¿Qué pueden hacer los padres para ayudar?
EL DR. Bruce Narramore, sicólogo, informa: “Se cuenta el relato de un practicante de sicología infantil que comenzó a ejercer su profesión con cuatro teorías y ningún hijo. ¡Años después tenía cuatro hijos y ninguna teoría!”
Sí, las teorías acerca de la crianza de los hijos llegan y se van. Pero usted solo tiene una oportunidad para criar a su hijo. ¿Cuál es el mejor modo?
En medio de opiniones en conflicto en cuanto a la crianza de los hijos, una fuente ha provisto pautas que consecuentemente han tenido éxito. Esta fuente es la Biblia. Vea en las siguientes páginas: (1) lo que ésta recomienda, (2) por qué está ayudando en la actualidad a millones de personas de todo el mundo a ser mejores padres y (3) cómo poner en práctica el consejo de la Biblia en su hogar.
¿No muestran los padres amor al alimentar, vestir y albergar a los hijos?
Sí, y a menudo esto significa años de sacrificio para los padres. Pero, quizás el padre solo pueda suministrar a su familia escasas provisiones, “verduras.” Sin embargo, si éstas se proveen “con amor,” entonces, según muestra la Biblia, son mejores “que carne de res con odio.” (Pro. 15:17, Versión Popular) El amor es de mucho más valor que una buena comida. Los hijos prosperan cuando se les muestra afecto... unas palabras de compasión cuando tienen una lesión en la rodilla, un cálido abrazo, el felicitarlos o simplemente decirles: “¡Estoy tan orgulloso de ti!” Es preciso que los hijos perciban, de una manera que sus mentes jóvenes puedan entender, el genuino afecto e interés de sus padres.
Pero, ¿cómo se puede amar a un niño que se porta mal?
No es fácil. Sin embargo, la Biblia recalca el compartir “sentimientos como compañeros.” (1 Ped. 3:8) A menudo puede que haya razones subyacentes para la mala conducta del niño. Por ejemplo, cierto joven comenzó a portarse mal en la escuela. El preocupado padre de este muchacho, quien por horas habló con su hijo, dijo: “Continuamos mostrándole que le teníamos cariño. Entonces nos dijo lo que andaba mal.” Otros niños lo molestaban porque usaba un audífono, de modo que él se portaba mal en la clase para ganarse la aprobación de ellos.
El padre tuvo ‘sentimientos de compañero’ para con él y, después de varias otras conversaciones reconfortantes, el comportamiento del muchacho mejoró. Años más tarde, el muchacho escribió a sus padres lo siguiente: “Yo sé que hice algunas cosas que les disgustaron, pero gracias por no haberse dado por vencidos respecto a mí.” Frecuentemente la frustración, la envidia, la ira reprimida, el temor y la inseguridad pueden impulsar a la mala conducta.
¿Qué hay si el niño nace con características indeseables?
Tal vez usted observe la misma debilidad en usted mismo o en su cónyuge. Esto debe producir en usted ‘sentimientos de compañero’ al igual que le debe proporcionar datos esenciales para aconsejar a su hijo con buen juicio. Por ejemplo, una madre notó que su hijo de nueve años era tan retraído como ella había sido retraída durante su niñez. Dijo: “Hablé con él sobre este asunto, y le mencioné que la manera en que él se sentía y las cosas que estaban pasando dentro de él me habían afectado a mí también cuando era joven. Solía decirle: ‘Yo sé como te sientes, Rowland, porque yo todavía estoy trabajando en ello.’ Como resultado de esto estamos más unidos, y él es más comunicativo.”
¿Cómo pueden saber los padres que algo realmente perturba a un hijo?
Los sentimientos y pensamientos del niño, sus verdaderas intenciones, yacen en su corazón como agua en el fondo de un pozo profundo. ¡Es difícil sacarlos! “El consejo [propósito o intención personal] en el corazón de un hombre es como aguas profundas, pero el hombre de discernimiento es el que lo sacará.” (Pro. 20:5) Algunas preguntas de sondeo ‘pueden sacar’ tales sentimientos. Se necesita DISCERNIMIENTO para evaluar cuándo un niño se está rebelando deliberadamente y cuándo está portándose mal debido a frustración.—Pro. 24:3.
¿Importa realmente la manera en que los padres hablan al hijo?
Sí, verdaderamente importa. Para ilustrar este punto: Un asombrado entrevistador preguntó a una niña de cinco años de edad: “¿Por qué te quieres morir?” La niña de ojos tristes respondió: “Porque todo sería muy pacífico. Mamá no me estaría gritando siempre.” Los niños tienen sentimientos. Los comentarios irreflexivos de los padres pueden ser devastadores. Un proverbio declara: “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada.” ¡Esto hiere a la persona! Pero “la lengua de los sabios es una curación.” (Pro. 12:18) Edifique la dignidad personal de su hijo mediante encomio sincero. Elogie sus logros sin importar lo pequeños que sean.
