Lo sagrado de nuestra guerra
“Porque Jehová tu Dios está andando en medio de tu campamento para libertarte y para abandonar tus enemigos en manos tuyas, y tu campamento debe resultar santo, para que no vea él cosa indecente en ti y de seguro se aparte de acompañarte.”—Deu. 23:14, NM.
1. Para los testigos de Jehová, ¿qué clase de guerra ha sido la suya, cuánto ha durado, y por qué no la abandonarán?
SI HAY quien esté en guerra son los testigos de Jehová. (Isa. 43:10-12; 44:8) Durante los pasados seis mil años pocos han sido los siglos, si acaso los ha habido, que no hayan sido perturbados por guerras entre combatientes carnales y enrojecidos por la sangre de los muertos. Pero para estos testigos del Dios Altísimo ha sido una guerra continua, un conflicto de toda la vida, una batalla diaria, sin que se les haya concedido licencia alguna por Aquel para quien han peleado, sin tregua alguna, ni armisticio, a través de todos los sesenta siglos. Con ayuda celestial han podido persistir hasta ahora, de modo que los testigos de Jehová todavía están en la escena de acción hoy día, y la lucha sigue. Ellos no la abandonarán, puesto que la suya es una guerra santa, un conflicto sagrado, en medio de un mundo impío.
2. ¿Cómo han tratado las naciones de este mundo de hacer que sus guerras parezcan sagradas, y por qué?
2 Hasta la misma actualidad las guerras de este mundo han sido una manera violenta de arreglar las disputas de este mundo con violencia y sangre. Siempre han tratado los hombres de impregnar de religiosidad las guerras de este mundo. Así tratan de justificar su proceder de violencia y hacer que el participante en los conflictos sienta su conciencia libre, que sienta que es su obligación a su dios prestarse a la lucha, que crea que su futuro será favorecido y feliz por haber tomado parte violenta en las crueldades de la guerra. Siempre ha sido la práctica humana achacarle a Dios la responsabilidad por la guerra y declarar que es la voluntad de él y enseñar que el guerrero está sirviendo a Dios y su causa. Entre las naciones de este mundo, se ha hecho de la guerra una cosa sagrada, un deber santo.
3. ¿Qué testifica al hecho de que la guerra se consideraba asunto santo entre los pueblos paganos, tales como los griegos, romanos, filisteos y babilonios?
3 Algo que testifica que la guerra se consideraba asunto santo es el hecho de que en tiempos antiguos las naciones tenían sus dioses de guerra. Los belicosos griegos tenían su dios Ares y los romanos su dios Marte, con templos dedicados a estos dioses. Cuando los filisteos vencieron a los israelitas y mataron al rey Saúl y a tres de sus hijos, “le despojaron, y quitando su cabeza y sus armas, las enviaron en derredor por el país de los Filisteos, para que se publicara la nueva a sus ídolos y a su pueblo. Y colocaron las armas de él en la casa de sus dioses, y clavaron su cabeza en la casa de Dagón.” (1 Cró. 10:9, 10) Las naciones paganas no sólo atribuían a sus dioses las victorias que ganaban y llevaban sus trofeos de guerra a sus templos, sino que también consultaban a sus dioses o a los poderes ocultos para recibir dirección e instrucción antes de una campaña militar. Hacia el fin del siglo siete antes de Cristo el emperador babilonio Nabucodonosor se halló obligado a hacer una decisión. Se hallaba en Palestina en un lugar donde se dividía el camino, una de sus bifurcaciones yendo al sudeste en dirección a la ciudad amonita de Rabbá y la otra hacia el sudoeste a Jerusalén. Para decidir cuál camino escoger acudió a fuentes más altas que las humanas. “Porque el rey de Babilonia se ha detenido donde se divide el camino en dos, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación: sacude las flechas; pregunta a sus ídolos domésticos; inspecciona el hígado de las víctimas. En su mano derecha está la adivinación que sale contra Jerusalem, para colocar los arietes, para abrir la boca incitando a la matanza, para alzar la voz con algazara, para colocar los arietes contra las puertas, para levantar terraplenes, para edificar torres.” (Eze. 21:20-22) Habiendo sido guiado así a una decisión que no era la suya propia, Nabucodonosor se movió confiadamente contra Jerusalén, seguro de que estaba llevando a cabo la voluntad de su dios Marduk y tendría buen éxito. Jerusalén cayó ante su asalto en el verano de 607 a. de J.C., no debido a Marduk, sino verdaderamente porque Jehová, el Dios a quien había abandonado esa ciudad infiel, ya había dado el decreto de destrucción contra ella con cuarenta años de anticipación.—Jer. 1:1-3, 13-16.
