Superintendentes en tiempos apocalípticos
“La revelación por Jesucristo, que Dios le dio.”—Apo. 1:1.
1. ¿De qué manera estamos viviendo en tiempos apocalípticos?
NOS hallamos en tiempos apocalípticos. Es decir, vivimos en tiempos y en circunstancias que fueron representados para nosotros de antemano en el último de los sesenta y seis libros de La Santa Biblia llamado El Apocalipsis o La Revelación.
2. Según este libro apocalíptico, ¿para qué felicidad es tiempo ahora?
2 La apertura de este libro apocalíptico dice: “La revelación por Jesucristo, que Dios le dió, para manifestar a sus esclavos las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco. Y envió su ángel y la presentó en señales por medio de él a su esclavo Juan, quien dió testimonio de la palabra que Dios dió y del testimonio que Jesucristo dió aun de todas las cosas que vió. Feliz es el que lee en voz alta y los que oyen las palabras de esta profecía, y que observan las cosas escritas en ella; porque el tiempo señalado está cerca.” (Apo. 1:13) ¿Hay quien quiera ser feliz en estos tiempos apocalípticos? Entonces que lea para sí mismo o lea en voz alta a otras personas las palabras de esta profecía. O, si él mismo no la lee, que escuche la lectura y luego de manera inteligente observe las cosas escritas en este libro profético. Ahora es el tiempo para esta felicidad.
3. ¿Quién fué el Juan mencionado aquí, y a quiénes había de escribir?
3 El Juan mencionado aquí era un siervo o esclavo de Jesucristo. Él no hace gala del hecho de que era un esclavo cristiano que ocupaba el puesto de uno de los “doce apóstoles del Cordero.” (Apo. 21:14) Como esclavo recibió instrucciones de escribir a ciertas congregaciones que estaban en lo que ahora es la Turquía asiática. De modo que él mismo se presenta así: “Juan a las siete congregaciones que están en la provincia de Asia.”—Apo. 1:4.
4. ¿Dónde estaba Juan entonces, y a quiénes había de escribir especialmente?
4 En aquel entonces Juan se hallaba en la isla prisión de Patmos, sufriendo a manos del gobierno romano de César a causa de ser un cristiano fiel. (Apo. 1:9) La isla de Patmos se hallaba a unos doscientos cuarenta kilómetros del puerto de Éfeso, y por consiguiente no lejos de las otras seis ciudades donde había congregaciones a las cuales se le dijo a Juan que escribiese. En ese tiempo es muy posible que Timoteo el hijo de Eunice haya sido un superintendente entrado en años en la congregación de Éfeso. Se le dijo a Juan que escribiera especialmente a los superintendentes.
5. ¿Con qué apóstol estuvo asociado Timoteo, y con cuáles superintendentes tuvo este apóstol una reunión especial de despedida?
5 En los días de su juventud Timoteo fué un compañero allegado del apóstol Pablo. Pablo asoció a Timoteo consigo en varias cartas suyas escritas a diferentes congregaciones, por ejemplo, en una carta escrita a la congregación de Filipos, Grecia: “Pablo y Timoteo, esclavos de Cristo Jesús, a todos los santos en unión con Cristo Jesús que se encuentran en Filipos, junto con los superintendentes y los siervos ministeriales.” (Fili. 1:1) De modo que esos superintendentes y siervos ministeriales de la congregación conocían a Timoteo. En la última travesía de Pablo a Jerusalén en el Medio Oriente su barco se detuvo en el puerto de Mileto, cerca de Éfeso. Desde allí Pablo llamó a los superintendentes de Éfeso, no incluyendo entonces a Timoteo. Vinieron ellos, todos ellos hombres de mayor edad de la congregación de Éfeso. Pablo les pronunció un solemne discurso de despedida, exactamente como lo haría quien era superintendente de ellos. Pablo dijo a estos superintendentes:
6. Según Hechos 20:17-28, ¿qué dijo a aquellos superintendentes?
6 “Yo no me retraje de decirles cosa alguna que fuera de provecho ni de enseñarles públicamente y de casa en casa. Pues yo testifiqué cabalmente tanto a judíos como a griegos acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús. Y ahora, . . . sé que todos ustedes entre quienes anduve predicando el reino [de Dios] no me verán más la cara. Por eso los llamo para que sean testigos este mismo día de que yo estoy limpio de la sangre de todos los hombres, porque no me he retraído de decirles a ustedes todo el consejo de Dios. Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre quienes el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para apacentar a la congregación de Dios, que él compró con la sangre del [Hijo] suyo.”—Hech. 20:17-28; Diaglott; Ro; Schonfield.
7. ¿Cuánto tiempo había predicado Pablo en Éfeso, y no obstante quién dijo él que había nombrado a los superintendentes de aquel lugar?
7 Por más de dos años Pablo había predicado el reino de Dios públicamente y de casa en casa en Éfeso y había edificado la congregación cristiana allí. Sin embargo, Pablo no dijo a los superintendentes de ella que él los había constituído superintendentes o que él los había colocado en este puesto de superintendencia o supervisión de los asuntos de la congregación. Pablo negó que tuviese el poder de colocarlos sobre el rebaño de las ovejas cristianas. Dijo que el espíritu santo de Dios los había hecho superintendentes para que apacentaran a la congregación o rebaño de Dios. ¿Cómo fué eso?
