Instrucción perita en el arte de hacer discípulos
“Vayan pues y hagan discípulos.”—Mat. 28:19.
1. ¿Con qué propósito hizo Jehová una nación de Israel, y cómo no cumplió Israel con ese propósito?
JEHOVÁ ha tenido a sus testigos en esta tierra casi tanto tiempo como ha existido el hombre, siendo el primero de ellos Abel el hijo de Adán. No siempre hubo muchos. Casi siempre eran pocos, una línea delgada que se extendió a través de las páginas de la historia. Sin embargo, a veces Jehová optó por tener comparativamente muchos de ellos. Así, toda la nación de Israel se compuso de testigos de Jehová. (Isa. 44:8) Pero no cumplieron con esa llamada excelsa de representarlo entre las naciones de la tierra. Por eso después que Jehová les hubo mostrado su gran paciencia durante siglos finalmente los rechazó del todo como testigos suyos, aunque había sido precisamente con ese propósito que él había hecho una nación de Israel. El acto de rechazar o abandonar a esa nación sucedió cuando el pueblo de Israel hizo que se le diera muerte a Cristo Jesús, pero ya en ese tiempo se hallaba en vías de ser formada una nación nueva de testigos de Jehová.—Heb. 11:4 a 12:1; Éxo. 19:5, 6.
2. ¿Cuál es una diferencia entre la manera en que se hizo la nueva nación de testigos y la manera en que se hizo la nación de Israel?
2 En muchos respectos la nación nueva de testigos de Jehová había de ser diferente de la antigua. Entre otras cosas, aunque una persona podía nacer dentro de la nación de Israel y así llegar a ser automáticamente miembro del pueblo de Jehová por virtud de ser descendiente de Abrahán el amigo de Dios, nadie puede llegar a ser miembro de la nación nueva por nacimiento. Sólo siendo llamado por Dios, aceptando la llamada y dedicándose a ser su siervo puede uno llegar a ser miembro de esa nación nueva. Lo que cuenta es la condición de corazón y la fe del individuo. La manera de hacer miembros de esa nación es rehaciendo la mente de personas que han alcanzado la edad de entendimiento para que se aparten de un modo falso de adoración y emprendan el único modo de adoración que agrada a Dios.—Rom. 12:2; Efe. 4:22-24.
3. ¿Qué medio empleó Jesús al principio para hacer la nueva nación, y cuánto éxito tuvo?
3 Fue a Jesucristo, su Hijo amado, que Jehová encargó la obra de hacer nuevos testigos, y muy apropiadamente, porque él mismo fue el mayor testigo de Jehová que ha andado en esta tierra, y todos los testigos de Dios que vienen después de él tienen que ser discípulos y seguidores suyos. Su obra tuvo éxito extraordinario. Al principiar, los discursos públicos que él mismo pronunció fueron el medio que se usó, y en este campo él fue un perito absoluto. Tenía un mensaje poderoso al proclamar el Reino de Dios como la única esperanza del hombre, y aparentemente lo presentaba de una manera sumamente fascinadora. En una ocasión, cuando los fariseos enviaron a ciertos oficiales para aprehenderlo, regresaron con las manos vacías pero profundamente impresionados, e informaron: “Jamás ha hablado otro hombre como éste.” Las multitudes estuvieron tan encantadas por sus dichos y sus milagros que aun se quedaban con él durante días, y en consecuencia simplemente mediante discursos públicos Jesús pudo hacer tal impresión en la mente de la gente que algunos se dedicaron al servicio del Altísimo Dios, Jehová, y lo simbolizaron mediante bautismo en agua. De Juan el Bautista leemos: “Entonces Jerusalén y toda Judea y toda la región alrededor del Jordán salieron a él, y la gente fue bautizada por él en el río Jordán.” Pero de Jesús leemos: “Ahora, cuando el Señor se dio cuenta de que los fariseos habían oído que Jesús estaba haciendo y bautizando más discípulos que Juan . . . salió de Judea y partió otra vez para Galilea.”—Apo. 1:5; Mat. 3:5, 6; Juan 4:1-3.
