Un Dios de bondad amorosa
“Oh den gracias a Jehová, porque él es bueno; porque su bondad amorosa es hasta tiempo indefinido.”—Sal. 107:1.
1, 2. ¿Cómo consideran algunos a Dios, en comparación con lo que David escribió?
¿QUÉ concepto tiene usted de Dios? ¿Lo considera usted como una deidad bondadosa y benevolente, pero quizás como uno que está alejado de los asuntos y problemas de la humanidad? O, quizás piense usted en él como un combatiente parcial en los asuntos mundiales, como uno que bendice las guerras y el derramamiento homicida de sangre de las naciones si se hallan en una causa “justa,” quizás hasta como un Dios que arbitrariamente apaga la vida de una persona amada por sus propios propósitos inescrutables.
2 Este no parece ser el Dios de quien dijo el salmista David: “Bueno y recto es Jehová. Es por eso que instruye a los pecadores en el camino. Él hará que los mansos anden en su decisión judicial, y enseñará a los mansos su camino. Todas las sendas de Jehová son bondad amorosa y apego a la verdad para los que observan su pacto y sus recordatorios.”—Sal. 25:8-10.
3, 4. ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con el Creador, y por qué?
3 David había sido un fugitivo, huyendo por su vida de sus propios conciudadanos, pero no criticó a Dios por sus dificultades. En cambio oró: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas. Hazme andar en tu verdad y enséñame, porque tú eres mi Dios de salvación. En ti he esperado todo el día. Acuérdate de tus misericordias, oh Jehová, y de tus bondades amorosas, porque son desde tiempo indefinido.”—Sal. 25:4-6.
4 Muchas personas en circunstancias menos severas han criticado al Creador. No pueden entender por qué no interviene personalmente en los problemas de ellas, y tienden a culpar a Dios por todas las dificultades que sufren, prescindiendo de la fuente. Pero nosotros hacemos bien en considerar lo que dice la Palabra de Jehová en cuanto a esto. ¿Es él un Dios de bondad y amor, como declaró David, o un Dios desamoroso, sanguinario, así como hasta algunos clérigos han afirmado?
5. ¿Qué consejo de la Palabra de Jehová siguió sabiamente David?
5 David fue acusado falsamente y hostigado por el rey Saúl, a quien Jehová le había confiado el acaudillamiento de Su pueblo. Pero David no se amargó para con Jehová a causa de la acción celosa de Saúl, y David rehusó asumir el derribar al “ungido de Jehová.” Recordó la ley de Israel: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón. Debes sin falta censurar a tu asociado, para que no cargues pecado junto con él. No debes tomar venganza ni tener inquina contra los hijos de tu pueblo; y tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Jehová.”—Lev. 19:17, 18.
6. (a) ¿Qué prefiguraron las guerras de Israel, pero qué no debemos concluir? (b) ¿Cómo trató compensadoramente Jehová con David?
6 Más tarde David tomó la delantera en la lucha que Israel libró contra los cananeos para echarlos de la tierra que había sido prometida al antepasado de Israel, Abrahán. Esta acción fue un modelo profético de cómo Jehová en nuestro tiempo limpiará la Tierra de rebeldes contra su soberanía y dará la herencia a los que le aman y le sirven, “los que observan su pacto y sus recordatorios.” Sin embargo, no hay indicación bíblica de que Jehová en estos días pelea por una nación u otra. Al contrario, Isaías predijo que Su pueblo batiría sus espadas en rejas de arado y no aprendería más la guerra. A David se le negó el honor de erigir el templo para la adoración de Jehová debido a que había sido hombre de guerra. No obstante David había llevado a cabo la voluntad de Jehová para su tiempo y por eso Jehová prometió que la gobernación real no dejaría su línea de descendencia. (Hech. 13:36) Concerniente a esto, Isaías declaró proféticamente: “Inclinen su oído y vengan a mí. Escuchen, y su alma se mantendrá viva, y prestamente celebraré con ustedes un pacto que durará indefinidamente respecto a las bondades amorosas para con David que son fieles.” Con razón declaró David: “En cuanto a mí, en tu bondad amorosa he confiado; esté gozoso mi corazón en tu salvación. Ciertamente cantaré a Jehová, porque me ha tratado recompensadoramente.”—Isa. 55:3; Sal. 13:5, 6.
