Comisionando a testigos en el tiempo del fin
1, 2. (a) ¿Qué preguntas concernientes a los testigos de Jehová se contestan por la visión del templo? (b) ¿Cuándo vino la llamada para el servicio? ¿Cómo?
SIENDO que los “tiempos señalados de las naciones” terminaron en 1914, ya hace 37 años que hemos estado en el “tiempo del fin” del mundo de Satanás. (Dan. 12:4; 11:40) Durante todo este tiempo los testigos de Jehová se han hecho más y más activos y prominentes. ¿Por qué? ¿Quién los comisionó y les dió su mensaje? ¿Ha cumplido su propósito este testimonio después de todos estos años? O ¿debe considerarse como un fracaso? Todo esto se contestó en la visión de Isaías en el templo. Fué después de ser limpiado de la condición inmunda de sus labios que él oyó una llamada para el servicio, no de procedencia humana, sino divina. “Oí también la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré? ¿y quién irá por nosotros?” (Isa. 6: 8) Fué una llamada hecha por el Dios Altísimo, el único cuyo nombre es Jehová. La llamada se hizo en 1919, el primer año de la posguerra que siguió después de la Primera Guerra Mundial, y vino por medio de la Biblia que Jehová en su templo esclarecía para su pueblo devoto.
2 La llamada se hizo especialmente clara en el artículo de dos partes publicado en The Watchtower (La Atalaya) del 1 y 15 de agosto de 1919, intitulado “Benditos son los intrépidos”. Se hizo con todavía más énfasis en la asamblea internacional de los testigos de Jehová en Cedar Point, Ohío, del 1 al 8 de septiembre de 1919. La invitación para el servicio hecha por Jehová en su templo se hizo como una llamada general, y la oportunidad se abrió para que respondiera cualquiera que oyera. Semejante a Isaías, el resto estaba en posición para responder en 1919. Precisamente por qué el clero religioso de la cristiandad no vió la visión, no oyó la invitación divina para servicio y no respondió, la visión de Isaías aclara satisfactoriamente.
3. “¿A quién enviaré?” ¿Quién pregunta esto, y por qué?
3 “¿A quién enviaré?” Es Jehová que hace esta pregunta, porque él es quien envía a sus testigos y embajadores. Él fué quien envió a su Hijo Jesús a esta tierra para dar prueba de ser “el testigo fiel y verdadero”. En muchas ocasiones Jesús testificó que él fué enviado. (Juan 3:17, 34; 5:36; 7:28, 29; 8:42) De modo que Jehová el Enviador era mayor que Jesús el enviado. (Juan 13:16; 14:28) Isaías de la antigüedad tenía hijos. Jesús es el Isaías Mayor a quien Jehová ha dado hijos, a saber, sus seguidores ungidos, y Jehová envía a éstos, también, para que prediquen y den testimonio. Para llevar el mensaje divino genuino a otros ellos tienen que ser enviados o comisionados por Jehová. Por esto Pablo, que fué uno de estos enviados, pregunta: “¿Cómo, en cambio, oirán, sin alguien que predique? ¿Cómo, en cambio, predicarán a menos que sean enviados?” (Rom. 10:14, 15, NM.) Sin la ordenación con que el Dios Altísimo envía a sus representantes el individuo no puede venir en el nombre de Dios. Pero siendo enviado con la autorización de Dios éste no tiene que pedirle permiso a ninguno para predicar.
4. ¿A quién se da a entender por “nosotros” en sus palabras, “¿Quién irá por nosotros?” ¿Por qué?