4. En conformidad con esto, ¿cómo se preparaba a los guerreros, y cómo se portaban ellos para con sus dioses?
4 En conformidad con la índole sagrada que tenían ante sus ojos las guerras, se santificaba a los guerreros de las naciones paganas para sus expediciones militares. Salían a guerrear en el nombre de sus dioses, juraban por sus dioses, a ellos oraban para salir triunfantes, consideraban santos los estandartes y banderas del ejército, sí, hasta los reverenciaban y adoraban.
5. Según la Encyclopædia Brittanica, ¿cómo se daba a entender que consideraban sagrados los estandartes militares las naciones mundanas, antiguas y modernas?
5 Dice la Encyclopædia Britannica: “Parece que varias compañías del ejército egipcio tenían estandartes que les pertenecían a ellas en particular. Estos eran formados de tales objetos como los que, hay motivo para creer, se asociaban en la mente de los hombres con sentimientos de reverencia y devoción. Animales sagrados, barcos, emblemas o figuras, una tablilla que llevaba el nombre de un rey, símbolos en forma de abanico o pluma, se elevaban en la punta de un asta como estandartes, y el puesto de llevarlos se consideraba como uno de privilegio y honor singular. Aparentemente las costumbres de los asirios eran algo parecidas a éstas. . . . Los persas llevaban un águila fijada en la punta de una lanza, y el sol, como su divinidad, también estaba representado en sus estandartes, que aparentemente eran formados de alguna clase de material textil, y eran vigilados con el mayor celo por los hombres más valientes del ejército. . . . Las formas de los estandartes de tiempos posteriores variaban mucho; a veces se colocaba un pedazo de madera atravesado en la extremidad de una lanza y sobre éste se ponía la figura de una mano en plata, debajo de discos redondos u ovalados, con figuras de Marte o Minerva, o en tiempos posteriores retratos de emperadores o de generales eminentes. . . . A los estandartes romanos se les vigilaba con veneración religiosa en los templos de Roma; y la reverencia que este pueblo daba a sus estandartes estaba en proporción a su superioridad a las otras naciones en todo lo que lleva a feliz éxito en la guerra. No era cosa rara el que un general diera la orden de que se lanzara el estandarte en las filas del enemigo, para agregar celo al ataque de sus soldados por medio de excitarlos a recobrar lo que para ellos era quizás la cosa más sagrada que la tierra poseía. El soldado romano juraba por su estandarte. [Cuando Jerusalén fué destruída por segunda vez por los romanos en el verano de 70 d. de J.C., ellos llevaron sus estandartes al atrio del templo que estaba dedicado a Jehová Dios y adoraron sus estandartes coronados de victoria como ídolos.] . . . Las banderas primitivas eran casi netamente de carácter religioso. . . . en realidad parece que siempre se buscaba la ayuda de la religión para prestar un aire de santidad a las banderas nacionales, y si se investiga se hallará que muchas de ellas tienen su origen en una bandera sagrada, como sucede notablemente en el caso de la oriflama de Francia y el danebrog de Dinamarca. . . . La bandera de Guillermo el Conquistador le fué enviada por el papa.”—Tomo 10, edición undécima (1910), páginas 454, 455.
6. ¿Cómo muestra la Encyclopedia Americana que dichos sentimientos religiosos persisten aun en conexión con los estandartes nacionales de hoy día?
