿Quién de entre esos dioses nacionales puede hacer que oigamos de antemano las mismísimas primeras cosas que han de suceder en el futuro inmediato, sin mencionar las cosas finales del futuro?
7. ¿Quiénes deberían servir de testigos de ellos y quiénes deberían oír a éstos?
7 Que estos dioses nacionales suministren sus testigos en la Tierra para que ellos testifiquen que estos dioses han hecho estas cosas de índole profética con exactitud, de modo que prueben por medio de estos testigos que son dioses verdaderos, confiables, y merecen que se les declare correctos, justos, plenamente justificados en ser adorados como dioses que pueden predecir el futuro infaliblemente. O que las naciones y grupos nacionales puestos juntos oigan a esos testigos de los dioses y juzguen el testimonio de esos testigos y digan que lo que están testificando es correcto, es verdad, es hecho histórico. Los dioses nacionales desafiados no han podido producir tales testigos. No hay testigos suyos de cuyo testimonio podamos decir: “¡Es la verdad!”
8. Según la identificación que da el desafiador, ¿quién es él?
8 Y ahora viene la declaración del que desafía. Según la Versión Reina Valera Revisada (RVR) de la Biblia, el desafiador se identifica por nombre, diciendo: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios. Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?”—Isaías 43:10-13; vea también la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.
9. ¿A quiénes ha hecho Jehová sus testigos, y cómo?
9 Denodadamente, Aquel que presentó las preguntas del desafío se identifica llamándose Jehová. Mientras que los dioses desafiados no pueden producir sus testigos que suministren evidencia de que ellos sean dioses, Jehová puede producir Sus testigos. Sus testigos están en el escenario. Él los ha suministrado, y se dirige a ellos y les recuerda cómo llegaron a ser Sus testigos. ¿Quiénes son éstos? Jehová se refiere a ellos como unidad, y los llama como grupo: “Mi siervo que yo escogí.” Ellos están en contraste con las naciones y grupos nacionales cuyos muchos dioses son desafiados por Jehová. Los testigos de Jehová son el propio siervo de él, su propia nación escogida. Para que esta nación fuera testigos unánimes de él, Jehová la ha hecho su clase del siervo para que se familiarizaran con él: para que ellos lo conocieran y le creyeran, que tuvieran fe en él, y por lo tanto entendieran que él es el Mismo, el Dios que no ha cambiado, eterno. De esta manera ellos podrían estar equipados para servir de testigos suyos ante todas las naciones idólatras del mundo.
10. ¿De qué manera es que no fue formado dios alguno antes de Jehová?
10 Antes de este Dios, Jehová, no fue formada ninguna tal persona o cosa como un dios. No que Jehová Dios mismo hubiera sido formado por alguien. Si nosotros, como los ateos modernos, fuéramos a insistir en que Jehová Dios hubiera sido formado, tendríamos lógicamente que preguntar: ¿Quién formó a Jehová Dios? Esto llevaría a la pregunta: ¿Quién, entonces, formó al que formó a Jehová Dios? Además: ¿Quién formó al que formó al formador de Jehová Dios? De hecho, nunca llegaríamos al fin de hacer la misma pregunta vez tras vez. Así, el misterio acerca de Deidad solo se intensificaría, se haría más complicado y no conduciría a la satisfacción de una mente inteligente. La pregunta en cuanto a formación solo podría dejar de hacerse cuando llegara a un Formador no formado que siempre hubiera existido, un Formador sin principio. El profeta Moisés, que fue uno de los testigos que formó parte de la clase de “siervo” de Jehová, resuelve el asunto de una manera muy sencilla y que ahorra tiempo, al decirle al Señor Jehová, el Creador de cielo y Tierra: “Desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios.”—Salmo 90:1, 2, Versión Moderna (Mod).
11. ¿Por qué no fue formado dios alguno antes de Jehová?
11 Entonces, ¿por qué dijo Jehová: “Antes de mí no fue formado Dios alguno”? (Isaías 43:10) Esto se debió a que las naciones idólatras del mundo habían formado sus propios dioses falsos, pero no habían formado a Jehová como Dios. No se habían adelantado a la existencia de Jehová con la formación de ninguno de los dioses falsos de ellas. Jehová, como Creador de la Tierra y sus habitantes, les llevó la delantera a todas y cada una de las naciones. Por esa razón, no hubo dios formado por las naciones idólatras antes de Jehová.
