Salvando a la raza humana... a la manera del Reino
“Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 6:10.
1. ¿Qué buenas nuevas hay acerca del hombre, y de qué clase de autoridad y fuente?
EL HOMBRE no se irá de la Tierra. La raza humana será salvada y disfrutará de vida sin fin en la Tierra con felicidad. ¿No le parece que ésas son buenas nuevas? Sí, ¡y están basadas en la más alta autoridad y vienen de la más confiable fuente de información!
2. (a) ¿Por qué no nos referimos con eso a los científicos de tiempos modernos? (b) ¿Qué pregunta hacemos acerca de los científicos como autoridad?
2 ¿Estamos refiriéndonos con eso a los científicos modernos del siglo veinte? ¡Difícilmente! Los científicos que miran al futuro dicen que ven dentro del transcurso de unos miles de millones de años una tremenda catástrofe espacial en la cual la Tierra será sometida a un calor abrasador procedente del Sol o de otros cuerpos ardientes del espacio, y los habitantes de la Tierra serán quemados, encarrujándose en el fuego hasta desaparecer en la muerte, y la Tierra chamuscada desde entonces en adelante describirá órbitas alrededor del Sol como planeta sin vida. Una perspectiva de largo alcance como ésa que envuelve un desastre universal no perturba a la generación actual de la raza humana. Pero también hay científicos que tienen perspectivas de corto alcance en cuanto a la extinción de la raza humana. Por las amenazas que afronta la generación que ahora vive, los hombres hoy día tienen verdadera razón para inquietarse. De modo que desde el punto de vista de científicos de tiempos modernos, hasta el futuro cercano de toda la humanidad es muy presagioso. Pero, ¿son simples científicos humanos la autoridad final en cuanto a un asunto tan grave? Por todos los experimentos que han efectuado para descubrir nuevos hechos y verdades, ¿han probado al fin los científicos autorizadamente con qué propósito está el hombre aquí en la Tierra?
3. ¿Por qué podemos alegrarnos y tener buena esperanza debido a la autoridad y la fuente de noticias a que se hace referencia aquí?
3 Ni siquiera los científicos pueden contradecir el hecho de que solamente el Creador del hombre sabe el propósito de la existencia del hombre en la Tierra, sí, por qué creó él la Tierra misma. Solo el Creador sabe por qué puso al hombre en la Tierra. Por eso, el Creador es la más Alta Autoridad. Puesto que él nunca resulta falso, es la más confiable fuente de noticias. En vista de esto, no nos colocamos en un paraíso ilusorio de tontos cuando aceptamos de él las buenas nuevas de que nuestra raza humana será salvada para que disfrute de vida sin fin en felicidad sobre una Tierra hermoseada. Por esta razón, podemos alegrarnos y tener buena esperanza.
4. Por esa razón, ¿por qué no debemos mostrarnos desinteresados?
4 No obstante, ¿podemos nosotros, por la misma razón, tomarlo con calma, mostrarnos desinteresados? ¡De ninguna manera! El mismísimo tema que estamos considerando sugiere que la raza humana de la cual somos actualmente parte está seriamente amenazada con ser borrada de la existencia. El que su existencia continúe lo ponen en tela de juicio, no meramente hombres ordinarios, sino hombres de nota, hombres informados del mundo. Hay desastre inminente. La Luna no ofrece una ruta de escape. El hombre amenaza destruirse a sí mismo, si se le deja a lo que él idea. Y las cosas que él ha ideado son muy destructivas en este día de ciencia adelantada.
5. ¿Cuáles son las cosas ideadas de tiempos modernos por medio de las cuales el hombre amenaza destruirse?
5 Las cosas que el hombre ha ideado no son solo las armas nucleares y de otra índole del guerrear moderno que pueden causar muertes en masa a grandes velocidades. Lo que el hombre ha ideado incluye también sus maneras de arruinar la Tierra en tiempos de paz, a saber, por sus arreglos para el alojamiento del hombre, su modo de hacer disponibles los alimentos para la vida humana, su distribución de esos abastecimientos alimentarios, su manera de disponer de los desperdicios de las grandes industrias, su explotación de los recursos naturales de la Tierra, su echar a perder el medio natural de la humanidad. Las advertencias de que puede haber hambre mundial dentro de pocos años no carecen de fundamento válido. Las debilidades y lo limitado de las habilidades de las Naciones Unidas como organización para la paz y seguridad mundial están quedando cada vez más claramente demostrados. Los consejos repetidos que se dan a las naciones en el sentido de que resuelvan sus desavenencias y detengan sus rivalidades dentro de diez años o se precipitarán en un desastre mundial se basan en juicio sólido y en las lecciones de la historia. Todos estamos personalmente envueltos en esto.
