Estrella del día
NUESTRA Tierra no es muy grande cuando se compara con la estrella del día... nuestro Sol. Pues, dentro del Sol, se podría colocar un millón de Tierras. Y sin embargo en lo que respecta a estrellas, nuestro Sol realmente no es grande. Es semejante a un enano. ¡Algunas estrellas son centenares de veces mayores que nuestro Sol! La brillante estrella roja, Betelgeuse, tiene un diámetro aproximadamente 400 veces mayor que el de nuestra estrella del día.
El Sol tampoco es la estrella más brillante. ¡La estrella S. Dorado es aproximadamente 500.000 veces tan brillante como el Sol! Pero para nuestra Tierra el Sol es exactamente adecuado.
Nuestro Sol se ve mucho más brillante y más grande que las otras estrellas simplemente porque es la más cercana a la Tierra. La distancia media del Sol a la Tierra es de 149.637.000 kilómetros (casi 93.000.000 de millas). La luz llega a la Tierra desde el Sol en aproximadamente 8 1⁄3 minutos. Puesto que el Sol es el centro del sistema solar, la Tierra y todos sus planetas hermanos se mueven en grandes círculos a su alrededor.
Moviéndose a una velocidad tremenda, el Sol viaja a través del espacio a unos diecinueve kilómetros por segundo. Sin embargo no hay peligro alguno de que nuestro Sol se acerque demasiado a otra estrella. La estrella más cercana, que se llama Próxima Centauro, está a 40.225.000.000.000 de kilómetros (más de 25.000.000.000.000 de millas) de distancia. Está tan lejos que le toma a la luz, la cual se mueve a unos 300.000 kilómetros (más de 186.000 millas) por segundo, más de cuatro años para viajar desde esa estrella a nuestra Tierra. Si la Tierra estuviese viajando en dirección de Próxima Centauro, se necesitarían casi 65.000 años para llegar a ella.
Por lo tanto, cuando consideramos que nuestro Sol solo es uno entre miles de millones de soles, bolas de fuego incandescente que giran a través del espacio, esto debería movernos a pensar en Aquel que los tiene a todos en su poder y a todos los llama por nombre. (Sal. 147:4) Realmente el Sol es un don del “Padre de las luces celestes,” quien hace que éste brille sobre todos sin distinción, sobre los inicuos y los buenos. (Sant. 1:17; Mat. 5:45) Ciertamente se puede decir que nuestra estrella del día alaba a su magnífico Creador.—Sal. 148:3.
Un gigantesco reactor nuclear
Nuestro Sol es uña gigantesca bola brillante compuesta de gases calientes. Los elementos más comunes de los que está compuesto nuestro Sol son hidrógeno, helio, calcio, sodio, magnesio y hierro. Pero, ¿de dónde obtiene su calor el Sol? En realidad nuestra estrella del día se asemeja a un horno atómico. El proceso de veras es complicado, pero, básicamente, el gas hidrógeno en el Sol se transforma en helio. Cuatro átomos de hidrógeno se unen para hacer un átomo de helio, y en el proceso se libera mucha energía.
Se dice que la temperatura de la superficie del Sol es de aproximadamente 6.000 grados centígrados (unos 11.000 grados Fahrenheit). Pero debido a su gran distancia a la Tierra solo aproximadamente un dos mil millonésimo de su energía radiante llega a la Tierra. Sin embargo esta cantidad es plenamente suficiente para suministrar las condiciones climáticas ideales que hacen posible la vida vegetal y animal en la Tierra.
Si solo pudiera domarse una fracción de la fantástica cantidad de energía solar, el hombre resolvería sus problemas principales relacionados con la calefacción y el transporte. Se ha dicho que si el hombre supiera usar la energía solar eficazmente, podría suministrar casi dos caballos de energía por cada metro cuadrado de terreno sobre la cual brilla el Sol.
Prominencias solares y tempestades solares
De vez en cuando grandes llamaradas salen disparadas del Sol; a éstas se les llama prominencias solares. Estos grandes géisers o fuentes de fuego estallan y entonces desaparecen gradualmente, esparciendo fuego en su senda. Pueden proyectarse a más de 360.000 kilómetros del Sol mismo.
También hay las manchas o borrones oscuros en la superficie del Sol llamadas manchas solares. Realmente son tempestades solares de masas remolinantes de gases electrizados. Evidentemente por tener una temperatura inferior al resto de la atmósfera solar, las manchas solares parecen parches opacos en un fuego de carbón.