6 Como prueba de que dichos sentimientos religiosos persisten aun en este día tardío se cita una declaración que aparece en la Encyclopedia Americana bajo el subtítulo “Respeto o Reverencia a la Bandera.” La declaración dice: “La bandera, igual que la cruz, es sagrada. Muchas personas usan las palabras o el término ‘Etiqueta de la Bandera.’ Esta expresión es demasiado débil, demasiado superficial y sabe a la cortesía de la sala. Las reglas y regulaciones relacionadas con la actitud humana hacia estandartes nacionales usan palabras vigorosas, expresivas, tales como: ‘Servicio a la Bandera,’ ‘Respeto a la Bandera,’ ‘Reverencia a la Bandera,’ ‘Devoción a la Bandera,’ ‘Comportamiento hacia la Bandera.’ . . . El brindar juramentos de lealtad a la bandera proviene de la antigüedad. . . .” (Tomo 11, edición de 1942, página 316) Entre otras razones, los cristianos primitivos rehusaban unirse al ejército de César debido a la idolatría que había en conexión con el mismo.
7. Ante tal proceder de vestirlas de una apariencia santa, ¿qué hacían las naciones respecto a sus guerras de agresión, y cómo ponen este hecho de manifiesto Jeremías, Isaías y Joel?
7 Ante tal proceder de vestir las guerras de una apariencia santa, las naciones paganas literalmente santificaban esta forma de violencia, y con propiedad la Biblia usa esta expresión respecto a la preparación de las naciones paganas para sus guerras de agresión. Aquí están las palabras de la propia profecía de Jehová contra la ciudad condenada de Babilonia, donde la agresión militar había originado bajo Nemrod después del diluvio global del día de Noé: “Santificad para la guerra contra ella a las gentes, convocad contra ella los reinos de Ararat, de Menni y de Ascenez. Instituíd contra ella sátrapas, lanzad contra ella los caballos, como espesa nube de langostas. Santificad para la guerra contra ella a las naciones, a los reyes de Media, a sus jefes, a todos sus gobernantes y a todo el pueblo de su jurisdicción. . . . porque va a cumplirse el designio de [Jehová] contra Babel [Babilonia], para hacer de la tierra de Babel un desierto inhabitable.” (Jer. 51:27-29, NC) Habiéndoseles santificado por una ceremonia religiosa preliminar para participar en la guerra contra Babilonia, se decía que los soldados eran personas consagradas o santificadas. Dice Jehová por medio de su profeta Isaías: “Carga de Babilonia, . . . Yo he comisionado mis huestes consagradas [hebreo, mis santificados, mar.]; sí, he llamado mis héroes para ejecutar mi ira, los que se regocijan orgullosamente para hacer mi obra. ¡Se oye estruendo de una multitud sobre las montañas, como de gente numerosa! estruendo de tumulto de los reinos de las naciones, que se juntan. ¡Jehová de los Ejércitos pasa revista a sus tropas para la guerra!” (Isa. 13:1-4) Y cuando desafía a todas las naciones de nuestro propio día a venir contra él y su sociedad del Nuevo Mundo en la tierra en la guerra universal del Armagedón, Jehová vuelve a usar esta palabra especial y dice: “Proclamad pues esto entre las naciones: ¡Santificad guerra; animad a los valientes! ¡acérquense y suban todos los hombres de guerra!” (Joel 3:9, lectura marginal) La acción de santificar guerra contra Jehová prosigue de acuerdo con el “dios de este mundo,” el “dios de este sistema de cosas,” que es Satanás el Diablo. (2 Cor. 4:4, NC; NM) De modo que es santificar para una causa indebida. El invocar la ayuda de la religión en este impío movimiento contra Jehová no le será garantía de buen éxito ni lo coronará de victoria.
LA VERDADERA SANTIDAD DE LA GUERRA TEOCRÁTICA
8. ¿Quién es el único que puede hacer de una manera de proceder un deber sagrado, y cómo se enteró el rey Saúl de Israel de que esto también era verdad respecto a guerras?