6. Manifiestamente, pues, ¿qué podemos esperar del hombre mismo, y a qué o a quiénes no podemos acudir para nuestro propio bien?
6 Manifiestamente, no es la salvación científica, sino la destrucción de la raza humana lo que se podría esperar del hombre mismo. No podemos esperar que lo que los científicos llaman “la evolución del hombre” nos salve con solo darle de algún modo unos millones de años para efectuar esa tarea. No podemos acudir a todos los psicólogos y psiquiatras del mundo esperando que cambien el modo de pensar de la humanidad y hagan que los hombres desarrollen una nueva personalidad de modo que se unan y luchen juntos contra la catástrofe. No podemos depender de que se forme alguna fuerza policíaca internacional que sea lo suficientemente fuerte y lo suficientemente independiente e imparcial como para obligar a las naciones a comportarse bien y hacer de esta Tierra un lugar seguro en el cual vivir.
7. (a) ¿A qué cosa externa a la Tierra y al hombre mismo no podemos acudir en nuestra necesidad extrema? (b) ¿A quién podríamos muy razonablemente acudir, y por qué?
7 Obviamente, aunque los científicos no quieren admitirlo, nos vemos obligados a acudir para liberación a una fuente externa al hombre mismo y externa al hogar terrestre del hombre, si esperamos la salvación de la raza humana. No, por supuesto, a unos míticos “marcianos” para que vengan de otro planeta en respuesta a nuestras señales de que estamos en peligro y vengan y nos ayuden. ¡Ni esperamos que nuestros astronautas pongan pie en algún otro planeta más allá de la Luna y traigan con ellos algún habitante de tal planeta que posea superinteligencia y superhumanidad y que nos pueda ayudar antes de que sea demasiado tarde! Tenemos que acudir para la salvación a alguna persona inteligente de lo exterior que sea real y que sea mayor que todos los hombres puestos juntos, no solo lo suficientemente sabia y poderosa, sino también lo suficientemente amorosa como para venir en socorro nuestro en nuestra necesidad extrema. ¿A quién sería más razonable, más cuerdo, más inteligente acudir que al Creador de la raza humana misma? Si la raza humana está viva todavía hoy, de seguro que su Creador superior a ella también tiene que estar vivo hoy.
8, 9. (a) ¿Qué no se proponía el Creador al crear la Tierra y poner al hombre sobre ella? (b) ¿Dónde y cómo dice él eso?
8 El mismísimo hecho de que la raza humana esté presente prueba que el Creador no creó nuestra Tierra para que fuera o llegara a ser un planeta sin vida y chamuscado en su órbita en el espacio. Él no creó a la raza humana para que al fin se destruyera a sí misma o desapareciera en la muerte y llegara a extinguirse como el dido. Él no estuvo trabajando en vano y derrotándose a sí mismo ni exponiéndose a derrota cuando creó la Tierra y puso al hombre en ella. Explicando su excelente propósito al poner a la humanidad en esta Tierra, él mismo ha declarado:
9 “Esto es lo que ha dicho Jehová, el Creador de los cielos, Él, el Dios verdadero, el Formador de la tierra y el Hacedor de ella, Él, Aquel que la estableció firmemente, que no la creó sencillamente para nada, que la formó aun para ser habitada: ‘Yo soy Jehová, y no hay ningún otro. . . . Yo soy Jehová, que hablo lo que es justo, que informo lo que es recto.’”—Isa. 45:18, 19.
10. (a) ¿Quién oyó declaradas esas palabras, y cómo? (b) ¿Hasta qué grado ha sido considerado de valor a la raza humana el libro que contiene esas palabras?