4 Jehová une a otro consigo mismo en el templo cuando añade: “¿Y quién irá por nosotros?” El pronombre “nosotros” aquí incluye a los mismos que se indicaron cuando Dios habló en la creación y dijo: “Hagamos al hombre.” También: “El hombre ha venido a ser como uno de nosotros.” Y en Babel: “Descendamos, y confundamos allí mismo su lengua.” (Gén. 1:26; 3:22; 11:7) Entonces por el pronombre plural “nosotros” Jehová no se estaba refiriendo a sí mismo y a los serafines en el templo, sino a sí mismo y a su Hijo unigénito que llegó a ser el hombre Cristo Jesús y por medio de quien Él había creado todas las cosas. Entonces la gloria que vió Isaías en el templo representó primeramente la gloria de Jehová y en seguida la de su Hijo. El Hijo manifiesta esta gloria cuando Jehová lo envía como el “Ángel del Pacto” al templo para la obra de juicio. Así como está escrito: “Y repentinamente vendrá a su Templo el Señor a quien buscáis; es decir, el Ángel del Pacto, en quien os deleitéis; he aquí que vendrá, dice Jehová de los Ejércitos. Pues que se sentará como acrisolador y purificador de la plata; y purificará a los hijos de Leví, y los afinará como el oro y la plata, para que presenten a Jehová ofrenda en justicia.” (Mal. 3:1, 3) Cuando vino gloriosamente a su templo en 1918 él emprendió el trabajo de juzgar y limpiar a su resto devoto sobre la tierra, para que éstos pudieran ir por él y por Jehová con el “lenguaje puro”.
5. ¿Cómo respondió Isaías? ¿Quién respondió semejante a él? ¿Cuándo? ¿Por qué?
5 El servicio no es obligatorio, sino que está abierto para voluntarios. Al principio no se manifiesta qué clase de servicio será, pero no importa lo que sea, es el servicio de Jehová y se hace por ordenación de él. Como un ejemplo apropiado para nosotros Isaías respondió: “Y respondí: ¡Aquí estoy yo; envíame a mí!” (Isa. 6:8) Así, también, en 1919, la clase del “esclavo fiel y discreto” se ofreció voluntariamente para servicio. Fué asunto de portarse como muertos en cuanto al servicio divino, como el leproso rey Uzías, o de despertarse a la actividad y responder a la invitación que se estaba extendiendo. Requirió fe, amor y denuedo para responder a la llamada divina para servicio en el “tiempo del fin” de este mundo. Así como Isaías con sus labios limpiados se sentía capacitado para responder, del mismo modo el resto limpiado y perdonado se sintió capacitado y humildemente ofreció su servicio.—Mat. 24:45-47.
“ANDA, Y DI A ESTE PUEBLO”
6. ¿Requirió Dios que ellos fueran ordenados por el clero? ¿Cómo se manifiesta esto?
6 ¿Rechazó Jehová a estos voluntarios para dar el testimonio final al mundo debido a que no habían sido ordenados por el clero de la cristiandad? No al juzgar por la manera en que aceptó prontamente los servicios de Isaías. Él no preguntó si Isaías era un sacerdote, un levita, un hombre casado o soltero, un hombre educado o simplemente un hombre trabajador. Él permitió que oyera la invitación abierta y luego que se ofreciera con aprecio de su purificación para el uso de Dios. Asimismo él aceptó el servicio voluntario del resto que ahora estaba purificado con el mensaje del Reino. Los hechos hasta la fecha manifiestan que él los ha usado milagrosamente como sus testigos ungidos a las naciones, y todo el mundo se maravilla de ellos, aunque también los aborrece y los persigue.
7, 8. ¿Qué comisión se les dió? ¿Cómo hacen esto correctamente?
7 De acuerdo con sus propias observaciones verifique ahora para ver si han hecho las cosas que Isaías fué comisionado para hacer: “Dijo pues: Anda, y di a este pueblo: Oyendo oiréis, mas no entenderéis, y viendo veréis, mas no percibiréis. Embota el corazón de este pueblo, y haz que sean pesados sus oídos, y cierra sus ojos; para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, y con su corazón no entienda, ni se convierta, ni sea sanado.”—Isa. 6:9, 10.
8 Isaías fué enviado al pueblo, es decir, al pueblo de Israel. Para hacer esto él tenía que dejar su casa, esposa y familia, aunque en una ocasión se informa que llevó consigo a su hijo Sear-jasub por mandato de Dios. (Isa. 7:3) Las obligaciones de su servicio divino eran mayores a las de su familia. De modo que según podía arreglar sus asuntos domésticos él salía de su casa e iba a la gente y le decía lo que Dios le había dicho que dijera. Él formó una compañía de discípulos o estudiantes. (Isa. 8:16) No mandó llamar al pueblo, sino que Dios envió su portavoz a ellos. El Isaías Mayor y sus discípulos, es decir, Jesús y sus apóstoles, manifestaron que es correcto que los enviados por Dios vayan a las casas de la gente. De modo que los del resto de la clase de Isaías hoy no esperan la invitación de la gente, ni son buscados por el pueblo de la cristiandad, que es la contraparte moderna de Israel. Jehová toma la iniciativa y los envía y les manda que vayan a la gente. Siendo que han hecho un voto de dedicación a él y siendo que se han ofrecido voluntariamente, tienen que ir, y las autoridades de la cristiandad no tienen ningún derecho de pararlos.