8 El Dios vivo y verdadero, el Único “cuyo nombre es Jehová,” es el Único que puede santificar una manera de proceder y hacer de ella un deber y privilegio sagrado. (Sal. 83:18; Lev. 20:8; 21:8, 15, 23) El que él simplemente autorice cierta manera de proceder o que mande que se emprenda hace de ésta algo sagrado que no se debe violar por medio de desobedecer las instrucciones. ¿Es esto verdad con respecto a guerras? Sí. Y el rey Saúl, el primer rey humano de la nación de Israel, pronto se enteró de que estaba profanando su tarea santa cuando Jehová Dios le mandó que destruyera a los amalecitas enemigos pero él, Saúl, no cumplió plenamente con las órdenes divinas debido a sus propias razones egoístas. Su desobediencia era en realidad rebeldía y adelantarse presuntuosamente; era como si él estuviera sirviendo a los dioses falsos de este mundo y santificándose para servir a ellos por medio de adivinación y algún poder misterioso y terafim (imágenes). Dijo el profeta Samuel al rey Saúl: “He aquí, el obedecer es mejor que el sacrificio, y el poner atención que el sebo de los carneros. Porque la rebelión es como el pecado de adivinación, y la contumacia es como idolatría y terafim. Porque tú has rechazado la palabra de Jehová, él también te ha rechazado a ti para que no seas rey.” (1 Sam. 15:1-23, AN, margen) Jehová nunca ha santificado la guerra de alguna nación mundana o nación gentil la cual él no haya usado en la ejecución de sus juicios. A Nemrod, el fundador de Babilonia y el primero de quien se informó que era un “cazador poderoso” o fomentador de campañas militares contra presa humana, se le ha tildado en el Libro de Dios como un “cazador poderoso en oposición a Jehová”; por lo tanto nunca fué santificado por Jehová Dios para sus cazas militares de agresión, y tampoco ha sido santificado para eso ninguno de sus imitadores.—Gén. 10:8-11, NM; Antigüedades judaicas de Josefo, Libro 1, capítulo 4, párrafo 2; también el Tárgum jerosolimitano.
9. ¿Describe la Biblia a Jehová como pacifista o como algo diferente?, y las guerras que su pueblo está autorizado para pelear ¿de qué clase son?
9 Jehová no es pacifista, sino que, de acuerdo con su propio propósito, en justicia él ha recurrido a guerra contra los enemigos que guerrearon contra él y su pueblo. Nunca ha perdido él una batalla, porque su guerra es santa y justa. Después de su victoria contra las huestes militares de Egipto al sumirlas en el mar Rojo, inspiró a su profeta Moisés a cantar: “Jehová es persona varonil de guerra. Jehová es su nombre.” (Éxo. 15:3, NM) Él es el Gobernante Dios universal o Teócrata, y por eso sus guerras o las guerras que él autoriza que su pueblo pelee son guerras teocráticas. Son verdaderamente santificadas, sagradas.
10. En conformidad con esto, ¿qué libro militar ya había en existencia en el día de Moisés, y con qué suceso puede que haya empezado, y por qué con ése?
10 Ya en el día de Moisés, en el siglo quince antes de Cristo, había en existencia lo que se llamaba “el libro de las Guerras de Jehová.” (Núm. 21:14, NM) Este libro puede haber tenido su principio con la guerra de Abrahán contra los cuatro reyes aliados que efectuaron una invasión y capturaron a su sobrino Lot junto con su familia. No se dice que Dios haya ordenado a Abrahán que fuera en pos de ellos y recobrara estos cautivos, pero la victoria que Abrahán consiguió con sus 318 esclavos y tres confederados contra las poderosas huestes del enemigo únicamente pudo habérsele concedido por Dios. Melquisedec, el sacerdote real de Jehová, declaró que tal era el caso. Al bendecir a Abrahán cuando éste volvía de la matanza de esos reyes, Melquisedec dijo: “¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, Productor del cielo y la tierra, y bendito sea el Dios Altísimo, que ha entregado a tus opresores en tu mano!” (Gén. 14:17-20, NM; Heb. 7:1-10) La guerra que Abrahán peleó era teocrática; la de los cuatro reyes agresores no era teocrática, aunque había sido santificada por sus ritos religiosos paganos. Muy apropiadamente, entonces, Abrahán dió la décima parte de todos los despojos a Melquisedec como representante de Jehová, el Dios Altísimo, que había peleado por su amigo Abrahán.
11. ¿Con qué pueblo se hizo especialmente prominente la guerra teocrática y desde cuándo en adelante, y qué expresión clásica se desarrolló en conexión con esto?
