Tienen que ser santos porque Jehová es santo
“HÁGANSE USTEDES MISMOS SANTOS TAMBIÉN EN TODA SU CONDUCTA.”—1 PEDRO. 1:15.
1. ¿Qué pensamientos pueden venir a la mente cuando oímos la palabra “santo”?
CUANDO usted oye a alguien mencionar la palabra “santo,” ¿qué le viene a la mente? ¿Piensa usted que la “santidad” es algo que usted no puede alcanzar, una cualidad irrealizable? ¿O que jamás podría elevarse a la altura de ser una persona “santa”? Por otra parte, ¿se imagina a una persona “santa” como la que pinta la cristiandad, o el paganismo... una persona que despliega una apariencia piadosa, que se viste con alguna indumentaria especial, que exhibe una actitud santurrona, un individuo farisaico? Bueno, si eso es lo que usted visualiza cuando se menciona la palabra “santo,” entonces todavía tiene que entender lo que la Biblia da a entender con ese término.
2. ¿Qué significado transmiten las palabras hebreas y griegas para “santo” y “santidad”?
2 Las palabras españolas “santo” y “santidad” que aparecen en la Biblia se traducen de palabras hebreas que parecen tener el significado primitivo de “estar limpio,” “ser nuevo o fresco, sin mancha.” Esto aplicaría en sentido físico, pero, sobre todo, en sentido espiritual o moral. Por consiguiente, esas palabras tienen que ver principalmente con lo que es moralmente limpio, sagrado, puro. Estas palabras hebreas también transmiten la idea de estar separado, de ser exclusivo, o estar santificado a Dios. En las Escrituras Griegas Cristianas, las dos palabras también denotan haberse separado algo para Dios, y aluden a pureza o perfección en la conducta personal del individuo.
3. ¿Qué consejo doble dio Pedro en 1 Pedro 1:14-16, y qué incentivo hay para prestar atención a estas palabras?
3 Teniendo presente un entendimiento de estas palabras, podemos apreciar por qué el apóstol Pedro dio el consejo que se registra en 1 Pedro 1:14-16: “Como hijos obedientes, dejen de amoldarse según los deseos que tuvieron en otro tiempo en su ignorancia, sino, de acuerdo con el Santo que los llamó, háganse ustedes mismos santos también en toda su conducta, porque está escrito: ‘Tienen que ser santos, porque yo soy santo.’” ¿Notó usted la instrucción doble que dio Pedro? Primero, mencionó que “dejen de amoldarse según los deseos que tuvieron en otro tiempo,” y, segundo, Pedro pasa a declarar que tenemos que ‘hacernos santos.’ ¿Qué incentivo hay para responder a este mandato doble? La razón fundamental para querer adquirir “santidad” es que Jehová es “santo.” Tal como Pedro declaró: “Tienen que ser santos, porque yo soy santo.”
ADQUIRIENDO SANTIDAD
4. ¿Cómo se adquiere la santidad, y qué papel desempeña la verdad en el asunto?
4 Puesto que ésta es una cualidad de Dios, y nosotros somos imperfectos, ¿cómo se adquiere la santidad? Primera de Pedro 1:14, que se citó arriba, explica que tenemos que mostrar obediencia como de niño y, más tarde, el 1 Ped. 1 versículo 22 veintidós declara: “Ustedes han purificado sus almas por su obediencia a la verdad.” Se hace patente, entonces, que para adquirir santidad tenemos que mostrar ‘obediencia como de niño’ a la verdad, que se encuentra en la Palabra de Dios. Jesús reconoció el papel que desempeña “la verdad” en conseguir una posición de santidad ante Dios, pues declara en Juan 17:17: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” Por lo tanto, la persona se hace ‘fresca, limpia, sin mancha’ y es ‘apartada’ para Dios por medio de obedecer la verdad y dejar que la verdad se ponga a trabajar en su vida.
