Estabilidad y permanencia durante el cambio mundial
“Siendo que habremos de recibir un reino que no puede ser conmovido, sigamos teniendo bondad inmerecida, por medio de la cual podamos rendirle a Dios servicio sagrado que sea acepto, con reverencia y temor piadoso.”—Heb. 12:28, NM.
1. ¿Para qué tiempo fué escrito el Salmo 46:1? ¿Quiénes tienen que conformarse a él?
“DIOS es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy presente en las angustias.” En un tiempo de gran crisis para el reino típico de Dios el poeta hebreo expresó esas palabras inspiradoras del Salmo 46:1 (margen), y fueron escritas y preservadas justamente para un tiempo de crisis como el que hoy existe en la vida de los que vigilan, oran y esperan por el verdadero reino de Dios. Si usted es una de esas personas, entonces es menester que tome muy a pecho estas palabras y que viva de acuerdo con ellas, estando firmemente convencido de que Dios es su refugio y fortaleza.
2. ¿Nos conviene proceder igual que las naciones mundanas? ¿Debido a cuáles factores invisibles?
2 No le conviene a usted proceder igual que las naciones de este mundo. Acuérdese que Satanás el Diablo es el “dios de este sistema de cosas”; que “todos los dioses de las naciones son ídolos”, y que “las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios”. Las inspiradas Escrituras así nos informan. (2 Cor. 4:4, NM; Sal. 96:5; 1 Cor. 10:20, NM) Los demonios y el “gobernante de los demonios”, Satanás el Diablo, son los atormentadores, opresores y perturbadores invisibles de la gente. El proyecto que tienen ellos es alejar a la gente lejos de Dios y causar su destrucción a manos de Él. Para eliminar su influencia perjudicial en las santas regiones celestiales se hizo necesario pelear una guerra en el cielo después de establecerse el reino de Dios mediante Cristo allá arriba en 1914. Los demonios y su gobernante han sido arrojados a la tierra, y lo que esto significaría para los terrenales se ha verificado así como fué predicho: “Ayes para la tierra y para el mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran ira, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.” (Apo. 12:1-12, NM) El Diablo y sus demonios son responsables por los ayes e inquietudes sobre la tierra y el mar. No hay protección, estabilidad ni permanencia bajo los demonios, ni siquiera para sus amigos, siervos y adoradores. Son maliciosos, perversos y no tienen amor, y no pueden proteger a sus adoradores ni a sus devotos de la justa ira de Dios. No pudieron hacerlo cuando él soltó el diluvio global contra el mundo de violencia en el día de Noé. No podrán ofrecer protección a las naciones, ni siquiera podrán escapar de la ejecución ellos mismos, en la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso”, en el Armagedón, donde su mundo terminará.
3. ¿Con el fin de probar qué cosa no podemos tomar parte con los dioses falsos de las naciones?
3 Sin saberlo los gobernantes y sus pueblos están llevando a cabo los proyectos de estos dioses demoníacos de las naciones. Si usted deja que el Dios viviente y verdadero sea su refugio, no puede tomar parte alguna con los demonios, los dioses falsos. Tiene que servir al propósito del Dios verdadero y tiene que decirles a otros cuál es ese propósito. Durante este tiempo de oposición mundial a él usted tiene que probar que Dios es su refugio y fortaleza por medio de creer y actuar en armonía con su testimonio: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi Siervo, a quien he escogido; para que sepáis, y me creáis, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fué formado dios alguno, ni después de mí habrá otro. ¡Yo, yo soy Jehová, y fuera de mí no hay Salvador! Yo lo he prenunciado, y yo he salvado; y yo os lo hice saber, y no había dios extraño entre vosotros: ¡vosotros pues sois mis testigos, dice Jehová, y yo soy Dios! Y desde que el día existe, yo soy; y no hay quien libre de mi mano: yo haré, y ¿quién lo estorbará?”—Isa. 43:10-13.
4. ¿Qué clase de Dios ha manifestado Jehová que es para con nosotros?