11 La guerra teocrática se hizo especialmente prominente en el caso de los biznietos de Abrahán, las doce tribus de Israel. Para librar del poder opresivo de Egipto a estos descendientes de su amigo Abrahán, Jehová no sólo peleó en una guerra contra Faraón y su máquina de guerra de primera clase de ese día sino también en una guerra de los dioses, una guerra contra los dioses demoníacos que los egipcios adoraban. Dijo él: “En todos los dioses de Egipto ejecutaré juicios. Yo soy Jehová.” Después que todos los primogénitos de los egipcios, los cuales estaban dedicados a sus dioses, habían muerto a manos del ángel destructor que Jehová envió en aquella primera noche de pascua en 1513 a. de J.C., Faraón admitió la derrota y los israelitas salieron de allí. En cuanto a esto está escrito: “Durante todo ese tiempo los egipcios estaban enterrando a los que Jehová había herido de entre ellos, es decir, a todos los primogénitos, y en sus dioses Jehová había ejecutado juicios.” (Éxo. 12:12; Núm. 33:4, NM) Entonces durante los cuarenta años que su pueblo escogido viajó en el desierto hasta llegar a la Tierra Prometida él peleó por ellos. Después que los hubo introducido en la Tierra Prometida, y durante todos los días de sus jueces, a quienes Jehová levantó como libertadores, y durante los reinados de Israel y de Judá, el único Dios verdadero peleó por su nación santa, de modo que se desarrolló la expresión clásica: “Jehová era quien estaba peleando por Israel.”—Jos. 10:14, 42; 23:3, 10, NM; Éxo. 14:14; Deu. 1:30; Neh. 4:20.
12. (a) ¿Por qué puede justificarse la participación en tales guerras, y cómo podía pecarse en conexión con ellas? (b) ¿Cómo respaldaba Jehová esas guerras?
12 El Dios Altísimo estaba plenamente justificado al pelear todas estas batallas por su pueblo, porque él es justo en toda su actividad. La derrota y la destrucción que él efectuó de sus enemigos y de los enemigos de su pueblo fueron una ejecución de juicio contra opositores merecedores de muerte. Él mandó que su pueblo tomara parte en esta destrucción de los pecadores condenados, y él hizo teocrática su guerra y los usó como ejecutores de él. No había ningún pecado ni mal moral en participar en tal guerra, porque se hacía en obediencia a la voluntad y mandato de su Dios. Como en el caso del rey Saúl, el pecado yacería en no llevar a cabo las órdenes de la manera que agradara a Dios; como está escrito en Jeremías 48:10: “¡Maldito aquel que hace la obra de Jehová negligentemente, y maldito aquel que retrae su espada de derramar sangre!” Jehová no autorizó a su pueblo escogido a emprender una obra de agresión mundial y establecer una potencia mundial, pero sí le mandó que destruyera a los paganos inmorales, adoradores de demonios, de la tierra que él había prometido darle. Muchos fueron los milagros que él ejecutó para ellos mientras cumplían obedientemente estas órdenes acerca de guerra teocrática. Él los respaldó en la lucha.
13. ¿Por qué motivo militar sufrieron los israelitas de diferentes maneras, y cómo era persona favorecida el que participaba obedientemente en estas guerras?
13 Los israelitas sufrieron tanto física como religiosa, espiritual y nacionalmente porque les faltó obediencia amorosa y denodada al dar impulso a esta guerra teocrática hasta que la tierra quedara completamente depurada de los adoradores de demonios que la contaminaban y la voluntad de Dios se hubiera hecho. Se decía del israelita que obedientemente participaba en la lucha que él estaba peleando las batallas de Jehová. No se trató simplemente de palabras lisonjeras, sino de una verdad real, cuando el rey Saúl le dijo a David el matador del gigante: “Con tal que me seas valiente, y pelees las batallas de Jehová.” (1 Sam. 18:17) Fué con buen entendimiento que Abigail, la mujer de la ciudad de Carmel, habló al mismo David, diciendo: “A buen seguro va a hacer Jehová para mi señor una casa duradera; porque las batallas de Jehová las pelea mi señor.” (1 Sam. 25:28) El ser luchador por Jehová es un alto honor y una bendición, y Jehová está con cada luchador teocrático. La bendición divina está sobre él. Hoy día hay luchadores cristianos por Jehová, y en cierto sentido ellos despliegan mayor valor que el de los israelitas que luchaban por Jehová, porque estos testigos cristianos de Jehová no usan o recurren a armas carnales asestadoras de muerte como hacían los guerreros israelitas y ellos no usarán ni recurrirán a tales armas violentas ni levantarán escuadrones militares particulares ni siquiera en la batalla del Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.” ¿Por qué es cierto esto respecto a los batalladores cristianos por Jehová Dios? Veremos.
