Capítulo 10
Se hace con David un pacto para un reino
1. ¿Qué período está marcado en 1 Reyes 6:1, y por qué es apropiada esta medida de tiempo?
DIOS marca sus propios períodos según Su “propósito eterno.” Uno de esos períodos se nos marca en el libro de 1 Reyes, capítulo seis, versículo uno, donde está escrito: “Y aconteció en el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, en el año cuarto, en el mes de Ziv, es decir, el segundo mes, después que Salomón llegó a ser rey sobre Israel, que él procedió a edificar la casa a Jehová.” Esta era una medida apropiada de tiempo, porque era desde cuando los israelitas fueron liberados de Egipto, poco después de lo cual ellos empezaron a construir la casa de adoración en el desierto de Sinaí, hasta cuando el rey Salomón el hijo de David comenzó a construir el templo en Jerusalén. Esto fue desde el 15 de Nisán de 1513 a. de la E.C. hasta 1034 a. de la E.C., el 1 de Ziv (o Iyar).—Números 33:1-4; 1 Reyes 6:37.
2, 3. (a) ¿Por qué vagaron por tanto tiempo los israelitas por el desierto de Sinaí? (b) ¿Por cuánto tiempo estuvieron sojuzgando la Tierra Prometida, y después de eso, cómo fueron gobernados por siglos?
2 Por supuesto, mucho había sucedido durante aquellos casi cinco siglos. Debido a falta de fe en que Dios podía sojuzgar a las naciones que entonces habitaban la Tierra Prometida, los israelitas se vieron obligados a vagar por el desierto de Sinaí por casi cuarenta años. Durante aquel tiempo murieron los israelitas de edad más avanzada que se habían rebelado contra invadir la Tierra Prometida bajo el acaudillamiento de Dios en el segundo año de su éxodo. (Números 13:1 a 14:38 inclusive) Al fin de cuarenta años Dios les permitió cruzar milagrosamente el río Jordán en inundación y entrar en la Tierra Prometida, la tierra de Canaán.
3 Entonces, bajo el acaudillamiento de Josué, el sucesor de Moisés, comenzaron años de guerra para sojuzgar el país. Según lo que dijo el fiel Caleb, hijo de Jefone de la tribu de Judá, al tiempo en que la tierra ocupada fue repartida a las familias de Israel, los israelitas se tardaron seis años en sojuzgar el país y desalojar de allí a sus habitantes. (Josué 14:1-10) Después de eso, por siglos Dios les dio a los israelitas ahora establecidos allí una línea de jueces hasta que en los días del profeta Samuel se introdujo un cambio en la forma del gobierno nacional. Un cronólogo judío de hace mil novecientos años midió brevemente este período para nosotros. Hablando cierto sábado en una sinagoga de Antioquía de Pisidia, Asia Menor, este cronólogo dijo:
4, 5. (a) ¿Qué período marcó aquel cronólogo bíblico en la historia de Israel antes que tuvieran jueces? (b) ¿Con qué acontecimientos empezó y terminó aquel período?
4 “Israelitas y cuantos teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres, engrandeció al pueblo durante su destierro en la tierra de Egipto y los sacó de ella con la fuerza de su brazo. Y durante unos cuarenta años los rodeó de cuidados en el desierto; después, habiendo exterminado siete naciones en la tierra de Canaán, les dio en herencia su tierra, por unos cuatrocientos cincuenta años [todo eso durante unos cuatrocientos cincuenta años, NM]. Después de esto les dio jueces hasta el profeta Samuel. Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años.”—Hechos 13:14-21 Biblia de Jerusalén, publicada en 1967. Vea también la Versión Moderna.
5 La asignación de la tierra a Caleb y los demás israelitas como herencia aconteció en el año 1467 a. de la E.C. Si medimos hacia atrás “unos cuatrocientos cincuenta años” llegamos al año 1918 a. de la E.C. Este fue el año en el cual nació Isaac, el hijo de Abrahán por Sara, y Dios escogió a Isaac en vez de a Ismael el hijo mayor de Abrahán por Agar la sirvienta egipcia de Sara. Con un juramento Dios le había confirmado a Isaac el pacto que había hecho con Abrahán para la posesión de la tierra de Canaán, y ahora aquí al fin de este período de cuatrocientos cincuenta años Dios estaba asignando a la prole de Isaac por herencia aquella Tierra Prometida. Con fidelidad Jehová se estaba adhiriendo a su “propósito eterno” para bendecir a toda la humanidad.
