La conciencia y la sujeción a las autoridades
1. ¿Cuándo le resulta a uno del mayor provecho el sujetarse a las autoridades, y quiénes por lo tanto reciben el mayor provecho?
EL MAYOR provecho de sujetarnos a las “autoridades que existen” que Dios permite que gobiernen sobre la Tierra proviene de estar sujetos con el motivo correcto. El motivo del temor no siempre impide que los hombres hagan lo que es incorrecto ni que se opongan a las “autoridades superiores.” En todas las naciones y tierras las personas que tienen el mejor motivo para sujetarse son las personas que no son parte de la cristiandad pero que son cristianos dedicados a Jehová Dios y que siguen en las pisadas de su Hijo Jesucristo. Puesto que se han dedicado a hacer la voluntad de Dios, no se ponen en contra del arreglo de Dios con respecto a las “autoridades superiores.” De modo que como habitantes en el país mantienen buen orden, no solo para evitar la ira que pudiera expresarse por medio de las autoridades superiores, sino para vivir en conformidad con su conciencia cristiana, que está iluminada por la Palabra de Dios.
2. ¿Qué razón apremiante para sujeción suministra Romanos 13:5, y qué evitan los que se sujetan por esa razón?
2 En Romanos 13:5 el apóstol Pablo llama la atención a éste, el mejor motivo, diciendo: “Hay, por lo tanto, razón apremiante para que ustedes estén en sujeción, no solo por causa de esa ira sino también por causa de su conciencia.” La ira contra la maldad se expresa directamente por la “autoridad” terrestre. Pero como la autoridad es ministro de Dios en una dirección correcta, también es la ira de Dios indirectamente. La persona que desconoce o se opone a las “autoridades superiores” en la Tierra se está poniendo en contra del arreglo de Dios y merece la ira de Dios también. Nadie disfruta del castigo; pero al evitarlo por causa de la conciencia los cristianos no solo evitan dificultad exterior sino también dificultad interior de parte de una conciencia culpable.
3. ¿Qué muestra que la sujeción de los cristianos a las autoridades no es sin conciencia, y de qué sufrimiento se mantienen libres así?
3 En lo que toca a los cristianos verdaderos el temor no es el motivo principal para ser observantes de la ley y ordenados, sino que lo es su conciencia. Por eso en su caso la sujeción a las autoridades superiores no es sin conciencia. No es solo un patriotismo. Ya que su conciencia está instruida en la Palabra de Dios, la Santa Biblia, no los deja sujetarse a las autoridades superiores terrestres en todo, digamos en casos en que lo que las autoridades imperfectas creen que es lo correcto entrechoca con los mandamientos de Dios por medio de Cristo. Tal vez esto resulte en sufrir castigo injusto a manos de las autoridades; pero así vemos cómo para los cristianos la conciencia es una razón apremiante, dado que los obliga a obedecer a Dios aunque esto les acarree sufrimiento inmerecido. Si no tuvieran una conciencia iluminada, ellos evitarían tal sufrimiento por causa de la conveniencia personal. Entonces, si por la conciencia son sometidos a sufrimiento exterior a manos de las autoridades superiores, se mantienen libres de sufrimiento interior; su conciencia no los hiere.
4, 5. (a) ¿Por qué tienen los cristianos razón para ser mejores ciudadanos? (b) ¿Qué muestra el apóstol Pedro en cuanto a esto, y por lo tanto qué fuerza doble obra en los cristianos para que hagan lo que es correcto?
4 Una conciencia cristiana nos impide hacer lo que es incorrecto pero nos impele a hacer lo que es correcto, de acuerdo con la Palabra de Dios. No queremos que nuestra conciencia nos remuerda por hacer lo que es malo a la vista de Dios. Por esta razón los cristianos tienen una fuerza restringente que la gente del mundo no tiene contra el hacer lo malo. Por esa causa los cristianos tienen razón para ser mejores ciudadanos, aunque no participan en la política.
5 La conciencia del cristiano le recuerda que él no es parte de este viejo mundo y que por consiguiente no tiene por qué inmiscuirse en la política y tratar de dirigir gobiernos terrestres o ser parte de las “autoridades superiores.” (Juan 17:14-16) El apóstol Pedro, en su primera carta a los cristianos, habla acerca de la sujeción y llama la atención a la conciencia varias veces. Él indica que debería ser la fuerza que disuada a una persona como cristiano de hacer lo que es incorrecto o de meterse en cosas que no son de su incumbencia. (1 Ped. 2:19; 3:16, 21) De modo que una fuerza doble, a saber, la conciencia cristiana y el temor de la ira, obra en los cristianos para mantenerlos en la senda de hacer lo que es bueno, en armonía con las leyes del Estado que son buenas, leyes que muestran justicia a causa del ápice de conciencia que todavía subsiste en los hombres mundanos como herencia de la primera creación humana de Dios, el hombre Adán.
6. ¿Qué prueba todo lo anterior en cuanto a la sujeción de los cristianos a las “autoridades superiores”?