10 ¿Quién en la Tierra oyó a este Dios Jehová decir esas palabras? Bueno, según los hechos de la historia, un hombre de hace mucho tiempo. Se llamaba Isaías el hijo de Amoz, y vivió en Jerusalén en los días de varios reyes de aquella famosa ciudad. Él oyó esas palabras divinas por medio de inspiración, es decir, por medio del espíritu o fuerza activa invisible de Dios. (Isa. 1:1) Lo que oyó y vio en visión, así como sucesos históricos de su día, los puso por escrito en un libro que lleva su nombre, el libro de Isaías. Este es uno de los sesenta y seis libros que se encuentran en los sagrados escritos de la Santa Biblia. Y las palabras anteriormente citadas se encuentran en este libro de Isaías 45:18, 19, capítulo cuarenta y cinco, versículos dieciocho y diecinueve. La Biblia que contiene el libro de Isaías ha sido considerada de tanto valor para toda la raza humana que ya ha sido traducida a 244 idiomas, y además varias partes de ella han sido traducidas a 1.169 otros idiomas. Hasta aquella figura histórica, Jesucristo, citó con frecuencia las palabras del profeta Isaías como la verdad inspirada.
11. (a) ¿Qué indica acerca de Dios y el hombre esa declaración divina que se hizo en los días de Isaías? (b) ¿En cuanto a qué tomará Dios acción debida?
11 Así, al profeta Isaías el Dios que da como nombre suyo Jehová le declara que no creó la Tierra simplemente para nada, sino que la formó para ser habitada. Esta declaración se hizo unos treinta y tres siglos después que Dios, cuyo nombre es Jehová, creó a los primeros padres de la raza humana, el primer hombre y la primera mujer. Esto no solo prueba que el Creador del hombre todavía vivía, sino que todavía estaba interesado en la Tierra y en sus habitantes humanos. Él no es un Dios del que se pueda decir que está muerto por haber abandonado a la humanidad y mantenerse indiferente y apartado de los asuntos de su propia creación humana. Clérigos de la cristiandad están absolutamente equivocados al decir que “Dios está muerto.” Él es inmortal; él vive para siempre. Para toda la eternidad él es Dios. (Sal. 90:2) Desde la creación del hombre en adelante el Creador se ha mantenido interesado en sus criaturas humanas y ha vigilado el derrotero de la raza humana para impedir que su propósito eterno para con la humanidad sea derrotado. Él estaba vivamente alerta a la situación humana en los días del profeta Isaías hace veintisiete siglos; él está del mismo modo vivamente alerta a la situación de la raza humana hoy. Tomará la acción debida.
12. (a) ¿Cómo se demostrará que hay alguien supremo? (b) ¿Los esfuerzos de quién para salvar a la raza humana fracasarán?
12 En cuanto al clérigo religioso que, según se citó en el libro God Is No More (Dios ya no es), dijo: “Si hay un Dios, no podemos referirnos a él como ser supremo,” pronto se verá probado que está gravemente equivocado, para su propia deshonra. En contradicción directa a este clérigo, necesariamente pronto se cumplirá la oración inspirada que fue dirigida al Creador del hombre con estas palabras: “Oh sean avergonzados y perturbados para todo tiempo, y queden corridos y perezcan; para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.” (Sal. 83:17, 18) Él nunca se ha dejado derrotar durante toda la historia pasada de la humanidad; no se dejará derrotar en el peligro actual que afronta toda la raza humana. Esto exige que se salve a la raza humana en su peor apuro. Los esfuerzos actuales del hombre para salvar a la raza humana son impracticables, ilusorios, y están condenados al fracaso. La manera en que Jehová salvará a su creación humana es factible, apegada a la realidad, y tendrá buen éxito. Su manera de traer salvación es la manera del Reino.
NO ES MANERA ANTICUADA
13. (a) ¿Qué hecho político desde 1917 E.C. no debe hacer brotar prejuicio en nosotros contra la manera que Dios usa por ser una manera que tiene que ver con un reino? (b) ¿Por qué no será una manera impopular y anticuada la manera de Dios?
13 Hoy los reinos no son muy populares como tipo de gobierno para la humanidad. Hoy hay sobre los hombres menos reinos de los que había en el año 1917 antes del fin de la I Guerra Mundial. Han sido reemplazados por formas de gobierno del pueblo. Esto no debe hacer que brote prejuicio en nuestra mente y corazón contra la manera que Dios usa por ser la manera del Reino. Las democracias han fallado tal como han fallado los reinos políticos del hombre. Las democracias así como los reinos del hombre que quedan se retuercen en sus dolores de muerte hoy día. Los reyes de la cristiandad nunca han gobernado, según se alega, “por la gracia de Dios.” Esos reinos, como todos los otros reinos de este mundo, han sido simples reinos humanos, establecidos humanamente. Jehová Dios no usará a ninguno de estos reinos en su manera de salvar a la raza humana. Así pues, la manera del Reino utilizada por Dios no será una manera impopular y anticuada.