6. (a) ¿Cómo mostró lealtad a la soberanía de Dios el juez Gedeón? (b) ¿Cómo le fue como rey a Abimelec el hijo de Gedeón?
6 Durante el período de los quince jueces desde Josué hasta Samuel, los hombres de Israel trataron de persuadir al sexto juez, Gedeón, hijo de Joás de la tribu de Manasés, para que estableciera una dinastía de gobernantes en su familia, en vez de tener a Jehová Dios como Rey. Pero Gedeón era leal al Gobernante Soberano de Israel y rechazó la oferta de gobernación, diciendo: “Yo mismo no gobernaré sobre ustedes, ni gobernará sobre ustedes mi hijo. Jehová es el que gobernará sobre ustedes.” (Jueces 8:22, 23) Uno de los muchos hijos de Gedeón, llamado Abimelec (que significa “Mi Padre Es Rey”), ejerció influencia en los terratenientes de Siquem para que lo instalaran como rey sobre ellos. Llegó a estar bajo los juicios adversos de Dios y, después de haber reinado por tres años, una mujer le causó la muerte en batalla.—Jueces 9:1-57.
UN REY SOBRE TODO ISRAEL
7. ¿Cuándo y cómo llegó a tener Israel un rey humano escogido por Dios, y por cuánto tiempo reinó?
7 Cuando el juez número quince, Samuel el profeta, era de edad avanzada, los ancianos de Israel vinieron a él con esta solicitud: “Ahora bien, nómbranos un rey que nos juzgue, sí, como todas las naciones.” Samuel consideró esto un rechazamiento de él como juez nombrado por Dios, pero Jehová le dijo: “Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan; porque no es a ti a quien han rechazado, sino que es a mí a quien han rechazado de ser rey sobre ellos.” Dios le dijo a Samuel que les advirtiera a los israelitas en cuanto a toda la dificultad que significaría para ellos tener un rey humano visible, pero ellos todavía expresaron preferencia por un rey de aquella clase. Dios, como el Señor Soberano sobre Israel, fue quien seleccionó al hombre que sería el primer rey humano de Israel. Envió a Samuel a ungir a Saúl hijo de Cis de la tribu de Benjamín para que fuera el rey. En el año 1117 a. de la E.C. Saúl fue instalado rey en la ciudad de Mispá. “El pueblo se puso a gritar y a decir: ‘¡Viva el rey!’” Saúl reinó durante cuarenta años.—1 Samuel 8:1 a 10:25 inclusive; Hechos 13:21.a
8. (a) En el año once del reinado de Saúl, ¿qué nacimiento tuvo lugar en Belén? (b) ¿Qué profetizó Miqueas acerca de Belén?
8 En el año once del reinado de Saúl tuvo lugar un suceso aparentemente insignificante en la ciudad de Belén en el territorio de la tribu de Judá. Jesé el betlemita llegó a ser padre de un octavo hijo, a quien llamó David. Poco sabía el rey Saúl ni ninguna otra persona en Israel que un día este niño recién nacido llegaría a ser tan ilustre que su lugar de nacimiento, Belén, sería un día llamada “la ciudad de David.” Nadie sabía entonces que, unos trescientos años más tarde, se profetizaría lo siguiente acerca de aquella ciudad de David: “Y tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido.” (Miqueas 5:2) Los líderes religiosos judíos del primer siglo antes de nuestra era común entendían que esta profecía aplicaba al Mesías. De modo que la “descendencia” de la “mujer” de Dios había de nacer en Belén.
9. En vista de la indiscreción de Saúl, ¿qué hizo Dios que Samuel le dijera a Saúl acerca del reino, y a quién escogería Dios para el trono?