8. ¿Qué es este espíritu santo, y qué dijo Pedro acerca de este espíritu en el día del Pentecostés?
8 Esto no quiso decir que el espíritu santo de Dios es una persona espiritual, la tercera persona de una llamada Santa Trinidad compuesta del Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, tres personas en un solo Dios y las tres iguales en poder y gloria. ¡Nada de tal desatino! La Biblia claramente muestra e ilustra que el espíritu santo es una fuerza activa invisible. Proviene de Dios y obra directamente sobre su Hijo Jesucristo. Luego por medio de su Hijo celestial obra sobre otras personas o cosas con el fin de realizar la voluntad y propósitos de Dios. Por ejemplo, en el día festivo del Pentecostés, cincuenta días después que Jesús fué resucitado de entre los muertos y diez días después de regresar al cielo, el espíritu santo fué derramado sobre la congregación cristiana en Jerusalén. El apóstol Pedro explicó el milagro que sucedió diciendo a la muchedumbre de judíos sorprendidos: “A este Jesús Dios resucitó, del cual hecho todos nosotros somos testigos. Por eso, debido a que fué exaltado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen.” El rey David no había ascendido al cielo para derramar ese espíritu, pero Jesús; descendiente y Señor de David, sí había ascendido al cielo. (Hech. 2:32-36) Por eso, entonces, al hacer a los hombres de mayor edad de Éfeso superintendentes el espíritu santo no era una persona espiritual que actuaba por su propia cuenta como igual a Dios y a su Hijo Jesús.
9. ¿Qué clase de fuerza es el espíritu santo, y de qué fuente sale, y por medio de quién, y con qué resultados?
9 Si el espíritu santo no es una persona celestial, sino simplemente la fuerza activa invisible procedente de Dios por medio de Jesucristo, ¿cómo nombró a esos hombres de mayor edad de Éfeso superintendentes del rebaño de Dios? El espíritu santo no es una fuerza desenfrenada que funcione a ciegas. Es una fuerza dirigida. Para nombrar a los superintendentes efesios fué enviada desde Jehová Dios como fuente suya. El primer agente o intermediario por medio del cual funcionó desde el cielo fué el Señor Jesús que está a la diestra de Dios. En el día del Pentecostés su funcionamiento fué acompañado de un “ruido exactamente igual al de una brisa impetuosa y fuerte” y de “lenguas como si fueran de fuego” visibles que se asentaron en la cabeza de cada uno de los 120 discípulos cristianos a quienes vino, para llenarlos y hacerlos hablar en idiomas que jamás habían aprendido. (Hech. 2:1-16) Igual que el viento u ondas de radio, la fuerza activa de Dios era invisible, pero lo que produjo se pudo ver y oír.
10. Por medio del funcionamiento del espíritu en el Pentecostés, ¿qué fueron constituídos los apóstoles, y cómo llegó a ser Saulo de Tarso un apóstol con ellos?
10 Al llenar a Pedro y a los otros apóstoles de Jesucristo y al hacerlos enseñar las cosas fundamentales de la creencia cristiana el espíritu santo estaba, en realidad, haciendo a esos apóstoles “piedras de fundamento” de la Nueva Jerusalén y superintendentes principales de la congregación cristiana. (Apo. 21:14) Más tarde Saulo de Tarso fué convertido al cristianismo, fué bautizado y fué “lleno de espíritu santo,” y llegó a ser el apóstol Pablo para reemplazar al infiel Judas Iscariote. Como está escrito, en el Salmo 109:8, concerniente a este infiel superintendente apostólico: “Que otro hombre tome su puesto de superintendente.” (Hech. 1:20; 9:17, 18) Muy apropiadamente, el duodécimo apóstol del Cordero al referirse a sí mismo escribió: “Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni por medio de un hombre, sino por medio de Jesucristo y Dios el Padre, quien lo levantó de entre los muertos.”—Gál. 1:1.
INTERMEDIARIOS HUMANOS
11. ¿Hubo un intermediario humano para el espíritu en su actividad conectada con los apóstoles y Cornelio, y qué hay de otros superintendentes?
11 En el día del Pentecostés y también en la conversión del centurión italiano Cornelio más de tres años después no hubo ningún hombre como intermediario para la actividad del espíritu santo. El Señor Jesús en el cielo lo derramó directamente sobre sus apóstoles y sobre Cornelio y sus compañeros que creyeron. Pero en el caso de otros superintendentes se han usado intermediarios humanos para la actividad del espíritu santo.
12. ¿Por qué medios fueron enviados Pablo y Bernabé como misioneros desde Antioquía, y cómo?
