Andando con Dios
“Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué está pidiendo Jehová que le devuelvas sino que practiques la justicia y ames la bondad y seas modesto al andar con tu Dios?”—Miq. 6:8.
1. ¿A qué puede asemejarse el andar nosotros con Dios, y por qué?
¿PUDIERA usted imaginarse a un elefante y a una hormiga marchando juntos en un desfile de circo? ¿O a un canguro y a una pulga saltando juntos a través del desierto australiano? ¿Absurdo? ¡Naturalmente! No obstante, el pensamiento de que nosotros, humanos diminutos débiles, imperfectos, meras motitas en una motita, podamos andar con Jehová, el Todopoderoso, el Altísimo Dios, el Soberano de todo el universo, y se nos permita hacerlo, sería infinitamente más absurdo si no fuera por el hecho de que él mismo es responsable de tal pensamiento.
2, 3. ¿Quiénes han andado con Dios, y cómo debe ser Dios para nosotros para que andemos con él?
2 Por eso la Palabra de Dios nos dice que “Enoc siguió andando con el Dios verdadero,” que “Noé andaba con el Dios verdadero,” y que Leví, es decir, el sacerdocio levítico, anduvo con Dios. De hecho el andar con Dios es lo que él espera de todos sus siervos, como leemos: “¿Qué está pidiendo Jehová que le devuelvas sino que. . . seas modesto al andar con tu Dios?”—Gén. 5:22; 6:9; Mal. 2:4, 6; Miq. 6:8.
3 Para que nosotros andemos con Dios, Jehová debe ser muy real para nosotros, aun más real para nosotros que lo que son las criaturas humanas semejantes a nosotros. Como leemos en cuanto a Moisés: “Continuó firme como si viera al que es invisible.” Debemos poder decir como el salmista David: “Mis ojos constantemente están hacia Jehová.” “He puesto a Jehová en frente de mí constantemente.”—Heb. 11:27; Sal 25:15; 16:8.
4, 5. ¿Por qué nos manda Dios que andemos con él?
4 ¿Por qué nos manda Dios que andemos con él? Por causa de su soberanía y nuestra felicidad. Le debemos a Dios el andar con él. Como nuestro Creador y Soberano Supremo él tiene el derecho, de mandar cómo debemos andar. Es la única manera en que sus propósitos pueden realizarse, la única manera en que puede haber paz y armonía en sus dominios, el que todos anden con él. Si debido a que tenemos libre albedrío, rehusamos andar con él, Jehová estaría obligado a destruirnos como rebeldes.
5 Al mandarnos andar con él, Jehová tiene en el corazón nuestros intereses más elevados y mejores. Cuando andamos con Dios estamos seguros de ir en la dirección correcta porque Dios es omnisciente, omnisapiente, y jamás se equivoca. Más que eso, el andar con Dios es la manera más segura de andar, ya que bajo su sombra hay protección completa.—Pro. 2:6-9; Sal. 91:1.
6. ¿Por qué otras razones deberíamos andar con Dios?
6 El andar con Dios no solo es la cosa correcta y prudente que hacer sino también la cosa amorosa que hemos de hacer, la cosa que nos hará los más felices. Hasta hace a Dios feliz el vernos emprender un derrotero sabio, el de andar con él. Ciertamente, en vista de todo lo que ha hecho para nosotros debemos querer mostrar amor y aprecio por medio de tratar de agradarle. Además, así como nos gusta andar con una persona a quien amamos, gozamos al estar en su presencia; por eso si amamos a nuestro Padre celestial Jehová Dios querremos estar en su presencia, andando siempre con él.—Pro. 27:11.
OPOSICIÓN QUE SE ENCUENTRA
7. ¿Qué poderosa oposición invisible encontramos a medida que andamos con Dios?