4 Repetidas veces Jehová ha probado que él es un refugio seguro para sus testigos sobre la tierra. Sus ojos ven todo y con ellos él recorre toda la tierra para localizar a los que están dedicados a él para luego manifestar su poder a favor de ellos. (2 Cró. 16:9) ¡Qué Dios es él! En breve todos los dioses falsos tendrán que doblegarse en derrota delante de él en el Armagedón. “Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses.” Él debe ser temido, más bien que los agresores totalitarios que están empeñados en conquistar el mundo para entronizar sus dioses políticos y su forma de religión por dondequiera. “Porque grande es Jehová, y digno de ser en gran manera alabado: temible es más que todos los dioses.” Los que dejan que él sea su refugio y que confían en su fortaleza reconocen su divinidad y dicen: “¡Porque tú, oh Jehová, eres Altísimo sobre toda la tierra: eres muy ensalzado sobre todos los dioses!” (Sal. 95:3; 96:4; 97:9) Porque él suministra fuerza secreta a sus testigos, ellos han podido soportar la persecución determinada y diabólica arrojada contra ellos por los agentes humanos de los dioses falsos. Los dictadores codiciosos que anhelaban un imperio mundial castigaron a los que rehusaron tomar parte en idolatrarlos. Pero cuando cayeron esos dictadores, los testigos de Jehová siguieron viviendo y han encontrado nueva fortaleza para renovar su testimonio concerniente al “Dios de los dioses”. Ahora ellos exclaman con gratitud: “¡Dad gracias a Jehová, porque él es bueno! porque para siempre es su misericordia. ¡Dad gracias al Dios de los dioses! porque para siempre es su misericordia.”—Sal. 136:1, 2.
“SOCORRO MUY PRESENTE”
5, 6. Debido al empeoramiento de las dificultades, ¿a qué clase de oraciones se entrega la Jerarquía Católica? ¿Por qué no contestará Dios esas oraciones?
5 Parece ser una característica de la gente, cuando se encuentra desamparada, apelar a sus dioses por socorro y liberación. Por ejemplo, a pesar del Año Santo de 1950, las dificultades del mundo empeoraron hasta un punto alarmante. De manera que el papa de la Ciudad del Vaticano en su encíclica del 6 de diciembre le suplicó al mundo católico para que participara en una novena de oraciones pidiendo la paz. Dirigiéndose al colegio de cardenales cinco días después, el papa pidió que hubiera un “acuerdo general de intenciones de todos los corazones humanos que, con la ayuda de Dios, pueda hacer desaparecer en todo el mundo todos los peligros que están amenazando la paz”. (Times de Nueva York, 12 de diciembre de 1950) Pero las oraciones a Dios son por demás cuando sus intenciones son contrarias a la voluntad de él. Así como dice Santiago 4:2, 3 (TA): “Litigáis, y armáis pendencias, y nada alcanzáis, porque no lo pedís a Dios. Pedís quizá, y con todo no recibís; y esto es porque pedís con mala intención, para satisfacer vuestras pasiones.” No es la voluntad de Dios en este tiempo establecer la paz mundial para que las naciones vuelvan a la normalidad. Si él restaurara la paz, las naciones usarían los beneficios sólo para satisfacer sus pasiones y deseos egoístas, manifestando así que son “amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios”.
6 Los horarios de la Palabra de Dios designan este período como un tiempo señalado para dificultades internacionales, cuando habría “sobre la tierra angustia de naciones, no sabiendo la salida por el rugir del mar y su agitación, mientras que los hombres se desmayan debido al temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. Para la cristiandad éste habría de ser un tiempo cuando “¡esperábamos la paz, pero no vino ningún bien; tiempo de sanidad [mediante años santos, etc.], mas he aquí el desmayo!” (Luc. 21:25, 26, NM; Jer. 8:15) Este no es el tiempo para que Dios haga la paz para las naciones de este mundo. De modo que los esfuerzos del papa y su jerarquía para desempeñar el papel de mediador entre el bloc comunista y el bloc democrático resultarán inútiles. Ni los católicos ni los protestantes deben esperar ayuda de Dios por medio de ellos.
7. ¿Qué, pues, significa el dejar que Dios sea nuestro refugio y fortaleza en las dificultades?
7 Dejar que Dios sea nuestro refugio y confiar en su fortaleza quiere decir aceptar las dificultades que su Palabra nos ha predicho y, entre tanto que estas dificultades aumentan en nuestro derredor y en nuestra contra, dejar que él sea nuestro “socorro muy presente”. Esa expresión en la Biblia hebrea original es tal que los traductores difieren en cuanto a su traducción: “Un socorro bien probado en las dificultades.” (UTA) “Lo hallaremos muy cerca.” (Mo) “Un socorro en las angustias, prestamente hallado.” (Ro)a “Un socorro en las angustias hallado de muy buena gana.”—Sal. de Ro.
8, 9. ¿Cómo probó Dios a Israel que es un “socorro muy presente”?