14. (a) ¿Qué, pues, es el reino que es el medio que Dios usa para salvar a nuestra raza? (b) ¿Cuándo y por qué fue disminuida la predicación de ese reino, pero por qué es ahora el tiempo de predicarlo?
14 ¿Qué, pues, es el reino que Dios usará para salvar a la raza humana? Es el reino que Jesucristo proclamó de arriba a abajo por el país de Palestina hace diecinueve siglos, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 4:17, 23; 10:7) Esto es lo mismo que decir: “El reino de Dios se ha acercado.” (Mar. 1:14, 15) El establecimiento de la cristiandad en los días del emperador romano Constantino en el cuarto siglo E.C. hizo que la predicación de este reino de Dios casi no se oyera más, puesto que clérigos religiosos aclamaron a los reinos humanos de la cristiandad como miembros componentes del reino de Dios. Pero Jesucristo el predicador dijo que las buenas nuevas del verdadero reino de Dios se predicarían por todo el mundo hasta el fin de este sistema de cosas actual. En su notable profecía acerca de la señal que precedería al fin de este afligido sistema de cosas, él dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) Hoy ese fin está claramente cerca. En fiel cumplimiento de la profecía, ¡oímos el Reino predicado!
15. (a) Cuando Jesús estuvo en la Tierra, el que predicara que el reino de Dios se había acercado señalaba ¿a qué rasgo importante acerca del Reino? (b) ¿Qué puede decirse acerca de haberse aplastado las esperanzas de un reino en manos de Cristo con su ejecución en un madero?
15 El hecho de que en tiempo tan remoto del pasado como en el primer siglo E.C. Jesucristo predicara: “El reino de Dios se ha acercado,” señala a un rasgo importante de este reino que no se origina entre los hombres en la Tierra. ¿Qué rasgo? El de que Jesucristo, quien entonces estaba cerca en la Tierra, es aquel a quien Dios ha nombrado para que gobierne en ese ampliamente predicado reino de Dios. Pero, ¿no fue aplastada toda esperanza del reino de Dios en manos de Jesucristo cuando éste murió? ¿No se le dio muerte a él por predicar el reino de Dios, diciendo los que pedían que fuera ejecutado como sedicioso: “A este hombre lo hallamos subvirtiendo a nuestra nación y prohibiendo pagar impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo, un rey”? (Luc. 23:1, 2) No, la esperanza del reino de Dios en manos de Jesucristo como su Rey nombrado no fue aplastada por aquella injusta ejecución de él sobre un madero fuera de Jerusalén. ¿Por qué no? Porque al tercer día de su muerte Jehová Dios, quien nunca puede ser derrotado, levantó a Jesucristo de entre los muertos a vida espiritual en los cielos, vistiéndolo de inmortalidad como galardón. Él probó su resurrección por medio de aparecerse a sus discípulos.
16. ¿Qué razones hay para que Jesucristo como gobernante sea llamado “rey”?
16 Pero, ¿por qué llamar a Jesucristo un “rey” y a su gobierno un “reino”? Hoy día los reyes humanos son principalmente simples figuras decorativas que sirven de símbolo de la nación, mientras que la verdadera obra de tener en operación el gobierno la hace el premier o primer ministro y las leyes las hace el Parlamento o la Legislatura. No obstante, en la historia humana pasada ha habido reyes que han gobernado como “monarcas absolutos,” como gobiernos de un solo hombre. Y a Jesucristo correctamente se le coloca en la categoría de rey porque es el descendiente y heredero legal de un rey terrestre. Por supuesto, él era el hijo de uno mayor que el rey David, porque audiblemente, al oído de hombres, Jehová Dios declaró que Jesús era su Hijo. Como tal era el Hijo del Rey celestial, porque Jehová Dios se colocó a sí mismo en la categoría de Rey de su pueblo escogido en la Tierra. (1 Sam. 8:7; 12:12) Y acerca del Dios Altísimo como monarca absoluto, la profecía de Isaías 33:22, capítulo treinta y tres, versículo veintidós, dice: “Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Dador de Estatutos, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.” Pero Jesucristo fue aquel que Jehová Dios prometió levantarle a David como su Heredero Permanente en el reino.