GUERREROS SANTIFICADOS
14. A causa de ser cosa sagrada, ¿cómo se preparaban para ello los que en ella participaban, y qué intercambio de palabras entre David y Ahimelec arroja luz sobre este asunto?
14 La guerra teocrática es cosa sagrada, y los que tienen el privilegio de participar en ella son santificados para ello debido a que ésta es santa. Hay que acercarse a la guerra y participar en ella en una condición santificada como servicio santo. Esto se da a entender claramente en la conversación que David tuvo con el sumo sacerdote Ahimelec en la ciudad de Nob, adonde había sido trasladada el arca sagrada de Jehová Dios. El rey Saúl había llegado a tenerle celos a David porque la bendición de Jehová descansaba sobre este joven como luchador por Jehová. Por fin David tuvo que huir del alcance de Saúl para escaparse de la muerte. Acompañado durante parte del camino por jóvenes fieles, llegó a Nob, hambriento y sin armas. Quería alimento para él mismo y para los jóvenes que había dejado en cierto lugar. David pasó a decir al sumo sacerdote Ahimelec: “‘Ahora bien, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que haya.’ Y el sacerdote contestó a David: ‘No tengo a mano pan común, pero hay pan santo; con tal que los jóvenes se hayan guardado de las mujeres.’ Y David contestó al sacerdote: ‘En verdad las mujeres se nos han prohibido como siempre es el caso cuando salgo en expedición; los vasos de los jóvenes están santos, aun cuando sea un viaje común; ¿cuánto más hoy estarán santos sus vasos?’ Así que el sacerdote le dió el pan santo; porque no había allí otro pan aparte del pan de la Presencia, el cual se quita de delante del SEÑOR [Jehová], para reemplazarlo con pan caliente en el día que es quitado.”—1 Sam. 21:1-6, Norm. Rev.
15. ¿Cómo mostró Jesús que la santidad era algo que debería considerarse en conexión con esto?
15 El Señor Jesús mostró que la santidad era algo que había de tomarse en cuenta aquí cuando dió testimonio a la veracidad de este incidente histórico y dijo: “¿No han leído lo que David hizo cuando él y los hombres que iban con él tuvieron hambre? ¿Como entró en la casa de Dios y comieron los panes de la presentación, alimento que no era lícito que él comiera, ni los que con él iban, sino sólo los sacerdotes?” (Mat. 12:3, 4, NM) Por eso fué que Ahimelec primero preguntó si David y los jóvenes que lo acompañaban se habían guardado de las mujeres por lo menos por un día y David contestó que sí. ¿Pero cómo estaba implicado en esto la santidad? ¿Y qué se daba a entender por la respuesta de David respecto a una expedición de guerra?
16. ¿Por qué hubiera descalificado a David y sus hombres el contacto con las mujeres de modo que no pudieran comer el pan de la proposición, y por qué dió David énfasis a su condición limpia al hacer una comparación con una expedición militar?