5. (a) ¿Qué estaremos haciendo si desobedecemos la verdad, y qué dos ejemplos tenemos de esto? (b) Defina pecado, y explique cómo podemos evitar el pecar contra Dios.
5 Tenemos que comprender el hecho de que obedecer la verdad significa obedecer a nuestro Creador. El desobedecer la verdad, regresando a caminos y deseos inmundos anteriores, significaría pecar personalmente contra Jehová. Ese fue el sentir de David después de haber reflexionado en su relación de adulterio con Bat-seba. Después de arrepentirse, expresó estas enérgicas palabras: “Contra ti [Jehová], contra ti solo, he pecado, y lo que es malo a tus ojos he hecho.” (Sal. 51:4) El hijo pródigo llegó a la misma conclusión después de haberse recobrado de haber caído en un derrotero de disolución, licencioso, impío. Lo expresó de esta manera: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.” (Luc. 15:18) Puesto que el pecado se define como un fracaso moral, como no haber dado en el blanco de la perfección, haría que el cristiano estuviera en condición de impío, manchado, inmundo en sentido espiritual y moral. Por lo tanto, en aprecio a Jehová por todo lo que él ha hecho, el cristiano tiene que luchar por mantenerse en lealtad y obediencia a la verdad en vez de desobedecer y pecar contra él.
6. Puesto que los israelitas habían de hacerse santos, ¿estaba circunscrita la santidad únicamente a su actividad religiosa? ¿Por qué no?
6 A través de los siglos, Jehová ha querido que su pueblo sea santo, que progresivamente se haga más parecido a él mismo. Para entender esto mejor, consideremos brevemente los tratos de Dios con su pueblo bajo la ley mosaica. Sus palabras a esta nación judía fueron como sigue: “Deben resultar santos, porque yo Jehová su Dios soy santo.” (Lev. 19:2) Ahora bien, ¿qué facetas de la experiencia humana estaba considerando aquí Jehová? ¿Se estaba refiriendo simplemente a las actividades religiosas de la vida? No, ése no era el caso. El contexto, los treinta y cinco Lev. 19 versículos 3-37 restantes del capítulo, revela que Dios estaba hablando de actividades que reflejaban todo aspecto de la vida judía. Cosas como el hurto, la imparcialidad en el juicio, el uso de pesas y medidas, la manera de tratar con impedimentos como la sordera y la ceguera, y hasta asuntos sexuales se mencionan específicamente. Por lo tanto, había de exhibirse santidad en toda actividad de la vida. Al adherirse a las normas de Dios para la santidad en aquel tiempo, la nación podía ser un pueblo “santo,” o limpio, y apartado de las naciones mundanas como pueblo dedicado exclusivamente a Jehová. Las leyes dietéticas, sanitarias y morales que Dios les dio eran un recordatorio constante de su separación y santidad a Él.—Lev. 22:31, 32.
SE ACLARA EL SIGNIFICADO DE SANTIDAD
7. (a) Puesto que a los israelitas podía hacérseles “santos” solo hasta cierto punto, ¿qué fue necesario por parte de Dios? (b) ¿Cómo ayudó el mensaje de Jesús al pueblo de su día?
7 Sin embargo, a los israelitas podía limpiárseles y apartárseles del mundo antiguo y hacérseles “santos” solo hasta cierto punto. Por eso fue necesario que Dios enviara a Jesús a la Tierra, para revelar a la humanidad información adicional acerca de su Padre y Sus maravillosas cualidades de justicia, pureza y santidad. Las enseñanzas de Jesucristo podían hacer que las personas que estuvieran dispuestas a aprender fueran aun más santas que las que estaban bajo la Ley. Sus instrucciones llegarían al corazón de los que quisieran responder al mensaje de Dios. Éste podría ayudarlos a amoldarse más a la semejanza de Jehová. Podrían llegar a conocer a Dios más íntimamente que los que vivieron antes de que Jesús viniera a la Tierra.—Juan 1:18.
8. ¿Cómo ahondó más Jesús, después de citar la Ley, y qué dos ejemplos ilustran esto?