9 Sin embargo, antes de esto, después que el rey Saúl había reinado por dos años, cedió a una falta de fe y obró presuntuosamente, indiscretamente, en su puesto. “En esto Samuel le dijo a Saúl: ‘Has obrado tontamente. No has guardado el mandamiento de Jehová tu Dios que él te mandó, porque, si lo hubieses guardado, Jehová hubiera hecho firme tu reino sobre Israel hasta tiempo indefinido. Y ahora tu reino no durará. Jehová ciertamente se hallará un hombre agradable a su corazón; y Jehová lo comisionará como caudillo sobre su pueblo, porque tú no guardaste lo que Jehová te mandó.’” (1 Samuel 13:1-14) El “hombre agradable a su corazón [el de Dios]” no había nacido todavía, porque aquellas palabras fueron habladas años antes del nacimiento de David en Belén. Esto mostraba que el Dios Altísimo ejercería su poder y derecho y haría su propia selección de un israelita que sucediera al rey Saúl. Al hacer eso él se apegaría a su “propósito eterno” relacionado con el Mesías.
10, 11. (a) ¿Cómo se designó a David para que fuera el rey futuro de Israel? (b) ¿Cómo incurrió David en la envidia asesina de Saúl, y dónde llegó a ser rey originalmente?
10 Cuando David era solo un pastorcillo adolescente en Belén, Dios lo designó como el hombre agradable a su corazón. Aunque David no era el primogénito de Jesé, sino meramente el octavo hijo, Dios envió a Samuel a Belén para que ungiera a David para que llegara a ser el futuro rey de Israel.
11 David llamó la atención cuando él solo de entre todos los israelitas se ofreció voluntariamente para enfrentarse al desafiador gigante filisteo Goliat en el campo de batalla y lo mató con una sola piedra de honda apuntada a la frente de Goliat. (1 Samuel 16:1 a 17:58 inclusive) David fue incorporado en el ejército del rey Saúl, y su popularidad con la gente se hizo mayor que la del rey. Esto hizo que Saúl se pusiera muy envidioso y tratara de matar a David y así evitar que éste suplantara a uno de sus propios hijos sobre el trono de Israel. Con el tiempo una herida mortal en batalla, seguida por la acción de arrojarse sobre su propia espada para apresurar la muerte, terminó el reinado de Saúl. Is-bóset, el hijo sobreviviente de Saúl, fue hecho rey por los que se apegaban a la línea familiar de Saúl, pero solo sobre once tribus de Israel. Los hombres de la tribu de Judá ungieron rey sobre sí a David en Hebrón en el territorio de Judá. Eso fue en el año 1077 a. de la E.C.—2 Samuel 2:1-11; Hechos 13:21, 22.
12. ¿Cuándo y cómo fue hecho rey David sobre todo Israel, y qué pregunta surge ahora en cuanto al “cetro” y el “bastón de mando”?
12 Is-bóset el hijo de Saúl duró sobre el trono de Israel posiblemente siete años y seis meses y entonces fue asesinado por súbditos suyos. (2 Samuel 2:11 a 4:8 inclusive) Todas las tribus ahora reconocieron a David como el escogido de Jehová y ungieron rey sobre todo Israel a David, en Hebrón. Esto fue en el año 1070 a. de la E.C. (2 Samuel 4:9 a 5:5 inclusive) Así, en armonía con la profecía de Jacob en su lecho de muerte según se registró en Génesis 49:10, el “cetro” y el “bastón de mando” habían venido a la tribu de Judá. ¿Con qué como base, pues, no se ‘apartarían de Judá hasta que viniera Silo’ aquellos emblemas de realeza?
13. ¿Cómo fue David realmente un “ungido”, y de quién fue hecho tipo profético?
13 Debido a que recibió tres ungimientos para ser rey, el rey David realmente pudiera ser llamado un “ungido” o “mesías” (hebreo: mashíahh), como en 2 Samuel 19:21, 22; 22:51; 23:1. De manera sobresaliente, David fue usado como tipo profético del preeminente Mesías, la “descendencia” de la “mujer” celestial de Dios. (Vea Ezequiel 34:23.) De hecho, Dios se complació en escoger a David para que estuviera en la línea de descendencia que culminó en el Mesías del “propósito eterno” de Dios. ¿Cómo aconteció esto?
14. ¿De qué ciudad hizo David la capital de todo Israel, y qué objeto sagrado ubicó entonces allí?
