Ninguna curación hasta que las casas estén sin hombre
“Y empecé a oír la voz de Jehová diciendo: ‘¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?’ Y yo procedí a decir: ‘¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.’”—Isa. 6:8.
1, 2. (a) ¿Cómo le puso fecha el profeta Amós a su profecía? (b) ¿Qué otro profeta mencionó el mismo suceso notable que Amós, y en relación con qué temblor de tierra?
CUÁNTAS casas fueron destruidas no lo dice el registro del terremoto. Pero el terremoto fue tan notable que el tiempo en que sucedió se usó para ponerle fecha a una profecía importante del noveno siglo a. de la E.C. El profeta inicia su libro inspirado diciendo: “Las palabras de Amós, que se contaba entre los ganaderos de ovejas de Tecoa, y que él contempló en visión respecto a Israel en los días de Uzías el rey de Judá y en los días de Jeroboán hijo de Joás, el rey de Israel, dos años antes del terremoto.” (Amós 1:1) Esto situaría el terremoto alrededor del año 809 a. de la E.C. Sin embargo, creó tal impresión que se recordó tres siglos después (en 519 a. de la E.C.) y se usó en la profecía de Jehová Dios por medio de su profeta Zacarías para hacer una comparación con otro temblor de tierra, con estas palabras:
2 “Y sus pies realmente se plantarán en aquel día sobre la montaña de los olivos, que está enfrente de Jerusalén, al este; y la montaña de los olivos tendrá que partirse por en medio, desde el naciente y al oeste. Habrá un valle muy grande; y la mitad de la montaña realmente será movida hacia el norte, y la mitad de ella hacia el sur. Y ustedes ciertamente huirán al valle de mis montañas; porque el valle de las montañas llegará hasta Azel misma. Y tendrán ustedes que huir, tal como huyeron debido al temblor de tierra en los días de Uzías el rey de Judá.”—Zac. 14:4, 5.
3. ¿Cómo se describe un terremoto en los días del rey Uzías en Antiquities of the Jews, por Josefo ben Matías?
3 Seis siglos después de esa profecía, Josefo ben Matías, el historiador judío de nuestro primer siglo, escribió sus Antiquities of the Jews y gráficamente describió el terremoto de los días del rey Uzías, en el Libro IX, capítulo 10, párrafo 4, diciendo:
. . . De consiguiente cuando llegó un día notable, e iba a celebrarse un festival general, se puso la prenda de vestir santa, y entró en el templo para ofrecer incienso a Dios sobre el altar de oro. Pero Azarías el sumo sacerdote, que tenía ochenta sacerdotes con él, afirmó que no era lícito que él ofreciera sacrificio: y que a nadie además de la posteridad de Aarón se le permitía hacerlo. Y cuando clamaron, que tenía que salirse del templo, y que no pecara contra Dios, se airó en contra de ellos y amenazó matarlos, a menos que se callaran. En el ínterin un gran terremoto sacudió el suelo, y se hizo una grieta en el templo, y los rayos brillantes del Sol resplandecieron por ésta; y cayeron sobre el rostro del rey, de manera que inmediatamente la lepra se apoderó de él. Y delante de la ciudad, en un lugar llamado Eroge, la mitad de la montaña se desprendió del resto sobre el occidente, y rodó cuatro estadios, y se detuvo en la montaña del oriente: hasta que los caminos, así como los jardines del rey, fueron echados a perder por la obstrucción. Ahora bien, tan pronto como los sacerdotes vieron que el rostro del rey estaba infectado de lepra, le dijeron la calamidad bajo la que estaba, y le mandaron salir de la ciudad cual persona contaminada. Ante esto estaba tan confundido, que hizo lo que se le mandó; y sufrió este terrible y miserable castigo por una intención presuntuosa, y por aquella impiedad contra Dios que se denotó en ello. De modo que moró fuera de la ciudad por algún tiempo, y llevó una vida privada, mientras que su hijo Joatam se encargó del gobierno. Murió con desconsuelo y ansiedad, por lo que le había sucedido; cuando había vivido sesenta y ocho años, y había reinado cincuenta y dos; y su cuerpo fue enterrado en su propio jardín.
4. (a) ¿Está de acuerdo la cuenta del tiempo de Josefo del terremoto con la que da Amós? (b) ¿Menciona la Biblia misma un terremoto al tiempo en que Uzías invadió el templo, pero qué indica en cuanto a algún terremoto?