6 ¿Qué prueba todo esto? Esto, que cuando Pablo les dijo a los cristianos que se sujetaran a las “autoridades superiores,” él no quiso decir que ellos tienen que renunciar a su conciencia o acallarla. Él no quiso decir que tienen que pasarla por alto cuando hay un conflicto entre las leyes de las autoridades y la Palabra de Dios. Las leyes de Dios son correctas en sí mismas, y los cristianos no tienen que preocuparse con respecto a la conciencia cuando obedecen todas las leyes de Dios. Nuestra conciencia no nos molesta cuando observamos las leyes de Dios y hacemos su obra. Más bien, ésta nos aprueba y nos da paz del corazón. Solo es cuando nos enfrentamos a la sujeción a las autoridades que están fuera de la organización de Dios que interviene la cuestión de la conciencia y tenemos que mantener alerta nuestra conciencia por temor de desagradar a Dios y quebrantar sus leyes.
PAGANDO LO QUE SE LES DEBE A LAS “AUTORIDADES SUPERIORES”
7. ¿Qué muestra en cuanto a las “autoridades superiores” el hecho de que Romanos 13:6 traiga a colación el asunto de las contribuciones?
7 “Por eso ustedes también están pagando impuestos; porque ellos son los siervos públicos de Dios que constantemente cumplen este mismo propósito.” (Rom. 13:6) Por eso el pagar nosotros los impuestos debe ser por causa de la conciencia. Si Pablo no hubiera estado hablando de las “autoridades superiores” que están fuera de la congregación cristiana no habría traído a colación el asunto de los impuestos. ¿Por qué no? Porque los superintendentes de congregación y sus auxiliares ministeriales no imponen impuestos a los miembros para hacerlos sostener a los superintendentes y a sus auxiliares. Tampoco impone impuestos el cuerpo gobernante de la congregación mundial, ni la Sociedad Watch Tower Bible & Tract de Pensilvania. Las contribuciones que los miembros de las congregaciones hacen son de acuerdo con su propia buena voluntad y sus recursos. No son impuestos, como los impuestos que, al no pagarse afuera en el mundo, ocasionan castigo de parte de las “autoridades superiores.”
8. ¿Hay algo de pensamiento entre paréntesis en Romanos 13:6, y cuál es la razón que da para la imposición de impuestos?
8 Ni la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras ni otras traducciones de la Biblia, antiguas o modernas, ponen en paréntesis las palabras: “Por eso ustedes también están pagando impuestos,” como si estas palabras fuesen un pensamiento entre paréntesis que fuera añadido como un pensamiento secundario. En realidad, estas palabras llevan directamente al resto de la oración, para mostrar por qué se pagan los impuestos. Pagamos impuestos para sostener a estos “siervos públicos” que están revestidos de autoridad para hacer lo que es bueno, para alabar a los que hacen lo que es bueno y para efectuar venganza contra los que hacen lo que es malo.
9. ¿Por qué, en armonía con Mateo 22:21, es propio el que los cristianos paguen impuestos, y en ese respecto qué cosa no es responsabilidad de ellos?
9 Para el pueblo de Jehová no hay el escabullirse de los impuestos o evadirlos. Ellos pagan impuestos a causa de la conciencia. Jesús les instruyó que lo hicieran, en Mateo 22:21, aunque los fariseos judíos creían que no podían pagar impuestos por causa de la conciencia al César gentil. Pero está en armonía con la ley de Jehová pagar a los siervos o ministros públicos por los buenos servicios que rinden o suministran. Los impuestos se usan para sostener a nuestros ministros públicos, las personas que rinden servicios que la congregación cristiana no rinde. Cómo gastan estos “siervos públicos” todo el dinero público no es responsabilidad del pagador de impuestos cristiano; es responsabilidad del siervo público. No es algo que deba preocupar a nuestra conciencia. Dios no autorizó a los que siguen en las pisadas de Cristo a entrar en el gobierno político así como no autorizó a Jesucristo su Hijo a hacerlo. Por consiguiente, en este mundo, nosotros los cristianos debemos pagar impuestos como cualquier otra persona, en vez de manejar nosotros mismos los gobiernos terrestres.
10, 11. (a) ¿Cuándo actúan como “siervos públicos de Dios” los individuos, y cuándo no? (b) A pesar del abuso de la autoridad, ¿cómo es que todavía rinden servicio los “siervos públicos”?
10 Así estos hombres mundanos descargan a los cristianos no políticos de operar gobiernos que benefician hasta a los cristianos en muchos respectos. De modo que, en un sentido relativo, tales funcionarios gubernamentales son “siervos públicos de Dios,” y cumplen un propósito provechoso para el pueblo de Dios a medida que estos cristianos buscan primero el reino de Dios y se especializan en predicarlo. Por supuesto, cuando estos “siervos públicos” no sirven, sino que oprimen; cuando llegan a ser dictadores que se autoglorifican, y cuando persiguen a los testigos cristianos de Jehová, entonces cesan de ser los siervos públicos de Dios en esos respectos. ¡Pero no en todo respecto!
11 ¿Por qué no? Porque todavía hay otros servicios que siguen rindiendo al público, servicios de los cuales se benefician los Testigos perseguidos, tales como la oficina de correos, el departamento de bomberos, el abastecimiento de agua, las escuelas, el transporte público, el mantenimiento de calles y carreteras, etcétera. De otra manera, los Testigos perseguidos no podrían existir ni sobrevivir en absoluto bajo las dictaduras y los gobiernos totalitarios. Los dictadores no sobreviven, ¡pero los testigos cristianos de Jehová sí!
12. ¿De qué sirve para con el pueblo dedicado de Jehová el que él permita a los opresores, y con qué resultado?
