“La señal del Hijo del hombre”
SEÑALES nos rodean en nuestro mundo moderno. En ciudades y en distritos rurales, en las calles y en las carreteras, en edificios y hogares, nos dan instrucciones, consejo, o advertencias, y anuncian o identifican la presencia de personas, cosas, cualidades o condiciones que por lo general no vemos inmediatamente. Un letrero sencillo en el frente de una casa es una señal para nosotros de que determinadas personas viven allí, aunque quizás no las veamos. Una señal de “calavera y huesos cruzados” en la etiqueta de una botella nos dice que el contenido, que vemos, posee una cualidad venenosa, que no vemos.
Las señales pueden ser sumamente útiles, pero solo si entendemos el significado de ellas. Si las leemos incorrectamente, podrían conducirnos al error, confusión, accidente o hasta desastre. Por eso, una definición de la palabra “señal” es: Una palabra que significa, representa, designa, o denota algo para un intérprete.
Hoy en día hay una señal que es de la importancia más elevada para toda persona en la Tierra. El que nosotros la veamos, la entendamos correctamente y obremos de acuerdo con ella rápidamente significará la diferencia entre la vida y la muerte para cada uno de nosotros. ¿Cuál es esta señal? ¿Dónde puede verse? Y, ¿cómo debería leerse?
LA SEÑAL MÁS VITAL
Cristo Jesús se refirió a esta señal cuando dijo: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.” (Mat. 24:30) ¿Por qué no abre su ejemplar de la Biblia en este capítulo y lee los versículos precedentes y ve el marco de circunstancias para esta declaración? Al hacerlo, hallará que forma parte de la gran profecía de Jesús sobre la “conclusión del sistema de cosas” (“fin del mundo,” VA) y el tiempo para anunciar “buenas nuevas del reino” y su establecimiento. Esto nos da la clave para entender “la señal del Hijo del hombre.”
Como se registra en el versículo quince de este capítulo Jesús acababa de referirse al profeta Daniel, y de las expresiones que entonces usó con referencia a la “señal,” no hay duda de que Jesús se estaba refiriendo a la visión profética que se registra en Daniel 7:13, 14: “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡vea allí! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien semejante a un hijo de hombre; y consiguió acceso al Anciano de Días, y lo hicieron subir cerca aun delante de Aquél. Y a él le fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguas, todos, le sirvan aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y su reino uno al que no se le reducirá a ruinas.”
El “Anciano de Días” es el Dios de la eternidad, Jehová. (Sal. 90:2) Es el Soberano Universal, la fuente de todo derecho para gobernar. El “semejante a un hijo de hombre” es Cristo Jesús, como él mismo indicó en Juan 3:13-15 y Lucas 22:66-69. ¿Qué se muestra que está sucediendo aquí a lo que Jesús pudo referirse como “la señal del Hijo del hombre”? Es el acto del Hijo de Dios de recibir autoridad de su Padre Soberano para gobernar en un reino eterno. Este acontecimiento efectuó el establecimiento o ‘nacimiento’ de su gobierno real. (Vea también Revelación 12:1, 2, 5, 10.) No deje de notar, por favor, que este suceso tiene lugar, no en los cielos de la atmósfera de la Tierra, sino en los cielos invisibles de la presencia de Jehová Dios. Al debido tiempo, el Hijo de Dios, que había estado esperando a la diestra de su Padre, entraría en pleno poder y plena autoridad reinantes, obedeciendo el mandato de su Padre: “Ve sojuzgando en medio de tus enemigos.” (Sal. 110:1, 2; Heb. 10:12, 13) Otras profecías de la Biblia y los hechos en cumplimiento, considerados frecuentemente en las columnas de esta revista, muestran que este suceso tuvo lugar en el año 1914 E.C.
CÓMO SE VE LA SEÑAL
¿Por qué, entonces, quizás pregunte usted, dijo Jesús que la señal ‘aparecería’ en el cielo y que todas las tribus de la Tierra ‘verían al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria’? ¿Por qué no hemos visto a Cristo Jesús en un retorno glorioso? ¿No es eso lo que ha de esperarse en vista de la declaración en Revelación 1:7: “¡Miren! Viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que lo traspasaron; y todas las tribus de la tierra se golpearán en desconsuelo a causa de él”?
