Sirva al “Rey de las naciones” y sobreviva
1. Según el modelo que pusieron el rey Joaquim y su sucesor, su hermano Sedequías, ¿cambiarán de proceder los gobernantes mundanos de hoy día debido a lo que la clase de Jeremías dice?
¿QUÉ sucedería si los gobernantes mundanos, especialmente los de la cristiandad, reconocieran que hay una clase de Jeremías del día moderno? ¿Qué sucedería si mandaran a buscar a los de esa clase para averiguar lo que la palabra profética de Jehová dice concerniente al destino de ellos? ¿Significaría eso que estarían a punto de alterar su proceder a fin de poder sobrevivir a la predicha “grande tribulación” que le viene a este mundo? ¡NO! No si nos basamos en el ejemplo del último rey judío de Jerusalén, a saber, Sedequías, hermano del rey Joaquim. El rey Joaquim había obligado a Jeremías y a su secretario Baruc a obrar clandestinamente... aunque no está registrado por cuánto tiempo. Pero Sedequías, el hermano del rey Joaquim, le hizo algo peor a Jeremías, el fiel testigo de Jehová. De igual modo, los gobernantes mundanos de hoy día tampoco cambiarán del proceder temerario que siguen. Hay demasiadas cosas envueltas en esto con relación a intereses políticos. Eso no anuncia bien alguno para los pueblos a quienes ellos gobiernan.—Jer. 37:2.
2. ¿En qué circunstancias le pidió Sedequías a Jeremías que orara por los israelitas, pero qué le indicó Jeremías?
2 En cuanto a tiempo, era el año noveno del reinado de Sedequías. ¡Estaba en progreso el sitio tercero y final de Jerusalén por los babilonios! Fuerzas militares subían de Egipto para ayudar a la ciudad sitiada. A fin de hacer frente a esta amenaza, los babilonios retiraron el sitio. Parecía que era el tiempo para orar a Jehová pidiéndole que bendijera a las columnas de socorro egipcias. Así es que el rey Sedequías le pidió a Jeremías que orara “en pro de nosotros a Jehová nuestro Dios.” Pero Jehová había dado a Jeremías la instrucción de no orar por aquello. Jehová no escucharía tal oración. (Jer. 37:3; 11:14; 14:11, 12) Por eso, Jeremías indicó que los babilonios obtendrían la victoria sobre las fuerzas de socorro egipcias al decirle al rey Sedequías que los babilonios regresarían y que efectivamente incinerarían a Jerusalén.—Jer. 37:4-10.
3. ¿Por qué arrojaron los príncipes de Jerusalén a Jeremías en la “casa de grillos”?
3 Durante la retirada de los babilonios, Jeremías no tuvo reparos en salir de Jerusalén para irse a la ciudad sacerdotal de Anatot, en el territorio de la tribu de Benjamín. Al ser arrestado en la puerta del norte de Jerusalén, la Puerta de Benjamín, él negó que estuviera desertando para irse a los enemigos babilonios. Los príncipes de la ciudad, tratándolo como si fuera elemento subversivo, un traidor, lo metieron en la “casa de grillos,” donde quedó detenido por “muchos días.” (Jer. 37:11-16) ¡Qué parecido a la manera en que hoy día se ha tratado a la clase de Jeremías!
4. ¿De qué manera aconsejó Jeremías al rey Sedequías que hiciera fáciles las cosas para sí mismo, y por qué fue transferido Jeremías al Patio de la Guardia?
4 ¿Se doblegaría Jeremías al encararse al rey Sedequías mismo y mitigaría su firme mensaje? Cuando el rey Sedequías hizo que llevaran a Jeremías desde la casa de detención a un escondrijo para interrogarle en privado, denodadamente Jeremías le dijo al rey que Sedequías llegaría a ser prisionero de los babilonios, a quienes Jehová estaba usando como Sus instrumentos. Fuera que el rey se rindiera a ellos de buena voluntad o fuera atrapado y hecho prisionero en contra de su voluntad, el resultado sería el mismo. Jeremías estaba a favor de que el rey adoptara el proceder que le haría las cosas más fáciles. Jeremías no le dio al rey ninguna falsa seguridad. Francamente, Jeremías no estaba haciendo mal alguno a su propio pueblo ni a su rey, ¿por qué, pues, se le debería mantener en un lugar de detención que significaría una muerte precoz para él? A petición de Jeremías, el rey Sedequías hizo que lo transfirieran al Patio de la Guardia, una especie de prisión militar para Jeremías. Su dieta consistía en pan y agua.—Jer. 37:17-21.
