Marcando a los que gimen y lloran
ENTRE los muchos cuadros proféticos que arrojan luz sobre la obra que Jehová está ahora haciendo que se lleve a cabo en la tierra está el que se encuentra en el capítulo nueve de Ezequiel. Brevemente, ahí se nos habla de una visión que Ezequiel vió de seis hombres con hachas de combate o armas de destrucción que aparecieron provenientes del norte a la llamada del mensajero de Jehová, y en medio de los cuales estaba un hombre vestido de lino con un tintero de escribano al costado. A este hombre se le dijo que pasara por la ciudad de Jerusalén y pusiera una marca en la frente de todos los que gemían y lloraban a causa de las abominaciones que se cometían en la tierra. Luego se les mandó a los seis hombres que fueran tras él y mataran a todos los que no hubieran sido marcados por él, sin perdonar a hombre o mujer o niño.—Eze. 9:1-8.
Dado que esta profecía se halla entre las cosas que fueron escritas de antemano para nuestra instrucción, debe tener algún significado para nosotros. (1 Cor. 10:11; Rom. 15:4, NM) ¿Cuál es? ¿Qué representa Jerusalén? ¿Qué los seis hombres con armas de destrucción? ¿Por qué seis? ¿Por qué vinieron del norte? ¿A quién representa el hombre vestido de lino? ¿Por qué estaba vestido de lino? y ¿qué se representa por su obra marcadora? ¿Quiénes son los que hoy día gimen y lloran? y ¿debido a qué abominaciones? ¿Qué se representa por la destrucción de todos los que no tuvieron la marca? y ¿por qué se dió muerte no sólo a los hombres y las mujeres sino también a los niños?
Al tiempo de la profecía de Ezequiel Jerusalén se había hecho infiel. Las palabras de Isaías “¡Cómo se ha convertido en ramera la ciudad fiel!” aplicaban con aun más fuerza entonces que cuando primero fueron declaradas por Isaías más de cien años antes. (Isa. 1:21) Jerusalén profesaba estar dedicada al único Dios verdadero, Jehová. Tenía el templo de Jehová, su sacerdocio y la casa real; su Palabra que consistía de la Ley, los Profetas y los Salmos. Sin embargo, a pesar de todo esto, como se indica en el capítulo previo de Ezequiel (8), toda clase de iniquidad se practicaba en la tierra; la adoración del sol, la de criaturas humanas y de los animales inferiores ocupando el lugar de la adoración de Jehová, sin decir nada acerca de la opresión de los débiles y pobres y la inmoralidad sexual.
¡Cuán semejante a la cristiandad moderna! Ella igualmente profesa estar dedicada a Dios, tiene muchas casas o templos de adoración, tiene la Palabra de Dios en más de mil idiomas, y ha asumido el nombre del Hijo de Dios, Cristo, es decir, cristiandad. Sin embargo, a pesar de todo lo que profesa encontramos allí la adoración de la intelectualidad y de organizaciones religiosas, encontramos la teoría de la evolución preferida a la Biblia y las Naciones Unidas al reino de Dios; y también encontramos toda suerte de opresión e inmoralidad. Verdaderamente la antigua Jerusalén infiel tiene su vivo retrato en la moderna cristiandad infiel.
IDENTIFICANDO A LOS SIETE HOMBRES
En la visión, Ezequiel oyó a un mensajero angelical clamar en voz alta: “¡Acérquense, oficiales de la ciudad, cada uno armado de su arma destructiva!” En contestación a ese mandato Ezequiel vió ‘seis varones que venían del norte, cada uno teniendo un arma de destrucción, un hacha de combate, en la mano’. (Eze. 9:1, 2, UTA) El que expide la llamada bien representa a Cristo Jesús, a quien todo el poder y la autoridad han sido entregados, entre tanto que los “seis varones” bien representarían a las huestes angelicales que él usará en la ejecución de los juicios de Dios sobre la cristiandad. Sí, los mismos que comenzaron la obra de ejecutar los juicios de Jehová arrojando a Satanás y sus demonios fuera del cielo también la completarán.—Apo. 12:1-12.