16 El guardarse de las mujeres significaba el guardarse del ayuntamiento con sus esposas o concubinas. En tiempos usuales no había nada malo o que descalificara en ese ayuntamiento correcto. Pero cuando una ocasión o servicio exigía limpieza ceremonial, entonces tales relaciones entre un israelita y su esposa estaban fuera de orden. ¿Por qué? Porque después de tales relaciones tanto el hombre como su esposa estaban ceremonialmente inmundos hasta la próxima tarde. En la ley teocrática que se dió a los israelitas por medio de Moisés estaba escrito: “Ahora bien, en caso de que saliera del hombre una emisión de semen, entonces él debe bañar toda su carne en agua y estar inmundo hasta la tarde. Y cualquier prenda de vestir y cualquier piel sobre la cual llegue a estar la emisión de semen debe ser lavada con agua y estar inmunda hasta la tarde. En cuanto a la mujer con quien el hombre cohabite con una emisión de semen, deben bañarse en agua y estar inmundos hasta la tarde.” (Lev. 15:16-18, NM) Por consiguiente, el ayuntamiento ese día hubiese hecho ineptos a David y sus hombres de modo que no se les pudiera dar a comer el pan de la proposición que no se había usado. Ahora bien, David decía que era una misión ordinaria la que él estaba llevando a cabo en el servicio del rey; sin embargo David dijo que él y sus hombres estaban ceremonialmente limpios de contacto sexual con sus esposas y concubinas tal como si estuvieran saliendo a una “expedición,” es decir, una expedición militar. El emprender una expedición militar o una guerra exigía la santificación mediante una limpieza ceremonial de sus “vasos” u organismos físicos. La índole teocrática de la guerra exigía santidad de esta clase, si la bendición divina había de estar sobre el ejército y la victoria iba a concederse a los que luchaban por Jehová. Era un servicio sagrado.
17. ¿Cómo había de mantenerse limpio un campamento militar de los israelitas, y por qué?
17 Se exigía la limpieza ceremonial, moral y física del campamento israelita cuando participaba en guerra teocrática. Decía la ley de Jehová a los israelitas: “En caso de que salieras a campaña contra tus enemigos, entonces debes guardarte de toda cosa mala. En caso de que sucediera que haya en ti un hombre que no continúe limpio, debido a una contaminación que ocurra de noche, entonces debe salir fuera del campamento. No puede entrar en medio del campamento. Y debe suceder que al declinar la tarde él debería lavarse con agua y al ponerse el sol él puede entrar en medio del campamento. Y debería estar a tu servicio un lugar privado fuera del campamento, y debes salir allá. Y deberías tener a tu servicio una estaquilla junto con tus instrumentos, y debe suceder que cuando te agaches afuera, entonces debes cavar un hoyo con ella y volverte y cubrir tu excremento. Porque Jehová tu Dios está andando en medio de tu campamento para libertarte y para abandonar tus enemigos en manos tuyas, y tu campamento debe resultar santo, para que no vea él cosa indecente en ti y de seguro se aparte de acompañarte.” (Deu. 23:9-14, NM) Si la presencia divina representada por el ángel de Jehová había de acompañar al ejército hasta la misma victoria final, el campamento tenía que ser mantenido limpio de acuerdo con las normas teocráticas.
18. ¿Cómo diferían de esto los paganos en cuanto a campamento y en conquista, y cómo se ilustró esta diferencia por el proceder de Urías el heteo, guerrero del rey David?
18 El campamento de la nación teocrática de Jehová difería, por lo tanto, del campamento de los ejércitos paganos. Los paganos llevaban mujeres con ellos para que los guerreros se entregaran a relaciones con ellas, o al capturar un lugar a los soldados se les daba rienda suelta para agarrar las mujeres y violarlas. (Isa. 13:16; Lam. 5:11; Zac. 14:2) Hoy día existe algo parecido a esto, puesto que leemos u oímos de prostitutas que van siguiendo a los campamentos militares y de oficiales militares que deliberadamente proveen lugares de prostitución en la vecindad para la satisfacción sexual de sus soldados. Esto estaba prohibido en el campamento teocrático de Israel porque la guerra a la que ellos habían salido era teocrática, por lo tanto sagrada, y exigía la santificación de los luchadores. Por eso el contacto sexual con mujeres, aun sus propias esposas y concubinas, les estaba prohibido y ellos voluntariamente se abstenían de ello. Por eso fué que Urías, un heteo de buena voluntad, cuando fué llamado del campamento por el rey David, no fué de noche a su hogar en Jerusalén para estar con su esposa. Cuando el rey David, pasando por alto los requisitos sagrados de la campaña militar, le preguntó a Urías por qué no se había ido a casa esa noche, ese fiel soldado contestó teocráticamente: “El Arca, e Israel y Judá están debajo de enramadas; y mi señor Joab, con los siervos de mi señor, están acampados al raso; ¿y por ventura había yo de irme a mi casa, para comer, y beber, y acostarme con mi mujer? ¡Por tu vida, y por la vida de tu alma, que no haré tal cosa!” (2 Sam. 11:6-11) Urías quería permanecer santificado para la lucha. De modo que durante ese tiempo estaría él como si no tuviera esposa. Nos recuerda esto de lo que el apóstol Pablo dijo a los cristianos: “Además, esto digo, hermanos, el tiempo que queda está reducido. De ahora en adelante que los que tengan esposa sean como si no tuvieran ninguna.” (1 Cor. 7:29, NM) A veces los deberes teocráticos exigirán que el cristiano deje el lado de su esposa y él tiene que cumplir.
