Misioneros que se gradúan reciben excelente consejo
EN LA tarde del 23 de noviembre de 1964 se graduó la clase 39.a de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en el local de las oficinas principales de la Sociedad. Verdaderamente los estudiantes recibieron excelente consejo de parte de ocho oradores, empezando con sus cuatro instructores normales.
Primero vino W. Wilkinson, quien dio énfasis al hecho de que se cosecha lo que uno siembra, por medio del espíritu, la organización y la palabra. [Dio realce a esto mostrando que la palabra para sembrar en inglés, SOW, contiene las iniciales de las palabras en inglés para espíritu (Spirit), organización (Organization) y Palabra (Word).] (Gál. 6:7) Entonces vino F. Rusk, quien llamó atención al hecho de que se necesita paciencia, esperar que Jehová dé la recompensa, mientras uno se mantiene felizmente activo. (Lam. 3:26) Entonces habló U. Glass, quien hizo notar que, habiendo recibido mucho activo, los estudiantes ahora tenían una correspondiente deuda pasiva, para usarla en enseñar a otros las cosas que habían recibido. (Rom. 13:8) El instructor que habló en último lugar, E. Dunlap, mostró que no solo era necesario ayudar a los hombres a librarse de la religión falsa, sino que entonces era necesario conseguir que quedaran establecidos en comunidades cristianas seguras.—2 Cor. 10:4, 5.
Los setenta mensajes que se recibieron por telégrafo, radio y correo aéreo, de los cuales se leyeron entonces varios, reflejaron el interés mundial en la graduación. Después, M. Larson, superintendente de la fábrica, mostró cómo el principio de la fábrica de una fila de producción aplicaba al ministerio misional; y entonces G. Couch, el superintendente de la casa Betel, hizo notar que los estudiantes estaban en posición de hacerse verdaderamente productivos, como un árbol frutal bien cuidado.
Después que cada uno de estos seis oradores había presentado su cápsula de cinco minutos de excelente consejo, se escuchó al vicepresidente de la Sociedad, F. W. Franz. Él habló acerca del excelente ejemplo de misioneros que pusieron el apóstol Pablo y otros cristianos primitivos. Basando sus declaraciones principalmente en las profecías que Pablo citó en el capítulo 15 de Romanos, instó a los ministros que se graduaban: “¡Denles lo que han recibido aquí! ¡Hagan que se sientan alegres de que ustedes hayan venido!”
Entonces, por la siguiente hora, N. H. Knorr, presidente tanto de la escuela como de la Sociedad Watchtower, habló. Él grabó en la mente de los que le escuchaban la importancia de conseguir que la gente los aceptara. ¿Por qué? Porque al hacer esto la gente estaría aceptando o recibiendo a Cristo, y al recibir a Cristo estarían recibiendo a Dios; así por el ministerio de ellos la gente se estaría acercando a Dios. (Mat. 10:40) Él instó a seguir adelante con celo y vigor. “¡La gente los recibirá por el espíritu que ustedes muestren! ¡Ustedes saben que ustedes hacen lo correcto!”
Después de hacer notar el gran aumento que había acontecido desde que se graduó la primera clase de Galaad, reveló que, comenzando con 1966, habrá dos clases para misioneros que durarán cinco meses en cada año en vez de una clase de diez meses. Al concluir, Knorr declaró que el entrenamiento que los estudiantes habían recibido sin duda les servirá para impartir enseñanza a los que sean resucitados después del Armagedón.
Los estudiantes habían venido de 53 países y se les estaba enviando a 57 países. El estudiante de más edad, quien había estado sirviendo a Jehová por unos cuarenta y cinco años, leyó conmovedoramente una carta de aprecio de los estudiantes. Entre otras cosas, la carta decía: “Jehová ha demostrado amorosamente su buena voluntad para con nosotros a través de los esfuerzos infatigables e incesantes de todos los que participaron en nuestro entrenamiento. Los instructores han sido realmente dádivas en hombres. Como maestros pacientes, amorosos, comprensivos, ciertamente han establecido un maravilloso patrón para nuestra futura actividad. . . . La humildad y lealtad de [todos] han hecho una profunda impresión. La buena voluntad de Jehová para con nosotros ha sido verdaderamente grande y le damos gracias con corazones desbordantes. . . . Hemos resuelto extender los beneficios a muchos más.”
Después de un intermedio comenzó el programa de la noche. Primero hubo el estudio semanal de La Atalaya. Después de eso, por unas tres horas, los estudiantes presentaron un programa muy interesante y provechoso que consistió, entre otras cosas, de música folklórica nativa, expresiones de aprecio e impresiones del entrenamiento recibido, representaciones de la actividad misional extranjera y caracterizaciones bíblicas. Después del programa hubo un cántico, y el presidente de la Sociedad cerró la gozosa ocasión con oración.