17. (a) Por el francamente expresado interés de David en el lugar de adoración de Dios, ¿qué arreglo se hizo con él? (b) ¿Qué se requeriría de su Heredero Permanente, y qué título llevaría?
17 Debido al deseo francamente expresado del rey David de construir un templo magnífico en Jerusalén para la adoración del Dios Altísimo, Jehová hizo una promesa solemne o pacto con él para un reino eterno. Por medio de su profeta Natán le dijo a David: “Tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido.” (2 Sam. 7:1-17) Salomón el hijo de David murió y también sus sucesores sobre el trono de Jerusalén murieron, y ninguno de ellos resultó ser un heredero permanente de David, que hiciera que el reino de David siguiera para siempre. Se necesitaba un descendiente imperecedero de David para que llegara a ser su Heredero Permanente en el reino, para cumplir el pacto del reino que Dios había hecho con David. Como sucesor del rey David, este Heredero Permanente llevaría el título de “rey.”
18, 19. (a) ¿A quién escogió Jehová para que fuera la madre del Heredero Permanente de David, y cómo se le había de comunicar a éste el derecho legal al reino? (b) ¿Por qué fue enviado Gabriel a la madre en perspectiva, y qué le dijo?
18 Cuando, hace casi dos mil años, Jehová Dios escogió a una muchacha virgen para que llegara a ser la madre humana de su Hijo celestial, escogió a una virgen que era de la familia real de David. En aquel tiempo, ella estaba comprometida para casarse con un hombre que también era de la familia real de David, y quien podía actuar como padre adoptivo para el hijo que le nacería a ella por parto virginal, adoptándolo como el primogénito y comunicándole de ese modo el derecho legal al reino de David. (Luc. 3:23-31; Mat. 1:1-18) Antes de que estos dos, María y José, se unieran como esposa y esposo, Dios envió su ángel Gabriel a María en su virginidad para explicarle los asuntos a ella y obtener su consentimiento a la acción del Dios Todopoderoso de hacer que ella quedara encinta por medio de su espíritu o fuerza activa invisible. En explicación, Gabriel le dijo a María:
19 “Concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y has de ponerle por nombre Jesús. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.”—Luc. 1:26-38; Mat. 1:18, 19; Rom. 1:3, 4.
NACE UN SALVADOR
20, 21. (a) ¿Dónde había de nacer el Heredero Permanente de David, y cómo se efectuó esto? (b) ¿Por qué fue enviado a los pastores de Belén un ángel, y qué les dijo?
20 Una declaración tal a María era una garantía de que este Jesús sería el Heredero Permanente del rey David, en cumplimiento del pacto del reino de Dios con David. Por consiguiente, la vida del Hijo celestial de Dios fue transferida por medio del espíritu de Dios a la matriz de María la virgen para que él naciera en la línea familiar real de David. Para cumplir la profecía de Dios en Miqueas 5:2, María y José se mudaron a Belén en la provincia romana de Judea, el lugar donde David mismo había nacido. David había sido pastor en Belén, y todavía había pastores allí cuando María dio a luz su milagroso Hijo primogénito. Este acontecimiento tenía importancia para toda la raza humana. Por lo tanto merecía ser verificado por testigos oculares, miembros de nuestra raza. De modo que en la noche que Jesús nació en la ciudad donde David había nacido Dios envió su ángel a anunciar el nacimiento humano de su Hijo a pastores que estaban en los campos de Belén. El ángel glorioso calmó los temores de los pastores sorprendidos diciendo:
21 “No teman, porque, ¡miren! les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les nació hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David. Y esto les servirá de señal: hallarán un nene envuelto en bandas de tela y acostado en un pesebre.”—Luc. 2:1-12.
22. (a) ¿En qué sentido había de ser “Cristo” el niño recién nacido, y de quién había de ser él el Señor, y para gozo de cuántas personas? (b) ¿Qué dijo el ejército de ángeles en aquella ocasión?