19. En el interés de la santidad del ejército israelita, ¿qué proceder se exigía en cuanto a las doncellas cautivas a quienes se deseaba por esposas, y cómo y por qué estaba libre de servicio militar el hombre comprometido a casarse con una muchacha?
19 Si a los israelitas se les mandaba capturar cierto lugar y matar a todos los hombres y a las mujeres que no fueran vírgenes, no estaban libres para violar las muchachas que fueran conservadas con vida. Eso hubiese sido corromper el ejército, porque hubiera sido cometer fornicación, inmoralidad. Si algún israelita quería alguna doncella cautiva no podía tener relaciones con ella inmediatamente después de cautivarla. No, sino que tenía que mantenerse santificado para la guerra teocrática por medio de cumplir con la ley que decía: “En caso de que salieras a la guerra contra tus enemigos y Jehová tu Dios los haya entregado en tu mano y te los hayas llevado cautivos, y hayas visto entre los cautivos a una mujer de forma bella y hayas llegado a prenderte mucho de ella y la hayas tomado por esposa tuya, entonces debes traerla en medio de tu casa. Ahora ella debe rasurarse la cabeza y atender a sus uñas, y quitarse la prenda de vestir de su cautiverio y morar en tu casa y lamentar por su padre y su madre por un mes entero, y después de eso deberías tener relaciones con ella y debes tomar posesión de ella como tu novia y ella debe llegar a ser esposa tuya.” (Deu. 21:10-13, NM) Hasta que la campaña militar hubiese terminado y su santidad se hubiese mantenido, este contacto sexual no podría tomar lugar con aprobación divina. Si un hombre llamado al ejército estaba comprometido a casarse con una muchacha, se le dejaba libre de sus obligaciones al ejército por un año para que se fuera a casa y se casara con su prometida y tuviera un hijo por ella para que tuviera descendencia y mantuviera vivo su nombre, para que así no fuera muerto en batalla sin tener un hijo.—Deu. 20:7; 24:5.
20. ¿Qué cosa consideraba el campamento de mucha más importancia que la inmundicia ceremonial o moral?
20 La vindicación de Jehová, el Dios de victoria, estaba comprometida. El mantener el campamento irreprensible a los ojos de Dios y digno de conseguir la victoria por seguir disfrutando del favor de Jehová era de mucha más importancia que el cometer algún acto ceremonial o moralmente inmundo y violar la santidad de la expedición militar. Esto también es cierto hoy en día en cuanto a la guerra sagrada de los luchadores cristianos de Jehová. Por supuesto, el pacto legal que Jehová Dios hizo con los antiguos israelitas por medio de Moisés no aplica hoy día a los cristianos y por eso no se requiere de los luchadores cristianos que se abstengan de ayuntamiento con sus esposas debido a que están en una guerra sagrada. Sin embargo, su comportamiento tiene que ser limpio moral y espiritualmente. El que se guarden de la inmoralidad y también del adulterio espiritual que resulta de ser parte de este mundo tiene que estar en conformidad con lo sagrado de esta guerra cristiana. (Sant. 4:4) Su parte en la vindicación de Jehová está envuelta en ello, y les suministra una influencia limpiadora, un impulso a pureza, moral y espiritualmente.