La misericordia divina señala la senda de regreso a los que han errado
“Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento.”—Luc. 15:7.
1, 2. ¿Cómo están equilibradas armoniosamente las cualidades de Jehová Dios, y cómo se ve esto en el arreglo de expulsión?
JEHOVÁ es un Dios de amor, un Dios misericordioso. Todos sus arreglos e instrucciones son para el bien de los que aman la justicia; jamás tienen un propósito egoísta o perjudicial. (Éxo. 34:6; 1 Juan 4:8) Él también es un Dios de justicia y derecho; no condona ni ‘hace la vista gorda a’ la maldad. (Sal. 33:4, 5; 50:16-21) Sin embargo, no hay falta de armonía entre estas cualidades divinas. El amor genuino, de hecho, requiere que uno se adhiera a la justicia e insista en ella.
2 Por lo tanto, entre los arreglos que se encuentran en la Palabra de Dios está el de expulsar, es decir, remover o echar de la congregación a personas que, aunque afirmen ser cristianas, se entregan a maldad seria y no muestran una actitud de arrepentimiento genuino. El despedirlas es para el bien de la congregación para mantener su pureza y proteger a sus miembros, amados por Dios, de contaminación mediante una influencia semejante a “levadura” como la que representan los malhechores.
3, 4. ¿Qué instrucciones da el apóstol Pablo en cuanto a expulsión, y qué preguntas deben contestarse?
3 Por esta razón, el inspirado apóstol Pablo mandó a los cristianos de Corinto: “Cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre. . . . ‘Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes mismos.’”—1 Cor. 5:6, 7, 11-13.
4 Sin embargo, ¿excluye esto que después de eso se tome alguna acción positiva para con estas personas expulsadas, acción que podría contribuir hacia su arrepentimiento, a que se volvieran, regresaran y fueran restauradas como miembros aprobados, limpios, de la congregación? ¿Hay que esperar antes de tomar cualquier acción positiva hasta el tiempo en que el individuo exprese formalmente arrepentimiento a los ancianos de la congregación, haciendo petición directa para su restablecimiento? ¿Constituiría el dar cualquier exhortación a tal persona para que ‘se vuelva’ y trate de ser restaurada un “mezclarse en la compañía” de ella y participar en compañerismo espiritual con ella? Veamos la respuesta que indica la Biblia.
EL EJEMPLO DEL ANCIANO PRINCIPAL
5, 6. (a) ¿De qué relación especial disfrutó en un tiempo la nación de Israel con Jehová Dios? (b) Sin embargo, ¿qué derrotero emprendió la nación, y con qué graves resultados?
5 Considere el ejemplo de los tratos de Jehová Dios con los que en un tiempo fueron el pueblo que llevaba su nombre, Israel. De todos los pueblos de la Tierra ellos fueron los únicos que estuvieron en una relación de pacto con él y solo a ellos se les había dado Su palabra y ley. (Sal. 147:19, 20; Rom. 3:1, 2) Sin embargo, a menudo le fueron infieles, y con el tiempo llegaron a la condición que se describe en la oración que está registrada en Daniel 9:4-19: “Nosotros hemos pecado y hecho lo malo y actuado inicuamente y nos hemos rebelado; y ha habido un desviarnos de tus mandamientos y tus decisiones judiciales. Y no hemos escuchado a tus siervos los profetas, quienes han hablado en tu nombre a nuestros reyes, nuestros príncipes y nuestros antepasados y a toda la gente de la tierra.”
6 Debido a este desviarse y esta desobediencia crasa, Daniel dice de Jehová: “Derramaste sobre nosotros la maldición y el juramento jurado que está escrito en la ley de Moisés el siervo del Dios verdadero . . . trayendo sobre nosotros gran calamidad, tal como no se ha hecho bajo todos los cielos.” Sí, Dios tomó fuerte acción judicial contra ellos, echando primero a las tribus septentrionales y luego a las tribus meridionales de su tierra al exilio, permitiendo finalmente que la entera estructura nacional fuera derribada por Babilonia. Jehová, de hecho, se ‘divorció’ de la organización nacional como si ésta fuese una “esposa” suya y la “madre” de los miembros individuales de la nación.—Compare con Isaías 50:1; 54:5, 6; Jeremías 3:8.