12 Observe la acción del espíritu santo de Dios al tiempo de enviar a Pablo y Bernabé como misioneros desde Antioquía en Siria. Pablo y Bernabé se contaban entre cinco profetas y maestros de la congregación de ese lugar. Entonces por algún medio no descrito se hizo que el espíritu santo transmitiera sonido, habla humana, exactamente igual a como actúan las ondas de radio en un aparato receptor de radio. “Mientras estaban ministrando públicamente a Jehová y ayunando, el espíritu santo dijo: ‘De todas las personas apártenme a Bernabé y Saulo para la obra a que los he llamado.’ Entonces ayunaron y oraron y les impusieron las manos y los dejaron ir.” Dado que los hombres representativos de la congregación de Antioquía les impusieron las manos a esos dos, ¿se dice necesariamente que fueron hechos misioneros por los hombres que les impusieron las manos? No; la acción de esos hombres sólo fué incidental y para mostrar que obraban por el espíritu de Dios al apartar a los dos misioneros. Se destaca el hecho de que fueron hechos misioneros por el espíritu santo, pues la Biblia, al seguir el relato, dice de los dos misioneros: “De consiguiente estos hombres, enviados por el espíritu santo [no por hombres de Antioquía], descendieron a Seleucia, y desde allí navegaron hasta Chipre. Y cuando llegaron a estar en Salamina comenzaron a publicar la palabra de Dios.”—Hech. 13:15.
13. ¿Cómo se hizo el nombramiento de superintendentes en Antioquía en Pisidia, y cómo fué hecho Timoteo superintendente con facultad de hacer nombramientos?
13 En ese viaje misional Pablo y Bernabé comenzaron varias congregaciones cristianas. Hombres de mayor edad espiritualmente fueron hechos superintendentes de dichas congregaciones. ¿Cómo? Mediante el espíritu santo, pero por medio de Pablo y Bernabé como intermediarios. En prueba de esto leemos acerca de su acción en Antioquía en Pisidia: “Además, ellos les nombraron hombres de mayor edad para los puestos en la congregación y, ofreciendo oraciones con ayuno, los encomendaron a Jehová de quien se habían hecho creyentes.” (Hech. 14:23) Después Timoteo llegó a ser un compañero de viaje y colaborador del apóstol Pablo. Después de desarrollarse plenamente de manera espiritual, Timoteo fué hecho superintendente con facultad de actuar para nombrar a otros hombres maduros como superintendentes y siervos ministeriales en la congregación de Éfeso y en otras partes. Pero, ¿qué condujo a que Timoteo llegara a ser tal superintendente, sobrestante o veedor especial? La acción del espíritu de Dios por medio de Pablo. En sus dos cartas a Timoteo Pablo lo describe de este modo: “No descuides el don que está en ti el cual te fué dado por medio de una predicción [la cual predicción sería por el espíritu] y cuando el grupo de hombres de mayor edad te impuso las manos.” (1 Tim. 4:14) Se ve que Pablo mismo se destacaba entre esos hombres de mayor edad, pues él escribió además a Timoteo: “Te recuerdo que agites como un fuego el don de Dios que por la imposición de mis manos está en ti. Porque Dios no nos dió un espíritu de cobardía, sino de poder y de amor y de mente sana.” (2 Tim. 1:6, 7) El espíritu de Dios fué necesario para todas estas acciones.
14. Después de la junta especial en Jerusalén, ¿a hacer qué fueron enviados desde allí Pablo y Bernabé, y cómo se efectuó su nombramiento?
14 En un tiempo crítico Pablo y Bernabé fueron escogidos por una conferencia especial de la junta administrativa de los cristianos en Jerusalén para leer una carta especial de instrucciones a las congregaciones de Antioquía, de Siria y de Cilicia, para notificarles que la circuncisión no era parte del cristianismo. Como buenos mensajeros y superintendentes generales, Pablo y Bernabé leyeron esta carta de organización a las congregaciones. Esos mensajeros nombrados tomaron su asignación de servicio en serio, sabiendo que habían sido nombrados no simplemente por los hombres de la junta administrativa cristiana en Jerusalén, sino por el espíritu santo. Tenían que considerar el asunto desde este punto de vista porque aun en la carta que leyeron a las congregaciones la junta administrativa escribió estas palabras dignas de atención: “Al espíritu santo y a nosotros nos pareció bien no agregarles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias.”
15. ¿Qué efecto tuvo en las congregaciones cristianas tal ejercicio de superintendencia de ellas por la junta administrativa en Jerusalén?
15 De esta manera la junta administrativa compuesta de hombres le daba más importancia al espíritu santo que a ella misma. Lo mismo fué cierto, también, en su nombramiento de Pablo y Bernabé. ¿Qué efecto tuvo en las congregaciones este ejercicio de superintendencia por la junta administrativa que se hallaba en Jerusalén? El registro nos dice de esto en conexión con Pablo y su nuevo compañero Silas: “Y según viajaban por las ciudades entregaban a los que estaban allí para observancia los decretos sobre los cuales habían hecho decisión los apóstoles y hombres de mayor edad que estaban en Jerusalén. Por lo tanto, verdaderamente, las congregaciones continuaban siendo hechas firmes en la fe y aumentando en número de día en día.” (Hech. 15:28; 16:4, 5) Las congregaciones ya no estaban vacilantes en cuanto al asunto.