12. ¿Por qué no será formado ningún dios después de Jehová?
12 No solo eso, sino que, dice Jehová, “ni lo será después de mí.” (RVR) Puesto que Jehová es Dios “desde la eternidad hasta la eternidad,” (Mod) nunca pasará del escenario de los acontecimientos. Las naciones idólatras, puesto que no existen para siempre, pasarán del escenario terrestre durante la más grande dificultad del mundo, que ya está por sobrevenir, mientras que el eterno Jehová sobrevivirá para siempre. Por eso, las naciones no estarán aquí después de Jehová, sino que Él estará después de ellas. Por lo tanto, es imposible que las naciones idólatras continúen formando sus dioses falsos después de Jehová. Sus dioses formados o de hechura humana perecerán con ellas. (Isaías 2:18-21) Pero Jehová el Dios verdadero de la profecía sigue viviendo por la eternidad. También, sus testigos fieles seguirán viviendo por la eternidad, siempre estarán presentes para testificar vocalmente en apoyo de Jehová como Dios.
13. ¿En qué casos han continuado sin ser después de Jehová ciertos dioses?
13 Muchas de las naciones antiguas, Babilonia, Asiria, Medo-Persia, Edom (Idumea), Moab, Amón y otras, han dejado de existir desde hace mucho tiempo, y sus dioses fabricados pasaron junto con ellas. En cuanto a estos dioses nacionales, Jehová Dios puede decir: “Después de mí continuó sin que lo hubiese. Yo... yo soy Jehová y fuera de mí no hay salvador.”—Isaías 43:10, 11, NM.
LA CREACIÓN DE TESTIGOS
14, 15. ¿Cómo creó Jehová a sus testigos, y sin que nadie lo ayudara?
14 Para tener testigos, este Dios sin principio que no tuvo quién lo formara tendría que hacer, decir o profetizar algo, y esto delante de observadores o enfrente de los que se benefician de ello. Él sí creó testigos por medio de hacer algo para ellos, de modo que ellos pudieran verídicamente decir algo acerca de él. De hecho, él salvó a estos testigos, como había anunciado que lo haría. Esto lo hizo sin la ayuda de ningún llamado “dios.” De esta manera demostró visiblemente que era Dios, el único Dios vivo y verdadero. Esto fue lo que pasó a llamar a nuestra atención en las palabras adicionales del profeta Isaías:
15 “‘Yo mismo he anunciado y he salvado y he hecho que sea oído, cuando no había entre ustedes dios extraño. De modo que ustedes son mis testigos,’ es la expresión de Jehová, ‘y yo soy Dios. También, todo el tiempo yo soy el Mismo; y no hay nadie que efectúe liberación de mi propia mano. Me pondré activo, y ¿quién puede hacerlo volver atrás [o: volver atrás mi acción]?’”—Isaías 43:12, 13, NM.
16. ¿A quién se vieron obligados a atribuir la salvación los salvados?
16 Los salvados no podían atribuir su salvación a nadie sino a Aquel que había dicho de antemano que lo haría. Él hizo que en otros lugares se oyera de su acto de salvación. Por eso sus salvados estaban bajo la obligación de ser sus testigos, para verificar lo que otros simplemente habían oído. Él había probado que era Dios, y por eso no era un dios sin testigos válidos de esta verdad.
17. Cuando Él actúa, ¿por qué no puede nadie más volver atrás lo que Él hace?
17 Además, él era Dios Todopoderoso, porque nadie podía librarse a sí mismo o librar a ninguna otra persona de la mano de Jehová. Cuando Jehová actúa, nadie puede volver eso atrás o cambiarlo a lo contrario. Lo que él predice o profetiza, él tiene suficiente poder para hacer que se realice.
18. ¿Cómo repitió Jehová la salvación, pero en escala mayor?