4 Como el rey Uzías murió de lepra en el año 774 a. de la E.C., el tiempo del terremoto que indica el historiador judío Josefo no está de acuerdo con el que da el profeta Amós, a menos que hubiera habido dos terremotos. El propio relato de la Biblia de lo que le sucedió al rey Uzías cuando invadió el compartimiento santo del templo de Jerusalén se da en 2 Crónicas 26:16-23 y 2 Reyes 15:1-7. No menciona que hubiera ocurrido un terremoto en esa ocasión. No obstante, el reinado del rey Uzías fue señalado históricamente por un terremoto notable que mereció mención repetida. Pero el grado de daño a las casas particulares y otra propiedad no lo dice la Biblia. No obstante debe haber habido daño considerable si la gente huyó de sus casas a causa del terremoto.
5, 6. Según se informa en Isaías 6:1-4, ¿qué temblor del templo tuvo lugar en el año en que murió el rey Uzías?
5 Sin embargo, en el año en que murió Uzías el templo de Jehová fue sacudido en sus umbrales, probablemente después de la muerte del plagado rey Uzías. El profeta Isaías observó este temblor en el templo, y nos habla en cuanto a la ocasión en que sucedió, en el capítulo seis, versículos uno al cuatro, diciendo:
6 “El año en que murió el rey Uzías yo, sin embargo, conseguí ver a Jehová,a sentado en un trono excelso y elevado, y sus faldas llenaban el templo. Serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos se cubría el rostro, y con dos se cubría los pies, y con dos volaba de acá para allá. Y éste clamó a aquél y dijo: ‘Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria.’ Y los quicios de los umbrales empezaron a retemblar la voz del que clamó, y la casa misma gradualmente se llenó de humo.”
7. ¿Qué contraste entre Uzías e Isaías hay en relación con invadir el rey el templo y la visión del templo que tuvo el profeta?
7 ¡Qué contraste se demuestra aquí entre el rey Uzías y el profeta Isaías! El rey Uzías invadió presuntuosamente territorio que le estaba prohibido al rey sobre su trono. Él quiso iniciar una relación nueva y más estrecha entre el rey y Jehová Dios y practicar adoración directa a Dios, así poner a un lado el sacerdocio nombrado por Dios. Cual intruso impío vio el interior del compartimiento santo del templo, donde estaban situados los candelabros de oro, las mesas del “pan de la presencia” y el altar de oro para el incienso. Pero no vio el rostro de aprobación de Jehová y no obtuvo comisión especial de parte de Él. En contraste con esto, el profeta Isaías no echó a un lado el sacerdocio de Jehová ni invadió un lugar santo, sino que recibió una visión de Jehová en Su santo templo. No sufrió efectos malos a causa de esto sino que fue honrado con una comisión de parte del Dios de su nación. Los serafines que atendían al trono excelso y elevado de Jehová se cubrían el rostro a fin de no presumir que contemplaban al Dios entronizado, sin embargo a Isaías se le permitió ver a Jehová en una visión.
8. (a) ¿Qué hizo que temblaran los quicios de los umbrales del templo, y cómo llenó la gloria de Jehová la casa? (b) ¿Cómo participan de un privilegio como el de Isaías aquellos cuya visión espiritual es aguzada?
8 El profeta Isaías disfrutó de un raro privilegio sagrado. Este hecho se manifiesta en alto relieve en que los serafines se decían uno al otro a manera de respuesta: “Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria.” Es decir, lo que llena la Tierra es la gloria de Jehová de los ejércitos. La importancia grande de este anuncio por los serafines bastó para hacer que temblaran los quicios de los umbrales del templo. La gloria de Jehová de los ejércitos se manifestó llenando la casa de adoración con humo milagroso. Hoy los que temen a Dios son sumamente favorecidos si su visión es aguzada por medio de profecías cumplidas de la Santa Biblia. Disciernen que Jehová Dios ha venido a su templo espiritual. Están llenos de temor reverente a causa de esto.
9, 10. ¿Cómo fue afectado Isaías por la visión, y por qué?