NUEVOS MÉTODOS DE PREDICAR SE INTRODUJERON
4. ¿Qué método de predicación introdujo Jesús más tarde, y por qué?
4 A pesar de los excelentes resultados que obtuvo mediante discursos públicos, Jesús introdujo un nuevo método de hacer testigos para Jehová. Lo hizo porque él era responsable de este trabajo y estaba alerta en cuanto a las necesidades del futuro. Sabía que él no podría permanecer mucho tiempo con sus seguidores y hacer la predicación por ellos, y también sus milagros cesarían después de un tiempo. Sin embargo el gran trabajo de hacer nuevos testigos tenía que seguir adelante. Sabía que muchos de entre las muchedumbres que hoy le escuchaban le volverían la espalda mañana y ayudarían a formar las chusmas que clamarían por su vida y organizarían persecución maligna contra sus seguidores. Sin embargo, el trabajo no había de parar. Sabía que sus discípulos serían enviados a las naciones no judías en toda la tierra habitada para predicar donde el simplemente citar textos bíblicos no tendría mucho significado. La nueva nación de testigos de Jehová tenía que crecer y se compondría de personas de buena voluntad en cuya mente se grabara profundamente el mensaje potente del reino de Dios de modo que la rehiciera. Exactamente, ¿cómo podría hacerse esto? Patentemente los discursos públicos solos no serían el medio más efectivo. Por eso, para provecho de sus seguidores a quienes sería confiado este trabajo, Jesús introdujo ese rasgo del servicio ministerial cristiano conocido como la predicación de casa en casa, y ¡cuán fructífero mostró ser ese instrumento! Fue un método adaptado a las capacidades de la gente imperfecta. Todavía era predicar, pero era simplificado porque el auditorio se reducía a sólo unos cuantos oyentes y, a veces, a sólo una persona, Cierto, individualmente no tenía el mismo alcance que la educación en masa que Jesús podía dar, pero no obstante era asombrosamente productiva.
5. ¿Cuál fue la asignación de territorio para hacer testigos mediante la predicación?
5 En Mateo, capítulo 10, hallamos la instrucción detallada sobre el hacer testigos mediante el método de predicar de casa en casa que Jesús mismo dio cuando entrenó personalmente a los apóstoles. El tema que había de predicarse era el propio tema de Jesús: “Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado.’” (Mat. 10:7) El territorio en donde había de predicarse estuvo limitado primero a la nación de Israel, pero después de la ascensión de Jesús al cielo había de extenderse hasta incluir todo el mundo por las palabras famosas: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones.”—Mat. 28:19.
6. ¿Qué actitud espiritual deben poseer los que participan en el trabajo?
6 Luego, en Mateo 10:8-10, Jesús comenta sobre la actitud espiritual que deben tener los que participan en este trabajo. Los predicadores de las buenas nuevas tienen que tener inclinación a lo espiritual a fin de ser adecuados para el trabajo. El reino de Dios tiene que ponerse en el lugar de primera importancia, las necesidades materiales en el segundo lugar. “Recibieron gratis, den gratis. No consigan oro ni plata ni cobre para sus bolsas al cinto, ni alforja para el viaje, ni dos prendas de ropa interior, ni sandalias ni cayado; porque el trabajador merece su alimento.”
7. ¿Bajo qué circunstancias dice Jesús que queda con su Padre la obligación de proveer materialmente para sus siervos?
7 Observe usted la razón que se da: “El trabajador merece su alimento.” En realidad, con estas palabras Jesús obliga a su Padre celestial. Los predicadores de las buenas nuevas son empleados por Jehová Dios para trabajar en su viñedo. Él fija las condiciones. Una de las condiciones es estar inclinado a lo espiritual, que los trabajadores pongan toda su alma, corazón y mente en la predicación del Reino. Con un requisito como ése es evidente que la responsabilidad de cuidar de las necesidades materiales del trabajador descansa en el patrón. De modo que Jesús reconoce este principio, el cual Jehová ya había declarado en la ley de Moisés en Números 18:31 y Deuteronomio 25:4, y lo aplica a la obra cristiana de predicar.