EL PROCEDER PRUDENTE NO ES PROCEDER SUBVERSIVO
5. ¿Qué era la cosa recta y apropiada que debería hacer el rey Sedequías respecto al Imperio de Babilonia, y por qué le correspondió a la gente el emprender acción individual respecto a Jerusalén?
5 Sedequías había sido hecho rey de Jerusalén por el emperador Nabucodonosor. Sin embargo, después de haber sido rey tributario de Nabucodonosor por ocho años, Sedequías se había rebelado contra él. El proceder recto y apropiado era el de desistir de su rebelión y someterse pacíficamente al Imperio que Jehová había permitido que llegara a ser la Tercera Potencia Mundial de la historia bíblica. Si él como rey rehusaba hacer eso, entonces la gente tendría que actuar en su propio interés y hacerlo por su cuenta. Sí, que hicieran precisamente como Jeremías había declarado a la gente de Jerusalén:
“Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘El que continúe morando en esta ciudad es el que morirá a espada, del hambre y de la peste. Pero el que salga a los caldeos es el que seguirá viviendo y el que ciertamente llegará a tener su alma como despojo y viva.’ Esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Sin falta esta ciudad será dada en la mano de la fuerza militar del rey de Babilonia, y él ciertamente la tomará.’” (Jer. 38:2, 3)
El rey Sedequías debería haber tomado la delantera en seguir aquel consejo inspirado. Pero, puesto que no lo hizo, correspondía a sus súbditos, como individuos, obrar con fe en las instrucciones de Jehová.
6. ¿Por qué arrojaron los príncipes a Jeremías en la cisterna del patio del hijo del rey?
6 Los príncipes de Jerusalén clamaron pidiendo la muerte de Jeremías, pues afirmaban que él estaba debilitando las manos de las fuerzas armadas que defendían la ciudad; estaba socavando la voluntad del pueblo en cuanto a pelear. Así es que, sin el consentimiento del rey, arrojaron a Jeremías en una cisterna en el Patio de la Guardia, que se encontraba en la casa de Malquiya el “hijo” de Sedequías. En el fondo de la cisterna, Jeremías se hundió en el fango. Ya no podía seguir el consejo que él mismo había dado a otros.
7. ¿Quién vino ahora al rescate de Jeremías, y con qué como base?
7 Pues bien, cuando las cosas parecían haber llegado a su punto más sombrío para Jeremías, éste vio sogas que bajaban a él en la cisterna, con trapos para que sirvieran de almohadillas para sus sobacos, pues se le iba a alzar de la profundidad fangosa. Un eunuco etíope llamado Ebed-melec, empleado del rey, se había enterado del aprieto del profeta. Temiendo que Jeremías muriera allá abajo en la cisterna cenagosa, el etíope cobró denuedo para hablar al rey. Consiguió que el rey diera la orden de que Ebed-melec tomara consigo a 30 hombres y sacara a Jeremías de la cisterna.—Jer. 38:10-12.
8, 9. (a) En una entrevista secreta, ¿cómo libró el rey Sedequías a Jeremías de toda presión en dirección a que fuera falso profeta? (b) ¿Qué consejo inalterado le dio Jeremías a Sedequías, y qué disyuntiva puso ante él?