7 El andar con Dios no es seguir el camino más fácil. Todo lo contrario. Más bien, al andar con Dios nos enfrentamos a oposición de tres partes. Primero, existe la oposición de Satanás y sus demonios. Pero usted quizás diga: ‘¡No creo que existe el Diablo!’ Pedro y Pablo si lo creyeron, y Pedro escribió esto: “No pierdan su juicio, sean vigilantes. Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, tratando de devorar a alguien.” Pablo escribió esto: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las inicuas fuerzas espirituales en los lugares celestiales.” La Biblia no deja duda en cuanto a que éstos son entes verdaderos, personalidades invisibles, poderosos e inicuos, y determinados a desviarnos de andar con Jehová Dios, a fin de probar la jactancia de Satanás de que ningún hombre puede retener integridad.—1 Ped. 5:8; Efe. 6:11, 12.
8. ¿Por qué se opone el mundo a que andemos con Dios?
8 Al andar con Dios también tenemos que afrontar la oposición del mundo, así como Enoc, Noé, Jesús y sus apóstoles la afrontaron. El mundo se resiente de que andemos con Dios porque, entre otras cosas, nuestra mismísima manera de proceder lo reprende: “Porque el tiempo que ha pasado basta para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en obras de conducta inmoral, concupiscencias, excesos con vino, orgías . . . Porque ustedes no siguen corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de libertinaje, ellos están perplejos y siguen hablando abusivamente de ustedes.”—1 Ped. 4:3, 4.
9. ¿La oposición de qué fuente repetidamente ha traído aflicción a los que andan con Dios?
9 También tenemos nuestras propensiones caídas heredadas que se oponen a que andemos con Dios. ¡Qué aflicción han traído éstas a tales siervos fieles de Jehová como Daniel, David y Pedro! Cuán verdaderamente habla Pablo para nosotros cuando dice: “Cuando deseo hacer lo que es bueno, lo que es malo está presente conmigo. ¡Hombre miserable soy yo!” No obstante, al mismo tiempo pudo decir: “Trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.” En esto debemos seguir el ejemplo de Pablo. Hasta el Armagedón podemos esperar que estas tres fuerzas se opongan a que andemos con Dios.—Rom. 7:21, 24; 1 Cor. 9:27; Dan. 9:4-13.
AYUDA TRIPLE
10. ¿La obediencia a qué consejo que se dio a los reyes de Israel nos ayudará a andar con Dios?
10 Para ayudarnos a hacer frente a esta oposición triple a que andemos con Dios, Jehová nos ha provisto tres poderosos instrumentos. Ante todo, tenemos la Palabra de Dios. ¡Qué valiosa ayuda es! Nos guía, fortalece e impulsa en nuestro andar con Dios. Solo en ella nos habla directamente a nosotros Jehová Dios. No hay sustituto para ella y por eso debemos hacer un hábito de “leer en ella todos los días” de nuestra vida; así como se le requirió a los reyes de Israel que lo hicieran.—Deu. 17:19.
11, 12. ¿Cómo podemos sacar el mayor provecho de la lectura de la Biblia?
11 Al leer la Palabra de Dios asegurémonos de que entendemos el sentido de lo que estamos leyendo, si no de cada palabra, por lo menos el sentido general, al mismo tiempo leyendo con el pensamiento de aplicarlo a nosotros mismos, a nuestra conducta y a nuestro ministerio. Debemos identificarnos con, o vernos en, los que anduvieron con Dios y resolvernos a seguir su ejemplo. En estos días de grande iniquidad el libro de Proverbios es de valor particular, pues nos ayuda a andar rectamente. Aun cuando leamos los Salmos no nos contentemos solo con gozar de sus hermosas melodías de alabanzas a Jehová, sino que notemos cuánta exhortación contienen, tanto implícita como directa. Por eso, el primer salmo, al hablarnos de la felicidad del hombre que retiene integridad, nos exhorta a imitarlo.