9 Ante lo que Isaías vio y oyó se sintió muy impío, muy inmundo, y se llenó de temor. Él nos dice: “Y procedí a decir: ‘¡Ay de mí! Porque puedo darme como reducido a silencio, porque hombre inmundo de labios soy, y en medio de un pueblo inmundo de labios estoy morando; pues mis ojos han visto al Rey, Jehová de los ejércitos, mismo!’”—Isa. 6:5.
10 Esta solo fue una visión, y no obstante debido a que la visión fue inspirada por Jehová Dios, Isaías tenía razón de temer que moriría, de ser bajado al silencio de la muerte. Sin duda recordó cuando el profeta Moisés pidió ver la gloria de Jehová y que Jehová Dios le contestó a Moisés: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.” (Éxo. 33:20) ¡Y aquí Isaías había visto “al Rey, Jehová de los ejércitos, mismo!”
11. (a) ¿Por qué Isaías y su pueblo no tenían nada que temer a causa de la muerte del rey Uzías? (b) ¿Qué hecho es maravilloso que comprendamos hoy?
11 Jehová era el verdadero, aunque invisible, Rey del reino de Judá. Por consiguiente, aunque el rey Uzías murió en el año en que el profeta Isaías tuvo esta visión del templo, Jehová de los ejércitos siguió siendo el Rey de Judá. De modo que ni Isaías ni el pueblo tenían razón alguna para temer a causa de la muerte de tan poderoso rey como había sido Uzías, con equipo militar tan altamente desarrollado. (2 Cró. 26:1-9) ¡Cuán maravilloso es comprender hoy que Jehová Dios es el Rey del universo, el “Rey de la eternidad,” y que por lo tanto nosotros como sus adoradores y siervos no tenemos nada que temer en lo que toca a la gobernación de nuestra Tierra!—Rev. 15:3; Jer. 10:10.
SE NECESITÓ LIMPIEZA ANTES DE SER COMISIONADO
12, 13. ¿Por qué Isaías no se sentía en condición de recibir una comisión de parte de Jehová, pero cómo fue vencido esto?
12 El profeta Isaías no se sentía en condición digna para obtener una comisión de parte del Rey, Jehová de los ejércitos, en su santo templo. Creyó que la persona que actuara de vocero de tan santo y glorioso Rey-Dios debía tener labios limpios, mientras que los labios de Isaías eran inmundos en sí. También estaban manchados por la inmundicia de labios del pueblo entre el cual vivía y cuya habla oía. Pero si Isaías pensó que éste era un obstáculo invencible, se le hizo discernir su error, porque nos dice:
13 “Ante eso, uno de los serafines voló a mí, y había en su mano una brasa relumbrante que con tenazas había tomado del altar. Y procedió a tocar mi boca y decir: ‘¡Mira! Esto ha tocado tus labios, y tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado.’”—Isa. 6:6, 7.
14. ¿Por qué pudo cauterizar la brasa relumbrante la inmundicia de los labios de Isaías?
14 El serafín cogió con las tenazas la brasa relumbrante del altar de cobre de sacrificio de los animales que estaba en el patio de los sacerdotes del templo. Cuando la brasa relumbrante del fuego santo del altar fue colocada en la boca de Isaías, figuradamente quemó toda la inmundicia de sus labios. Lo que limpió los labios de Isaías, haciéndolo adecuado para servir de vocero de Jehová, no fue el sacrificio del animal en el altar, ni su sangre derramada, sino esta brasa relumbrante. El fuego de Dios desde el cielo originalmente había encendido la madera de aquel altar del templo, en los días del edificador del templo, el rey Salomón. (2 Cró. 7:1-3) Por eso ahora el serafín pudo decirle correctamente a Isaías: “Tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado.” Puesto que el fuego de Dios consumía los sacrificios que se ofrecían para limpiar el error y el pecado, pues, entonces, la brasa relumbrante del mismo altar de sacrificio podría cauterizar consistentemente la inmundicia de los labios de Isaías.
15, 16. (a) ¿Por qué había esperado Jehová, y qué dijo ahora? (b) ¿Por qué fue esto inequívocamente una invitación para que sirviera Isaías?
15 Jehová Dios no usa a personas inmundas como sus voceros o profetas aprobados. Por consiguiente, Jehová esperó hasta que Isaías fuera limpiado antes de ofrecerle una comisión de servicio profético. Así Isaías, con labios limpiados, ahora dice en el orden correcto de las cosas: “Y empecé a oír la voz de Jehová diciendo: ‘¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?’”—Isa. 6:8.
