¿Es usted persona deseable?
EL MUNDO tiene sus propias normas por medio de las cuales juzgar si una persona es deseable o no. A menos que usted sobresalga en la política o en los deportes, en el arte, en las riquezas o en el campo de la diversión, no es probable que el mundo lo considere muy deseable. Pero no deje que eso le preocupe. Cuando Jesucristo, el Hijo de Dios, estuvo en la Tierra, los hombres no lo consideraron deseable.—Isa. 53:2.
Lo que vale no es que usted sea deseable a los hombres, sino que usted sea deseable a su Creador, Jehová Dios. Pero, ¿puede una criatura humana débil e imperfecta realmente parecer deseable al magnífico Creador del universo? Ciertamente puede.
Si esa idea le parece rara a usted, entonces note lo que la Biblia, citando a un ángel de Dios, dice acerca del profeta Daniel: “Oh Daniel . . . yo mismo he venido a dar informe, porque eres alguien muy deseable.” “Oh Daniel, hombre muy deseable.” “No tengas miedo, oh hombre muy deseable.” (Dan. 9:22, 23; 10:11, 19) Así, a Daniel se le describe tres veces no solo como deseable, sino “muy deseable.”
¿Qué fue lo que hizo a Daniel una persona muy deseable a los ojos de Dios? No fue su apariencia personal, ni fue su erudición, aunque tuvo una educación muy esmerada. Dios no juzga por la apariencia exterior, sino por el corazón. Aclaró esto cuando en una ocasión le dijo a su profeta Samuel: “No de la manera que el hombre ve es la manera que Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.” Daniel tenía un buen corazón.—1 Sam. 16:7.
El buen corazón de Daniel se manifestó en su genuina honradez, en su probidad. Aunque ocupaba un puesto gubernamental muy encumbrado, no lo explotó para provecho egoísta. En vano trataron sus enemigos envidiosos de hallar alguna ocasión contra él, pues leemos: “No había pretexto ni cosa corrupta alguna que pudieran hallar, puesto que él era digno de confianza y no se hallaba en él ninguna negligencia o cosa corrupta.” (Dan. 6:4; Pro. 4:23) Si queremos ser personas a quienes Dios halle deseables, nosotros, también, tenemos que guardar nuestro corazón y vivir irreprochablemente.
Otra manera en la cual Daniel sin duda se hizo muy deseable a Dios fue alabando a Dios. Le interesaba intensamente el nombre de Dios. Cuando Dios contestó su oración revelándole el sueño de Nabucodonosor y su interpretación, Daniel dijo: “Que el nombre de Dios llegue a ser bendito de tiempo indefinido aun a tiempo indefinido, porque la sabiduría y el poderío... porque pertenecen a él.” Y cuando le contó a Nabucodonosor el sueño y su significado, Daniel dio énfasis al hecho de que solo era Dios el que podía revelar estas cosas. Daniel también abogó por la liberación de su pueblo usando como base para ello el nombre de Dios.—Dan. 2:20, 28; 9:19.
Además, es patente que Daniel ‘en todos sus caminos tomaba en cuenta a Jehová.’ (Pro. 3:6) Una de las maneras en que hizo esto fue mediante sus oraciones. Cuando afrontó la amenaza de ejecución si no podía interpretar el sueño de Nabucodonosor, lo primero que Daniel hizo fue dirigirse a Dios en oración. (Dan. 2:18) Y Daniel continuó fiel en su orar aun a riesgo de su vida. Ciertamente esto lo hizo muy deseable a la vista de Dios.—Dan. 6:10, 11.
Si queremos ser personas deseables a Jehová también tenemos que interesarnos intensamente en la honra y el nombre de Dios y apreciar el privilegio precioso de la oración. Como nos aconseja el apóstol Pablo, debemos ‘persistir en la oración’ y ‘orar incesantemente.’—Rom. 12:12; 1 Tes. 5:17.
Daniel también se hizo deseable a Jehová por confiar plenamente en Él. Jehová Dios tiene en gran estima a las criaturas suyas que hacen esto. La confianza que Daniel tenía en Jehová era tal que estuvo dispuesto a arriesgarse a ser arrojado al foso de los leones. Y debido a que Daniel confió en Dios, Dios lo libró, como leemos: “Daniel fue alzado del foso, y no se halló ningún daño en él, porque había confiado en su Dios.”—Dan. 6:23.
De manera semejante, si su deseo es que Jehová Dios lo halle deseable, usted tiene que confiar en él aunque su vida esté amenazada. Como lo expresa el apóstol Pablo, usted debe tener una actitud de buen ánimo al decir: “Jehová es mi ayudante; no tendré miedo. ¿Qué puede hacerme el hombre?”—Heb. 13:6.
Si su manera de proceder en la vida es irreprochable, si se interesa intensamente en alabar a Jehová y honrar su nombre, si toma en cuenta a Dios en todos sus caminos, persistiendo en la oración, y si usted confía tanto en Dios que no teme lo que el hombre pueda hacerle, entonces usted, también, llegará a ser una persona verdaderamente deseable a Dios. Y así se le podrá contar entre las “cosas deseables” a las cuales se refiere Dios al decir: “‘Y ciertamente meceré todas las naciones, y las cosas deseables de todas las naciones tienen que entrar; y ciertamente llenaré esta casa de gloria,’ ha dicho Jehová de los ejércitos.”—Ageo 2:7.
Hoy, como resultado de predicar estas buenas nuevas del reino de Dios en todo el mundo, se puede decir que Jehová Dios está meciendo a las naciones. El mensaje de que los juicios de Dios pronto se ejecutarán en ellas les causa consternación a las naciones. Pero, al mismo tiempo, esta predicación está haciendo que los amadores de Dios que son de corazón sincero y honrado se manifiesten como “cosas deseables.” De hecho, por sacudimiento están siendo sacados de las naciones, y están siendo recogidos en la congregación cristiana. A medida que se ponen de parte de Jehová y su reino se puede decir que están llenando de gloria la casa de Jehová, tal como predijo el profeta.
El acelerar esta mecedura de todas las naciones para que todas las “cosas deseables” sean libertadas es uno de los propósitos principales de la revista que usted está leyendo ahora. Los testigos de Jehová de su comunidad están dispuestos a suministrarle más ayuda para que usted se encuentre entre las “cosas deseables.” ¡Oh qué magnífico es ser juzgado deseable por Dios! Significará granjearse su favor y conseguir vida. Como dice la Biblia: “Estar bajo su buena voluntad es por toda la vida.”—Sal. 30:5.