8 ¡Ah, sí!, el pueblo verdadero de Dios ha hallado que él es un socorro extraordinario en las dificultades. Una vez, en los días del rey Josafat, las fuerzas combinadas de las naciones de Moab, Ammón y del monte Seir marcharon para asaltar a Jerusalén. Confiando en él el pueblo de Dios hizo petición en su templo en esa ciudad. Entonces, por causa de su propio nombre, él los dejó hallar que era un socorro de muy buena gana. Antes de que las fuerzas enemigas abrumadoras llegaran a la santa ciudad Jehová Dios obró su destrucción. No fué necesario que su pueblo luchara en esa batalla. Simplemente le cantaron alabanzas y presenciaron la “salvación de Jehová, obrada por vosotros”. El degüello propio de los agresores inicuos fué tan grande que los israelitas duraron tres días recogiendo despojos de sus cadáveres.—2 Cró. 20:1-30.
9 El rey Asa, también, halló que Jehová Dios es un socorro bien dispuesto en las dificultades cuando sus fuerzas se enfrentaron con un ejército etíope, contando con un millón de hombres y trescientos carros de guerra, bajo el comandante Zera. El rey Asa clamó: “¡Oh Jehová, para contigo no hay diferencia alguna entre ayudar a los fuertes o a los de ningún poder! ¡Ayúdanos, oh Jehová, Dios nuestro, porque nos apoyamos en ti, y en tu nombre salimos contra esta multitud de gente! ¡Oh Jehová, tu eres nuestro Dios! ¡no prevalezca contra ti el hombre mortal!” Dios contestó esa oración apropiada suministrando la ayuda necesaria, y los israelitas, cuyo número era mucho menor, pudieron destrozar a su enemigo, no dejando que escapara con vida ni uno solo. El secreto de esa liberación se puso de manifiesto por el profeta Azarías: “Jehová está con vosotros mientras estéis con él; y si le buscareis, será hallado de vosotros.” (2 Cró. 14:9 a 15:2) Luego, en los días del rey Ezequías, las fuerzas del edificador del imperio asirio, rey Senaquerib, amenazaron a Jerusalén, se mofaron de su Dios Jehová, y demandaron rendición incondicional. De en medio de Jerusalén el profeta Isaías respondió con un mensaje intransigente y el rey Ezequías y toda la ciudad se refugiaron bajo la protección y fortaleza invisibles de Jehová. Esa misma noche el ejército del jactancioso asirio fué puesto fuera de combate cuando el ángel de Jehová destrozó a 185,000 guerreros con un solo golpe. Al día siguiente el rey Senaquerib emprendió su regreso a Asiria y finalmente a su asesinato. Cuando la situación estaba malísima ¡qué prestamente dejó Jehová que lo hallaran y probó ser un socorro en las dificultades!—Isa. 37:14-38.
RAZÓN POR LA INTREPIDEZ
10. Entonces, ahora que nos enfrentamos con años de mayores pruebas, ¿qué no debemos olvidar?
10 No debemos perder de vista ahora la instrucción que contienen estos ejemplos de ayuda divina. Se registraron para beneficio del pueblo de Dios de este día “a quienes los fines consumados de los sistemas de cosas han llegado”. (1 Cor. 10:11, NM) Contando desde el fin de los “tiempos señalados de las naciones” en 1914, estamos ya 37 años dentro del “tiempo del fin” de este mundo. (Luc. 21:24, NM; Dan. 12:4) Durante estos años decisivos los testigos de Jehová han buscado refugio y fortaleza en él, y pueden confesar que en cuanto a ellos él es un “socorro bien probado en las dificultades”. Si no fuera así ellos no estarían presentes ahora ni aumentarían en número. Pero estamos entrando en los años más serios y de mayores pruebas de este “tiempo del fin”. El conflicto final del Armagedón se acerca. Por esto no olvidemos que Jehová Dios no cambia así como no cambia su Palabra. (Mal. 3:6) Su fortaleza resalta entre nuestra debilidad. Ninguna dificultad del futuro podrá aumentar en severidad hasta el punto donde él no pueda ayudarnos a soportarla, si es que dejamos confiadamente que él sea nuestro refugio y no nos dirigimos por socorro a este mundo por medio de hacer un compromiso con el mundo que es el enemigo de Dios. ¿Por qué debe importarles a los testigos de Jehová si todo el mundo está en su contra, rehusa creer su testimonio, los aborrece y persigue? Todo el mundo también estaba en contra de Noé y los siete que entraron al arca junto con él dejando que Jehová fuera su refugio y fortaleza. Pero cuando Dios soltó las fuerzas elementales de la naturaleza, ese mundo de los impíos fué anegado en destrucción, pero Noé y sus compañeros en el arca sobrevivieron el Diluvio.
