Se ha acercado la curación de las naciones
1. ¿En qué sentido les hace mucha falta la curación a las naciones hoy día?
LA CURACIÓN de las naciones es algo que hace mucha falta en estos días de dificultades dentro de las naciones y entre las naciones. Todos los médicos mundiales reconocen este hecho. El mundo entero está muy, muy enfermo. Al decir esto no lo hacemos pensando únicamente en los cuerpos humanos de la humanidad, sino especialmente en las condiciones morales, religiosas y políticas por dondequiera. ¿Qué pasará si la curación de las naciones políticas no se efectúa pronto, en nuestro tiempo? Hay motivo para que esto nos importe a todos.
2. ¿Cómo mostró el presidente Sukarno, de Indonesia, que las naciones del mundo necesitan curación?
2 Los políticos eminentes del mundo están inquietos. Tratan de servir de sanadores, médicos del mundo. Hace poco el presidente Achmed Sukarno, de Indonesia, dijo algo muy ajustado a la realidad. Él mismo es mahometano devoto y caudillo de una nación de ochenta y dos millones de habitantes, de los cuales nueve de cada diez son mahometanos. No obstante, el presidente Sukarno voló 1,450 kilómetros desde la capital de 1ª nación a Sumatra para dirigir la palabra a una reunión de personas de otra religión. La ocasión era la celebración de la Conferencia Cristiana del Asia Oriental, y los 120 delegados que estaban presentes habían venido de veinticuatro naciones. Estos representaban el Concilio Mundial de Iglesias, cuyo centro directivo está ubicado en Ginebra, Suiza. El presidente Sukarno oyó a un ministro protestante decir desde la plataforma a un auditorio de·más o menos mil personas de muchos idiomas: “Todos leeremos el padrenuestro—cada uno en su propio idioma.” Más tarde durante ese 17 de marzo de 1957 el presidente Sukarno dirigió la palabra al grupo reunido al aire libre y también habló en su hotel. Explicó que de los cinco principios filosóficos que constituyen los cimientos de Indonesia uno de ellos es “creencia en Dios.” El mundo actual está en una “situación perturbada,” dijo él, y agregó que “con la boca del hombre ha hablado de paz mundial, pero que el hombre también estaba haciendo armas para su propia destrucción.” Semejante a un médico a la cabecera de una persona gravemente enferma, él dijo: “Vivimos en la crisis del hombre.” (El Times de Nueva York, 20 de marzo de 1957) Ciertamente un médico de mente despejada diría que si la gente dice una cosa y hace precisamente lo contrario está enferma en cuanto a lo moral y padeciendo de la mente, sin decir nada de su desarreglo religioso—tiene esquizofrenia.
3. Según lo observado en el Lejano Oriente, ¿qué prometió dar el presidente Eisenhower para la curación de este mundo dividido?
3 Otro presidente se ha presentado como sanador mundial. El Lejano Oriente tomó nota del remedio que él brindó. El 22 de enero de 1957 el China Post de Taipei, Taiwan (o Formosa), salió con este encabezamiento en su primera plana: “Ike promete que EE. UU. usarán su fuerza y caudal para ayudar a sanar la división mundial, en 2.° discurso inaugural.” Entonces, con referencia a la segunda inauguración de Dwight D. Eisenhower como presidente de los Estados Unidos de América del Norte, este periódico, el único que sale en inglés en la China libre, publicó el siguiente despacho noticiero ANC-PU del 21 de enero, procedente de Wáshington, D.C.: “El presidente Eisenhower prometió hoy la fuerza y caudal de América para ayudar a ‘curar a este mundo dividido’ y traerle paz con justicia bajo ley. ‘Será difícil’ lograr esta meta y ‘tenemos que estar . . . listos para pagar el precio completo,’ dijo el presidente. ‘Costará caro,’ dijo él, ‘en trabajo sostenido con paciencia, en ayuda dada honorablemente, en sacrificio aguantado con calma.’ Eisenhower proclamó que los Estados Unidos están ‘profundamente envueltos en el destino de los hombres de todas partes.’”
4. (a) ¿En qué libro tenía sus raíces el discurso de Eisenhower acerca de la curación de este mundo? (b) ¿Sobre qué texto de este libro descansaba su mano cuando hizo juramento al emprender la presidencia?
4 Pocos hombres se darán cuenta de que lo que el presidente Eisenhower dijo acerca de curar este mundo dividido tiene sus raíces en la Santa Biblia, el libro que consideran sagrado tanto los judíos como los cristianos. Pero ténganse presentes estos hechos: Cuando Eisenhower hizo juramento al tiempo de aceptar su puesto por segunda vez, él tenía la mano sobre un ejemplar abierto de la Versión American Standard (Americana Normal) de la Biblia, ejemplar que su madre le regaló cuando él estaba por graduarse en la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, Nueva York, en 1915. Su mano descansaba sobre el texto de Salmo 33:12, que dice: “Bendita la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él ha escogido como su propia herencia.” Esto parecía sugerir que los Estados Unidos de América del Norte deberían ser esa “nación cuyo Dios es Jehová,” y que, para ser benditas, todas las naciones de la tierra tendrían que ser cada una de ellas una nación que tuviera a Jehová como su Dios.
5. Cuando Eisenhower hizo juramento la primera vez que vino a ser presidente, ¿sobre qué texto descansaba su mano izquierda?
5 Pero la mención que Eisenhower hizo de “curación” para este mundo dividido nos vuelve a los días de su primera inauguración como presidente cuatro años antes de esta ocasión, en 1953. Cuando hizo juramento esa vez tenía la mano izquierda sobre dos ejemplares de la Biblia. Un ejemplar, la llamada Biblia Georg e Washington, estaba abierta al Salmo 127:1, que dice: “A menos que el SEÑOR edifique la casa, en vano trabajan los que la edifican: a menos que el SEÑOR guarde la ciudad, el atalaya despierta en vano.” El otro ejemplar, la Biblia que se le regaló al general Eisenhower, que tiene su nombre completo inscrito en letras doradas en la cubierta de piel negra, estaba abierto a 2 Crónicas 7:14, donde dice: “Si mi pueblo, que es llamado de mi nombre, se humilla, y ora, y busca mi rostro, y se vuelve de sus malos caminos; entonces oiré yo desde el cielo, y perdonaré su pecado, y curaré su tierra.”—El Times de Nueva York, 20 y 21 de enero de 1953.
6. Por lo tanto, ¿qué pregunta hacemos respecto a la curación de este mundo, incluyendo a los Estados Unidos de América del Norte?
6 Posiblemente le parecía al general Eisenhower que la tierra de los Estados Unidos de América necesitaba ser sanada o curada después de la administración del presidente anterior; pero, ¿no necesitaban curación las otras naciones del mundo también? Menos de dos meses después que el general Eisenhower llegó a ser presidente la primera vez el poderoso dictador comunista ruso, José Stalin, murió, pero ¿ha mejorado la condición de las naciones del mundo? Durante el segundo término de Eisenhower como presidente, más de cuatro años después que él juró solemnemente con la mano puesta en 2 Crónicas 7:14, ¿ha sido curada la tierra de los EE. UU. de América por él y otros políticos estadounidenses, y por los líderes comerciales y clérigos religiosos? ¿Está siendo curado el mundo dividido, gracias a la fuerza y caudal de los Estados Unidos de América del Norte que se prometió se usarían para ello?