16. Aunque se han usado mediadores humanos para hacer nombramientos, ¿qué tiene que ser cierto del grupo de hombres o de la persona que se use para hacer el nombramiento?
16 Por lo tanto es bíblicamente cierto que se han usado mediadores humanos para nombrar a muchos superintendentes del rebaño de Dios. Pero ante este hecho ningún grupo de hombres puede de su propia voluntad constituirse en una junta religiosa y arrogarse la facultad y autoridad de hacer superintendentes, u “obispos,” como se les llama en muchas iglesias de la cristiandad. Sin el espíritu santo de Dios no pueden hacer nada que verdaderamente cuente para con Dios o que desempeñe una parte verdadera en su organización. Como sucedió en el caso de la congregación cristiana en tiempos apostólicos, en el primer siglo, para que algún grupo de hombres sea usado para nombrar superintendentes y sus auxiliares, siervos ministeriales, los de ese grupo tienen que tener el espíritu santo en ellos, sí, tienen que estar ‘llenos de espíritu santo.’ (Hech. 9:17; Efe. 5:18) Esto fué cierto de la junta administrativa cristiana que estaba en Jerusalén en tiempos apostólicos. También fué cierto de tales personas como el apóstol Pablo y sus compañeros Timoteo y Tito, a quienes se les dieron instrucciones concernientes a hombres capacitados para ser superintendentes y auxiliares de éstos. Todos estaban llenos del espíritu y eran impulsados por él.
¿QUÉ HAY HOY DÍA?
17. Dado que las manifestaciones milagrosas del espíritu pasaron con los apóstoles, ¿qué preguntas surgen en cuanto al nombramiento de superintendentes, y qué cosa prueba la respuesta?
17 Hoy día no vivimos en tiempos apostólicos. Mucho antes de nuestro tiempo, cuando terminaron los días apostólicos hace casi mil novecientos años, pasaron los dones y manifestaciones milagrosos del espíritu santo. ¿Puede ser cierto todavía que el espíritu santo nombre superintendentes sobre las congregaciones de cristianos verdaderos hoy día? Dado que el espíritu es la fuerza activa invisible de Dios y esta fuerza es silenciosa y no se siente, ¿cómo podríamos estar seguros de que el nombramiento de los superintendentes se hace por dicho espíritu hoy día? La Santa Biblia, 1a Palabra de Dios, lo prueba.
18. ¿En qué tiempos vivimos desde 1914, y particularmente desde 1919, y por eso qué debemos esperar que incluya la actividad del espíritu?
18 Los hechos muestran que en el año 1914 el reino de Dios en las manos de su Cristo fué dado a luz en los cielos. Por lo tanto nos hallamos en los “tiempos de la restauración de todas las cosas de los cuales Dios habló por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:21) Desde 1919 la organización de Dios se ha levantado para dejar que brille la luz de Su gloria en medio de las densas tinieblas de este mundo, y ha llegado el tiempo para el cumplimiento de su promesa: “Y pondré por tu magistratura la paz, y por tus gobernantes la justicia.” O, como la traducción más antigua de las Escrituras Hebreas lo vierte: “Haré pacíficos a tus jefes y justos a tus superintendentes.” (Isa. 60:1, 2, 17, Mod; LXX; Thomson; Bagster) También vivimos en el tiempo del cumplimiento final de la profecía a la que se refirió el apóstol Pedro en el día del Pentecostés, a saber: “Acontecerá después de esto, que derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas: vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y las siervas, en aquellos días, derramaré mi Espíritu.” (Joel 2:28, 29, Mod; Hech. 2:16-18) Por lo tanto deberíamos esperar que la actividad del espíritu incluyera el nombrar superintendentes.
19. ¿Por quién actúa la junta administrativa cristiana hoy día, y cómo se le ha capacitado para cumplir con las responsabilidades en estos últimos días?
19 Como en los días de los apóstoles, el rebaño cristiano de Jehová Dios tiene sobre sí una junta administrativa visible. Actúa por y en expresión del “esclavo fiel y discreto” a quien Jesucristo ha nombrado desde que heredó su reino en los cielos en 1914. Cuando amonestó a sus apóstoles acerca de su venida para el juicio de sus seguidores en una hora desconocida al tiempo del fin de este viejo mundo, Jesús dijo: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto, a quien su amo asignó sobre sus domésticos para darles el alimento al debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo le hallare haciéndolo así. De cierto les digo: Lo nombrará al cargo de todos sus bienes.” (Mat. 24:45-47) Desde 1919 este “esclavo fiel y discreto,” que es una persona compuesta y que está integrada por todos los ungidos coherederos cristianos de Jesucristo, ha estado cuidando “todos sus bienes” en la tierra. El esclavo ha estado repartiendo fielmente el alimento espiritual, bíblico, al debido tiempo, de modo que no existe hambre espiritual entre los testigos cristianos de Jehová. A fin de capacitar a esta clase del “esclavo fiel y discreto” para cumplir con sus grandes responsabilidades en estos últimos días, Dios por medio de Cristo ha derramado su espíritu sobre ella en estos últimos días, en cumplimiento cabal de la profecía de Joel.