7. ¿Cómo relacionó Pablo la bondad amorosa de Dios para David con el tiempo de Jesús?
7 El apóstol Pablo enlazó el pacto con David a los sucesos del día de Jesús, explicando: “De modo que nosotros les estamos declarando a ustedes las buenas nuevas acerca de la promesa hecha a los antepasados, que Dios la ha cumplido enteramente para con nosotros los hijos de ellos al haber resucitado a Jesús; así como está escrito en el salmo segundo: ‘Tú eres mi hijo, este día he llegado a ser tu Padre.’ Y ese hecho de que lo resucitó de entre los muertos destinado a nunca más volver a la corrupción, lo ha declarado él de esta manera: ‘Les daré a ustedes las bondades amorosas para con David que son fieles.’” De modo que se cumplió la promesa a David, y Jesús como heredero de David e Hijo unigénito de Jehová fue levantado para llegar a ser Rey del nuevo orden de cosas de Jehová en el tiempo asignado.—Hech. 13:32-34.
8. ¿Cuáles son algunas evidencias de que Jehová es un Dios de bondad amorosa?
8 Desde el mismísimo principio una creciente cadena de acontecimientos mostró la bondad e interés amoroso de Jehová para la humanidad. El propósito de Jehová de que hombres justos vivan en la Tierra en condiciones paradisíacas no sería desbaratado. Cuando Jehová formó la Tierra como hogar hermoso para la humanidad, no proveyó simplemente para las necesidades escuetas, sino que cubrió el terreno de árboles frutales y arbustos florecientes para su placer y deleite. Plantó en medio del jardín el árbol de la vida, estando a la expectativa del tiempo cuando la primera pareja demostrara su fidelidad y extendiera los límites del jardín paradisíaco hasta los cabos de la Tierra. Aun después de su rebelión y la ejecución de la sentencia contra ellos, Jehová en profecía mostró su bondad inmerecida al predecir la redención futura de los que cifran su fe en él.
9. ¿Qué necesidad reconoció David, y cómo se proveyó esta perspectiva?
9 ¿Cómo se efectuaría esta restauración a condiciones paradisíacas? Jehová le había prometido a Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” Esta descendencia de Abrahán resultaría ser una bendición al proveer el medio para la redención. David había expresado la necesidad de esto cuando oró: “De los pecados de mi juventud y de mis sublevaciones, oh, no te acuerdes. Conforme a tu bondad amorosa acuérdate, sí, tú mismo, de mí, por causa de tu bondad, oh Jehová. Por causa de tu nombre, oh Jehová, hasta tienes que perdonar mi error, porque es considerable.” (Gén. 22:18; Sal. 25:7, 11) David discernió que se necesitaba algo más que sacrificios animales para proveer una expiación satisfactoria, y confió en la bondad amorosa de Jehová para que lo proveyera. El pacto de Jehová con David fue otro paso adelante para efectuar el propósito de Jehová. (2 Sam. 7:16) ¿Cómo fue eso? Como Pablo dijo, tocante a Jesús: “De todas las cosas de las cuales no podían ser declarados sin culpa por medio de la ley de Moisés, todo el que cree es declarado sin culpa por medio de Este.” ¡Qué perspectiva de bendecir a todas las naciones hizo accesible esto, gracias a la bondad inmerecida de Jehová, aun el perdón de pecados y errores como mencionó David!—Hech. 13:38, 39.
10. ¿De qué manera ha respondido generalmente la humanidad a las provisiones de Jehová, y qué indica esto?