7. Después de cortar a Israel de su favor, ¿mantuvo Jehová una actitud estrictamente negativa para con ellos? Dé evidencia.
7 Habiendo tomado esta fuerte acción judicial contra ellos, ¿rehusó Jehová después de eso hacer cosa alguna que pudiera contribuir hacia el ser restaurados a su favor? No, sino que, en cambio, les dirigió palabras de censura, exhortándolos a abandonar el derrotero incorrecto que los había llevado a su desastre. Por medio del profeta Jeremías, Dios dijo, evidentemente a los del reino septentrional de Israel que había sido rechazado: “De veras vuélvete, oh renegada Israel, . . . No me quedaré resentido hasta tiempo indefinido. Solo nota tu error, porque es contra Jehová tu Dios que has transgredido. . . . Vuélvanse, hijos renegados. Yo sanaré su condición de renegados.”—Jer. 3:12, 13, 22; compare con Lamentaciones 3:31-33; Isaías 57:16-18.
8. ¿Cómo reveló Jehová, por medio del profeta Ezequiel, su actitud para con los que habían errado?
8 Esta expresión armoniza con la declaración de Jehová por medio del profeta Ezequiel, donde expresa su actitud para con los que todavía muestran posibilidad de arrepentimiento: “¿Acaso me deleito de manera alguna en la muerte de alguien inicuo, . . . y no en que se vuelva de sus caminos y realmente siga viviendo? . . . Arrojen de ustedes todas sus transgresiones en que han transgredido y háganse un corazón nuevo y un espíritu nuevo, pues ¿por qué deben morir, oh casa de Israel? Porque no me deleito de ninguna manera en la muerte de alguien que muere . . . Por lo tanto hagan un volverse y sigan viviendo.”—Eze. 18:23, 30-32.
9. Por tal exhortación, ¿estaba teniendo compañerismo espiritual Jehová Dios con los malhechores?
9 Al exhortar de esta manera a estos malhechores, ¿estaba Jehová Dios teniendo compañerismo espiritual con ellos, una “participación” de cosas buenas espirituales junto con ellos como se hace entre amigos? (Compare con 1 Juan 1:3, 6, 7.) Al contrario, como Jehová les había dicho antes mediante el profeta Isaías, si querían nuevamente su amistad tendrían que cambiar. Él no se rebajaría a andar en sus caminos incorrectos ni adoptaría sus pensamientos incorrectos. Dijo: “Busquen a Jehová . . . Deje el inicuo su camino, y el hombre perjudicial sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, quien tendrá misericordia de él, y a nuestro Dios, porque él perdonará en gran manera. ‘Porque los pensamientos de ustedes no son mis pensamientos, ni son mis caminos los caminos de ustedes,’ es la expresión de Jehová. ‘Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.’” (Isa. 55:6-9) Para volver a disfrutar de compañerismo agradable con Dios, tendrían que elevar sus pensamientos y caminos nuevamente a los niveles justos a los cuales Dios se adhiere y los cuales enseña su Palabra. Así prestarían atención a su instar de ‘venir y enderezar los asuntos entre nosotros,’ para que él pudiera considerar los pecados crasos de ellos como borrados.—Isa. 1:18, 19.
10, 11. ¿Qué cualidades de Jehová se ejemplifican en la parábola del hijo pródigo, y cómo?
10 La parábola del hijo pródigo suministra comprensión más profunda de la admirable actitud de Jehová de misericordia y consideración. (Luc. 15:11-32) La manera en que reaccionó el padre de la parábola al ver regresar a su hijo descarriado ejemplifica de manera muy atrayente cómo es el Padre celestial, Jehová. En la parábola, el hijo había dejado el hogar, se había ido muy lejos y había malgastado su tiempo y dinero en una vida disoluta, incluso asociación con rameras. Vino a estar en pobreza y con hambre y, habiendo recobrado el juicio, decidió volver a su padre. Note, ahora, lo que dice la parábola: “Mientras estaba él todavía lejos, su padre alcanzó a verlo y se enterneció, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó tiernamente.”—Luc. 15:20.