8 Jesús, mientras desempeñó el servicio que Dios le había asignado, citó vez tras vez de la Ley y entonces ahondó más. ¿De qué manera? Llegó a los motivos y razones por los cuales se hacen las cosas. Jesús se interesaba en averiguar qué había en el corazón de la persona. Ilustró esto una vez cuando estuvo considerando la Ley y el asunto de asesinato y adulterio. Explicó: “Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia.’ Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’ estará expuesto al Gehena ardiente.” (Mat. 5:21, 22) Más tarde, mientras hablaba acerca del adulterio, Jesús dijo esto: “Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio.’ Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.”—Mat. 5:27, 28.
9. (a) Muestre el contraste entre la Ley y el cristianismo. (b) ¿Qué puso de relieve Jesús en su enseñanza?
9 En ambos casos, podemos ver la superioridad de las enseñanzas de Cristo sobre las de la Ley en cuanto a hacer santo a uno. Bajo la Ley los hechos físicos de asesinato y adulterio le acarreaban condenación de muerte al israelita. Pero tocante al cristiano, hasta sus pensamientos y motivos pudieran condenarlo a los ojos de Jehová. Tenía que tener un corazón limpio. (Mar. 7:18-23) El cristiano no podía abrigar pensamientos y deseos incorrectos y esperar ponerse la “santidad” que reflejara la gloria de Jehová. (Fili. 4:8; 2 Cor. 3:18) De modo que Jesús puso de relieve los principios que había detrás de la Ley. Recalcó el espíritu de la Ley, que había sido pasado por alto en gran parte por los que enseñaban la Ley.
10. ¿De qué manera se beneficiaron los seguidores de Jesús, y qué dijo Pedro acerca de estos cristianos separados?
10 Los apóstoles y otros seguidores de Jesús tomaron a pechos ese consejo por medio de esforzarse por aplicar los principios y el espíritu de la Ley en su vida. Esto les ayudó a adquirir la “santidad” que se esperaba de ellos. Recibieron esa “santidad” por fe en el valor expiatorio del sacrificio de Jesucristo. Pedro, al describir la congregación cristiana, se sintió impelido a llamarla “una nación santa,” una nación que estaba totalmente separada del mundo y apartada para prestar servicio a su Dios. (1 Ped. 2:9) Éstos, aunque imperfectos, eran “santos” o limpios y brillantes a los ojos de Jehová.
11. ¿Qué dijo Malaquías acerca de una obra de limpieza, y cuándo empezó esa obra?
11 Antes de que Jesús viniera a la Tierra, Malaquías, un hombre de Dios, había profetizado que Jehová también efectuaría una obra de limpieza durante el fin de este sistema de cosas. Describió esto de esta manera: “Pero ¿quién estará soportando el día de su venida, y quién será el que se mantendrá en pie cuando él aparezca? Porque él será como el fuego de un refinador y como la lejía de los lavanderos. Y tendrá que sentarse como refinador y limpiador.” (Mal. 3:2, 3) La cronología y los hechos físicos en cumplimiento de la profecía bíblica muestran que esta obra de limpieza se ha ejecutado desde poco después del establecimiento del reino de Dios en 1914. Tal como Jehová había limpiado a su pueblo en el pasado, fue necesario que hubiera una limpieza progresiva del pueblo moderno que lleva su nombre, a fin de hacerlos un pueblo santo.
UNA LIMPIEZA PROGRESIVA
12-16. A medida que fue efectuándose la obra de limpieza, ¿qué resultados hubo tocante a (a) doctrinas incorrectas, (b) inmundicia moral, y (c) hábitos de drogas y tabaco?