¿Por qué vinieron estos seis hombres del norte? Porque en la Biblia el norte se representa como el lugar de la habitación de Jehová. Sión, que se menciona como el lugar de habitación de Jehová, se dice estar situada en “los lados del norte”. Los ascensos vienen, se nos dice, no del oriente, ni del occidente, ni del sur, “sino que Dios es el Juez”, lo que denota claramente que él reside en el norte. También leemos que Satanás el Diablo ambicionó ensalzar su trono a los lados del norte en sus esfuerzos por ser semejante al Altísimo. (Sal. 48:1-3; 75:6, 7; Isa. 14:12-14) El que vengan del norte, entonces, manifiesta que éstos son los ejecutores de Dios.
Pero ¿por qué sólo seis hombres? ¿No es el número seis símbolo de algo incompleto? Cierto, y esto indicaría que los seis hombres no representan a todos los siervos de Dios; y tal es el caso. Los siervos de Dios en la tierra no participarán en la obra destructiva, aun cuando pertenecen a la organización de Jehová, y por eso los seis hombres con armas mortíferas no los representarían a ellos también. ¿Están representados también los siervos de Dios en la tierra en este cuadro profético? Sí, lo están.
En tiempos pasados se pensó que el hombre vestido de lino con el tintero de escribano al costado representaba a cierto individuo de tiempos modernos. Sin embargo, eso no parece razonable en vista del hecho de que ni siquiera Pedro, Pablo o Juan fueron predichos en la Biblia a pesar de los papeles prominentes que desempeñaron en la congregación cristiana primitiva. Eso sería atribuir demasiada importancia a un hombre y olería a adoración de criaturas. Más bien, todos los hechos indican que este hombre vestido de lino con un tintero de escribano al costado simboliza o representa al cuerpo de fieles cristianos ungidos trabajando como una sola unidad para efectuar los propósitos de Jehová en la tierra, y quienes están trabajando juntos bajo la dirección divina como el “esclavo fiel y discreto”. Isaías también se refirió a este grupo de gente o clase como el “siervo” de Dios. (Isa. 43:10-12; 52:7; 61:1-3; Mat. 24:45-47, NM) De modo que los seis hombres con armas de destrucción, que representan a los siervos invisibles de Dios, y el hombre vestido de lino, que representa a los siervos ungidos de Dios sobre la tierra, juntos son siete, lo que representa bien a todos esos siervos de Dios. Y la división de éstos, seis de una parte y sólo uno de la otra, manifestaría que las huestes angelicales bajo Cristo Jesús que harán la obra destructiva son mucho más numerosas que los siervos de Dios sobre la tierra.
LA OBRA DEL HOMBRE VESTIDO DE LINO
¿Por qué se representa a estos siervos como vestidos de lino? El Apocalipsis 19:8 (NM) describe a los siervos de Dios como teniendo puesto lino fino, y “lino fino representa los actos justos de los santos”. Esto manifestaría que su obra es una obra justa y que ellos tienen la aprobación de Dios. Eso, por supuesto, no sería posible si no tuvieran fe en la sangre de Cristo la cual les da una posición limpia delante de Dios.—Rom. 5:1, 9; Apo. 7:14, NM.
El hombre vestido de lino es descrito como teniendo ‘el material para escribir al costado’. (Léeser) En tiempos antiguos (y aun hoy en algunas partes del Mediano Oriente) hombres con pluma y tintero de metal que pendía del hombro andaban por la ciudad ofreciendo sus servicios a los que no podían escribir y que necesitaban que una carta o algún documento comercial les fuera redactado, ya que el analfabetismo era muy común entonces así como todavía lo es en algunas partes de esos países. Este equipo para escribir bien representaría los diversos medios usados hoy para dar a conocer las buenas nuevas del reino de Dios, siendo el principal la página impresa.