20. ¿De entre quiénes se sacan los miembros de la junta administrativa, y por eso qué es verdad concerniente al nombramiento de superintendentes, especialmente desde 1932?
20 La junta administrativa de la clase del “esclavo fiel y discreto” se saca de los miembros de esta misma clase ungida, llena de espíritu. Está funcionando por el espíritu de Dios. De modo que, entonces, cuando se hace el nombramiento de superintendentes por esta junta administrativa en armonía con los requisitos registrados para los superintendentes, verdaderamente es por el espíritu que se nombran tales superintendentes, aunque es por medio de intermediarios humanos. Como lo muestra la historia moderna de los testigos de Jehová, esto es especialmente cierto desde 1932, cuando se acabó con el sistema de ancianos electivos y diáconos en sus congregaciones.
21. Al nombrar superintendentes, ¿qué busca la junta administrativa, y de acuerdo con qué requisitos?
21 La junta administrativa de miembros maduros de la clase del “esclavo fiel y discreto” siempre busca la dirección del espíritu santo de Dios al nombrar a hombres responsables superintendentes en las congregaciones, junto con sus auxiliares, los siervos ministeriales. No obra de acuerdo con algún favoritismo personal ni ninguna parcialidad. Las cosas que hacen a una persona digna de ser hecha superintendente o siervo ministerial se declaran en la Palabra de Dios, particularmente en el capítulo tres de la primera carta de Pablo a Timoteo y en el capítulo uno de la carta de Pablo a Tito. Todos esos requisitos de los superintendentes y siervos ministeriales fueron puestos por escrito por inspiración del espíritu santo.
22. En vista de esto, ¿cómo se hace verdaderamente el nombramiento de superintendentes, y especialmente en vista de qué de parte del candidato que influye en el nombramiento?
22 Ahora, cuando la junta administrativa designa superintendentes que llenan esos requisitos plenamente declarados, verdaderamente es el espíritu santo lo que conduce a nombrar a tales superintendentes; verdaderamente es el espíritu santo lo que hace superintendentes a tales personas. Este hecho se hace más patente cuando notamos que también es la plenitud de la residencia del espíritu santo en el candidato para el puesto de superintendente lo que influye en su nombramiento. El candidato tiene que mostrar que está lleno del espíritu por la manera en que él se comporta y dirige su familia (si tiene una). Tiene que demostrar que tiene espíritu santo produciendo el “fruto del espíritu,” que es “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo,” y empalando la carne junto con sus pasiones y deseos. Tiene que mostrar que es impulsado, impelido por el espíritu de Dios para superentender Su rebaño de ovejas. Ilustrando esto, en tiempos apostólicos Esteban fué escogido para servicio porque era un “hombre lleno de fe y espíritu santo.”—Hech. 6:5, 6.
23. (a) ¿Por qué, entonces, puede decirse que el espíritu santo nombra superintendentes también hoy día? (b) Si a pesar de esto un superintendente resulta malo, ¿qué hay que hacer, y qué deben leer repetidamente los superintendentes?
23 En consideración del fruto del espíritu producido por el candidato y en armonía con los requisitos escritos manifestados en las Santas Escrituras escritas por hombres que estaban bajo el funcionamiento del espíritu santo, la junta administrativa actúa, siendo ella misma impulsada por el mismo espíritu santo por el cual ora a Dios pidiendo que guíe a la junta administrativa. En todo respecto, entonces, el espíritu de Dios desempeña un papel importante en el asunto de nombrar superintendentes. De modo que hoy día así como en el día de Pablo puede decirse que el espíritu santo nombra superintendentes para que atiendan el rebaño de Dios que él compró “con la sangre de su propio Hijo.” (Hech. 20:28, Schonfield) Si con el transcurso del tiempo algún superintendente resulta malo, tenemos que recordar que aun Judas Iscariote, a quien Jesús mismo escogió para ser un superintendente apostólico, resultó malo, traicionando a su propio Superintendente, el Principal Pastor, y entregándolo a sus enemigos para que se le diera muerte. Esto requirió que Jesús, después de su muerte y resurrección y después del derramamiento del espíritu santo en el día del Pentecostés, escogiera a un hombre diferente para ‘tomar su puesto de superintendente.’ (Hech. 1:16-20; 9:10-16) De modo que hoy día otro hombre que por algún tiempo haya mostrado las cualidades deseables y los buenos puntos necesarios tiene que ser colocado en el puesto para reemplazar al superintendente que resulte malo. Por lo tanto les sería muy beneficioso a los superintendentes y a los siervos ministeriales el que repetidamente leyesen y meditasen en los requisitos de su puesto como se manifiestan en la primera carta de Pablo a Timoteo, particularmente el capítulo tres, y la carta de Pablo a Tito, particularmente el capítulo uno.
24. Porque en toda ocasión el superintendente tiene que enfrentarse al espíritu que lo hizo superintendente, ¿qué palabras amonestadoras de Jesús debe guardar cerca de su corazón?