18 Jehová salvó a su clase del “siervo” de testigos una vez antes, en 1513 a. de la E.C., y puede hacerlo de nuevo, hasta en escala mayor. Él había salvado a Israel del Imperio Egipcio, cuando éste era una potencia mundial, la Primera Potencia Mundial del registro bíblico. Ni siquiera el Imperio Babilonio posterior, la Tercera Potencia Mundial de la historia bíblica, sería lo suficientemente fuerte como para impedir una segunda salvación del siervo de Jehová. Mirando al futuro a tal salvación en el sexto siglo antes de nuestra era común, el Dios Todopoderoso pasó a decir por medio de su profeta Isaías con dos siglos de anticipación: “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Recomprador de ustedes, el Santo de Israel: ‘Por amor de ustedes ciertamente enviaré a Babilonia y haré que desciendan las barras de las prisiones, y los caldeos en las naves con gritos quejumbrosos por su parte. Yo soy Jehová el Santo de ustedes, el Creador de Israel, su Rey.’”—Isaías 43:14, 15.
19. ¿Cómo hizo Jehová el Recomprador que los marineros caldeos lanzaran gritos quejumbrosos?
19 Así, como si la salvación de su pueblo cautivo Israel ya hubiera acontecido, el Dios que era responsable de la creación de aquella nación se llama el Recomprador, el Rescatador de ella de manos de la Potencia Mundial Babilónica. Por amor de ellos enviaría las fuerzas militares combinadas de los medos y los persas, bajo Ciro el Grande, para derribar el Imperio Babilonio en el año 539 a. de la E.C. Ninguno de los barcos de Babilonia en el río Éufrates, fueran militares o comerciales, podría detener la caída de Babilonia. En vez de gritos de triunfo, los marineros lanzarían gritos quejumbrosos. ¿Por qué no debería ser así, cuando sus barcos se embarrancaron cuando el estratega militar Ciro hizo que las aguas del río Éufrates fueran desviadas de su conducto regular para que sus tropas, chapoteando por el lecho del río, penetraran así en la ciudad por medio de las puertas que daban a los muelles?
20. ¿Para quiénes quebró Ciro el Grande las barras de la prisión, y cómo?
20 La antigua Babilonia como potencia mundial política había rehusado abrir su sistema de prisiones por medio del cual mantenía en destierro o exilio a los israelitas deportados, aislados a más de mil seiscientos kilómetros de su país desolado, Jerusalén y la tierra del reino de Judá. Pero, al desempeñar el papel que se había predicho para él según la profecía de Isaías (44:28–45:4), Ciro el conquistador se sintió impelido a obrar en el sentido de quebrantar las barras de la prisión y, en 537 a. de la E.C., dejar que los israelitas desterrados que amaban la libertad regresaran a su país desolado. Jehová Dios, el Cumplidor de la profecía, dejó que su deuda a Ciro el Emancipador fuera cargada a Su cuenta. Como Recomprador de Israel él recompensó debidamente a Ciro.—Isaías 43:3, 4.
21. ¿Quién demostró así que era el Rey del Israel liberado?
21 En la desgarradora destrucción de Jerusalén y su templo por los babilonios en 607 a. de la E.C., los reyes israelitas cesaron de sentarse en el “trono de Jehová” en aquella ciudad capital. (1 Crónicas 29:23) Pero ahora, al librar de Babilonia en 537 a. de la E.C a su pueblo desterrado, Jehová Dios probó que todavía era el Rey celestial de ellos. (Isaías 52:7; Mateo 5:35) Su Dios, no ninguna criatura humana, era el Rey de ellos. Ellos eran, ante todo, Sus súbditos. Le debían lealtad a Él, tal como le debían el que se les hubiera soltado de Babilonia a Él, y no a su agente terrestre, Ciro el persa. Él había predicho que los recompraría de Babilonia la carcelera, y nunca podía violar su palabra dada. Por eso, ahora, los testigos de Él no eran solo los antepasados antiguos de ellos, sino ellos mismos también.
22, 23. (a) ¿En qué sentido puede Jehová correctamente decir: “Yo soy el primero y yo soy el último”? (b) ¿Dónde están sus testigos que verifican este hecho?