7. ¿Qué acontecimientos y condiciones mundiales desde el 20 de enero de 1953 testifican que el remedio de los Estados Unidos no puede menos que fracasar y no curar a este mundo dividido? ¿Y por qué no pueden los Estados Unidos mismos ser curados y ser ellos la única nación curada?
7 La explosión de las primeras bombas de hidrógeno por potencias de régimen democrático y comunista desde el 20 de enero de 1953; el fracaso de conferencia de desarme tras conferencia de desarme; la aspiración continuada del gigante comunista de extender su dominación actual de la tercera parte de la tierra a dominación del mundo entero, junto con la inflexible determinación de las naciones no comunistas de resistir tal intento; el empeño con que trabajan los hombres de ciencia de ambas facciones para hacer proyectiles de largo alcance capaces de volar por miles de millas con bombas atómicas en su extremo anterior, aun desde un continente hasta otro, para alcanzar con destrucción rugiente y extensa al enemigo que está a lo lejos; los odios, envidias, sospechas y rivalidades entre naciones grandes y pequeñas; las innumerables diferencias religiosas entre pueblos y comunidades; y el espíritu falto de amor, y, aparentemente, alguna fuerza invisible, irresistible, sobrehumana, demoníaca que impele sin cesar a las naciones a un proceder enloquecido que las acerca cada vez más a la ruina y la destrucción—todo esto testifica elocuentemente a que el remedio que ofrezca aun la nación más rica y poderosa de la tierra no puede menos que fracasar en cuanto a curar a este mundo dividido. El que no se efectúe la curación sólo puede significar la muerte de este mundo con todas las consecuencias concomitantes para los dos mil quinientos millones de personas que constituyen toda la población de esta tierra. Si los Estados Unidos de la América del Norte han de ser curados, el resto del mundo también tendrá que ser curado. Pues hoy día ninguna nación vive para sí sola. Ninguna nación puede permanecer sin la ayuda de otra. Ninguna nación puede evitar que se le pegue la enfermedad contagiosa que está llevando a las naciones dolientes a su sepulcro.
8. (a) ¿Cómo puede persona alguna anunciar como buenas nuevas que se ha acercado la curación de las naciones? (b) ¿Quién fué el que habló las palabras de curación de 2 Crónicas 7:14, y a quién dirigió estas palabras, y por qué?
8 ¿Cómo, entonces, puede persona alguna anunciar como buenas nuevas que la curación de las naciones se ha acercado? Nosotros podemos anunciarlo cuando miramos en la dirección correcta de donde proviene la curación y cuando investigamos los casos de centenares de miles de personas de entre todas las naciones que ya han recibido el remedio curativo y que están en camino a recuperación cabal y salud perfecta. Cuando, con la mano sobre la Biblia abierta, el general Eisenhower juró ser fiel en su puesto presidencial, él pensaba que estaba jurando ante Dios. Cuando tenía la mano en 2 Crónicas 7:14 en ese Libro sagrado, tenía la mano sobre las palabras que Dios dirigió a otro gobernante, que hace mucho gobernó en el Levante a través de todo el territorio desde el río de Egipto al sur hasta el río Éufrates al norte, territorio en el cual había muchos diferentes pueblos. Dios habló esas palabras al gobernante más sabio de los tiempos antiguos, el rey Salomón, el hijo de David, que reinó en la santa ciudad de Jerusalén siglos antes de que empezaran las épocas del budismo y confucianismo. En ese entonces el país del rey Salomón disfrutaba de una condición saludable, porque tenía la cosa precisa que se necesitaba para tener verdadera salud, a saber, la religión verdadera, y vivía en armonía con esa religión. El rey Salomón acababa de edificar un templo y dedicarlo a Dios, y ahora Dios se le apareció y habló estas palabras. Dios veía desde antemano el tiempo en que la nación del rey Salomón dejaría de estar en esta condición saludable y la tierra padecería el castigo de plagas. Por eso Dios le dijo de qué manera sería posible hacer que la tierra recobrara su salud.
9. ¿Cómo sabemos que el Dios que pronunció esas palabras no era Jesucristo?
9 ¿Pero quién era este Dios con poder para sanar a una nación? ¿Era Jesucristo? No; porque todavía faltaban mil años para el tiempo en que este Jesús llegaría a ser el descendiente carnal del rey Salomón. No, pero la historia bíblica misma dice en 2 Crónicas 7:12-14 (Mod): “Jehová apareció entonces a Salomón de noche, y le dijo: He oído tu oración, y me he escogido este lugar como Casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos, de modo que no haya lluvia, o si mandare la langosta que consuma la tierra, o si enviare peste entre mi pueblo; si entonces se humillare mi pueblo, que es llamado de mi nombre, y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, yo también oiré desde el cielo, y perdonaré su pecado, y sanaré su tierra.” Con autoridad inspirada la Biblia dice que el que hizo dicha promesa consoladora al rey Salomón fué el Dios que se llama Jehová, único que tiene ese nombre.
10. ¿Cómo aplican al pueblo que se llamaba por el nombre de Jehová los dos textos que se usaron en la inauguración de Eisenhower?
10 Al hablar del pueblo del rey Salomón él se refirió a éste como “mi pueblo, que es llamado de mi nombre.” Este era el pueblo a quien se refería el versículo inaugural del presidente en Salmo 33:12 (AN), al decir: “Bendita la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él ha escogido como su propia herencia.” Y si este pueblo que llevaba el nombre de Dios tratara de edificar una casa o guardar una ciudad sin la ayuda y superintendencia de Él, sucedería exactamente como se declaraba en el otro versículo inaugural del presidente, en el Salmo 127:1 (AN): “A menos que Jehová edifique la casa, trabajan en vano los que la edifican: a menos que Jehová guarde la ciudad, el atalaya despierta en vano.” Mucho antes de eso, en la península de Sinaí y cerca de lo que ahora es el golfo de Suez, él le había dicho a este mismo pueblo estas palabras llenas de significado para todos los pueblos: “Yo soy Jehová tu Sanador.”—Éxo. 15:26, Mod.
POR QUÉ ESTÁN ENFERMAS TODAS LAS NACIONES
11. ¿En qué otra nación vemos ilustrados la raíz de la dificultad y el remedio de ésta?
11 Desde su mismo principio todas las naciones de este viejo mundo han estado enfermas, y eso incluye la nación joven del Israel moderno. Su condición enfermiza ahora está llegando al gran punto culminante. ¿Por qué se ha suscitado esta grave condición? ¿Cuál es la raíz de la dificultad, para que sepamos cuál es el único remedio que se puede aplicar para que seamos curados? La respuesta a esta pregunta vital se nos da en un ejemplo nacional. No, no en el Israel del día moderno, cuya misma existencia es cosa aborrecible al mundo árabe, sino en la nación de Israel de doce tribus de hace más de dos mil quinientos años, la nación que produjo al legislador Moisés, y al rey David y al rey Salomón. En la península de Sinaí, en el monte Sinaí, Moisés sirvió de medianero entre Jehová Dios y los hombres e introdujo a éstos en un acuerdo nacional con Dios. Por medio de Moisés, Dios dió a esa antigua nación de Israel sus leyes especiales.
