Eliminación de los problemas globales pronto
LOS problemas ciertamente no son nuevos. Usted, como todos los demás, tiene su porción de ellos. También, sin duda usted percibe que estos problemas se han intensificado en los últimos meses.
Hay hombres en puestos de responsabilidad que realmente temen que haya un desastre global. Diariamente se oye el grito que anuncia sus temores en titulares como:
“EL MUNDO ENTERO SUFRE POR OLEADA DE INFLACIÓN”
“EL CRIMEN EN LAS CALLES SE HACE PROBLEMA MUNDIAL”
“SE TEME INANICIÓN MUNDIAL”
Pero hay otros problemas. La escasez de petróleo y el derrumbe económico amenazan a muchas naciones. Tan serios son los problemas, que con frecuencia se han celebrado conferencias globales y regionales, como cuando 130 naciones se reunieron en Roma en noviembre de 1974 para tratar el problema de la alimentación global. De hecho, tantos grupos se reunieron en 1974 que se le ha llamado ‘el año de las conferencias internacionales.’
Los problemas que en el pasado se hallaban ‘al otro lado del mundo’ ahora aparentemente rodean a toda persona. Al suceder esto, se hace más patente la verdad de que todos los hombres son miembros de la misma familia humana. Y lo que afecta a una sección de esa familia afecta a todos, a veces “de la noche a la mañana.”
Por lo tanto, es evidente que el sistema terrestre está intrincadamente entretejido. Sí, sea que nos guste o no, todas las naciones dependen unas de otras. Sin embargo este hecho no las ha puesto en cooperación, aunque ven que hay desesperada necesidad de hacerlo.
¿Por qué no pueden las naciones solucionar sus problemas mediante la cooperación?
POR QUÉ LOS HOMBRES NO PUEDEN RESOLVER LOS PROBLEMAS
En particular, por las muchas maneras en que están divididos. Tienen diferentes ideologías políticas, sistemas económicos, arreglos sociales y creencias religiosas. Y, como resultado, a menudo los individuos tienen prejuicios profundamente arraigados contra los que sustentan puntos de vista diferentes de los suyos.
Todo esto produce desconfianza. Y esta falta de confianza es una de las razones principales por las cuales el hombre no puede resolver los problemas entre las naciones y los pueblos. Por ejemplo, considere un resultado: Aunque ven lo imprudente que es, las naciones casi arruinan sus economías mientras gastan miles de millones de dólares en armamentos que esperan que jamás tengan que usar. Y sin embargo, en vista de la repetida violación de los tratados de paz, las naciones no pueden ver ninguna razón para confianza mutua, y por consiguiente creen que no hay remedio para esas carreras de armamentos.
Así, un factor que desempeña un papel fundamental en que los hombres no puedan resolver los problemas globales es el egoísmo humano. No solo impera en organizaciones y naciones, sino que existe en las mismísimas raíces de la sociedad humana. ¿No es cierto que casi todo el mundo piensa primero en “yo”? Por lo general el individuo busca su propia ventaja sin consideración para la otra persona. Probablemente excuse sus acciones con el pensamiento de que la otra persona hace lo mismo y se va a aprovechar de él si él no se da atención egoístamente a sí mismo primero. Las naciones hacen esto en escala grande.
Nadie debe pensar que la Tierra misma sea responsable de los problemas del hombre... que, por ejemplo, no puede producir suficiente alimento para todos. La realidad es que, allá en 1970, la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas calculó que la Tierra podría alimentar a una cantidad de personas muchas veces mayor que la población actual del mundo. Los hombres simplemente han estado administrando mal la producción de alimento de la Tierra, así como la distribución de ese alimento.
Algo parecido sucede en cuanto a los llamados ‘recursos en merma’ del mundo. La Tierra es literalmente un almacén generoso de todas las materias primas que el hombre necesita para disfrutar de una vida cómoda y feliz. Pero los hombres, egoístamente, han malgastado y usado incorrectamente estas cosas, y de tal manera que esparcen contaminación por toda la Tierra. Sí, los problemas que amenazan al globo terráqueo son de la propia hechura del hombre.
Además, estos problemas ahora son demasiado grandes para que el hombre los resuelva sólo considerando lo local. Hay que tomar en consideración a la gente de todas partes del globo terráqueo. Para efectuar esto, ¿qué se necesita?
SE NECESITA: UN GOBIERNO MUNDIAL
En las últimas décadas se ha hablado con frecuencia cada vez mayor acerca de la necesidad de un gobierno mundial de alguna clase. Por supuesto, desde hace mucho tiempo Dios vio que el hombre necesitaba un gobierno mundial y habló de un régimen global de esa índole en su Palabra la Biblia.—Dan. 7:13, 14, 27.
