La religión en la política significa guerra con Dios
“Has fornicado con las naciones”—Eze. 23:30.
1. ¿Por qué no temer a una gota de agua o una partícula de polvo?
¿LE TIENE usted miedo a una gota de agua? ¿Le asusta a usted una partícula de polvo? Después de derramar el agua de un balde usted pone a un lado el balde y dice que está vacío, aunque que quedan algunas gotas en él. Pero, ¿de qué importancia son unas cuantas gotas en el balde? Hablando prácticamente, está vacío. Usted sube a una báscula para pesarse. ¿Saca usted su pañuelo y sacude el polvo de la plataforma? ¿Qué son unas partículas de polvo? A nada llegan, no son de ningún peso, de ninguna consecuencia. Por eso cuando se le pregunta a usted si le tiene miedo a una gota de agua o le asusta una partícula de polvo usted contesta No con resuelta confianza.
2. ¿De qué manera pelean algunos contra Dios?
2 Desde el punto de vista suyo puede que tenga usted razón, pero desde el punto de vista de Dios usted puede estar equivocado. El temor que usted le tenga a algo que es semejante a una gota de agua y una partícula de polvo tal vez lo esté haciendo pelear en contra de Dios. Muchos lo hacen sin saberlo. Si pertenecen a un grupo, o una religión, o una nación, o un mundo que pelea contra Dios, deberían separarse de la actividad con tales cuerpos. La Biblia establece el principio de que el apoyar o colocar en el poder a una persona o grupo convierte al partidario en un participante de los pecados que la persona o grupo cometa. (1 Tim. 5:22) Tal vez sea en el pecado de pelear en contra de Dios que el partidario esté incurriendo, para consternación suya.
3. ¿Qué es comparado a una gota de agua y una partícula de polvo?
3 El apóstol Pablo, que registró ese principio, también escribió esto: “Si Dios está por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?” (Rom. 8:31, NM, margen) ¿Quién puede estar contra usted? Pues, su vecino, su religión, su nación, el mundo en que usted vive pueden estarlo; pero ¿qué son ellos? Dios nos dice lo que son, en Isaías 40:15: “He aquí que las naciones le son como una gota de agua, que cae del cubo; y como el menudo polvo en las balanzas le son estimadas.” Si Dios está a favor de usted, ¿quién puede estar contra usted que importe? Pero si Dios está contra usted, ¿quién puede estar a favor de usted que importe? Puede usted tener a todo el mundo de su parte, pero ¿qué ha conseguido, a qué asciende eso? A una gota de agua, a una partícula de polvo—¡fuerte apoyo es eso para alguien en guerra contra Dios!
4. ¿Cómo podemos alcanzar los pensamientos de Dios, y qué texto bíblico se introduce para darnos a saber lo que Dios piensa acerca de la religión en la política?
4 Empero a causa de temor a lo que Jehová asemeja a una gota de agua y una partícula de polvo millones de personas se ponen de parte de este viejo mundo y en oposición a Dios. Por eso su Palabra amonesta: “El temor del hombre trae un lazo.” Por otra parte: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría.” (Pro. 29:25; 1:7, margen) Su conocimiento es elevado. Como los cielos son más altos que la tierra, así sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos. (Isa. 55:8, 9) Tenemos que levantarnos a los suyos; no podemos bajar a la fuerza los suyos a los nuestros. Él nos ayuda a levantarnos para entender los suyos usando palabras e ilustraciones en la Biblia que expresan sus pensamientos en lenguaje común. Aquí está algo expresado en lenguaje común que la humanidad caída puede entender, lenguaje que pone al alcance del entendimiento de la mente humana terrena el pensamiento de Dios sobre la religión en la política: “¿Puede alguno llevar fuego en su regazo sin quemarse los vestidos? ¿Quién andará sobre brasas sin que se le abrasen los pies? Así el que se acerca a la mujer ajena, no saldrá indemne quien la toca. ¿No es tenido en poco el ladrón cuando roba para saciar su hambre, si la tiene? Y si es cogido tendrá que pagar el séptuplo de toda la hacienda de su casa. Pero el adúltero es un mentecato, sólo quien quiere arruinarse a sí mismo hace tal cosa. Se hallará con palos e ignominia y su afrenta no se borrará nunca. Porque los celos del marido le ponen furioso y no perdona el día de la venganza. No se contentará con una indemnización y no aceptará dones por grandes que sean.”—Pro. 6:27-35, NC.
5, 6. ¿Cómo nos ilumina Proverbios 6:27-35 en cuanto a la religión en la política?
5 El que una mujer cometa adulterio con otro hombre no sólo la coloca en contienda con su esposo sino que coloca al esposo en contienda con el otro hombre. La ley de Dios estipuló la muerte para los adúlteros. (Deu. 22:22) Restitución tiene que ser hecha por el hombre que robó para satisfacer su hambre, aunque lo deje en quiebra; pero ¿qué pago puede compensar la conducta adúltera? La relación de esposo y esposa es íntima y sagrada, y cuando ese vínculo se rompe se despierta ira de celos. Un regalo no compensa, un soborno no apacigua, la ignominia no se borra. Sólo mediante misericordia puede llegar el perdón.