8 El rey Sedequías, quien había dado la orden de que se rescatara a Jeremías, pidió otra entrevista secreta con él en una entrada del templo. Sedequías juró por Jehová, el dador de vida, que no le daría muerte al profeta si éste le decía la verdad de Dios, pero no prometió que prestaría atención a tal verdad. Librado de la amenaza de muerte que pudiera haberlo convertido en un falso profeta, Jeremías se mantuvo fiel al mismo mensaje que anteriormente lo había puesto en peligro de muerte:
9 ‘Rey Sedequías, o tú mismo como rey entregas a Jerusalén a los caldeos o Jehová mismo se encargará de entregarla a los babilonios para que la quemen. No tengas miedo de recibir trato abusivo de parte de los judíos que ya han prestado atención a mi consejo y escapado hacia los sitiadores. Si no te entregas, entonces, ¿qué pasará? Entonces, a las mujeres que sobrevivan las sacarán cantando acerca de cómo los que se mantuvieron en paz contigo te engañaron, influyeron en ti, y traicioneramente te abandonaron para que te hundieras en el fango, mientras que ellos mismos huyeron. Además, tus propias esposas e hijos serán llevados cautivos. Tú mismo no escaparás de las garras del rey de Babilonia. ¡Ay, serás responsable de la quema de la ciudad!’—Jer. 38:17-23.
10. ¿De qué manera le facilitó Jeremías las cosas al rey Sedequías por medio de lo que dijo a los príncipes inquiridores, y hasta qué suceso continuó confinado en su nuevo alojamiento?
10 Los príncipes de Jerusalén fueron quienes actuaron como “hombres que están en paz” con el rey Sedequías. Por temor a ellos, Sedequías ordenó a Jeremías, bajo pena de muerte, que no les dijera lo que había pasado, si ellos inquirían. Sencillamente debería echar a un lado sus preguntas diciéndoles que el rey le había concedido una audiencia, puesto que no quería volver a estar en detención en la casa de Jehonatán, el secretario, para morir allí. Al no dar a los inquiridores el relato completo acerca de la entrevista secreta, le facilitaría las cosas al rey. En armonía con lo que Jeremías dijo a los príncipes, que sospechaban, se le mantuvo prisionero en otro lugar, el Patio de la Guardia. Allí aguantó el encierro hasta el día noveno del cuarto mes (Tamuz) de 607 a. de la E.C., cuando los babilonios hicieron una brecha en el muro de Jerusalén, capturaron la ciudad, e hicieron huir al rey Sedequías junto con sus tropas.—2 Rey. 25:2-5.
11. En el día en que Jerusalén cayó, ¿cómo se bloqueó el escape por medio de la Puerta de en Medio a los judíos sitiados?
11 Así, tal como Jeremías había advertido, Jehová, aquel sobre cuyo trono terrestre en Jerusalén se había estado sentando Sedequías, quedó bajo la obligación de entregar la ciudad a sus sitiadores. Por consiguiente, en aquel día veraniego del 9 de Tamuz de 607 a. de la E.C., en vez de sentarse jueces judíos en la Puerta de en Medio de Jerusalén para tratar casos legales, cinco príncipes babilonios, cuyos nombres están registrados, se sentaron en aquella entrada de la ciudad. De ese modo impidieron que los judíos atrapados escaparan por aquella salida. (Jer. 39:1-3; 1 Cró. 29:23) ¡Qué lástima!
12. ¿Por qué no pudo el rey Sedequías derrotar la profecía que Jeremías había hecho acerca de él, y qué espectáculo se vio obligado a presenciar frente al rey Nabucodonosor?
12 A medida que el rey Sedequías y sus tropas huían de la ciudad invadida al abrigo de la noche, quizás el rey se haya felicitado a sí mismo por haber frustrado la espantosa profecía de Jeremías acerca de él. Pero no pudo llegar hasta el faraón Hofra de Egipto, su aliado. (Jer. 44:30) Los perseguidores babilonios lo alcanzaron en la llanura desértica de Jericó, en el Arabá o Valle de la Grieta, unos kilómetros al nordeste de Jerusalén. En grilletes de cobre lo llevaron al norte a la ciudad de Ribla en la tierra de Amat, a enfrentarse con el rey Nabucodonosor. Antes de que se le cegara por orden de Nabucodonosor, a Sedequías se le obligó a presenciar el horroroso espectáculo de ver cómo mataban a sus hijos. A muchos de los funcionarios de su corte y de sus oficiales militares igualmente se les dio muerte. Al sumo sacerdote Seraya y al sacerdote auxiliar, Sofonías, quienes no habían apoyado a su compañero sacerdote, Jeremías, se les dio muerte, junto con tres guardas de la puerta del templo.—2 Rey. 25:6, 7, 18-21.