12 Incluidos en la exhortación directa de los salmos están, por supuesto, los llamamientos a alabar a Jehová. Pero eso no es todo. Note los mandatos que se dan a los gobernantes del mundo en el Salmo 2:10-12, y el mandato que se da al pueblo de Dios en el Salmo 4:4: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y quédense callados.” Tal clase de lectura de la Biblia verdaderamente nos iluminará, fortalecerá e impulsará a medida que sigamos andando con Dios.
13, 14. ¿Qué ayuda adicional ha provisto Dios, y para que ella nos ayude a andar con Dios qué debemos hacer?
13 Para ayudarnos a andar con él, Dios también ha provisto una organización terrestre visible, “el esclavo fiel y discreto,” o “resto,” a quien Jesucristo ha puesto al cargo de todos sus bienes, así como predijo. Este “esclavo” provee acaudillamiento y alimento espiritual por medio de siervos nombrados, reuniones de varias clases y publicaciones impresas. Los siervos de la congregación así como todos los que sirven como superintendentes proveen ayuda por medio de consejo y acción ejemplar: “Acuérdense de aquellos que toman la delantera entre ustedes, los cuales les han hablado la palabra de Dios, y al contemplar los resultados de su conducta imiten la fe de ellos.”—Mat. 24:45-47; Heb. 13:7.
14 Por lo tanto, aprovéchese de la ayuda que le pueden dar a usted. Respételos y coopere con ellos. Eso, por supuesto, requiere que ‘no dejemos de congregarnos.’ ¡Cuántas veces se ha llamado a nuestra atención esta exhortación! Y no obstante, ¿qué le sucede a la asistencia a las reuniones cuando de repente hace mal tiempo? Y eso aun en ciudades grandes con transportación adecuada. Piense en nuestros hermanos que están detrás de la Cortina de Hierro que arriesgan su libertad y el sostén de sus familias cada vez que se congregan. Y no obstante, algunos se quedan en casa a causa de nieve o lluvia. ¡Verdaderamente, hermanos, estas cosas no deberían ser así!—Heb. 10:25.
15, 16. ¿A qué grado deberíamos apreciar las publicaciones de la Watch Tower?
15 El andar con Dios también requiere que seamos inclinados a la organización en nuestros hábitos de leer. El conducto visible de Dios nos provee siempre mucho material de lectura, todo lo cual debe ser una NECESIDAD IMPRESCINDIBLE para los cristianos. Algunos se imaginan que no tienen tiempo para leer de cubierta a cubierta cada número de La Atalaya, no obstante el presidente y el vicepresidente de la Sociedad Watch Tower sí tienen tiempo. ¿Está usted más ocupado o hace usted trabajo más importante que ellos? ¿O se trata de escoger? ¿Estamos desperdiciando tiempo leyendo otras cosas o viendo televisión cuando pudiéramos estar comprando el tiempo oportuno leyendo La Atalaya? Mucha información y exhortación valiosas se hallan en los llamados artículos “secundarios” de La Atalaya que ayudan al cristiano a andar en el camino correcto y a ser “enteramente competente, completamente equipado para toda buena obra.”—2 Tim. 3:17.
16 Lo mismo aplica también a la revista ¡Despertad! El leer cada número de cubierta a cubierta no solo ensanchará su horizonte mental sino que también lo ayudará a usted a ver todas las cosas desde el punto de vista de Dios. ¿Y qué hay del texto diario? ¿Emplea usted tiempo cada día considerando el texto diario y su comentario según se indica en esta revista? El hacerlo así le ayudará a usted en su andar con Dios.
17, 18. ¿Qué puede decirse en cuanto al valor y el funcionamiento del espíritu santo al andar con Dios?