14 Poco después de haber sido ungido rey sobre el Israel unido de nuevo en 1070 a. de la E.C., David capturó la ciudad de Jebus, quitándosela a los jebuseos, y la llamó Jerusalén. Mudó su gobierno a aquel lugar e hizo de esta encumbrada ciudad su capital, por estar ubicada en lugar más céntrico que Hebrón, pues estaba en la frontera entre los territorios de Judá y Benjamín. (Jueces 1:21; 2 Samuel 5:6-10; 1 Crónicas 11:4-9) Poco después de eso, el rey David tomó en consideración el Arca sagrada de Jehová. Por décadas se había permitido que estuviera fuera de su lugar en el Santísimo de la tienda de reunión en Silo en el territorio de Efraín. (1 Samuel 1:24; 4:3-18; 6:1 a 7:2 inclusive) David pensó que el Arca debería estar en la ciudad capital. De modo que hizo que la subieran y la alojó en una tienda cerca de su palacio.—2 Samuel 6:1-19.
15. ¿Qué pacto estableció ahora Jehová para con David, y porque apreció qué por parte de David?
15 Sin embargo, David llegó a sentirse perturbado, porque él, un simple rey humano, moraba en un palacio real, mientras que el Arca de Jehová, el Dios verdadero y el Rey verdadero de Israel, moraba en una tienda modesta. Para poner las cosas en equilibrio correcto, David concibió la idea de construir una casa digna, un templo, al Dios Altísimo y Soberano Universal. Pero Jehová no aprobó el que David construyera tal templo. Por Su profeta Natán le dijo a David que un hijo pacífico de David tendría el privilegio de construir el templo en Jerusalén. Entonces, mostrando aprecio por la devoción sincera de David a la adoración pura de Dios, Jehová hizo una cosa maravillosa para con este hombre que era “agradable a su corazón.” Por propia cuenta, estableció un pacto para con David para un reino eterno. Dijo:
“Jehová te ha declarado que una casa es lo que Jehová hará para ti. Cuando se cumplan tus días, y tengas que yacer con tus antepasados, entonces yo ciertamente levantaré tu descendencia después de ti, que saldrá de tus entrañas, y realmente estableceré con firmeza su reino. Él es el que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su reino firmemente hasta tiempo indefinido. Yo mismo llegaré a ser su padre, y él mismo llegará a ser mi hijo. Cuando él haga mal, entonces ciertamente lo censuraré con la vara de hombres y con los azotes de los hijos de Adán. En cuanto a mi bondad amorosa, no se apartará de él de la manera que se la quité a Saúl, a quien quité por motivo de ti. Y tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido.”—2 Samuel 7:1-16; 1 Crónicas 17:1-15.
16. ¿Qué oración de gratitud ofreció David a Jehová por esto?
16 David ofreció una oración de gratitud y la terminó con estas palabras:
“Y ahora, oh Señor Soberano Jehová, tú eres el Dios verdadero; y en cuanto a tus palabras, resulten ser verdad, ya que le prometes a tu siervo esta bondad. Y ahora tómalo a tu cargo y bendice la casa de tu siervo para que ésta continúe hasta tiempo indefinido delante de ti; porque tú mismo, oh Señor Soberano Jehová, has prometido, y debido a tu bendición sea bendita la casa de tu siervo hasta tiempo indefinido.”—2 Samuel 7:18-29; 1 Crónicas 17:16-27.
17. Este pacto fue también apoyado por ¿qué, por parte de Dios?
17 Esa promesa-pacto a David fue apoyada por este juramento de Dios:
“Jehová ha jurado a David, verdaderamente no se retirará de ello: ‘Del fruto de tu vientre pondré en tu trono. Si tus hijos guardan mi pacto y mis recordatorios que yo les enseñaré, los hijos de ellos también para siempre se sentarán sobre tu trono.’”—Salmo 132:11, 12.
“Hasta tiempo indefinido conservaré mi bondad amorosa para con él, y mi pacto será fiel a él. Y ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo. . . . No profanaré mi pacto, y la expresión procedente de mis labios no cambiaré. Una vez he jurado en mi santidad, a David ciertamente no diré mentiras. Su descendencia misma resultará ser aun hasta tiempo indefinido, y su trono como el sol enfrente de mí.”—Salmo 89:28-36. Vea también Jeremías 33:20, 21.