9. ¿Contenía el sentido del mensaje lo que se le dijo a Isaías que dijera, o qué manifestó? ¿Qué registro de esto manifiesta su importancia?
9 Lo que aquí se le dijo a Isaías que dijera a la gente de hecho no era el contenido de su mensaje sino cuál sería el resultado. Lo que él verdaderamente les dijo se halla contenido en los sesenta capítulos siguientes de su profecía. El Isaías Mayor, Jesucristo, aplicó a sí mismo lo que aquí se le mandó a Isaías que dijera. Explicando por qué le hablaba a la gente en parábolas del Reino, Jesús informó a sus discípulos: “Mirando, ellos miran en vano, y oyendo, ellos oyen en vano, ni perciben tampoco el sentido; y para con ellos se está cumpliendo la profecía de Isaías que dice: ‘Por medio de oír, ustedes oirán pero de ningún modo percibirán el sentido de ello; y, mirando, ustedes mirarán pero de ningún modo verán. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos han oído con aburrimiento, y han cerrado los ojos; para que nunca puedan ver con sus ojos y oír con sus oídos y percibir el sentido de ello con su corazón y volver, y yo los sane.’” (Mat. 13:13-15, NM) Uno de los apóstoles de Jesús, Pablo, aplicó esta misma profecía a sí mismo para manifestar cómo ésta predijo el efecto de su trabajo sobre el pueblo de Israel natural. (Hech. 28:25-28) En realidad, esta comisión dada a Isaías se cita seis veces en las Escrituras cristianas griegas. De modo que todo junto ocurre siete veces en la Biblia entera, lo cual hace que sea una declaración de profecía muy significativa para nuestro día—Mat. 13:14, 15; Mar. 4:12; Luc. 8:10; Hech. 28:25-27; Rom. 11:8; Juan 12:39, 40.
10. ¿Significa un fracaso el que no hayamos convertido a la cristiandad? ¿Qué contestación da la comisión acerca de esto?
10 Si, después de estos 32 años desde 1919, los testigos de Jehová no han tenido éxito en convertir a la cristiandad a su manera de pensar, a ellos no se les debe culpar y su obra no puede considerarse como un fracaso. En el primer siglo Jesús y sus discípulos no convirtieron al pueblo de Israel al cristianismo; sólo convirtieron a un porcentaje muy reducido, a unos cuantos miles. Pero esto no indica que la obra de ellos fué un fracaso, sino más bien indica el cumplimiento exacto de la profecía de Isaías. Las palabras de Jehová en el templo parecen indicar que sus testigos tienen que mandarle al pueblo que no entienda lo que oye y que no perciba lo que ve; y que se manda a sus testigos que engrosen el corazón de la gente, que hagan pesados sus oídos y que cierren o enturbien sus ojos. Pero Jehová Dios no obliga a la gente de esta manera; de otro modo él sería responsable por su fin deplorable. Él sencillamente hace que la gente oiga a sus testigos y que los vea en acción. Luego mediante su profecía él predice el resultado que tendrá sobre la gente o cómo rehusará responder de una manera favorable. En apoyo de esto, note usted como se cita por Mateo 13:14, 15. (Página 496 § 9)
11. ¿Cómo se ha usado el resto para cumplir la comisión?
11 De la misma manera el resto en este tiempo del fin no obliga a la gente de la cristiandad a asumir este estado espiritual insensible e impasivo. Lo que hace el resto realmente es, no obligar, sino poner de manifiesto a la gente o probar que la gente es precisamente como Jehová predijo en Isaías 6:9, 10. De modo que hoy, 32 años después que los testigos de Jehová fueron revivificados y enviados en 1919, ¿cuántas personas de la cristiandad ven y oyen y creen? ¡Ciertamente que no es la mayoría! ¡Ni siquiera millones! ¿Fracaso éste? ¡No! Pero ¿seguramente causa para sentir desilusión y darse por vencidos? Por lo contrario, se ha probado que la profecía de Isaías 6:9, 10 es verídica. Si los testigos de Jehová hubiesen transigido con su mensaje y hubiesen lisonjeado los oídos de la gente, no hubieran realizado el cumplimiento de la profecía tocante a su obra de testimonio.