11 De modo que, cuando alcanzó a ver a su hijo en la distancia, el padre no dijo: ‘No voy a moverme un solo centímetro ni decir una sola palabra hasta que ese pecador se arrodille ante mí y pida formalmente ser aceptado de nuevo.’ No, sino que al ver a su hijo, que se dirigía hacia él y, de hecho, discerniendo lo que estaba en la mente de su hijo, el padre salió a su encuentro. No fue antes, sino después de esta expresión paternal de piedad que tuvo lugar la petición formal de perdón de parte del hijo.
12. ¿Por qué medio atrae de vuelta Jehová a los malhechores arrepentidos? ¿Cómo ilustra esto la profecía de Oseas?
12 Esto hace recordar la referencia del apóstol Pablo a “la cualidad bondadosa de Dios [que] está tratando de conducirte al arrepentimiento.” (Rom. 2:4) Sí, Jehová Dios expresa cólera justa por la maldad. Pero no permanece encolerizado para siempre si cesa la maldad. Sabe que la misericordia afectuosa tiene maravillosas cualidades de atracción para hacer volver a los malhechores arrepentidos al punto en que pueden ser sanados.—Ose. 6:1; 14:1, 2, 4.
13. (a) ¿Por qué no debemos imitar al hermano de mayor edad de la parábola del hijo pródigo? (b) ¿A quién deben mirar como ejemplo todos los que sirven de ancianos, superintendentes y pastores al tratar con los que han errado? (c) ¿Qué muestran los Salmos en cuanto al ejemplo de este Anciano Principal?
13 Por lo tanto nosotros hoy no queremos ser como el hermano mayor de la parábola a quien al principio no le agradó en absoluto la manera en que su hermano que había errado fue recibido de vuelta. (Luc. 15:25-32) Más bien, trataremos de ‘demostrar ser hijos de nuestro Padre celestial’ imitando el ejemplo compasivo de Jehová. (Mat. 5:44-48) Él, por ser el Dios de la eternidad y el “Anciano de Días,” es el Anciano Principal, el Gran Pastor y Superintendente de nuestras almas. (1 Ped. 2:25) Su ejemplo siempre es el ejemplo correcto que seguir. Veremos más tarde en nuestra consideración cómo ese ejemplo puede guiarnos de muchas maneras prácticas.—Sal. 77:7-9; 103:9, 10, 13.
EL QUE SE LE CONSIDERE A UNO COMO “HOMBRE DE LAS NACIONES Y COMO RECAUDADOR DE IMPUESTOS”
14. ¿Qué base más temprana tuvo el apóstol Pablo para sus instrucciones sobre expulsar?
14 Pablo, cuando escribió su consejo apostólico a Corinto en cuanto a expulsión, tuvo información inspirada más temprana en la cual basar sus instrucciones. Cristo Jesús mismo había suministrado ésta. Mateo 18:15-17 registra sus instrucciones para manejar pecados (claramente no transgresiones de solo poca importancia sino pecados de gravedad genuina) que se cometen contra individuos. Manifestó la posibilidad de una acción de expulsión cuando no se manifestaba arrepentimiento de parte del que había pecado. Después de describir los esfuerzos progresivos que se hacían para ‘ganar’ a tal persona por medio de hacerla reconocer su mal y arrepentirse de él, Jesús dijo: “Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.”
15. (a) ¿A qué “congregación” se refería Jesús en Mateo 18:17? (b) ¿Por qué, pues, son sus palabras de interés para nosotros en la congregación cristiana?
15 En aquel tiempo (32 E.C.) la congregación cristiana no se había formado y por eso la “congregación” a la que se refirió Jesús debe haber estado relacionada con el arreglo judío que existía entonces, con sus cuerpos de ancianos, incluso los que servían de jueces y que representaban a la congregación localmente en tal capacidad. (Esd. 10:14; Luc. 7:3) No obstante, las instrucciones de Jesús ciertamente suministraron un principio orientador que ayudaría a la futura congregación cristiana. De interés particular para nosotros es saber lo que quiere decir el que se considerara al pecador no arrepentido “como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” Para averiguarlo tenemos que tomar en cuenta la manera en que la congregación judía apropiadamente consideraba a esos individuos. Esto nos ayudará a entender mejor las instrucciones del apóstol en 1 Corintios 5:11-13 en cuanto a cómo los cristianos deben considerar a los que han sido expulsados por la congregación cristiana.