Un comentario útil a este respecto se halla en A Greek-English Lexicon por Liddell y Scott. Concerniente a la palabra griega para ‘ver’ que se usa en Mateo 24:30 y Revelación 1:7, su léxico (tomo 2, página 1245a) alista esto como uno de los significados: “Metafóricamente, . . . de visión mental, discernir, percibir.” Sí, la Biblia no solo habla de ver con nuestros ojos sino también de ver con nuestra mente y con nuestro corazón. Póngase a pensar acerca de las palabras de Romanos 1:20, que nos dicen: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad.” Note que con la mente podemos percibir o ver cosas que positivamente son invisibles a los ojos humanos, en este caso las cualidades invisibles de Dios.
Por eso, tocante a “la señal del Hijo del hombre,” preguntamos: ¿Con qué ojos vio Daniel primero esta señal profética? ¿No fue en “visiones de su cabeza” y así con el ojo de la mente más bien que con el ojo carnal? (Dan. 7:1) Fue en una visión semejante que el apóstol Juan fue transportado hacia el futuro lejano y dijo: “Vi, y, ¡miren! una nube blanca, y sobre la nube alguien sentado semejante a hijo de hombre, con una corona de oro sobre su cabeza y una hoz aguda en su mano.” (Rev. 14:14) Puesto que “la señal del Hijo del hombre” tuvo lugar en las cortes celestiales, solo es con los ‘ojos del corazón de aprecio’ que “todo ojo . . . verá” a este rey instalado, Cristo Jesús.—Efe. 1:18.
Pero, ¿qué hay en cuanto al uso de “nubes” en todos estos textos? ¿No colocaría eso a la “señal” dentro de la atmósfera de la Tierra, donde se forman y flotan nubes literales y por consiguiente dentro del alcance de la vista humana? Eche otro vistazo al capítulo siete de Daniel, donde se presentó primero la “señal.” ¿Ve usted cómo Daniel usa simbolismos por medio de los cuales se representan los gobiernos mundiales como “bestias” que salen del “mar”? (Dan. 7:2, 3) Por eso, también, en el versículo 13 usa “nubes” de modo figurativo para contrastar con el “mar” simbólico y así mostrar la situación celestial donde la autoridad se da al “Hijo del hombre” por medio de la cual gobierna y aplasta a los gobiernos bestiales que ha producido el mar de la humanidad.—Compare Revelación 13:1-3 y 17:15.
En la Biblia, las nubes son los acompañamientos del “poder y gran gloria” que Jesús mencionó en Mateo 24:30, y también son simbólicas de invisibilidad. (1 Rey. 8:10–12) En el monte Sinaí fue en nubes y con trueno y relámpago que Jehová Dios “se encontró” con Moisés, y ni Moisés ni el pueblo que estaba abajo vieron a Dios con sus ojos carnales. (Éxo. 20:21; 24:18; 33:20; Deu. 4:11, 12) Asimismo, cuando el Hijo de Dios, Cristo Jesús, se despidió de sus apóstoles y comenzó su ascensión a los cielos de la presencia de Dios, el registro en Hechos 1:9 nos dice: “Estando ellos mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” Así la nube lo quitó de la vista literal de ellos pero, el día del Pentecostés, Jehová Dios les abrió el entendimiento para que percibieran que Jesús había ascendido hasta la diestra de Dios. (Hech. 2:33-35) Puesto que los ángeles, que estaban de pie al lado de ellos al tiempo que Cristo comenzó su ascensión, les dijeron a los discípulos que Jesús ‘vendría así de la misma manera,’ podemos estar seguros de que su ‘venida sobre las nubes’ será invisible a los ojos carnales y será percibida solo con los ‘ojos del corazón.’ Como su Padre, Jesús ahora “mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.”—Hech. 1:11; 1 Tim. 6:15, 16.
LEYENDO LA SEÑAL CON ENTENDIMIENTO
¿Qué significa esta “señal” para usted, sí, para toda persona que vive hoy en día? El facultar a Cristo Jesús, el “Hijo del hombre,” con “gobernación y dignidad y reino” significa que “pueblos, grupos nacionales y lenguas, todos, le sirven aun a él.” (Dan. 7:14) El hacerlo significará la vida bajo un gobierno perfecto con todos los magníficos beneficios que procederán de tal gobierno. La “señal” también indica el grave peligro de no lograr servir anuentemente a ese reino. Mientras que el reino del “Hijo del hombre” será “eterno” y ‘nunca será reducido a ruinas,’ los reinos y gobiernos de la Tierra, a los que estas personas de todos los grupos nacionales y lingüísticos han servido, se enfrentan a la destrucción total.—Vea Daniel 2:44.