12 Por un tiempo Dios permite que tales dictadores y opresores totalitarios permanezcan en el puesto para probar la integridad de su pueblo dedicado; y también es una prueba de su sujeción pacífica a las “autoridades superiores” mundanas. Este aguante fiel por los Testigos perseguidos ayuda a la gente mundana a ver la sumisión de los Testigos y finalmente su inocencia. Los falsos acusadores que suscitaron la persecución son avergonzados como mentirosos maliciosos.
13. En cuanto a “autoridades superiores,” ¿qué hecho se desprende de que los testigos de Jehová no participen en política?
13 Dado que los testigos de Jehová no participan en la política ni presentan su candidatura para algún puesto político, deben dejar a los mundanos el funcionamiento de los gobiernos humanos. La voluntad de Dios es que usemos a tales autoridades superiores para nuestro bien y para promover el ministerio cristiano.
14, 15. (a) Por lo tanto, con el interés de nuestro ministerio cristiano, ¿de qué nos aprovechamos, y es esto obrar como dice en Isaías 31:1-3? (b) Si no fuera así, ¿por qué no estaríamos obligados a pagar nada de vuelta a César?
14 Con ese interés nos aprovechamos de la protección policíaca que proveen tales autoridades, o de sus bibliotecas, su sistema de transporte, sus medios de embarque, su oficina de correos, sus escuelas. Sacamos provecho de los consulados y las embajadas, para su ayuda o protección a favor de nuestras conexiones de sucursales o misionales en el extranjero. Tenemos el derecho de dirigirnos al Departamento o Ministerio de Estado y pedirle que interceda por nosotros en tierras extranjeras donde se abusa de nuestra propiedad o de nuestros representantes. Nos aprovechamos de los tribunales jurídicos y otros funcionarios públicos cuando se trata de asuntos de matrimonio y divorcio y otras cosas. Este no es un caso de ‘descender a Egipto por ayuda’ a modo de caballos y carros de guerra, es decir, con propósitos militares.—Isa. 31:1-3.
15 Si la autoridad humana de este mundo no fuera el “ministro de Dios para ti para tu bien,” no estaríamos obligados a pagar nada de vuelta a César. Cuando Jesús dijo que se pagaran los impuestos, él definidamente dijo que César no era Dios, sino que César estaba sujeto a Dios en que Dios limitaba los pagos a César de acuerdo con lo que se le debía a César. (Mar. 12:17) Mientras Dios les permite existir, César y sus gobernadores “constantemente cumplen este mismo propósito” de hacer cosas que no se les autoriza a los cristianos a hacer.
PAGANDO LO QUE SE DEBE
16. ¿A quiénes da a entender Romanos 13:7 cuando dice que se pague lo que se debe “a todos,” y qué significaría el no hacer eso?
16 En reconocimiento de los servicios públicos rendidos al pueblo de Dios, el apóstol Pablo pasa a decir: “Paguen a todos lo que se les debe [las cosas que se les deben], al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo; al que pide temor, dicho temor; al que pide honor, dicho honor.” (Rom. 13:7) Cuando Pablo dice que se pague lo que se debe “a todos,” él plenamente quiere decir los que son “siervos públicos” de Dios. Estos son los que piden impuesto, tributo, temor y honor. Los cristianos no tienen derecho de defraudarlos de lo que se les debe. El dejar de pagar lo que se les debe es ímprobo y rapaz. Los ladrones no heredan el reino de Dios ni sus bendiciones.
17. ¿Por qué no es cosa injusta sobre los cristianos el requisito de pagar impuestos, y qué revolución no hubiera ocurrido si se hubiera obedecido lo que dice Romanos 13:1-7?
17 El siervo público no es injusto al pedir el impuesto. Lo necesita para permanecer en su trabajo y para rendir sus servicios. Si oprime con impuestos, es injusto, pero la responsabilidad es suya en cuanto a lo que hace con el dinero de recargo. El impuesto debe pagarse aun si hay “imposición de impuestos sin representación.” Este fue uno de los puntos en disputa de la Revolución norteamericana de 1775-1783. Según lo que el apóstol Pablo dice aquí, la Revolución norteamericana no fue una acción cristiana. En aquel tiempo las trece colonias británicas de América del Norte afirmaban ser cristianas, y su rey era el monarca Jorge III, quien tenía el puesto de cabeza de la Iglesia Anglicana. Si las trece colonias británicas hubiesen obrado como cristianos y hubiesen obrado de acuerdo con el capítulo 13 de Romanos y hubiesen estado sujetas a las “autoridades superiores” y si lealmente hubiesen pagado los impuestos y otras cosas que se debían, no habría habido Revolución norteamericana.
18. ¿Qué posibilidad se hubiera presentado en el transcurso del tiempo a las trece colonias, y eso sin que hubiera necesidad de hacer qué en cuanto a religión?
18 Por supuesto, por otra parte, no habría habido Estados Unidos de Norteamérica hoy día. Sin embargo, las colonias hubieran conseguido estado legal de Commonwealth en la confederación británica de naciones, así como lo consiguió el Dominio del Canadá, y esto sin derramamiento de sangre. Esto no hubiera exigido que las colonias se levantaran en revuelta contra el que muchos colonos reconocían como Cabeza de la Iglesia Anglicana, Jorge III. Tampoco hubiera llegado a ser necesario que los rebeldes contra la autoridad política de Jorge establecieran una Iglesia Episcopal independiente en los Estados Unidos en 1789, la Iglesia Episcopal Protestante.