17 Además de su Palabra y su organización visible, Jehová Dios también nos ha provisto su espíritu santo o fuerza activa. Aunque hoy su funcionamiento no es tan obvio al ojo natural como lo fue en los días del antiguo Israel y en los tiempos apostólicos, su funcionamiento puede verse claramente con el ojo de la fe. En realidad, el gran cambio que obra en las personas y la gran obra llevada a cabo en el mundo hoy día en virtud de ello puede verse por todos aunque no reconocen la causa, el espíritu santo. Sin embargo, este espíritu no lo recibimos separadamente de la Palabra de Dios, de la asociación con su organización y de la oración; separadamente de un “oír por fe.”—Gál. 3:2.
18 Claramente, no todos los cristianos dedicados y aun maduros poseen el espíritu santo en la misma medida. No hay duda de que el altruismo, la profundidad de devoción, el gobierno de uno mismo, la humildad, la apacibilidad del espíritu, la aplicación al estudio en cuanto a la Palabra de Dios y el celo en el servicio de Dios tienen una relación con cuánto del espíritu santo tenemos. También parece que las cualidades heredadas no tienen relación pequeña con el grado al cual permitimos que el espíritu santo tenga una corriente libre en nuestra vida o propendamos a obstruir su actividad. Por eso, mientras más llena de colorido es la personalidad, más difícil es para el espíritu santo saturarla por completo. La personalidad llena de colorido tiene más necesidad de gobierno de sí mismo y debe guardarse en particular de la trampa de la adoración de criaturas. La riqueza de personalidad parece obrar contra la inclinación a lo espiritual, ya que la persona llena de colorido propende a apoyarse más en sí misma, así como los que son ricos en cosas materiales propenden a cifrar su confianza en ellas en vez de en Jehová Dios.—Sal. 52:7.
DEVOCIÓN EXCLUSIVA
19. ¿Cuáles son los primeros pasos en andar nosotros con Dios?
19 Antes de poder siquiera empezar a andar con Dios necesitamos fe. Debemos creer que él existe y que él recompensará a los que andan con él. Probamos que tenemos fe cuando nos dedicamos a hacer la voluntad de Dios y seguimos en las pisadas de Jesucristo, dando con eso el primer paso del andar con nuestro Dios. Como leemos: “¿Andarán dos juntos a menos que se hayan encontrado por cita?” Para que nosotros andemos con Dios primero debemos encontrarlo mediante cita, dedicándonos a él y siendo bautizados en agua, haciendo así confesión pública de nuestra dedicación a Jehová. Como se ha recalcado vez tras vez en esta publicación, nuestra dedicación no es a una causa impersonal, ni siquiera a una sociedad de personas, sino a una persona, a la Persona suprema del universo, Jehová Dios.—Amós 3:3.
20. ¿Qué meta de Jehová debe ser nuestra meta para que andemos con él?
20 De ahora en adelante debemos seguir el acaudillamiento de Dios, debemos ir en la misma dirección que él va, su meta debe ser nuestra meta. Y ¿cuál es su meta? La vindicación de él mismo y de su nombre y de su palabra por medio de su reino, por supuesto. “Jehová está dedicado exclusivamente a su nombre. Él es un Dios que exige [la misma] devoción exclusiva [de otros].” “Debes amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Por eso Jesús mandó a sus seguidores: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia.”—Éxo. 34:14 (edición de 1953); Mar. 12:30; Mat. 6:33.
21. ¿Qué requiere de nosotros la devoción exclusiva?
21 Así como Jesús anduvo con Dios al poner en primer lugar en su vida el nombre y reino de Dios, también debemos hacerlo nosotros. Debemos obedecer los mandatos proféticos registrados en Isaías 43:10-12 y Mateo 24:14. A medida que se provea la oportunidad debemos ir de casa en casa y pararnos en las esquinas de las calles anunciando el nombre y reino de Jehová, haciendo revisitas y conduciendo estudios bíblicos con los que están conscientes de su necesidad espiritual. La devoción exclusiva requiere que estemos alerta a las oportunidades de testificar dondequiera que estemos.
22. ¿Qué requiere de nosotros el principio declarado en Lucas 12:48?