Si un niño cree que ‘se le va a gritar’ debido a sus sentimientos, no los va a revelar. Al niño se le hace especialmente difícil considerar sus sentimientos sexuales. Puede que se sienta avergonzado. Sin embargo, aunque la manera de pensar del niño sea incorrecta, él debería sentir que puede expresarse con toda libertad. Un padre dijo: “A veces a uno le parece que va a estallar cuando sus hijos revelan lo que hay en su corazón. Pero no se atreva a manifestar lo que siente, porque entonces dejarán de expresarse.”
Trate de penetrar en el mundo de su hijo, llegar a sus sentimientos. Dedique cinco minutos a estar con él cuando lo acueste. Háblele de las cosas que a usted le han hecho sentir felicidad, tristeza, molestia o temor. Es muy importante compartir no solo las experiencias, sino también los sentimientos. Sobre todo, escuche mientras su hijo o hija pone al descubierto los sentimientos de él o ella.
¿Significa el amor dejar que el niño siempre haga lo que desee?
Muchos piensan que así es. Desean que su hijo los ame. El niño puede amenazar a sus padres así: “Te querré si me das un caramelo.” Más tarde puede ser que diga: “Te querré si me dejas estar levantado hasta tarde,” “comer lo que quiera” o “jugar con mis propios amigos.” Los padres ceden ante el hijo. ¿Qué resultado tiene esto? Una generación de jóvenes incontrolables e inseguros. La Biblia recomienda: “El que lo ama [a su hijo] es el que de veras lo busca con disciplina.” La disciplina significa instrucción que moldea o corrige. Desarrolla el carácter y proporciona estabilidad.—Pro. 13:24.
¿Qué hay si el niño no presta atención a la disciplina?
La Biblia recomienda: “Castiga a tu hijo y te traerá descanso y le dará mucho placer a tu alma.” (Pro. 29:17) La corrección envuelve castigo. Esto puede ser una azotaina literal o negar un preciado privilegio. El niño aprenderá una lección vital... respetar la autoridad. Dios da el ejemplo de cómo se debe administrar el castigo conforme a medida, cuando dice: “Tendré que castigarte hasta el grado debido.” No obstante, a las mismas personas a quienes castigó él las tranquilizó, al decir: “porque yo estoy contigo.” Todavía las amaba. De modo que Jehová fija unos límites amorosos y sin embargo firmes respecto a lo que es la conducta apropiada. ¡Padres, hagan lo mismo!—Jer. 46:28.
¿Acerca de qué asuntos deben ser firmes los padres?
Sean firmes en asegurarse de que el niño consuma alimento nutritivo, ya que los hijos pueden desarrollar deficiencias graves que impidan su crecimiento físico. Al mismo tiempo, no permita que su hijo alimente su mente con “basura” que destaca la violencia y la inmoralidad y que se transmite por los programas de televisión, las revistas y el cine.
Sin embargo, la mayor amenaza a la buena instrucción de su hijo son las asociaciones... otros jóvenes de su edad. Si el niño acompaña a jóvenes cuyos hábitos son corruptos, usted puede estar seguro de que, por regla general, se ‘familiarizará’ con tal conducta y caerá en un lazo. (Pro. 22:24, 25) Usted tiene un deber de romper tales malas asociaciones. Esto requiere disciplina, pero cuando el padre reemplaza las malas asociaciones con buenas asociaciones, o hace que sus propias actividades de familia sean más interesantes, la tarea de disciplinar será mucho más fácil.
¿Cuán pronto desarrollará el niño un sentido de lo correcto y lo incorrecto?
Por cuenta propia, puede que el niño nunca desarrolle ese sentido. La Biblia indica que el muchacho no sabe “rechazar lo malo y escoger lo bueno.”—Isa. 7:16.
¿Cómo se le puede enseñar esto al niño?
Hay que llegar al corazón. El niño tiene que desarrollar su propia fuerza motivadora interna para “rechazar lo malo y escoger lo bueno.” Si no, simplemente fingirá, con astucia, que no se mete en líos. De modo que, además de la “disciplina,” es preciso que los padres ‘críen’ a sus hijos en la “regulación mental de Jehová.”—Efe. 6:4.
Esto requiere poner en la mente del niño información que le llegue al corazón. Esta información debe mover al niño a ir en la dirección correcta y debería servirle de advertencia para librarse de peligros futuros. El término bíblico “regulación mental” incluye “todo lo que es necesario para que la amonestación se haga parte de la persona, y se tome a pecho.”a
¿Cuán importante es enseñar al niño acerca de Dios?
Un cristiano, anciano de una congregación, consideró de cerca los casos de un grupo de jóvenes que afirmaban ser cristianos, pero que se habían metido en serias dificultades, entre las cuales estuvo el abuso de drogas, la inmoralidad y la borrachera. ¿Qué había salido mal? “Estos jóvenes sencillamente no temen a Dios,” dijo el anciano. “He aquí la situación. Hay oscuridad. Están en el asiento trasero del automóvil con alguien del sexo opuesto. Todo lo que sienten es que sus hormonas andan desenfrenadas por su cuerpo. Poco les podrían importar las consecuencias. Y hacen esto semana tras semana.” Sin embargo, algunos ‘rechazaron lo malo.’ “Se había llegado al corazón de éstos, lo cual permitió que establecieran una relación de persona a persona con Jehová,” hizo notar él. “Veían a Jehová como una Persona amorosa que lo ve todo.” Por eso, ayude a su hijo a desarrollar tal relación.—Pro. 16:6.