22 Ahí tenemos la declaración del propósito divino: Este recién nacido, Jesús, había de llegar a ser el Mesías o Cristo, Uno ungido para la gobernación real tal como su antepasado David había sido ungido para la gobernación real sobre el pueblo escogido de Dios. Además, había de ser un rey mayor que lo que David había sido, porque llegaría a ser el “Señor” de David, en cumplimiento del profético Salmo 110:1, 2. Había de ser también un “Salvador,” y, si esto no quería decir que sería un Salvador de nuestra raza humana, ¿por qué habría de tener “todo el pueblo” “gran gozo” debido a las buenas nuevas de su nacimiento? Ya había “gran gozo” en todos los cielos santos debido a este nacimiento milagroso de importancia universal. En prueba de esto leemos, en un documento que fue escrito por un hombre que vivió en los días terrestres de Jesús, estas palabras: “Y de súbito se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, alabando a Dios y diciendo: ‘Gloria en las supremas alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad.’”—Luc. 2:13, 14.
23, 24. (a) ¿Entre quiénes había de comenzar entonces en la Tierra este “gran gozo”? (b) ¿Cómo entraron en ese “gran gozo” aquellas personas?
23 Ahora había llegado el tiempo para que el “gran gozo” por las buenas nuevas comenzara en la Tierra entre los hombres para con los cuales Jehová Dios tenía buena voluntad. El ángel glorioso les había dicho las “buenas nuevas de un gran gozo,” y ahora ellos tenían que verificar la base histórica para estas buenas nuevas por medio de ir y llegar a ser testigos oculares de este nacimiento en un pesebre de Belén la ciudad de David. El ángel les había dado la “señal” que distinguiría a este niño recién nacido de cualesquier otros niños que pudieran haber nacido aquella noche dentro o fuera de Belén. ¿Quisieron ellos evitar “verse envueltos,” o desearon establecer la “señal” y hacerse testigos oculares responsables del más importante nacimiento que jamás ha acontecido en la Tierra? El relato del honrado investigador nos da la respuesta, diciendo:
24 “Así que cuando los ángeles hubieron partido de ellos al cielo, los pastores empezaron a decirse unos a otros: ‘Vamos sin falta directamente a Belén y veamos esta cosa que ha sucedido, que Jehová nos ha dado a conocer.’ Y fueron apresuradamente y hallaron a María así como a José, y al nene acostado en el pesebre. Cuando lo vieron, dieron a conocer el dicho que se les había hablado respecto a este niñito. Y cuantos oyeron se maravillaron de las cosas que les dijeron los pastores, pero María iba conservando todos estos dichos, sacando conclusiones en su corazón. Entonces se volvieron los pastores, glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que oyeron y vieron, así como éstas se les habían dicho.”—Luc. 2:15-20.
25. (a) De modo que, ¿qué cosas se combinan para mostrar que aquél no fue un nacimiento ordinario como alegan clérigos de tiempos modernos? (b) ¿Cómo podemos nosotros hoy unirnos a aquellos pastores, o como quiénes de aquel tiempo podemos ser?
25 Si aquél hubiera sido un nacimiento ordinario de un niño concebido por una mujer que primero hubiera tenido relaciones sexuales con su esposo, ¿hubiera sido aquella ocasión una a la cual Dios, ángeles y hombres que temían a Dios dieran tanta importancia? ¿Nos uniremos a los muchos clérigos de la cristiandad de hoy día que disputan contra la “señal” que quedó establecida como verdadera por los pastores, los cuales clérigos dicen que hubiera sido una imposibilidad el nacimiento de Jesús por un parto virginal? ¿Nos uniremos a los testigos oculares pastores y sentiremos “gran gozo” por la “señal” establecida y glorificaremos y alabaremos a Dios mientras hablamos a otros de ella, o seremos como el rey Herodes el Grande, que entonces gobernaba en Jerusalén? Unos dos años después, cuando éste oyó las noticias acerca del nacimiento de Jesús, temió por su propio reino y trató de matar a Jesús. Logró hacer que solo los niños de dos años de edad y menos en Belén fueran muertos. Pero el niñito Jesús escapó, y el rey Herodes quedó derrotado en sus propios esfuerzos por derrotar la manera de Dios de salvar a la raza humana por Cristo el Señor.—Mat. 2:1-23.
26. ¿No participa la cristiandad de ese “gran gozo” al tiempo de la Navidad? ¿Qué hechos fundamentales acerca de la “Navidad” debemos considerar?