22 ¿Es verdaderamente el servicio de Jehová la cosa más importante en nuestra vida? Si lo es, entonces no nos contentaremos con solo testificar representativamente, sino que nos esforzaremos por alcanzar por lo menos los requisitos mínimos de las cuotas de la congregación. Queremos el celo consumidor que Jesús tuvo y por eso haremos todo lo que posiblemente podamos. Recuerde, “a todo aquel a quien mucho le fue dado, mucho será exigido de él; y a aquel a quien la gente ha encargado mucho, exigirá más de lo acostumbrado de él.” Por eso no nos contentemos con hacer tan poco como sea posible para ser cristianos.—Luc. 12:48.
23, 24. ¿Cuáles son algunas de las trampas de las que debemos guardarnos si queremos dar devoción exclusiva a Jehová?
23 A medida que transcurre el tiempo deberíamos estar aumentando en celo. Si eso no es cierto en nuestro caso, ¿pudiera ser que el materialismo o alguna otra cosa esté haciendo incursiones? Tal vez algunos hayan llegado a ser adictos de la televisión. Si el aparato de televisión de un individuo está haciéndolo tropezar en lo que toca a su adoración de Jehová; si el verla está haciendo incursiones en el estudio personal de un individuo, en asistir a las reuniones y en el ministerio del campo, entonces que se libre de ella. ¡Es mejor entrar en el nuevo mundo sin un aparato de televisión que arriesgar el perder el nuevo mundo a causa de mirar la televisión!—Mar. 9:45.
24 Lo mismo debe decirse también de otras formas de entretenimiento. ¿Nos hemos estancado en tal rutina de placer insaciable que las películas, fiestas o bailes son una “necesidad imprescindible” los sábados por la noche? ¿Cómo podemos hacerle justicia al ministerio del campo del domingo, el discurso público y el estudio de La Atalaya si no obtenemos una buena noche de descanso? Cierto, el descanso para los nervios es necesario, pero ¡controlémoslo, no dejemos que nos controle a nosotros! El andar con Dios, el darle devoción exclusiva, poniendo en primer lugar su reino, ¡exige de nosotros que lo hagamos!
“QUE PRACTIQUES LA JUSTICIA”
25. Para ser guiados por los principios justos de Jehová, ¿qué textos debemos obedecer?
25 El andar con Dios significa además que seamos guiados por medio de sus principios justos. “¿Qué está pidiendo Jehová que le devuelvas sino que practiques la justicia?” “Tienen que ser santos, porque yo soy santo.” “Ustedes deben en efecto ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” Así como el menudo átomo obedece las mismas leyes divinas que gobiernan a las poderosas galaxias estelares del universo, así, prescindiendo de cuán insignificantes y finitos somos en comparación con Jehová Dios, podemos y debemos ser guiados por sus principios justos, debemos ‘practicar la justicia.’—Miq. 6:8; 1 Ped. 1:16; Mat. 5:48.
26-28. Además de amar la justicia, ¿qué más se manda, y por qué?
26 Para practicar la justicia no solo debemos amar lo que es justo y correcto, sino también odiar, aborrecer, lo que es malo. Jehová lo hace: “Yo, Jehová, estoy amando la justicia, odiando . . . la injusticia.” Y de Jesús fue escrito: “Has amado la justicia y odias la iniquidad.” Por eso se nos manda: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo.” “Aborrezcan lo que es inicuo, adhiéranse a lo que es bueno.”—Isa. 61:8; Sal. 45:7; 97:10; Rom. 12:9.
27 Todos debemos vigilar que sigamos andando con Dios por medio de practicar la justicia, no solo amando lo que es correcto, sino también odiando lo que es malo, lo que es inicuo. A veces lo que es malo se nos puede presentar muy tentadoramente, así como le fue presentado el fruto prohibido a Eva; y por eso a menos que hayamos cultivado una aversión a lo que es malo, un aborrecimiento y odio por ello, en un momento de debilidad podemos sucumbir a la tentación, para nuestra vergüenza y pesar duraderos. Nadie puede dar por sentado que debido a sus muchos años como cristiano dedicado tiene una posición firme. ¡Ni siquiera el apóstol Pablo tuvo tal confianza en sí mismo!—1 Cor. 9:27; 10:12.