12. ¿De qué hombre descendió la nación de Israel de modo que Dios la escogiera, y qué promesas de curación para las naciones hizo Dios por medio de este hombre?
12 Allá en ese tiempo Moisés dijo a los que componían a Israel que Jehová Dios no los había escogido, como nación, debido a lo que ellos eran en sí mismos. Al contrario, lo hizo porque el bisabuelo de ellos era el hebreo que se llamaba Abrahán, y este Abrahán verdaderamente creía en Jehová como Dios y le obedeció y por esto se le llamó “el amigo de Dios.” (Deu. 7:6-9; 2 Cró. 20:7; Isa. 41:8, Mod; Sant. 2:23) Dios especialmente prometió a su amigo Abrahán que había de venir cierta curación a todas las naciones de la tierra, y que Abrahán y su prole o descendientes tendrían parte en esa maravillosa obra de curación. Estas fueron las promesas de Dios a Abrahán: “Por medio de ti se bendecirán todas las familias de la tierra.” “Y por medio de tus descendientes se bendecirán todas las naciones de la tierra; por cuanto tú has obedecido mi voz.” (Gén. 12:3; 22:18, NR) En vista de esas promesas, que nadie vaya a cometer un error y pensar que esto se refiere a la nación moderna de Israel. Es verdad que los israelis modernos pueden mostrar que son descendientes naturales del antiguo Abrahán, pero el solo hecho de que sean de esa descendencia no los constituye en la simiente de bendición, ni siquiera para las otras ochenta y una naciones de la organización de las Naciones Unidas a la cual Israel pertenece. Hoy día nadie ve que las naciones de la tierra se estén bendiciendo por medio de la nación de Israel ni que se les esté curando. La curación de gente de todas las naciones se ha acercado en nuestro día por un medio diferente a esa nación moderna de este mundo dividido.
13. ¿Cómo aplicó el Salmo 33:12 a Israel bajo el rey Salomón, y de qué era un cuadro profético su condición nacional en aquel tiempo?
13 En los días del rey Salomón, hace casi tres mil años, podía decirse de su pueblo: “¡Dichosa la nación cuyo Dios es Jehová; el pueblo que él escogió como herencia para sí!” (Sal. 33:12, Mod) La nación de doce tribus estaba unida en la adoración de Jehová. El pueblo trabajó junto para construirle un templo glorioso en Jerusalén. Por medio de obedecer sus mandamientos los israelitas cumplieron con su parte del acuerdo o pacto en que habían entrado con él. Por eso él cumplió su parte del pacto bendiciéndolos, protegiéndolos de sus enemigos y dándoles prosperidad. La historia del reinado del rey Salomón nos dice: “Judá e Israel eran muchos, como los granos de arena que están junto al mar en cuanto a multitud, comiendo y bebiendo y regocijándose. En cuanto a Salomón, él resultó ser gobernante sobre todos los reinos desde el Río hasta la tierra de los filisteos y hasta la frontera de Egipto. Le traían regalos y servían a Salomón durante todos los días que vivió él.” (1 Rey. 4:20, 21) Eso constituyó un cuadro profético de las condiciones que prevalecerán en la tierra cuando Jehová Dios sane a todo el género humano por medio de traer la bendición que él prometió mediante Abrahán.
14. ¿Qué reina cruzó larga distancia para ver y oír la sabiduría de Salomón por sí misma, y después, siendo lo suficientemente honrada como para declararlo, qué declaró acerca del pueblo de Salomón?
14 Hasta la reina de Sabá viajó la distancia de 2,400 kilómetros, desde la punta del sudoeste de la península árabe cerca del Adén moderno, simplemente porque ella quería enterarse personalmente acerca de la sabiduría de Salomón. Después que ella vió lo que él había hecho y cuán sabio rey era, la reina de Sabá dijo a Salomón: “Usted ha superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché. ¡Dichosos sus hombres, dichosos estos siervos suyos que están delante de usted de continuo, escuchando su sabiduría! Llegue a ser bendito Jehová su Dios, que se ha deleitado en usted al ponerlo sobre el trono de Israel, porque Jehová ama a Israel hasta tiempo indefinido, de modo que lo nombró a usted como rey para rendir decisiones judiciales y justicia.” (1 Rey. 10:1-9) Así se ve que esta reina no israelita fué suficientemente honrada como para confesar que Jehová Dios había escogido a aquellos descendientes del fiel Abrahán como herencia para sí para ser él su Dios, y que por esta razón aquellos israelitas disfrutaban de una bendición en ese tiempo, hace como tres mil años.
15. ¿Cómo fué dividido Israel después de la muerte de Salomón, y qué destrucciones les sobrevinieron a esas partes de la nación hasta 607 antes de Cristo, y por qué?
15 Pero examine la historia de Israel después de la muerte del rey Salomón. La nación se dividió en dos reinos, el reino de Israel con su capital en el norte y el reino de Judá con su capital en Jerusalén y con el hijo de Salomón como rey. ¿Por qué sucedió esto? Porque en los postreros años de su vida el rey Salomón se desvió de su sabiduría celestial y se apartó del Dios de su padre, el rey David. El reino norteño de Israel duró 257 años. Entonces lo destruyó la potestad mundial de Asiria. ¿Por qué? Porque éste, también, se desvió de la adoración de Jehová en Jerusalén y emprendió la adoración del ídolo, el toro de oro, y más tarde la adoración del dios falso Baal, y su consorte Astarté o Astoret. El reino de Judá duró 390 años después de la muerte de Salomón. Entonces en el año 607 antes de Cristo su templo a Jehová fué destruído, su ciudad santa de Jerusalén quedó arrasada hasta el suelo, y los pocos millares de israelitas que vivieron a través de esta destrucción fueron llevados, en su mayoría, a Babilonia, la tierra de sus conquistadores, y la tierra de Judá fué abandonada y llegó a ser un desierto selvático, lugar que todo el que pasaba trataba de evitar. ¿Por qué? Porque estos judíos, o el pueblo de Judá, abandonaron a Jehová el Dios de su antepasado Abrahán. Si no lo tenían a Él como Dios, ¿cómo era posible que disfrutaran de una bendición?
16. ¿Cómo fueron curados ese pueblo y su tierra, y de qué hecho se nos suministra así la prueba histórica?