16 Jehová hizo surgir esta pregunta a oídos de Isaías, y siendo Isaías el único que contempló la visión. Por eso, esto inequívocamente fue una invitación para que Isaías respondiera a la llamada para el servicio como mensajero de Jehová, el enviado.
17. Al usar el pronombre plural “nosotros” en pregunta, ¿a quiénes se estaba refiriendo Jehová Dios?
17 Cuando Jehová preguntó: “¿Quién irá por nosotros?” no estaba usando un “nosotros” editorial o usando un pronombre personal plural en el sentido de majestad y así refiriéndose a él mismo con reconocimiento de su propia dignidad. Cambiando del pronombre personal singular “yo” al pronombre plural “nosotros,” ahora Jehová estaba incluyendo a alguien con él mismo, por lo menos a otra persona. Esa otra persona fue su Hijo unigénito, Miguel, que llegó a ser el hombre Jesucristo. Que él es la persona asociada con Jehová en el templo e incluida en el pronombre “nosotros” se nos asegura en Juan 12:36-41,b que se refiere a Jesucristo. Por lo tanto, Jehová y su Hijo unigénito son dos individuos distintos, ¡no una trinidad!
18. (a) ¿Cómo respondió Isaías, a la pregunta de Jehová, y por qué? (b) ¿Para quiénes hoy día es Isaías así un ejemplo excelente?
18 Isaías estaba dispuesto a ir por Jehová Dios y su Hijo unigénito, y por lo tanto Jehová lo podía enviar en cualquier misión particular. Comprendiendo ahora su limpieza de labios, y no deseando dejar que Jehová estuviera pidiendo a alguien a quien enviar, Isaías respondió a la oportunidad. Nos dice: “Y yo procedí a decir: ‘¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.’” (Isa. 6:8) La tarea en la cual se enviaría a Isaías pudiera ser una tarea desagradable, pero Isaías estaba dispuesto a ir, solo por servir los intereses de Jehová y para provecho del pueblo de Jehová. Isaías estaba dispuesto a continuar siendo un profeta activo de Jehová a pesar de la penalidad adicional que esto pudiera acarrearle. La nación de Israel era el pueblo dedicado de Jehová, redimido por Él e introducido en un pacto nacional con Él, e Isaías, como miembro de aquella nación, era un hombre dedicado. Deseaba probar su dedicación por medio de hacer la voluntad de Jehová e ir en una misión por él. En esto Isaías puso un ejemplo excelente para los testigos cristianos de Jehová de hoy día. (Isa. 43:10-12) Sabiendo, como Isaías, que son enviados por el “Rey, Jehová de los ejércitos,” pueden avanzar en su misión con confianza, como quienes tienen la más elevada autorización.
19. ¿Qué expresó la comisión que Jehová dio a Isaías?
19 El ofrecerse Isaías para ir fue inmediatamente aceptado por Jehová de los ejércitos. Pero ahora, ¿qué iba a hacer o decir, y a quienes iba a ser enviado? Isaías registró su comisión de parte de Jehová, pues él nos escribe: “Y él pasó a decir: ‘Ve, y tienes que decirle a este pueblo: “Oigan vez tras vez, pero no entiendan; y vean vez tras vez, pero no consigan conocimiento.” Haz impasible el corazón de este pueblo, y haz insensibles sus mismísimos oídos, y pégales sus mismísimos ojos, para que no vean con sus ojos y con sus oídos no oigan, para que su propio corazón no entienda y para que realmente no se vuelvan atrás y consigan curación para sí.’”—Isa. 6:9, 10.
20. ¿De qué manera habría de decirle Isaías a “este pueblo” que viera y no consiguiera conocimiento y oyera y no entendiera?
20 No a las naciones gentiles, sino a “este pueblo,” su propio pueblo, había de ir Isaías. ¿Había él de decirle realmente a “este pueblo” que no entendiera y que no consiguiera ningún conocimiento? ¡No! Pero al ir repetidas veces a “este pueblo” y dejarle ‘oír vez tras vez,’ había de dejar que la gente demostrara por sí misma que no entendía o no quería entender. Así mismo habría de dejarlos ver vez tras vez con sus ojos de observación y discernimiento y así dejarlos que se mostraran como no obteniendo ningún conocimiento. Esto no quería decir que Isaías era un maestro y demostrador deficiente, sino, más bien, que “este pueblo” estaba demasiado concentrado en sí y era demasiado egoísta para entender y adquirir conocimiento hasta de un buen maestro.
