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Causa para estar gozosos y alborozarnos en DiosLa Atalaya 1978 | 15 de noviembre
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mismo hará brotar justicia y alabanza enfrente de todas las naciones.”
8. ¿Por qué nunca pudiera ser que Jehová dejara las cosas sin ser rectificadas, y hasta qué grado ha dado él su “salario” a sus siervos?
8 ¡Cuán fiel a su propia palabra ha sido Jehová Dios en sus acciones! Nunca podía él dejar las cosas sin rectificarlas. Él es el Dios ‘que ama la justicia, odia el robo junto con la injusticia.’ (Isa. 61:8) Al tiempo de dar el pago él tenía que dar a sus siervos industriosos “su salario en apego a la verdad.” Él concluyó el prometido “nuevo pacto” para con sus siervos ungidos, y de esto se ha beneficiado también la “grande muchedumbre.” (Jer. 31:31-34) Ya ha vindicado a sus testigos cristianos como siervos aprobados de él, y todavía los vindicará más “enfrente de todas las naciones.” Esto hará que su propia justicia brote de modo que todo el universo la vea. Esto también reanudará en Su alabanza eterna desde los labios de todos los que aman la verdad, la justicia y la adoración pura.
9. ¿Con qué manto debemos identificarnos siempre?
9 Entonces, ¡que se vaya el “espíritu desalentado”! Siempre identifiquémonos con “el manto de alabanza” y alborocémonos en Jehová Dios por medio de su Sumo Sacerdote ungido, Jesucristo.—Isa. 61:1-3.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1978 | 15 de noviembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Qué se quiere decir en Marcos 7:19, donde leemos: “Así declaró [Jesús] limpios todos los alimentos”?
Fundamentalmente, el punto de esto es que uno no se contamina espiritualmente por lo que come, como por comer alimento con manos que no han sido lavadas según algún rito religioso.
Como lo muestra el contexto de Marcos 7:19, los fariseos y escribas habían presentado objeción a Jesús porque sus discípulos comían con “manos contaminadas, es decir, no lavadas,” mientras que los líderes religiosos ‘no comían a menos que se lavaran las manos hasta el codo.’ (Mar. 7:1-3) Jesús debidamente los denunció por apegarse a tradiciones hechas por el hombre mientras pasaban por alto principios de peso de Dios, tales como el de suministrar atención a sus padres. Continuó: “Nada hay que entre en el hombre de fuera de él que pueda contaminarlo; mas las cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre.”—Mar. 7:5-15.
Los seguidores de Cristo entonces le preguntaron qué quería decir. El relato de Marcos continúa así: “[Jesús] les dijo: . . . ‘¿No se dan cuenta de que nada que de fuera entra en el hombre puede contaminarlo, puesto que no entra en su corazón, sino en sus intestinos, y sale a la cloaca?’ Así declaró limpios todos los alimentos.”—Mar. 7:18, 19.
La construcción gramatical de la última parte del Mar. 7 versículo 19 es poco usual en el griego original, pero muchos traductores han entendido que es un comentario añadido por el escritor Marcos. Pero ¿por qué añadiría Marcos: “Así declaró limpios todos los alimentos”?
Sería razonable que el comentario de Marcos estuviera de acuerdo con la situación histórica que existía cuando Jesús se expresó como lo hizo. En aquel tiempo la ley mosaica todavía estaba en vigor, de modo que ciertos alimentos, tales como el cerdo, eran “inmundos” para los siervos de Dios. Así siguió siendo hasta cuando la muerte de Jesús puso fin a la Ley con sus restricciones dietéticas acerca de alimento limpio e inmundo.—Compare con el capítulo 11 de Levítico; Colosenses 2:13, 14; Hechos 10:9-16.
Por lo tanto, lógicamente Marcos hablaba acerca de alimento que era “limpio” desde el punto de vista de la ley mosaica que entonces aplicaba. Los líderes religiosos atados por la tradición pensaban que al comer hasta tal alimento llegarían a estar en condición de inmundos a menos que primero siguieran ritos complicados de limpieza. Y trataban de imponer a todos los creyentes estos ritos que no eran parte de la ley de Dios, sino que eran tradiciones de hechura humana. Por eso, cuando Jesús señaló el error que había en el pensamiento de los líderes religiosos, era propio que Marcos añadiera una observación en cuanto al sentido de lo que Jesús dijo. Sí, el alimento que la ley mosaica permitía no contaminaba al que lo comía solo porque éste no se hubiera lavado las manos según algún rito.
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