24 En vista de todo lo que está envuelto en el asunto de hacer nombramientos ninguna persona nombrada debe tratar a la ligera su puesto de superintendente. En toda ocasión el superintendente tiene que enfrentarse al espíritu santo, que lo hizo lo que es. Por buena razón, entonces, debe guardar cerca de su corazón las palabras amonestadoras que Jesús dijo a sus enemigos. Con sus propios ojos los enemigos vieron el funcionamiento del espíritu santo de Dios por medio de Jesús cuando curó a un hombre poseído del demonio, ciego y mudo, de modo que el mudo habló y vió, libre de posesión demoníaca. Para contrarrestar el efecto que este milagro tendría en todos los demás observadores, los enemigos de Jesús maliciosamente dijeron que fué el espíritu del Diablo lo que había obrado por medio de Jesús para ejecutar esta curación. Jesús enérgicamente sostuvo que fué el espíritu de Dios lo que había obrado por medio de él para echar del hombre ciego y mudo el demonio que lo poseía. A su atribuir crédito al espíritu de Dios en vez de a sí mismo Jesús entonces agregó estas palabras: “Por esta causa les digo: Toda clase de pecado y blasfemia será perdonada a los hombres, pero la blasfemia contra el espíritu no será perdonada. Por ejemplo, a cualquiera que hable una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el espíritu santo, no le será perdonado, no, ni en el presente sistema de cosas ni en el que ha de venir.”—Mat. 12:22-32.
25. En vista de su nombramiento por el espíritu, ¿qué cosa se preocupará con ansias para no hacer el superintendente, para no cometer qué clase de pecado?
25 Aun en el cielo el ensalzado Jesús actúa por el espíritu de Dios, esto también en el asunto de nombrar superintendentes. Viendo que el superintendente es nombrado por este espíritu, la persona nombrada se preocupará con ansias para no abusar de su superintendencia por razones egoístas. Como el apóstol Pedro dijo a sus compañeros superintendentes: “Pastoreen la grey de Dios bajo su custodia, no por fuerza, . . . tampoco por amor de ganancia deshonrosa, . . . ni como enseñoreándose de los que son la herencia de Dios.” (1 Ped. 5:13) El proceder de esa manera incorrecta significaría obrar como Judas, como Balaam, como los “apóstoles falsos.” (Hech. 1:16-18, 25; 2 Ped. 2:15, 16; Judas 11; 2 Cor. 11:13-15) Es un acto de traición contra las ovejas del Pastor Propio, traición como la perpetrada por los pastores codiciosos mencionados en Ezequiel 34:1-10, 17-22. Eso sería pecar contra el espíritu que hizo superintendente al hombre. Sería una perversión del propósito del espíritu al nombrarlo. Esto sería pecado, un pecado grave. Si el superintendente persistiera en ello y lo perpetrara hasta endurecerse en esa condición de corazón y comportamiento, el pecado llegaría a ser uno perpetrado en contra del espíritu santo por una persona cuya madurez la hace más culpable y responsable. Por consiguiente llega a ser un pecado de la clase que ni es perdonable en este mundo ni es perdonable en el mundo venidero.
26. ¿Por qué pueden ser reemplazados algunos superintendentes hoy sin que hayan pecado contra el espíritu, pero qué hay de un superintendente que persista en el pecado voluntarioso?
26 A causa de las responsabilidades mayores que se les imponen a los superintendentes hoy día, a causa de la multiplicidad de deberes que se les imponen a ellos, y a causa de que se les pide hacer cosas mayores, un hombre a causa de edad o enfermedad u otras circunstancias puede llegar a ser incapaz de cumplir con los requisitos de la superintendencia. Por lo tanto puede ser reemplazado sin haber cometido él ningún pecado voluntarioso. O una persona más capaz puede presentarse, y en el interés de mayor crecimiento y esfuerzo más eficaz puede ser oportuno y aconsejable trasladar los deberes y obligaciones de la persona menos capaz a esta persona mejor capacitada. En tales casos no se trata de ningún pecado contra el espíritu santo, y no hay deshonra ni oprobio. ¡Pero ay de aquel que codiciosa, ambiciosa, sucia e insidiosamente peca a causa de la ventaja que tiene como superintendente! Se está colocando en seria situación en conexión con el espíritu que tuvo que ver con su nombramiento a la superintendencia. A menos que se recobre con grandes esfuerzos, no sólo perderá su puesto privilegiado, sino que se hallará en el camino a la muerte eterna. Su pecado llegará a ser de una clase imperdonable, del cual no pueda arrepentirse. Su deshonra será grande.
27. ¿Con qué fin usará su puesto el superintendente?
27 Con el espíritu de Jehová el superintendente debe usar su puesto para obtener la vida, para sí mismo y para el rebaño de Dios sobre el cual el espíritu santo lo ha colocado, vindicando o justificando así su nombramiento. Discernirá la sabiduría y sentirá el gozo de llevar a cabo las palabras de Pedro dirigidas a los superintendentes, en 1 Pedro 5:14. “No estén afligiendo el espíritu santo de Dios, con el cual han sido sellados,” dijo Pablo.—Efe. 4:30.
ESTRELLAS DE LAS CONGREGACIONES
28. (a) ¿En qué clase de tiempos vivimos, y por qué? (b) ¿Cómo fué llevado adelante Juan en visión hasta nuestro día y qué vió, oyó e hizo?