22 Si con todo esto no quedaba probado que Él era el único Dios vivo y verdadero, ¿qué más pudiera requerirse de él? Desde lo primero hasta lo último, desde la infinidad del pasado hasta la infinidad del futuro, solo él domina el campo de la Deidad. En la Tierra no faltan testigos de su Deidad. Desde su posición suprema de Deidad, con confianza él puede presentar su otra declaración desafiadora ante los dioses de todas las naciones:
23 “Esto es lo que ha dicho Jehová el Rey de Israel y el Recomprador de él, Jehová de los ejércitos: ‘Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién hay como yo? Que clame, para que lo anuncie y me lo presente. Desde que asigné al pueblo de hace mucho tiempo, tanto las cosas que vienen como las cosas que entrarán anuncien ellos [estos dioses] por parte suya. No estén ustedes en pavor, y no se atolondren. ¿No he hecho yo que desde aquel tiempo en adelante tú individualmente oigas y no lo he anunciado? Ustedes son mis testigos. ¿Existe Dios fuera de mí? No, no hay Roca. No he reconocido a ninguno.’”—Isaías 44:6-8.
24, 25. ¿Por qué es un honor que se nos llame Sus testigos?
24 ¿Qué pensamos nosotros hoy acerca de este asunto? ¿Se sentiría honrado cualquiera de nosotros si el Dios de la Santa Biblia, Jehová, nos dijera: “Ustedes son mis testigos”? Tendríamos razón para sentirnos honrados, porque esto nos colocaría en una clase altamente honrada.
25 El profeta Isaías mismo fue testigo de Jehová, ¿verdad? Ciertamente el libro profético de Isaías, que se extiende por sesenta y seis capítulos, y las muchas citas de él como se encuentran en las Escrituras inspiradas, cristianas, desde Mateo hasta Revelación, prueban en conjunto que Isaías fue sobresaliente como testigo de Jehová. ¿Y qué hay de Jesucristo mismo? ¿Puede alguien en el cielo o en la Tierra negar que él, también, fue testigo de Jehová? Nadie en ningún lugar y de ningún tiempo fue superior a él como tal testigo. Como judío o israelita por nacimiento, Jesucristo era parte de la nación a la cual se dirigieron las palabras de Isaías 43:10: “‘Ustedes son mis testigos,’ es la expresión de Jehová, ‘aun mi siervo a quien he escogido.’” Si no hay otro hombre que lo haga, el apóstol Juan sí lo llama “Jesucristo, ‘el Testigo Fiel.’” Además, el Resucitado Jesús dijo, según una cita de Juan: “Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.”—Revelación 1:5; 3:14.
LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ DE LA ACTUALIDAD
26, 27. (a) ¿Por qué deberían ser también testigos de Jehová los cristianos verdaderos? (b) ¿De qué organización imperial las ha libertado él?
26 Puesto que Jesucristo era y confesó ser testigo de Jehová, ¿está fuera de orden de alguna manera el que discípulos fieles de Cristo hoy se reconozcan como testigos de Jehová y confiesen que son tal cosa? ¡Por supuesto que no! Estos imitadores fieles de Jesucristo se esfuerzan por cumplir con su profesión de ser testigos de Jehová por medio de dar testimonio de Él y Su reino por todo el mundo, cumpliendo con las palabras de profecía de Jesús en Mateo 24:14. Jehová, del cual son testigos, es el Ser a quien adoran como el único Dios vivo y verdadero. Lo reconocen a Él como Aquel que los libró de una organización político-religiosa más poderosa que la antigua Babilonia sobre el río Éufrates, a saber, de lo que el último libro de la Biblia llama Babilonia la Grande.
27 Muchos estudiantes de la Biblia han pensado que Babilonia la Grande simbolizaba a la Iglesia Católica Romana con su capital en la ciudad de siete colinas de Roma. Otros han pensado que simboliza a la ensangrentada cristiandad con su babel de sectas religiosas. Pero la Biblia identifica a Babilonia como el imperio mundial de la religión falsa, que abarca a la cristiandad.—Revelación 14:8; 17:3 a 18:4 inclusive.
28. ¿Quién es el Ciro Mayor, y cómo ha sido éste como un águila?