21. (a) ¿Cómo, entonces, habría Isaías de hacer impasible el corazón del pueblo? (b) ¿Por qué habría de seguir Isaías hablando denodadamente?
21 Por lo tanto no sería Isaías quien estuviera haciendo impasibles sus corazones de comprensión e insensibles sus oídos o pegándoles sus ojos para cegarlos. No, sino que mediante paciente trabajo profético educativo entre “este pueblo,” habría de demostrarles que ellos mismos habían hecho sus corazones de comprensión impasibles y sus oídos insensibles y que ellos mismos se habían pegado sus propios ojos con ideas egoístas a fin de que no pudieran discernir el significado de lo que estaba haciendo Isaías como mensajero y vocero de Jehová. Isaías no dejó de hablar denodadamente, y hacer que el pueblo oyera el sonido de sus palabras. Necesitaba hacer esto a fin de demostrarles algo. ¿Qué? Que la razón por la que no oían con provecho para sí mismos era que ellos mismos se habían tapado sus propios oídos de manera desinteresada y no enseñable, no tomando así en serio las palabras de él.
22. ¿Por qué fallaron los esfuerzos de Isaías en hacer volver al pueblo y falló en que fuera curado?
22 Jehová le advirtió de antemano a Isaías que, a pesar de todo su profetizar, predicar y enseñar, no llegaría al corazón de “este pueblo.” Sus esfuerzos continuos y pacientes con ellos literalmente habían de hacer que ellos testificaran contra sí mismos como personas que habían hecho impasibles sus propios corazones. Por esta razón sus corazones de comprensión no sentirían ninguna emoción fuerte, porque no entenderían el significado serio de las palabras y hechos de Isaías. Es cierto que él estaba tratando de hacer que volvieran a Dios, pero el no poder Isaías hacerlos volver mediante sus esfuerzos se debía a que voluntariosamente rehusaban volver. Isaías trataría de ayudarlos a curarse de su falta de espiritualidad y falta de buenas relaciones con Dios, pero no se consideraban estar espiritualmente enfermos ni en malas relaciones con Jehová. Por eso, orgullosamente rehusaron ‘conseguir curación para sí’ y entrar en relación sana con su Gobernante, el “Rey, Jehová de los ejércitos.”
“¿HASTA CUÁNDO, OH JEHOVÁ?”
23. En este punto de la comisión de Jehová a él, ¿cómo interrumpió Isaías, y por qué?
23 ¿Estaba realmente la situación por entrar en una condición tan seria como ésa? Isaías se horrorizó. ¡No permita Dios que la nación entre en una condición tan mala y peligrosa como ésa! Pues, si “este pueblo” no consiguiera ninguna curación, eso significaría su muerte, y ¡ay, lo que eso significaría para ellos! Aquí Isaías como que objetó a que las cosas llegaran a tal grado, e interrumpió a Jehová mientras hablaba, como nos dice: “Ante esto dije: ‘¿Hasta cuándo, oh Jehová?’”—Isa. 6:11.
24. ¿Estaba preguntando Isaías hasta cuándo había de ser enviado y hasta cuándo tenía que ir, o qué?
24 Por medio de esta pregunta de protesta parcial, Isaías no estaba preguntando: ‘Oh Jehová, ¿hasta cuándo tienes el propósito de enviarme a este pueblo, y hasta cuándo tengo que seguir yendo a este pueblo?’ No, Isaías no estaba pensando en sí mismo, sino que estaba preocupado en cuanto al pueblo. Sus palabras: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?” preguntaban hasta cuándo permitiría Jehová que siguiera esta condición espiritual mala de “este pueblo.” ¿Hasta que la situación no pudiera corregirse? ¿Hasta que la condición no curada del pueblo no pudiera curarse con remedios leves? ¿Hasta que la situación fuera la peor de todas? ¡Ay, no, no! ¡No permitas que el pueblo siga en este mal estado hasta necesitar tratamiento drástico!
25. ¿Cómo fue el “¿Hasta cuándo?” de Isaías semejante al de Asaf en el Salmo 74:9-11?