26 De seguro se debe comparar a la cristiandad de hoy día con aquellos pastores de Belén, ¿verdad? ¿No muestran “gran gozo” y glorifican y alaban a Dios cada año por medio de celebrar la Navidad los casi mil millones de miembros de las iglesias de la cristiandad? La historia contesta que aquellos pastores de Belén no celebraron una Navidad cada año después de haber visitado al infante Jesús en el pesebre. María no celebró la Navidad desde entonces en adelante en el aniversario de haberlo traído a este mundo. Los apóstoles de Jesús y otros discípulos no celebraron anualmente la Navidad ni le dieron muchos regalos ni lo obsequiaron con vino y comida en su cumpleaños. De hecho, la Santa Biblia, que nos cuenta acerca de su nacimiento milagroso y que fue completada aproximadamente cien años después de su nacimiento, no nos da siquiera la fecha de su nacimiento para que podamos celebrar el día. La Biblia ni siquiera contiene el nombre Navidad. Este es un nombre que compuso la cristiandad después de haber sido establecida en el cuarto siglo y se celebra en una fecha ficticia, en una fecha por los católicos romanos y protestantes y en otra por los ortodoxos griegos.
27. ¿Cómo ha de juzgarse si la cristiandad hoy día realmente tiene “gran gozo” por el nacimiento de Jesús que aconteció hace tanto tiempo, y qué relación tiene Eclesiastés 7:1, 8 con este asunto?
27 ¿Qué le ha dado la cristiandad a “todo el pueblo” para que éstos tengan “gran gozo” por el nacimiento de Jesucristo de una virgen? ¿Está la cristiandad llena de “gran gozo” por lo que Jesucristo es hoy y, por esa razón, llena de “gran gozo” porque hace mucho tiempo él nació? El que el pueblo tenga hoy “gran gozo” por el nacimiento de Jesucristo hace mucho tiempo en Belén significa que tenga “gran gozo” por lo que él es hoy como resultado de aquel nacimiento. Como dice la Santa Biblia: “Mejor es un nombre que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace. Mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio.” (Ecl. 7:1, 8) Jesucristo es, como persona, mucho mejor hoy que cuando era un nene recién nacido hace mil novecientos años.
28. (a) Por su fidelidad hasta una muerte de mártir, ¿cómo recompensó Dios a Jesucristo? (b) Por lo tanto, ¿qué preguntas pertinentes surgen en cuanto a la cristiandad con relación a esto?
28 Como recompensa por la fidelidad que mostró a los intereses del reino de Dios hasta el punto de morir como mártir en Jerusalén, Jesucristo fue levantado de entre los muertos por Jehová Dios a vida inmortal en el cielo. Dios “bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo de la tierra, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.” (Fili. 2:5-11) Pero, ¿qué hay acerca de la cristiandad, la celebradora de la Navidad? ¿Dobla ella la rodilla en el nombre de Jesús para ofrecer sumisión a Dios como el Altísimo? ¿Reconoce públicamente con la lengua la cristiandad, la celebradora de un cumpleaños, que Jesucristo es su Señor para la gloria de Dios el Padre de Cristo? La historia del siglo veinte contesta: ¡No!
29. ¿Por qué contesta No a esas preguntas la historia del siglo veinte?
29 Hasta este día la cristiandad no ha renunciado a su afirmación de ser el reino de Cristo. ¿Quién reina y gobierna en ella? No Jesucristo, sino sus reyes, presidentes y gobernadores políticos que vienen de alguna dinastía humana, hecha por el hombre, o que han sido elegidos a su puesto por la gente común o que se han apoderado del poder por algún golpe militar o político. Los gobernantes políticos de la cristiandad no ceden su soberanía a Jesucristo como Señor, aunque sus lenguas lo llamen “Señor.” En cuanto al pueblo, ellos exigen la gobernación de las naciones para sí mismos, el pueblo, y no para ningún rey. Sea en cuanto a sus gobernantes políticos o en cuanto a sus pueblos, no puede decirse que la cristiandad reconozca a Jesucristo en su puesto oficial hoy como Rey reinante.
[Ilustración de la página 204]
Dios no usará reinos humanos para salvar a la raza humana; esos reinos serán eliminados por el reino de Dios, que regirá la tierra para siempre