Sin embargo, allá en 1918, después de la I Guerra Mundial, los hombres dijeron que su método, la Sociedad de Naciones, resolvería los problemas del globo terráqueo. Aun las iglesias la apoyaron, acudiendo incorrectamente a ella como “un medio esencialmente cristiano de alcanzar la justicia y paz internacional.”—El Times de Londres del 5 de diciembre de 1918.
Sin embargo aquella Sociedad no era realmente cristiana. Ni fue en realidad un gobierno mundial. Y no resolvió los problemas. Ahora, la Organización de las Naciones Unidas está en una posición conspicua como nunca antes en su historia de veintinueve años. Pero, honradamente, ¿cuál de los muchos problemas verdaderamente globales que plagan a la humanidad ha podido resolver la Organización de las Naciones Unidas?
Claramente, los problemas globales son demasiado difíciles para que el hombre les haga frente con buen éxito. ¿Significa esto, entonces, que la situación es desesperanzada? No, hay una solución. ¿Dónde?
FUENTE DE ALIVIO
Bueno, considere: ¿A quién sería más razonable acudir para una solución sino al propio Creador del hombre? ¿Quién conoce mejor que Él el funcionamiento de nuestra Tierra y cómo satisfacer las necesidades de los hombres que hay en ella? ¿Y quién está más interesado en las criaturas humanas que su Creador?
Pero quizás usted pregunte: ‘Si Él fuese a resolver los problemas globales, ¿por qué no lo ha hecho ya?’
Nuestro Creador contesta esa pregunta de manera sumamente satisfactoria en su Palabra. La Biblia explica que Dios ha permitido condiciones inicuas por estos muchos años a fin de zanjar cuestiones importantes que se plantearon al tiempo de la rebelión del hombre contra Dios, cuestiones que afectan nuestro propio disfrute de la vida. Pero ahora se ha acercado el tiempo en el cual Dios, como ha prometido, destruirá a todos los que hacen una práctica de la iniquidad, y entonces cumplirá su propio magnífico propósito de hacer de la Tierra un paraíso. También, Dios es paciente con la humanidad, y desea que tengan la oportunidad de conseguir salvación aprendiendo acerca de su propósito y viviendo en armonía con él. Bondadosamente ha concedido tiempo para esto.—2 Ped. 3:9, 15.
¿Cuál es el propósito de Dios?
GOBIERNO MUNDIAL POR DIOS
Su propósito es bendecir a la humanidad con un gobierno justo que una a todos los pueblos de la Tierra. Jesucristo dedicó su ministerio terrestre a informar a la gente en cuanto a este gobierno del Reino. Instó a sus discípulos a orar por él. Usted ora por ese gobierno cuando dice: “Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”—Mat. 6:9, 10, Versión Moderna.
Pero ¿cómo vendrá ese reino? ¿Vendrá por medio de que todas las naciones y pueblos de la actualidad con el tiempo se sometan a las leyes de Dios y todos trabajen altruistamente en el interés mutuo? ¿Qué opina usted? ¿Hay alguna indicación de que haya de suceder eso?
Pudiera haber quienes señalaran a regalos de alimento de naciones más ricas a naciones más pobres como evidencia del interés altruista de estas naciones en el bienestar de otras personas. Pero ¿es esto realmente interés altruista? Al contrario, los estrategas políticos consideran estas dádivas como “egoísmo iluminado.” George Wald, de la Universidad de Harvard, explica: “Nuestro alimento se promete en los casos en que se puede usar para obtener una ventaja política o en que se puede vender a buen precio.”
No, si la ‘venida’ del reino de Dios dependiera de que los pueblos y naciones de la actualidad desarrollaran un mutuo y recíproco interés altruista, entonces jamás vendría. En cambio, el reino de Dios vendrá de otra manera, de manera muy espantosa para la mayoría de la gente en la Tierra. ¿Por qué se dice eso?
Esto se explica en la profecía bíblica. Señalando adelante a este mismísimo tiempo en que se zanjan completamente las cuestiones y se cumplen los magníficos propósitos de Dios, la Biblia dice: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.
¡Piense en lo que eso significa! Cuando oramos para que venga el reino de Dios, significa que estamos orando para que venga con fuerza destructiva a eliminar de la Tierra todos los gobiernos humanos presentes. Esto significará el fin de este mundo injusto, un acontecimiento del que a menudo se habla en la Biblia. (2 Ped. 3:5-7; 1 Juan 2:17) Por supuesto, la Tierra literal sobrevivirá, y Dios también preservará a algunos de la humanidad para cumplir su magnífico propósito para nuestra Tierra.
¿Cómo unirá este gobierno a todos los pueblos en la Tierra, y eliminará los problemas globales?