18. La profecía de Isaías declara que el reino de David suministraría la base para ¿qué reino mayor?
18 Según ese pacto para con el rey David, su reino tenía que suministrar la base para el reino venidero del Mesías Mayor. Por eso es que siglos después se inspiró al profeta Isaías a profetizar lo siguiente: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y la gobernación está sobre su hombro; y su nombre se llama: Maravilla, Consejero, Fuerte Dios, Padre Eterno, Príncipe de Paz; para que la gobernación aumente y no haya fin de la paz sobre el trono de David y en su reino; para erigirlo y apoyarlo por medio de lo que es adecuado y lo que es correcto desde ahora en adelante para siempre. El celo del Eterno de los ejércitos hace tal cosa.”—Isaías 9:5, 6, según la traducción del erudito hebreo rabino Leopold Pheinkard Zunz, alemán, edición decimosexta de 1913 E.C. Vea Isaías 9:6, 7, Valera; Moderna; Isaías 9:5, 6, Biblia de Jerusalén.
19. Según la profecía de Miqueas, este “hijo” nacería en ¿qué ciudad, y esto como marca identificadora de quién?
19 Según la profecía de Miqueas 5:1 (Zunz; 5:2, Val; NM), este hijo mesiánico había de nacer, este hijo real sería dado, en Belén en Efrata en el territorio de Judá. Este lugar de nacimiento humano sería una de las marcas identificadoras del verdadero Mesías, la “descendencia” de la “mujer” figurativa de Dios. Belén, y no la ciudad real de Jerusalén, era el lugar de nacimiento de su antepasado, el rey David, y por lo tanto llegó a ser llamada la ciudad de David.
UNA DINASTÍA DE REYES DAVÍDICOS
20. ¿Cuánto tiempo duró la dinastía de David en el trono, y por cuánto tiempo tuvieron reyes los israelitas?
20 En cumplimiento de este pacto del reino para con David, hubo una línea de reyes de Jerusalén, todos los cuales estuvieron en la línea familiar del rey David. Contando desde la gobernación de David como rey en Jerusalén en 1070 a. de la E.C. este reino con una dinastía de reyes davídicos en Jerusalén duró por 463 años, o hasta 607 a. de la E.C. De modo que esto significa que, cuando contamos desde el año 1117 a. de la E.C., cuando el profeta Samuel ungió a Saúl como rey sobre todo Israel, la nación de Israel tuvo reyes visibles por 510 años. Sin embargo, Jehová era el Rey invisible.
21. ¿Ascendió David al cielo al morir? ¿Quién sería invitado a sentarse a la diestra de Dios según la profecía de David?
21 El rey David, como el representante real de Dios, quien lo había escogido y ungido para que fuera rey sobre Israel, se sentaba en “el trono de Jehová” en Jerusalén. (1 Crónicas 29:23) Pero no se sentaba a la diestra de Jehová, porque el reino de Jehová está en los cielos. (Isaías 66:1) David, al morir en 1037 a. de la E.C., no ascendió a los cielos de los espíritus para sentarse a la diestra de Dios allá arriba. Él no fue invitado a hacer eso; en vez de eso, hasta el primer siglo de nuestra era común los israelitas podían ubicar e identificar el lugar de entierro de David. Más bien, David mismo recibió de Dios inspiración para profetizar, en Salmo 110:1-4, que su descendiente mesiánico que sería como el rey-sacerdote Melquisedec sería aquel a quien Jehová invitaría a sentarse a Su diestra en los cielos.
22. ¿Qué clase de personas resultaron ser Salomón y la mayoría de sus sucesores sobre el trono, y desde cuándo no ha tenido Jerusalén un rey davídico sobre el trono?