12. Si la cristiandad hubiese respondido al mensaje, ¿qué hubiera resultado? Pero siendo que no respondió, ¿entonces qué?
12 Si la cristiandad hubiese obrado de acuerdo con el testimonio de ellos, ella se hubiera dirigido a Jehová y su reino y hubiera sido sanada. Pero hoy las condiciones en la cristiandad manifiestan que ella no ha recibido la curación divina. Está en una condición malignamente enferma, mental, moral y espiritualmente. Se enfrenta con una destrucción y una desolación tan inescapables como las que vinieron sobre la antigua Jerusalén tanto en 607 a. de J.C. como en 70 d. de J.C. No se debe a ninguna falta de parte de los testigos de Jehová en cuanto a declarar su mensaje franco. Jehová tenía un propósito bondadoso al enviar a sus testigos, a saber, para anunciar el Reino de salvación y para dar una amonestación anticipada del mal que había de seguir un rechazamiento de ese reino. Esto manifiesta cuán importante y vital es el mensaje que llevamos. En vez de ser sanada por él, la cristiandad se rebela en su contra y, como el hombre rico en el Hades, ella se siente atormentada por él. Así como a Babilonia, nosotros ahora le podemos decir: ‘Hubiésemos sanado a la cristiandad, pero no está sanada.’ (Jer. 51:9) Condenada tan seguramente como el rey Uzías afligido por la plaga, ella se aparta apresuradamente de Jehová a su muerte desgraciada.
13. ¿Quiénes reciben los buenos resultados del mensaje? Por eso ¿qué hacen?
13 De todos modos, el mensaje también tiene un efecto bueno, así como está escrito: “Envía su palabra, y los sana, y los hace escapar de sus destrucciones.” (Sal. 107:20) El mismo resto espiritual ha sido afectado de esa manera por su Palabra, y ahora, también, una grande manada de “otras ovejas” del Pastor Propio. Con corazón ablandado ellos reciben el mensaje proclamado por los testigos. Permiten que éste penetre profundamente en los oídos de su entendimiento, y con ojos de fe pueden ver como Jehová está usando a sus testigos para llevar a cabo su obra. De modo que abandonan a la cristiandad condenada, se dirigen a Jehová y se asocian con la organización teocrática de Sus testigos y son sanados.
¿POR CUÁNTO TIEMPO?
14. ¿Qué pregunta hizo Isaías? ¿Cómo contestó Dios para él y para nosotros?
14 ¿No le gustaría a usted saber cuánto tiempo deberá seguir testificando a pesar del corazón empedernido de la cristiandad? Isaías nos consiguió la contestación. “Entonces yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? y respondió: Hasta que las ciudades queden desoladas, por falta de habitantes; y las casas, por no haber hombre en ellas; y la tierra venga a ser una desolación completa; y Jehová haya alejado los hombres; y los lugares abandonados sean muchos en medio de la tierra.” (Isa. 6:11, 12) De esta manera sin fijar una fecha, Jehová fija el límite práctico para nuestra obra entre la gente de la cristiandad no sanada. Tenemos que seguir hasta que la cristiandad sea reducida a la condición devastada que aquí se nos describe proféticamente y que se ilustró mediante la devastación de Jerusalén en 607 a. de J.C. Isaías no testificó personalmente hasta ese acontecimiento. Murió más de cien años antes de eso. Pero sus contestes sí testificaron hasta entonces, Jeremías habiendo continuado sus profecías hasta cuando la ciudad estaba sitiada por los babilonios y él estaba en prisión. Librado cuando cayó la ciudad, Jeremías continuó predicando después de ese tiempo hasta que las personas restantes huyeron aterrorizadas a Egipto, llevándolo con ellas por la fuerza, quedando de esta manera abandonado el país, sin hombres y bestias domésticas.