19. Razonando similarmente, ¿qué hubiera sido cierto de la Rusia moderna, y por lo tanto cómo ha mostrado la cristiandad carencia en cuanto al poder de la piedad?
19 De igual manera, si el pueblo ruso que consideraba al zar Nicolás II el patrón de la Iglesia Ortodoxa Rusa hubiese obrado como cristiano y hubiese obedecido las instrucciones apostólicas del capítulo 13 de Romanos, no habría habido ninguna Revolución rusa en 1917. No habría habido ninguna amenaza comunista hoy día por la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. Los sacerdotes y predicadores de la cristiandad siempre han enseñado que las “potestades superiores” de Romanos 13:1 (TA; Mod) son las autoridades políticas de este mundo. No obstante, la cristiandad ha sido sometida a muchas revoluciones políticas violentas con mucho derramamiento de sangre, en muchos países. En este respecto ella ha dado pruebas de estar simplemente “teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella.” (2 Tim. 3:5, Mod) Sus clérigos no están libres de culpa con respecto a todo esto.
TRIBUTO, TEMOR, HONOR
20. (a) ¿Qué da a entender Pablo al hablar del “tributo” que se debe pagar? (b) ¿Cómo se contrapesa el que no se paguen impuestos sobre propiedades religiosas a las cuales el Estado otorga exención?
20 Al decir: “al que pide tributo, el tributo,” Pablo no da a entender el pagar tributo verbal o el hacer atribuciones de alabanza. Él quiere decir pagar algo material, financiero. El tributo que se da a entender era un impuesto, apropiadamente sobre efectos o mercancías. (Mat. 17:24-27) Este tributo, como el impuesto susodicho, no tiene lugar dentro de la congregación cristiana, sino que está asociado con las “autoridades superior” mundanas. En algunos países esas autoridades no piden que se paguen impuestos sobre la propiedad de congregaciones o de iglesias, sino que conceden la exención a las organizaciones religiosas de todas las sectas. Es privilegio de la congregación valerse de esta provisión para usar todos sus fondos en direcciones religiosas. Por supuesto, algunos grupos mundanos consideran la exención de impuestos a las iglesias como una forma de unión de Iglesia y Estado. Pero si, en este caso, la congregación cristiana no paga impuestos sobre su propiedad religiosa que no es para usos comerciales, no viola el mandato del apóstol Pablo. Individualmente, sin embargo, los miembros de la congregación sí tienen que pagar el impuesto o tributo personal sobre sus mismas propiedades y efectos.
21, 22. (a) ¿Pide Romanos 13:7 que se les dé “temor” a los siervos públicos? (b) ¿Qué clase de temor es éste, y hasta qué grado llega para los cristianos?
21 De las cosas que se deben de clase material o financiera, Romanos 13:7 ahora se dirige a cosas de una clase psicológica, diciendo: “Al que pide temor, dicho temor.” ¿Significa esto temor a los siervos públicos de este mundo? Sí; porque, como el versículo tres dice: “los que gobiernan son objetos de temor” a obras malas, y el cuatro dice que si alguno hace lo que es malo debe tener miedo o estar en temor.
22 De modo que el temor que tenemos hacia tales gobernantes o siervos públicos es el temor de hacer lo que es malo por lo cual incurriríamos en su ira o venganza. Debemos mostrar temor hacia ellos por no hacer lo que es incorrecto y por ser súbditos o ciudadanos observantes de la ley. Si ha de mostrarse temor a los dueños de esclavos y a los esposos y a los jueces, a la policía y a los investigadores públicos, entonces ¿por qué no a los gobernantes políticos? (1 Ped. 2:18; 3:1, 2; 3:15; Efe. 5:33) Esto no es un temor cobarde que nos impidiera predicar el reino de Dios, sino que es una consideración apropiada o un respeto saludable para los poderes ejecutivos que pueda tener una autoridad política. Tenemos un temor al grado que puedan alcanzarse o extenderse sus poderes oficiales. Fuera de la esfera de sus poderes no tenemos que temerlos. El límite al cual pueden llegar con sus poderes es la región de esta vida, en este sistema de cosas condenado a la destrucción.
23. ¿Por qué ese temor a los siervos públicos no quita mérito de que temamos a Jehová con un corazón indiviso?
23 De modo que esto no quita mérito del que temamos a Dios con un corazón indiviso. (Sal. 86:11) Debemos temerlo en muchos más respectos que en los respectos en que hemos de temer a las “autoridades superiores” que Dios permite que existan por un tiempo. En realidad, al rendirles nuestra sujeción relativa lo estamos haciendo como a Dios, porque esto está de acuerdo con su arreglo. Queremos vivir para siempre en su nuevo mundo, donde él no permitirá que existan las presentes autoridades superiores. Por eso no queremos desagradar a Dios, pues él puede eliminarnos de la vida eterna en ese nuevo mundo al destruir nuestra alma y al rehusarnos una resurrección de entre los muertos.—Mat. 10:28.
24. ¿Por qué se debe honor a funcionarios públicos, y cómo puso Pablo un ejemplo en esto?