12 ¿Cuáles son algunos de los cambios y transformaciones graduales que han tenido que efectuar tanto la congregación cristiana moderna por todo el mundo como los individuos que la componen? ¿Qué fue esta obra de limpieza que había predicho Malaquías? Empecemos a obtener nuestra respuesta por medio de remontarnos a los días de C. T. Russell y J. F. Rutherford, que sirvieron en sucesión como presidentes de la Sociedad Watch Tower desde los años ochenta del siglo pasado hasta los cuarenta de éste. Doctrinas incorrectas como las de un infierno de fuego (Ecl. 9:5, 10) y la Trinidad (Juan 14:28; 1 Cor. 11:3) tuvieron que ser limpiadas, eliminadas. Más tarde, los cristianos verdaderos fueron más intensamente purificados cuando se removió la celebración de cumpleaños. (Ecl. 7:1) Luego llegó el tiempo en que a los cristianos verdaderos se les hubo de mostrar la necesidad de mantenerse separados del mundo y sus conflictos, y eso se aclaró.—Juan 15:19; 17:16.
13 Durante los años de después de la II Guerra Mundial la corrupción moral del mundo empezó a alcanzar proporciones pavorosas. Existía la posibilidad de que la organización limpia de Dios se contaminara con aquellas influencias corruptoras. Pero Jehová estaba interesado en su pueblo, tal como en los tiempos del pasado, y por eso por medio de Su conducto de comunicación presentó amorosamente información que contrarrestara la suciedad que podía manchar a su pueblo o hacer que su pueblo se hiciera impío. (Mat. 24:45-47) Desde 1946, en particular, la limpieza moral personal se hizo asunto de mucho mayor interés para el pueblo del Señor. (2 Cor. 7:1) Empezando en 1952, se instituyó el arreglo bíblico más formal de expulsar a los malhechores. A los que cometían pecados crasos como adulterio y fornicación se les expulsaba de la congregación, si no se arrepentían. (1 Cor. 5:11-13) La organización de Dios no toleraría a personas que rehusaran mantenerse sin mancha, limpias y puras a la vista de Jehová.
14 En la década de los sesenta el “concertar citas” entre los sexos era prominente y popular en el mundo. Estaba en boga el hacerse caricias y besuquearse en exceso. ¿Había peligro de que nuestros jóvenes se ensuciaran y mancharan con “conducta relajada” y prácticas inmundas? (Efe. 4:19) ¡Sí, lo había! De modo que, otra vez Jehová, por medio de su organización, señaló que tales prácticas no eran dignas de un pueblo “santo.” Se mostró que el cortejo era para adultos con inclinación al matrimonio. El “concertar citas” no era un juego, era asunto serio. Para los cristianos debería llevar a matrimonio honorable.—Heb. 13:4.
15 En los últimos años, la homosexualidad ha barrido por el mundo. Estos homosexuales alegan que ‘ya no lo están escondiendo’ y hacen alarde al decir: ‘Estamos orgullosos de serlo.’ Se hizo evidente que esta erosión de las normas morales podía presentar un peligro o amenaza para el pueblo santo de Dios, de modo que a las congregaciones se les puso sobre aviso y los malhechores fueron echados. Así mismo, prácticas inmundas, como la masturbación, que puede ser un escalón a la homosexualidad, se han abordado de modo serio, y al mismo tiempo con comprensión, para ayudar a los individuos a mantenerse limpios y puros a los ojos de Jehová. Más tarde, otra cuestión requirió atención. Prácticas contranaturales en relación con las relaciones sexuales en el matrimonio, como la cópula oral y anal, han hecho que algunos del pueblo de Dios se hagan impuros a los ojos de él. Pero La Atalaya se mantuvo por encima de este cenagal de suciedad poniendo sobre aviso a los matrimonios en cuanto al modo de pensar de Dios en el asunto. También se mostró que la fornicación (porneía, griego), que tan detestable es a la vista de Dios, incluye toda forma de relaciones sexuales inmorales. (1 Cor. 6:9, 10) Se apreció esta información, y los que desistieron de tales prácticas inmundas estuvieron en completo acuerdo con David, quien sabiamente elevó a su Padre celestial esta petición: “De pecados ocultos pronúnciame inocente.”—Sal. 19:12.