6 Pero ¿qué relación tiene esto con el asunto de que la religión en la política signifique guerra con Dios? Pues, Jehová Dios se refiere a sí mismo como el esposo de aquellos con quienes está en relaciones de pacto. Cuando Zípora entró en relación de pacto con Jehová ella se refirió a él como esposo suyo. (Éxo. 4:25, 26) A causa del pacto de la Ley con Israel Jehová dijo de los israelitas: “Fuí yo un marido para ellos.” (Jer. 31:32, Va) Eso colocó a la nación de Israel en la posición de esposa para con Jehová. Mediante pacto estaba obligada a ser leal a Jehová Dios, tanto política como religiosamente: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Legislador, Jehová es nuestro Rey; él nos salvará.” (Isa. 33:22) En él estaban combinados los tres ramos de gobierno: el judicial, el legislativo y el ejecutivo, así como el religioso. Por consiguiente para ser fiel a Jehová el gran Esposo la nación de Israel tenía que obedecerlo en asuntos no sólo religiosos sino también gubernamentales. El formar otras conexiones religiosas o políticas en oposición a Jehová constituía prostitución espiritual por parte de Israel, como la Biblia declara: “Tuvieron trato sexual infiel con otros dioses.” (Jue. 2:17, NM; Éxo. 34:15, 16; Sal. 73:27; Eze. 6:9; Ose. 4:12) Por eso, así como una esposa en adulterio significa contienda con su esposo, la religión en la política significa guerra con Dios.
7. ¿Cómo tratan de justificar su participación en la política las religiones de la cristiandad?
7 Las religiones de la cristiandad dicen que están en relación de pacto con Dios y son la novia virgen de Cristo, no obstante están tan preocupadas con las filosofías falsas y entremetimientos políticos que no tienen tiempo para servir a Jehová. (2 Cor. 11:2; Col. 2:8; Apo. 21:2, 9) Tratan de justificarse diciendo que se meten en la política para limpiarla. Este razonamiento falaz los justifica con Dios casi tanto como una esposa adúltera podría justificarse diciendo a su esposo: “Tuve relaciones con ese hombre inmoral para limpiarlo.” Si un individuo entra a un lodazal para lavar a una puerca el lavador pronto se halla tan sucio como la puerca. El sentido común dictaría que se sacara la puerca del lodazal antes de lavarla. Cristo Jesús no se hizo parte del mundo corrompido para convertirlo y hacer de él su congregación, sino que escogió a su congregación y le ordenó que estuviera separada del mundo, “limpiándola con el baño de agua por medio de la palabra, para presentarse a sí mismo la congregación en su esplendor, sin que tuviera una mancha o arruga o alguna de tales cosas, sino que fuera santa y sin tacha.”—Efe. 5:26, 27, NM; Juan 15:19.
8. ¿Para quiénes es el entremetimiento político adulterio espiritual, y por qué?
8 La Biblia manifiesta que Satanás es el dios de este mundo y que sus gobernantes humanos son maniobrados por los demonios que él envía, y todos los que se entregan al servicio de este mundo han sido sutilmente hechos esclavos de Satanás su dios. (Rom. 6:16; 2 Cor. 4:4; Apo. 16:13, 14, 16) “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo.” (1 Juan 5:19, NM) Todos los que son parte del mundo tienen que participar de sus pecados y venir bajo el poder de su dios Satanás el Diablo, y esta sumisión por cualquiera que esté en relación de pacto con Jehová constituiría adulterio espiritual. Por eso los que están en pacto con Dios que son amigos del mundo son clasificados como adúlteras por la Biblia: “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.” (Sant. 4:4, NM) Por consiguiente cualquier organización religiosa que se mete en la política mientras pretende estar en pacto con Jehová y mientras hace gala de ser la novia de Cristo Jesús está cometiendo adulterio espiritual. Eso es base para divorcio, y fué sobre dicha base que Jehová Dios se divorció de la nación infiel de Israel.—Isa. 50:1.
JUDÁ DESOLADA EN 607 A. DE J. C.
9. ¿Qué acontecimientos fueron típicos, y por qué considerarlos ahora?
9 Los tratos de Jehová con Israel fueron típicos y sirvieron de ejemplos instructivos para nosotros ahora. (Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11) Entre tales sucesos típicos estuvieron los acontecimientos que sobrevinieron a la nación en 607 a. de J. C. y 70 d. de J. C. Fué Babilonia la que desoló a Jerusalén y Judá en 607 a. de J. C.; no obstante, después que Jerusalén había dejado de existir y cuando las ruinas de Babilonia yacían enterradas bajo túmulos de polvo y tierra, la Biblia habla de actividades futuras de Jerusalén y Babilonia, lo cual manifiesta que estos lugares fueron típicos. En los capítulos 24 y 13 y 21 de Mateo, Marcos y Lucas respectivamente, Cristo Jesús predijo los acontecimientos desoladores que alcanzaron a Jerusalén en 70 d. de J. C., no obstante la guerra mundial y la predicación por toda la tierra y la segunda presencia de que habló no sucedieron entonces, lo cual manifiesta que 70 d. de J. C. señaló sólo un cumplimiento en miniatura y que quedaba un cumplimiento mayor, futuro, en el cual todos los rasgos de la profecía hallarían cumplimiento completo. No sólo porque son típicos consideramos ahora los acontecimientos de 607 a. de J. C. y 70 d. de J. C., sino también porque manifiestan las consecuencias del mezclarse Israel con la política mundana hallamos especialmente adecuado repasar estos sucesos históricos. Los tratos de Jehová con esa nación pactada cuando ella se desvió a la política revelan la mente de él sobre dichos asuntos.
