¿Hay espíritus malignos ejerciendo poder sobre el hombre?
MILLONES de personas en Oriente temen muchísimo a los espíritus malignos. Este temor afecta profundamente su vida de muchas maneras. Por ejemplo, para protegerse del poder de los espíritus malignos muchos orientales usan de maneras extrañas varios objetos.
Considere, por ejemplo, la larga estaca de bambú que se usa durante el Año Nuevo vietnamita. Esta estaca se instala en frente de cada casa. Se cuelgan artículos encima de la estaca, incluyendo una canastita que contiene nueces de betel. Se agregan ciertos instrumentos que retiñen con la brisa. Encima de la canasta, un pequeño cuadro de bambú representa toscamente la barrera que tiene por objeto detener a los espíritus malignos, impidiéndoles entrar en el hogar.
En Malaya también se teme a los espíritus malignos, especialmente en el hogar al tiempo de la preñez y dar a luz. Durante la preñez, por ejemplo, la malaya lleva un clavo de hierro en el pelo o lleva un instrumento agudo como un cuchillo, con la creencia de que los espíritus malignos huirán al ver los objetos metálicos.
En Tailandia se ve en frente de casi todas las casas una casita. Esta es una casa para los espíritus malignos. Puesto que muchos creen que los espíritus malignos pueden perjudicar a los hombres, las casitas para espíritus se colocan para proteger a los que ocupan la verdadera casa. Esperan que los espíritus malignos se engañen con la casita y entren en ella en vez de en la verdadera casa. Además, para apaciguar a los espíritus, a menudo la gente pone alimento en las casitas. Puesto que las hormigas se comen el alimento, quizás parezca que el alimento ha sido llevado misteriosamente.
Además, las estatuas de apariencia feroz que se hallan a las entradas de los templos en Tailandia tienen el propósito de ahuyentar a los espíritus malignos; y algunos dicen que las puntas agudas del techo los hacen huir después que se sientan allí.
Sin embargo, no todos los tailandeses toman en serio a los espíritus malignos; de hecho, las personas más supuestamente sabias quizás nieguen el creer en ellos. Sin duda muchos tailandeses se han preguntado: ¿Cómo pudieran los espíritus malignos con cuerpos inmateriales necesitar alimento o recibir daño o asustarse de objetos de metal u otros objetos? ¿Cómo puede asustarse a las criaturas invisibles con inteligencia por medio de estatuas inanimadas? ¿Cómo podría engañárseles fácilmente para que pensaran que alguna casa de muñecas es una casa verdadera y entraran en ella en vez de en la verdadera? No obstante, aun los que quizás se sientan algo avergonzados de admitir que creen en los espíritus malignos quizás mantengan una casita para los demonios en su patio del frente.
Por lo tanto, surgen las preguntas: ¿Hay espíritus malignos? ¿Ejercen una influencia maligna, extraviadora, sobre los hombres? ¿Es necesario protegerse uno mismo por medio de objetos o casas para espíritus o por medio de apaciguar a los demonios con alimento y bebida?
LA ENSEÑANZA DE LA BIBLIA EN CUANTO A ESPÍRITUS
Hay un Libro sagrado que contesta estas preguntas. Este es el libro más antiguo de la Tierra, un libro oriental, documentos del cual se remontan hasta casi 6.000 años, decenas de siglos antes de que fueran comenzados los escritos budistas, taoístas y otros semejantes. Este, el más antiguo de todos los libros sagrados, es la Santa Biblia. Para hallar respuestas a nuestras preguntas tenemos que dirigirnos a estas Santas Escrituras.
La religión original como se enseña por la Santa Biblia ciertamente habla de espíritus buenos y malos, pero ciertamente no enseña que los humanos necesiten objetos como clavos o casas para espíritus a fin de protegerse ni que tengan que ofrecer alimento para apaciguar a los demonios. La Biblia no enseña la clase de temor a los espíritus malignos que es común a través de Oriente.
El Espíritu que es el tema principal de la Biblia es bueno, porque Él es el Dios de la Biblia, cuyo nombre es Jehová. Él es el Autor de la Santa Biblia y también el Creador del hombre. Como tal, “Dios es un Espíritu,” invisible a los ojos humanos.—Juan 4:24; Sal. 83:18.