13. (a) ¿Cómo se relaciona toda esa historia antigua con 1914 E.C.? (b) ¿Por qué es lógico preguntar si Ebed–melec prefiguró a una clase que existe hoy día, y cuál sería la respuesta?
13 ¿Tiene toda esa historia antigua alguna relación con nuestro siglo 20? ¡Sí! Aproximadamente dos meses lunares después de la calamidad que le sobrevino al rey Sedequías, el reino de éste, la tierra de Judá, quedó totalmente desolado. Allí comenzaron a transcurrir los 2.520 años de los “siete tiempos” de las naciones, “los tiempos de los gentiles,” que terminarían en 1914 E.C. (Dan. 4; Luc. 21:24, Valera Revisada de 1960) Hoy día, lo que fue prefigurado por la Jerusalén del día del rey Sedequías está acercándose a su destrucción, según la decisión judicial de Jehová, el “Rey de las naciones.” (Jer. 10:7) ¡Qué apropiado, pues, que hoy día haya en la Tierra en este tiempo crítico una clase de adoradores de Jehová Dios que fue prefigurada por el profeta-sacerdote Jeremías! A la luz de esto, es apropiado preguntar: ¿Hay también en la Tierra una clase que haya sido prefigurada por el eunuco etíope que protegió a Jeremías, a saber, Ebed-melec el siervo del rey Sedequías? Los hechos modernos indican que sí la hay.
14. (a) En cuanto al color de su piel, ¿qué era Ebed–melec? (b) ¿Por qué no trató de escapar de Jerusalén junto con su amo el rey?
14 Ebed-melec no trató de escapar de Jerusalén junto con su amo el rey Sedequías. Él era etíope, de la clase de hombre de la cual Jeremías hizo la siguiente pregunta: “¿Puede un cusita [o etíope] cambiar su piel? ¿o un leopardo sus manchas?” (Jer. 13:23, lectura marginal de la Traducción del Nuevo Mundo en inglés) Ebed-melec era negro,a y en la traducción de la Biblia de Byington se le llama “Ebed-Melec el negro.” (Jer. 38:7, 12; 39:16, The Bible in Living English) Él no tenía que huir de Jerusalén en un intento por hallar seguridad. El Dios de Jeremías le había dado una promesa en cuanto a su preservación. Por eso, después que se nos dice lo que Nabucodonosor hizo respecto a unos cuantos judíos pobres y respecto a Jeremías, el relato de éste conecta con Jeremías 38:28. De hecho, A New Translation of the Bible (Una Nueva Traducción de la Biblia), de Moffatt, transplanta a Jeremías 39:15-18 y lo pone inmediatamente después de Jeremías 38:28, de modo que se pueda leer como un relato ininterrumpido.
15. (a) ¿Cuándo le ocurrió a Jeremías la palabra de Jehová concerniente a Ebed–melec? (b) ¿Qué dijo respecto al etíope aquella palabra?
15 Así es que debe entenderse que los versículos que se citan abajo aplican antes de que Jerusalén cayera en manos de los sitiadores babilonios el 9 de Tamuz de 607 a. de la E.C., en el año onceno del reinado del rey Sedequías:
“Y a Jeremías le ocurrió la palabra de Jehová mientras se hallaba encerrado en el Patio de la Guardia [y antes de que los soldados judíos huyeran de allí en la caída de Jerusalén], diciendo: ‘Ve, y tienes que decirle a Ebed-melec el etíope: “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel: ‘Aquí estoy realizando mis palabras sobre esta ciudad para calamidad y no para bien, y ciertamente sucederán delante de ti en aquel día. Y de veras te libraré en aquel día,’ es la expresión de Jehová, ‘y no serás dado en la mano de los hombres de quienes tú mismo estás asustado. Porque sin falta te suministraré un escape, y no caerás a espada [la de los babilonios]; y ciertamente llegarás a tener tu alma como despojo, porque has confiado en mí,’ es la expresión de Jehová.”’”—Jer. 39:15-18.