16 Ciertamente ese pueblo entonces necesitaba ser sanado; ciertamente su tierra sagrada necesitaba curación. ¿Vino la curación? Sí, setenta años después de la destrucción de la santa ciudad de Jerusalén. ¿Por qué? Porque Jehová Dios no desechó entonces a los israelitas de modo que dejaran de ser su pueblo escogido. Desterrados a Babilonia, o a lo que ahora es el reino árabe de Irak, muchos de estos israelitas se entristecieron y lamentaron el que hubiesen violado su pacto con Jehová Dios y de nuevo se dirigieron a la adoración de él. Por causa de su propio nombre Jehová Dios entonces hizo lo que había prometido que haría cuando ellos se volvieran a él. Los curó. Sanó su tierra por medio de sacarlos del destierro y llevarlos a poblar su tierra, para que pudieran volver a adorarlo allí en un templo reedificado en Jerusalén. De esta manera el gran Médico vendó sus corazones quebrantados y bendijo su tierra que había sufrido plagas de modo que vino a ser semejante al jardín de Edén, semejante al paraíso en el cual Dios, el Creador, puso al primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva. (Eze. 36:32-36, Mod) Así tenemos ante nosotros la prueba histórica de que el Dios Todopoderoso Jehová puede sanar una nación, con tal que ésta haga de él su un solo Dios.
17. (a) ¿Por qué no hay un templo a Jehová actualmente en el monte Moría? (b) Para poder saber si Israel ha sido curado por el establecimiento de la república en 1948, ¿qué preguntas tenemos que hacer y dejar que se contesten?
17 Hoy día, unos dos mil quinientos años desde entonces, miramos las colinas donde antes estaba situada la sagrada ciudad de Jerusalén. ¿Dónde está el templo a Jehová en la colina o monte de Moría? No está. Sufrió destrucción a manos de la potestad mundial romana en el año 70 de la era cristiana. ¿Vino esta destrucción por la misma razón que la de 607 antes de Cristo? Sí. Vino porque los israelitas dejaron de adorar a Jehová. Debido a esta razón decisiva su santa ciudad fué sitiada por varios meses y tomada y destruída, junto con su templo, y los 97,000 israelitas que vivieron a través de la horrible destrucción fueron llevados cautivos y esparcidos hasta los cabos de la tierra, donde se hallan muchos judíos hoy día. ¿Pero no ha sido sanada la nación de ellos desde 1948, cuando se estableció la república de Israel en medio de las naciones árabes? ¿No ha sido sanada su tierra por toda la actividad de agricultura y horticultura y horadación petrolera que llevan a cabo los israelis? Contestando estas preguntas con hechos sólidos tenemos que preguntar: ¿Se ha reedificado el templo a Jehová en el monte Moría? ¿Confía en él la nación moderna de Israel, esperando que él le suministre protección contra todos sus enemigos? ¿Están los israelis comiendo y bebiendo y regocijándose bajo el rey de Jehová de la tribu de Judá y de la familia real de David como en los días del rey Salomón, el hijo ungido de David? ¿Florece su tierra como el jardín de Edén? ¿Se sienten felices como pueblo de Jehová, llevando su santo nombre como testigos de él?
18. ¿Por qué es la respuesta a todas estas preguntas No?
18 ¿Por qué es la respuesta a todas estas preguntas: No? Porque ellos no son actualmente “la nación cuyo Dios es Jehová”; ya no son “el pueblo que él ha escogido como su propia herencia.” (Sal. 33:12, AN) Porque quiso apegarse a las tradiciones antibíblicas de sus antepasados y continuar siguiendo a los maestros de la religión falsa, Israel desechó a Jehová como Dios. A su vez, Jehová desechó esa nación infiel de modo que no fuera más pueblo de él y le quitó su nombre. Desde entonces puso su nombre sobre los que se mostraran dignos de llevarlo y de servir como sus testigos.
19. ¿Cómo se lo dijo Jesucristo mismo a aquellos israelitas hace mil novecientos años, y qué frutos produce hoy la república de Israel?
19 Hace mil novecientos años Jesucristo mismo se lo dijo a aquellos israelitas. Les dijo: “¿Por qué es que ustedes también traspasan el mandamiento de Dios a causa de su tradición? . . . Y así han hecho la palabra de Dios inválida a causa de su tradición. Hipócritas, Isaías profetizó aptamente acerca de ustedes, cuando dijo: ‘Este pueblo me honra con sus labios, sin embargo su corazón está alejado de mí. Es en vano que continúen guardándome respeto, porque enseñan mandamientos de hombres como doctrinas.’” Y unos cuantos días antes de que dichos israelitas mataran a Jesucristo por causa de las tradiciones humanas de ellos, él les dijo que habían rechazado al prometido descendiente del rey David, a quien Jehová Dios había ungido y enviado, y luego añadió: “Por esto es que les digo a ustedes: El reino de Dios será quitado de ustedes y dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 15:1-9; 21:42, 43) Puesto que se le ha de juzgar por sus frutos, preguntamos: ¿Está produciendo los frutos del reino de Dios la república de Israel como evidencia de que ella sea su nación? No; de la misma manera que no lo hicieron sus antepasados hace mil novecientos años. Las palabras que Jesús les habló, que encerraban juicio, siguen siendo ciertas hasta ahora: “¡Miren! su casa se les deja a ustedes.” (Mat. 23:38) Hasta este día no tienen templo en su viejo sitio en Jerusalén. Hasta este día no tienen sacerdocio de la familia escogida de Aarón, el hermano de Moisés. Su gobierno no es una teocracia. Su república se esfuerza por producir los frutos de las Naciones Unidas.
¿CUÁL ES LA NACIÓN CURADA?
20. ¿Cómo vino Jesucristo a Israel, y por qué se le llamó Jesús, y cómo llegó a ser Cristo?
20 Hace mil novecientos años Jesucristo vino como sanador a la nación religiosa de Israel en el Medio Oriente. El mayor médico de todos, Jehová Dios, el Sanador perfecto, lo envió, aun desde el cielo, porque no había ningún sanador humano en ninguna parte de la tierra. En realidad, su nombre Jesús es la forma abreviada del nombre completo que significa “Jehová Es Salvación,” mientras que su título Cristo significa “El Ungido,” es decir, el que Jehová ungió con su espíritu santo. Porque éste había de ser un sanador enviado por Jehová Dios, el ángel que contó de su nacimiento venidero dijo acerca de la madre virgen de él: “Dará a luz un hijo, y debes llamarlo ‘Jesús’, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mat. 1:20, 21) Cuando Jesús cumplió treinta años de edad su primo que se llamaba Juan lo sumergió en las aguas del río Jordán, y cuando salió de debajo del agua hubo una señal del cielo que mostró que Dios entonces estaba ungiendo al bautizado Jesús con su invisible fuerza activa o espíritu. (Mat. 3:13-17) Así él vino a ser Jesús el Cristo o El Ungido. Entonces empezó a hacer la obra para la cual fué ungido.
21. ¿Cómo demostró Jesús que era un sanador, y qué dijo acerca de él su discípulo Pedro?