¿Cómo puede uno creer en Jehová, el Creador del hombre, sin verle? Podemos creer en la existencia del Creador porque podemos ver su creación, las flores, los pájaros, los animales y las otras maravillas de la Tierra como océanos y montañas, de modo que las “cualidades invisibles [de Jehová] se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad.” Y al reflexionar no solo acerca de las maravillas de la Tierra sino acerca de la inmensidad inimaginable de un universo en el cual la Tierra solo es una simple motita, podemos apreciar mejor que tiene que haber un Creador. Lo más importante: tenemos su propio Libro, la Santa Biblia, que nos habla en cuanto al Creador del hombre y que convence a la persona de que Dios ha sido el Creador. Como Creador y Dios, Jehová es el Gran y Buen Espíritu.—Rom. 1:20.
¿Cómo, entonces, pudieron llegar a existir espíritus malignos? ¿Hizo Jehová, el Creador de los cielos y de la Tierra, a los espíritus malignos? No, porque la Biblia nos asegura su justicia eterna al decir: “Perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Un Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. Ellos han obrado ruinosamente por su propia cuenta.” (Deu. 32:4, 5) Así como los hombres se han hecho malos y han obrado ruinosamente por su propia cuenta, así pueden las criaturas espíritus invisibles, creadas originalmente perfectas, hacerse malas. Y eso es exactamente lo que les sucedió a algunos de los ángeles santos. Se hicieron demonios o diablos.
EL PRIMER DEMONIO, SATANÁS EL DIABLO
¿Cuándo se hizo por primera vez una criatura angelical santa un espíritu maligno? Esto fue después de la creación del primer hombre, Adán, y su esposa, Eva. Jehová los había colocado en “un jardín en Edén, hacia el este.” Era un Paraíso perfecto, y era el propósito de Dios hacer que la humanidad llenara la Tierra, haciendo que el Paraíso se extendiera por toda la Tierra. Pero la Biblia muestra que uno de los hijos espíritus de Dios, un ángel “en Edén, el jardín de Dios,” se resolvió a apartar la adoración del primer hombre y de la primera mujer de su Creador, Jehová, y dirigirla a él mismo. Por medio de una serpiente, este espíritu angelical le mintió a Eva, y la indujo a ella y también a su esposo a desobedecer a Jehová, trayéndoles la pena de muerte a ellos y su prole futura. Esta criatura espíritu que introdujo el pecado y la rebelión en el universo llegó a ser conocida como la Serpiente, el Diablo o Satanás. El Diablo ha sido puesto bajo sentencia de muerte, pero Dios le ha permitido que continúe por un tiempo.—Gén. 2:8; compare con Ezequiel 28:13.
La Santa Biblia también muestra que otras criaturas espíritus más tarde se hicieron desobedientes a Jehová Dios, llegando a ser así demonios. ¿Cuándo fue eso? Por lo menos en los 120 años antes del diluvio global del día de Noé. El registro de la Biblia en Génesis 6:1-5 explica que hijos espíritus de Dios se materializaron como hombres para disfrutar de las pasiones humanas casándose con las hijas de los hombres. Esto fue desobediencia a Dios. Acarreó malos resultados, incluyendo híbridos monstruosos llamados nefilim que nacieron como resultado de tales matrimonios. Al adoptar este derrotero incorrecto, esos hijos espíritus de Dios se hicieron demonios y se pusieron de parte del Diablo, que es el “gobernante de los demonios.”—Mat. 9:34; Jud. 6; 2 Ped. 2:4.
Estos ángeles autoendemoniados se hallan bajo sentencia de destrucción, junto con Satanás el Diablo. (Mat. 25:41) Sin embargo, la sentencia no se ejecutó sobre ellos al tiempo del Diluvio global. Pues los hijos de Dios se desmaterializaron para evitar el Diluvio y regresaron a la región de los espíritus. Pero no se les permitió llegar a ser otra vez parte de la organización de santos ángeles de Dios; en cambio han vivido en una condición degradada de oscuridad espiritual hasta ahora.
Además, la Biblia muestra que después del nacimiento del reino celestial de Dios mediante su Hijo, Jesucristo, el Diablo y sus ángeles fueron arrojados a las inmediaciones de la Tierra: “De modo que hacia abajo fue arrojado el grande dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” (Rev. 12:9) Abajo aquí en la Tierra, a esos ángeles demoníacos ya no se les permite materializarse en la carne como lo hicieron antes del Diluvio global. No obstante, pueden ejercer poder sobre los hombres, tanto, que la Biblia dice que Satanás, junto con los demonios, está “extraviando a toda la tierra habitada.”