25 El sentido de “¿Hasta cuándo?” de Isaías fue semejante al del profeta Asaf, en el Salmo 74:9-11, que dice: “Nuestras señales no las hemos visto; ya no hay profeta, y no hay nadie con nosotros que sepa hasta cuándo. ¿Hasta cuándo, oh Dios, seguirá vituperando el adversario? ¿Seguirá el enemigo tratando tu nombre con falta de respeto para siempre? ¿Por qué mantienes tu mano, aun tu diestra, retirada de en medio de tu seno para acabar con nosotros?”
26. ¿Sobre qué fue la pregunta de Jeremías “¿Hasta cuándo?” en Jeremías 4:14?
26 El profeta Jeremías también protestó con un “¿Hasta cuándo?” cuando le dijo a la nación de Judá: “Lava tu corazón para que quede limpio de pura maldad, oh Jerusalén, para que seas salvada. ¿Hasta cuándo estarán morando dentro de ti tus pensamientos erróneos?”—Jer. 4:14.
27. (a) ¿Por qué fue desagradable para Isaías lo que se denotó en la comisión de Jehová? (b)¿Qué determinaría que clase de mensaje tenía que entregar Isaías?
27 Así mismo, para Isaías no era un pensamiento agradable el que a los de su propio pueblo se les permitiera llegar a un nivel espiritual tan bajo que finalmente Dios tuviera que tomar acción extrema contra ellos, castigarlos de manera muy extraordinaria y severa. ¿Hasta cuándo, entonces, continuarían los israelitas haciendo impasibles sus corazones e insensibles sus oídos y pegando sus ojos y por consiguiente rehusando volverse a Dios para curación espiritual? ¡Ciertamente no hasta que no se les pudiera recobrar y por consiguiente fueran arruinados! Por eso, Isaías retrocedió ante ese pensamiento y no pudo evitar el prorrumpir con la pregunta: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?” Jehová Dios previó, y su presciencia revelada a Isaías aseguraría la clase de mensaje que el profeta Isaías tendría que entregar contra su propio pueblo. Oh, entonces, ¿hasta cuándo continuarán?
28. ¿Qué dijo Jehová en respuesta a la pregunta de Isaías?
28 La exclamación de protesta alarmada de Isaías sirvió de pregunta insinuadora de la respuesta para Jehová Dios. Por eso en respuesta a Isaías él continuó con su expresión, como nos dice enseguida Isaías: “Entonces él dijo: ‘Hasta que las ciudades realmente caigan estrepitosamente en ruinas, para estar sin habitante, y las casas estén sin hombre terrestre, y el suelo mismo sea arruinado hasta ser una desolación y Jehová realmente aleje a los hombres terrestres, y la condición desierta de veras llegue a ser muy extensa en medio de la tierra.’”—Isa. 6:11, 12.
29. (a) De acuerdo con esto, ¿hasta cuándo habría de continuar la decadencia espiritual del pueblo? (b) ¿Qué mensaje estaba obligado, por lo tanto, Isaías a declarar, y por qué demostró ser un testigo fiel?
29 ¡Ay! la decadencia espiritual del pueblo de Isaías de seguro continuaría así hasta que le sobrevinieran las consecuencias terribles de su conducta impía según lo que predijo Jehová Dios, en su propio pacto escrito con la nación de Israel, que vendría sobre los tercos quebrantadores del pacto. (Lev. 26:22-41; Deu. 28:49-68) Por lo tanto Isaías estaría obligado a declarar un mensaje de ruina, desolación y destierro venideros a su propio pueblo. Y esto él realmente lo hizo. No podía escaparse de hacerlo, porque era una predicción correcta del futuro. Era el mensaje de Jehová a “este pueblo,” y el profeta Isaías se había ofrecido y había pedido ser enviado, diciendo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.” No se volvió atrás de esta oferta y petición. No optó por hacerlo, sin importar cuán duro fuera contra su pueblo el mensaje de parte de Jehová. Por consiguiente, demostró ser un testigo fiel de Jehová.
30. (a) ¿Siguió Isaías con el mensaje profético de Jehová hasta que las casas estuvieron sin hombre? (b) ¿El ir obedientemente él resultó ser en vano?