24 Además de temor, también se debe algo más. Romanos 13:7 dice: “Al que pide honor, dicho honor.” Este honor que se rinde a los funcionarios públicos no se debe a las personas mismas. Se debe a lo que representan en un sentido público. Un rey representa a una nación o a un imperio; un gobernador representa a un estado o a una provincia; un alcalde, a una ciudad. Esta obligación de rendir honor donde se debe nos permite dirigirnos a los funcionarios políticos por sus títulos, y no está en pugna con lo que el joven Eliú dijo en Job 32:21, 22. Cuando estuvo delante del gobernador Félix, el gobernador Festo y el rey Herodes Agripa II, el apóstol Pablo les rindió honor apropiado, ya fuera dirigiéndose a ellos por sus títulos o reconociendo buen gobierno por parte de ellos.—Hech. 24:10; 26:1-3, 24-29.
25. ¿Qué clase de honor es el que rendimos a las “ autoridades superiores,” y cómo se muestra, al compararlos, la diferencia de peso entre el honor y el temor?
25 Simplemente es un honor relativo que rendimos a las “autoridades superiores.” ¿Quién quiere que solo se le tema y se le considere con pavor? Estas autoridades no lo quieren. Pero el temor lleva más peso que un deseo de honrar. El peso relativo del temor y el honor halla una ilustración en lo que se manda en 1 Pedro 2:17: ‘Teman a Dios, honren al rey.’ El esposo cristiano honra a su esposa como un vaso más débil, el femenino; pero la esposa está bajo el mandato apostólico de temer a su esposo como su cabeza y señor. (1 Ped. 3:1, 5, 6; Efe. 5:33) Los hijos deben honrar a su padre y a su madre. (Efe. 6:1-3) La congregación cristiana ha de honrar a las viudas dignas, por medio de hacer provisión merecida para ellas. (1 Tim. 5:3) Así que no podemos evadir el rendir honor a los de fuera o dentro de la congregación.
26. ¿Qué se debe decir acerca de honrar con títulos a dignatarios religiosos de la cristiandad?
26 Pero en cuanto a honrar a los dignatarios religiosos de la cristiandad o de la judería por medio de darles sus títulos lisonjeros, debemos obedecer el mandato de Jesús: “No se llamen Rabí, porque uno solo es su maestro, entre tanto que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen a nadie su padre en la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco se llamen ‘caudillos,’ porque uno solo es su Caudillo, el Cristo.” (Mat. 23:8-10) No debemos a los dignatarios religiosos honores no cristianos.
LA DEUDA ETERNA DE AMOR
27. ¿Por qué se debe evitar el no pagar las deudas?
27 No es bueno dejar nuestras deudas sin pagar; es ímprobo y nos mete en dificultad. Al mostrar nuestra obligación a las “autoridades superiores” de este mundo, Romanos 13:8 dice: “No le deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros; porque el que ama a su semejante ha cumplido la ley.”
28. ¿Hasta qué grado aplica esto a lo que debemos a los siervos públicos?
28 Por lo tanto, no podemos retener de los gobernantes y de los siervos públicos lo que se les debe. Por los servicios gubernamentales debemos pagar justamente. Este es el grado limitado al cual podemos sostener a los gobiernos mundanos que están sobre nosotros en los diversos países. Pero no podemos quitar nada del Altísimo Dios para pagar a las “autoridades superiores,” a saber, algo que ellas no tienen derecho de pedirnos. Al imponer ellas demandas y exigencias sobre nosotros están limitadas por los mandamientos de Dios para con nosotros si estamos dedicados a hacer Su voluntad.
29. (a) ¿Qué deuda nunca podemos dejar completamente saldada? (b) ¿Por qué cosa vital no estamos endeudados a las “autoridades superiores,” y qué condición de corazón no dejaremos que ellas nos enseñen o nos obliguen a desarrollar?
29 Como cristianos deberíamos estar libres de deudas para con los gobernantes mundanos por medio de pagar prontamente nuestras obligaciones. Esto mantiene una buena conciencia cristiana. La única deuda de la que jamás deberíamos sentirnos plenamente desligados es la de amor. No estamos endeudados a las “autoridades superiores” por nuestra vida. Dios nos dio nuestra vida. Además, si hemos seguido el ejemplo de Cristo y hemos dedicado nuestra vida a Dios y hemos simbolizado esto por medio de bautismo en agua, no podemos dar nuestra vida a las autoridades mundanas. No les debemos nuestra vida. Impuestos, tributo, temor, honor—sí, pero no nuestra vida, que hemos dado a Dios como algo que se le debe. Si diéramos nuestra vida a las autoridades mundanas, ¿cómo pudiéramos cumplir nuestra deuda duradera de amar? pues solo una persona viva puede amar. Tanto el amor como el odio perecen en la muerte. (Ecl. 9:4-6) El amor es la única deuda de la que no pueden librarse los vivientes. Mientras vivamos estaremos debiendo amor a otros, a nuestro prójimo, de acuerdo con el mandato de Dios. No permitiremos que las autoridades mundanas nos enseñen o nos obliguen a odiar a otros excitándonos hasta una actitud por la cual perjudiquemos a otros.