16. ¿Por qué no podemos confiar implícitamente en los escritos rabínicos judíos en cuanto a la actitud de los judíos para con los gentiles, y dónde hallamos la información que se necesita?
16 Al considerar la actitud judía para con los de las naciones, no podemos guiarnos enteramente por los escritos rabínicos que se compusieron después del tiempo en que Jesús estuvo en la Tierra. Algunos de estos escritos despliegan una actitud extremada, una actitud de odio y desprecio virtuales para con los “gentiles,” la gente de las naciones. Algunos escritos rabínicos sustentaban que un judío no debería ir al rescate de un gentil aun cuando éste estuviera en peligro de muerte. (Rozeach. iv, 12, Maimónides; McClintock and Strong’s Cyclopædia, tomo III, pág. 789) Más bien, podemos hallar información confiable en las Escrituras inspiradas de Dios que nos sirva de guía para determinar la actitud de los judíos del primer siglo.
17. ¿Qué muestran las Escrituras que fue la actitud judía para con ‘hombres de las naciones’ en el primer siglo, y por qué prevalecía esta actitud?
17 Cuando fue enviado al hogar del gentil Cornelio en Cesarea, el apóstol Pedro dijo a los que estaban reunidos allí: “Bien saben ustedes cuán ilícito le es a un judío unirse o acercarse a un hombre de otra raza; y no obstante Dios me ha mostrado que no debo llamar contaminado o inmundo a ningún hombre.” (Hech. 10:27, 28) Cuando más tarde Pedro fue a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión en la congregación cristiana allí contendieron con él, “diciendo que había entrado en casa de varones que no eran circuncisos y había comido con ellos.” (Hech. 11:2, 3) De consiguiente, la posición básica de los judíos era que no habrían de confraternar con los gentiles, puesto que los consideraban espiritualmente inmundos. Eran eso debido a estar “alejados del estado de Israel y extraños a los pactos de la promesa,” por consiguiente no tenían verdadera posición o relación aprobada con Jehová Dios. (Efe. 2:11, 12) El confraternar con ellos, entrando en sus hogares y comiendo con ellos, les acarrearía contaminación espiritual a los judíos.—Compare con Juan 18:28; Gálatas 2:11-14.
18. ¿Qué evidencia tenemos de que Jesús no conformó su modo de ver a los gentiles con el modo extremado que se expresaba en algunos escritos rabínicos?
18 Jesucristo se adhirió a esta regla básica de abstenerse de confraternar con gente de las naciones. E instruyó a sus discípulos que en su actividad de predicación no fueran “por el camino de las naciones [gentiles], y no entren en ciudad samaritana; sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 10:5, 6) Sin embargo, a pesar de todo esto, Jesús no mostró aprobación de, ni conformidad con, el modo extremado de ver a los gentiles que se hallaba expresado en los escritos rabínicos que consideraban a todos los gentiles como enemigos que habrían de ser tratados con desprecio virtual... tal como no permitió que tales actitudes controlaran sus tratos con los samaritanos. (Juan 4:4-40) Lejos de esto, Jesús citó la palabra profética de su Padre para mostrar que gente de las naciones aceptaría al Mesías, que el templo habría de ser una casa de oración para todas las naciones, y que el Mesías resultaría ser una luz a las naciones. (Mat. 12:18, 21; Mar. 11:17; compare con Lucas 2:27-32; Hechos 13:47.) Cuando un oficial del ejército gentil, que había mostrado gran bondad a los judíos, le pidió a Jesús que sanara a un esclavo enfermo, Jesús lo hizo. (Luc. 7:2-10) Así, pues, aunque jamás obró contrario a la admonición de la ley mosaica en cuanto a confraternar con los que no eran de la congregación de Dios (gentiles), Jesús no se hizo desequilibrado, extremado ni rígidamente duro, adoptando una actitud antagonista para con éstos. Sabiamente discernió los principios que contienen las instrucciones de Dios y fue guiado por ellos.