Es preciso que primero el padre o la madre desarrollen ellos mismos tal relación con Dios. Se requiere estudio personal de la Biblia y meditación. Los testigos de Jehová están dispuestos a ayudar en eso. De hecho, fue mediante esta instrucción bíblica que los Testigos ofrecen que el joven mencionado en el primer artículo de esta revista cambió hasta llegar a ser un padre excelente, a pesar de que tenía tan malos antecedentes. Él admite lo siguiente: “El estudio de la Biblia es lo que me ha beneficiado.”
La conducta de usted —sea buena o mala— será más que cualquier otra cosa la manera de enseñar rápidamente a su hijo, y de grabar una profunda impresión en él. Debido a la pecaminosidad innata, el niño está más presto a imitar los hábitos malos. (Sal. 51:5) Así que el primer paso es examinarse usted mismo.
¿Es siempre culpa de los padres?
Ni los padres ni los hijos son perfectos. Ambos pueden cometer errores lamentables. Sin embargo, algunos padres creen que ellos son los únicos culpables cuando al hijo le va mal, ya que la Biblia dice que el niño al que se entrena correctamente “no se desviará.” (Pro. 22:6) No obstante, hay que examinar este versículo en su marco apropiado. Es parte del consejo que el libro de Proverbios da a los padres. El padre sabe si solo aparentó estar de acuerdo con este consejo o no.
En este libro también se da consejo a los hijos. Si ellos quieren que les vaya bien, se les insta a ‘escuchar,’ ‘atesorar,’ ‘no olvidar,’ ‘prestar atención [a],’ ‘observar’ y ‘no abandonar’ los mandamientos y la disciplina de los padres. (Pro. 1:8; 2:1; 3:1; 4:1; 6:20) ¡En tan solo este libro de la Biblia se ofrece cuatro veces más consejo a los hijos que a los padres!
Algunos niños ‘desprecian la obediencia’ que deben a los padres. (Pro. 30:17) Cierto padre ejemplar de un hijo indócil comentó: “Vez tras vez he tratado de llegar a su corazón. Ya no sé qué hacer, debido a la multitud de cosas que he tratado. Nada ha dado resultado.”
El hijo tiene la responsabilidad de prestar atención a los versículos que aplican a él. Si tanto los padres como los hijos prestan atención al consejo bíblico, la regla general será que el hijo no se desviará. Es inútil que el padre se descorazone por sentimientos de culpa ante lo sucedido en el pasado. Interésese en lo que puede hacer ahora para su hijo.
[Nota a pie de página]
a R. C. Trench, erudito en el idioma griego.
[Ilustración en la página 11]
Ayude a su hijo a desarrollar una relación con Dios mediante aprender juntos acerca de la Biblia
[Recuadro en la página 10]
PREGUNTAS QUE SE DEBEN HACER CUANDO EL NIÑO SE PORTA MAL
¿Te sientes bien?
¿Crees que estoy siendo injusto? ¿Por qué?
¿Estás teniendo problemas en la escuela?
¿Te sientes bajo demasiada tensión?
¿Es solo que te sientes triste?
¿Te estás llevando bien con tus amigos?
¿Crees que yo espero demasiado de ti?
¿Hay algo en que te pueda ayudar?
[Recuadro en la página 10]
¿POR QUÉ SE SUICIDAN LOS JÓVENES?
Un experto explicó lo siguiente: “No pueden tolerar la presión.” Recalcó que “la disciplina es necesaria... la clase de disciplina que desarrolle el carácter de modo que los jóvenes no se desplomen ante la presión.”
[Recuadro en la página 11]
¿CUÁN PRONTO SE DEBE EMPEZAR?
Un acongojado padre dijo: “Siempre pospuse el dar atención a mis hijos. Pensé que teníamos años para moldear sus vidas, pero ya casi son adultos. Dejamos que nuestra oportunidad de ejercer mayor influencia en nuestros hijos se nos escapara de las manos.” ¡Comience desde la infancia!
[Recuadro en la página 12]
‘ENTRENANDO’ PARA LA VIDA DE ADULTO
“Entrena al muchacho conforme al camino para él.” (Pro. 22:6) Al niño se le debe entrenar en aptitudes de persona adulta tales como la firmeza, el despliegue de iniciativa y el control de sí mismo. Si no se le provee tal entrenamiento, fracasará al llegar a adulto.
Una etapa especialmente delicada es la de la adolescencia... una época de transición. En cierto momento el niño puede quejarse: “¡No me digas lo que tengo que hacer!” Y una hora más tarde quizás pregunte: “Mamá, ¿qué debo hacer ahora?” El progenitor puede ayudar a su prole en ese período de transición al no ser ni demasiado restrictivo ni demasiado despreocupado.