30. El amor a nuestro prójimo cumple la ley ¿de quién, y por cuánto tiempo?
30 Las leyes de estas “autoridades superiores” mundanas desaparecerán con su destrucción en el Armagedón, pero la ley de Dios permanecerá y nos aplicará para siempre. Por eso tenemos que seguir amando. “Porque el que ama a su semejante ha cumplido la ley.” Es decir, la ley de Dios, no la ley de las “autoridades superiores.” Jesús dijo que el segundo de los mayores mandamientos de Dios, para nosotros es éste: “Debes amar a tu prójimo como a ti mismo.”—Mat. 22:35-39.
31. El incluir este asunto del amor en la consideración, ¿qué hecho muestra en cuanto a nuestra sujeción a las “autoridades superiores”?
31 Esto prueba que nuestra sujeción a las “autoridades superiores” mundanas solo es relativa, no total, y que no nos obliga al mismo tiempo a desconocer la ley de Dios. Si nos sujetáramos a tales autoridades en todo, no estaríamos obedeciendo la ley de Dios en muchos casos; sí, no estaríamos haciendo lo amoroso para con Dios o nuestro prójimo, y estaríamos violando nuestra conciencia cristiana.
32. ¿Cómo se indica en Romanos 13:9 la fuente de la ley que se da a entender aquí, y cómo limita esto nuestra sujeción a las autoridades?
32 La ley que se da a entender aquí es la ley de Jehová Dios. Esto se prueba por las palabras siguientes del apóstol Pablo: “Porque el código de ley: ‘No debes cometer adulterio, No debes asesinar, No debes robar, No debes codiciar,’ y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta palabra, a saber: ‘Debes amar a tu prójimo como a ti mismo.’” (Rom. 13:9) Por consiguiente si las “autoridades superiores” demandaran de nosotros el matar, o que participáramos con ellas en una campaña agresiva impulsada por codiciar la propiedad de otros y así robar propiedad o quitarla por la fuerza, no podríamos, sujetarnos a ellas a ese grado. Todas esas cosas son una violación directa de la ley de Dios que quiere de nosotros amor al prójimo. No obstante, durante el tiempo de combate carnal, las “autoridades superiores” exigen que los ciudadanos hagan cosas que, si hicieran estas mismas cosas durante tiempo de paz, acarrearían castigo sobre ellos por las autoridades.
33. ¿Qué evitará que cometamos y nos acarreemos de las autoridades el que mostremos amor al semejante?
33 Si amamos a nuestro prójimo o semejante, no cometeremos inmoralidad u otras violaciones de la ley que acarrearían sobre nosotros la venganza airada de los gobernantes políticos, siervos públicos, potestades superiores, autoridades superiores, y éstos no tendrían que usar su “espada” sobre nosotros.
34. Al citar aquí de la ley de Dios, ¿qué señala Pablo acerca de nuestra sujeción a las autoridades?
34 El código de ley del cual citó el apóstol Pablo antes fue el de Jehová Dios por medio de Moisés. (Éxo. 20:13-15, 17; Lev. 19:18; Mat. 22:39, 40) Al citar de él en su discusión de la sujeción, cristiana a las “autoridades superiores,” Pablo restringe el significado de tal sujeción e indica que no es ilimitada. Él quiere que sepamos que la sujeción está limitada definitivamente por la ley de Jehová Dios. Sobre todo, debemos guardar la ley de Jehová Dios.
35. Como se ilustró en la ley de Dios por medio de Moisés, ¿qué no nos permitirá hacer la ley de amor por medio de Cristo, y con qué efecto en la sujeción a las autoridades?
35 Los cristianos no están bajo la ley que fue dada por medio de Moisés, pero definitivamente están bajo la ley de amor de Dios. Dijo el Hijo de Dios a sus discípulos: “Les estoy dando un nuevo mandamiento: que se amen los unos a los otros; igual como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.” (Juan 13:34) Si el amor resume la ley de Dios que fue dada a Israel por medio de Moisés y no les permitiría a los israelitas hacerle daño a su prójimo o semejante, entonces ciertamente el mandamiento de amor de Dios dado por medio de Cristo no permitirá que los cristianos hagan lo que es incorrecto. Las autoridades superiores no tienen derecho o autoridad de parte de Dios para sujetar a los discípulos de Cristo a una campaña de odio contra otros y luego tratar de hacer que sus discípulos refuercen esta campaña de odio de manera violenta.
36. Si el amor al prójimo afecta nuestra sujeción a las autoridades, ¿qué se puede decir acerca de nuestro amor a Dios?
36 “El amor no produce mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley,” agrega Romanos 13:10. El amor es el cumplimiento de la ley de Dios. El amor obra seguramente como una fuerza que fija límites. Establece un límite en cuanto a qué grado debe aceptarse nuestra sujeción a las autoridades mundanas de parte nuestra. Si el amor a nuestro prójimo no nos dejaría sometemos a las autoridades mundanas para hacer lo que es incorrecto a nuestro prójimo, mucho menos nuestro amor a Dios, que es un amor superior.
37. ¿Qué derecho no tienen las “autoridades superiores” en cuanto al amor a Dios, y cómo es ese amor una seguridad en nuestras relaciones con ellos?