22 Salomón, el joven hijo de David, se sentó después de él en el trono de Jerusalén, “el trono de Jehová.” Según la promesa divina, fue a quien se favoreció con la construcción del templo sobre el monte Moría en Jerusalén, y lo completó en el año 1027 a. de la E.C. (1 Reyes 6:1-38) Salomón en su edad avanzada se hizo infiel al Dios cuyo templo había construido. La mayoría de sus sucesores sobre el trono de Jerusalén también resultaron malos. El último de estos reyes davídicos que se sentó en el trono de Jerusalén fue Sedequías. Por su rebelión contra el rey de Babilonia, que había hecho a Sedequías rey tributario, fue llevado cautivo a Babilonia, pero dejando detrás en ruinas la ciudad de Jerusalén y su hermoso templo. (2 Reyes 24:17 a 25:21 inclusive) Nunca desde aquel año trágico de 607 a. de la E.C. ha habido un rey davídico sobre el trono de Jerusalén.
23. ¿Había fracasado o había sido cancelado el pacto del reino? ¿Qué seguridad o garantía suministró Dios por medio de Ezequiel acerca de esto?
23 ¿Significaba eso que el pacto del reino para con David había fracasado o había sido cancelado? ¡De ninguna manera! Dios dio garantía en contra de eso. Para aproximadamente el cuarto año antes que Sedequías fuera derribado de su trono y desterrado a Babilonia, Dios hizo que Su profeta Ezequiel dijera por inspiración a este último rey sobre el trono de Jerusalén:
“En cuanto a ti, oh mortíferamente herido e inicuo principal de Israel, cuyo día ha llegado en el tiempo del error del fin, esto es lo que ha dicho el Señor soberano Jehová: ‘Remueve el turbante, y quita la corona. Esto no será lo mismo. Póngase en alto aun lo que está bajo, y póngase bajo aun al alto. Ruina, ruina, ruina la haré. En cuanto a ésta también, ciertamente no llegará a ser de nadie hasta que venga aquel que tiene el derecho legal, y tengo que dar esto a él.’”—Ezequiel 21:25-27.
24. ¿Qué sería puesto en lugar bajo, y cuándo acontecería lo contrario de esto, y cómo?
24 ¿Vemos adónde va llevando eso? Jehová mismo haría una ruina del reino de la familia real de David en Jerusalén. Las cosas no serían igual que antes. Las potencias gobernantes gentiles que habían estado bajas a la vista de Dios serían puestas encima, y el reino terrestre del pueblo escogido de Jehová sería puesto en lugar bajo, en sujeción a las potencias mundiales gentiles. El período de supremacía mundial gentil sin interferencia procedente de un reino típico de Dios en Jerusalén continuaría adelante hasta la venida de aquel “que tiene el derecho legal,” es decir, el prometido verdadero Mesías, y el Señor Soberano Jehová le daría el reino a él. Las potencias mundiales gentiles entonces ya no estarían encima para dominar la Tierra. El reino mesiánico tomaría el control mundial. Así, según el pacto establecido para con David, su reino sería un gobierno eterno. ¡Su trono tenía que permanecer para siempre!
25. A pesar de la desolación de Jerusalén en 607 a. de la E.C., ¿qué pactos y qué propósito todavía subsistían?
25 Por eso, aunque hasta este mismo día no ha sido restablecido en Jerusalén en el Oriente Medio ningún trono davídico, todo no se ha perdido para los que cifran esperanza en el Mesías prometido, la “descendencia” de la “mujer” celestial de Dios. Es verdad que para el otoño de 607 a. de la E.C. la ciudad del trono, Jerusalén, y su templo quedaron en ruinas. La ciudad cercana de Belén, la ciudad de David, quedó en ruinas en manos de los conquistadores babilonios. Aun así, el pacto de la Ley hecho con Israel en el monte Sinaí en Arabia continuó funcionando. Además, el pacto para un reino eterno según se estableció para con David continuó aplicando. El “propósito eterno” de Dios con relación a su Mesías subsistía. El pacto del reino de Dios no fracasará. ¡Tampoco Su propósito!
[Nota]
a Según Antiquities of the Jews (versión en inglés de Antigüedades judaicas), Libro 10, capítulo 8, párrafo 4, Flavio Josefo del primer siglo E.C. asigna veinte años al rey Saúl. Pero en el Libro 6, capítulo 14, párrafo 9, Josefo escribió: “Ahora bien, Saúl, reinó dieciocho años mientras Samuel estaba vivo, y después de su muerte dos,” a lo cual algunos manuscritos de Josefo añaden: “y veinte”; lo que lleva a un total de cuarenta años.