28 Sabemos cuáles son nuestras debilidades individuales. No podemos mimarnos, sino debemos manifestar un celo justo al oponernos a ellas a todo tiempo. Si el amor al dinero es nuestra debilidad principal, no nos atrevemos a entregarnos a prácticas sutiles, porque tarde o temprano nos excederemos y recibiremos el castigo. Si somos afectos a las bebidas alcohólicas al grado de no poder controlar ese afecto, debemos refrenarnos firmemente cuando estamos en presencia de los que gustan de ellas, preferiblemente alejándonos de tales lugares, o quizás traigamos deshonra a la congregación cristiana y merezcamos el ser castigados. Si nuestra debilidad es en cuanto al sexo, seamos casados o solteros, entonces debemos librar una fuerte pelea contra esa debilidad, evitando pensamientos inmundos, literatura pornográfica y películas sensuales. Recuerde: “no hay nada . . . secreto que no será conocido.” Debemos seguir “trayendo todo pensamiento en cautiverio para hacerlo obediente al Cristo.” Debemos ‘mantenernos limpios como portadores de los utensilios de Jehová’ si queremos seguir andando con Dios, ‘practicando la justicia.’—Mat. 10:26; 2 Cor. 10:5; Isa. 52:11.
‘AMA LA BONDAD’
29. ¿Por qué el andar con Dios también requiere que amemos la bondad?
29 Para andar con Dios también debemos ‘amar la bondad,’ como sigue diciendo Miqueas 6:8. La palabra hebrea traducida aquí “bondad” es la misma que en otras partes se traduce “bondad amorosa.” Vez tras vez leemos en cuanto a la bondad amorosa de Jehová. “¡Cuán preciosa es tu bondad amorosa, oh Dios!” “Yo soy Jehová, Quien ejerce bondad amorosa.” “Son los hechos de bondad amorosa de Jehová el que no hayamos llegado a nuestro final, porque sus misericordias ciertamente no llegarán a un fin. Son nuevas cada mañana. Tu fidelidad es abundante.” “Jehová es muy tierno en afección y misericordioso.”—Sal. 36:7; Jer. 9:24; Lam. 3:22, 23; Sant. 5:11.
30. ¿Qué significa tener empatía, y cómo la manifestó Jehová?
30 La bondad es un fruto del espíritu. La bondad amorosa nos hará comprensivos, considerados, benévolos y serviciales. Para ser bondadosos debemos tener empatía. La empatía supera a la simpatía, porque en la empatía nos ponemos en el lugar de la otra persona, realmente sentimos lo que ella siente. Jehová Dios, grande como es, no está más allá de practicar empatía en cuanto a sus criaturas. No solo tiene piedad, compasión, simpatía para con nosotros, recordando que solo somos polvo, sino que él mismo se pone en nuestro lugar de modo que lo que nos duele le duele a él. Por eso, leemos concerniente a su nación de Israel: “Durante toda la angustia de ellos le fue aflictivo a él.” Sí, cuando ellos sufrieron, él sufrió.—Isa. 63:9.
31. ¿Qué ejemplos de empatía dieron Jesús y Pablo?