19. (a) ¿Qué concepto tenían generalmente los judíos acerca de los recaudadores de impuestos? (b) ¿Cómo manifestó Jesús equilibrio apropiado en sus tratos con ellos?
19 Así, también, sucedía con los recaudadores de impuestos que generalmente no eran gentiles sino judíos. Debido a que los recaudadores de impuestos tan a menudo eran faltos de honradez, sus compatriotas judíos por lo común los tenían por personas de mala reputación, que habrían de clasificarse con pecadores y rameras conocidos. (Mat. 9:10, 11; 21:31, 32) Aunque no condonó el proceder incorrecto de éstos, Jesús no se retuvo de ayudarlos cuando mostraban una inclinación hacia la justicia, como lo hicieron recaudadores de impuestos como Mateo Leví y Zaqueo. Debido a que ayudó a éstos a progresar espiritualmente, Jesús fue acusado falsamente de ser “amigo de recaudadores de impuestos y pecadores.” Sin embargo, había una diferencia entre la amistad y los esfuerzos de Jesús por sanar a los que estaban espiritualmente enfermos y dirigirlos al arrepentimiento y a la senda de la justicia.—Mat. 11:19; Luc. 5:27-36; 19:2-10.
20. ¿Cómo nos ayuda esta información en cuanto al modo apropiado de ver los judíos a los ‘hombres de las naciones y recaudadores de impuestos’ a entender mejor las instrucciones del apóstol sobre expulsión, y a qué conclusiones lleva?
20 De modo que, el propio ejemplo de Jesús nos protege contra adoptar el modo extremado que ciertos escritores rabínicos tenían de ver este asunto de tratar a personas como “hombre de las naciones y como recaudador de impuestos.” Vemos, también, una similitud estrecha entre el trato otorgado a éstos y el trato manifestado en las instrucciones del apóstol Pablo en cuanto a los que han sido expulsados de la congregación cristiana, a saber, no “mezclarse en la compañía” de éstos “ni siquiera comiendo” con ellos. (1 Cor. 5:11) Claramente, el tratar a un pecador no arrepentido como “hombre de las naciones y como recaudador de impuestos” significa que no debe haber ningún confraternar con ese individuo. Pero, como muestra el ejemplo de Jesús, esto no requiere que tratemos a dicha persona como enemiga o rehusemos mostrarle cortesía y consideración comunes. Tampoco excluye el suministrar ayuda a los que quieren corregir un derrotero incorrecto y ganar o volver a ganar el favor de Dios.
CAPTANDO EL SENTIDO DE 2 JUAN 9-11
21. ¿Qué exhortación da el apóstol Juan en los 2 Juan versículos 9 al 11 de su segunda carta, y qué preguntas hace surgir esto?
21 En su segunda carta, el apóstol Juan da esta exhortación: “Todo el que se adelanta y no permanece en la enseñanza del Cristo no tiene a Dios [es decir, no está en unión con él, no tiene compañerismo con él; compare con 1 Juan 1:6]. El que sí permanece en esta enseñanza es el que tiene al Padre y también al Hijo. Si alguno viene a ustedes y no trae esta enseñanza, nunca lo reciban en casa ni le digan un saludo. Porque el que le dice un saludo es partícipe en sus obras inicuas.” (2 Juan 9-11) ¿Aplican necesariamente estas palabras del apóstol a todas las personas que son despedidas de la congregación por maldad? ¿O excluyen necesariamente el que se digan algunas palabras de censura o exhortación a una persona expulsada destinadas a moverla hacia el arrepentimiento, a volverse y ser restaurada en la congregación? Al considerar el contexto de esas palabras del apóstol podemos tener un entendimiento más claro del sentido de su exhortación.
22. (a) Según el contexto, ¿a qué clase de personas se refería allí el apóstol? (b) ¿Por qué sería inapropiado un saludo a éstos? (c) ¿Hay una diferencia en la actitud que se recomienda para con los que describe Juan y la actitud que se muestra común y apropiadamente para con ‘un hombre de las naciones o un recaudador de impuestos’?