10. ¿Cómo llegó a ser adúltera Judá a la vista de Jehová, antes de 607 a. de J. C.?
10 Por muchos años antes de 607 a. de J. C. la tierra de Judá oyó amonestaciones procedentes de Jehová; repetidamente envió él a sus profetas para hacer notar los pecados crasos mediante los cuales los habitantes estaban profanando la tierra. (Jer. 7:13, 25) Tanto por participar en la adoración de dioses falsos cómo por formar alianzas políticas con las naciones a su alrededor Judá se hizo adúltera a la vista de Jehová. El profeta Ezequiel amonestó que Judá estaba provocando a Jehová con la flagrante adoración que le rendía a los ídolos y dioses demoníacos y hasta al sol, diciendo a la vez: “¡Jehová no nos ve! ¡Jehová ha abandonado la tierra!” (Eze. 8:1-18) Otra vez, el profeta manifestó cómo Jehová rescató a la nación cuando estuvo expuesta a la destrucción, cómo la limpió y la vistió y la hizo como esposa suya; sólo para que después fornicara con las naciones paganas de Egipto y Asiria y Babilonia, de modo que él dijo de ella: “¡Ah, mujer adúltera, que en vez de su marido admites los extraños!” Por eso esta ramera había de ser desnudada y expuesta ante sus amantes y derribada por ellos: “Te juzgaré conforme al juicio de las adúlteras, y de las que derraman la sangre; y te pondré por ejemplo sangriento de furor y de celos. Y te entregaré en poder de ellos, y ellos destruirán tus burdeles, y derribarán tus altos, y te despojarán de tus vestidos, y quitarán tus hermosas aljahas, y te dejarán desnuda y descubierta. Y ellos harán subir contra ti un concurso de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. Y quemarán tus casas a fuego, y ejecutarán en ti juicios.”—Eze. 16:32, 38-41.
11. ¿Cómo fué Judá inconstante en sus adulterios, resultando en qué?
11 Bajo la representación de dos hermanas se manifiestan dramáticamente los rumbos descarriados tomados por la nación de Israel de diez tribus y la nación de Judá, de dos tribus. Ahola, que representaba a Israel, se enamoró de los asirios y cometió prostituciones con ellos, y finalmente Jehová dijo: “Por tanto yo la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de Asiria, de quienes se había enamorado. Estos descubrieron su desnudez; se llevaron sus hijos y sus hijas, y a ella la mataron a espada; de modo que vino a ser refrán para las mujeres, cuando hubieron ejecutado juicios en ella.” Pero su hermana Aholiba, que representaba a Judá, no aceptó la amonestación que se le dió contra el adoptar tal proceder corrompido al ver a Israel derribada y llevada cautiva por Asiria en 740 a. de J. C. En vez de eso, se enredó con los asirios, y más tarde aumentó su prostitución envolviéndose con los babilonios. Pero aun en su prostitución fué inconstante, y volvió la espalda a los babilonios para formar alianzas con Egipto; de modo que Jehová le dijo a ella: “Voy a excitar a tus amantes contra ti, de los cuales está desaficionada tu alma; y los traeré contra ti por todos lados; los hijos de Babilonia y todos los Caldeos.” (Eze. 23:9, 10, 22, 23) Después de describir la desolación completa que vendría a Judá a manos de estos antiguos amantes, Jehová añade: “Así será descubierta la torpeza de tus prostituciones, y de tu execrable lascivia, y de tus fornicaciones. Esto será hecho contigo, por lo mismo que has fornicado con las naciones.”—Eze. 23:29, 30.
12. ¿Cómo iba Jehová a usar a Babilonia, pero cómo recibió Judá la amonestación?
12 El profeta de Jehová, Jeremías, fue loablemente celoso al amonestar a Judá de sus pecados y de la desolación que le vendría si no se regeneraba pronto. Ezequiel registró estas palabras de Jehová concernientes a los babilonios y sus asociados: “A ellos les confiaré la ejecución de juicio.” (Eze. 23:24, UTA) Jeremías indicó la misma cosa cuando registró esta expresión que Jehová hizo repetidas veces: “Nabucodonosor rey de Babilonia, siervo mío.” (Jer. 25:9; 27:6; 43:10) Jeremías llamó la atención a algunos de los pecados específicos de Judá, y amonestó que a causa de ellos los babilonios vendrían contra la ciudad de Jerusalén y la arrasarían completamente, y que la tierra de Judá yacería desolada durante setenta años. (Jer. 25:11; 32:26-35) Pero los judíos echaron a Jeremías a un lado como un fanático aullador de calamidad; no tomaron nota de sus amonestaciones, y no dieron ningún paso hacia la reforma. Se habían salido con la suya tocante a sus idolatrías durante tanto tiempo que no veían ninguna necesidad cambiar entonces. Su actitud complaciente fué: “¡Jehová no nos ve! ¡Jehová ha abandonado la tierra!”