Al hombre con el equipo de escritor se le mandó: “Pasa a través de la ciudad—a través de Jerusalén—y pon una marca sobre la frente de los hombres que gimen y lloran por causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.” (Eze. 9:4, UTA) ¿Vemos a personas en la cristiandad gimiendo y llorando debido a las abominaciones en la tierra, la corrupción, la delincuencia juvenil y adulta, la inmoralidad esparcida y la falta de integridad de la cristiandad? Ciertamente que sí. De hecho, todos los hombres de buena voluntad, todos los amantes de la justicia no pueden hacer otra cosa que lamentarse debido a dichas condiciones hasta que saben por qué Dios las está permitiendo y cuál será el resultado. Estos son aquellos a quienes Jesús llamó “felices” debido a que están “conscientes de su necesidad espiritual”, y porque “tienen hambre y sed de justicia”; los que “se afanan y están cargados” a quienes él ofrece refrigerio.—Mat. 5:3, 6; 11:28-30, NM.
Particularmente desde 1918 el hombre vestido de lino ha estado predicando un mensaje de consuelo para éstos que gimen y lloran. En ese año las buenas nuevas “Millones que ahora viven no morirán jamás” primero se publicaron en forma de discursos públicos, luego fueron impresas en forma de folleto. En ese tiempo sólo unos cuantos miles de personas participaron en esa obra publicadora; pero el número ha crecido hasta que al tiempo presente cerca de medio millón de ministros están ayudando en esta obra de marcar a los hombres de buena voluntad en la frente.
¿Qué se quiere decir o se simboliza por el que los tales sean marcados en la frente? La frente es el asiento de la inteligencia, y esta obra publicadora de los testigos de Jehová está grabando la verdad en la mente de la gente, está dejando su marca en los hombres de buena voluntad. Pero todavía más importante, al aceptar este conocimiento y hacerlo propiedad de ellos y dedicarse a hacer la voluntad de Dios, los tales se están identificando como esclavos de Jehová Dios y Cristo Jesús, así como en tiempos antiguos, en la nación de Israel, los esclavos llevaban una marca que todos podían ver.—Éxo. 21:6; Deu. 15:17.
Estos son aquellos a quienes se dirige Sofonías 2:1-3: “¡Recogeos, y quedaos en reclusión, oh nación sin pudor! antes que tenga efecto el decreto, (el día pasa como la paja arrebatada del viento,) antes que venga sobre vosotros la ardiente indignación de Jehová; antes que os venga el día de la ira de Jehová. Buscad a Jehová, todos los mansos de la tierra, los que habéis obrado lo que es justo; buscad la justicia, buscad la mansedumbre; puede ser que os pongáis a cubierto en el día de la ira de Jehová.” Los que escuchan este mandato reciben la marca sobre la frente, teniendo así la seguridad de ser perdonados.
¿Quiere decir eso que todos los que reciben la marca ahora tienen la seguridad de seguir viviendo y pasar ilesos a través de la expresión de la ira de Jehová en contra del presente inicuo sistema de cosas? Sí, con la excepción de algunos que posiblemente mueran de causas naturales antes de ese tiempo, y la posibilidad de que algunos mueran durante esa destrucción debido a no estar físicamente capacitados para resistir la tensión. A los tales no se les considera como destruídos por los ejecutores de Jehová, y por lo tanto serán resucitados y sin duda despertados tempranamente de la tumba.
Después que el hombre vestido de lino fué enviado, a los seis hombres con armas mortíferas se les mandó: “Pasen a través de la ciudad detrás de él, y maten sin misericordia o lástima. A ancianos, jóvenes y doncellas, niñitos y mujeres—¡mátenlos a todos! Pero no toquen a nadie en quien esté la marca. Y ¡comiencen en mi santuario!” (Eze. 9:5, 6, UTA) Esta obra destructiva será efectuada por la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el “lugar que se llama en hebreo Har-Magedón”. (Apo. 16:14, 16, NM) Esa destrucción será mundial, como Jeremías lo predijo en Jeremías 25:33.