22 Note que en el 2 Juan versículo siete el apóstol Juan dice que “muchos engañadores han salido al mundo, personas que no confiesan a Jesucristo como venido en carne. Éste es el engañador y el anticristo.” Entonces Juan da la advertencia de mantenerse alerta y no recibir a personas de esta índole en el hogar de uno, porque son propagandistas activos de enseñanzas falsas, defensores engañosos de conducta incorrecta. No se les debe dar a ganar ningún terreno desde el cual se infiltren más. Uno ni siquiera debe saludarlos, para evitar el ser partícipe en sus obras inicuas. Respecto a esto, podemos notar que el saludo común entre los judíos en tiempos apostólicos era una expresión que significa “Ten paz” o “La paz sea contigo.” Ciertamente el cristiano no querría desear paz al hombre que fuese engañador y anticristo. Sin embargo, no hay nada que muestre que los judíos con un punto de vista equilibrado y bíblico rehusarían saludar a un “hombre de las naciones” o a un recaudador de impuestos. El consejo de Jesús en cuanto a saludos, en conexión con su exhortación de imitar a Dios en su bondad inmerecida para con “inicuos y buenos,” parecería excluir una posición tan rígida.—Mat. 5:45-48.
23. ¿A qué grado o bajo qué circunstancia podría aplicarse apropiadamente 2 Juan 9-11 a una persona que es expulsada?
23 ¿Son, entonces, todos los que han sido expulsados como las personas descritas en la segunda carta de Juan? Al tiempo que tuvieron que ser expulsados evidentemente estaban siguiendo un derrotero como el de ellas o por lo menos manifestaban un sentimiento similar. Como dice la publicación Organización para predicar el Reino y hacer discípulos en la página 169: “Cualquier persona bautizada que deliberadamente sigue un proceder de conducta inmoral está de hecho rechazando las enseñanzas de la Biblia, tanto como el que enseña a otros cosas contrarias a lo que las Escrituras dicen acerca de la identidad de Dios, la provisión del rescate, la resurrección, y así por el estilo. (Compare con Tito 3:10, 11; 2 Timoteo 2:16-19.)” Y, si después de ser expulsada una persona tratara de justificar su inmoralidad ante otros y se esforzara por inducir a otros a adoptar su modo de pensar pervertido, ciertamente estaría en la posición que describe el apóstol Juan en su segunda carta.
24, 25. (a) ¿Qué evidencia hay de que no todos los que son expulsados están en la posición que se describe en 2 Juan 9-11? (b) ¿Qué reacción debe producir esto en nosotros, y qué pregunta vital pasaremos a considerar?
24 Sin embargo, no todos los que son expulsados después de eso siguen el proceder de tales ‘engañadores y anticristos.’ No todos se ocupan en promover activamente la maldad, oponiéndose a la verdad y esforzándose por engañar a otros y hacerlos seguir el derrotero incorrecto que resultó en que ellos fueran expulsados. Esto se ve por el número de personas que con arrepentimiento buscan y reciben restablecimiento como miembros aprobados de la congregación. El caso es que en los Estados Unidos (donde ahora hay más de medio millón de testigos cristianos de Jehová), durante el período de diez años de 1963 a 1973, 36.671 personas tuvieron que ser expulsadas por diferentes clases de maldad seria. Sin embargo, en ese mismo período 14.508 personas fueron restablecidas, aceptadas de nuevo en las congregaciones debido a su arrepentimiento sincero. Esto es casi 40 por ciento del total. Ciertamente nosotros en la Tierra debemos regocijarnos con Jehová y su familia celestial a causa de este hecho.—Luc. 15:7.
25 ¿Qué cosa se puede hacer, si acaso hay algo, para ayudar a todavía más de los que han sido expulsados —pero que no están siguiendo el derrotero de los ‘anticristos’ que describe Juan— a ser restaurados a la congregación? Veamos cómo los principios bíblicos que hemos considerado aplican de manera práctica.
[Ilustración de la página 750]
En la parábola que Jesús dio del hijo pródigo, el padre recibió afectuosamente a su hijo descarriado pero arrepentido. Esto hace recordar la afectuosa misericordia de Dios, y nos da ejemplo