28 El cristianismo de la Biblia, no la cristiandad, se mantiene absolutamente separado y distinto de Babilonia la Grande. Hay verdaderos cristianos hoy que pueden dar testimonio de que Jehová los ha librado del imperio mundial religioso de Babilonia la Grande. Conocen, por las profecías bíblicas, que Jehová predijo esta liberación moderna, tal como también la prefiguró por medio de librar de la antigua Babilonia en 537 a. de la E.C. al resto arrepentido de israelitas. Saben que para librarlos Jehová ha usado a alguien más poderoso que el antiguo Ciro el Grande, quien vino del oriente de Babilonia para derribarla como potencia mundial. Jehová usó como libertador de Sus testigos de la actualidad a aquel a quien Él ungió con Su espíritu santo cuando éste se bautizó en el río Jordán, a Jesucristo. Este ungido es el Ciro antitípico, y él se apresura como un águila al acto de liberar de Babilonia la Grande a los testigos modernos de Jehová. Los testigos libertados agradecen a Jehová el que él haya llamado a este Ciro Mayor para que se precipitara como ave de presa sobre Babilonia la Grande y los librara de la prisión religiosa de ella.
29, 30. En cuanto a Su consejo, ¿qué testimonio pueden dar los testigos de Jehová?
29 La fe que estos testigos librados tienen en Jehová como Dios ha sido fortalecida. Para sí conocen como hecho real que él predijo su liberación desde mucho tiempo atrás y que de hecho la ha realizado. Les fortalece la fe saber que el consejo que él se aconsejó a sí mismo efectuar desde mucho tiempo atrás ciertamente lo ha seguido hasta cumplirlo brillantemente hoy. Pregúnteles, y ellos darán testimonio de lo veraz que ha resultado ser su Dios con relación a su declaración profética de Isaías 46:8-11, donde leemos:
30 “Acuérdense de esto, para que ustedes cobren ánimo. Pónganlo en el corazón, transgresores. Acuérdense de las primeras cosas de mucho tiempo atrás, que yo soy el Divino y no hay otro Dios, ni nadie semejante a mí; Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré’; Aquel que llama desde el naciente a un ave de rapiña, desde un país distante al hombre que ha de ejecutar mi consejo. Hasta lo he hablado; también lo haré venir. Lo he formado, también lo haré.”
AQUEL QUE CONOCE EL FIN DESDE EL PRINCIPIO
31, 32. ¿Cómo se apegó Jehová a su consejo contra Asiria?
31 Esta es la clase de Dios invencible con el cual tienen que tratar todas las naciones de la Tierra hoy. Porque es el Dios de consejo infalible, él es el Divino que “declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho.” (Isaías 46:10) Ya es tiempo de que las naciones terrestres tomen en serio a este Dios Jehová y consideren su consejo que tiene propósito y que está claramente escrito en la Santa Biblia. Él puede aceptar como opositor en combate a cualquier potencia mundial que exista hoy, sin importar lo poderosamente armada que pueda estar con armas nucleares. En el siglo sexto a. de la E.C. peleó contra la Potencia Mundial Babilónica, que estaba oprimiendo sin misericordia a sus testigos. Antes de eso peleó contra otro atacante de sus testigos, a saber, la Potencia Mundial Asiria, y envió tambaleando de regreso a su ciudad capital de Nínive, en deshonra militar, a lo que quedó de sus ejércitos invasores. En las palabras registradas en Isaías 14:24-27, predijo lo que le haría a la belicosa Asiria, diciendo:
32 “Jehová de los ejércitos ha jurado, diciendo: ‘Seguramente tal como he calculado, así tiene que suceder; y tal como he aconsejado, eso es lo que se realizará, a fin de quebrar al asirio en mi tierra y para que lo pisotee en mis propias montañas; y para que su yugo realmente se aparte de sobre ellos y para que su mismísima carga se aparte de sobre el hombro de ellos.’ Este es el consejo que está aconsejado contra toda la tierra, y ésta es la mano que está extendida contra todas las naciones. Porque Jehová de los ejércitos mismo ha aconsejado, y ¿quién puede desbaratarlo? Y su mano es la que está extendida y ¿quién puede volverla atrás?”
33, 34. ¿Cómo afectó a Senaquerib el que Jehová ejecutara Su consejo?
33 Hoy, más de 2.700 años después, tenemos el derecho y privilegio de preguntar: ¿Sucedieron las cosas tal como Jehová había pensado y se realizaron tal como él se había aconsejado? ¿Quebró Jehová de los ejércitos al invasor asirio en la propia Tierra Prometida de Jehová y lo pisoteó en las montañas de aquel país? Para respuesta, todo lo que tenemos que hacer es remontarnos a aquella noche del año 732 a. de la E.C. La delegación del rey Senaquerib le había presentado la proposición final de éste a Jerusalén. Jehová por su profeta Isaías envió entonces su propia respuesta escarnecedora a Senaquerib, quien entonces estaba sitiando a Libna, a unos 32 kilómetros al oeste de Jerusalén. Entonces ciento ochenta y cinco mil de los guerreros de Senaquerib se retiraron aquella noche para hundirse en un sueño tan profundo que nunca despertaron. Con un silencioso golpe mortífero el ángel de Jehová los hirió.