13. Rechazando la amonestación, ¿adónde se dirigió Judá por ayuda?
13 Jehová mediante Jeremías dijo a Judá que se sometiera al yugo del rey de Babilonia, porque él estaba siendo usado para ejecutar el juicio en contra de la nación descarriada. Si los residentes de Judea se hubieran sometido no habrían sufrido la matanza mediante la espada y hambre y pestilencia y su ciudad de Jerusalén no hubiera sido asolada. (Jer. 27:12-17) Pero en vez de creer en Jehová y escaparse de la destrucción reformándose, por medio de abandonar sus idolatrías, y sometiéndose a los babilonios, los testarudos habitantes de Judea trataron de hallar seguridad formando una alianza política con Egipto. Cuando la amenaza babilónica rondaba ominosamente en el horizonte los judíos acudieron a Egipto y contaron con que éste disipara el peligro. Esto lo hicieron a pesar de una amonestación que se les había dado unos ciento cincuenta años antes: “¡Ay de los hijos rebeldes, dice Jehová, que toman consejo, mas no de mí, que ratifican pactos, pero sin mi Espíritu, para añadir pecado sobre pecado! ¡los que van descendiendo a Egipto, sin inquirir de mi boca, para guarecerse con la fortaleza de Faraón, y para confiar en la sombra de Egipto! Por tanto la fortaleza de Faraón será vuestra vergüenza, y la confianza en la sombra de Egipto, vuestra confusión.” “¡Ay de los que bajan a Egipto por socorro, y se apoyan en caballos; y ponen su confianza en carros de guerra, porque son muchos, y en caballería, por ser muy fuerte; pero no miran al Santo de Israel, ni acuden a Jehová! Aunque él también es sabio, y trae el mal, y no revoca sus palabras; sino que se levanta contra la casa de los malhechores, y contra el auxilio de los obradores de iniquidad. Pero los Egipcios son hombres, y no Dios, y sus caballos son carne, y no espíritu; cuando pues Jehová extendiere su mano, tropezarán los ayudantes, y caerán los ayudados, y todos ellos fracasarán juntos.”—Isa. 30:1-3; 31:1-3.
14. ¿Qué le hizo creer a Judá que su alianza con Egipto estaba dando resultado, pero qué demostró que Judá se había equivocado?
14 Esta alianza política manifiesta que Judá estaba acudiendo a fuerza material y carnal como una defensa en contra de un juicio que venía de Dios. Fué insensatez, como el desenvolvimiento de los acontecimientos lo manifestó. En 609 a. de J. C. los ejércitos babilónicos sitiaron a Jerusalén. Aparentemente fué en este tiempo que los judíos se asustaron y demoradamente instituyeron reformas, tales como el libertar a los esclavos al tiempo requerido por la ley mosaica. Luego los ejércitos de Faraón salieron de Egipto, e hicieron que los babilonios levantaran su sitio de Jerusalén. Inmediatamente los judíos pensaron que su alianza con Egipto estaba dando resultado, el resultado de estar siendo rescatados y protegidos de los babilonios, y olvidaron todas las reformas mientras prontamente aprehendieron y esclavizaron de nuevo a los que recientemente acababan de libertar de acuerdo con la ley de Moisés. Jeremías amonestó que el levantamiento del sitio sólo era temporal, que los babilonios volverían y saquearían la ciudad; pero los judíos confiaron en Egipto y dijeron que los ejércitos de Babilonia no regresarían. Pero sí regresaron, y en 607 a. de J. C. Jerusalén y Judá fueron desoladas completamente.—2 Rey. 25:1-12, 22-26; Jer. 34:1, 8-11, 21, 22; 37:5-10.
15 ¿Qué hechos debemos recordar concerniente a los acontecimientos de 607 a. de J.C.?
15 Aquí están algunos rasgos importantes de este acontecimiento histórico que deben recordarse. Los judíos fueron amonestados acerca de sus pecados contra Dios, pero no hicieron caso a esa amonestación, pensando que Jehová no estaba viendo, que había abandonado la tierra, que habían pecado con impunidad aparente por tanto tiempo que no había ninguna necesidad de cambiar ahora. En vez de someterse al siervo de Jehová confiaron en una alianza política mundana. Tuvieron una oportunidad excelente para huir, después de ver el poder en masa de Babilonia: Cuando el sitio fué temporalmente levantado deberían haber huído a aquel que Jehová estaba usando, a Nabucodonosor de Babilonia, y así hubieran evitado la destrucción. Pero no sólo rehusaron huir ellos mismos, sino que impidieron que cualesquier otros huyeran. ¡Si alguien salía de la población lo acusaban de sedición! (Jer. 37:11-15) Finalmente, el mero hecho de que Jehová usó a Nabucodonosor para castigar a Judá y lo llamó Su siervo no significa que Nabucodonosor o los babilonios bajo él eran adoradores de Jehová. No lo eran. Eran religiosos demoníacos y aun antes de que Jehová los usara él dijo que los destruiría a su debido tiempo. (Jer. 25:12) Tal vez una ilustración aclare esta situación. Durante la II Guerra Mundial los comunistas sirvieron el propósito de las democracias al ayudar a derrocar a Hitler, y desde ese punto de vista podrían llamarse un siervo de las democracias. Pero eso no convierte a los comunistas en adherentes de la democracia, y no impide que alguna vez las democracias peleen contra los comunistas. Asimismo Jehová podría usar a los babilonios adoradores de demonios, y sin embargo destruirlos más tarde.
JERUSALÉN DESOLADA EN 70 D. DE J.C.
16. ¿Qué acontecimientos antecedieron a 29 d. de J.C.?