LO QUE TRAERÁ EL GOBIERNO DE DIOS
La Biblia dice: “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13) Ahora bien, aquí la Biblia no está hablando de nuevos cielos literales llenos de estrellas, o un nuevo planeta Tierra literal. No hay nada defectuoso en cuanto a éstos de modo que tengan que ser reemplazados. De hecho, la Biblia dice que la Tierra literal fue establecida para durar “para siempre.”—Sal. 104:5.
Sin embargo, lo que se necesita es un gobierno justo, uno que sea imparcial para con todos sus súbditos y en el cual por lo tanto ellos tengan confianza. Eso es lo que el reino de Dios es. Jesús repetidas veces lo llamó “el reino de los cielos.” (Mat. 4:17; 10:7; 11:11) Esta gobernación celestial es los simbólicos “nuevos cielos.” La “nueva tierra” es una nueva sociedad terrestre de personas que se someten al régimen del reino de Dios. La justicia morará en este nuevo sistema. ¿Por qué podemos estar seguros de eso?
Ante todo, porque Jesucristo es el gobernante a quien Dios ha designado para su gobierno celestial. Y mientras estuvo en la Tierra Jesús demostró que sería buen gobernante; vivió una vida justa. También enseñó a otros: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.” (Mat. 7:12) Ahora bien, si todos realmente vivieran de esta manera, ¿qué clase de “tierra” cree usted que sería ésta?
Verdaderamente sería nueva, ¿no es verdad? La gente no estaría dividida. No tendrían desconfianza entre sí, ni tendrían prejuicios. Todo el egoísmo sería eliminado, y, en cambio, las personas se interesarían con sinceridad en ayudarse mutuamente. Con Jesucristo como gobernante, podemos estar seguros de que él se encargará de que todos sus súbditos terrestres se amolden a esta norma justa. Todos obedecerán el mandato bíblico de amarse los unos a los otros. ¡Qué magnífico será eso!—Juan 13:34.
¿Qué hay de otros problemas globales, como escaseces de alimento en todo el mundo? ¿Cómo se eliminarán éstos?
Piense en ello: Con el poder de Aquel que creó las grandes galaxias de trillones de estrellas respaldándolo, ¿no podría Jesucristo controlar esos problemas? Pues, aun en la Tierra Jesús demostró dominio sobre las condiciones del tiempo, de las cuales depende el crecimiento de lo que se siembra. (Mar. 4:35-41) También, bendijo cinco panes y dos pescados, y Dios milagrosamente aumentó este alimento de modo que fue suficiente para alimentar a 5.000 hombres, además de las mujeres y los niños. Con un poder como ése detrás del trono, nadie bajo el reino de Dios carecerá de alimento nutritivo.—Mat. 14:14-21.
Hasta los problemas que los hombres no pueden esperar resolver serán resueltos por Cristo. Cuando la gente le traía los enfermos y enfermizos, demostró lo que hará para sus súbditos en toda la Tierra. La Biblia dice: “[Los] curó; de modo que la muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían.”—Mat. 15:30, 31.
¡Jesús hasta levantaba a los muertos! Dirigiéndose a una muchacha que había muerto, dijo: “Jovencita, te digo: ¡Levántate!” ¡Y ella lo hizo! “Al instante la jovencita se levantó y echó a andar.” ¿Qué respuesta hubo a esto entre la gente? La Biblia dice: “Estuvieron fuera de sí con gran éxtasis.” (Mar. 5:41, 42) Ciertamente así también se responderá en la “nueva tierra” de Dios cuando acontezca la resurrección de los muertos.
En cuanto a la Tierra literal, pasará por una transformación deleitable. Cuando Jesús agonizaba, un hombre que estaba siendo ejecutado en un madero junto a él puso fe en él, y pidió: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino.” Jesús contestó: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso.” (Luc. 23:42, 43) Y eso es lo que toda la Tierra llegará a ser bajo el régimen del rey de Dios, Cristo Jesús... un hermoso jardín o parque, un verdadero paraíso.
¿QUÉ HARÁ USTED EN CUANTO A ELLO?
Quizás haya quienes digan: ‘Pues, todo eso es demasiado bueno para ser cierto.’ Pero una cosa es segura: los hombres han demostrado que no pueden resolver los problemas globales. No hay esperanza en sus promesas. Al mismo tiempo, todos tendremos que admitir que las cosas que Dios promete son lo que deseamos para nosotros mismos y nuestros amados. Sin embargo Dios no espera que creamos sin prueba. Es por eso que ha provisto en su Palabra la prueba bíblica de que estas cosas son verdaderas.
Lo animamos a usted a investigar. Asista a las reuniones que sin costo monetario a los concurrentes se celebran en cualquier Salón del Reino de los Testigos de Jehová. Ellos con gusto le mostrarán lo que la Biblia dice que personalmente es necesario que hagamos para beneficiarnos de la solución permanente a los problemas globales del hombre.