Cuán providencial es para todos nosotros, entonces, que esta “señal” del Rey instalado en los cielos invisibles, más allá del poder de nuestra visión humana, haya sido hecha evidente por todavía otra señal, una que sí se ve por los ojos humanos. Esta señal visible sigue y resulta de la invisible “señal del Hijo del hombre,” puesto que se compone de los muchos acontecimientos y condiciones que predijo la Biblia que seguirían y resultarían del establecimiento del gobierno del Reino de Cristo. Por lo tanto, es una señal compuesta, y el aparecimiento de todos estos acontecimientos y condiciones así “indicaría” esa señal visible y abriría los ojos de sus lectores para percibir que la ‘señal del Hijo del hombre ha aparecido en el cielo.’ Sí, gritarían el anuncio: ¡Cristo Jesús está gobernando ahora!
Lea usted mismo la descripción de los múltiples rasgos y detalles de esta señal compuesta que Jesús dio en Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21 y Revelación 6:1-8, la cual incluye guerras globales, escaseces de alimento por todas partes, pestes, terremotos en muchos lugares, aumento del desafuero, inquietud y temor del futuro y una predicación por toda la Tierra de las “buenas nuevas del reino” por personas que serían perseguidas en todas las naciones. Esa señal compuesta no solo es visible en esta generación desde 1914; es ineludible. Usted se enfrenta a ella cada vez que lee el periódico, su sonido se oye a través de toda transmisión de noticias en su radio o televisión, está todo en derredor de usted al pasar por cada día de su vida prescindiendo de dónde viva.
Por medio de esta señal visible, compuesta, más de un millón de personas en todas partes del globo terráqueo hoy en día reconocen que han podido ‘ver’ “la señal del Hijo del hombre” y reconocer su significado. Han presenciado la manera en que la evidencia se ha amontonado año tras año por más de medio siglo, evidencia que testifica del hecho de que en el año 1914 “la señal del Hijo del hombre” apareció en el cielo. Por lo tanto, son diferentes de los fariseos y saduceos del primer siglo a quienes Jesús dijo: “Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar.” (Mat. 16:3) Usted también puede ser ayudado a ver y leer el significado de las “señales de los tiempos” por medio de estudio personal de las profecías bíblicas y por medio de comparar éstas con los acontecimientos de nuestro día.
Comprendiendo que Cristo Jesús ha recibido autoridad real y ha comenzado su gobierno y que el fin de los sistemas mundanos de gobierno se acerca más y más, los que obran en respuesta a la importancia de “la señal del Hijo del hombre” ahora se someten al gobierno del Reino de Cristo y ponen ese reino en primer lugar en su vida. (Mat. 6:33) Se regocijan por servir como testigos de Jehová Dios y atraen la atención a esta “señal” en una grandiosa campaña de publicidad que ha alcanzado a 197 países e islas del mar. Por medio de ellos le ha llegado a usted esta revista.
Vendrá el día cuando “todo ojo” deba ver esta “señal,” como indica Revelación 1:7. Por desgracia para la mayoría, esto será en la ocasión descrita en 2 Tesalonicenses 1:7-9: “En la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” Las personas que ahora rehúsan abrir su mente y corazón a fin de ‘ver’ la “señal del Hijo del hombre,” o que insisten en dar una razón incorrecta por las evidencias que la señalan, serán obligadas a reconocer la presencia de Cristo Jesús como rey reinante cuando obre para destruir a tales personas en la guerra del Armagedón. Jesús dijo que, para tales personas de “todas las tribus de la tierra,” la señal no producirá gozo sino solo ‘lamento’ y un ‘golpearse en desconsuelo.’ Para ellas únicamente significará desastre.—Mat. 24:30; Rev. 1:7; 16:16.
Por causa de su propia vida, deje que sus ojos de entendimiento se enfoquen sobre esta “señal” vital. Con la ayuda de la Palabra de Dios léala correctamente, y déjela que lo guíe a ‘obedecer las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús,’ el Hijo del hombre, y a ‘servirle aun a él.’ Entonces la “señal” significará vida para usted.