16. Así, ¿sobre qué habría de regocijarse Ebed–melec como los que se regocijan por tomar despojo, y qué subsiste aún aunque no tenemos más historia acerca de él?
16 Así, a la caída de Jerusalén este amigo del profeta de Jehová se quedó a la disposición del Dios de Jeremías. La Biblia no dice si fue deportado a Babilonia y murió allí una muerte natural o si fue dejado allá en la tierra de Judá como una de las personas pobres de la tierra bajo el gobernador Gedalías. De cualquier modo, su alma o vida no cayó presa de los soldados babilonios; a él se le permitió retener su alma humana como uno que se regocijara sobre despojo. Así pudo continuar viviendo y adorando al Dios en quien había confiado, al profeta del cual había salvado de morir en la cisterna cenagosa de la Jerusalén sitiada. A causa de esto sin duda incurrió en el odio de los príncipes que habían introducido a Jeremías en un hoyo de prisión a fin de que muriera. Pero Ebed-melec no fue entregado en las manos de ellos para que tomaran venganza. Bajo la protección que recibió, según la promesa de Jehová, no tenía razón para temer lo que los príncipes quisieran hacerle a modo de represalia. En este punto él se desvanece de la historia bíblica, aunque no lo hacen ni su nombre ni la promesa que Dios le dio.
LA CORRESPONDENCIA ACTUAL DE EBED-MELEC
17. ¿Qué significa el nombre del etíope Ebed–melec, y en qué sentido fue cierto de él ese nombre?
17 ¿Hay realmente hoy día una correspondencia de Ebed-melec en relación con la clase moderna de Jeremías? ¡Sí! ¿Quiénes, pues, forman la correspondencia moderna de Ebed-melec? No conocemos la manera precisa en que Ebed-melec recibió su nombre. Como nombre, Ebed-melec significa “Siervo de un Rey,” o “Siervo del Rey.” Como eunuco, es posible que estuviera castradob y se le hubiera privado de criar su propia familia. Pero, en fidelidad a su nombre, servía en la corte del rey de Judá. Además, debido a su confianza en Jehová, probó que estaba al servicio de alguien mayor que un rey terrestre. Sedequías se sentaba en el trono real de Jerusalén, al que se llamaba el “trono de Jehová.” (1 Cró. 29:23) Lógicamente, pues, Ebed-melec mostró que él mismo estaba, en realidad, al servicio de Jehová, el “Rey de las naciones.” Por estar al servicio del reino típico de Jehová en la tierra de Judá, se le recompensó ampliamente al ser preservado cuando la Jerusalén infiel fue destruida.
18. Según la descripción de Revelación 7:14, 15, la “grande muchedumbre” fue prefigurada por ¿qué individuo del día de Jeremías?
18 En cuanto a recibir preservación a través de la “grande tribulación” de la cristiandad, Revelación 7:14, 15 dice acerca de la “grande muchedumbre” que allí se describe: “Estos son los que salen de la grande tribulación, y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por eso es que están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo.” Como clase, los que componen esa “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la tribulación fueron prefigurados por Ebed-melec, un destacado sobreviviente de la destrucción de Jerusalén.
19. El mayor deseo de la clase de Ebed–melec es estar al servicio ¿de quién? y ¿en qué está dispuesta a incurrir a favor de la clase de Jeremías?
19 Esta clase realmente aprende a temer a Jehová y a confiar en él. Su deseo principal es estar al servicio del Soberano Universal, el “Rey de las naciones,” más bien que servir a gobernantes políticos y reyes de gobiernos hechos por el hombre. Ven la manera en que gobernantes ávidos de poder, como Adolfo Hitler, que subió al poder en Alemania en 1933 E.C., trataron y todavía siguen tratando de exterminar al resto ungido de Jehová que fue prefigurado por su profeta Jeremías. Así, la clase de Ebed-melec, en un valeroso esfuerzo por ayudar a la clase de Jeremías, eleva una protesta y hace un llamado, aunque al hacer eso incurre en odio y persecución por los enemigos religiosos y políticos de la clase de Jeremías.
20, 21. (a) La clase de Ebed–melec se presentó a la vista ¿desde qué año en particular? (b) ¿Cómo trata esta clase de imitar al Ebed–melec del día de Jeremías, y qué acción anima a toda la gente a tomar respecto al imperio mundial de la religión falsa?