15. (a) ¿Cómo será desolada de esta manera la cristiandad? (b) ¿Qué tenemos que hacer hasta ese entonces y después de eso?
15 El tiempo se está acercando aun más cuando los “diez cuernos” de la bestia, apoyados por el cuerpo entero de esa bestia, se dirigirán contra el sistema lascivo de religión babilónica de la cristiandad y lo demolerán. Todos sus sistemas religiosos serán afectados. Sus adherentes serán tomados cautivos o serán destruídos por los elementos mundanales que pelearán contra la religión y contra el reino de Dios, de esta manera dejando desolada a la religión organizada. Eso marcará el principio de la batalla del Armagedón, pero en el gran punto culminante los ejércitos celestiales de Jehová bajo su Rey Jesucristo ejecutarán sus juicios rectos contra todos los elementos impíos, el religioso, político, social y comercial. Esta ejecución divina los limpiará de la tierra. Esto es lo que recibirá la cristiandad por haber cerrado sus ojos, embotado sus oídos y engrosado su corazón tocante al testimonio de los testigos enviados por Jehová. De modo que a pesar de las condiciones de sitio que las huestes impías puedan traer contra la cristiandad, tenemos que seguir con el mensaje del Reino y declarar el “día de la venganza de nuestro Dios”. Después que ella caiga en el Armagedón, tenemos que hacer igual que hizo Ezequiel, predicar el Reino y la venganza divina contra todos los sistemas fuera de la cristiandad, hasta que la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” los destruya y la soberanía universal quede vindicada para siempre jamás. Con su ayuda, fuerza y protección no habrá quien nos pare hasta ese tiempo. Su mandato a nosotros se cumplirá completamente.
16, 17. ¿Qué dijo Jehová finalmente acerca de una décima parte en la tierra, y cómo se cumple esto?
16 Al contemplar dicho mensaje de venganza divina, nuestras emociones agitadas nos impelen a preguntar, ¿Pasarán algunos con vida? Jehová por medio de Isaías nos da seguridad de eso. En las palabras concluyentes de su comisión a ese profeta en el templo él dice: “Aun todavía habrá en ella una décima parte, aunque sea consumida otra vez,—como un roble y como un terebinto que, cuando son cortados, tienen vitalidad en ellos, una semilla santa será la vitalidad de ésta.”—Isa. 6:13, Rótherham; AN.
17 Esa “décima parte” parece referirse al fiel resto espiritual de los testigos de Jehová, que fué prefigurado por el fiel resto judío que regresó al terreno de Judá y Jerusalén que antes habían sido infieles y allí renovó la adoración pura de Dios. Los del resto, que son los últimos de la “nación santa” de Dios en la tierra, son una “semilla santa”, “una raza sagrada” (Mo). Así como el encino o terebinto dejan un tronco cuando son cortados el cual retoña de nuevo al menor indicio de agua, así esta semilla santa quedará como un tronco en la tierra y retoñará otra vez después de las devastaciones del Armagedón. (Job 14:7-9) Sobreviviendo junto con ellos estará el gran rebaño de “otras ovejas”, que se han dirigido a Jehová y a su reino mediante Cristo y que han sido sanadas, para corresponder con Ebed-melec y los recabitas que sobrevivieron la primera destrucción de Jerusalén junto con Jeremías. Así la adoración pura de Jehová retoñará otra vez bajo condiciones muy favorables después del Armagedón y se extenderá hasta los cabos de la tierra. Entonces ‘toda la tierra estará llena de la gloria de Jehová’, así como lo predijeron los serafines en el templo.
18. En vista de Su comisión, ¿qué curso debemos seguir?
18 En vista de nuestra comisión divina desde el templo no habrá paro para nosotros como sus testigos hasta que el Armagedón hiera a la cristiandad y haya terminado la oportunidad para que sus adherentes se arrepientan. Sigamos adelante, pues, proclamando el mensaje, mientras que consideramos “la paciencia de nuestro Señor como salvación”, tanto para nosotros mismos como para los que nos escuchan.—2 Ped. 3:15, NM.
[Notas]
Otro de los 134 casos donde los soferim alteraron texto hebreo primitivo haciéndolo leer Adonái, Mi Señor, en vez de Jehová. De los antiguos manuscritos hebreos que se han juntado, 44 por Kennicott y 46 por DeRossi dicen Jehová en este texto. Véase también la nota al pie de la página en la traducción de Rótherham.