10 Sin embargo, hasta este día la humanidad no ha aceptado ni aplicado la lección de bondad que enseñaron Jehová y su Hijo. En cambio, por todo el mundo hay odio debido a nacionalidad, prejuicio debido a diferencias religiosas, injuria y falta de bondad debido a las diferencias raciales. Los que van en pos de tal derrotero muestran que andan en oscuridad, en lo que toca al punto de vista de su Creador, y la oscuridad ha cegado sus ojos. (1 Juan 2:9-11) El seguir el derrotero de la bondad es andar en unión con Jehová, andando en la luz. Esta luz de su Palabra revela además el contraste entre los que son hijos de Dios y los que están siguiendo el derrotero satánico de falta de bondad, división y odio. “Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no ejecuta justicia no se origina de Dios, tampoco el que no ama a su hermano. Porque éste es el mensaje que ustedes han oído desde el principio, que tengamos amor los unos para con los otros; no como Caín, que se originó del inicuo y mató atrozmente a su hermano.”—1 Juan 3:10-12.
11. (a) ¿Qué ilustración de bondad dio Jesús? (b) ¿Cómo mostró la misma imparcialidad que su Padre?
11 Tampoco ha de entenderse que este amor al hermano de uno simplemente significa a los de la propia familia de uno o aun a los de la propia raza de uno. Como dijo Jesús: “Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen.” (Luc. 8:21) De modo que no hizo distinciones debido a lazos consanguíneos o raza. Sabía que su Padre había mostrado bondad inmerecida a hombres de toda clase y que Él es imparcial para con todos. Él hizo a todos los hombres de una sola sangre, y ha dado a todos la misma esperanza de vida por medio de su Hijo bajo el gobierno de su Reino. Un docto de la Ley, que conocía el mandato de Jehová de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, preguntó: “¿Quién verdaderamente es mi prójimo?” Jesús contestó hablando acerca de un hombre en camino de Jerusalén a Jericó a quien lo robaron y lo golpearon y dejado medio muerto. Pasado por alto por un sacerdote y un levita que se hicieron a un lado, finalmente recibió atención bondadosa de un samaritano. Jesús preguntó: “¿Quién de estos tres te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los salteadores?” Ciertamente fue el hombre que actuó misericordiosamente quien mostró ser el prójimo genuino. Jesús elogió esta acción, diciendo a su inquiridor: “Vete y haz tú lo mismo.”—Luc. 10:29-37.
12. (a) ¿De qué no ha de ser culpado Dios? (b) ¿Cómo muestran esto las Escrituras?
12 A pesar del hecho de que muchas personas no solo se hacen a un lado y pasan por alto a su prójimo cuando se necesita ayuda, sino que hasta se comportan de manera rebelde para con su Creador, Jehová ha continuado tratando con gran paciencia y bondad a la humanidad. (Sal. 107:11-13) A él no se le debe culpar debido a la muerte súbita por accidente, guerra o que enfermedad azota a millares de jóvenes y viejos cuando menos se espera. Al contrario, él es quien está abriendo el camino a la vida para los que la desean. Tanto él como su Hijo abogan por la bondad inmerecida y la practican.—Ecl. 9:11; Heb. 2:14.
13. (a) ¿En qué condición había caído Israel según Oseas? (b) ¿Qué clase de Dios mostraría ser Jehová si el pueblo se arrepentía?
13 Sin embargo, las amorosas expresiones de bondad de Jehová para con los hombres a través de los siglos no quieren decir que él pasa por alto o perdona sentimentalmente toda la maldad. Él se describió a Israel con las palabras: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo, que hace venir el castigo por el error de padres sobre hijos y sobre nietos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación.” (Éxo. 34:6, 7) Con el tiempo Israel llegó a merecer castigo. Oseas describió al pueblo como teniendo bondad amorosa “como las nubes de la mañana y como el rocío que temprano se va.” Judá había violado traidoramente su pacto con Jehová. En vez de practicar la bondad amorosa de su Dios, Galaad llegó a ser “una ciudad de malhechores, manchada con huellas sangrientas. Como tropas de hombres que acechan, así se escondieron los sacerdotes mismos; en camino a Siquem cometieron asesinato, practicaron vicio.” Israel se contaminó. Ciertamente con condiciones como ésta en el país fue verdad que la poca bondad amorosa que había se desvaneció temprano por la mañana como el rocío. Con buena razón imploró Oseas: “Vengan, y regresemos de veras a Jehová, porque él mismo ha desgarrado pero él nos sanará. Él siguió golpeando, pero él nos vendará.” Jehová quería el amor leal de ellos más bien que el sacrificio, y que ellos reconocieran la importancia del conocimiento de Dios más bien que las ofrendas quemadas. (Ose. 6:1-10, NM, UTA) Si el pueblo se arrepentía, entonces Jehová mostraría ser un Dios ‘tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa, pero que de ninguna manera daría exención de castigo.’