20 Estos apoyadores del resto de testigos ungidos de Jehová se presentaron a la vista particularmente en el año de 1935, cuando se identificó a la “grande muchedumbre” de sobrevivientes de la “tribulación.”
21 Sea que los de la clase de Ebed-melec tengan influencia con los gobernantes de la cristiandad o no, nunca han favorecido el esfuerzo religioso-político de dar muerte a la clase de Jeremías o de nulificar el servicio público de ésta a Jehová por, como si fuera, bajarlos a una cisterna cenagosa en una casa de detención. A pesar de encararse a la desaprobación infundidora de temor de las autoridades político-religiosas, han hecho cuanto han podido por alzar a la clase de Jeremías de la “cisterna” cenagosa de la condición de no poder funcionar. Hasta este mismo día han estado obrando valerosamente por todo el mundo al lado de la clase de Jeremías, proclamando la destrucción venidera de la cristiandad y del imperio mundial de la religión falsa, Babilonia la Grande. Están animando a personas de toda clase a abandonar este sistema de cosas condenado a destrucción y a ponerse firmemente de parte de las fuerzas de ejecución de Jehová bajo el mandato de un general mayor que Nabucodonosor, a saber, Jesucristo. Así prueban que han puesto plena confianza en Jehová, el “Rey de las naciones.”
22. ¿Por qué “espada” simbólica no caerá esta clase?
22 A causa de esa constante devoción a él y a su clase de Jeremías del día moderno, Jehová ama a este Ebed-melec compuesto. Él promete que esta clase no caerá por la “espada” en la venidera “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en Har-Magedón.—Rev. 16:13-16.
23. El despojo del cual ellos toman posesión será ¿qué? y ¿cómo han obrado ellos como las “ovejas” de la parábola de Jesús en Mateo 25:31–34?
23 Como recompensa de Jehová, se les preservará la vida terrestre, su alma, como despojo de guerra, y merecidamente llegarán a poseer una vida preservada. Como las personas semejantes a ovejas de la parábola de Jesús acerca de las “ovejas” y las “cabras,” han hecho bien al resto de los hermanos espirituales de Cristo. Cuando éstos han estado “en prisión,” en una “cisterna” cenagosa o casa de muerte, los han visitado clandestinamente o abiertamente y han servido para libertarlos a fin de que puedan continuar activos en el gran final de la obra de dar testimonio de Jehová en medio de un sistema de cosas mundano condenado a la destrucción.—Mat. 25:31-36, 46.
24. ¿Por los servicios de qué clase da gracias a Dios la clase de Jeremías de hoy día, y qué acción unida efectuarán ellos después de pasar con vida a través de la “grande tribulación”?
24 Sea sabido en todas partes que la clase de Jeremías agradece a Jehová el que él haya levantado a la “grande muchedumbre” de “otras ovejas,” prefigurada por el eunuco etíope Ebed-melec en los últimos días de la infiel Jerusalén, la ciudad capital del reino de Judá. Inefable será el placer de la clase de Jeremías al pasar con vida a través de la “grande tribulación” con la clase de Ebed-melec a su lado. Hombro a hombro comenzarán a trabajar juntos en el Nuevo Orden en el cual serán introducidos bajo el reino milenario de Cristo. Esa introducción en el brillante Nuevo Orden será la recompensa que recibirán por haber servido al Soberano del universo, Jehová, el “Rey de las naciones.”
En un número futuro de “La Atalaya” aparecerá otra consideración de esta serie sobre la profecía de Jeremías
[Notas a pie de página]
a Según A Greek-English Lexicon (Un léxico griego-inglés), compilado por Liddell y Scott (1948), la palabra griega para etíope (Aithiops) significa “Cara quemada, es decir, etíope, negro, Homero, etc.”
b Ningún eunuco castrado extranjero podía llegar a ser prosélito judío ni miembro de la congregación circuncisa de Israel.—Deu. 23:1; compare con Isaías 56:3-5.
[Ilustración en la página 24]
Ebed-melec, acompañado de 30 hombres, rescata a Jeremías