37 Las “autoridades superiores” no tienen derecho de exigir que los cristianos dedicados renuncien a su amor al prójimo. Mucho menos tienen tales autoridades el derecho de hacer ateos de nosotros y de hacer que renunciemos a nuestro amor a Dios. No tienen derecho procedente del cielo de tratar de hacernos quebrantar el principal mandamiento en el universo. Jesús dijo: “‘Debes amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.’ Este es el más grande y el primer mandamiento.” (Mat. 22:37, 38) Y como sucede con el amor al prójimo, así sucede con nuestro amor a Dios. Siempre estaremos debiéndole amor; en este respecto siempre estaremos endeudados con él. El amor a él servirá de factor de seguridad. Aun cuando nos hallemos bajo premura por “autoridades superiores” injustas y pervertidas y éstas exijan de los cristianos lo que solo le pertenece a Dios, el amor a Dios jamás nos dejará hacer lo que es incorrecto.
¿SUJECIÓN POR CUÁNTO TIEMPO?
38. ¿Por qué hay hoy mayor apremio para hacer las cosas que se han mandado, y por qué también porque es por medio del reino de Dios que viene nuestra salvación?
38 El apremio para que hagamos las cosas que se mandan en el capítulo trece de Romanos es mayor hoy que en el día del apóstol Pablo. Por lo tanto, deberíamos tomar más a pecho la razón por la cual deberíamos hacer esas cosas, como se da en las siguientes palabras de Pablo: “Hagan esto, también, porque ustedes conocen el tiempo, que ya es la hora para que despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando llegamos a ser creyentes.” (Rom. 13:11) No solo el evitar nosotros la venganza airada de la “autoridad” con su “espada,” no solo nuestra conciencia cristiana, sino también la cuestión del tiempo nos aconseja que hagamos lo que es correcto y no practiquemos lo que es incorrecto. La salvación para nosotros como testigos cristianos de Jehová está más cerca para nosotros hoy día que en el día de Pablo, o aun más cerca que cuando llegamos a ser creyentes. Esa salvación es por medio del reino de Dios, que Él estableció en los cielos en 1914 al entronizar a su Hijo real Jesucristo. Ese reino será la única autoridad gobernante en el nuevo mundo venidero. Estaremos sujetos a ella.—1 Cor. 15:24, 25.
39. (a) ¿Qué deuda al reino de Dios sobrepasa a la de las cosas que se mencionan en 1 Timoteo 2:1, 2? (b) ¿A qué punto en cuestión hemos despertado, y qué decisión hemos hecho?
39 Las “autoridades superiores” que existen al tiempo presente por permiso de Dios pueden ayudarnos a nosotros los cristianos a vivir una vida calmada y tranquila con plena devoción piadosa si no nos persiguen o si nos protegen de obstructores y perseguidores. (1 Tim. 2:1, 2) Pero no nos pueden dar salvación eterna. De modo que nuestra deuda al reino de Dios es mayor que nuestra deuda a ellas. Por eso, aun si hacen leyes contra la predicación del reino de Dios, debemos seguir predicándolo en cumplimiento de Mateo 24:14. Conocemos el tiempo, de acuerdo con el cumplimiento de la profecía bíblica, que muestra que hemos llegado al “tiempo del fin” de este sistema de cosas mundano con sus “autoridades superiores.” (Mat. 24:3-33) Hemos despertado del sueño. No estamos dormidos al principalísimo punto en cuestión del día, la soberanía universal de Dios por su reino como contra el gobierno de Satanás. Como cristianos nos hemos decidido a favor del reino de Dios, que trae salvación.
40. (a) ¿Qué día se ha acercado, y qué noche está bien avanzada ahora? (b) Por lo tanto, ¿en qué cosas de oscuridad no participamos en conexión con las autoridades?
40 “La noche está bien avanzada; el día se ha acercado. Por lo tanto, despojémonos de las obras que pertenecen a las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.” (Rom. 13:12) Desde el año 1914, el día para el reinado de mil años de Cristo se ha acercado más que nunca, y la noche del gobierno del Diablo con su visible sistema de cosas está bien avanzada. El claro sentido común exige que ahora como nunca antes no es tiempo de que estemos participando en las “obras que pertenecen a las tinieblas,” la clase de obras que personas de propensión a lo malo tratan de hacer bajo el velo de las tinieblas para evitar la venganza airada de las “autoridades superiores” que llevan la “espada.” Bajo ninguna circunstancia podríamos participar en conspiraciones políticas secretas ni en obstruir a los gobiernos que participan en conflictos para defensa propia, ni en fraguar insurrecciones y revueltas. Durante la I y II Guerras Mundiales multitudes de testigos de Jehová fueron acusados de tales conspiraciones malvadas. Sin embargo, todos los casos de tal clase más tarde se probaron falsos, por los procedimientos debidos de ley. ¿Por qué? Porque no nos metemos en la política.
41. ¿Qué dijo Pablo en cuanto a la lucha en que participamos ahora?
41 Conocemos la lucha en que participamos. No es contra sangre y carne. No es contra “autoridades superiores” humanas. El apóstol Pablo dijo: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan mantenerse firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos [espirituales], contra las autoridades [espirituales], contra los gobernantes mundiales [espirituales] de esta oscuridad, contra las inicuas fuerzas espirituales en los lugares celestiales.”—Efe. 6:11, 12.
42. Por lo tanto, ¿qué armas muestra Pablo que un cristiano está autorizado a llevar mientras está en sujeción a las autoridades, y por qué y contra qué pelean estas armas?