8. ¿Cuándo no se siente obligado Jehová a cuidar de nuestras necesidades materiales en particular?
8 Por otra parte, si el trabajador no cumpliera con las condiciones, sino que diera el lugar de primera importancia a sus intereses materiales, entonces Jehová no se sentiría obligado a cuidar en particular de las necesidades materiales del trabajador. Cuida de las necesidades de todo el género humano de manera general. Hay millones de personas en el mundo que se cuidan ellas mismas, dando el lugar de primera importancia a sus intereses materiales, y logran satisfacer sus necesidades de la vida sin que Jehová provea especialmente para ellas. No es necesario. Han tomado tiempo y energía para hacerlo ellas mismas. Sin embargo, Jehová sí se siente obligado y promete cuidar proveyendo las cosas materiales necesarias a los que han estado atendiendo, y “buscando primero el reino y su justicia,” como Jesús lo hizo. Porque dan el lugar de primera importancia a los intereses del Reino, misioneros, precursores, siervos de circuito y de distrito, junto con más de mil personas en casas Betel, todos ministros ordenados de tiempo cabal de los testigos de Jehová, pueden confirmar agradecidamente ese hecho.—Mat. 6:33.
PRIMERO ‘BUSQUEN HASTA DESCUBRIR’
9. ¿Qué es lo que hace a una persona merecedora de recibir el mensaje de Dios?
9 Dando sus instrucciones directas ahora para trabajar en el campo, Jesús describió lo que debería hacer el publicador de buenas nuevas cuando llegara a su territorio: “En cualquier ciudad o aldea que entren, busquen hasta descubrir quién en ella es merecedor, y quédense allí hasta que salgan.” (Mat. 10:11) La primera cosa que había de llevarse a cabo para hacer nuevos testigos era ‘buscar hasta descubrir quién en ella era merecedor.’ ¿Merecedor de qué? ¡Merecedor del gran privilegio y provecho de que estos siervos del Altísimo se quedasen en su casa y de escucharlos cuando explicaran el mensaje divino de salvación del cual eran portadores! La bondadosa aceptación del mensaje de salvación traído por los apóstoles y la verdadera hospitalidad que se les mostraba debido a que eran siervos de Dios hacía a la persona merecedora de tal privilegio a vista de Dios y de Cristo. De éstos, Jesús dijo: “El que recibe a ustedes me recibe también a mí, y el que me recibe a mí recibe también al que me envió. El que recibe a un profeta porque es profeta recibirá el galardón de un profeta, y el que recibe a un hombre justo porque es hombre justo recibirá el galardón de un hombre justo. Y cualquiera que dé a uno de estos pequeños sólo una taza de agua fría de beber porque es un discípulo, yo les digo verdaderamente, él de ninguna manera perderá su galardón.”—Mat. 10:40-42; 25:34-40.
10. ¿Cómo busca uno hasta descubrir a las personas merecedoras?
10 Busquen hasta descubrir quién es merecedor’ mandó Jesús. ¿Cómo busca uno hasta descubrir las personas que merecen que se les predique acerca del reino de Dios, Sus buenas nuevas? No se puede saber mirándolas. El que merezcan o no merezcan depende de lo que piensen las personas. Por eso a menos que se pueda determinar lo que piensan, jamás se averiguará si son merecedoras o no. ¿Qué se hace para hacer que una persona revele lo que piensa? Eso no es tan difícil como posiblemente piense usted al principio. En realidad, usted lo hace todos los días. Si usted quiere saber lo que una persona piensa en cuanto al tiempo, en cuanto a los nuevos modelos de automóviles o en cuanto a la política mundial, todo lo que tiene que hacer es comenzar a hablarle a esa persona acerca del tema que usted escoja y hallará normalmente que abre la boca y le dice lo que piensa sobre ese tema en particular. Asimismo, si usted quiere saber si cierta persona es una de las personas merecedoras que Jesús dijo a sus seguidores que buscaran hasta descubrir, usted tiene que comenzar a hablarle acerca de Dios, Cristo Jesús y su reino y usted sabrá lo que piensa y si merece que se le predique o no. La única manera en que se puede saber quiénes son las personas merecedoras es hablándole a la gente.