14. ¿Cuál fue la condición de Israel para los días de los apóstoles, y qué provisión hizo Jehová para los gentiles?
14 Después el apóstol Pablo comentó sobre el equilibrio de Jehová como Dios de bondad, no obstante como de uno que demuestra severidad cuando se merece. Citó las palabras de Jehová a Isaías: “Todo el día he extendido mis manos hacia un pueblo que es desobediente y respondón.” Elías hasta había argüido ante Dios contra Israel, diciendo: “Jehová, han matado a tus profetas, han arrancado tus altares, y yo solo quedo.” Pero Jehová no rechazó a su pueblo. Sabía que quedaban siete mil hombres de fe además de Elías. De modo que aunque a menudo tropezaba la nación, no caía completamente del favor de Jehová, y, como los siete mil que rehusaron adorar a Baal en el tiempo de Elías, un resto de Israel durante el ministerio de Jesús resultó fiel. Pablo escribió: “De esta manera, por lo tanto, también en la época presente ha llegado a haber un resto según una selección que se debe a bondad inmerecida.” Sin embargo, la mayoría de Israel actuó como si estuviera profundamente dormida, con los ojos cerrados y los oídos sordos a la maravillosa oportunidad que Jehová en su bondad inmerecida les estaba haciendo accesible. El haber fracasado ellos abrió el camino para que los gentiles, la gente de las naciones, entraran en el nuevo pacto que inauguró Jesús. Ya los judíos no estaban separados como un pueblo escogido de todas las otras naciones, sino que el muro de separación había sido echado abajo y ahora estaba abierto el camino para que otros entraran en el favor de Jehová como su pueblo pactado.—Rom. 10:21 a 11:11; 1 Ped. 2:10.
15. ¿Cómo ilustró Pablo la acción de Jehová, y qué advertencia se dio?
15 Pablo describió esto al asemejar al pueblo pactado de Jehová con las ramas de un olivo. Puesto que Israel como nación resultó infructífero, las ramas espiritualmente muertas fueron rotas y ramas nuevas de un acebuche, que representaban a hombres de fe de las naciones gentiles, fueron injertadas, para poder recibir las riquezas de Jehová y las bendiciones que él proveería. Pablo advierte que esto no se debió a algunas obras especiales de parte de aquellos injertados, sino debido a la falta de fe de aquellos a quienes se extendió primero la oportunidad. Les recuerda: “Si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco te perdonará a ti. Ve, por lo tanto, la bondad y la severidad de Dios. Para con los que cayeron hay severidad, mas para contigo hay la bondad de Dios, con tal que permanezcas en su bondad; de otra manera, tú también serás podado.” (Rom. 11:21, 22) Se requieren fe y obediencia para permanecer en la bondad de Jehová. No se trata de nacionalidad o raza. Como lo expresa Pablo, “no hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan. Porque ‘todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.’”—Rom. 10:12, 13; 2:7-11.
16. ¿Cómo se hizo posible la esperanza de vida eterna?
16 Jehová ha abierto la puerta a la vida por medio de su bondad inmerecida, equilibrando la balanza de la justicia al proveer a su Hijo como rescate para que podamos evitar la condenación y muerte heredadas de Adán. Pablo puso de relieve esto en Tito 3:4-7, diciendo: “Cuando se manifestó la bondad y el amor para con el hombre de parte de nuestro Salvador, Dios, no debido a obras de justicia que nosotros hubiésemos ejecutado, sino que según su misericordia él nos salvó por medio del baño que nos trajo a la vida y por medio de hacernos nuevos por espíritu santo. Este espíritu él lo derramó ricamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, después de ser declarados justos en virtud de la bondad inmerecida de ése, llegásemos a ser herederos según una esperanza de vida eterna.” Verdaderamente Jehová es un Dios de bondad amorosa. No se debe a nuestras propias obras justas que llegamos a tener el derecho a la vida, sino debido a que Jehová mostró bondad inmerecida al proveer un rescate, que Jesús hizo disponible al dar su vida humana como sacrificio. “De modo que la Palabra vino a ser carne y residió entre nosotros, y tuvimos una vista de su gloria, gloria como la que pertenece a un hijo unigénito de parte de un padre; y estaba lleno de bondad inmerecida y verdad. Porque todos nosotros recibimos de su plenitud, sí, bondad inmerecida sobre bondad inmerecida.” En esto Jesús reflejó las cualidades bondadosas de su Padre.—Juan 1:14, 16.