42 Por lo tanto no nos hallamos ante un dilema como han estado los protestantes alemanes en la Alemania Oriental comunista. (¡Despertad! del 22 de noviembre de 1960, páginas 12-15) Nos hemos puesto las “armas de la luz” espirituales para una lucha contra las tinieblas, las maquinaciones del Diablo. Esta es la clase de armas que un cristiano está autorizado a llevar mientras está “en sujeción a las autoridades superiores.” Al cristiano no se le ha instruido que lleve alguna otra clase de armas; y con estas armas no desobedece la ley de amor de Dios ni perjudica a nadie. (Rom. 6:13; 2 Cor. 6:7; 10:4) Estas armas pelean contra las tinieblas con su inmoralidad, asesinatos, robos, etc. Pelean por la iluminación de pueblos de todas las naciones, para que se pongan de parte del reino de Dios que los habrá de bendecir.
43, 44. (a) ¿Cómo debemos conducirnos, y así con quiénes evitamos meternos en conflicto? (b) Por esa clase de conducta, ¿a quién agradamos sin falta, y qué cosa no ponemos en peligro?
43 Que éste es el propósito de estas “armas de la luz” se aclara por las siguientes palabras del apóstol: “Como de día andemos decentemente, no en diversiones tumultuosas y borracheras, no en ayuntamiento ilícito y conducta relajada, no en contienda y celos. Antes bien pónganse al Señor Jesucristo, y no estén haciendo planes con anticipación para los deseos de la carne.”—Rom. 13:13, 14.
44 Al andar decentemente como de día cuando las autoridades del país y todos los demás nos pueden ver, no nos metemos en conflicto con las “autoridades superiores,” porque no quebrantamos sus leyes que piden conducta buena, pacífica y moral. Ciertamente dado que no podríamos agradar a las autoridades terrestres si obráramos de manera contraria a tales leyes, mucho, menos podríamos agradar al Dios Altísimo al proceder así. Sin embargo, al andar decentemente como de día merecemos la alabanza de las “autoridades superiores” que llevan la espada, y no traemos oprobio sobre nuestro Dios ni sobre su verdad ni sobre su congregación. Tampoco ponemos en peligro nuestra salvación por el reino del Dios Todopoderoso.
45. ¿Cómo afectará a nuestra posición en cuanto a las cosas de la oscuridad el que nos ‘pongamos al Señor Jesucristo,’ y para usar qué instrumento contra nosotros no daremos razón alguna?
45 Cuando Jesús estuvo en la Tierra, no se asoció con las cosas de las tinieblas, las diversiones tumultuosas, borracheras, ayuntamiento ilícito, conducta relajada, contienda y celos o cosas que los hombres hacen cuando ceden a los deseos de la carne y voluntariosamente hacen planes con anticipación para satisfacer estos deseos. Por eso si nos ‘ponemos al Señor Jesucristo’ y desplegamos a la gente una semejanza a él, nos mantendremos alejados de tales cosas de las tinieblas. Por nuestra propia causa, por causa de nuestros hermanos cristianos, pelearemos contra tales cosas con las “armas de la luz.” Así adornaremos las buenas nuevas del reino de Dios que predicamos. En este respecto en particular, no daremos ninguna razón verdadera para que las “autoridades superiores,” a las cuales todavía estamos sujetos, usen su “espada” contra nosotros.
46, 47. (a) ¿Por cuánto tiempo continuaremos sujetos a las “autoridades que existen,” y cómo? (b) Así, ¿qué nos ayuda a mantener nuestra sujeción por causa de la conciencia, como en el caso del profeta Daniel?
46 En obediencia al capítulo trece de Romanos, continuaremos sujetos a las “autoridades que existen” hasta que sean destruidas en la guerra universal venidera del Armagedón. Nos sujetaremos a ellas prescindiendo del partido político que tenga el poder del puesto o de cualquier grupo político que pueda por la fuerza introducirse en el puesto.
47 De esta manera nuestra sujeción de nosotros mismos por causa de la conciencia a las “autoridades que existen” nos ayuda a mantener nuestra neutralidad cristiana para con las campañas y batallas políticas de todas las naciones de este mundo. Somos como el profeta Daniel, que no se opuso sino que se sujetó a los conquistadores medopersas Darío y Ciro después que ellos derrocaron a la Babilonia inicua.—Dan. 5:26 a 6:5.
48. (a) Por lo tanto, como neutrales cristianos, ¿en qué cosas no participaremos? (b) En el nuevo mundo de Dios, ¿qué dificultades no habrá para los que amorosamente se sujeten?
48 Como neutrales cristianos no participaremos en rebeliones, chusmas, anarquía u otro desorden público. Aun en la venidera batalla del Armagedón no levantaremos una sola mano contra las “autoridades que existen” para apresurar su destrucción. Dejaremos que Dios, la Fuente de toda autoridad, quite el dominio de las “autoridades que existen” y las reemplace completamente con el reino legítimo de su Hijo Jesucristo. (2 Cró. 20:15-17; Dan. 2:44) Entonces, en el nuevo mundo de Dios, no habrá ninguna dificultad entre la conciencia cristiana y la sujeción al Rey Jesucristo, porque “ángeles y autoridades y potestades fueron sujetados a él.” (1 Ped. 3:22) Bendiciones eternas lloverán desde el cielo sobre todos los hombres en la Tierra paradisíaca que amorosamente se sujeten al Rey de acuerdo con la voluntad de Dios y en apoyo de su arreglo perfecto.