11. ¿Por qué no podían los apóstoles considerar que la religión era un asunto privado que no debía discutirse con otros, y cuál es la reacción típica que se encuentra cuando se testifica?
11 En consonancia con este consejo que Jesús dio sobre hacer testigos, los apóstoles y los demás cristianos primitivos no opinaban que la religión de uno es asunto privado y que no debía discutirse con otros. Siguiendo en las pisadas de su Maestro, hablaban a otros acerca de sus creencias; y en consecuencia cuando los apóstoles llegaban a una ciudad donde las buenas nuevas no se habían predicado antes, iban al mercado y a las puertas de la ciudad donde la gente se congregaba para oir noticias de todos modos. Entre las personas que se hallaban en tales lugares los apóstoles comenzaban a buscar hasta descubrir a las personas que merecían que se les predicara acerca de las buenas nuevas. No era difícil iniciar una conversación y luego introducir el tema del Reino, después de lo cual podían hallarse rápidamente los merecedores. Un ejemplo típico de tal caso se nos relata en el capítulo 17 de los Hechos. Pablo había estado predicando en el mercado de Atenas y luego fue llevado al Cerro de Marte, un lugar donde podía explicar sus enseñanzas a los filósofos reunidos. Cuando terminó de dar un testimonio acerca de la supremacía de Jehová Dios, acerca de Cristo Jesús, el día del juicio y la resurrección, hubo una reacción típica: “Cuando ellos oyeron acerca de una resurrección de los muertos, algunos empezaron a mofarse, mientras que otros dijeron: ‘Le oiremos acerca de esto aun otra vez.’ Así que Pablo se salió de en medio de ellos, pero algunos hombres se unieron a él y vinieron a ser creyentes.” Estos últimos mencionados eran los merecedores, e invitaban a los apóstoles a quedarse en su casa así como Aquila y Priscila invitaron a Pablo a quedarse con ellos mientras estuvo en Corinto, y como lo hizo Lidia, de quien Lucas informa: “Bueno, cuando ella y su familia fueron bautizadas, ella dijo con súplica: ‘Si ustedes me han juzgado fiel a Jehová, entren en mi casa y quédense.’ Y sencillamente nos obligó a aceptar.”—Hech. 17:32-34; 18:1-3; 16:15.
12. ¿Por qué era apropiado que en el trabajo de puerta en puerta en aquellos días los discípulos de Cristo usaran el saludo de desear paz, y cómo podían dejar ‘que la paz viniera sobre una casa’?
12 Los lugares públicos no eran los únicos lugares donde se hacía la predicación, sino que también se buscaba hasta descubrir a los merecedores predicando de casa en casa, como lo muestran las siguientes palabras de Jesús: “Cuando estén entrando en la casa, saluden a la familia; y si la casa lo merece, que la paz que ustedes le deseen venga sobre ella; pero si no lo merece, que la paz de ustedes vuelva sobre ustedes.” (Mat. 10:12, 13) Lucas 10:5 registra las palabras exactas del saludo que Jesús quiso que usaran: “Tenga esta casa paz.” Este era un saludo común en aquel día. Se refería a la paz y prosperidad que provienen de Dios; denotaba un deseo de bienestar; y cuando consideramos las buenas nuevas que los apóstoles habían venido a traer acerca de la paz con Dios por medio de Cristo Jesús, era un saludo sumamente apropiado. Ahora, al enterarse del propósito de la visita, le tocaba a la familia de la casa mostrar si merecía la realización de los buenos deseos o no. Si la casa demostrara ser merecedora, el apóstol obedecería la instrucción de Jesús y dejaría ‘que la paz que le había deseado’ al entrar en la casa ‘viniera sobre ella’ explicando las buenas nuevas en detalle. Sin embargo, el buscar hasta descubrir a las personas merecedoras de este modo sólo era el primero de tres pasos generales que hay que dar para hacer un testigo de Jehová. Era como el buscar cuidadosamente hasta descubrir la materia prima con qué trabajar.