31 Jesucristo también tuvo empatía, no solo cuando estuvo sobre la Tierra, sino también desde su retorno al cielo. Cuando Saulo de Tarso perseguía a los cristianos Jesús le dijo: “Soy Jesús, a quien estás persiguiendo.” Jesucristo, ahora la representación exacta del mismísimo ser de Dios, se puso en el lugar de sus seguidores; lo que le dolía a ellos le dolía a él. Y una vez que llegó a ser un seguidor de Jesucristo mismo, Pablo también imitó a su Amo en este asunto de empatía. Se puso en el lugar de las otras personas, para poder ganarlas a Cristo: Al judío se hizo como judío, a los que estaban bajo la ley, como bajo la ley, a los que estaban sin la ley, como sin ley. “A los débiles me hice débil, para poder ganar a los débiles. Me he hecho toda cosa a gente de toda suerte . . . por causa de las buenas nuevas.” Y una vez que éstos habían llegado a ser hermanos suyos Pablo continuaba manifestando empatía: “¿Quién es débil, sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace tropezar, sin que yo me indigne?”—Hech. 9:5; 1 Cor. 9:20-23; 2 Cor. 11:29.
32. ¿De qué manera nos hará obrar la empatía?
32 Al ir de casa en casa con las buenas nuevas del reino de Dios, la empatía nos hará ministros considerados, prudentes, pacientes, bondadosos y eficaces. La empatía hará a los esposos y a las esposas cónyuges apreciativos, comprensivos y amorosos. La empatía capacitará a los hijos a apreciar el punto de vista y posición de sus padres, así como hará amorosos y comprensivos a los padres, de modo que no irriten a sus hijos, al apreciar cómo ven ellos las cosas, mientras que no renuncian a su autoridad.—Efe. 5:33–6:4.
33. ¿Quiénes en particular necesitan manifestar empatía, y por qué?
33 La empatía contribuirá a la paz y unidad en la congregación cristiana. Nos ayuda a tener en cuenta los defectos y debilidades de las otras personas. La empatía hará al instructor de la escuela del ministerio teocrático bondadoso en su consejo, al ponerse él en el lugar del estudiante. Especialmente necesitan empatía los superintendentes para que hagan la mayor cantidad de bien. Para que ustedes sean verdaderamente serviciales, ustedes los superintendentes deben establecer comunicación mediante comprensión; traten de comprender los sentimientos de la otra persona. Esto requiere sensitivo discernimiento mental, paciencia, y el ser lentos para airarse. Por eso Pablo les aconseja a ustedes: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, . . . traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tú mismo por temor de que tú también seas tentado.”—Gál. 6:1.
‘SÉ MODESTO’
34. ¿Qué requisito para andar con Dios necesitamos que se nos enseñe desde el nacimiento?
34 Y por último, el profeta de Dios, en Miqueas 6:8, nos dice “[que] seas modesto al andar con tu Dios.” Jehová Dios está anuente a humillarse de tal manera como para dejamos andar con él; seguramente nosotros deberíamos estar anuentes a humillarnos y a andar modestamente con nuestro Dios. El ser modestos al andar con nuestro Dios significa ser sumisos a él, a sus principios y a sus instrumentos. Esa es una lección que tenemos que aprender desde que nacemos. Vez tras vez el lloro de un infante o criatura joven no se debe a incomodidad o dolor, sino se debe a ira, orgullo herido, frustración, rebelión o cólera. A los infantes y a los niños se les puede enseñar a sentarse calladamente en las reuniones si se les muestra suficiente amor y firmeza en su crianza el resto de la semana en casa; se les puede enseñar a ser sumisos.
35, 36. ¿Qué puede decirse a favor de ser sumisos?
35 Lo mismo aplica a los adultos. Cuando tenemos dificultad en someternos deberíamos preguntarnos a qué grado se debe a las circunstancias y a qué grado tenemos la culpa. La modestia nos impide sentirnos engreídos. La humildad nos ayuda a someternos a los que ejercen gobierno sobre nosotros, sea a un esposo, a un conductor de estudio, a un auxiliar ministerial o a un superintendente. Supongamos que tengamos mejor juicio que aquel a quien se requiere que nos sometamos. ¿Estamos tan bien capacitados en otros respectos? Luego, también, pudiera ser que estuviésemos equivocados. Además, vez tras vez lo que nos parecía ser el derrotero más sabio no tiene éxito, mientras que lo que parecía no ser tan sabio resulta muy bien. Jehová puede y a menudo dirige el resultado de modo que sea para los mejores fines después de todo. El obra en todas las cosas para el bien de los que lo aman.—Rom. 8:28.