CÓMO LOS ESPÍRITUS MALIGNOS EJERCEN PODER SOBRE LOS HOMBRES
Que los espíritus malignos sí ejercen poder extraviador sobre los hombres la Biblia nos lo asegura al decir: “El mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo,” Satanás el Diablo. (1 Juan 5:19) Pero, ¿cómo ejercen estos espíritus inicuos poder sobre los hombres, para extraviarlos?
Otra vez es la Santa Biblia la que identifica las muchas maneras en que los espíritus malignos engañan y extravían a los hombres. Efectúan esto por medio de prácticas espiritistas condenadas por Jehová Dios porque son de origen demoníaco y no de Dios. Jehová amonesta a su pueblo contra estas prácticas, como lo muestra la Biblia: “No debería hallarse en ti . . . nadie que emplee adivinación, practicante de magia o alguien que busque agüeros o hechicero, o uno que ate a otros con un hechizo o alguien que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de acontecimientos o alguien que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová.”—Deu. 18:10-12.
Entre las prácticas condenadas por el Dios de la Biblia se encuentra la de consultar a personas como los adivinos y los mediums espiritistas que pronostican acontecimientos. Por ejemplo, el varón encargado de los templos chinos y vietnamitas a menudo es un médium espiritista. La gente le pide que se ponga en comunicación con el dios del templo. Se celebra una sesión en el templo y el médium invoca al dios por medio de ofrecer pebetes. Luego entra en un trance, quizás sacudiéndose. La gente le pide favores y hace preguntas en cuanto al futuro y recibe respuestas por medio de la voz del médium espiritista. Cuando mediums espiritistas inquieren así de algún dios o de los muertos, realmente están poniéndose en comunicación con espíritus malignos, demonios. Toda esa actividad es condenada por la Biblia como algo detestable a Dios, porque es demonismo.
Condenadas también por la Biblia están las prácticas de magia, que incluyen las muchas hazañas de magia llevadas a cabo por yogis y otros, como levitación, el ser enterrados por muchas horas, andar en brasas ardientes, comer vidrio, clavos, etc. Lo que se llama magia negra también es obra de los demonios. Por lo tanto, la Biblia condena a los hechiceros, a los que ponen a otros bajo un hechizo, tal como usando algún pelo o sangre de la víctima como “contacto,” a fin de embrujar a alguien, o modelando en barro o cera la efigie de la persona a quien el hechicero o brujo desea perjudicar o destruir, y luego clavándole alfileres. Tal magia negra es obra de los espíritus malignos.
Luego hay la adivinación, común a través del mundo. Adivinación es el obtener conocimiento de lo desconocido o del futuro por medio de agüeros y poder sobrenatural, demoníaco. Hay centenares de métodos de adivinación, como el uso de varas para adivinar, examinar la longitud de una estaca de bambú partida, la dirección en que fluye la sangre de un animal muerto, los huesos de aves, las entrañas de animales, el vuelo de ciertos pájaros, contemplar la bola de cristal, el uso de barajas, examinar las líneas de la mano de una persona, que se llama quiromancia, entrar en un trance autoinducido y el medio común de usar sueños como agüeros. Toda esa adivinación y buscar agüeros no es cosa enseñada por la Biblia; la Biblia amonesta contra ello y lo expone como las enseñanzas engañosas y la obra de espíritus malignos para extraviar a los hombres.—1 Tim. 4:1.
ADIVINACIÓN POR ASTROLOGÍA
Uno de los medios más comunes de tratar de predecir el futuro es la adivinación por la astrología. La astrología es la adivinación por las estrellas y los planetas, una práctica que ha tenido tremenda influencia en la gente de Oriente. Los que practican la adivinación mediante la astrología creen que ciertos días y meses son propicios para el matrimonio, los negocios, la política y aun para el entierro. Por ejemplo, el cuerpo del último rey de Laos fue retenido por aproximadamente un año hasta que se alcanzó un tiempo favorable para el entierro. En 1952, en Birmania, el gobierno renunció por cinco minutos debido a una predicción astrológica. En 1959, el juramentar al primer gobierno electo de Nepal fue diferido por dos días porque algunos creían que el día señalado era astrológicamente impropicio. En 1962, los astrólogos indios predijeron grandes desastres o el fin del mundo entre el día tres y el día cinco de febrero. ¡Se calculó que la crisis astral hizo que la India perdiera, tan solo en dinero, unos 70.000.000 de dólares! En Sikkim, por consejo de los astrólogos, el matrimonio del hijo del maharajá con la postdebutante de Nueva York Esperanza Cooke fue diferido hasta 1963.