16 Exactamente como se predijo, Jehová levantó a Ciro de Medopersia para aplastar a Babilonia y libertar a los cautivos israelitas, para que regresaran y reedificaran el templo y su país natal. (Esd. 1:1-4; Isa. 44:28; 45:1-4; Dan. 5:30, 31) En los siglos que siguieron los judíos, aunque evitando las idolatrías vergonzosas de tiempos anteriores, edificaron una masa de tradición y se dividieron en varias sectas religiosas. Se desviaron lejos de la senda de adoración verdadera a Jehová. En la primavera de 29 d. de J. C. Juan el Bautista comenzó una obra para ‘preparar el camino de Jehová,’ para poner sobre aviso a la gente de que Jehová venía representativamente en la persona del Mesías prometido. Juan los amonestó acerca de sus pecados y la necesidad de arrepentirse y ser como trigo y como árboles que producían fruto bueno, en vez de ser como paja y semejantes a árboles que producían fruto podrido y que estaban destinados a ser arrojados a un fuego que ningún hombre podría apagar. Como resultado los judíos estaban esperando y velando por la venida del Mesías.—Luc. 3:1-17, NM.
17. ¿Qué amonestación dió Jesús a los judíos rebeldes?
17 En el otoño de 29 d. de J. C. Jesús fué bautizado en el río Jordán, fué ungido con el espíritu de Jehová y después se ofreció como el Mesías prometido. En él se cumplieron las profecías de las Escrituras hebreas concernientes al Mesías. Pero los líderes religiosos judíos no lo aceptaron. Jesús no complacía la vanidad de ellos ni concordaba con sus ambiciones políticas. En vez de eso los amonestó acerca de sus pecados: que ellos anulaban la Palabra de Dios mediante su tradición, decían una cosa y hacían lo contrario, oprimían a la gente común, trataban de brillar personalmente, anhelaban títulos lisonjeros, ellos mismos rehusaban rendir adoración verdadera y se oponían a que otros la practicaran, hacían grandes esfuerzos por los asuntos pequeñitos y no cumplían con los requisitos grandes de santidad, y se especializaban en una apariencia exterior de justicia mientras que escondían sus muchos pecados vergonzosos. Llamándolos serpientes y descendencia de víboras, Jesús demandó saber cómo esperaban escapar de la destrucción, y les proclamó: “¡Miren! su casa se les deja a ustedes.”—Mat. 23:1-39, NM; 15:3-9.
18. ¿Qué repugnante acto de los judíos ocasionó qué cumplimiento de las amonestaciones dadas por Juan y Jesús?
18 Pero los judíos no quisieron hacer caso de la amonestación de Juan el Bautista ni de la de Jesús. No sólo por el giro de acontecimientos sino también por la cronología bíblica deberían haber esperado al Mesías e identificado a Jesús como tal. (Dan. 9:24-27) No obstante prefirieron participar en la política con el Imperio romano, y cuando Pilato presentó a Jesús como rey de ellos lo rechazaron airadamente, demandaron su ejecución, y exclamaron: “No tenemos más rey que César.” (Juan 19:14, 15, NM) La Roma pagana con sus dioses falsos, religiones demoníacas y estandartes idólatras a los cuales ofrecía sacrificios era una cosa abominable y repugnante a la vista de Jehová, y el que su pueblo pretendido hiciera una alianza política con él sólo podría acarrear destrucción y desolación a dicho pueblo. Pilato se hizo partícipe de responsabilidad por la muerte de Jesús junto con los religiosos judíos, y esta conspiración fué un primer cumplimiento del Salmo 2:1, 2. (Hech. 4:25-27) El fruto podrido de esta alianza demostró que los judíos eran como árboles malos y paja inútil aptos únicamente para destrucción total simbolizada por fuego, como Juan y Jesús habían amonestado. (Mat. 7:19) Sus amonestaciones hallaron cumplimiento en los acontecimientos desastrosos de 70 d. de J. C., cuando la desolación vino a Jerusalén a causa de su abominable y repugnante alianza con el Imperio romano. Tales sucesos trascendentales demandan escrutinio cuidadoso.
19. ¿Qué sucedió en 66 d. de J.C., recordando a los cristianos de qué cosa?
19 Durante algunos años se había sentido inquietud y agitación sediciosa en Palestina, pero fué en 66 d. de J. C. que realmente estalló una sublevación, y Cestio Galo, presidente romano sobre Siria, entró con su ejército y embotelló a los judíos en Jerusalén. Sea que los judíos infieles hayan pensado o no en la amonestación de Jesús de que se huyera, ciertamente los cristianos atrapados en Jerusalén sí pensaron: “Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos acampados, entonces entiendan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea comiencen a huir a las montañas, y los que estén en medio de ella retírense, y los que estén en las regiones cercanas no entren en ella, porque éstos son días para ejecutar justicia para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” También: “Cuando lleguen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habla de ella a través de Daniel el profeta, colocada en un lugar santo, (que el lector use discernimiento,) entonces los que estén en Judea empiecen a huir a las montañas.”—Luc. 21:20-22; Mat. 24:15, 16, NM.
20. ¿Qué hizo posible la huida, y quiénes se aprovecharon de la oportunidad?