16 Más recientemente, Jehová ha traído a la atención de su pueblo “santo” la necesidad de expulsar a los cristianos dedicados y bautizados que rehúsan romper y abandonar los hábitos de las drogas y el tabaco. La idea de que el tabaco era una contaminación de la “carne y del espíritu” no era nueva. En el transcurso de los años en centenares de diferentes referencias en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower se ha llamado a la atención del pueblo de Dios lo contrario que es el fumar a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Por lo tanto era tiempo de que Dios removiera a los que rehusaban ver la importancia de limpiarse de toda contaminación de la carne y del espíritu. En mayo de 1974, tan solo en los Estados Unidos, más de 2.000 personas habían sido expulsadas por no haber desistido de esta práctica inmunda. No estaban “perfeccionando la santidad en el temor de Dios” en armonía con el estímulo que había dado Pablo.—2 Cor. 7:1.
17. ¿Cómo ha protegido Dios a su pueblo como grupo, y qué pregunta seria debería hacerse el individuo?
17 Por estos ejemplos de limpieza, y otros, es obvio que Jehová se está esforzando por ‘perfeccionar’ a su pueblo en la santidad. Tal como un padre, mientras camina por un bosque, lleva de la mano a su hijito para ayudarle a vencer cualesquier peligros y obstáculos, así nuestro Padre celestial ha guiado a su pueblo a través de los años. Cada paso por el que nos ha llevado ha sido necesario. A medida que fueron surgiendo cosas que podían mancharnos, Jehová se encargó de ellas. A las congregaciones se les notificó y el pueblo de Dios estuvo preparado para los cambios exactamente a tiempo. Por lo tanto se nos está “refinando” y “purificando” a fin de que podamos estar en mejor condición para representar a Dios más santamente. Sin embargo, la pregunta seria es: ¿Qué estamos haciendo nosotros como individuos? ¿Nos hemos mantenido al paso con todos estos importantes cambios progresivos? Es necesario que cada uno de nosotros escudriñe su corazón para encontrar la respuesta.
CONTINUANDO LA SANTIFICACIÓN
18. ¿Por qué llama nuestra atención Jehová a sus normas santas, y cómo responde cuando erramos?
18 Tenemos que reconocer que las normas de Dios para la santidad no cambian. Siempre han estado en la Biblia. Al traer estas cosas a nuestra atención, él simplemente quiere que veamos con más claridad los principios y las leyes de su Palabra. Quiere que aprendamos más acerca de sus caminos para que podamos copiar más su santidad. Cuando erramos y caemos, es paciente con nosotros. Tiene empatía, “acordándose de que somos polvo.” (Sal. 103:14) No nos amenaza con removernos de la congregación por toda transgresión, sino que nos da la oportunidad de adquirir mayor comprensión de sus caminos y cualidades.
19. ¿Cómo pudiéramos aceptar la bondad inmerecida de Dios y sin embargo dejar de cumplir su propósito?
19 Pero no queremos aceptar la bondad inmerecida de Dios y dejar de cumplir el propósito o razón por la cual se nos ha introducido en la organización limpia de Dios. (2 Cor. 6:1) No debemos ser indiferentes. No es prudente dar las cosas por sentadas. No podemos darnos el lujo de permanecer estacionarios. Tenemos que tomar en serio lo que dice Su Palabra y lo que nos revela Su organización. A medida que sale nueva información tenemos que tomarla a pechos y esforzarnos sinceramente por aplicarla en nuestra vida. Estamos en la organización limpia de Dios para traerle honra y alabanza a Él. Si no hacemos esto, entonces estamos dejando de cumplir el propósito del que se nos limpie y haga “santos.” Realmente, ¿podríamos esperar entonces las bendiciones y el apoyo de Dios?
20. (a) ¿Cuál es la manera de gobernar de Dios? (b) ¿Qué indicaría el que no respondiéramos a Su dirección?