La Biblia aclara que Jehová Dios se opone a todos esos métodos de adivinación, sea por astrología u otros medios, y muestra que son inútiles y desastrosos para los que dependen de ellos. Esto se ilustra por lo que sucedió a los que dieron origen a la astrología, los antiguos babilonios. Sí, fue en la antigua Babilonia que comenzó la astrología, así como la práctica de la magia y la hechicería. Pero, ¿salvó la astrología a Babilonia? Casi doscientos años antes de que cayera Babilonia a los medos y a los persas, la Santa Biblia dio la respuesta, mostrando que los astrólogos serían inservibles, impotentes, para salvar a Babilonia: “Deténte, ahora, con tus encantos y con la abundancia de tus hechizos, en los cuales te has afanado desde tu juventud; para que tal vez puedas sacar provecho, para que tal vez hieras de pavor a la gente. Te has cansado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan en pie, ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que reparten conocimiento en los novilunios respecto a las cosas que te sobrevendrán. ¡Mira! Se han hecho semejantes a rastrojo. El fuego mismo ciertamente los quemará. No librarán su alma del poder de la llama.”—Isa. 47:12-14.
¡Cuán totalmente inservibles fueron los propios astrólogos de Babilonia cuando ésta fue amenazada por los medos y los persas! Unas cuantas horas antes de caer Babilonia a Ciro el Persa en 539 a. de la E.C., Jehová Dios hizo que apareciera una misteriosa escritura en la pared del palacio del rey. El rey llamó a todos sus sabios y astrólogos para que la interpretaran. Pero “no fueron lo bastante competentes para leer la escritura misma ni para dar a saber al rey la interpretación.” No fueron los adoradores de los cielos, sino un adorador del Creador de los cielos, quien interpretó que la escritura significaba: “Dios ha numerado los días de tu reino y lo ha acabado.” Babilonia cayó y sus astrólogos no salvaron al rey, al reino o siquiera a ellos mismos. Aquí vemos a la astrología hallada culpable de ignorancia e impotencia en el mismísimo lugar donde se originó y donde más se practicó. La astrología no solo les falla a los que confían en ella, sino que es una de las maneras en que los espíritus malignos extravían a la humanidad.—Dan. 5:1-31.
OPÓNGASE A LOS ESPÍRITUS MALIGNOS DE LA MANERA QUE INDICA LA BIBLIA
¿Cómo, entonces, puede uno protegerse de la influencia extraviadora de los espíritus malignos? Ante todo, líbrese de todas las prácticas condenadas por la Biblia como detestables a Dios—adivinación sea por astrología o cualquier otra manera, buscar agüeros como sueños, y consultar a pronosticadores de acontecimientos como los mediums espiritistas. No tenga nada que ver con los hechiceros ni con los que practican artes de magia y hechizos. Manténgase libre de todas estas formas de demonismo.
Aunque los espíritus malignos ciertamente ejercen poder extraviador sobre la mayor parte de la humanidad, los que adoran a Jehová Dios no se hallan entre los que están “yaciendo en el poder del inicuo.” La Biblia aconseja: “Opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.” (Sant. 4:7) Opóngase al Diablo poniéndose la armadura espiritual que Dios suministra para luchar contra los demonios: “Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo.” Esto requiere fe en Jehová Dios, conocimiento de él y de su propósito de destruir al Diablo y a los demonios y de hacer posible la vida eterna en una Tierra paradisíaca por medio de su reino celestial. Dios también provee “la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios,” la Santa Biblia, para ayudarle a usted a luchar con buen éxito contra las inicuas fuerzas espíritus.—Efe. 6:11-18.
Por eso, líbrese del poder extraviador de los demonios. Use la Biblia para ayudarse y ayudar a otros a librarse de las prácticas endemoniadas. No se encuentre entre los que están en esclavitud al temor de los espíritus malignos, tratando insensatamente de protegerse usando clavos, casas para espíritus, astrología, encantos, etc. Empero adquiera las armas espirituales que Dios provee para oponerse al Diablo y a los demonios. Entre en la gloriosa libertad de los que conocen la verdad de la Biblia por medio del Hijo de Dios, y esta ‘verdad lo libertará.’—Juan 8:32.