20 Pero ¿cómo podrían los cristianos en Jerusalén obedecer el mandato de huir, con un ejército hostil rodeándolos? El camino para huir se abrió para ellos cuando Galo, por alguna razón inexplicable, retiró su ejército. El historiador Josefo dijo que Cestio, “si poco más quisiera perseverar en el cerco, tomara luego la ciudad.” En vez de eso, “hizo retraer su gente, y sin alguna esperanza, muy desacordada e injustamente, sin algún consejo partió.”aAsí como la retirada de los ejércitos de Nabucodonosor hizo posible la huída antes de la caída de Jerusalén en 607 a. de J. C., así la extraña retirada de Galo en 66 d. de J. C. dió una oportunidad para huir, dió oportunidad para prestar atención a la amonestación de Jesús. De una manera muy literal el abominable ejército romano con sus repugnantes e idolátricos estandartes había estado alrededor del lugar santo de Jerusalén con su templo; ciertamente era tiempo para huir a fin de escaparse de la desolación que Jesús dijo que seguiría. Por consiguiente cuando el ejército de Galo se retiró los cristianos no sólo huyeron de Jerusalén sino de Judea, cruzando el Jordán y radicándose en las montañas de Galaad, y estableciéndose particularmente en Pela.b Así se escaparon de la desolación que más tarde llegó como resultado de la repugnante alianza política con Roma, el desastre producido por la abominable colocación de César en el puesto de majestad reservado para el Mesías solo.
21. ¿Cómo y cuándo fué finalmente ejecutado el juicio contra Jerusalén?
21 Pero ¿cómo finalmente cayó el juicio divino sobre esos judíos que se mezclaron en la política y menospreciaron la amonestación de huir? Cristo Jesús, que había pronunciado destrucción ardiente contra Jerusalén y a quien el juicio fué encargado, fué a quien Jehová usó para superentender la ejecución de juicio desde el cielo, y el general y príncipe romano, Tito, hijo del emperador Vespasiano, junto con sus ejércitos, fué la agencia humana que se usó para efectuarla. El profeta Daniel, cuando habló del repugnante y abominable acto de rechazar al Mesías y escoger a César, dijo: “El [el Mesías] destruirá la ciudad y el santuario con el príncipe [Tito] que viene.” O, “Después él [el Mesías] desolará la ciudad y el santuario, por el príncipe [Tito] que ha de venir.” (Dan. 9:26, LXX; Houbigant) En conformidad con la profecía de Daniel y las palabras de Jesús concernientes al templo de que “de ninguna manera será dejada aquí piedra sobre piedra que no sea derribada,” los ejércitos romanos bajo Tito desolaron la ciudad y su templo en 70 d. de J.C.—Mat. 24:2, NM.
NOTABLES DETALLES HISTÓRICOS
22-24. ¿Qué amonestaciones pasaron por alto los judíos, y con qué resultados?
22 Cuando Cestio Galo se retiró en 66 d. de J. C. y la huída a la seguridad se hizo posible, la amonestación de Jesús aplicó de ese tiempo en adelante: “Los que estén en las regiones cercanas no entren en ella.” (Luc. 21:21, NM) Los judíos infieles pasaron por alto estas palabras, y como resultado cuando Tito llegó en 70 d. de J. C. halló la ciudad atestada de visitantes de toda Palestina, “porque juntados de todas partes para los días de las fiestas o de su Pascua, fueron súbitamente cercados de guerra . . . y tan gran muchedumbre, claro está que de los de fuera se juntaba; pero entonces parece que por sus hados y ventura toda la gente se había juntado como en una cárcel, y estaba cercada la ciudad muy llena de gente.”c
23 Jesús amonestó contra demora alguna al huir. (Mat. 24:16-18) Empero esta amonestación también fué menospreciada, y cuando muchos judíos desearon huir fué demasiado tarde para hacerlo con buen éxito. Lucas 19:41-44 (NM) declara: “Y cuando [Jesús] llegó a un lugar cercano, él contempló la ciudad y lloró sobre ella, diciendo: ‘Si tú, aun tú, hubieras discernido en este día las cosas teniendo que ver con la paz—pero ahora han sido escondidas de tus ojos. Porque los días vendrán sobre ti cuando tus enemigos edificarán en tu derredor una fortificación con estacas puntiagudas y te rodearán y te afligirán por todo lado, y te arrojarán al suelo a ti y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no discerniste el tiempo de tu inspección.’” Los religiosos judíos no discernieron las cosas que tenían que ver con el Príncipe de Paz, sino que con terquedad cerraron los ojos y se taparon los oídos a la evidencia concerniente a él y abrazaron a César. No discernieron que cuando Jesús estuvo sobre la tierra fué un tiempo de inspección y juicio para la nación de Israel. Se les halló estériles en cuanto a haber producido fruto bueno para alabanza de Jehová. (Isa. 6:10; 9:6; Mat. 13:14, 15; 21:19) Ni huir quisieron de la Jerusalén condenada cuando tuvieron la oportunidad, sino que se demoraron hasta que los ejércitos romanos regresaron y no sólo rodearon la ciudad ellos mismos sino que la cercaron con un muro o “fortificación con estacas puntiagudas,” exactamente como Jesús había advertido treinta y siete años antes. Este muro de cinco millas de largo se completó en tres días, y a causa de él Josefo dijo: “Fuéles quitada a los judíos la licencia y facultad que tenían de salir, y con esto perdieron la esperanza de alcanzar salud ni poder salvarse.”d ¡Se habían demorado hasta que la huída a la seguridad era imposible!