28 Hoy día tal vez no vivamos en tiempos apostólicos, pero sí vivimos en tiempos apocalípticos, porque las visiones dadas en el libro apocalíptico, El Apocalipsis o La Revelación, están siendo cumplidas ante nuestros mismos ojos. El reino de Dios ha nacido en los cielos, las naciones se han airado y la propia ira de Dios ha venido contra ellas, y ha llegado su tiempo señalado para que los muertos sean juzgados. El “santuario del templo de Dios que está en el cielo” ha sido hecho accesible a nuestra vista espiritual y vemos en él el “arca de su pacto” o el símbolo de su presencia allí. (Apo. 11:18 a 12:5) Su Rey reinante, Jesucristo, como Mensajero de Dios o Ángel del pacto, ha venido con Jehová Dios al templo espiritual para proceso de juicio. (Mal. 3:1, Val) Vió su presencia invisible en el templo el apóstol Juan en las visiones de “la revelación por Jesucristo” que tuvo en la isla de Patmos. Desde el nacimiento del reino de Dios en los cielos en el año 1914 nos encontramos en “el día del Señor.” Lo que Juan vió lo llevó adelante en visión a nuestro propio día, de modo que escribió: “Por inspiración vine a estar en el día del Señor, y oí detrás de mí una voz fuerte como la de una trompeta, que decía: ‘Lo que veas escríbelo en un rollo y envíalo a las siete congregaciones, en Éfeso y en Esmirna y en Pérgamo y en Tiatira y en Sardis y en Filadelfia y en Laodicea.’” Cuando Juan se volvió para ver quién hablaba vió “siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros uno como hijo de hombre . . . Y en la diestra tenía siete estrellas.” Al contemplar a éste Juan se llenó de miedo mortal.—Apo. 1:10-17.
29. ¿Qué le dijo a Juan que hiciera el que hablaba, y qué representan hoy día los siete candeleros?
29 El que hablaba dió a saber que era Jesucristo resucitado, glorificado, no por medio de mencionar su propio nombre, sino diciendo cosas conocidas acerca de él mismo. Entonces le dijo a Juan: “Escribe las cosas que viste, y las cosas que son y las cosas que sucederán después de éstas. En cuanto al secreto sagrado de las siete estrellas que viste en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: Las siete estrellas significan los ángeles de las siete congregaciones, y los siete candeleros significan siete congregaciones.” (Apo. 1:19, 20) Estas congregaciones representan a la entera congregación de los que hoy día son en la tierra los seguidores de Jesucristo engendrados por el espíritu y ungidos, todos coherederos con él del reino de los cielos. En el Apocalipsis las promesas que se les han hecho son incorruptibilidad y libertad de la “muerte segunda,” una corona de soberanía y autoridad sobre las naciones para hacerlas añicos en el Armagedón, un puesto en el templo celestial y en la Nueva Jerusalén y un asiento con Jesucristo en su trono celestial. (Apo. 2:7, 10, 11, 17, 26-28; 3:5, 6, 11, 12, 21) Cada uno de los siete candeleros representa una congregación de estos miembros de la “manada pequeña” a la cual el Padre celestial ha aprobado dar el reino.—Luc. 12:32.
30. ¿Qué representaría hoy el andar el que hablaba en medio de los siete candeleros, y quiénes hoy día han estado asociados con los siete candeleros simbólicos desde 1931?
30 Puesto que el número siete se usa en la Biblia para simbolizar lo que es espiritualmente perfecto, los siete candeleros representarían a todas las congregaciones de estos herederos del Reino, o a todos los herederos del Reino que todavía están en la tierra a quienes se considera como una sola congregación indivisible, teniendo a Jesucristo como su Cabeza espiritual. Por eso el andar él en medio de los siete candeleros significaría que hoy día él está presente invisiblemente con su entera congregación en la tierra y anda en medio de ella, inspeccionándola y expresando su juicio. Con esta congregación de herederos de su Reino que todavía queda en la tierra ahora está asociada una “grande muchedumbre” de otras ovejas, a quienes el Pastor Propio, Jesucristo, ha estado recogiendo desde el verano de 1931. Esta “grande muchedumbre” fué representada en Apocalipsis 7:9-17.
31. ¿Qué tiene Jesús en su diestra, qué representan éstas, y por qué no podría referirse esto a criaturas espirituales?
31 Pero, ¿qué es lo que tiene en su diestra el Jesús glorificado? Siete “estrellas.” Estas tienen una relación con los siete candeleros. Así como los siete candeleros representan las siete congregaciones del resto ungido de herederos del Reino, así las siete estrellas significan los “ángeles de las siete congregaciones.” ¿Quiénes, entonces, son estos ángeles de las siete congregaciones? ¿Ángeles espirituales invisibles en el cielo, que acompañan a Jesucristo cuando él, el glorificado Hijo del hombre, viene en la gloria de su reino celestial? De ninguna manera. No hemos de entender que cada congregación terrestre del resto ungido tenga su propio ángel en el cielo que resplandezca sobre ella. No; porque si ése fuese el caso, Jesús allá en el cielo podría dar sus mensajes concernientes a las siete congregaciones directamente a ellos. Contrario a esto, Jesús manda al apóstol Juan que escriba a cada ángel de cada congregación acerca de la condición de ella. Juan, estando en la tierra, no podría escribir a ángeles espirituales invisibles en el cielo. ¿Cómo sabría Juan cuál era la estrella de cuál congregación? ¿Cómo entregaría o enviaría el mensaje de Jesús a cada estrella y a la apropiada estrella?