17. ¿De qué manera vino a gobernar como rey la bondad inmerecida?
17 Así se puede ver claramente que no se debe a acción alguna de parte del individuo que tiene la esperanza de vida eterna, porque todos han pecado; no obstante Dios concede esta perspectiva de ser declarados justos por medio de la fe en el sacrificio de rescate de Cristo Jesús como un don gratuito por su bondad inmerecida. (Rom. 3:23, 24) Hasta el tiempo de Cristo la ley que Dios dio subsistió como recordatorio a Israel de su imperfección y pecaminosidad, pero el rescate de Jesús abrió el camino para recibir los beneficios de la bondad inmerecida de Dios. Hasta ese tiempo fue verdad que el pecado gobernó como rey con la muerte, pero luego Jehová abrió el camino para que “la bondad inmerecida gobernase como rey por medio de justicia con vida eterna en mira.” (Rom. 5:21) Jesús había venido como caudillo y comandante para bendecir a todos los grupos nacionales, en cumplimiento del “pacto [de Dios] . . . respecto a las bondades amorosas para con David.”—Isa. 55:3, 4.
18. ¿Cómo echan a un lado algunos la bondad inmerecida de Dios?
18 Los cristianos no están hoy en el pacto de la ley mosaica con Dios, sino que, estando asociados con el nuevo pacto, son guiados por espíritu de Dios. (Rom. 6:14) Aun así, nuestras perspectivas de posición justa a la vista de Dios no provienen como resultado de nuestras obras. El apóstol Pablo habló fuertemente acerca de esto, mostrando que nadie podría obtener la vida por medio de sus propios esfuerzos: “No echo a un lado la bondad inmerecida de Dios; porque si la justicia es por medio de ley, Cristo realmente murió en balde.” (Gál. 2:21) De hecho, Pablo siguió diciendo: “Quedan separados de Cristo, quienesquiera que sean ustedes que tratan de ser declarados justos por medio de ley; han caído de la bondad inmerecida de él.”—Gál. 5:4; Rom. 11:5, 6.
19. ¿Qué privilegio ha dado Jehová a los cristianos hoy en día?
19 Sin embargo, aunque no es por nuestros propios esfuerzos sino más bien por el mérito del sacrificio de Cristo que tenemos la maravillosa esperanza de vida eterna, sea en el cielo o sobre la Tierra, ese hecho no significa que Jehová no nos haya dado una asignación de servicio. Por eso Pablo recordó a los gálatas: “Dios, que . . . me llamó por su bondad inmerecida, tuvo a bien revelar a su Hijo con relación a mí, para que yo declarase las buenas nuevas acerca de él a las naciones.” (Gál. 1:15, 16) Al aceptar también esta llamada para declarar las buenas nuevas hoy en día los cristianos pueden participar en el ministerio y mostrar que aprecian la bondad inmerecida de Jehová. Como hijos de Dios, debemos reflejar su cualidad de bondad a otros, y ¡qué mejor manera podría haber de hacer esto que trayéndoles la verdad que conduce a la vida! Jesús hizo esto, compartiendo tanto la bondad inmerecida como la verdad por medio de su ministerio.—Juan 1:17, 18.
20. ¿Quién es la verdadera fuente de bondad, y qué invitación extiende?