Pero ¿por qué sufrirán también los niñitos la ira de los ejecutores de Jehová? Porque la Biblia manifiesta que los niños que no han alcanzado la edad de responsabilidad comparten el destino de sus padres. Dios no perdonó a los bebés o niñitos al tiempo del diluvio; ellos perecieron con sus padres. Lo mismo fué cierto respecto a Sodoma y Gomorra y la desolación de la nación judía en 70 d. de J.C. Sin embargo, lo inverso también es cierto. La Biblia nos asegura que el curso fiel de los padres asegura la protección de los hijos que no han llegado a la edad de responsabilidad.
Note también que en obediencia a las instrucciones la matanza comenzó en el santuario de Dios: “Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa. Y díjoles: ¡Contaminad la Casa, y llenad los atrios con los muertos! ¡Salid! Salieron pues, y mataron en la ciudad.” (Eze. 9:6, 7) Esto está de acuerdo con la regla de Jehová de tratar primero con los que tienen la mayor responsabilidad, y por lo tanto el cristianismo apóstata será el primero en sufrir la ira de Jehová. Los elementos impíos de la cristiandad quizás se sientan inclinados a alegrarse por la caída de los elementos religiosos, mas Dios les amonesta que entonces les llega su turno: “Pues he aquí que por la ciudad que es llamada de mi nombre [la Jerusalén moderna, la cristiandad] yo comienzo a traer el mal, ¿y vosotros por ventura habéis de pasar absolutamente sin castigo? No pasaréis sin castigo; porque yo llamo la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice Jehová de los Ejércitos.”—Jer. 25:29.
Los siervos de Jehová tendrán el privilegio de ver esta obra destructiva desde un lugar de seguridad, así como Noé y su familia tuvieron ese privilegio al tiempo del diluvio. Lot y sus hijas vieron los resultados al tiempo de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Sin embargo, será una escena aterradora, como lo fué para Ezequiel. “Mientras ellos iban matando y yo fuí dejado, . . . caí sobre mi rostro, y clamé, diciendo: ¡Ah Jehová, Señor! ¿vas a destruir a todo el residuo de Israel, derramando tu ardiente indignación sobre Jerusalem?”—Eze. 9:8.
Sin embargo, se le aseguró a Ezequiel que el juicio era justo: “Y me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es muy grande. La tierra está llena de sangre; la ciudad, llena de injusticia, pues se han dicho: Yavé se ha alejado de la tierra y no ve nada. Así, pues, haré yo; no perdonará mi ojo, no tendré compasión, haré recaer sus obras sobre sus cabezas.” (Eze. 9:9, 10, NC) ¡Cuán bien describen esas palabras la actitud adoptada por los de la cristiandad moderna! Verdaderamente por sus hechos dejan ver que en su corazón dicen: “¡No hay Dios!”, o que Jehová se ha alejado de la tierra, que él no ve, que no le importa, que no observa lo que están haciendo. En esto están tristemente equivocados, ya que nada se le escapa a Jehová y, porque él es el Altísimo, porque él es justo y omnipotente, está obligado a destruir a todos los inicuos.—Sal. 14:1; Eze. 25:17; Heb. 4:13.
La visión concluye con el informe del hombre vestido de lino, “He hecho según me mandaste.” (Eze. 9:11) Y por eso la clase de los siervos de Jehová sobre la tierra hoy, simbolizada por el hombre vestido de lino y ayudada por la grande muchedumbre de marcados, continuará haciendo la obra marcadora predicando las buenas nuevas del Reino hasta que su obra quede terminada. No habrá ninguna necesidad de que las piedras clamen, porque los hechos manifiestan que ellos están efectuando la obra que Jehová les ha dado que hagan. Cuando los ejecutores de Jehová, bajo la dirección de su Mariscal de Campo Cristo Jesús, entren en acción contra la cristiandad, la obra marcadora habrá terminado.
No quiere decir esto que ellos cesarán de predicar entonces. No, al parecer ellos seguirán dando testimonio después que el Armagedón comience como un testimonio contra los elementos impíos, aunque ya no será posible hacer ninguna obra marcadora, hasta que las “ciudades queden desoladas, por falta de habitantes; y las casas, por no haber hombre en ellas”, sí, hasta que toda la organización inicua de Satanás sobre la tierra sea extirpada.—Isa. 6:11.