34 Al despertarse por la mañana, el jactancioso Senaquerib tiene que haberse aterrorizado ante la vista que le presentó su campamento militar. Aplastado, finalmente se dio cuenta de que no podía salir triunfante en su contienda contra un Dios como Jehová. Por eso, con los soldados que quedaron vivos después de aquella horrenda noche se escabulló de la tierra de Judá y regresó a la capital asiria, Nínive. Si Jehová pudo efectuar un degüello tal de las tropas de Senaquerib a una distancia de treinta o más kilómetros de Jerusalén, ¿qué podría hacerle este Dios desde cerca al ejército asirio en un asedio en Jerusalén misma? Aquello era demasiado horrible para que Senaquerib pensara en ello. Nunca trató de amenazar la ciudad del Gran Rey Jehová de nuevo.—Isaías 36:1 a 37:38 inclusive; 2 Crónicas 32:20-22.
35. Su mano está ahora extendida para ejecutar ¿qué consejo?
35 Aquí en este suceso real de la historia antigua hay mucha materia para consideración por la moderna Potencia Mundial Angloamericana, sí, por el bloque comunista de naciones, y también por todas las naciones de hoy prescindiendo del tipo de aspecto político que presenten. Están tratando con el mismo Dios que cumplió su propio consejo para con el rey Senaquerib, el gobernante de la Potencia Mundial Asiria, que dominó al mundo durante los siglos octavo y séptimo a. de la E.C. Este mismo Dios, Jehová, ha dado a conocer sus pensamientos acerca de todas las naciones que ahora están activas en este escenario mundial del siglo veinte, y lo que él ha pensado acerca de ellas es lo que nosotros los de esta generación con certeza veremos suceder en nuestro tiempo. Él nos ha revelado su propio consejo privado. Lo encontramos registrado en las páginas de la Biblia, ¿y quién hay en la Tierra hoy apto para desbaratar Su consejo? Su mano todopoderosa está siendo extendida para la ejecución de su consejo judicial, y ni siquiera todas las naciones combinadas pueden volverle la mano atrás y resguardarse de la destrucción.
SUS BUENAS PROMESAS SON SEGURAS
36. ¿Por qué no son ideas vanas Su pensamiento y consejo acerca de gobierno?
36 Hoy la humanidad se encara a ser destruida por una Tercera Guerra Mundial con armas nucleares y ver arruinado el ambiente natural del hombre. Por eso, ¿qué hay del consejo de Jehová acerca de un gobierno mundial? Desde el mismo tiempo en que el hombre hizo lo incorrecto y se puso a seguir un proceder de gobernarse a sí mismo en independencia de su Padre celestial, Jehová Dios ha pensado acerca de un gobierno mundial como la única solución a las crecientes dificultades y problemas de la humanidad. Inmediatamente aconsejó a favor de tal gobierno para todo el globo terráqueo, con él mismo como el Gobernador Supremo. Su pensamiento y consejo no son ideas vanas de su mente. Él sabe exactamente cómo hacer que lo que ha pensado y aconsejado se convierta en realidad. Sabe cómo se hará que se efectúe su pensamiento y consejo, y sabe qué será el fin. Tiene todo el poder y la energía dinámica por medio de los cuales alcanzar ese glorioso fin. Por lo tanto él es “aquel que declara desde el principio el final.” Es el Gobernador que conoce el fin desde el principio. (Isaías 46:10) Debido a su presciencia exacta de lo que va a hacer, él es “Jehová, que está haciendo estas cosas, conocidas desde la antigüedad.”—Hechos 15:17, 18; Amós 9:12.
37, 38. ¿Qué muestran Génesis 3:15 y Revelación 11:15-18 acerca del conocimiento de Jehová en cuanto a gobierno?