20 La manera en que Dios gobierna es por amor. (1 Juan 4:16) Él quiere que hagamos las cosas porque son correctas. Es posible que en el futuro se nos imponga una prueba en cuanto a acatar cierta información que Dios traiga a nuestra atención. Supongamos que tenga que ver con algo que amamos muchísimo. ¿Qué haremos? ¿Vamos a titubear en aplicar el consejo, y quizás ponernos a pensar en qué queremos hacer nosotros en cuanto a ello? Si así fuese, ¿no estaríamos en realidad haciendo la pregunta: ‘¿En realidad queremos nosotros la gobernación de Dios?’ El no responder a la dirección de Dios por medio de su organización, ¿no indicaría en realidad un rechazamiento de la gobernación divina?
21. Hoy, ¿de qué manera aumenta Dios la santidad de su pueblo?
21 A medida que recibimos cada nueva publicación por medio de la clase del “esclavo” fiel de Jehová, prescindiendo de si somos de los “ungidos” o de la “grande muchedumbre,” vemos que se nos llama la atención a nuevas facetas de las normas santas de Jehová. Es de esta manera que se nos va limpiando, y no por una lista creciente de razones por las cuales expulsar a las personas en los días venideros. Nos purifica nuestra obediencia a la verdad, tal como lo dijo Pedro: “Ustedes han purificado sus almas por su obediencia a la verdad.” (1 Ped. 1:22) Queda manifiesto que el pueblo de Jehová como grupo está haciendo esto, pero es importante que individualmente respondamos a lo que Jehová está haciendo para nosotros en este tiempo. Nos está haciendo “santos” tal como Él es “santo.”
22. En vez de forjar excusas por las debilidades, ¿qué debemos hacer?
22 Lo que queremos hacer es reflejar la imagen de nuestro Padre celestial. Por lo tanto, tenemos que esforzarnos por permanecer limpios, especialmente a medida que este mundo se va haciendo cada vez más sucio e inmundo. Este no es tiempo para estar forjando excusas para nuestras debilidades e imperfecciones. Tenemos que esforzarnos por mejorar. Tenemos que luchar constantemente para asemejarnos más a Jehová. Si a veces la carga nos parece demasiado grande para llevarla, entonces ¿por qué no aceptar esta invitación de Dios: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará”?—Sal. 55:22; 68:19.
23. ¿Cuáles son las cosas que tenemos que hacer ahora para recibir la vida en un nuevo sistema santo?
23 Importante, también, es la necesidad de mantener nuestra mente concentrada en el Nuevo Orden santo que estará lleno de personas santas. Medite constantemente en el tiempo en que usted estará limpio y santo para siempre, física, mental, moral y espiritualmente. Sin embargo, para que experimente esas bendiciones es esencial que AHORA se asocie con el pueblo limpio que compone las congregaciones de Dios. Esto lo estimulará a querer imitar el ejemplo excelente de ellos mientras ellos se esfuerzan por ser santos. (Heb. 10:24, 25) Continuemos limpiándonos ahora por medio de obedecer la Palabra de verdad de Dios. Queremos seguir la guía de la congregación cristiana y responder a la dirección del espíritu santo que Jehová está derramando para ayudarnos a conseguir su santidad. Despleguemos nuestra santidad genuina por medio de mostrar amor sin hipocresía a otras personas y responder con amor cada vez más profundo a nuestro Dios santo, Jehová.—Mat. 22:37-40.
24. ¿Qué magnífica expectativa podemos realizar, con el resultado de que todo el crédito vaya a quién?
24 ¡Qué magnífica expectativa tenemos todos ante nosotros hoy! La “santidad” que muchos pensaban que jamás se podía alcanzar puede ser nuestra. ¡Qué maravilloso será el reflejar como personas verdaderamente “santas” las muchas cualidades superlativas de Dios por toda la eternidad! ¡Toda alabanza y honor van a Él! ¡Qué eternamente agradecidos estaremos a Jehová por la oportunidad que nos dio de responder a su mandato: “Tienen que ser santos, porque yo soy santo”!—1 Ped. 1:16.