32, 33. ¿A quiénes, entonces, representan las siete estrellas y desde qué aviso que apareció en The Watchtower han sido hechos superintendentes otras ovejas?
32 Por lo tanto, es razonablemente claro que las siete estrellas en la diestra de Jesús representan al entero grupo o al número cabal de superintendentes de toda la congregación del resto de herederos ungidos del Reino que todavía está en la tierra. Cada estrella representa al superintendente o grupo de superintendentes colocado al cargo de cada congregación del resto ungido. Ninguna persona en particular de tal y tal nombre se representa en el caso de estrella alguna, porque la persona que esté en el puesto de superintendente puede cambiar con el transcurso del tiempo por razón de muerte u otras circunstancias. Pero el puesto de superintendente, no estando vacante sino realmente ocupado por alguna persona que llena los requisitos, es lo que cada estrella representa. Las estrellas representan a los superintendentes ungidos por el espíritu, quienes, igual que sus congregaciones, son coherederos del reino celestial con Jesús. Fué por primera vez algunos años después que el Pastor Propio Jesucristo comenzó a recoger a sus “otras ovejas” que algunas de estas personas, de acuerdo con lo que la situación exigió, fueron puestas en posiciones de superintendencia por la clase del “esclavo fiel y discreto.” Fué por primera vez en el año 1937, en el número del 1 de mayo de The Watchtower (página 130), que se publicó el siguiente aviso:
33 “SIERVO DE COMPAÑÍA—La proclamación del mensaje del reino es importantísima ahora. Es deber de los ungidos votar en cuanto a quién será el siervo de compañía; pero ‘leñadores y aguadores’ (Jos. 9:21-27) pueden servir. (Deu. 16:12-15; 29:11) Cuando no haya ninguno en la compañía que esté capacitado para llenar los lugares de los siervos de compañías o comités de servicio y haya Jonadabs que tengan la habilidad y el celo, que los Jonadabs sean colocados en el comité de servicio y reciban la oportunidad de servir. El trabajo no debe retrasarse porque algunos de la compañía carezcan de celo. El evangelio tiene que proclamarse ahora.—Mat. 24:14.”
34. ¿Cuál era el propósito de un candelero sagrado, y cuál es el propósito de un candelero simbólico ahora?
34 Un candelero está lleno de aceite y se enciende con el propósito de dejar reflejar la luz a los que están en la casa o en el templo. El tabernáculo sagrado edificado por el profeta Moisés en el desierto de Sinaí tenía un candelero colocado en el primer compartimiento o en el Santo. Pero en el Santo del templo edificado por el rey Salomón había diez candeleros de oro, cinco en el lado del norte y cinco en el lado del sur. (Éxo. 25:31-40; 26:35; 40:24, 25; 2 Cró. 4:7, 20; 1 Rey. 7:49) Un candelero simbólico o congregación de ungidos coherederos del Reino tiene que cumplir con su propósito, a saber, dejar que la luz brille; y Jesucristo que anda en medio de los siete candeleros simbólicos, como Sumo Sacerdote sin necesidad de un papa en la tierra, se encargará de que estas congregaciones brillen.
35. ¿Cómo debe brillar un superintendente como una estrella en comparación con un candelero, y con qué luz deben brillar todos los miembros de la congregación?
35 Una estrella en los cielos brilla más alta que un candelero en la tierra. De igual manera, una persona que llena el puesto de superintendente encargado de tal congregación debe brillar sobre y por encima de los otros miembros de la congregación. Debe ser sobresaliente como una estrella en dejar que brille la luz de las buenas nuevas del reino de Dios para los miembros de la congregación y para las “otras ovejas,” las que ya han sido recogidas o las que todavía han de ser recogidas para formar “una sola manada” con el resto ungido. (Juan 10:16) En sentido general, por supuesto, todos los miembros de la congregación tienen que brillar con luz espiritual del cielo: “Lleguen a ser irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación pervertida y torcida, entre quienes ustedes están brillando como lumbreras en el mundo.” (Fili. 2:15) Específicamente concerniente a este “tiempo del fin” del mundo el ángel de Dios profetizó a Daniel: “Los que sean sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que hayan vuelto a justicia a muchos, como las estrellas para siempre y eternamente.” (Dan. 12:3, Mod) En fiel cumplimiento de esa profecía, todos los miembros sabios de la congregación deben brillar como estrellas, pero especialmente debe brillar su superintendente, así como brilla la luz de las estrellas en comparación con la luz de una lámpara. La luz de una lámpara no tiene mucho alcance; la luz de las estrellas sí. Los superintendentes tienen que ser ejemplos de dejar reflejar la luz.
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