21 En la tierra Jesucristo dió prueba de que era un sanador, aunque la mayoría de los israelitas rechazó sus servicios como sanador. Por supuesto, Jesucristo tiene una hoja de registro histórica de persona que efectuó maravillosas curaciones, sanando instantáneamente a los dolientes, limpiando en un momento a los enfermos, volviendo a los tullidos su postura normal y el uso de sus miembros, y hasta haciendo que los muertos se levantaran a la vida, haciendo que una persona saliera de su tumba, donde había yacido muerta por cuatro días. Jesús aun compartió con sus seguidores íntimos el poder que tenía de curar. Uno de éstos, que se llamaba Pedro, dijo: “Dios le ungió con espíritu santo y poder, y él caminó por el país haciendo bien y sanando a todos aquellos oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas las cosas que él hizo tanto en el país de los judíos como en Jerusalén.”—Hech. 10:38, 39.
22. ¿Cuál fué la curación más importante que Jesús efectuó, y cómo habló de esto la profecía de Isaías, según la leyó Jesús en Nazaret?
22 Sin embargo, la curación más importante que Jesús efectuó tenía que ver con el corazón y la mente de la gente, una curación religiosa, una curación espiritual. Esta curación le hacía falta a toda la nación, padecieran o no sus miembros de dolencias físicas. Todos ellos vivían bajo la potencia mundial romana que adoraba toda suerte de dioses y diosas falsos. Jesús trató de consolar a los que amaban la libertad y vendar su corazón por medio de predicar: “El reino de los cielos se ha acercado.” Él podía predicar eso porque él mismo era aquel a quien Jehová Dios había ungido para ser el rey en el reino venidero de Dios. (Mat. 4:12-17; Luc. 17:20, 21, Val) En una ocasión él volvió a Nazaret donde antes había sido carpintero y fué a la sinagoga y predicó. Tomó el libro profético de Isaías y leyó estas palabras: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despedir a los quebrantados con una exoneración, para predicar el año aceptable de Jehová.” Después de eso les dijo: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír.” (Luc. 4:16-21) Pero los nazarenos que estaban allí se negaron a aceptar la curación que Jesús les ofrecía.
23. ¿Qué libertad y salvación les ofreció Jesús, pero qué cosa prefirieron ellos?
23 El mismo rumbo que tomaron los nazarenos lo tomó la nación entera. Jesús le dijo: “Si permanecen en mi palabra, ustedes verdaderamente son mis discípulos, y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.” Pero ellos rehusaron la libertad que él les ofrecía mediante la verdad. (Juan 8:31, 32) No lograron librarse de las opresiones de Satanás el Diablo, el “dios de este mundo,” un dios falso. Ellos necesitaban ser salvados de sus pecados, pero se apartaron de Jesús, quien llegó a ser el sacrificio humano por los pecados, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29, 36) Preferían como sacrificios ovejas, cabras, toros y pichones más bien que el cuerpo humano de Jesús perfecto y sin pecado; no lo querían como el verdadero Sumo Sacerdote de Dios que tenía el único sacrificio acepto. No trataron de entender el mensaje de Dios que él dió a saber, ni creer las señales milagrosas que él efectuó.
24. ¿Qué profecía de Isaías aplicaron a aquellos israelitas los escritores de la historia bíblica?, y porque rehusaron la curación espiritual, ¿qué le hicieron por fin a Jesús?
24 Por ese motivo los escritores de la historia bíblica aplicaron a aquellos israelitas incrédulos las palabras que Dios pronunció por medio de su profeta Isaías: “Para con ellos se está cumpliendo la profecía de Isaías que dice: ‘Por medio de oír, ustedes oirán pero de ningún modo percibirán el sentido de ello; y, mirando, ustedes mirarán pero de ningún modo verán. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos han oído con aburrimiento, y han cerrado los ojos; para que nunca puedan ver con sus ojos y oír con sus oídos y percibir el sentido de ello con su corazón y volver, y yo los sane.’” (Mat. 13:14, 15; Juan 12:39, 40; Hech. 28:24-28) Puesto que rehusaban la curación espiritual que venía por medio del Hijo de Dios, estaban condenados a morir espiritualmente. Eso explica por qué en su condición espiritualmente enferma por fin le dieron muerte en un madero, en el año 33.
25. ¿Cómo es posible que se haya acercado ahora la curación de las naciones, y cómo puede servirles de advertencia a todas las naciones el proceder de aquellos israelitas que se negaron a aceptar a Jesucristo como sanador?
25 ¡Pero vive otra vez el gran Sanador de Jehová! Por eso es que se ha acercado la curación de las naciones, porque él vive ahora con todo poder en el cielo y la tierra como el descendiente de Abrahán por medio de quien se prometió que vendría la bendición; a todas las familias y naciones de la tierra. Al tercer día el mayor Sanador de todos, el Todopoderoso Dios Jehová, levantó de entre los muertos al buen Médico y lo restauró a un lugar en el cielo, pero lo vistió de aun mayores poderes en un puesto más elevado. Pero que todas las naciones de la tierra presten atención a esta advertencia: Los de Israel que rechazaron a Jesucristo fueron desechados como nación y nunca recibieron curación espiritual. ‘Puesto que estaban espiritualmente enfermos y condenados a la muerte bajo las opresiones continuas del Diablo, no se les dió el reino de Dios y nunca produjeron los frutos de éste. ¡Miren la nación de Israel hoy día!
26. ¿Cómo podemos saber cuál es la nación a la que Jesús dijo que le sería dado el Reino?
26 Dado que Jesús les dijo a los del antiguo Israel que el reino de Dios sería quitado de ellos, ¿cuál, entonces, es la nación a la cual él dijo que le sería dado? Por el fruto que produce podemos saber cuál nación es, puesto que tiene que producir el fruto del reino de Dios. Para que se le dé el reino de Dios, tiene que aceptar el reino de Dios.
27. (a) Delante de Poncio Pilato, ¿qué frutos produjeron los caudillos nacionales de Israel? (b) ¿Por qué no puede ser una nación mundana la nación a la que se da el Reino?
27 Jesús, como El Ungido de Jehová Dios, vino a la nación israelita con un mensaje: “El reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.” (Mar. 1:14, 15) Es cosa segura que los caudillos nacionales de los israelitas no se arrepintieron ni aceptaron el Reino cuando instaron al gobernante romano Poncio Pilato a que le diera muerte a Jesús, diciendo: “A este hombre le hallamos subvirtiendo nuestra nación y prohibiendo el pago de impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo un rey.” Tampoco lo hicieron cuando vencieron las objeciones del gobernador con sus gritos de: “Todo el que se hace rey habla contra César,” y, “No tenemos más rey que César.” (Luc. 23:1, 2 y Juan 19:12-15) Al trabajar así para hacer que los soldados del César romano colgaran a Jesús en un madero de tormento, aquellos israelitas estaban produciendo los frutos del reino de César, el perseguidor de cristianos. De modo que ellos constituían la nación a la cual se le quitó el reino de Dios, no la nación a la cual se le dió. La nación favorecida con recibir el reino de Dios no es una nación política de este viejo mundo. Ninguna nación mundana desde ese día hasta la actualidad pudiera ser esa nación favorecida, porque cuando Jesús estuvo ante el gobernador romano y se llevó a cabo el juicio en que estaba envuelta su vida, él dijo: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores hubieran peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” (Juan 18:36) No, el reino suyo es el “reino de los cielos,” no uno de fuente terrestre, humana.