20 Jehová mismo es la fuente original de la bondad. Como escribió el anciano apóstol Juan: “¿Quién no te temerá verdaderamente, Jehová, y glorificará tu nombre, porque solo tú eres de bondad amorosa?” (Rev. 15:4, edición en inglés de 1950) Aun para los que se han opuesto a la dirección de Dios, si cambian su manera de proceder, la oportunidad de reconciliarse y obtener el don de la vida quizás todavía esté abierta, así como el profeta Joel invitó a los israelitas descarriados: “Vuelvan a Jehová su Dios, porque él es benévolo y misericordioso, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa.”—Joel 2:13.
21. ¿Qué esfuerzo está haciendo Satanás, pero qué puede conducir a la salvación?
21 Por otra parte, Satanás está haciendo todo lo posible para neutralizar la bondad de Jehová, sabiendo que solo le queda un corto período de tiempo para cegar la mente de la gente a las buenas nuevas. (2 Cor. 4:4) Todo su esfuerzo es difamar al Creador como un Dios a quien no le importan ni le interesan los problemas y pruebas de la humanidad, un Dios que es parcial en las guerras humanas y por eso es responsable del sufrimiento y desconsuelo de la gente. (Juan 8:44) Pero Jesús previó que antes de que Jehová al fin termine con el engaño y perturbación de Satanás, se daría una advertencia y se aclararía la verdadera posición de Jehová como Dios de bondad amorosa, como Aquel que traerá bendiciones a su pueblo por medio de su Reino bajo el gobierno de Cristo Jesús. Con este fin ha reunido a hombres de fe como testigos suyos en una organización mundial para predicar “estas buenas nuevas del reino.” El participar ahora en esta obra asignada por Dios resulta en salvación.—Rom. 10:9-11.
22. ¿Qué destino les aguarda a los que caen en la trampa de Satanás?
22 Durante este período intermedio antes de que venga la tribulación aplastante y definitiva en contra de la organización de Satanás muchos están teniendo la oportunidad de oír el mensaje del Reino y de hecho están orando como David: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová; enséñame tus propias sendas.” (Sal. 25:4) Llegan a conocer a Jehová como un Dios que extiende bondad inmerecida a los que “observan su pacto y sus recordatorios.” Ya no caen en la trampa de la falta de fe que Satanás ha puesto, cavilando a causa de los actos bárbaros de la guerra de años recientes y atribuyendo tales cosas a Dios. (Sant. 4:1, 2) Sin embargo, la cristiandad generalmente, tal como el Israel de la antigüedad, despliega bondad amorosa que se desvanece en tiempo de dificultad como el rocío matutino bajo un sol caluroso, que se disipa rápidamente debido a no tener fe genuina en Jehová, su Palabra y Reino. A menos que tales personas se vuelvan a Jehová y se dirijan al conocimiento de Dios, serán talados como en una cosecha cuando Jehová limpie la Tierra de toda iniquidad en la batalla del Armagedón. Como profetizó Isaías, los hombres de fe entonces “realmente saldrán y pondrán la vista sobre los cadáveres de los hombres que estuvieron transgrediendo contra mí.”—Isa. 66:24.
23. (a) ¿Cómo muestran las Escrituras la justicia de Jehová? (b) ¿Cómo resulta ser una bondad hasta la severidad de Jehová?
23 Así Jehová en sus juicios justos muestra tanto bondad como severidad... severidad merecida para aquellos que se oponen a los embajadores de su Reino y a su mensaje y que le dan la espalda a su propósito justo, pero bondad a los hombres de fe con la perspectiva de vida eterna. (Luc. 20:9-18) Aun durante este “tiempo del fin” Jehová continúa mostrando su paciencia, no deseando que ninguno perezca. (2 Ped. 3:9) Cada uno por su manera de proceder determinará si recibirá la bondad o severidad de Dios. Jehová realmente estará mostrando bondad amorosa a todos los que cifran fe en él cuando limpie completamente la Tierra de toda iniquidad. (Heb. 10:26-29) Entonces como nunca antes ‘la bondad inmerecida gobernará como rey por medio de justicia con vida eterna en mira por medio de Jesucristo nuestro Señor.’—Rom. 5:21; Sal. 107:15.
[Ilustración de la página 459]
El samaritano bondadoso