24 Sin embargo, algunos judíos sí intentaron una huída demorada, pero aun entonces persistieron en pasar por alto los detalles de la amonestación de Jesús. Por ejemplo, Jesús les dijo que no trataran de llevar sus posesiones materiales con ellos, ya que eso los retardaría y pondría en peligro una huída con buen éxito. (Mar. 13:15, 16) Empero cuando algunos abandonaron la ciudad se tragaron su oro a fin de llevarlo con ellos, sin que los judíos dentro de la ciudad y los romanos fuera de ella supieran que lo tenían. Josefo dice lo que resultó: “Descubierto esto por uno, levantóse un ruido y fama de ello por todo el campo, diciendo que los que huían venían llenos de oro: sabido por los árabes y sirios que había, amenazábanles que les habían de abrir los vientres; no pienso, por cierto, que tuvieron matanza más cruel los judíos entre cuantas padecieron, como ésta; porque en una noche abrieron las entrañas a dos mil hombres.”e Aunque Tito amenazó con la muerte a los culpables de esta práctica infame, soldados romanos se unieron a los otros en esta horrible exploración por oro en las entrañas de los hombres. Por eso, “secretamente ejecutaban lo que el emperador les había a todos prohibido, y así sacaban un provecho muy ilícito y nefando de las entrañas de otro: pero el oro en pocos era hallado, aunque con la esperanza eran los más de ellos consumidos y muertos. Este caso, pues, hizo que muchos de los que huían se volviesen.”f
25. ¿Cómo hicieron peores los judíos sus dificultades?
25 Lo que hizo aun peores las dificultades del huir fué los judíos mismos. Años antes falsamente habían acusado a Jesús de sedición contra César y dieron a entender que cualquiera favorable a él también era de patriotismo dudoso. Acusaron a los seguidores de Cristo de sedición, aunque los discípulos sólo evitaban la política y apoyaban el reino de Cristo. (Luc. 23:2; Juan 19:12; Hech. 17:7; 24:5) Pero para 70 d. de J. C. los judíos eran sediciosos en lo que tocaba a Roma, y cualquiera que trataba de escaparse de la trampa de muerte en Jerusalén mediante el huir era considerado sedicioso en contra de los judíos y era ejecutado. De modo que si los judíos atrapaban a alguien tratando de huir la acusación era de sedición y la sentencia muerte; si los que huían se escapaban de los judíos y llegaban a líneas romanas era cautiverio lo mejor que les podía esperar. Pero el permanecer atrás significaba por fin muerte, ya fuera mediante la espada o la pestilencia o el hambre. Cuando los judíos no peleaban contra los romanos peleaban entre ellos mismos, estando divididos en varias facciones políticas y religiosas, cada una de las cuales estaba decidida a dominar la ciudad condenada. Fué un caso de la mano de cada hombre estando contra su hermano. En su lucha interna hasta destruyeron su propio abastecimiento de víveres, con lo cual apresuraron el hambre, la pestilencia y la victoria romana.
26, 27. ¿Qué calamidades predijo Jehová por la desobediencia, y cuándo y cómo se cumplieron notablemente?
26 Quince siglos antes de los acontecimientos desastrosos de 70 d. de J. C. Jehová Dios había predicho que éstos vendrían como resultado de la desobediencia: “Verdaderamente te sitiarán dentro de todas tus puertas hasta que tus muros altos y fortificados en que estás confiando caigan en toda tu tierra, sí, ciertamente te sitiarán dentro de todas tus puertas en toda tu tierra, la cual Jehová tu Dios te ha dado. Entonces tendrás que comer el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y tus hijas que Jehová tu Dios te ha dado, a causa de la estrechez y tensión con que tu enemigo te rodeará. Y Jehová ciertamente te esparcirá entre todos los pueblos desde un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra, y allí tendrás que servir a otros dioses a quienes no has conocido, ni tú ni tus antepasados, madera y piedra. Y entre esas naciones no tendrás descanso, ni resultará que haya allí algún lugar de descanso para la planta de tu pie, y Jehová verdaderamente te dará allí un corazón trémulo y un desfallecimiento de los ojos y desesperación del alma. Y ciertamente estarás en el mayor peligro por tu vida y estarás lleno de pavor noche y día, y no estarás seguro de tu vida. Y Jehová ciertamente te devolverá a Egipto en barcos por el camino acerca del cual te he dicho: ‘Jamás lo volverás a ver,’ y ustedes tendrán que venderse allí a sus enemigos como esclavos y criadas, pero no habrá ningún comprador.”—Deu. 28:52, 53, 64-66, 68, NM.