28. ¿Qué clase de nación es la nación a la que se da el Reino, y cuándo tuvo ésta su principio?
28 La nación a la cual se le dió el reino de Dios es la nación que acepta el reino de Dios. Es la nación que acepta a Jesucristo como aquel a quien Jehová Dios ungió con su espíritu para ser el rey de esa nación. No es ninguna nación política, ni es ninguna de las naciones de este viejo mundo que afirman tener su propia soberanía terrestre. Es una nación espiritual, una nación nueva que afirma tener ciudadanía en los cielos con Jesucristo. Esta nación nueva espiritual con su capital gubernamental en los cielos tuvo su principio en el día de fiesta del Pentecostés, es decir, cincuenta días después que Jehová Dios levantó a su rey ungido de entre los muertos y lo ensalzó a su propia diestra en los cielos.
29. En ese día, ¿cómo usó Pedro la primera de las llaves para explicar lo que era el Reino, y cómo llegaron unos 3,000 oyentes a formar parte de la nación a la cual se dió el reino de Dios?
29 En ese día en Jerusalén, el apóstol Pedro, a quien Jesús ahora dió las “llaves del reino de los cielos,” usó la primera de estas llaves al predicar a más de tres mil israelitas y explicarles de modo que pudieran entender lo que era el reino de los cielos. Pedro les dijo que el rey David no había ascendido al cielo para ser un rey celestial, sino que todavía estaba muerto y enterrado hasta ese día. David escribió el Salmo 110 y sólo profetizó acerca de Jesucristo, quien había de ser levantado de entre los muertos y ascender al trono celestial de Dios. Dijo Pedro: “De hecho David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que haga de tus enemigos un banco para tus pies.”’ Por lo tanto sepa toda la casa de Israel con certeza que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes empalaron.” Allí mismo unos tres mil israelitas y prosélitos se arrepintieron y aceptaron a Jesús como Señor y Cristo, y se bautizaron, y junto con Pedro vinieron a ser parte de la nación a la cual se dió el reino de Dios para que produjera su fruto.—Hech. 2:29-41.
30. ¿Cuándo y cómo usó Pedro la segunda de las llaves, y quiénes desde entonces han continuado siendo hechos parte de la nación que da los frutos del Reino?
30 Menos de tres años y medio después, cerca del 1 de octubre de 36 d. de J.C., a Pedro en la tierra se le dió la segunda de las llaves del reino de los cielos. Desde Jope en el Medio Oriente se le envió hacia el norte a Cesarea para predicar, esta vez no a israelitas circuncisos, sino a incircuncisos, a personas que no eran israelitas, a italianos. Allí en el hogar de Cornelio, un oficial militar de la banda italiana, Pedro les dijo a sus oyentes que Dios había levantado a Jesús de entre los muertos y lo había hecho Señor en los cielos: “También nos ordenó que predicáramos a la gente y que diéramos un testimonio cabal de que éste es Aquel de quien Dios ha decretado que sea juez de vivos y muertos. De él todos los profetas dan testimonio, que todo el que pone fe en él obtiene perdón de pecados por medio de su nombre.” El italiano Cornelio y los otros que estaban escuchando creyeron el mensaje del Reino que Pedro les estaba predicando, porque mientras Pedro todavía les estaba hablando Jehová Dios mediante Jesucristo derramó su espíritu santo sobre Cornelio y los que junto con él creyeron. Bajo el impulso de esta fuerza activa procedente del cielo ellos empezaron a hablar en idiomas distintos al suyo propio y a glorificar a Dios. Esto era prueba audible de que Dios había hecho de estos incircuncisos no judíos parte de su nueva nación espiritual y les había dado el reino de Dios para que produjeran su fruto. Ante eso, Pedro “mandó que se bautizaran en el nombre de Jesucristo.” (Hech. 10:1-48) Durante todo el tiempo transcurrido desde que Pedro usó la segunda de las llaves del reino del cielo, creyentes que no son israelitas por nacimiento han sido admitidos en esta nación que produce los frutos del reino de Dios y han sido constituídos parte de ella.
31. ¿Qué le escribió Pedro a esa nación para dar a conocer su identidad y el hecho de que era una nación curada?
31 Más tarde Pedro escribió a los miembros de esta nación espiritual. Llamó a su atención que Israel, la propia nación terrestre de él, había rechazado a Jesucristo como rey y por hacerlo había dejado de ser la nación escogida de Dios, por lo cual Dios se había hallado obligado a producir una nación nueva. Entonces Pedro dijo a estos creyentes ungidos de Cristo el Señor: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque ustedes en un tiempo no eran pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios; eran aquellos a quienes no se les había mostrado misericordia, pero ahora son aquellos a quienes se les ha mostrado misericordia.” Continuando, Pedro muestra que esta nación es la nación que ha recibido la curación procedente de Dios, la nación a la cual se le han perdonado sus pecados, la nación cuya brecha entre ella y Dios ha sido curada mediante el sacrificio de Jesucristo: “El mismo por imputación cargó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero, para que nosotros termináramos con los pecados y viviéramos a la justicia. Y ‘por sus azotes fueron ustedes sanados’. Porque ustedes eran como ovejas, se estaban desviando, pero ahora han vuelto al pastor y superintendente de sus almas.” (1 Ped. 2:7-10, 24, 25) Es únicamente por medio de una nación que ha sido sanada que se puede extender a la gente de todas las naciones la curación procedente de Dios.
¿HAY CURACIÓN ALGUNA PARA LA CRISTIANDAD?
32. ¿Por qué no consta esa nación curada el conjunto de los ciudadanos de los Estados Unidos de la América del Norte?
32 Nunca antes ha hecho más falta la curación espiritual que Dios da que ahora. Afortunadamente hay sobre la tierra hoy día algunas personas que son de esa nación curada. No, estos que han sido curados no son el conjunto de ciudadanos de los Estados Unidos de la América del Norte, a pesar del hecho de que cuando Eisenhower volvió a hacer juramento como presidente tenía la mano en la Biblia abierta en el Salmo 33:12 (AN). Por más que hayan dado los Estados U nidos de la América del Norte en la forma de dinero y programas y servicios médicos con la mira de mejorar la salud de las naciones menos progresivas del mundo, no son ellos la nación escogida cuyo Dios es Jehová y de la cual todas las demás naciones pueden esperar la curación espiritual que lleva a vida eterna en perfección de salud en el nuevo mundo de Dios. ¿Quién sobre la tierra dirá que los Estados Unidos hoy día están produciendo los frutos del reino de Jehová Dios? ¿Quién negará que los Estados Unidos están prestando su apoyo, no al reino de los cielos de Dios, sino a la organización de las Naciones Unidas, la cual está tan dividida política y religiosamente como lo está este viejo mundo? ¿Cómo pueden los Estados Unidos ser la nación de Dios que traerá curación a gente de todas las naciones cuando a ellos mismos les hace falta curación espiritual? Y no a grado menor que a los Estados Unidos con sus centenares de religiones llamadas cristianas, a todas las demás naciones de la llamada cristiandad les hace falta curación espiritual, sin decir nada de la curación mental y física.