36 Jamás olvidemos que es mucho más importante que haya paz, unidad, armonía y cooperación entre nosotros que el que todo sea hecho de la mejor manera posible. El practicar sumisión solo es realzar el valor de la sabiduría y la paciencia. Si estamos convencidos de que tenemos una sugerencia que será para el mejoramiento de la obra, no la empujemos imperiosamente adelante para obligar una aplicación, sino aguardemos la ocasión apropiada y entonces de la manera correcta presentémosla a los que pueden hacer algo en cuanto a ella. ¿Recuerda a la reina Ester? No se atrevió a decirle a su esposo qué hacer, y no obstante obtuvo todo lo que deseaba.
37. ¿En qué otra situación es la sumisión el derrotero de la sabiduría?
37 Quizás una de las situaciones más difíciles en la cual ser sumiso a la regla teocrática es cuando una persona se enamora, con amor romántico, el eros de los griegos. Supongamos que algunos de ustedes jóvenes, o algunos no tan jóvenes, se enamoran de una persona que no es cristiana dedicada o una persona a quien le falta celo por Jehová y su servicio y que por lo tanto sería un impedimento en vez de una ayuda. La sumisión semejante a la de Cristo requiere que rompamos tal apego en vez de cultivarlo, sin importar cuán agradable parezca ser el arreglo debido a la atracción de los sexos y también sin importar el sufrimiento que pudiera causar ahora. ¿No es mucho mejor sufrir un poco ahora, por medio de desenamorarse otra vez y terminar la relación, que sufrir el resto de su vida o hasta que el Armagedón le alivie de su carga onerosa? ¡Sin duda que sí!—1 Cor. 7:39.
38. ¿De qué otra manera puede ilustrarse el andar con Dios?
38 Verdaderamente, mucho está envuelto en andar nosotros con Dios. También pudiera asemejarse a una niñita que se afianza a la mano de su fuerte y robusto padre al abrirse paso para llegar a casa en medio de una tormenta de nieve. Si soltara la mano de su padre por descuido o porque no estuviera de acuerdo con él en cuanto al derrotero que estaban emprendiendo, ella se perdería en la tormenta y perecería. Sabiamente, por lo tanto, se afianza por su apreciada vida. Por eso, si queremos Regar a “casa,” al nuevo mundo de justicia de después del Armagedón, no nos atrevemos a soltarnos de la mano del Padre celestial, sino que debemos afianzarnos estrechamente.
39, 40. ¿Cómo puede resumirse el andar con Dios?
39 Eso significa aceptar su acaudillamiento, estar uno dedicado exclusivamente a él, haciendo de Su meta, la vindicación de su nombre, nuestra meta. Significa esforzarse por imitarlo en el practicar la justicia, en odiar lo que es malo. Significa bondad amorosa, tener empatía; significa ser modesto y humilde, sumiso, a todos sus arreglos visibles.
40 El andar con Dios verdaderamente es la cosa sabia, correcta y amorosa que hacer. Sin embargo, no es fácil en vista de la oposición de Satanás y sus demonios, y la organización visible de Satanás y nuestras propensiones caídas. No obstante, no es demasiado difícil, porque Jehová nos ha provisto sabia y amorosamente tres ayudas valiosas: su Palabra, su organización visible y su espíritu santo. Tampoco pasaremos por alto el precioso privilegio de la oración, el hablar con nuestro Dios.
[Ilustración de la página 425]
DIABLO Y DEMONIOS
MUNDO INICUO
CARNE PECAMINOSA
[Ilustración de la página 426]
LA PALABRA DE DIOS
LA ORGANIZACIÓN VISIBLE DE DIOS
EL ESPÍRITU DE DIOS