11. ¿En qué debemos tener fe ahora para hacer que el Salmo 46:2, 3 aplique a nosotros?
11 Nosotros somos fortalecidos por nuestras experiencias recientes así como por el registro de la Palabra de Dios. Por eso ahora debemos tener suficiente fe en nuestro refugio divino para tomar en nuestras propias bocas las palabras que el salmista pronuncia en seguida y hacerlo con convicción: “Por tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura.”—Sal. 46:2, 3.
12, 13. ¿Qué podría dar a entender aquí el salmista, si es que hablaba figurativamente?
12 Aquí el salmista no está usando necesariamente un lenguaje figurativo y hablando de la tierra, montañas, mares y aguas simbólicas. Por supuesto, la tierra simbólica de hoy se está conmoviendo como si fuera por causa de un terremoto político, y está bramando con los sonidos terroríficos causados por un temblor tras otro que van acompañados por los aullidos aterradores de la gente y de los perros. Gobiernos políticos que antes se asemejaban a las montañas de la antigüedad y que dominaban y estabilizaban la tierra han sido conmovidos hasta sus raíces y han caído en medio de los mares de gente que ahora se rebela contra las ideologías y contra los sistemas políticos, comerciales y religiosos que ella por largo tiempo había aceptado. Las llamadas “razas de color” han despertado en todo el mundo y los vientos de la doctrina revolucionaria y los temblores en el fondo del mar las han agitado. Está reviviendo el temor del “peligro amarillo”, que ya se había expresado durante el siglo pasado. Esto es verdad especialmente a la luz de la táctica que están empleando las razas amarillas en el teatro coreano de la guerra. Recurriendo a lo que ellos llaman jen hai o el “mar humano”, ellos sueltan una corriente de humanos desde su depósito que cuenta con cientos de millones de personas. Mediante la fuerza bruta que suministra este sinnúmero de personas ellos marchan adelante abrumadoramente venciendo todos los obstáculos y estorbos militares, sin tomar en cuenta las vidas humanas tan baratas que ellos sacrifican. “¡Ah!,” dice el profeta de Dios, “¡el tumulto de mucho pueblos, (los cuales hacen estruendo como el estruendo de los mares), y el estrépito de las naciones! Rugen como rugido de poderosas aguas; como rugido de muchas aguas rugen las naciones.”—Isa. 17:12, 13.
13 Entre tanto que braman estos mares humanos, agitados por el temor, resentimiento e injusticias antiguas, y entre tanto que las aguas hacen espuma y hacen subir el lodo y la suciedad, esas montañas políticas que todavía quedan están temblando y tomando medidas para garantizar su estabilidad y permanencia. Pues, hasta la Ciudad del Vaticano, que pretende que fué fundada sobre Pedro como su piedra, ya no se siente estable ni segura de su permanencia. Está contemplando huir en busca de refugio y abrigo, no a Jehová Dios, sino a las costas de los gobiernos que tienen el brazo de carne más fuerte y que están armados hasta los dientes. Para la mente humana el crecimiento de las aguas indignadas de la humanidad, impulsadas por la pasión, es algo que causa terror. Viendo que ya no hay cosa permanente y estable en la sociedad humana, muchos se están resignando con desesperación y permitiendo que la marea creciente los inunde.