33. ¿Qué hechos inflexibles muestran si la cristiandad ha aceptado la curación espiritual o no?
33 La cristiandad ahora dice ser la nación de Dios. ¿Aceptará ella la curación espiritual que él da para que ella a su vez pueda ofrecer a otros esta curación dadora de vida? De ningún modo; no la aceptará, de la misma manera que no aceptó la Jerusalén de hace mil novecientos años la curación espiritual mediante Jesucristo y no escapó a la destrucción. La profecía bíblica, respaldada por los sucesos mundiales desde que estalló la I Guerra Mundial en 1914, prueba que en ese año se estableció el reino de los cielos de Dios con Jesucristo a su diestra. Especialmente desde que terminó la I Guerra Mundial los testigos de Jehová, con su centro directivo terrestre en los Estados Unidos de la América del Norte, han estado produciendo los frutos del reino de Dios por medio de cumplir esta profecía que Jesucristo dió concerniente al fin del mundo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.” (Mat. 24:14) ¿Ha aceptado toda la cristiandad, especialmente los Estados Unidos de América del Norte, las buenas nuevas del Reino y recibido curación espiritual y empezado a producir los frutos del reino de Dios? ¡La persecución y el odio que la cristiandad ha dirigido contra los que predican las buenas nuevas del Reino retruenan con un No ensordecedor! Por consiguiente, en contraste con los más de 804,000,000 de personas que dicen ser cristianos de centenares de diferentes sectas religiosas, sólo hay unos 700,000 testigos de Jehová que están predicando estas buenas nuevas del reino establecido de Dios en toda la tierra habitada como testimonio a todas las naciones antes que les sobrevenga el fin en la guerra universal del gran día del Dios Todopoderoso.—Apo. 16:14, 16.
34. ¿Por qué morirá para siempre la cristiandad, y por qué debemos evitarla nosotros?
34 Que nadie mire a la cristiandad dividida y espere que la obra curativa de Dios se efectúe por medio de ella. Concerniente a los líderes religiosos de ella la profecía de Jeremías dice: “Porque desde el menor hasta el mayor, cada uno de ellos es dado a ganancias injustas; desde el profeta hasta el sacerdote, cada uno practica el engaño. Y curan la llaga de mi pueblo livianamente, diciendo: ¡Paz! ¡paz! cuando no hay paz.” Entonces, describiendo las aspiraciones de los apoyadores de la cristiandad, la profecía añade: “¡Esperábamos la paz, pero no vino ningún bien; tiempo de sanidad, mas he aquí el desmayo!” (Jer. 8:10, 11, 15, Mod) Tal como sucedió con la Jerusalén de antaño, lo mismo sucede con la cristiandad, que es la copia religiosa de ella hoy día: no recibe ninguna curación. ¡Tiene que morir, para siempre! Ella seguirá escogiendo a César en preferencia a Cristo. Ella seguirá escogiendo a la organización de las Naciones Unidas en preferencia al reino de los cielos de Dios, hasta que, junto con el resto del mundo no curado, se halle en el Armagedón, el campo de la última batalla con Jehová, el Dios Todopoderoso. Allí, en guerra con él en vez de estar en paz con él, ella recibirá de la mano de él el golpe del Armagedón que merece, y de éste nunca podrá ella recobrarse. Tocante a ella y todos sus aliados mundanos, los testigos de Jehová dicen hoy exactamente lo que dijeron sus testigos tocante a la Babilonia de hace mucho: “Hubiéramos curado a Babilonia, pero ella no está curada: abandonadla, y vámonos cada cual a su propio país; porque su juicio alcanza hasta el cielo, y se levanta hasta los cielos.” (Jer. 51:9, AN; Apo. 18:1-5) Infección que lleva a la muerte, no curación que lleve a la vida, es lo que proviene de la cristiandad. ¡Evítela!
EL CONDUCTO DE CURACIÓN
35. ¿Por qué morirá durante el tiempo de esta generación de hombres el viejo mundo, y a pesar de eso, por qué está a la mano ahora la curación espiritual para gente de toda nación?
35 Este mundo dividido y sus naciones y sus sistemas hechos por el hombre no pueden ser curados. La destrucción, no la curación, es lo que se les ha acercado. Ni Jehová Dios ni Jesucristo están tratando de convertir a este viejo mundo con el fin de salvarlo. Está en su lecho de muerte y las profecías de la Palabra de Dios predicen que llegará a su fin durante el tiempo de la generación de hombres que ha estado viviendo desde 1914. (Mat. 24:33, 34) A pesar de eso, la “curación de las naciones” se ha acercado, y esto es cierto porque la curación espiritual que lleva a la vida eterna en el nuevo mundo de Dios está a la mano actualmente para gente de toda nación. A ninguna persona de la nacionalidad que sea se le excluye de ir a Jehová Dios para recibir esta curación. El motivo de esto es que el reino de nuestro Padre en el cielo, reino por el cual se ora cada vez que se repite el padrenuestro, gobierna en los cielos. Ha estado gobernando desde 1914, tiempo en que Jehová Dios entronizó y coronó a su Hijo, Jesucristo, sentado a su diestra, y le mandó que dominara en medio de sus enemigos y que los hiciera pedazos en la venidera batalla del Armagedón. (Mat. 6:9, 10; Sal. 110:1-6) Desde este reino de Dios y su Cristo, el Cordero sacrificado de Dios, ahora fluye una corriente de agua sanadora de la cual todos pueden beber sin importar cuál sea su nacionalidad, raza, color, lengua o religión previa. Esto se nos representa bellamente en símbolos proféticos en el último capítulo de la Biblia:
36. ¿Cómo se nos representa esto en Apocalipsis 22:1-3, 17?
36 “Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como el cristal, fluyendo desde el trono de Dios y del Cordero por el centro de su camino ancho. Y de este lado del río y de aquel lado había árboles de vida, produciendo doce cosechas de fruto, dando sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la sanidad [o, curación] de las naciones. Y ya no habrá ninguna maldición. Pero el trono de Dios y del Cordero estará en [la ciudad], y sus esclavos le rendirán servicio sagrado, . . . y el espíritu y la novia siguen diciendo: ‘¡Vengan!’ Y cualquiera que oye diga: ‘¡Vengan!’ Y cualquiera que tenga sed venga; que cualquiera que desee tome del agua de la vida gratis.”—Apo. 22:1-3, 17, margen.
37. ¿Por qué necesitó curación espiritual en 1918 el resto de la Nueva Jerusalén?
37 La ciudad a través de cuyo camino ancho este río de agua de vida fluye es la Nueva Jerusalén, aquella nación espiritual de discípulos que Jehová Dios casa con el Cordero Jesucristo como novia de él. De esta nación espiritual que espera el privilegio de ser la Nueva Jerusalén celestial todavía hay sobre la tierra un fiel resto de unos miles. Durante la I Guerra Mundial estos ciudadanos de la Nueva Jerusalén sufrieron mucho a manos de los enemigos del reino de Dios, que había sido establecido en 1914. Al fin de esa guerra global en 1918 este resto perseguido y oprimido necesitaba curación para cobrar fuerzas y poder levantarse y hacer la obra que Dios le tenía dispuesta para el período posbélico que duraría hasta la guerra universal del Armagedón. Así como mucho antes Jehová había sanado a la antigua Jerusalén en 537 antes de Cristo, así sanó al resto del día actual de la Nueva Jerusalén en cumplimiento de esta profecía:
38. ¿Qué profecía de Jeremías quedó cumplida por la curación del resto?