OTROS PASOS
13. ¿Por qué también se le ha llamado al trabajo de hacer testigos un trabajo de reconciliación?
13 El trabajo de los discípulos de Cristo también se ha llamado un trabajo de reconciliación. Desde la rebelión de Adán y Eva contra Dios ha habido enemistad entre Dios y este mundo, pero las buenas nuevas que los seguidores de Cristo traían fueron nuevas de paz con Dios por medio del Mediador Cristo Jesús. Por haber aceptado a Jesús como el Mediador entre Dios y el hombre y haberse dedicado a Dios por medio de él, estos primeros cristianos de entre toda la gente se habían reconciliado con Dios y se hallaban en paz con él, y mediante su saludo deseaban que la misma paz viniera a todas las personas merecedoras. Pablo lo expresó de este modo: “Somos por lo tanto embajadores substituyendo por Cristo, como si Dios estuviera haciendo súplica mediante nosotros. Como substitutos por Cristo rogamos: ‘Reconcíliense con Dios.’” Con ese propósito en mientes entraban en los hogares de la gente. Para los merecedores esto significaría el principio de una educación que resultaría en la dedicación y paz completa con Dios.—2 Cor. 5:20.
14. (a) ¿Qué se requiere para que una persona merecedora se reconcilie con Dios? (b) ¿Cuál es el segundo paso en el trabajo de hacer testigos, y cómo puede darse?
14 La reconciliación con Dios y la paz con él significan dedicarse a hacer su voluntad por medio de Cristo Jesús y eso, a su vez, es algo que resulta de conocimiento exacto en cuanto a los propósitos de Dios. No puede obtenerse conocimiento exacto en el transcurso de una sola visita; se necesita tiempo. Para que las personas merecedoras llegaran a ser testigos de Jehová y gozaran de la paz con Dios, se les tenía que explicar la verdad de Cristo y su reino tan cabalmente que hiciera una impresión honda y duradera en su mente y aun venciera sus viejas ideas religiosas, fuesen éstas netamente paganas o viniesen de la religión judía corrompida. La meta era que a tales personas se les ayudara para que entendieran los propósitos de Dios tan bien que quisieran dedicar su vida a servirle. Un trabajo educativo de tal clase requiere tiempo, y por eso Jesús dio a los publicadores la instrucción de ‘quedarse’ con los merecedores, siendo éste el segundo paso requerido para hacer testigos. (Mat. 10:11) Si a un publicador se le invitara a quedarse y vivir en la casa de las personas merecedoras, entonces, por supuesto, se quedaría con ellas y emplearía mucho tiempo enseñándoles. Pero también podía quedarse con personas en cuyos hogares no viviera realmente por medio de volver a visitarlas repetidas veces y así emplear mucho tiempo con ellas predicándoles.
15. ¿Qué otro paso falta para hacer un testigo, y quién realmente está haciendo a los nuevos testigos?