30 Isaías siguió profetizando hasta el tiempo del reinado justo de Ezequías, el bisnieto del rey Uzías, o desde aproximadamente 775 hasta aproximadamente 732 a. de la E.C., o unos cuarenta y tres años. De modo que él mismo no predicó hasta que Jerusalén y su templo fueron destruidos por los ejércitos babilónicos en 607 a. de la E.C. y todo el país de Judá quedó desolado, con las casas sin hombre terrestre, y hubo una remoción de los judíos sobrevivientes desde el país de Judá hasta la tierra lejana de Babilonia, para languidecer allí como desterrados. Quedó una pequeña cantidad de judíos de poca monta en el país, pero los asustó el temor de la venganza de Babilonia y huyeron a Egipto, para morir allí. Así, aunque Isaías terminó su obra profética unos 125 años antes de este desastre nacional, el duro mensaje que Jehová le envió a proclamar a su propio pueblo resultó ser muy dolorosamente veraz. No había sido enviado en vano. No había ido obedientemente en vano.—2 Cró. 36:15-21; 2 Rey. 25:1-26.
UNA “DESCENDENCIA SANTA” COMO UN TOCÓN
31. ¿Qué agregó Jehová que hizo al mensaje encomendado a Isaías un mensaje no completamente desesperanzado?
31 Sin embargo, el mensaje que le fue encomendado a Isaías en el templo de Jehová no fue completamente desesperanzado, porque Jehová agregó estas palabras finales: “Y habrá todavía en ella una décima parte, y de nuevo tiene que llegar a ser algo para quemazón, como un árbol grande y como un árbol macizo en los cuales, cuando hay tala de ellos, hay tocón; una descendencia santa será el tocón de esta.” (Isa. 6:13) Esto consoló a Isaías con la seguridad de que se hallaría un resto santo entre “este pueblo.” Aunque la nación de Israel recibiera una quemazón repetida, como un árbol grande macizo que ha sido talado para combustible, quedaría un tocón vital del árbol simbólico de Israel. Al sentir la presencia de agua este tocón retoñaría y el árbol volvería a crecer. Este resto o tocón todavía arraigado en el suelo sería una descendencia o prole que era santa a Jehová.
32. (a) ¿Cómo probó ser veraz esta parte consoladora del mensaje de Isaías? (b) ¿Qué hizo posible esto concerniente a esa misma profecía del templo, y cómo afectó también ésta a nuestro día?
32 Esta parte consoladora del mensaje que Jehová envió a Isaías a entregar también resultó ser veraz. Después de setenta años de completa desolación de la tierra de Judá, un resto de judíos arrepentido y temeroso de Dios ciertamente sí regresó del destierro en Babilonia en 537 a. de la E.C. Este reedificó el templo de Jehová, y al mismo tiempo reedificando su ciudad de Jerusalén. De esta manera la “descendencia santa” se usó para restaurar la adoración pura de Jehová Dios en la tierra de Judá. (2 Cró. 36:20-23; Esd. 1:1 a 6:22) Esta restauración de los judíos a su patria dada por Dios hizo posible que tuviera lugar el segundo cumplimiento de la profecía de Jehová dada a Isaías en el templo, y esto en relación con un Isaías Mayor. Ambos cumplimientos históricos sobre el pueblo del Israel natural suministraron un cuadro profético de un tercer cumplimiento, en nuestros propios tiempos modernos, de la profecía del templo escrita por Isaías. Veamos esto ahora.
[Notas]
a En cuanto al aparecer aquí el nombre Jehová, la nota b al pie de la página sobre Isaías 6:1 dada en el tomo 4 de la New World Translation of the Hebrew Scriptures, edición de 1958, dice: “‘Jehová,’ siríaco y unos 100 manuscritos hebreos; ‘la dignidad de Jehová,’ Targum; ‘el Señor,’ LXX; Dominus, Vulgata; Adonay, Masorético y Rollo del Mar Muerto de Isaías. Este es uno de los 134 pasajes en que los sopherim judíos cambiaron el texto hebreo primitivo para que dijera Adonay en vez de Yehowah.”
Vea también la nota al pie de la página sobre Isaías 6:1 dada en el Commentary del Dr. Adán Clarke, tomo 4.
b Vea la página 145, párrafo 7.
[Ilustración de la página 140]
“¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”
[Ilustración de la página 143]
“Hasta que las ciudades realmente caigan estrepitosamente en ruinas, para estar sin habitante.”