Las manchas solares nos afectan porque parece que están asociadas con las tempestades magnéticas a las cuales está sujeta nuestra Tierra de vez en cuando. Como resultado hay desvanecimientos de radio. Por ejemplo, en marzo de 1970, la República de las Filipinas informó una tempestad solar tan intensa que los expertos dijeron que abarcó de 60 a 70 por ciento de una región cerca del ecuador del Sol. Produjo una extinción de radio en las frecuencias inferiores que duró por más de una hora. Otros instrumentos eléctricos en la Tierra también son afectados por las tempestades solares, y la aguja de la brújula quizás deje de señalar hacia el norte o gire erráticamente.
Las plantas atrapan la luz solar
Pero, ¿de qué manera nos afecta más personalmente esta gran estrella que gira a través del espacio y está a millones de kilómetros de distancia? Bueno, nos suministra el alimento que comemos y el aire que inhalamos. ¿De qué manera?
Es por el proceso que se conoce como fotosíntesis. Esta palabra proviene de “fotos,” que significa “luz,” y “síntesis” o “formación.” La fotosíntesis se produce cuando las plantas verdes usan la energía de la luz solar para reunir los comestibles del anhídrido carbónico y el agua. El alimento producido se encuentra en forma de hidratos de carbono. Al mismo tiempo el oxígeno del agua se libera en la forma de oxígeno gaseoso libre. De modo que, la fotosíntesis hace asequible no solo nuestro alimento sino también el oxígeno del aire que inhalamos.
Otro factor muy necesario para la vida es el calor y, como hemos visto, nuestro Sol es lo suficiente caliente para mantenernos a todos abrigados. Sus facultades vivificantes son más evidentes en la primavera cuando el calor de los rayos del Sol penetra en la tierra congelada y despierta a las diminutas plantas de semillero, haciendo que saquen su pequeña nariz verde sobre la superficie del terreno. La cantidad de calor que le llega a la masa de terreno tiene un efecto importantísimo sobre lo que puede crecer en éste. Por ejemplo, ninguna vegetación importante puede crecer en lugares como la región ártica, donde la temperatura media del mes más caluroso permanece a menos de 5,6 grados centígrados.
El Sol no solo suministra alimento y aire para mantenernos vivos, sino también agua dulce. El calor de este horno solar atrae hacia arriba el agua del terreno, lagos y ríos en la forma de vapor acuoso. Después este vapor se condensa en la atmósfera superior y forma las nubes. Con el tiempo la humedad de las nubes vuelve a caer en la forma de lluvia, alimentando los ríos, regando las plantas y suministrándonos el agua dulce que necesitamos. Las palabras del hombre temeroso de Dios Eliú, registradas en el libro de Job, describen este proceso: “Pues él atrae hacia arriba las gotas de agua; se filtran como lluvia para su neblina, de modo que las nubes destilan, gotean sobre la humanidad abundantemente.” (Job 36:27, 28) En algunos lugares llueve más abundantemente que en otros, pero la constancia de este ciclo ayuda a preservar nuestra vida.
Otros efectos y beneficios
El Sol también nos suministra nuestros colores, pues el color se produce porque los objetos reflejan los diferentes colores de las luces del espectro solar. Y tampoco debe menospreciarse su efecto psicológico. La gente que tiene frío o está cansada o se siente sola se siente mejor en un día caluroso, de sol, ¿no es verdad?
El Sol nos sirve como un gran reloj, junto con la Luna y las estrellas. (Gén. 1:14, 15) El día solar de veinticuatro horas se determina por la rotación de la Tierra sobre su eje. El año es el tiempo que tarda la Tierra en hacer su revolución alrededor del Sol. Y la altura variante del Sol en el cielo y la longitud de tiempo en que aparece son las causas determinantes de los cambios de las estaciones en el clima y la vida natural.
Sí, nuestro Sol tiene un efecto muy poderoso en nuestra vida. El Creador ha provisto esta gran fuente de energía para asegurar el que tengamos luz y calor así como aire que inhalar. Origina lluvias y flores primaverales. Y por él marcamos la hora y regulamos nuestra vida.
¡Cuán vital es nuestro Sol para la Tierra! Sin él la Tierra se dispararía en el espacio. Sin él, nuestra Luna parecería desaparecer, pues ya no reflejaría su luz del Sol. La Tierra quedaría virtualmente oscura. Llegaría a ser muy fría, y no habría ningún humano vivo en la Tierra para echar de menos las resplandecientes puestas de Sol.
Pero el Creador del Sol nos asegura que nuestra estrella del día continuará brillando a través de la eternidad, sin jamás cesar de bañar nuestra Tierra con calor y luz radiantes.—Sal. 89:36; 104:5; Gén. 8:22.
[Ilustración de la página 10]
Sin el Sol no habría alimento que comer, pues las plantas utilizan la energía radiante del Sol para fabricar alimento
[Ilustración de la página 11]
El Sol no solo suministra calor, sino que también hace posible el agua dulce