15 Todavía faltaba otro paso en este trabajo de hacer testigos. No bastaba con que el maestro se quedara algún tiempo con las personas merecedoras, volviendo a visitarlas. Para que el ministro obedeciera el mandamiento de traer paz a la gente merecedora era inevitable el tener un estudio bíblico regular en las casas de tales personas. No podía evitarse esto por motivo de que el publicador de las buenas nuevas no era el que en realidad hacía un discípulo de Cristo o un nuevo testigo de Jehová. Aun cuando leemos que Jesús y el apóstol Pablo “hicieron” discípulos, ellos eran los últimos en aceptar el honor por ello. Jesús dijo: “Hablo las cosas que he visto con mi Padre.” Pablo reconoció a Dios como el verdadero Hacedor de la nación nueva refiriéndose a la obra de un jardinero, diciendo: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer. . . . Porque nosotros somos los colaboradores de Dios. Ustedes son el campo de Dios que está bajo cultivación.” Eso significa que el publicador sólo estaba siendo usado para plantar la Palabra de verdad de Dios en los corazones de las personas merecedoras. En consecuencia, aunque los siervos de Dios recibieron el mandamiento: “Vayan pues y hagan discípulos,” no habían de hablar simplemente su propia palabra cuando se quedaran con la gente de buena voluntad, sino que se esperaba que dejaran que Jehová hablara por medio de su Palabra escrita, la Biblia, así como Jesús citaba la Biblia todo el tiempo. Sólo dejando que Dios mismo les hablara por medio de su Palabra podían las personas merecedoras obtener esa impresión duradera en su mente; sólo de esa manera sería posible plantar su Palabra profundamente en los corazones de ellas para que diera fruto. Por lo tanto un estudio bíblico con los merecedores era el tercer paso en la cadena de producción que Jesús enseñó para hacer testigos de Jehová. Sólo mediante esta última operación, el estudio bíblico, podía la gente merecedora recibir la paz de que disfrutaban los cristianos verdaderos.—Juan 4:1; Hech. 14:21; Juan 8:38; 1 Cor. 3:6-9; Mat. 28:19.
16. Resumiendo, ¿qué se necesita para hacer un testigo de la manera que Jesús enseñó a hacerlo?
16 Estas, entonces, fueron las instrucciones que Jesús dio a sus seguidores para hacer testigos mediante el método de predicar de puerta en puerta. Tres pasos definitivos se disciernen: Hay que descubrir quiénes son merecedores por medio de hablarles primero; hay que emplear tiempo con ellos predicando; y hay que ayudarlos a obtener la paz que proviene del ser reconciliados con Dios por medio de la dedicación, la cual, a la vez, no puede tener lugar sin un estudio diligente de la Palabra de Dios. Los tres pasos son semejantes a operaciones en una cadena de producción. Si alguna de las operaciones no recibe la debida atención, el producto sufrirá, pero si se usa el material correcto y se siguen las instrucciones fundamentales, puede esperarse un producto perfecto.
17. ¿No hay un modo más fácil y más rápido de efectuar el trabajo de hacer testigos? ¿Cuán eficiente se demostró que era este método en los días de los cristianos primitivos?
17 El hacer testigos según este método tal vez parezca ser un proceso largo y fatigador, y es cierto que se requiere tiempo y trabajo diligente para producir un solo testigo nuevo según este método hoy día; pero es el mejor y más rápido método que hay. Jesús mismo lo usó al entrenar a sus seguidores y él fue un perito en este campo. No puede haber métodos abreviados. Jesús fue un trabajador práctico; usó sabiduría práctica. Si hubiese habido un modo más fácil y más rápido para que sus seguidores hicieran su obra, de seguro se lo habría dicho. El hecho de que no les dijo de uno muestra que no lo hay. Por medio de seguir este consejo sus discípulos hicieron innumerables millares de testigos de una calidad tan fina que aun hoy el calificativo “cristianos primitivos” se asocia con lealtad absoluta a los más elevados principios ante la persecución más severa. ‘Llenaron a Jerusalén con su enseñanza’ y ‘trastornaron la tierra habitada’; influyeron en el derrotero del género humano hasta este día. ¡Un resultado asombroso en verdad de una campaña docente, y un buen reflejo de la eficacia de los métodos usados! ¿Cuán eficiente es ese mismo método en el siglo veinte, la era de la producción en masa? —Hech. 5:28; 17:6.