38 “He aquí que yo le traeré a esta ciudad sanidad y curación; y a sus habitantes yo los sanaré, y les revelaré la abundancia de mi paz y fidelidad. . . . Y los limpiaré de todas sus iniquidades con que han pecado contra mí; y perdonaré todas sus iniquidades con que han pecado contra mí, y con que se han rebelado contra mí. Y esta ciudad me será un nombre de regocijo, una alabanza y una gloria, delante de todas las naciones de la tierra; las cuales oirán de todo el bien que yo le haré, y temerán y temblarán a causa de todo el bien y a causa de toda la prosperidad que le voy a conceder.”—Jer. 33:6-9, Mod.
39. ¿Quiénes han llegado a serle un nombre de regocijo a Jehová, y cómo han servido ellos como los árboles que crecen junto al río del agua de vida?
39 No la vieja ciudad amurallada de Jerusalén hoy en el Medio Oriente, sino el resto ungido de la Nueva Jerusalén celestial le ha llegado a ser a Jehová Dios un nombre de regocijo y ha servido para alabanza de él delante de todas las naciones, porque estos verdaderos cristianos ungidos han sido llamados por Su nombre y han llegado a ser Sus testigos, sí, testigos de Jehová. (Isa. 43:10-12, Mod) Han llegado a ser semejantes a esos árboles de vida que crecen frondosamente a lo largo de ambos lados del río del agua de vida y que mensualmente producen los frutos del reino de Dios. Hasta las hojas de estos árboles de vida simbólicos, hojas que no se marchitan y con las cuales purifican la atmósfera y ofrecen sombra refrescante, sirven para propósitos de curación, “la sanidad de las naciones.” Desde el fin de la I Guerra Mundial ellos han dado estos frutos y suministrado estas hojas curativas para la curación espiritual de gente de todas las naciones. ¿Cómo? Por medio de llevar a cabo la profecía que Jesús dijo que tenía que ser cumplida y sería cumplida antes que el fin de este viejo mundo dividido se llevara a cabo en el Armagedón, a saber: “Ustedes serán aborrecidos por todas las naciones por cansa de mi nombre. Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin cabal.” (Mat. 24:9, 14) Estas buenas nuevas del reino establecido que se envían desde el trono de Dios y de su Cordero son semejantes a un río de agua de vida que fluye a través de su Nueva Jerusalén, su nación espiritual escogida, cuyo Dios es Jehová. Fluye a todos los que están en peligro de morir de sed.
40. ¿Quiénes han venido a estos árboles de vida simbólicos, y cómo han aceptado la invitación que recibieron de decir “¡Vengan!” a todavía otros?
40 Ya hay centenares de miles de personas de buena voluntad en más de 160 naciones, provincias, territorios e islas que han visto que Jehová ha sanado al resto de su nación espiritual por medio de su verdad y por medio de su espíritu y que lo ha puesto en el camino de vida eterna en el reino celestial como la “novia” de Cristo. Puesto que estas personas reconocen que existe el peligro de ser destruídas en el Armagedón junto con este viejo mundo que no puede ser curado, ellas también quieren recibir curación espiritual para poder conseguir vida en el nuevo mundo, en una tierra hecha un paraíso bajo el reino celestial de Dios. Por eso vienen y comen del fruto mensual de los árboles de vida. Reconocen a estos árboles por lo que dan evidencia de ser, testigos de Jehová, y se ponen bajo la sombra de su organización teocrática dadora de salud y reciben curación espiritual. Aceptan la invitación que les hace esta clase de la “novia” de venir al río a los lados del cual crecen los árboles de vida. Beben. Entonces, nutridas con los frutos del Reino, curadas por las hojas de los árboles, y satisfecha su sed con el agua de vida del río, ellas usan su nueva fuerza espiritual para obrar en armonía con la invitación divina: “Y cualquiera que oye diga: ‘¡Vengan!’” De modo que se unen al resto de la clase de la “novia” y llegan a ser testigos a todas las naciones por medio de predicar las buenas nuevas del reino celestial por toda la tierra habitada. Al hacer esto, participan en extender la invitación: “Y cualquiera que tenga sed venga; que cualquiera que desee tome del agua de la vida gratis.”
41. ¿Qué instrucción se le da a usted en conexión con obrar en conformidad con esta invitación para el bien de su salud espiritual?
41 Usted ahora está oyendo esa invitación. Si no lo ha hecho todavía, obre ahora en conformidad con esa invitación. Beba de las aguas de verdad dadoras de vida que Jehová Dios ahora hace que salgan como río de su Palabra escrita, la Santa Biblia. Al llevar a cabo su estudio de la Biblia asóciese con estos árboles de vida simbólicos que dan fruto y son curativos y con todos los que ya se han unido a esta nación espiritual cuyo Dios es Jehová y a la cual él ha escogido como herencia suya. Reciba curación espiritual. Deje que la brecha mortífera entre usted y Jehová sea removida. Póngase a una con él, entre en relaciones amigables con él, para que no sea destruído como enemigo de él en el Armagedón. Busque el perdón de sus pecados por medio de su Cordero, Jesucristo, y sea librado de la condenación de muerte eterna. Que la verdad de la Palabra de Dios lo haga libre. Rehaga su mente perturbada para que su modo de pensar sea el modo sano y pacífico de Dios. Abandone a su muerte agonizante en el Armagedón a este viejo mundo que no puede ser sanado y dé su devoción leal al reino de Dios mediante Cristo y sea librado de las opresiones de Satanás el Diablo, “el dios de este mundo.”
42. ¿Para aprovechar qué oportunidades de supervivencia y vida nos identificamos como deseosos de proceder en conformidad con los requisitos divinos, y cómo lo hacemos?
42 Sea vendado su corazón quebrantado al conocer usted el consuelo y gozo de practicar la religión verdadera, la adoración del único Dios verdadero, con espíritu y con verdad. Diga a otros cómo recibió curación espiritual e invítelos y guíelos a la orilla del río para que beban del agua de vida eterna. Identifíquese como deseoso de proceder en conformidad con los requisitos divinos para ser protegido por Dios a través del fin de este viejo mundo moribundo y para sobrevivir en excelente salud espiritual y entrar en el nuevo mundo de Dios bajo su reino, para recibir allí más curación, curación física, hasta que alcance la perfección humana en un paraíso restaurado, donde no habrá más muerte como castigo por el pecado cometido por el primer hombre. (Apo. 21:1-4) Reconozca el poder curativo del gran Médico celestial, Jehová, y aprovéchese ahora de la curación que se ha acercado a toda la gente de todas las naciones, por medio de su reino mediante Jesucristo.