14. Entre el cambio mundial, ¿por qué no deben temer o estar perturbados los herederos del Reino?
14 Entre todo este trastorno y cambio mundial, los que se han refugiado en Jehová Dios no tienen por qué temer y estar perturbados. Sabemos que todo esto fué predicho en su profecía. Es la señal de la consumación de este sistema de cosas, sí, es la señal de la presencia invisible de su Hijo Jesucristo en el poder y autoridad del Reino. Sabemos que su gobierno teocrático ya se ha establecido en los cielos y que es el único gobierno estable en el universo y el único que será permanente. Su poder e influencia ahora se están ejerciendo hacia esta tierra, y esto es lo que hace que el “dios de este mundo”, Satanás el Diablo, y sus demonios agiten a la sociedad terrestre e impulsen a toda la humanidad a emprender un curso de locura en oposición al dominio legítimo de Dios de esta tierra, lo cual resultará en su destrucción a manos de él. Pero hay entre nosotros aquellos que esperan participar con Jesucristo en ese gobierno del nuevo mundo con su nueva tierra y nuevos cielos. Ellos se acuerdan de como Jehová sacudió la tierra literal en el monte Sinaí y ahora dicen con confianza: “En aquel tiempo su voz conmovió la tierra, pero ahora él ha prometido, diciendo: ‘Todavía una vez más pondré en conmoción no sólo la tierra sino también el cielo.’ Ahora la expresión ‘Todavía una vez más’ significa la remoción de las cosas que son conmovidas como cosas que fueron hechas, para que las cosas que no son conmovidas puedan permanecer. Entonces, siendo que habremos de recibir un reino que no puede ser conmovido, sigamos teniendo bondad inmerecida, por medio de la cual podamos rendirle a Dios servicio sagrado que sea acepto, con reverencia y temor piadoso.”—Heb. 12:26-28, NM.
15. Pero ¿a qué se refiere verdaderamente el Salmo 46:2, 3 para manifestar cuán intrépido era el salmista?
15 Sea como sea lo anterior, el Salmo 46 parece referirse a un verdadero cataclismo terrenal. Para dar más fuerza al asunto, el salmista dice que, aunque aconteciera semejante cataclismo literal sobre la tierra y la superficie del globo cambiara debido a la terrible conmoción, él no temería. Y no habría razón para temer, porque se estaba abrigando y apoyando seguramente en una fortaleza que no era su propia fortaleza humana sino que provenía del Dios Todopoderoso. Cuando se soltó el cataclismo de la naturaleza y estaba bramando al fin del mundo antediluviano, ¡qué libres de temor han de haberse sentido Noé y su familia! No solamente porque estaban abrigados en el arca que ellos habían construído, sino porque esperaban confiadamente en el gran Dios Jehová por su abrigo verdadero. Él no los dañaría con el Diluvio que usó para destruir al mundo impío y mofador. Como fué en el día de Noé, así será en estos días de la presencia invisible del Hijo del hombre en el poder del Reino.
16. ¿Por qué no temeremos debido a semejante cataclismo futuro?
16 Al acercarnos más a la batalla del Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso,” no sabemos qué fuerzas de cataclismo usará Jehová Dios para derrumbar este mundo y hacerlo desaparecer. Los elementos políticos, militares, comerciales y religiosos de este mundo seguramente temblarán con temor a causa de los espectáculos y sonidos que presenciarán y se pondrán frenéticos al saber con seguridad que les espera la destrucción. Nosotros que estamos bajo el abrigo del reino de Dios no tenemos por qué temer. Naturalmente podremos estar aterrados, así como Moisés en el monte Sinaí, pero no participaremos del temor del mundo. (Heb. 12:21) Sabemos que Dios está gobernando las fuerzas de la destrucción y sabemos contra quienes las está dirigiendo, no contra nosotros sino contra sus enemigos, nuestros enemigos. Nos hemos refugiado y abrigado en él, y él nos protegerá con seguridad, pasándonos por alto así como su ángel destructor pasó por alto todos los hogares en Egipto que estaban marcados con la sangre del cordero pascual.
17. Entonces ¿por qué no desapareceremos junto con este mundo?
17 El acto mediante el cual destruirá el viejo mundo es el “acto extraño”, el acto de Dios, por el cual hemos estado esperando, sí, orando. Nuestra esperanza y confianza no están colocadas erróneamente en las cosas creadas por la ingeniosidad del hombre, porque sabemos que esas cosas están condenadas y que desaparecerán junto con este viejo mundo. Por largo tiempo hemos testificado y sufrido entre este viejo mundo y ahora éste ha de apartarse de nosotros y desaparecer porque no somos parte de él. Pero nosotros mismos no desapareceremos con él, porque somos del nuevo mundo de justicia. Pertenecemos a la organización teocrática de Dios bajo su reino. Su organización visible no desaparecerá, sino que es tan estable y permanente como su reino. Entonces, no importa qué cosas extraordinarias y violentas sucedan para cambiar la apariencia física de la tierra al fin del mundo de Satanás, nosotros no temeremos.
¡Cuán grande es tu bondad que has guardado para los que te temen, que has obrado para los que en ti confían delante de los hijos de los hombres! Los ocultarás en el secreto de tu presencia de la conspiración de los hombres; en tu pabellón los pondrás a cubierto . . . ¡Bendito sea Jehová!—Sal. 31:19-21.
[Notas]
a Traducción de la Biblia en inglés por Rótherham.