El número del 15 de agosto de 1919 también contenía el artículo “Oportunidades de servicio” (páginas 250-253).
En Juan 12:39 el apóstol cita la profecía de Isaías en conexión con la obra de Jesús y luego añade: “Isaías dijo estas cosas porque él vió su gloria, y habló de él.” (NM) El clero trinitario dice que esto prueba la doctrina de la trinidad y que el Jehová que Isaías vió lleno de gloria en el templo fué el Jesús prehumano, el Verbo de Dios. Pero ésta es una conclusión precipitada de parte de ellos, según se pone de manifiesto por las palabras del informe completo de Juan, que aquí citamos: “Jesús habló estas cosas y se fué y se escondió de ellos. Pero aunque había obrado tantas señales delante de ellos, ellos no estaban poniendo fe en él, de modo que la palabra de Isaías [53:1] el profeta fué cumplida que él dijo: ‘Jehová, ¿quién ha creído nuestro informe, y a quién se ha revelado el brazo de Jehová?’ La razón por la cual no podían creer es que otra vez Isaías [6:10] dijo: ‘Él ha cegado sus ojos y ha endurecido su corazón, para que no vean con sus ojos y perciban la idea con su corazón y se vuelvan y yo los sane.’ Isaías dijo estas cosas porque él vió su gloria, y habló de él.”—Juan 12:36-41, NM.
¿Qué “cosas” dijo Isaías “porque él vió su gloria”? Pues, Juan cita a Isaías dos veces aquí, primeramente citando Isaías 53:1 concerniente al “brazo de Jehová” y luego citando Isaías 6:10 concerniente a la visión del templo. En Isaías 53:1 el “brazo de Jehová” es Cristo Jesús. En Isaías 6:10 el que habla en el templo es Jehová, pero él también incluye a su Hijo cuando dice: “¿Quién irá por nosotros?” es decir, por mí y por mi Hijo. Así vemos que el Jesús prehumano fué asociado con Jehová en su gloria en el templo, y por eso Juan podía decir correctamente que Isaías aquí vió su gloria y que habló de él, del “brazo de Jehová”. Ciertamente que Jesús el Isaías Mayor no se había enviado a sí mismo, sino que Jehová hizo esto desde el templo, porque Juan aquí aplica Isaías 6:10 a Jesús como el Enviado para con quien se cumplió esta profecía primeramente, después que Jesús había entrado cabalgando a Jerusalén para ofrecerse como Rey y había limpiado el templo. En ese tiempo Jesús no estaba en “su gloria”, sino que los guías judíos lo habían difamado y habían conspirado para matarlo. Lo mismo era verdad donde Mateo 13:14, 15 aplica la profecía de Isaías a Jesús, porque allí, también, los guías religiosos habían formado una conspiración para destruirlo. (Mat. 12:14; Juan 11:57) La gloria de Jesús con su Padre en el templo viene cuando Malaquías 3:1-4 se cumple cabal y completamente en el año de 1918, cuando Jehová le envía como su Ángel del pacto para juzgar y purificar a Su pueblo consagrado. Especialmente desde su resurrección, Jesús es la reflexión de la gloria de Jehová.—Heb. 1:2, 3; 2 Cor. 4:6. Véase también la página 495, § 4.
La profecía se expresa en la misma forma en Jeremías 1:9, 10 donde Dios dice que Jeremías fué puesto sobre las naciones y los reinos, “para desarraigar, y para derribar, y para arruinar, y para destruir completamente; para edificar también y para plantar.” No que Jeremías mismo había de hacer estas cosas personalmente a las naciones y reinos, sino que él había de declarar profecías de que estas cosas les acontecerían. También se expresa como Ezequiel 43:3 que dice: “Vine para destruir la ciudad.” No que Ezequiel mismo destruyó a Jerusalén, sino que él vino para predecir su destrucción.
Otro de los 134 lugares donde los soferim cambiaron Jehová a Adonái. Hasta el Rollo del Mar Muerto de Isaías (DSIa) hallado temprano en la primavera de 1947 lee “Jehová” aquí; también 33 M.SS. de Kennicott y muchos de DeRossi.