37 En el mismo libro con el cual la Biblia comienza, en Génesis 3:15, el Gobernador Todopoderoso de toda la creación dio a saber su pensamiento fundamental en cuanto al gobierno mundial que sería la necesidad vital de todos los habitantes de la Tierra. En el mismo libro con el cual termina la Biblia, en Revelación 11:15-18, el Gobernador legítimo y propio sobre toda la humanidad da descripción profética de su toma de la gobernación suya por mucho tiempo suspendida y dice:
38 “Y el séptimo ángel tocó su trompeta. Y ocurrieron voces fuertes en el cielo, diciendo: ‘El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo [la “descendencia” de la mujer según se predijo en Génesis 3:15], y él gobernará como rey para siempre jamás.’ Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados sobre sus tronos delante de Dios cayeron sobre sus rostros y adoraron a Dios, diciendo: ‘Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey. Pero las naciones se airaron, y vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.’”
39. ¿De qué manera tiene que manifestarnos Jehová su reino?
39 Al examinar las condiciones mundiales hoy, ¿no pensamos que es tiempo ya de que el Señor Dios Todopoderoso cause la ruina de los que están arruinando la Tierra? ¡No queremos que se le arruine hasta tal condición que nosotras las personas ya no podamos vivir en ella! Es absolutamente necesario que “el reino del mundo” llegue a ser el reino del Señor Dios Todopoderoso, con “su Cristo” como asociado en el gobierno. Él tiene que gobernar como rey para siempre jamás, y tiene que manifestar su condición de rey a todos nosotros los que estamos en la Tierra por medio de arruinar a los que arruinan su propiedad, la Tierra. Revelación 11:15 presenta esto como cosa absolutamente segura, como si ya hubiera ocurrido. Esa declaración es una promesa divina que no puede ser retirada. ¡Jamás fracasará!
40. ¿Por qué son seguras sus promesas, que son mayores que las que se le hicieron a Israel?
40 Es una promesa de origen divino que anuncia bien para todos los de nuestra generación que anhelan un mundo unido de la humanidad bajo un gobierno mundial dirigido por uno que cumple su palabra fielmente. Es verdad que él promete cosas que son casi increíbles. Ahora promete cosas mucho mayores que las cosas que se le prometieron a Israel el pueblo de Jehová, más de quince siglos antes de nuestra era común. Sin embargo, Jehová tiene suficiente poder como para cumplir estas cosas de mayor grandeza.
41, 42. Para que se registrara lo que está en Josué 21:44, 45, ¿qué hazañas hizo Jehová?
41 Para poner en libertad a su pueblo esclavizado, Israel, se requirió que Jehová rompiera el agarro de la Potencia Mundial Egipcia. Entonces tuvo que dividir las aguas del mar Rojo para que su pueblo liberado cruzara sobre tierra seca. Entonces tuvo que dejar que las aguas arroparan a los hombres de la caballería egipcia y los carros que venían en persecución y a su orgulloso Faraón. Cuarenta años después, Jehová tuvo que represar las aguas en inundación del río Jordán para que su pueblo cruzara a la Tierra Prometida. Entonces, por seis años tuvo que pelear a favor de ellos, derribando los muros de Jericó y subyugando la mayor parte del país para repartirlo entre las doce tribus de Israel. A pesar de todos los formidables obstáculos, Dios, que no miente, cumplió la promesa que le había dado a su pueblo. En testimonio de ese hecho histórico, el juez Josué, el sucesor del profeta Moisés, registró las siguientes palabras memorables:
42 “Todos sus enemigos los dio Jehová en manos de ellos. No falló ni una promesa de toda la buena promesa que le había hecho Jehová a la casa de Israel; todo se realizó.”—Josué 21:44, 45; 23:10.
43. ¿Qué tiempo se acerca en el cual testificaremos: “¡Es la verdad!”?
43 Ahora se acerca el magnífico día en el cual los miembros de nuestra generación que entonces estén vivos podrán dar testimonio de que ni una sola promesa de toda la buena promesa de Dios acerca de un gobierno mundial justo ha fallado. Él habrá hecho que todo se haya realizado. Por eso, con plena confianza en Él podemos ponernos a examinar sus maravillosas promesas que tienen que ver con el gobierno mundial. Felices seremos si finalmente podemos llegar a ser sus testigos y decir acerca de su promesa: “¡Es la verdad!”—Isaías 43:9, 10.