27 La historia testifica del notable cumplimiento de estas calamidades sobre los judíos desde 70 d. de J. C. en adelante. Josefo da un relato gráfico y horripilante de una mujer en el sitio de 70 d. de J. C., la cual “mató a su hijo, y coció la mitad, y ella misma se lo comió, guardando la otra mitad muy bien cubierta. Los amotinados entran a su casa, y habiendo olido aquel olor tan malo y tan dañado de la carne, amenazábanla que luego la matarían si no les mostraba lo que había aparejado por comer. Respondiendo ella que había aún guardado la mayor parte de ello, entrególes lo que le sobraba del hijo que había muerto.” Los hombres, pasmados y horrorizados, temblando abandonaron la escena nauseabunda.g Cuando Tito finalmente tomó la ciudad el número de víctimas fué: 1,100,000 muertos y 97,000 cautivos.h Los judíos sobrevivientes fueron esparcidos a todas partes de la tierra, y en ninguna parte hallaron descanso, sino que vagaron con el corazón lleno de desesperación y de pavor y temor por su vida. No sólo eso, sino que grandes números de esos cautivos fueron devueltos a esclavitud en Egipto, reducidos al mismísimo estado del cual Jehová había librado a su nación más de quince siglos antes. Josefo dice que su aprehensor “enviólos muy atados con buena guarda a Egipto a que trabajasen.”i Un comentario bíblico judío, editado por J. H. Hertz, declara al considerar Deuteronomio 28:68 que “en la destrucción de Jerusalén por los romanos, tanto Tito como Adriano designaron multitudes de judíos a esclavitud; y Egipto recibió una grande proporción de esos esclavos.” Continúa mostrando que los romanos tenían una flota en el Mediterráneo mediante la cual transportaron a los judíos esclavizados a Egipto, y que aunque los judíos trataban de venderse como esclavos no había compradores para muchos de ellos, tan despreciados eran y tan inundado estaba el mercado. ¡Cuán vigorosamente se cumplió la profecía de Deuteronomio quince siglos después!
28. ¿Qué observaciones registra Josefo? y, aunque sólo es un rasgo secundario, ¿cómo de manera literal estuvo una abominación en el lugar santo?
28 Estas calamidades sobrevinieron a una generación que era notoriamente inicua. De ella Josefo dijo: “Jerusalén, . . . digna de tan grandes desdichas, no ciertamente por otra cosa, sino por haber engendrado y sufrido dentro de sí generación tal, y tan perversa, que le causase tal y tan grande destrucción.”j Fué creencia de Josefo que Dios trajo a los romanos para castigar a los judíos, y él cita a Tito como diciendo: “Hemos peleado ciertamente con ayuda particular de Dios, y Dios es el que sacó de estos fuertes a los judíos: porque ¿qué máquinas, o qué manos de hombres, por fuertes que fuesen, bastarían para tanto?”k La venganza divina era debida en recompensa por la repugnante alianza política que los judíos hicieron con la Roma pagana para asegurar la ejecución de Cristo Jesús. El poner ellos a César en el puesto de majestad reservado para el Mesías fué el gran acto hostil que fué tan repugnante y causó su desolación, pero es interesante también notar que después de la caída de Jerusalén “viendo los romanos que todos los sediciosos habían huído a la ciudad, pues el templo y todo lo que alrededor había estaba hecho brasa, pusieron sus banderas en el templo delante de la puerta del Oriente [cerca del altar], y [celebraron] allí grandes sacrificios.”l Así de una manera muy literal ídolos abominables estuvieron en el lugar santo de los judíos.
29. ¿Qué notable paralelo de acontecimientos existe entre 607 a. de J.C. y 70 d. de J.C.?
29 Existe un paralelo notable entre ciertos acontecimientos que sucedieron tanto en 607 a. de J. C. como en 70 d. de J. C. Es apto que sea así, dado que estos dos períodos prefiguraron sucesos que ahora le sobrevienen a esta generación presente. Antes de los desastres de 607 a. de J. C. y 70 d. de J. C. el pueblo que pretendía estar en pacto con Jehová y se hacía pasar como “esposa” fiel fué culpable de muchos pecados. A causa de su descarriamiento religioso y entremetimiento político fué espiritualmente adúltero, y repetidamente se le amonestó que Jehová lo destruiría si no se reformaba, y que para hacer esto usaría a las naciones con las cuales el pueblo había hecho alianzas pero de las cuales ahora estaba alejado. Podían esperar una inspección de parte de Jehová, y una desolación de él mediante sus amantes políticos de antes. En ambos casos las fuerzas desoladoras vinieron a destruir, empero después se retiraron por un tiempo, permitiendo un período oportuno para huir a la seguridad. Los rebeldes se demoraron en huir y tildaron de sedicioso a cualquiera que trataba de huir. La oportunidad para huir pasó, los destructores regresaron, y la desolación cayó con venganza. Sin embargo, como se predijo, las potencias que fueron usadas para traer esta venganza fueron destruídas ellas mismas más tarde. Babilonia cayó después que fué usada en 607 a. de J. C. El Imperio romano se desintegró y se derrumbó después que fué usado en 70 d. de J. C. El Apocalipsis 17:10 manifestó que esa sexta potencia mundial no duraría sino que sería sucedida por una séptima potencia mundial. Cómo todos estos sucesos trascendentales del pasado representan acontecimientos que le sobrevienen a la generación presente, se manifestará en el artículo siguiente.
[Notas]
a Guerras de los Judíos, Libro 2, cap. 24, §9, 10.
b The Bible Is True de Marston, página 45; The Archaeology of Palestine de Albright, página 242.
c Guerras de los Judíos, Libro 7, cap. 17, §1, 2.
d Guerras de los Judíos, Libro 6, cap. 14, §1.
e Id., Libro 6, cap. 15, §11.
f Id., Libro 6, cap. 15, §13.
g Guerras de los Judíos, Libro 7, cap. 8, §3.
h Id., Libro 7, cap. 17, §1.
i Id., Libro 7, cap. 16, §13.
j Guerras de los Judíos, Libro 7, cap. 16, §10.
k Wars of the Jews, Libro 3, cap. 7, §31; Guerras de los Judíos, Libro 7, cap. 16, §11.
l Guerras de los Judíos, Libro 7, cap. 13, §1.